Revista Psicologia Política
ISSN 2175-1390
ARTIGOS
Analizando el prejuicio: bases ideológicas del racismo, el sexismo y la homofobia en una muestra de habitantes de la ciudad de Lima Perú
Analyzing prejudice: ideological basis of racism, sexism and homophobia in a sample of inhabitants of the city of Lima – Perú
Analisando o preconceito: bases ideológicas do racismo, do sexismo e da homofobia em uma amostra de habitantes da cidade de Lima – Peru
Jan Marc Rottenbacher*; Agustín Espinosa**; José Manuel Magallanes***
Pontifícia Universidade Católica do Peru, Lima, Peru
RESUMEN
Este estudio analiza la relación entre la ideología política y diversas manifestaciones de prejuicio en una muestra de habitantes de la ciudad de Lima (N = 199). Las variables estudiadas son: la Intolerancia a la Incertidumbre y la Ambigüedad, la Posición Izquierda/Derecha, el Autoritarismo de Ala Derecha (RWA), la Orientación hacia la Dominancia Social (SDO), la Homofobia, el Sexismo Ambivalente y el Prejuicio hacia minorías étnicas amazónicas. Dos modelos de ecuaciones estructurales fueron propuestos. Uno de ellos presentó un mejor grado de ajuste y propone que la Intolerancia a la Incertidumbre y la Ambigüedad influyen sobre el RWA y la SDO. Asimismo, RWA y SDO influyen sobre las diversas expresiones de prejuicio. Sin embargo, el RWA en contraste con la SDO, presenta una mejor capacidad predictiva con respecto a las diversas formas de prejuicio. La discusión final propone que en el Perú es razonable utilizar un enfoque ideológico multidimensional, así como la propuesta del conservadurismo como cognición social motivada para comprender el prejuicio y la estereotipia negativa hacia grupos percibidos como amenazantes o de bajo estatus. Individuos con mayor tendencia hacia el autoritarismo de derecha y el conservadurismo, tenderían a percibir a estos grupos como amenazas hacia el orden social tradicionalmente establecido.
Palabras clave: Prejuicio, Ideología política, Autoritarismo, Dominancia social, Conservadurismo.
ABSTRACT
This study analyzes the relationship between political ideology and different expressions of prejudice in a sample of inhabitants of the city of Lima (N = 199). The variables studied are: intolerance of uncertainty and ambiguity, the Left/Right Position, Right-Wing Authoritarianism (RWA), Social Dominance Orientation (SDO), Homophobia, Ambivalent Sexism and Prejudice toward ethnic minorities. Two structural equation models were proposed. One of them showed a better degree of fit and suggests that intolerance of uncertainty and ambiguity influences RWA and SDO. Also RWA and SDO influence the various forms of prejudice. However, RWA has a better predictive capability with respect to the diverse forms of prejudice in contrast to SDO. The final discussion proposes that is reasonable to use in Perú a multidimensional ideological approach, and the theoretical proposal of conservatism as motivated social cognition, to understand prejudice and negative stereotyping toward threatening or low-status groups. Individuals with greater tendency toward right-wing authoritarianism and conservatism tend to perceive these groups as threats to traditionally established social order.
Keywords: Prejudice, Political ideology, Authoritarianism, Social dominance, Conservatism.
RESUMO
Este estudo analisa a relação entre a ideologia política e diversas manifestações de preconceito em una amostra de habitantes da cidade de Lima (N = 199). As variáveis estudadas são: a Intolerância à Incerteza e a Ambiguidade, a Posição Esquerda/Direita, o Autoritarismo da Ala Direita (RWA), a Orientação para a Dominância Social (SDO), a Homofobia, o Sexismo Ambivalente e o Preconceito contra minorias étnicas amazônicas. Dois modelos de equações estruturais foram propostos. Um deles apresentou um melhor grau de ajuste e propõe que a Intolerância à Incerteza e a Ambiguidade influem sobre o RWA e a SDO. Desta forma, RWA e SDO influem sobre as diversas expressões de preconceito. No entanto, o RWA contrastado com a SDO, apresenta una melhor capacidade preditiva com respeito às diversas formas de preconceito. A discussão final propõe que no Perú é razoável utilizar um enfoque ideológico multidimensional, assim como a proposta do conservadorismo como cognição social motivada para compreender o preconceito e a estereotipia negativa direcionada a grupos percebidos como ameaçantes ou de baixo status. Indivíduos com maior tendência para o autoritarismo de direita e o conservadorismo, tenderiam a perceber a estes grupos como ameaças para a ordem social tradicionalmente estabelecida.
Palavras-chave: Preconceito, Ideologia política, Autoritarismo, Dominância social, Conservadorismo.
Introducción
A pesar de considerarse un concepto escurridizo y de difícil definición, la ideología aparece como un tema de investigación relevante dentro de la psicología (Jost, Federico & Napier, 2009). Desde una perspectiva académica, dicha importancia se desprende del hecho de que la ideología es una variable que puede llegar a predecir con cierto éxito, actitudes hacia diversos temas sociales y comportamientos consistentes con dichas actitudes, entre los que destacan: la afiliación política y el comportamiento electoral (Caprara, Schwartz, Capanna, Vecchioni & Barbaranelli, 2006; Smith & Winter, 2003), la evaluación de autoridades, candidatos y políticas sociales (Espinosa, 2008; Cohen, 2003; Smith & Winter, 2003; Van Hiel & Mervielde, 2002; Sidanius, Pratto & Bobo, 1996), la expresión del prejuicio y la discriminación (Rottenbacher, 2010; Cohrs & Ibler, 2009; Duckitt & Sibley, 2007; Espinosa, Calderón-Prada, Burga & Güímac, 2007; Duckitt, Wagner, du Plessis & Birum, 2002; Whitley & Lee, 2000, Sidanius e col., 1996), la manifestación de distintas respuestas psicológicas ante situaciones estresantes como las de violencia colectiva (Espinosa & Calderón-Prada, 2006; Moya & Morales-Marente, 2005; Pratto, Lemieux, Glasford & Henry, 2003), entre otros.
De manera general, se puede considerar a la ideología como un conjunto interrelacionado de actitudes, creencias y valores con propiedades cognitivas, afectivas y motivacionales, lo que implica que ésta puede y debe ser analizada en términos de su estructura, contenidos y funciones (Jost e col., 2009). Específicamente, desde la psicología se asume que una determinada ideología es socialmente compartida y provee a las personas de un marco para la descripción e interpretación del mundo social, de manera tal que con ésta se puedan confrontar situaciones inciertas que producen ansiedad, tales como la conciencia de la vulnerabilidad y mortalidad (Jost e col., 2009; Solomon, Greenberg & Pyszczynski, 1991; Greenberg, Pyszczynski, Solomon, Rosenblatt, Veeder, Kirkland & Lyon, 1990), satisfaciendo así a motivos relacionales, epistémicos y existenciales (Jost e col., 2009; Jost, Glaser, Kruglanski & Sulloway, 2003).
La ideología política y su estructura motivacional
La idea de que la ideología está estructuralmente representada en la memoria como una especie de esquema es ampliamente aceptada por diversos investigadores. Sin embargo, no hay acuerdo acerca del número de dimensiones que son empleadas o requeridas para organizar los contenidos del esquema ideológico de un ciudadano ordinario (Jost e col., 2009). En ese sentido, existen distintas aproximaciones que van desde la noción tradicional unidimensional que contrapone en un continuo la ideología de izquierda versus la ideología de derecha a posiciones teóricas que hablan de modelos ideológicos multidimensionales (Jost e col., 2009; Duckitt e col., 2002).
Desde una perspectiva unidimensional, el conservadurismo puede ser entendido como una forma de ideología política asociada a la derecha y que se expresa de manera general a través de actitudes negativas hacia los cambios sociales, la tendencia a preferir formas más seguras, tradicionales y convencionales en el funcionamiento de las instituciones y el comportamiento de las personas, así como un rechazo de la igualdad entre las mismas (Jost e col., 2009; Jost e col., 2003; Wilson, 1973).
La aproximación unidimensional tradicional del continuo izquierda-derecha supone una estructura parsimoniosa y ha funcionado bastante bien en términos de validez teórica y empírica (Jost e col., 2009). Sin embargo, muchos autores refieren que es necesaria más de una dimensión para entender la forma en que la mayoría de personas estructuran sus actitudes políticas (Jost e col., 2009; McCann, 2009). Al respecto, la expresión del conservadurismo puede ser asumida desde un enfoque dual (Jost e col., 2009; Duckitt & Sibley, 2007; Duckitt & Fisher, 2003; Duckitt e col., 2002; Van Hiel & Mervielde, 2002) que comprende los conceptos de Autoritarismo de Ala Derecha (RWA, por sus siglas en inglés) (Altemeyer, 1981, 1988, 1996, 1998) y la Orientación hacia la Dominación Social (SDO, por sus siglas en inglés) (Pratto, Sidanius, Stallworth & Malle, 1994).
Conceptualmente, el Autoritarismo de Ala Derecha (RWA) está compuesto por tres elementos actitudinales distintivos que comprenden la sumisión a la autoridad y a las normas sociales que estas autoridades representan; una predisposición a la agresión autoritaria y un alto convencionalismo (Duriez, Van Hiel & Kossowska; 2005; Altemeyer, 1998; Stone, 2001). Altemeyer (1998) refiere adicionalmente que el Autoritarismo es parte de una estructura de personalidad observable en la adultez temprana y cuyo origen se encuentra en el aprendizaje social. Al respecto, Brown (1965/2004) llamó la atención sobre el papel que juega la personalidad autoritaria en la organización de las actitudes, encontrando que la ideología a este nivel, influye en la orientación y contenidos de nuestras evaluaciones sociales.
Distintos estudios han mostrado que las amenazas, simbólicas o reales, a nuestra visión del mundo social influyen en nuestras creencias acerca del riesgo que supone estar en el mismo, y esto a su vez origina actitudes autoritarias contra todo estímulo que connote un riesgo (Cohrs & Ibler, 2009; McCann, 2008; Duckitt & Fisher, 2003; Duckitt e col., 2002). Oesterreich (2005), describe este proceso como un patrón básico de respuesta a situaciones ambiguas e inciertas que producen ansiedad e inseguridad y ante las cuales se desencadena lo que el autor denomina la "respuesta autoritaria". Adicionalmente, son los individuos autoritarios quienes muestran menor capacidad para afrontar situaciones inciertas o amenazantes, lo que origina que el autoritarismo sea causa de una mayor percepción de amenaza en el entorno (Cohrs & Ibler, 2009).
Por otro lado, la Orientación hacia la Dominación Social (SDO) se define como una expresión de personalidad conservadora que produce una actitud general orientada hacia las relaciones intergrupales, proponiendo que quienes presentan altas puntuaciones en esta dimensión tenderán a aprobar y mantener políticas y acciones que refuerzan las jerarquías y asimetrías de poder entre grupos e individuos, así como referirán una preferencia por la superioridad y dominio del endogrupo ante distintos exogrupos (Altemeyer, 1998; Sidanius & Pratto, 1999; Sidanius e col., 1996; Pratto e col., 1994).
Para algunos autores, el Autoritarismo de Ala Derecha y la Dominancia Social, no deben ser conceptualizadas en estricto como estructuras de personalidad, sino que deben ser entendidas como dos dimensiones de actitudes ideológicas, que expresan metas motivacionales cuya evocación por parte de los individuos que las comparten, expresan tanto su visión del mundo, como su personalidad (Duckitt & Fisher, 2003; Duckitt e col., 2002). Además, se ha establecido empíricamente que existe una relación pequeña pero significativa entre el Autoritarismo de Ala Derecha y la Orientación hacia la Dominación Social, lo que explica que ambos conceptos sean buenos predictores de un serie de procesos psicosociales, aunque al mismo tiempo sea razonable pensar en ambas dimensiones ideológicas como relativamente independientes entre sí (Altemeyer, 1998; Duckitt e col., 2002; Van Hiel & Mervielde, 2002).
Jost e col. (2009), refieren que es posible reconciliar las perspectivas unidimensional y multidimensional de la ideología política, pasando de la segunda a la primera cuando se analiza a personas altamente comprometidas con temas políticos, quienes están altamente motivadas y tienen la capacidad cognitiva de dilucidar con claridad distintos temas políticos, lo que les permite simplificar los procesos de interpretación del mundo y aparear sus propias preferencias políticas con las ideas y posiciones que mejor se adecuen a ellos. Más aún, las interpretaciones sobre temas políticos, sociales o económicos, que antes se expresaban en al menos dos dimensiones ideológicas, son más estables y están fuertemente correlacionadas en sujetos altamente ideologizados en comparación con los ciudadanos promedio (Jost e col., 2009).
Finalmente, todo lo anteriormente expuesto es consistente con la idea de que el conservadurismo político, ya sea desde una perspectiva unidimensional o multidimensional, es una forma de cognición social motivada (Jost e col., 2009; Jost e col., 2003), lo que se corrobora a través de una síntesis meta-analítica que permite afirmar la existencia de una estructura motivacional subyacente a la manifestación de las ideologías políticas conservadoras (Jost e col., 2003). Esta estructura motivacional estaría compuesta por tres tipos motivacionales: las motivaciones epistémicas, las motivaciones existenciales y las motivaciones ideológicas (Jost e col., 2003). Resaltan en este modelo teórico las motivaciones epistémicas que responden a la necesidad de poseer un conocimiento claro, completo y preciso acerca del mundo social. Según Jost e col. (2003), las motivaciones epistémicas se expresan y son satisfechas a través de la intolerancia a la ambigüedad, la intolerancia a la incertidumbre y las necesidades cognitivas de orden, estructura y cierre. Las personas con una alta sensibilidad hacia la satisfacción de las motivaciones epistémicas prefieren manejar información sencilla, esquemática y carente de ambigüedad (Jost e col., 2003; Jost e col., 2009). Por otro lado, se ha encontrado evidencia empírica que soporta la relación directa entre la intolerancia a la ambigüedad, la intolerancia a la incertidumbre, las necesidades de orden, estructura y cierre cognitivos, y variables ideológicas como el RWA o la Justificación del Sistema (Jost e col., 2003; Jost & Hunyady, 2005).
Prejuicio como expresión ideológica
El prejuicio es definido como una evaluación o actitud negativa hacia una persona o grupo de personas por su pertenencia a una categoría social específica (Stangor, 2000; Gardener, 1994; Allport, 1954). El correlato cognitivo del prejuicio es el estereotipo, que puede ser definido como una imagen mental sobre-simplificada que se tiene sobre una categoría social o grupo, la cual es compartida por un amplio número de personas (Stallybrass, 1977, citado en: Tajfel & Forgas, 1981). Los estereotipos suelen tener un fundamento en la realidad y eso les otorga gran utilidad para entender el mundo social. Sin embargo, lo anterior no elimina que, en diversas ocasiones, algunos estereotipos se tornen en generalizaciones sin fundamento que promueven el conflicto intergrupal (Stangor, 2000; Moghaddam, 1998).
Se ha propuesto que la construcción de creencias estereotípicas y la expresión del prejuicio se basan normalmente en tres categorías principales que son la edad, el sexo y la raza, por tratarse de categorías visualmente accesibles y distintivas (Stangor, 2000; Fiske, 1998). Así, el racismo y el sexismo serán ejemplos de formas de prejuicio asociados a categorías relacionadas con la raza y el género respectivamente. No obstante lo anterior, no siempre las categorías sociales y los procesos estereotípicos y el prejuicio asociados a ellas, son fáciles de identificar (Espinosa e col., 2007).
Como se ha referido previamente, las relaciones entre la ideología y el prejuicio han sido corroboradas por diversos estudios. Al respecto, se aprecia que el Autoritarismo de Ala Derecha y la Orientación hacia la Dominación Social tienen en común ser buenas predictoras de la expresión de un prejuicio generalizado (Duckitt & Sibley, 2007; Duckitt, 2003; Duckitt e col., 2002; Altemeyer, 1998). Sin embargo, un análisis más exhaustivo de cada una de estas dimensiones ideológicas ha permitido detectar diferencias motivacionales claras en la forma en que se expresan actitudes prejuiciosas y se seleccionan grupos que potencialmente pueden ser víctimas del prejuicio y comportamientos discriminatorios y agresivos (Duckitt e col., 2002).
En ese sentido, los individuos autoritarios tienden a ser altamente prejuiciosos y etnocéntricos, siendo estos aspectos motivados por el miedo y los sentimientos de amenaza que provienen del mundo social (Duriez e col., 2005; Duckitt, 2003; Duckitt e col., 2002; Altemeyer, 1998). Esto parece estar arraigado en la relación observada entre el RWA y los valores de Seguridad, Tradición, Conformismo y Benevolencia (Altemeyer, 1998), cuyos contenidos conceptuales se asocian a la dimensión motivacional de conservación y el interés por el endogrupo (Smith & Schwartz, 1996; Schwartz, 1992).
Respecto a la relación específica del RWA con el valor de Benevolencia, Altemeyer (1998) refiere que ésta se podría explicar en el hecho de que los individuos autoritarios pueden expresar y mantener una orientación prosocial hacia individuos miembros del endogrupo. Sin embargo, distintas investigaciones en diversos países y escenarios han confirmado que, efectivamente, los valores de Conservación se asocian al RWA, aunque la Benevolencia tiende a ser opuesta a esta posición ideológica y más bien es característica de individuos de izquierda (Caprara e col., 2006; Mendoza, Páez, Marques, Techio & Espinosa, 2005).
Retornando a la relación conceptual que fue mencionada previamente entre la cultura y la ideología, es necesario volver a la idea de que los sistemas de valores, creencias y actitudes emergen como mitigadores de la ansiedad existencial que resulta de la conciencia de la propia mortalidad (Solomon e col., 1991; Greenberg e col., 1990). Desde esta perspectiva, la cultura permite la adhesión a sistemas ideológicos que actúan como esquemas de procesamiento de información que permiten a las personas construir una inmortalidad simbólica, a través de creencias tradicionales sobre una vida después de la muerte y otros rituales (Lehman, Chiu & Schaller, 2004). Adicionalmente, estos esquemas culturales proveen los criterios y estándares de evaluación sociales contra los que las personas juzgan el valor de sí mismas y los otros como individuos socialmente aceptables (Lehman e col., 2004). En este escenario, se rechaza, deroga o castiga a las personas o grupos de personas que cuestionan las normas y moral del endogrupo, pues son éstas quiénes amenazan la validez de nuestra visión del mundo social (Solomon e col., 1991; Greenberg e col., 1990). La derogación o castigo social se produce en forma de estereotipos negativos, prejuicio y discriminación hacia los exogrupos amenazantes y forma parte de una estrategia de reforzamiento de la propia identidad colectiva a través de los valores y la autoestima, generando en las personas la sensación de recuperar el control ante las situaciones amenazantes (Duckitt e col., 2002; Fein & Spencer, 1997; Stangor & Schaller, 1996). En síntesis, pensar sobre la propia mortalidad aumenta la evaluación positiva de personas que tienen opiniones favorables sobre el endogrupo y refuerza el prejuicio y la hostilidad hacia personas o grupos que representan opiniones críticas o contrarias al mismo, reforzando el etnocentrismo y el rechazo intergrupal.
Por otro lado, la SDO también ha sido considerada una buena variable predictora del prejuicio y el etnocentrismo, aunque las motivaciones para la ocurrencia de dichos procesos difieren de las del RWA (Duckitt & Sibley, 2007; Duckitt, 2003; Duckitt e col., 2002; Altemeyer, 1998/2004). Específicamente, la SDO se encuentra directamente asociada a los valores de Poder y Logro (Altemeyer, 1998; Vera & Martínez, 1994) e inversamente asociada a la Benevolencia y el Universalismo (Moya & Morales-Marente, 2005; Altemeyer, 1998; Vera & Martínez, 1994), siendo ésta la razón de que los sujetos con mayor tendencia hacia la SDO presenten una visión del mundo social como un escenario donde se debe luchar por los recursos y el poder (Duriez e col., 2005). Asimismo, Pratto e col. (1994) reportaron que las personas con altos niveles de SDO tienden a pertenecer a grupos sociales de alto estatus con los cuales suelen presentar una alta identificación endogrupal, lo que origina a su vez una mayor predisposición a ser prejuiciosos, discriminar y aceptar el uso de la violencia ante los exogrupos de bajo estatus.
Duckitt & Sibley (2007), en un estudio en Nueva Zelanda, analizan las implicancias del RWA y de la SDO en la evaluación de distintos grupos sociales. Los autores clasifican los grupos que evalúan en tres dimensiones: los grupos de bajo valor social o derogados, los grupos amenazantes y los grupos disidentes. La dimensión de grupos de bajo estatus está conformada por categorías como las de gente no atractiva, personas con discapacidad mental, africanos, personas obesas, pacientes psiquiátricos, inmigrantes, amas de casa, desempleados, árabes y homosexuales. Los grupos amenazantes están constituidos por gente peligrosa, terroristas, criminales violentos, vendedores de drogas, grupos satánicos y drogadictos. Finalmente, los grupos disidentes están constituidos por gente que origina desacuerdos, que critica a las autoridades, que protestan contra el sistema, que causan desunión, las prostitutas, las feministas y los ateos (Duckitt & Sibley, 2007). Sistemática y consistentemente con lo esperado, el RWA produjo actitudes negativas hacia todos los grupos amenazantes y los disidentes. Adicionalmente, los Autoritarios de Derecha también presentaron actitudes prejuiciosas ante los árabes y los homosexuales, lo que hace suponer que estos grupos estarían mejor categorizados como amenazantes o disidentes. Por su parte, la SDO se relacionó a la expresión del prejuicio ante todos los grupos de poco valor social y hacia algunos grupos disidentes, que suelen ser aquellos que cuestionan la autoridad (Duckitt & Sibley, 2007).
De lo anteriormente expuesto, el objetivo de la presente investigación es analizar cómo se manifiestan distintas expresiones de prejuicio en el Perú, a partir de sus bases ideológicas y motivacionales. Para tal fin, a continuación se presenta una descripción conceptual de los fenómenos del racismo, el sexismo y la homofobia y sus implicancias en el contexto peruano.
Racismo en el Perú: negación del racismo y justificación de la superioridad del endogrupo
Desde la segunda mitad del siglo XX, el Perú ha atravesado por importantes procesos de modernización económica, política y social. Estos procesos han estado dirigidos en general, hacia una ampliación de los derechos ciudadanos y de la participación política, así como a la democratización de las relaciones de poder (Bonilla, 2009). Sin embargo, la sociedad peruana, de origen poscolonial, no ha llegado a erradicar del todo las diferencias jerárquicas entre los diferentes grupos que la conforman. Como señala Portocarrero (2007), aunque la sociedad peruana no quiera admitirse oficialmente como discriminadora, persisten en su interior fenómenos como el racismo, la exclusión social, económica y política, la discriminación por género y la desigualdad en el acceso y ejercicio de la ciudadanía.
Al respecto, Salgado (1999) y Comas-Díaz, Lykes y Alarcón (1998) refieren que parte importante de los problemas de conformación de la identidad nacional en el Perú se relacionan con los conflictos intergrupales internos expresados a través de las fronteras étnicas, el racismo y discriminación predominantes en el país. Esto a su vez refuerza las dudas sobre el valor social de la pertenencia a la nación y a los diversos grupos étnicos, sociales y culturales que la conforman (Espinosa, 2011; Espinosa e col., 2007).
Desde la psicología social, estudios como los de Espinosa (2011), Pancorbo (2010), Espinosa e col. (2007) y Bustamante (1986), advierten sobre diferencias en la valoración de los distintos grupos étnicos en los que pueden ser categorizados los peruanos: blancos, mestizos, negros, andinos o amazónicos. Mientras los blancos y criollo-mestizos son los grupos más positivamente valorados, la valoración negativa recae sobre los grupos históricamente desfavorecidos: los peruanos de origen andino y los grupos amazónicos (Espinosa, 2011; Pancorbo, 2010; Espinosa e col., 2007; Bustamante, 1986).
La valoración positiva de "lo blanco" parece estar asociada a un conjunto de atributos considerados por Tajfel (1984; 1982) como dimensiones particulares de un valor social general: el estatus, las oportunidades de acceso y ejercicio del poder, así como, la legitimidad y estabilidad social de la situación de los miembros de esta categoría (Espinosa e col., 2007).
No obstante lo anterior, a pesar de que los miembros de los grupos sociales y étnicos de menor estatus son discriminados y menos valorados, algunos estudios han encontrado que en estas muestras hay una valoración global más positiva del endogrupo y una gradiente valorativa que favorecería menos a los blancos (Pancorbo, 2010; Salgado, 1999), lo que sugiere una aparente modernización y predominio de un discurso más igualitario, por parte de los miembros de los grupos de bajo estatus, que probablemente daría lugar a una expresión del racismo más sutil que abierto en la sociedad (Espinosa, 2011).
Adicionalmente, diversos autores indican que en el Perú hay un reconocimiento de la existencia de prejuicio, discriminación y exclusión social (Espinosa, 2011; Pancorbo, 2010; Espinosa e col., 2007; Bruce, 2007; Sulmont, 2007), sin embargo, estos prejuicios y discriminación se atribuyen a la clase social, los niveles de riqueza, o las posibilidades de acceso al poder que una persona o grupo social pudieran tener, aceptándose en menor medida, que existe el prejuicio y la discriminación con una base racial (Bruce, 2007; Sulmont, 2007).
La creencia de que el racismo y la discriminación con base racial no es frecuente en Latinoamérica parte de la creencia que el dinero "blanquea", lo que implícitamente sugiere que es la riqueza y el estatus social la base esencial de la discriminación y la exclusión social (Gissi, Zubieta & Páez, 2002). Consistentemente con lo expuesto, una encuesta realizada por Latinobarómetro para el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) (2008), refiere que los latinoamericanos consideran que el trato desigual hacia las personas se debe a factores sociales y económicos tales como la falta de educación e influencias, que son explicaciones a través de las cuales se aleja la posibilidad de considerar las condiciones étnicas y raciales como principales causas de prejuicio y discriminación. Retornando al caso peruano, el prejuicio y la discriminación racial parece no tener la importancia que sí se le da en otros países, ya que se afirma que en el Perú todos son tratados por igual (BID, 2008).
El hecho de que los peruanos afirmen que en el Perú no existe desigualdad, parece deberse a que la mayoría de la población tiene dificultad para admitir que existe racismo y discriminación o que ella misma está siendo discriminada (Ardito, 2007). Esta falta de conciencia sobre la problemática del prejuicio se puede analizar a partir del concepto de Racismo Sutil, que establece que incluso las personas que se reconocen como tolerantes e igualitarias ante miembros de otros grupos, pueden expresar creencias estereotípicas, prejuicios y comportamientos discriminatorios hacia los mismos, por la influencia que el medio social ejerce sobre ellas. Este tipo de racismo es más difícil de detectar, pues no suele ser abiertamente reconocido (Gaertner & Dovidio, 1986)
Es entonces razonable pensar que conductas discriminatorias y de exclusión, basadas en el estatus social de las personas, pueden coexistir simultáneamente con normas y valores democráticos que constituyen el marco jurídico y discursivo compartido por la mayoría, donde una forma de prejuicio sutil es afirmar que la discriminación se produce por el efecto de normas sociales o de clase (Sasaki & Calderón, 1998).
Analizando de manera específica la relación entre las medidas de RWA y SDO con la evaluación de distintos grupos raciales, Espinosa e col. (2007), encuentran que la primera dimensión ideológica mencionada no se asocia con la expresión del prejuicio hacia ningún grupo racial. Sin embargo, la SDO sí se relaciona con una peor valoración de los afroperuanos, los andinos, los amazónicos, así como de los mestizos (Espinosa e col., 2007). En contraposición, los valores no jerárquicos de Universalismo y Benevolencia, que como hemos visto previamente se asocian conceptualmente a ideología de izquierda (Caprara e col., 2006; Espinosa & Calderón-Prada, 2006; Moya & Morales-Marente, 2005; Vera & Martínez, 1994) se relacionaron a una mejor evaluación de todos los grupos raciales evaluados en este estudio (Espinosa e col., 2007).
Los resultados descritos sugieren que la expresión del prejuicio étnico y racial en el Perú no ha desaparecido con las reformas introducidas en una sociedad tradicionalmente jerárquica y estamental. A pesar de los intentos políticos, sociales y jurídicos por reducir las diferencias en el ejercicio y acceso al poder en la sociedad peruana, persisten actitudes prejuiciosas y comportamientos discriminatorios habituales en los miembros de los sectores sociales y económicos dominantes, quienes han sido formados desde niños para menospreciar a "gente de piel más oscura" (Espinosa e col., 2007; Ardito, 2006), a tal punto que estas prácticas son consideradas normales y aceptables por diversos sectores de la sociedad (Bruce, 2007; Espinosa e col., 2007). Esto nos hace suponer que la naturaleza del prejuicio racial en el Perú responde a relaciones de poder asimétricas impuestas por los grupos de alto estatus, más que a la sensación de amenaza o temor de unos grupos frente a otros, lo que en términos de Duckitt & Sibley (2007) posicionaría a los afroperuanos, andinos, amazónicos y mestizos como grupos de poco valor social y por ende, susceptibles de ser víctimas de prejuicio y discriminación por parte de los poderosos.
Sexismo ambivalente y homofobia: el mantenimiento de la dicotomía masculino-femenino y la defensa de los roles de género tradicionales
La división de la humanidad en términos de la dicotomía femenino-masculino es una de las creencias fundamentales sobre las que se construyen las representaciones del mundo. Desde el nacimiento, tanto a las niñas como a los niños se les asigna un rol construido para cada sexo: mujer-femenino y hombre-masculino. De esta manera, niños y niñas a través de la interacción social, aprenden a representar el rol de género que se les ha designado (Vizcarra & Guadarrama, 2006). Estos dos géneros (femenino-masculino) son construcciones sociales que se establecen cultural e históricamente y por lo tanto, han estado y están en constante cambio (Short, 1996; Vizcarra & Guadarrama, 2006). Si los roles de género son construcciones sociales históricas, es posible proponer la existencia de roles de género tradicionales y otros no tradicionales. Los roles de género tradicionales establecen una relación jerárquica entre hombres y mujeres en la que los hombres y "lo masculino" ocupan la posición dominante. Este tipo de organización social androcéntrico, centrado en la dominancia de lo masculino, ha sido también denominado patriarcal y es la forma tradicional en la que se han mantenido las relaciones entre hombres y mujeres (Asiyanbola, 2005; Kamarae, 1992; Stacey, 1993). En las sociedades occidentales contemporáneas uno de los constructos actitudinales que soportan dicha organización es el sexismo ambivalente o neosexismo, propuesto inicialmente por Glick & Fiske (1996, 1997). El sexismo ambivalente está compuesto por dos dimensiones actitudinales coexistentes. La primera es benevolente e incluye el paternalismo protector masculino y la diferenciación complementaria de género. La segunda es agresiva y comprende actitudes abiertamente hostiles hacia las mujeres además del paternalismo dominante, que propone la posición subordinada de la mujer con respecto al hombre en la jerarquía social (Glick & Fiske, 1996, 1997). Se ha encontrado evidencia acerca de la relación directa entre la SDO y el sexismo hostil, como consecuencia de una motivación de dominación intergrupal, y del RWA con el sexismo benevolente, debido a una motivación de seguridad y cohesión endogrupal (Christopher & Mull, 2006; Sibley, Overall & Duckitt, 2007, Rottenbacher, 2010).
Específicamente en población de la ciudad de Lima, Rottenbacher (2010), encontró evidencia para proponer que, en especial, el RWA se asocia tanto con los componentes benevolentes o paternalistas como con el componente hostil del sexismo. Si tomamos en cuenta las conclusiones de estos estudios y si asumimos, como hemos visto, que el RWA y la SDO son manifestaciones ideológicas del conservadurismo, podemos sostener que la ideología política conservadora se asocia al mantenimiento y defensa de los roles, jerarquías y relaciones de género tradicionales, propias de las sociedades patriarcales más convencionales (Christopher & Mull, 2006; Sibley, Overall & Duckitt, 2007; Rottenbacher, 2010).
Con respecto a la homosexualidad, también podemos sostener que, al igual que los géneros femenino y masculino, ésta es una construcción social definida cultural e históricamente. Lind & Argüello (2009), proponen que la homosexualidad es sólo uno de los múltiples términos que se utilizan para nombrar y representar a aquellos grupos denominados, de forma general, transgénero (gays, lesbianas, transexuales, bisexuales, travestis, entre otros): personas que han nacido biológicamente como hombres o mujeres pero que, como mencionan Vizcarra & Guadarrama (2006), no se representan a sí mismos en ninguno de los dos roles de género definidos tradicionalmente como masculino o femenino. Cornejo (2007), sostiene de manera sintética, que de todas las prácticas afectivo-eróticas que ha desarrollado la humanidad a lo largo de la historia, el homoerotismo ha sido la que ha recibido las más duras críticas y la desaprobación social más generalizada. Este rechazo o desaprobación hacia la homosexualidad como práctica o como rol de género, es lo que ha sido denominado homofobia. Castañeda (2000, 2006), define la homofobia no sólo como el miedo o rechazo a la relación sexual entre personas del mismo sexo, sino también el miedo o rechazo a la confusión de géneros. Según el mismo autor, la homofobia cumple algunas funciones normativas dentro de la sociedad. Por un lado, regula y defiende la heterosexualidad negando la aceptación de cualquier tendencia homosexual y por otro, otorga una connotación de superioridad moral a la heterosexualidad y la legítima como la forma de relación de género dominante dentro de la sociedad (Castañeda, 2006).
En términos generales, podemos sostener que la homosexualidad es representada como una amenaza a la concepción tradicional del mundo en términos de la dicotomía femenino-masculino, en tanto representación ambigua, incierta y anormal, frente a la heterosexualidad como representación ordenada y estructurada de la normalidad sexual (Cornejo, 2007; Withley & Lee, 2000). La homofobia funciona entones, en primer lugar, como estrategia cognitiva para reducir la ambigüedad, elevar los niveles de certidumbre y afrontar la amenaza. En segundo lugar, la homofobia puede ser considerada parte de un discurso ideológico, en la medida en que apoya la heteronormalidad sexual, conserva los roles de género tradicionales y defiende la prevalencia de instituciones sociales convencionales como el matrimonio, la pareja o la familia (Castañeda, 2006; Cornejo, 2007), por lo que, como proponen Withley & Lee (2000), resulta razonable pensar que las expresiones de prejuicio hacia población homosexual estarán estrechamente relacionadas con el RWA.
Luego de la revisión conceptual presentada, esta investigación se propone analizar las relaciones entre: a) la intolerancia a la incertidumbre y la ambigüedad, entendidas como necesidades epistémicas (Jost e col., 2003), b) la ideología política, evaluada en términos del continuo izquierda/derecha, el autoritarismo de ala derecha (RWA) y la orientación hacia la dominancia social (SDO), y c) diversas expresiones de prejuicio: homofobia, sexismo y prejuicio étnico, en una muestra de habitantes de la ciudad de Lima.
Método
Participantes
La muestra está conformada por 199 adultos jóvenes de la ciudad de Lima, cuyas edades oscilan entre los 18 y los 30 años (ME = 22, DE = 2.85). El 50.5% son mujeres y el 49.5% son hombres. Con respecto al nivel educativo, el 68.2% son estudiantes universitarios, el 10.6% ya culminaron sus estudios superiores, el 6.6% está cursando educación técnica, el 5.5% posee educación secundaria completa, el 4.5% ha culminado estudios técnicos, el 3.5% culminó estudios de posgrado y sólo un 1.5% presenta estudios de secundaria incompletos. En general, los participantes provienen de 35 distritos de la ciudad de Lima Metropolitana.
Variables, instrumentos y medidas
a. Ideología política
Para evaluar las variables vinculadas a la ideología política se utilizó el siguiente grupo de instrumentos:
Posición izquierda/derecha. Con el fin de evaluar la posición ideológica en términos del continuo izquierda-derecha, se utilizó un solo ítem, cuya opción de respuesta fue una escala Likert de siete puntos en la que: 1 = "Izquierda" y 7 = "Derecha". Se les pidió a los participantes que se ubicaran en algún punto de este continuo.
SDO. En el caso de la orientación hacia la dominancia social, se utilizó la versión traducida al castellano por Montes-Berges y Silván-Ferrero (citados en Moya y Morales-Marente, 2005) de la Escala de Orientación hacia la Dominancia Social (SDO de Sidanius y Pratto, 1993). Esta escala comprende 16 enunciados referidos a relaciones jerárquicas y asimétricas entre grupos pertenecientes a una misma sociedad. Los ítems están presentados en una escala tipo Likert de 7 puntos en la que: 1 = "Totalmente en desacuerdo" y 7 = "Totalmente de acuerdo". El nivel de confiabilidad de este instrumento resultó aceptable1 para el caso del presente estudio (α = .77).
RWA. El autoritarismo de ala derecha fue evaluado a través de una versión traducida al castellano de la versión reducida de la Escala de Autoritarismo de Ala Derecha (RWA) de Zakrisson (2005). Esta escala está compuesta de 15 ítems cuya opción de respuesta es una escala Likert de 9 puntos, en la que: 1 = "Totalmente en desacuerdo" y 9 = "Totalmente de acuerdo". El nivel de confiabilidad de la escala resultó aceptable para el caso del presente estudio (α = .69).
Intolerancia a la incertidumbre e intolerancia a la ambigüedad. Para evaluar los niveles de intolerancia hacia la incertidumbre se utilizó la adaptación española de la Escala de Intolerancia a la Incertidumbre de González, Cubas, Rovella y Darias (2006). Esta escala está compuesta por 27 ítems cuya opción de respuesta es una escala Likert de 5 puntos donde: 1 = "Nada característico de mí" y 5 = "Totalmente característico de mí". Esta escala presentó un alto nivel de confiabilidad para el caso de la muestra (α = .93). Para evaluar la intolerancia hacia la ambigüedad se utilizó la versión en idioma español de la Escala de Tolerancia a la Ambigüedad (MSTAT–II), de Arquero y McLain (2010). Esta escala está compuesta de 13 ítems cuya opción de respuesta es una escala Likert de 5 puntos donde: 1 = "Totalmente en desacuerdo" y 5 = "Totalmente de acuerdo". La escala presentó un nivel de confiabilidad aceptable para el caso de la muestra (α = .79). La variable denominada Intolerancia a la Incertidumbre y Ambigüedad, es el promedio simple de los puntajes de las dos escalas mencionadas. Esto se consideró pertinente debido a la intensidad de la correlación entre ambas escalas (r(175) = .67, p < .001)
b. Prejuicio
Para evaluar las distintas manifestaciones de prejuicio se utilizaron los siguientes instrumentos:
Prejuicio étnico. Para evaluar el prejuicio hacia grupos étnicos se utilizó una adaptación de la Escala de Estereotipos Étnicos (Espinosa, 2003; Espinosa, Calderón-Prada, Burga & Güímac, 2007) para la categoría social "Grupos Amazónicos del Perú". Esta escala está compuesta por 28 adjetivos. La persona debe indicar su grado de acuerdo o desacuerdo en la utilización de los mismos para la categoría social mencionada en una escala Likert de 7 puntos en la que: 1 = "No los describe en nada" y 7 = "Los describe perfectamente". Esta escala fue sometida a un análisis factorial exploratorio en el que se obtuvo dos factores: Valoración positiva de grupos amazónicos (α = .85) y Prejuicio hacia grupos amazónicos (α = .77), con un nivel de confiabilidad alto y adecuado, respectivamente. En el análisis de los resultados sólo se utilizó la dimensión Prejuicio hacia grupos amazónicos.
Homofobia. Para evaluar la homofobia se utilizó el Cuestionario de Actitudes hacia la Homosexualidad de Bravo, Jarama y Panduro (2006), validado en población universitaria de la ciudad de Lima. Este cuestionario está conformado por 28 ítems cuya opción de respuesta es una escala Likert de 6 puntos donde: 1 = "Totalmente en Desacuerdo" y 6 = "Totalmente de Acuerdo". Para el caso del presente estudio, la escala presentó un alto nivel de confiabilidad (α = .95).
Sexismo ambivalente. Con respecto al sexismo, se utilizó una versión del Inventario de Sexismo Ambivalente de Glick y Fiske (1996, 1997), validada para población de la Ciudad de México por Cruz, Zempoaltecatl y Correa (2005) y posteriormente por Cruz, Zempoaltecatl y Rangél (2007). La versión original está conformada por 25 ítems que expresan creencias acerca de los roles de género tanto de los hombres como de las mujeres. La opción de respuesta es una escala tipo Likert donde: 1 = "Totalmente en Desacuerdo" y 5 = "Totalmente de Acuerdo". En el presente estudio la escala fue sometida a un análisis factorial exploratorio en el que se obtuvo cuatro factores: Paternalismo dominante (α = .92), Paternalismo protector (α = .80), Diferenciación complementaria de género (α = .80) y Hostilidad heterosexual (α = .84). Estos componentes explican el 60.03% de la varianza total. A partir de estas cuatro dimensiones se formaron las áreas denominadas Sexismo hostil (α = .92) y Sexismo benevolente (α = .87) utilizadas en el análisis de los resultados, y que presentaron ambas altos niveles de confiabilidad.
Procedimiento
Inicialmente se elaboró un cuestionario que contenía los instrumentos de medición de las variables de estudio. Este cuestionario incluyó además una sección para la consignación de la información sociodemográfica. Se contactó a los participantes en el campus universitario de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) y a través de contactos personales. A todos los participantes se les pidió su consentimiento informado y se les indicó expresamente, que el llenado de los cuestionarios era completamente voluntario. El levantamiento de la información estuvo a cargo de 19 estudiantes del penúltimo semestre de la carrera de psicología social de la PUCP, a los que se les capacitó previamente acerca de la adecuada aplicación de los instrumentos. La información fue recogida entre abril y junio de 2010.
Análisis de los datos
Los datos fueron ingresados inicialmente a una base construida en el programa SPSS 19. Esta base sirvió de insumo para la generación de la matriz final de correlaciones y el análisis de ecuaciones estructurales en los que se utilizó el programa estadístico "R", software de acceso libre generado y puesto a disposición por el R Development Core Team (2011), y el paquete estadístico "lavaan" (Latent Variable Analysis) recomendado para este tipo de análisis de datos cuantitativos (Rosseel, 2011).
Resultados
En la Tabla 1 se puede observar que todas las variables de estudio correlacionaron entre sí de manera directa y significativa (p ≤ .01), salvo la Posición Izquierda/Derecha que sólo presentó correlaciones directas y significativas con el RWA y el Sexismo Benevolente. Las correlaciones de mayor intensidad se presentaron entre ambas dimensiones del Sexismo (Hostil y Benevolente), entre la Homofobia y el Sexismo Hostil y entre el Sexismo Benevolente y el RWA.
Con respecto a las variables vinculadas a la ideología política, el RWA y la SDO correlacionaron con una intensidad mediana, la Posición Izquierda/Derecha correlacionó sólo con el RWA mientras la Intolerancia a la Incertidumbre y Ambigüedad correlacionó directamente con el RWA y la SDO.
Análisis de ecuaciones estructurales
Dos modelos estructurales fueron propuestos para establecer la relación entre las variables vinculadas con la ideología política y las diversas manifestaciones de prejuicio. El Modelo 1 (ver: Figura 1) establece relaciones más específicas entre las variables y propone que la Intolerancia a la Incertidumbre y Ambigüedad, la SDO y el RWA influirán sobre diferentes formas de prejuicio. Por otro lado, el Modelo 2 (ver: Figura 2) propone que existe un escalamiento en cuanto a la relación entre las variables. La Intolerancia a la Incertidumbre y Ambigüedad como motivación epistémica, influye sobre la SDO y el RWA, las mismas que influyen sobre todos los tipos de prejuicio incluidos en el estudio. Además, el RWA es la única variable que influye sobre la Posición Izquierda/Derecha.
En la Tabla 2 se presentan los estadísticos de ajuste para los dos modelos estructurales que fueron propuestos. Con base en el análisis del Índice de Adecuación Comparativo (CFI) y la Raíz del Residuo Estandarizado Cuadrático Medio (SRMR), se puede sostener que el Modelo 2 es el que posee un mejor ajuste en relación a los datos, aunque no presenta un ajuste óptimo. Aunque la SRMR debió ser menor a .08 para poder determinar que existe un ajuste efectivamente adecuado, el Modelo 2 resulta ser el más ajustado, ya que la SRMR es muy cercana a .08, tomando en cuenta su complejidad (once relaciones propuestas entre ocho variables). En las Figuras 1 y 2 se presentan los diagramas estructurales de los Modelos 1 y 2.
En la Figura 1 se observa el Modelo 1, las relaciones propuestas entre las variables, los betas que resultaron significativos y también los no significativos. En este modelo, no resultaron significativas las relaciones propuestas entre la Intolerancia a la Incertidumbre y Ambigüedad y el Sexismo Benevolente y entre la Intolerancia a la Incertidumbre y Ambigüedad y la Homofobia. Tampoco resultó significativa la relación propuesta entre la SDO y el Prejuicio Étnico.
En el Modelo 2, cuyo diagrama aparece en la Figura 2, no resultaron significativas las relaciones propuestas entre la SDO y el Prejuicio Étnico y entre la SDO y el Sexismo Benevolente. Todas las demás relaciones propuestas resultaron significativas.
Discusión
Las relaciones observadas entre los indicadores de ideología y las distintas expresiones del prejuicio levantadas en el estudio son coherentes y corroboran que una aproximación ideológica multidimensional al tema del prejuicio en el Perú es correcta, aunque con ciertas particularidades.
En ese sentido, para la presente investigación se propusieron dos modelos de ecuaciones estructurales que describieran el rol de la intolerancia a la incertidumbre y ambigüedad, el RWA y la SDO sobre diversas expresiones del prejuicio en el Perú. El Modelo 1 (ver: Figura 1), basado conceptualmente en la propuesta de Duckitt e col. (2002), proponía que el RWA tiene como antecedente la presencia de un entorno ambiguo e incierto que, como se ha establecido, despierta una respuesta autoritaria (Oesterreich, 2005). Una vez establecidas las bases para la presencia del autoritarismo de derecha, entonces éste puede funcionar como un buen predictor del prejuicio hacia grupos considerados amenazantes contra aquello que los autoritarios consideran socialmente correcto (Duckitt e col., 2002; Duckitt & Sibley, 2007). En ese sentido, era razonable pensar que el RWA actuaría como predictor del prejuicio hacia los grupos amazónicos, percibidos desde la Lima urbana como violentos y agresivos. Además el RWA podría ser un buen predictor de la homofobia y el sexismo benevolente como respuesta política y social a expresiones de la sexualidad humana y de las relaciones entre los masculino y femenino, que políticamente sean consideradas transgresoras del statu quo. Por su parte, se esperaba que la SDO actuara como predictora de aquellas expresiones de prejuicio que supusieran el mantenimiento de las jerarquías al interior de la sociedad. Sobre este punto el modelo proponía que esta expresión ideológica explicaría una vez más, un mayor prejuicio hacia los grupos amazónicos, no porque éstos sean amenazantes, sino porque éstos son de bajo estatus (Espinosa, 2011; Espinosa, e col., 2007). También se esperaba que la SDO predijera la homofobia y el sexismo hostil, como expresiones prejuiciosas hacia grupos cuyos roles sexuales están sometidos a las concepciones tradicionales de masculinidad y femineidad.
El Modelo 1 mostraba que el RWA sí tenía capacidad predictiva ante todas las expresiones de prejuicio esperadas, especialmente con el sexismo benevolente, donde el tamaño del efecto en la relación era grande. Por su parte, la SDO predecía la expresión del sexismo hostil y la homofobia, pero no así la expresión del prejuicio hacia los grupos amazónicos, sugiriendo que el estereotipo de los amazónicos como de bajo estatus es menos fuerte que el estereotipo de los mismos como amenazantes para los participantes del presente estudio.
Considerando lo anterior, se observó que el ajuste del Modelo 1 no era lo suficientemente bueno, por lo que se propuso el Modelo 2 (ver: Figura 2), en el que se esperaba que la intolerancia a la incertidumbre y ambigüedad predijeran tanto el RWA como la SDO y que a su vez, éstas variables ideológicas se asociarían con todas las expresiones del prejuicio levantadas en el estudio. Lo anterior supondría que ambas dimensiones ideológicas estarían más relacionadas de lo que originalmente propone la teoría y que para explicar el prejuicio en el Perú sería más adecuado utilizar ambas dimensiones en conjunto. El Modelo 2 mostró que efectivamente tanto el RWA como la SDO se incrementaban en los participantes en la medida en que hubiera una mayor percepción de ambigüedad e incertidumbre en el entorno, y esto es particularmente interesante, porque esta relación era conceptualmente esperable para el caso del RWA pero no necesariamente para el caso de la SDO. Pese a ello, esta relación es coherente con la propuesta de Jost e col. (2003), en la medida en que la intolerancia a la incertidumbre y ambigüedad, entendida como motivación epistémica, debe influir sobre el conservadurismo político, del cual, tanto la SDO como el RWA pueden considerarse como dimensiones ideológicas constituyentes. Al respecto, lo anterior constituye un hallazgo razonable, pues en la medida en que las ideologías proveen de marcos de interpretación de la realidad social, es lógico pensar que situaciones ambiguas e inciertas las refuercen, y en este sentido la SDO no sería la excepción.
Asimismo, en el Modelo 2 se aprecia que el RWA es un buen predictor de todas las expresiones del prejuicio estudiadas, incluida la expresión del sexismo hostil, lo que lo presenta como una posición ideológica suficiente para entender estas expresiones. Esto se presenta más interesante en la medida en que el RWA se encuentra asociado a una posición ideológica unidimensional como la del continuo Izquierda-Derecha que tiende a ser por sí misma una buena predictora de actitudes políticas y sociales como el prejuicio (Jost e col., 2009). Sin embargo, la SDO también tiene calidad predictiva ante la expresión de la homofobia y el sexismo hostil, lo que afianza la idea de que los modelos ideológicos multidimensionales pueden explicar mejor algunas expresiones del prejuicio, en la línea de lo argumentado previamente en el marco conceptual del presente estudio.
Como se ha mostrado en los resultados, el segundo modelo presenta un mejor ajuste de las relaciones entre la percepción del entorno, la ideología y la expresión del prejuicio. Al respecto, se puede considerar que el listado de grupos evaluados, tanto homosexuales, mujeres y minorías étnicas pueden ser percibidos, por determinados individuos, como amenazantes contra el statu quo y por ende el RWA explicaría el prejuicio hacia ellos. Complementariamente, los homosexuales y las mujeres también pueden ser percibidos como de bajo estatus y esto explicaría la relación observada entre la SDO, la homofobia y el sexismo hostil.
Finalmente, los resultados sugieren que para entender la expresión del prejuicio hacia las minorías étnicas, la homosexualidad, así como la defensa de los roles de género tradicionales en el Perú, es necesario analizar lo que podemos denominar un conservadurismo político autoritario de derecha. Este conservadurismo autoritario también está relacionado con la SDO, concepto que permite entender ciertas expresiones de prejuicio en el Perú, que hablan de la complejidad de este fenómeno en un país socialmente diverso pero con una importante tendencia hacia el autoritarismo.
El enfoque multidimensional de Duckitt e col. (2002), así como la propuesta del conservadurismo como cognición social motivada de Jost e col. (2003) parecen ser, a la luz de los resultados de este estudio, teorías aplicables para la comprensión de la dinámica social y política del Perú. Sin embargo, resulta necesario seguir profundizando en la problemática acerca de la evaluación negativa de diversos grupos sociales en el Perú, ya sea porque son percibidos como amenazantes o porque son representados como de bajo estatus.
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Endereço para correspondência
Jan Marc Rottenbacher
E-mail: jrottenbacher@pucp.edu.pe
Agustín Espinosa
E-mail: agustin.espinosa@pucp.edu.pe
José Manuel Magallanes
E-mail: jmagallanes@pucp.edu.pe
Recebido em: 16/07/2011
Revisado em: 06/10/2011
Aceito em: 11/11/2011
* Graduado em Psicologia Social pela Pontifícia Universidade Católica do Peru, Lima, Peru. Professor do Departamento de Psicologia e membro do Grupo de Pesquisa em Psicologia Política da Pontifícia Universidade Católica do Peru, Lima, Peru.
** Doutor em Psicologia Social pela Universidade del País Vasco, Espanha, e graduado em Psicologia pela Pontifícia Universidade Católica do Peru, Lima, Peru. Professor do Departamento de Psicologia e Coordenador do Grupo de Pesquisa em Psicologia Política da Pontifícia Universidade Católica do Peru, Lima, Peru.
*** Mestre em Ciência Política pela Pontifícia Universidade Católica do Peru, Lima, Peru. Doutor em Psicologia pela Universidade Nacional Maior de São Marcos, Lima, Peru. Professor de Ciência Política do departamento de Ciências Sociais e diretor do Centro de Pesquisas Sociológicas, Econômicas, Políticas e Antropológicas da Pontifícia Universidade Católica do Peru, Lima, Peru.
1 Según los criterios propuestos por Cohen (1988), el nivel de confiabilidad se considera aceptable si el coeficiente Alfa de Cronbach es mayor a 0.6 (α > .60), y alto cuando es mayor a 0.8 (α > .80).