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Revista da Abordagem Gestáltica
Print version ISSN 1809-6867
Rev. abordagem gestalt. vol.20 no.1 Goiânia June 2014
ARTIGOS - RELATOS DE PESQUISA
La familia cambia: duelo en hijas adultas por la muerte de sus madres
Changing family: adult daughters bereavement in the death of is mother
Mudança na família: luto em filhas adultas pela morte de sua mãe
Enrique Rivera Medina
Tiene Maestría en Desarrollo Humano en la Universidad Iberoamericana (Campus Santa Fe, México) y es terapeuta gestalt por parte del Instituto Humanista de Psicoterapia Gestalt (México). Es socio fundador de "Si Vis Videre A.C.", consultoría en desarrollo humano. Conferencista y facilitador de grupo en instituciones públicas y privadas sobre el desarrollo humano en las esferas laboral, comunitaria, familiar e individual. Vive en México, D.F. E-mail:enrique@riveramedina.com
RESUMEN
El objetivo de la investigación fue conocer el proceso de duelo que las hijas adultas experimentan por la muerte de sus madres y los cambios en sus familias. Este tipo de duelo ha sido poco investigado, a pesar de que demográficamente es cada vez más frecuente. La investigación se realizó en la Ciudad de México, es de tipo Cualitativo y su análisis fue basado en la metodología de la Teoría Fundamentada (Grounded Theory). Los principales hallazgos son: la muerte de la madre en la edad adulta de la hija puede ser en extremo significativa; genera cambios en la dinámica de la familia nuclear y propia; la revisión del papel de las parejas de las hijas en el duelo y puede acontecer que la hija le "da permiso" a su madre para que muera.
Palabras clave: Duelo; Mujeres; Relación madre-hijos; Muerte materna; Apego.
ABSTRACT
The aim of this qualitative research was to understand the grieving process that adult daughters experienced the death of their mothers and the changes in their families. This type of mourning has been little investigated, although it is common demographically. The main findings are: the death of the mother of an adult daughter may be extremely significant, generates changes in the dynamics of the nuclear family and self, the review of the role of the partners of the daughters in mourning and it may happen that the daughter was "given permission" to his mother to die.
Keywords: Grief; Women; Mother-child relationships; Maternal death; Object attachment.
RESUMO
O objetivo desta pesquisa qualitativa foi compreender o processo de luto que as filhas adultas experimentam com a morte de suas mães e as mudanças em suas famílias. Este tipo de luto tem sido pouco investigado, embora seja comum demograficamente. Os principais resultados são que: a morte da mãe de uma filha adulta pode ser extremamente significativa; gera mudanças na dinâmica da família nuclear e na própria; a reavaliação do papel dos companheiros das filhas enlutadas; e pode ocorrer que as filhas deem "permissão" para que suas mães morram.
Palavras-chave: Luto; Mulheres; Relação mãe-filho; Morte materna; Apego.
...attachment behaviour is held to characterize
human beings from the cradle to the grave.
The Making and Breaking of
Affectional Bonds, John Bowlby
Introducción
La muerte de la madre durante la edad madura de las hijas es cada vez más frecuente. La esperanza de vida de las mujeres es mayor a la de los hombres, lo que hace todavía mayor la probabilidad de la muerte de las madres en la edad adulta de sus hijas (Partida, 2001). El descenso de la mortalidad no se ha dado con la misma intensidad según el sexo, la edad y la época. El incremento de la esperanza de vida se origina cada vez más en el descenso de la mortalidad de adultos y adultos mayores.
México actualmente está en las fases avanzadas del proceso de transición demográfica, donde esta transición se refiere al paso de una sociedad caracterizada por índices de fecundidad y mortalidad elevados y sin control hacia un estado de niveles bajos y controlados. De acuerdo a los "Indicadores demográficos básicos nacional 1990-2010" del Consejo Nacional de Población (2012a), el porcentaje de población con 60 o más años ha pasado de 6.4% en 1990 a 8.9% en 2010, una variación de 40% en 20 años.
Las proyecciones que maneja el Consejo Nacional de Población (2012b) en el documento "Proyecciones de la población nacional 2010-2050" nos indican que en el año de 2013 se estima que la población nacional es de 117.409.830 personas, de las cuales 11.078.574 son adultos de 60 o más años; un 9.4% de la población. Para el año de 2050, las proyecciones indican que ese segmento será de 30.343.092 personas, de un total nacional de 137.438.455 pobladores; o sea un 22.1%. En términos absolutos, la diferencia de población total entre 2013 y 2050 será de 20.028.625 personas y para adultos de más de 60 años 19.266.518 individuos: el crecimiento poblacional absoluto se dará en ese segmento.
La disminución de la tasa bruta de natalidad ha sido muy grande. Por ejemplo, en 1980 era de 34.7 nacimien-tos por cada 1,000 habitantes; en tanto que, en 2007, es de 18.6 (INEGI, 2008). El número de hijos por mujer se redujo de 5.87 en 1970 a 2.1 en 2007 (Partida y Tuirán, 2001; INEGI, 2008). Esto último nos habla de familias más pequeñas.
Este rápido descenso en los indicadores de fecundidad y mortalidad ha traído como consecuencia una transformación de la pirámide poblacional, que se manifiesta en un proceso de envejecimiento de los diferentes estratos de la población. Por otra parte, el incremento poblacional se ha concentrado en las personas en edad de trabajar, que concentran más de dos terceras partes de la población. Además, este fenómeno de envejecimiento poblacional demanda de las familias importantes transformaciones, ya que muchos de los problemas que acompañan el envejecimiento serán trasladados al ámbito de la familia (Partida y Tuirán, 2001; INEGI, 2008). Por otro lado, el tamaño promedio de las familias es menor, lo que crea situaciones de más presión en las hijas adultas, que suelen ser las posibles cuidadoras primarias de las madres adultas mayores.
El envejecimiento de la pirámide poblacional en nuestra sociedad provoca que el fenómeno de perder algún padre en la edad adulta de los hijos sea cada vez más común, a diferencia de décadas anteriores, en las cuales la pérdida de alguno de los padres durante la niñez o la adolescencia era un hecho relativamente frecuente. Por ejemplo, citando cifras demográficas de Estados Unidos, en 1900, 25% de los adolescentes de 15 años tenía la experiencia de haber perdido a uno de sus padres; en el año de 1976, esta cifra había descendido a 5%. Se ha estimado que, en 1920, cerca de 45% de las mujeres de 50 años tenían a su madre viva, mientras que en 1970 se calculaba que 75% de ellas se encontraba en esa situación. Para 1976, cerca de 86% de las parejas tenían al menos uno de sus padres vivo (Rubinstein, 1995). Estas cifras nos indican una variable demográfica que también se ha elevado, la "Edad de Orfandad"; pasando a darse la orfandad en una situación más avanzada cronológicamente en el desarrollo psicosocial de los hijos e hijas.
1. Relevancia académica y social de la investigación
Al revisar la literatura sobre el proceso de duelo por la pérdida de los padres, me quedó claro que la mayor parte de la investigación sobre el tema se realiza en los procesos de duelo por las muertes que suceden en relaciones de más estrecha interdependencia, como las de las parejas y las de padres con hijos pequeños. Con la mejora de la atención en las áreas de la salud y desarrollo social, la muerte de los hijos en edades tempranas se ha convertido en un fenómeno menos frecuente que lo sucedido en épocas anteriores. Muchas investigaciones se enfocan en los procesos de duelo de los padres que se encuentran en estos casos, o de la muerte con violencia o adicciones de los hijos adolescentes o jóvenes y su impacto en la familia. Las muertes de los hijos son consideradas las más antinaturales y dolorosas, la peor forma de la muerte, como señala Rubinstein (1995).
Otro campo de investigación se centra en el rol cambiante de las madres al perder a un hijo, incluyendo experiencias de marginalización (Farnsworth y Allen, 1996) o la pérdida de hijos en el nacimiento (McLenahan, 1962; Zahourek y Jensen, 1973) y las diferencias en el duelo perinatal de acuerdo al género de los padres (Stinson, Lasker, Lohmann & Toedter, 1992).
Dentro de mi revisión bibliográfica encontré que existe un relativo vacío teórico en cuanto al proceso de duelo de adultos que pierden a sus padres. Por otra parte, al tenerse la noción social de que es "natural" que los ancianos mueran, se le ha dado poca relevancia a investigar el fenómeno del duelo de sus familiares. Algunas investigaciones indican incluso que una de las características de este tipo de muertes es que no generan en algunos tipos de personas ningún sentimiento de pérdida, apuntando que en la edad adulta los hijos han redirigido sus vínculos cercanos a otros, usualmente sus parejas e hijos; Petersen y Rafuls (1998), citan un estudio que establece que los adultos no muestran esencialmente cambios en sus actitudes, culpa, ni enojo ante este proceso de duelo por los padres. Por otro lado, otras investigaciones arrojan que este tipo de duelos puede resultar en niveles de pena semejantes a las causadas por otro tipo de pérdidas (Archer, 1999).
Con respecto al contexto en el que ocurre la muerte de las madres en edades avanzadas, éste ha cambiado y ha pasado del ámbito del hogar al ámbito de las instituciones, se ha "medicalizado" y es cada vez más frecuente que la muerte ocurra en los hospitales, dentro de un ambiento artificial y deshumanizado, en un contexto, por lo tanto, ajeno a la vida del que muere y a su familia (Frenk, 2003).
Por otro lado, en la sociedad mexicana, muchas veces la madre es el factor de unión entre los hermanos y hermanas adultos, por lo que su pérdida constituye un verdadero re-definidor de la estructura familiar. El duelo por los padres en sus hijos adultos puede tener implicaciones en sus propias percepciones de su envejecimiento y mortalidad, son un "memento mori" que puede dar la vida y generar cambios en la autoconfianza, relevo generacional y sentido de trascendencia, además de influir en la dinámica de la pareja si ésta existe (Petersen y Rafuls, 1998; Archer, 1999).
Actualmente, la mayoría de nosotros está consciente de la ansiedad y el estrés que puede ser causado por la pérdida de un ser amado y la profundidad y largo proceso de duelo que puede seguir, además de los riesgos a la salud mental que pueden darse en estos eventos. Bowlby, el teórico del apego, enfatizó que aunque las pérdidas en la infancia son posiblemente peligrosas para el desarrollo de la persona, las pérdidas de los seres amados en etapas posteriores de la vida son potencialmente patológicas también (Bowlby, 1979/2005).
Debido a lo anteriormente mencionado, me planteé la necesidad de realizar una investigación acerca de este tema en un escenario mexicano.
2. objetivo
El propósito de la investigación fue conocer el proceso de duelo que las hijas adultas experimentan por la muerte de sus madres.
3. Definición del objeto de estudio
La experiencia del proceso de duelo de las hijas adultas por la muerte de sus madres, la planteé para su investigación como un sistema de relaciones entre diversos aspectos en la vida de la hija y su madre, los cuales tienen como centro el vínculo de apego:
El vínculo hija-madre
Las relaciones familiares de la hija
La historia de vida de la hija
El proceso de muerte de la madre
El evento de la muerte en sí de la madre
a) El vínculo hija-madre
Consideré que el centro de gravedad del proceso de duelo está constituido por el estilo de apego que la hija y su madre hayan tenido.
b) Las relaciones familiares de la hija
La situación familiar de la hija. Esta implica cómo fue y es la dinámica en la familia de origen y en la nueva familia que la hija pueda haber conformado. Asimismo, cómo se ven transformadas las relaciones familiares durante y tras la muerte de la madre.
c) La historia de vida de la hija
Este aspecto constituye la pista de recreación de lo vivido por la propia participante, en su dimensión narrativa, remitiendo a la misma naturaleza del yo puesto en escena (Chanfrault-Duchet, 1995). En la construcción del objeto de estudio considero que la experiencia del duelo tiene sus raíces en el mismo origen de la relación familiar hasta el presente vivido por la hija y no solamente tiene que ver con la historia vivida a partir de la muerte de la madre.
d) El proceso de muerte de la madre
Partí del relato del proceso de muerte de la madre hecho por la hija. El tipo de agonía, los cuidados que fueron requeridos, la presión familiar y los conflictos que pudieron darse, los gastos económicos, quién la cuidó, quién la acompañó, qué relaciones se afectaron, qué relaciones se fortalecieron.
e) El evento de la muerte en sí de la madre
Consideré este aspecto porque de acuerdo a investigaciones recientes, la construcción del sentido de nuestras vivencias en el tiempo está basada primordialmente en el tipo de sensación final que se tuvo (Gilbert, 2006).
4. Limitaciones del estudio
Las relaciones que existen entre hijos e hijas adultos y sus padres y madres pueden tener características diferentes a las de la simple dependencia y esto podría ocasionar que su duelo tenga una estructura diferente de los duelos investigados en otro tipo de relaciones. Se han identificado como variables de diferenciación en el proceso de duelo el género del que muere, el género de su descendiente, las edades, la historia de interacciones sociales y familiares que hayan tenido y las dependencias que existían entre ellos (Umberson y Meichu, 1994). La muestra de la población fue de ocho mujeres que viven en la ciudad de México y Estado de México.
5. Marco teórico
El marco teórico utilizado tiene la función de conectar la visión del apego o vínculo de la hija y su madre y el proceso de duelo; pasando por la descripción de modelos de desarrollo humano y de tanatología. Se basa en:
Teoría del apego
Bowlby descubrió un sistema delicado, construido tanto en las madres como en los hijos. Ese sistema se llama la Teoría del Apego y es un estudio del cómo los sistemas biológicos se regulan a sí mismos para lograr objetivos prefijados, mientras el ambiente a su alrededor y en interior cambia. Las necesidades básicas que en este caso guían el comportamiento de un niño son la seguridad y la exploración. Un niño qué está seguro sobrevive; un niño que explora su entorno, conoce y desarrolla las habilidades para su vida adulta. Los padres son las figuras de apego básicas, pero Bowlby y por su lado René Spitz, se concentraron en el apego madre-hijo, que es el que suele comenzar antes y más rápidamente (Haidt, 2006; Spitz, 1966/2009).
Bowlby argumentó que la primera relación de un niño con su madre conforma su vida emocional y mental durante toda su vida. Bowlby creía que la pulsión primaria del niño es buscar relaciones con otros. Y fue mucho más allá porque fundó las relaciones de objeto en la biología de la evolución (Rifkin, 2010).
Bowlby enuncia su paradigma con los siguientes puntos (1980/1993, pp. 59-62):
La conducta de apego es cualquier forma de comportamiento que hace que una persona alcance o conserve proximidad con respecto a otro individuo diferenciado y preferido.
La conducta de apego es distinta de la de alimentación y sexual y por lo menos de igual importancia en la vida humana.
Esta conducta en su desarrollo sano permite el establecimiento de vínculos afectivos, al principio entre el niño y sus progenitores y, más tarde, entre adultos.
La conducta de apego se modifica de acuerdo a las metas, por medio de la realimentación. La meta de la conducta de apego es mantener ciertos grados de proximidad o de comunicación con las figuras de apego distinguidas.
Mientras que un vínculo de apego perdura, las diversas formas de conductas que contribuyen a él están activas sólo cuando resulta necesario. Así, los sistemas de que depende la conducta de apego se activan sólo en ciertas condiciones, por ejemplo, una situación desconocida, fatiga y la imposibilidad de contar con la figura de apego o su respuesta, y se desactivan sólo por obra de otras condiciones, por ejemplo, un medio conocido y la posibilidad de contar con la figura de apego y con su respuesta.
Las manifestaciones más intensas surgen mientras las relaciones de apego se forman, se mantienen, se desorganizan y se renuevan.
La conducta de apego contribuye a la supervivencia del individuo al mantenerlo en contacto con quienes le brindan cuidado.
Brindar cuidados es una conducta complementaria y cumple la función de proteger al individuo apegado.
La conducta de apego permanece potencialmente activa durante toda la vida.
Se considera que la psicopatología se debe a que el desarrollo de la persona ha seguido un camino atípico, y no a que haya quedado fijado, sin desarrollo e inmóvil, o bien que ha hecho una regresión a alguna etapa temprana del desarrollo.
Los patrones perturbados de la conducta de apego pueden existir a cualquier edad debido a que el desarrollo ha seguido un curso desviado.
El patrón de los vínculos afectivos de un individuo durante su vida depende de la forma en que su conducta de apego se organiza en su personalidad.
Los apegos se clasifican como sigue (Berk, 2006):
De seguridad
Evasivo
De oposición
Desorganizado/Desorientado
6. Modelo de duelo de Bowlby
El modelo utilizado es el de Bowlby (1980/1993, pp. 103-113):
Fase de embotamiento de la sensibilidad. En esta etapa se significa plenamente la muerte del ser amado como una crisis personal, en la que una de las características principales es la ceguera emocional para todo aquello que no sea la crisis.
Fase de anhelo y búsqueda de la figura perdida: cólera. Se empieza a percibir, la realidad de la pérdida, lo cual produce una sensación de intenso anhelo, espasmos de congoja y accesos de llanto. Otra característica común es la cólera.
Fase de desorganización y desesperanza. El anhelo, el análisis incansable de cómo y por qué se produjo la pérdida y el encono contra todo aquel que pueda haber sido - real o imaginariamente- responsable de la pérdida, sin excluir siquiera al propio muerto.
Fase de mayor o menor grado de reorganización. El individuo comienza a examinar la nueva situación en que se encuentra y a considerar las posibles maneras de enfrentarla, lo cual implica integrar la experiencia en una nueva imagen, definición de sí mismo y de su situación.
Este tipo de modelo de duelo se ha convertido tan popular que han tergiversado el patrón popular de lo que sentimos realmente cuando elaboramos nuestro duelo y tienen el gran inconveniente de crear, entre los que acaban de sufrir una pérdida, falsas expectativas de que el duelo es un proceso ordenado (Levy, 1999).
7. Modelo de desarrollo psicosocial de Erikson
El enfoque de Erikson (1982/2000) sobre el desarrollo del ego, la parte del sí mismo que interactúa en el mundo real y con éste, merced a procesos cognitivos como la percepción, el razonamiento y el recuerdo. El ego evoluciona a través de diversas etapas dispuestas en forma jerárquica y universal, cada una de las cuales se caracteriza por una crisis psicosocial o momento decisivo. Cada fase sucesiva es desencadenada por desarrollos psicológicos internos, lo mismo que expectativas de rol y sociales externas.
La población considerada en esta investigación fue la de hijas mujeres adultas que se encuentran en la etapa que Erikson (2000) llama de acuerdo a la crisis psicosocial desencadena de "Generatividad en comparación con estancamiento" (de 40 a 65 años).
8. La tendencia actualizante de Rogers
Rogers considera que "la tendencia actualizante en el organismo humano es la motivación básica". Por dicha tendencia, el organismo se controla a sí mismo. En su estado normal, el organismo "se mueve hacia su propio mejoramiento y hacia una independencia del control externo" (Rogers, 1961/1997, p.166). También apunta que "el sustrato de toda motivación humana es la tendencia organísmica hacia la realización y crecimiento" (p.168). Uno de los aspectos que me interesó conocer fue cómo el concepto de la Tendencia Actualizante se había manifestado, o no, en el proceso del duelo de las hijas por la pérdida de uno de los vínculos de apego más cercanos.
9. La psicología positiva
Peterson y Seligman (2004, p.4) apuntan que la Psicología Positiva está enfocada tanto en las fortalezas como en las debilidades y está interesada en construir las mejoras cosas en la vida, así como tratar las peores y se interesa en la plenitud de las vidas de la gente y la curación de las heridas psicológicas en los que las sufren. La Psicología Positiva también se interesa en la necesidad de promover el desarrollo del potencial humano basado en un modelo de las fortalezas y virtudes universales humanas (Petersen y Seligman, 2004).
Al elegir el marco teórico para realizar mi investigación sobre el duelo en las hijas adultas por la muerte de sus madres, tomé la decisión de que, si bien los elementos del marco teórico pertenecen a vertientes teóricas diferentes (psicoanálisis, humanismo y psicología positiva), todos ellos tienen en común una visión del ser humano como ser relacional; inmerso y a la vez partícipe activo en su desarrollo; como, por ejemplo, el considerar como elemento básico, más allá de los impulsos de la sexualidad, la creación de sistemas de apego-protección (la teoría de Bowlby); ver las crisis psico-sociales que promueven fuerzas o patologías básicas, como la esperanza y el retraimiento en la relación (modelo de Erikson); la tendencia natural a moverse hacia el desarrollo de las potencialidades individuales de cada persona (Rogers) y la consideración de las patologías, pero también de las fortalezas y virtudes del ser humano (Seligman y Petersen).
10. Diseño de la investigación
La investigación es de tipo cualitativa y fenomenológica. Esta metodología retiene la esencia de la persona en la experiencia y hace uso no solamente de cuestionarios codificados sino de testimonios directos de primera persona, de descripciones, narrativas, diálogos, historias, para aproximarse a la percepción experimentada del fenómeno. La investigación de campo se realizó por medio de entrevistas a profundidad.
11. Participantes
Participaron ocho mujeres que perdieron a su mamá siendo adultas. El rango de edades de las mujeres al perder a sus madres fue de 34 a 54 años; estando una en los treintas, cinco en los cuarentas y dos en los cincuentas. En el momento de las entrevistas, las edades de las mujeres entrevistadas eran de 37 a 70 años. El número de años transcurrido entre la muerte de la mamá y el momento de la entrevista varía de 3 a 16 años; estando dos de ellas en cinco o menos años transcurridos, cuatro en 6 a 9 años y dos en 11 a 16 años transcurridos.
Una de ellas tiene estudios de secundaria, dos de preparatoria, una de licenciatura y cuatro de maestría. Una trabaja en forma independiente, tres trabajan en empresas, dos en escuelas, una es monja católica y una trabaja en el hogar. De ellas, cinco eran huérfanas de padre al momento de morir su mamá. Al momento de la entrevista, siete eran huérfanas de padre y madre. Cinco de las entrevistadas fueron las cuidadoras primarias de la mamá en su enfermedad.
Al momento de la muerte de la mamá, cuatro de ellas tenían una relación de pareja, dos eran divorciadas y dos solteras. Al momento de la entrevista, tres tenían una relación de pareja, tres divorciadas y dos solteras. Ninguna de ellas es hija única, teniendo desde un hermano hasta 12. Tres de ellas son primogénitas y una, la menor de la familia. Dos de las entrevistadas son hermanas. Cinco de las entrevistadas son mamás, teniendo dos de ellas un hijo, una dos hijos, una tres hijos y una cinco hijos.
Para la investigación se obtuvo el consentimiento libre y esclarecido de las participantes por escrito y firmado por ellas. Para guardar su confidencialidad, se usan pseudónimos en las citaciones. Sus pseudónimos son: Amaranto, Blanca, Flora, Karina, Lisa, María, Olga y Raquel. También se usaron pseudónimos para sus parejas, familiares y amistades que fueron referenciados por ellas.
12. Recolección de datos
Se realizó una entrevista por participante, en lugares familiares para ellas, como sus casas, lugares de trabajo o estudio. Las entrevistas fueron abiertas, sin seguir una línea fija de preguntas y permitiendo el desarrollo de temas emergentes. El proceso de entrevista siguió una serie de tópicos, pero las preguntas específicas a las participantes variaron de acuerdo a la dinámica fenomenológica de la entrevista. Todas las participantes concluyeron su entrevista con comentarios positivos acerca del proceso, que les había permitido expresarse. La duración de las entrevistas varió desde 58 minutos, hasta dos ho-ras con cinco minutos, siendo la media de duración de una hora con 33 minutos. El tiempo total fue de 12 horas con 25 minutos.
13. Análisis de datos
Las entrevistas transcritas fueron analizadas con el programa de heurístico "AtlasTi", basado en la metodología de análisis de la Teoría Fundamentada ("Grounded Theory"). Se identificaron las frases y construcciones del discurso de las entrevistadas y se codificaron en 73 códigos, que se categorizaron en 14 familias. Se reanalizaron estas familias, lo que condujo a la emergencia de cuatro áreas de conocimiento dentro del tema del duelo de la hija adulta:
La muerte de la madre en la edad adulta de la hija puede ser en extremo significativa.
El potencial de generar cambios en la dinámica de la familia nuclear y propia.
La revisión del papel de las parejas de las hijas en el duelo.
Puede acontecer que la hija le "da permiso" a su madre para que muera.
13. Hallazgos
13.1 La muerte de la madre en la edad adulta de la hija es en extremo significativa
La muerte de las madres, no por esperada muchas veces, deja de ser un evento relevante, significativo y doloroso en la vida de las hijas. La conciencia del legado materno, la revisión de la vida con su mamá, las lecciones aprendidas. También la instauración de rituales de celebración, extrañarla.
La irrealidad por su muerte, el dolor y la tristeza:
Y bueno, estaba muy triste, ¿no?, y ya después, bueno, pues poco a poco, al principio como que estaba como ida, como que no me acababa de caer el veinte, ¿no?, ya que pasa, ya después, te empieza a caer el veinte y es más doloroso; lo más doloroso no son los primeros meses. Se murió en agosto y en diciembre nos fuimos de vacaciones y estuvo divertido; y como era otra casa y otras gentes; si la extrañé, pero no tanto, pero después, el 15 de enero que fue mi cumpleaños, la extrañé muchísimo...Muchísimo, entonces ya la empecé a extrañar más; y después, el siguiente diciembre, todavía me acuerdo que hice sus pasteles y todo, y ya, pero ya la extrañaba más, pero después de ese año, haz de cuenta, después del primero año a su muerte, llorando, fue cuando más la extrañé (Flora).
Y acordarse de sus caricias:
Ese apapacho de mi mami fue así como rico, el acostarme en sus piernas, híjole, eso todavía lo extraño, el llegar, y tuve un problema, y me acostaba en sus piernas. Si, el piojito en el cabello, no bueno, no sabes cómo lo extraño (Blanca).
Haberla perdido:
Lo que a mí me dolió fue perder su compañía, ¿no?, pero bueno, finalmente, ya que pasa el tiempo y te pones a pensarlo, un día me moriré y la volveré a ver, ¿no?... ¿no?, ¿tú no crees?, bueno, yo sí creo eso, yo sí creo eso (Flora).
Querer volver a hablar con ella:
"Cómo que empecé a sentir esos deseos de hablar, y no, ya no está, y yo misma me decía, no, ya no está, Señor" (María). Estar con ella: "Sí se siente uno huérfano, si siente uno ese vacío, ese, que se supera en el momento del duelo, pero en la realidad física, siempre hay como ese deseo de encuentro o de vernos" (María).
Volver a la casa de su mamá:
Exacto, entonces, entré a su cuarto y otra vez, sí, mucho llanto, y ya habían pasado más de seis meses cuando regresé después de su muerte...Sí, esa Navidad fui, y recuerdo que entré lloré, lloré y siempre ella para Navidad era de que vamos a hacer esto, vamos a hacer aquello, recuerdo que ese día que llegué era 23 de diciembre en la tarde, y ya me puse a llorar y ya ver la casa sola, aunque mis hermanas luego hacen el aseo y todo, pero siempre huele a solo, el polvo (María).
En este momento de la historia de mi vida siento que hay momentos en que si la necesito, hay momentos en los que se me antojaría, ¡ay, mamá, te quisiera contar esto o quisiera aquello, la siento muy cercana a mi..., la echo de menos en el sentido de que sabíamos que ahí estaba... todavía de repente llego a la casa de mis papás y cuando me he dado cuenta que entro corriendo, así bueno, rápido a la recamara que ella ocupaba y que ya no está es como desaliento, como pensar ya no está... es inconsciente llego a buscarla y de repente me doy cuenta ¿a que entré? no está, no está (Amaranto).
El aroma de su mamá:
Siempre le gustaron los perfumes a mi mamá, que por cierto me dio hace poco mi hermana, me dio un perfumito chiquito de Avon, que compraba mi mamá, y...si, ése traigo, corrientito, pos ése traigo... Lo traigo en mi bolsa... Y yo, que mi mamá está en mis gavetas, mi mamá siempre está conmigo, mi mamá está en mis gavetas... Sí, mi mamá siempre está conmigo (Raquel).
14. El potencial de generar cambios en la dinámica de la familia nuclear y propia
La importancia del tipo de estructura familiar común en México es matricéntrica: la psicodinámica de la familia gira en torno a la madre. Es por ello que al morir la madre, muchas de las familias de origen se dispersan: cambios, peleas, herencias, etc. Las hijas adultas reconsideran su papel en la familia nuclear y propia.
Estaba yo harta de mi hermano, con sus neurosis, porque además mi hermano, cuando se murió mi mamá, quería que yo fuera su mamá sustituta y como que se fue a la chingada, directamente en el mismo minuto que lo intentó; no le gustó nada y de ahí empezaron los pleitos... Y entonces la situación con él se puso tan tensa, ya me tenía harta, que la verdad me dio gusto salirme de la pinche casa, gusto me dio. Y bueno, me cambié aquí que me gusta mucho, donde yo compré mis cosas a mi gusto... Yo en realidad había dejado de sentir que era mi casa, quizá desde que se murió mi mamá... Somos hermanos, no somos papá y mamá. Yo no era su mamá, ¿no?, entonces esa parte que él se le cayó (Flora).
Pero tú para mí siempre vas a ser mi hermanita, me dice: te prometo que, de ahora en adelante, vas a contar conmigo todo lo que no contaste conmigo; porque yo si le dije, cuando hablé con él, le dije: es que me sentí tan abandonada por ti, tan poco apoyada... Te digo, cuando fallecen los papás como que las ovejas pierden el rebaño, ¿no?, el pastor, y entonces, medio se desperdigan (Blanca).
Soy papá y mamá, porque ahorita tengo que ver todas las cosas que, que aun estando en vida mi mamá, estuve yo con ella apoyándola, junto con mi papá y sigo en la misma, ahí con mis hermanos, con mi hijo, saliendo adelante, decidiendo junto con mi papá; "papá, vamos a hacer esto", "si, hija"; "papá, esto", "si, hija"; "oye, hija, mira esto" y luego fallece mi papá y sigo igual, sigo igual, cosas que, a veces, digo, ya no puedo, no puedo, porque a veces me siento muy cansada, y siento que no tengo, no tengo a nadie, siento... (Raquel).
Y, a veces, somos tan violentos, que no creo que llegáramos a los golpes, pero sí creo que de boca nos dijéramos muchas cosas, y es como traicionar a mi mamá, porque ella siempre nos decía: "Ustedes no se van a pelear porque son hermanos, y el día que yo los vea peleando les voy a dar una zurra porque para eso los estoy educando", entonces, siento que sería como traición a ella de que pos ella no nos educó así, no te quiero decir que no lo hagamos, sí...Pues va a haber fricciones, porque pus la lana es la lana, entonces, mejor como que queremos también darle largas, a la mejor esto también lo heredé de ella, de no querer enfrentarme a los problemas o a la realidad, que es tan dura (Lisa).
Yo era la fuerte, yo era la que hacía todo...Yo creo que si era, ya no... como que hubo muchos años en que yo sustenté el poder en casa, en mi casa se hacían las reuniones de navidad, de año nuevo (Amaranto).
El sí ha tomado mucho el papel de papá... fíjate nosotros no el de mamá, nosotras, alguna que yo te dijera, no es que la Adriana se cree la mamá (Karina).
Porque no sabíamos de qué se trataba, no. ¡Y luego me enteré de que... inclusive se juntaron porque querían ir por mí para meterme a la cárcel así... Pues gracias a Dios no pasó nada, pero sí perdí a mis hermanos, pues los perdí porque no los he vuelto ni a ver (Olga).
15. La revisión del papel que las parejas de las hijas en el duelo
También el posible papel que juegue la pareja de la hija, en el caso de haberla, es importante y puede también marcarse con grandes cambios, desde su fortalecimiento hasta su ruptura. Una de las variables para esto es el estilo de duelo de la pareja, que puede ser divergente.
La falta de presencia de la pareja:
Porque en ese tiempo, al final, cuando mi mamá se estaba muriendo, también tuve como problemas con Adrián... Me peleé con él, cosas, hubo muchas cosas que no me gustaron. Adrián como que muy ausente, además mi mamá se muere en agosto, Adrián en septiembre se largó como quince días o un mes, yo no me acuerdo, entonces eso me cayó a mí, me molestó... Porque en ese momento yo estaba sola, tenía que haber estado ahí él, pero bueno, se fue, y finalmente, bueno es que mira, los duelos son para mí una parte muy pesada, pero eso es lo que pasa, como todo... Haz de cuenta, pero yo creo que me dolió más que se muriera mi mamá que divorciarme (Flora).
Y ahí empecé a ver yo, más claramente, los focos amarillos de Benito, porque lejos de no sentirme apoyada, me apoyó, no te puedo decir que no me apoyó, porque me apoyó, a su manera, pero no fue suficiente para mi, o no fue la forma como yo hubiera esperado, no sé; y luego con la dinámica de mis hermanos que yo los tenía... y si, la verdad no, así como que de repente eran medio conchudos, entonces volvió mi monstruo de chinguen su madre todos, porque yo soy una fregona, yo puedo sola... Y Benito, obviamente, "de tu hermano ¿no va a poner?", "¡te callas!", porque es mi lana, ¿no? Entons, imagínate, la dinámica, ¿no?, el marido quejándose, la mamá enferma (Blanca).
Sabes que estaba muy enojada, muy enojada, porque yo sentía que me había abandonado cuando yo más lo necesitaba, porque, oye, ya no tenía ni mamá, ni papá, y se larga, pos qué te está diciendo, a lo que haya sido, Enrique, si a trabajar, a vivir otra vida, lo que tú quieras, pero el chiste es que se fue (Lisa).
Reconsiderar la relación:
Y no esperaba de nadie, y del único que esperaba, no hubo; y, a ese sí, bueno, con todo el peso de mi juicio. Todo lo que no enjuicié a muchos, a uno solito, porque hasta mis hermanos, de repente, los justificaba y se las pasaba, pero a Benito no le di tregua... Que estuviera. Después entendí que no podía, no es que no quisiera. Lo más difícil, así lo que..., todo, todo, lo vas integrando, poco a poco lo he ido integrando: las partes difíciles, la despedida de mi mamá, el duelo, todo se va integrando, lo único que hoy día si te puedo decir es que lo he trabajado, es todo, pero todavía sigue ahí, fue el día que murió mi mamá, con Benito, fue como que el primer focote rojo, de que no, esta relación no, no va a durarnos para toda la vida (Blanca).
Bueno, me deja [la pareja] en el hospital, entonces subo las escaleras, no, bueno, ya todos con el ojo así..., acababa de fallecer mi mamá, y todos, ¿y Benito?, pos no sé, yo a lo que vengo, entré a ver a mi mamá... Llegó, y de verdad, me reacción fue, se me quiso acercar para darme un abrazo, no, bueno, ahí todo mi dolor, este, cansancio, rabia, duelo, ahí lo aventé, lo empujé, lo empujé, así... "¡No te me acerques! O sea, eres la última persona, o sea, te repelo en este momento ¡guácala!" y me salió del alma, ¿eh? El que en algún momento había sido toda mi contención, que había roto toda mi coraza, ya sabes, que me había vuelto a la feminidad, el chamuco contra él, pus si, el espejo, ¿no?, quien más fácil contra quien irse (Blanca).
Para ese entonces, lo bueno es que Carlos no estaba conmigo, se había ido a [trabajar a] Estados Unidos. Entonces, a mí también me sirvió mucho porque pues no tenía la presión de que tenía que venir a hacer cena o de que estuviera aquí y yo no lo podía atender. O estar con él, o lo que fuera, entons, dentro de los males, el menos... Y, como de película, ¿eh?, porque él llegó de Estados Unidos, me llama y me dice: "Oye, Lisa, llego el jueves a México", yo "está bien", como diciendo, bueno, le digo: "mi mamá sigue enferma, no está mejorando. Y pos, ahí nomás pa que estés enterado", ¿no? Y, entonces, llega él y le dejé un recado en la televisión: "Carlos, mi mamá murió, nos vamos para el rancho, tú sabes si quieres ir. Lisa". Así de escueta la nota... Y la nota escueta que le dejé a Carlos, dije, pus si quiere ir, bueno, y si no, bueno (Lisa).
16. Puede acontecer que la hija le "da permiso" a su madre para que muera
Se encuentran momentos en los que las conversaciones postreras entre madres e hijas desembocan en un despedirse, en un "dar permiso" a la madre para que muera, en un pedir su muerte. Aquí el círculo vital de la relación madre-hija se cierra: a quien le fue dada la vida, concede el paso a la muerte.
A ver mamá le dije: ¿me estás entendiendo?, estás muy mal, no puedes sostener la cabeza, no puedes caminar, no puedes hacer nada, así que ya llegó el momento de que te despidas, yo voy a estar bien y mis hijos van a estar bien, no nos va a pasar nada, ¿me estás entendiendo? "Sí", dijo. Y a los dos días se murió, o sea que me entendió muy bien, ¿no? (Flora)
Ya sabía yo que estaba muy mal mi mamá y cuando le dije eso, claro que yo estaba llorando y me sentía muy mal, pero yo, yo me daba cuenta que era, o sea, ya no tenía solución. Mi mamá siempre fue de luchar y luchar y luchar y como que se le iba la onda y entonces estaba como que queriendo seguir viviendo una vida que a lo mejor era en sus sueños, ¿no?, porque en la vida real ya no la estaba viviendo (Flora).
Porque te preparas, te mentalizas y yo decía: "mami, no, ya de verdad, estamos bien, neto, si ya te quieres ir, ya vete, ¿no?"... Y en mi corazón. Una vez estaba con ella... Nos turnábamos para entrar a verla y a mí me tocó, y aparte, desgastante, porque era muy en la noches, sobre todo la última visita era a la una de la mañana, o sea, la última entrada... Ella estaba como momia entonces nomás se le ven los ojitos; y me acuerdo que estaba platicando, la tenía agarrada de la mano, horrible, porque llena de tubos, ya sabes, hinchada, ya no era mi mamá, o sea, era su cuerpo y su almita estaba ahí también y en eso vi que todo..., estaba platicando con ella "De verdad, todos estamos bien, si estás preocupada por alguien, no te preocupes, ya te puedes ir". Y empecé a ver todos los aparatejos así, entonces, yo dije ¡chale! y esta a mi me toca ¿no? dije, bueno, sale pues Diosito, por algo, ¿no?, y en eso... y llega la enfermera, y todo otra vez y dije: ¡Ay, bueno!, ahí dije que hasta dónde llega el egoísmo y el apego del ser humano, o sea, en qué momento dejar ir (Blanca).
No está bien que alguien esté en una cama, y además, eso no le hubiera gustado a ella. Ella siempre me decía: "si ves que estoy mucho tiempo, por favor, te dejo una receta de potasio, y por favor, vas a la farmacia y la compras y me inyectas" porque era doctora, "o sea, con el potasio te mueres de un ataque al corazón y parece un infarto, entonces me pones. ¿Si te atreves?" "Sí me atrevo". La cosa que nunca me lo pidió, nunca lo hice, ¿no?, pero si hubiera sido necesario lo hubiera hecho, pero bueno, afortunadamente, no fue necesario (Flora).
Conclusiones
La muerte de la mamá durante la edad adulta de sus hijas es en extremo significativa. Cito a Amaranto: "Y bueno, cuando se muere es cuando les digo que lo malo de que la mamá se muera cuando uno ya es grande, es que estás muy acostumbrada a ella, muy acostumbrada".
Finalmente, aunque los lazos afectivos del hogar pueden ser atenuados, nunca desaparecen. La conducta de apego nos caracteriza a los seres humanos desde la cuna hasta la tumba (Bowlby, 1979/2005). Y el dolor por la pérdida es el costo que pagamos por ser capaces de amar en la forma que lo hacemos (Archer, 1999, p. 5).
En el desarrollo de la investigación confirmo, en el duelo de las hijas adultas por sus madres, lo dicho por Mary Ainsworth (1991), de que a pesar que la hija adulta es probable que haya encontrado una nueva figura de apego en una pareja u otras relaciones, esto no quiere decir que el apego a su madre tenga que desaparecer. La mayoría siguen una asociación significativa con sus madres, sin importar el hecho de que sus madres incidan en menos aspectos de sus vidas de como antes lo hacían. La respuesta a la muerte de la mamá por lo general demuestra que el vínculo de apego ha perdurado. Hay un profundo sentimiento de pérdida y después de que el luto se ha resuelto, los modelos internos de la figura materna perdida continúan siendo una influencia.
Por la dinámica demográfica de México, este tipo de duelo es cada vez más frecuente, puede afectar a la salud integral de las hijas adultas y, sin embargo, hay poco conocimiento sistemático de la naturaleza de estos vínculos permanentes, por lo que me parece un campo que debe investigarse y ampliarse a los duelos por la muerte del padre y madre en sus hijos e hijas adultos y a la condición de orfandad total de los adultos.
En los testimonios que tuve la oportunidad de conocer, encontré un profundo sentido personal de belleza, amor, poder y continuidad de la vida, aun en los momentos más dolorosos.
Referencias
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Recebido em 29.03.13
Primeira Decisão Editorial em 17.08.13
Segunda Decisão Editorial em 27.10.13
Aceito em 29.11.13