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Revista Psicologia Política

 ISSN 2175-1390

     

 

ARTIGOS

 

Del marxismo occidental al posmarxismo a través de la noción de sobredeterminación

 

From wester marxism to post-marxism through the notion of overdetermination

 

Do marxismo ocidental ao pós-marxismo através da noção de sobredeterminação

 

Du marxisme occidental au post-marxisme en passant par la notion de surdétermination

 

 

María Cecilia Ipar

Socióloga formada na Universidade de Buenos Aires, mestre e doutoranda em ciência política na Universidade de São Paulo. Foi bolsista CNPq no mestrado e é bolsista FAPESP no doutorado. Atualmente encontra-se desenvolvendo estágio de pesquisa BEPE na Universidade Complutense de Madri, também com bolsa FAPESP; ceciliaipar@usp.br

 

 


RESUMEN

El objetivo del trabajo es analizar la influencia del psicoanálisis en la teoría social contemporánea que va del marxismo occidental al posmarxismo, centrándonos en la noción de sobredeterminación. Para ello iremos a revisar este concepto a la luz de los trabajos de Louis Althusser vinculados al problema de la ideología, reconstruir sus posibles bastidores en el pensamiento freudiano, y analizar la forma en la que esto es introducido en la perspectiva política posmarxista de Ernesto Laclau y Chantal Mouffe.

Palabras clave: Ideología; Sobredeterminación; Discurso; Marxismo; Posmarxismo.


ABSTRACT

This work intends to analyse the influence of psychoanalysis on the contemporary social thought that goes from Western Marxism to Post Marxism, focusing on the concept of overdetermination. For this proposal, the paper is going to review this concept through Louis Althusser's theoretical developments about ideology, in order to identify their roots on Freud's thought and also to analyse the way in which that discussion was introduced in post-Marxist political perspective of Ernesto Laclau and Chantal Mouffe.

Keywords: Ideology; Overdetermination: Discourse; Marxism; Post-Marxism.


RESUMO

O objetivo do trabalho é analisar a influência da psicanálise na teoria social contemporânea que vai do marxismo ao pós-marxismo centrando-se na categoria de sobredeterminação. Para isso iremos revisitar este conceito à luz dos trabalhos de Louis Althhusser vinculados ao problema da ideologia, reconstruir seus possíveis bastidores no pensamento freudiano, e analisar a forma pela qual isso é introduzido na perspectiva política pós-marxista de Ernesto Laclau e Chantal Mouffe.

Palavras-chave: Ideologia; Sobredeterminação; Discurso; Marxismo: Pós-marxismo.


RÉSUMÉ

L'objectif de ce travail est d'analyser l'influence de la psychanalyse sur la théorie sociale contemporaine allant du marxisme occidental au post-marxisme, en se concentrant sur la notion de surdétermination. Pour cela, nous examinerons ce concept à la lumière du travail de Louis Althusser lié au problème de l'idéologie, en reconstruirons les bases possibles dans la pensée freudienne et en analyserons la manière dont il est introduit dans la perspective politique post-marxiste d'Ernesto Laclau. et Chantal Mouffe.

Mots-clés: Idéologie; Surdétermination; Discours; Marxisme; Postmarxisme.


 

 

Introducción

La temática desde la cual el pensamiento social marxista ha mirado con interés Ios desarrollos teóricos dei psicoanálisis es, sin lugar a dudas, la temática de la ideologia. Tanto en la elaboración conceptual de la noción de ideologia como en el desciframiento de su carácter estructurador de ias relaciones sociales arquetipicas de la sociedad capitalista, el psicoanálisis se ha revelado como un soporte fundamental para el 'marxismo Occidental'. Siguiendo ios lineamientos de síntesis de Perry Anderson (1976) a la hora de describir aquello que inscribiria a un conjunto heterogêneo de pensadores marxistas dentro de una tradición intelectual especifica, el marxismo Occidental se ha caracterizado principalmente por el desarrollo de una lectura y una reconstrucción critica de la obra de Marx a partir de la filosofia. Desde ios anos '20 hasta la década dei '60 emergieron una serie de trabajos de intelectuales europeos occidentales destinados a entender el marxismo desde la filosofia, desplazando asi el antiguo pivote hermenêutico hegemônico de la economia y la politica de la generaciôn anterior a la I Guerra Mundial. Ello suponia el rompimiento con otro punto importante en relaciôn con la tradición marxista anterior, que tiene que ver con la unidad orgánica que éstos concebian entre teoria y práctica política. Paralelo ai distanciamiento entre teoria y práctica, o ai descrédito en la coherencia y armonia de su sintesis dialéctica, corre la defensa general de estos autores de cierta autonomia relativa de la filosofia en relaciôn con la politica y la "realidad objetiva" que produce la dinámica econômica. La generaciôn de marxistas occidentales, que surge con la publicaciôn en 1923 dei famoso libro de Georg Lukács (1923/2003), Historia y conciencia de clase procurará defender teóricamente la separaciôn o no congruência entre teoria marxista y práctica politica emancipatoria, pero no para resucitar -ai menos no de manera consciente- un cierto idealismo en el corazôn dei materialismo histórico sino para complejizar la propia idea de praxis. Es decir, la lectura filosófica dei pensamiento de Marx no seria apenas un ejercicio meramente especulativo sino ya una práctica social vinculada de manera esencial con la práctica politica revolucionaria. No sin un cierto sesgo eurocéntrico, la lectura de Perry Anderson (1976, p. 58) sobre el devenir dei marxismo Occidental destaca el hecho de que esta separaciôn entre teoria y práctica a partir de ios anos '20 se dio en un contexto de ausência de grandes levantamientos revolucionários luego de la Revoluciôn Rusa de 1917 y, en consecuencia con esto último, en el marco de una fuerte stalinizaciôn de ios partidos comunistas de ios paises europeos más desarrollados. Un hecho crucial para el desarrollo de esta lectura filosófica dei marxismo fue la publicaciôn en Moscú en 1932 de ios hasta ese entonces inéditos Manuscritos econômico-filosôficos de Marx, escritos en 1844. En otro de sus textos tempranos, Crítica a la filosofia del derecho de Hegel, Marx (2013) afirmaba que si el proletariado era el corazôn de la revoluciôn, la filosofia seria su cabeza. De todos modos, más allá del valor adjudicado a la filosofia en ios textos de juventud de Marx, es el contexto histórico senalado por Anderson y el avance del fascismo en Europa lo que verdaderamente propiciô en general el pasaje de la reflexiôn de ias obras de Marx desde la sede del partido ai ámbito académico-universitario-especializado. En ese sentido, la lectura de ios textos de Marx, a partir de un diálogo con categorias y sistemas del pensamiento filosófico anteriores a él, asi como con nuevas teorias y ciências florecientes (como la lingüistica y el psicoanálisis) ha sido una marca distintiva del marxismo Occidental de este periodo.

Uno de ios ejes centrales de esta reconstrucción filosófica del marxismo fue su carácter epistemolôgico, es decir, la reflexiôn filosófica alrededor del materialismo histórico como siendo el método de análisis cientifico para la comprensiôn del devenir histórico de ias distintas formaciones sociales. Con relaciôn a ello, el principal oponente de la generaciôn anterior de teóricos marxistas fue Engels y su dialéctica de la naturaleza (Anti-Dühring, capitulo III). Luego de la muerte de Marx, Engels publicô una serie de trabajos en ios cuales afirmaba que la dialéctica era una ley universal y cientifica, válida tanto para la naturaleza como para la sociedad (Bottomore, 2001, p. 251). Por su parte, el marxismo Occidental tendiô a discordar radicalmente de esta perspectiva de la dialéctica de Engels por consideraria reduccionista y profundamente anti-histórica, en el sentido de que la dialéctica del materialismo histórico es una ley social y cultural que sólo es posible pensaria en el marco de relaciones sociales contingentes y no en el nivel orgánico (fisico-quimico) de la transformaciôn de la naturaleza.

La preeminencia dei estúdio de las superestructuras culturales que delimitan el campo de significación de la subjetividad históricamente situada, en detrimento de los análisis histórico-económicos avalados por una idea de progreso -o de un devenir histórico universal, pensado como la agudización de contradicciones dialécticas y la superación de las crisis dei capitalismo en dirección al comunismo-, es el tema desde el cual el marxismo Occidental ha encarado filosóficamente el problema de la dominación de clase en el capitalismo, así como también las vias de emancipación posibles. Pensar la configuración y dinámica de la ideologia y la eficacia de los dispositivos subjetivos dei poder de la burguesia sobre el resto de la sociedad oprimida es el gran desafio intelectual para toda esta generación de marxistas.

Slavoj Žižek (2008), haciendo un paralelo con la tríada hegeliana (pero sin jerarquizar sus momentos constitutivos), divide el análisis y la critica de la ideologia en tres niveles: en sí, para sí, y en sí-para sí. La ideologia en sí, y su critica a este nivel, serian todas aquellas ideas, doctrinas, creencias, etc. destinadas a articular una verdad objetiva, neutral, que no se muestra al servicio de ningún interés más que el de la pura verdad (a pesar de estarlo). El modo clásico de la critica de la ideologia en sí seria la lectura de síntomas, es decir, descubrir la tendencia oculta, no confesada en el texto (Habermas seria el último gran exponente de esta tradición). La ideologia para sí se define por su relación con un exterior -a través de la cristalización en determinadas prácticas, rituales e instituciones-, la cual permite la reproducción y el sostenimiento de su eficacia interpeladora y constitutiva de la subjetividad histórica a lo largo dei tiempo. El clásico trabajo de Louis Althusser acerca de los Aparatos ideológicos dei Estado, apoyado en la fundamentación "autopoiética" de la fe de Pascal, es el arquétipo dei análisis crítico de la ideologia a este nivel dei para sí. Finalmente, la ideologia en sí-para sí nos presenta esta última exteriorización como siendo, desde siempre, en sí misma. Lo que se puede interpretar como el desaparecimiento dei lugar de la enunciación. Desconocimiento a partir dei cual la ideologia no es vista como aquello que garantiza la reproducción de la dominación social, sino que es la propia noción de ideologia la que ahora comienza a desaparecer confundiéndose con la realidad exterior objetivada, sin embargo, por medio de aquellas prácticas e instituciones ideológicas. Pero, llegados a este momento, reconociendo que la ideologia no es un defecto, error o más allá de la realidad sino que, por el contrario, es uno de los pilares de su materialidad constitutiva, Žižek nos cuestiona lo siguiente: ¿Es ese un motivo suficiente para abandonar la noción y el análisis de 'ideologia'? Su respuesta es negativa, y la razón por la cual este autor considera que no debemos abandonar la noción de ideologia es su apuesta en la necesidad de mantener una distancia radical, una brecha ontológica irreductible, una firme convicción en la imposibilidad de asimilación total de la realidad a la ideologia y viceversa.

Aunque no haya una linea clara de demarcación que separe la ideologia de la realidad, aunque la ideologia ya esté operando en todo lo que experimentamos como la "realidad", sin embargo debemos sostener la tensión que mantiene viva la crítica de la ideologia [...] la ideologia no es todo; es posible suponer una posición que nos permita mantener una distancia con respecto a ella, pero este lugar desde el que se puede denunciar la ideologia debe permanecer vacío, no puede ser ocupado por ninguna realidad definida positivamente. (Žižek, 2008, p. 26)

Suponiendo que este "lugar vacio", desde el cual podríamos hacer el análisis y la critica de la ideologia, no es, o bien el paradigma cientifico dei materialismo histórico de Marx, a la manera de Althusser; o bien la neutralidad dei observador inocente dei paradigma cientifico positivista, ¿qué otra cosa podria ser? Žižek afirma que el análisis de la ideologia es posible siempre y cuando se articule desde un lugar en el cual sea posible la reactualización de la alternativa indecidible entre el adentro y el afuera de la ideologia. Pero la demarcación de este estar dentro o fuera de la ideologia es posible no gracias a la existencia de lo-no-ideológico sino de otra posición igualmente ideológica. Pero esta salida repone el riesgo de considerar obsoleto hablar de la ideologia, dado que toda posición discursiva lo seria. Para evitar ese naufragio y quedar acorralado por el falso dilema entre realidad objetiva verdadera versus ideologia subjetiva ilusória ya apuntalado por la posición teóricaposmoderna, la cual abriera mano de la misma noción de ideologia, Žižek intenta justificar la necesidad de mantener viva la distancia entre realidad e ideologia a partir de la diferenciación lacaniana entre la realidad y lo real. Y aquello que este autor ubica al nivel de lo real, que impediría el cerramiento total de la ideologia que configura a la realidad social, es la presencia del antagonismo de la lucha de clases. Así como para Lacan lo real seria la dimensión de goce imposible de ser capturada por la lógica del significante que configura a la realidad, la lucha de clases seria para Žižek la dimensión de lo real imposible (porque es pensada como un conflicto perenne) que impide que la realidad construida a partir de los mecanismos ideológicos dominantes pueda identificarse de pleno derecho con la realidad. Lo que la realidad ocultaria, como la operación ideológica por excelencia, es la lucha de clases latente (más o menos reprimida) sobre la cual se estableceria la sociedad. Por eso el autor afirma que no hay lucha de clases en la realidad sino que "la lucha de clases es el antagonismo que impide a la realidad (social) objetiva constituirse como una totalidad encerrada en si misma" (Žižek, 2008, p. 32). De esta manera, el estúdio de las ideologias del materialismo histórico nos conduciría a un estúdio más demorado sobre las superestructuras que definen y organizan las formas políticas y culturales de emergencia de la identidad política y la lucha de clases. El antagonismo social seria entonces lo real de la realidad social, es decir, aquella dimensión de conflicto que impide que la estructuración simbólica de la sociedad se configure de manera completa y cerrada. Lo real lacaniano a nivel social es entendido por Žižek como lo que impide que el sentido de la realidad se homogeneice a la manera de una experiencia pos-politica, meramente administrada, de la vida en común. Donde haya critica habrá entonces, todavia, un lugar no colonizado por la ideologia, no solo por ser un espacio extra-ideológico sino uno desde el cual dar la lucha ideológica, la politización del sentido. Finalmente, el autor se pregunta algo parecido con lo siguiente: ¿podría el psicoanálisis auxiliar al materialismo histórico en la comprensión de esta dimensión real imposible reprimida de la ideologia, que impide que la realidad social sea clausurada de una vez y para siempre en los términos simbólicos dictados por la clase dominante? Si bien no es exactamente esta la pregunta de Althusser, ni tampoco la de Laclau y Mouffe, podemos decir que tanto el primero como los segundos han intentado igualmente encontrar en el psicoanálisis una clave de lectura para comprender la naturaleza y el fúncionamiento de la ideologia y el discurso como siendo la materia prima constitutiva de las superestructuras culturales y políticas del poder econômico, esenciales tanto para la identificación subjetiva como para la orientaciôn del comportamiento social y político de las mismas clases sociales. Y en ese complejo camino de interpretaciôn y construcciôn teórica, la articulaciôn ingeniosa del concepto de sobredeterminaciôn de Louís Althusser se ha revelado imprescindible.

 

El concepto de sobredeterminaciôn de Althusser

Debemos comenzar situando la relaciôn de Althusser con el psicoanálisis en general. Podemos decir que la defensa de Althusser del psicoanálisis se enmarca en el rechazo explícito de la psicologia, análogo a su rechazo del economicismo marxista, como siendo dos expresiones del mismo reduccionismo histórico basado en explicaciones monocausales. Althusser defenderá el estatuto científico, tanto del psicoanálisis como del materialismo histórico marxista, en detrimento de lo que él consideraba sus expresiones "ideológicas". En el prólogo a la segunda ediciôn de La revolución teórica de Marx de 1967, Althusser (1973) deja bien en claro que lo que estaba en juego durante los anos '60 era el movimiento comunista internacional. En ese sentido, su intervenciôn filosófica procuraba fines eminentemente políticos. Pero de un modo indirecto, pues hace referencia a los problemas ideológicos y teóricos que estarían por detrás de problemas políticos concretos tales como la escisión del movimiento comunista internacional o la política partidaria del Partido Comunista. A comienzos de los anos '60, década de florecimiento del pensamiento de Althusser, el marxismo se encontraba en una profunda crisis. Como senala el investigador Walter Evangelista (Althusser, 1985, p. 14) en la introducciôn a la traducciôn al português de los textos Freud e Lacan, Marx e Freud, luego dei XX Congreso dei Partido Comunista de la URSS, en 1956, el marxismo se había tornado una doctrina de Estado. Se hallaba obstruido tanto por el dogmatismo stalinista como por sus intentos de superación apelando a un cierto humanismo o a antropologías existencialistas. Surge entonces la intervención de Althusser, como un modo de intentar reconstruir el materialismo dialéctico para rescatarlo de ias ideologias doctrinarias y/o humanistas a partir de un contrapunto radical entre ciencia e ideologia. Tanto el dogmatismo stalinista como el idealismo de la ideologia burguesa, al nivel de la práctica política; asi como el idealismo filosófico de la dialéctica hegeliano, en el nivel de la práctica teórica, habrian contaminado y tergiversado el carácter revolucionário dei materialismo histórico marxista. Para reconstruir filosóficamente el carácter epistemológico dei materialismo histórico de Marx, de modo de poder contraponerlo a su utilización ideológica, el psicoanálisis habria sido imprescindible. En ese sentido, Althusser irá a defender al psicoanálisis como una ciencia nueva, cuyo saber se articula alrededor de un objeto de conocimiento nuevo: el inconsciente. Pero asumir el carácter cientifico dei materialismo histórico y dei psicoanálisis no significaba asimilar la dominación/lucha de clases y el inconsciente a meros objetos de análisis exteriores al propio campo teórico-filosófico dei cual surgieron. Por el contrario, en clara confrontación con la epistemologia positivista, Althusser entiende que el objeto de cualquier ciencia es el resultado de una construcción teórica y para nada puede ser entendido como una suerte de primera realidad empírica anterior a dicha construcción. Se trataria, entonces, de poder entender cómo y en qué medida el surgimiento dei psicoanálisis, en tanto ciencia nueva, puede aportar a la reconstrucción filosófica dei materialismo histórico de Marx. La defensa dei materialismo histórico (y dei psicoanálisis) como ciencia debe entenderse como un rompimiento con la ideologia teórica, contra "todas ias formas de subjetivismo filosófico (y político)" (Althusser, 1973, x). El corte epistemológico con la ideologia teórica burguesa operado por el materialismo histórico es, básicamente, contra el empirismo y sus derivados. Contra todos aquellos saberes calificados autorizados en el presupuesto epistemológico de que la objetividad -sobre la cual opera el método y el conocimiento científico- es anterior a e independiente de la propia constitución de dichas ciencias. De otro lado, la ideologia no-teórica -que será analizada críticamente en el famoso texto de 1970, Ideologia y aparatos ideológicos del Estado-, debe diferenciarse de la ideologia teórica, pero ser igualmente combatida por medios no ya filosóficos sino políticos (en el sentido más clásico del término). La ideologia no-teórica o práctica es aquella encargada de dar sentido, adjudicar lugares y legitimación de la acción social. Ejemplos de ella son la ideologia jurídica, la religión, la moral, la comunicación social, etc. La lucha contra la ideologia dominante en este nivel debe visar rupturas políticas y no epistemológicas, como consecuencia de la práctica política emancipatoria. En la década del 60 Althusser emprende la labor mencionada anteriormente tomando partido por Lenin, Mao Tse Tung, Freud y Lacan y en contra de Hegel. En oposición con la dialéctica hegeliana, Althusser sostendrá que el principio de causalidad histórica marxista es completamente diferente al de Hegel, pues el esquema idealista de éste se basaria en un tipo de contradicción simple mientras que la contradicción que hace funcionar a la dialéctica del materialismo histórico seria sobredeterminada. En el texto "Contradicción y sobredeterminación" el autor se propone desmitificar la teoria marxista de una supuesta simplicidad o reducción en su concepción dialéctica de la historia, heredera, de cierta manera, del idealismo hegeliano (aunque más no sea, para "darlo vuelta"). Para ello propone pensar no sólo la dialéctica sino todo y cuanto concepto hegeliano haya propiciado la critica marxista como adquiriendo un sentido absolutamente renovado e inédito en la teoria social de Marx. Especificamente con relación a la dialéctica y sus momentos constitutivos, Althusser sostiene que, a diferencia de la simplicidad del principio espiritual inmanente que para Hegel comandaria el despliegue de la autoconciencia de la totalidad social y política de una determinada época histórica, lo que para Marx explica el modo de ser históricamente es una contradicción no simple, no unívo ca sino una contradicción sobredeterminada.

La simplicidad de la contradicción hegeliana no es posible, en efecto, sino a partir de la simplicidad del principio interno que constituye la esencia de todo período histórico. Es debido a que es posible de derecho reducir la totalidady la infinita diversidad de una sociedad histórica dada (Grécia, Roma, el Sacro Imperio, Inglaterra etc.) a un principio interno simple, que esta misma simplicidad, adquirida así de derecho a la contradicción, puede reflejarse en ella. (Althusser, 1973, p. 83)

De esta manera, Althusser utilizaria el término sobredeterminación para explicar el modo en que se expresa históricamente una cuestión capilar en el pensamiento de Marx, que es el senalamiento de que la sociedad que se erige de la economia capitalista se basa en una contradicción inmanente entre sus relaciones sociales de producción y las fuerzas productivas. En otras palabras, la sobredeterminación adjetiva de manera múltiple la determinación en última instancia de la contradicción fundamental, contraponiéndose, de esta forma, a la simplicidad del principio histórico interno hegeliano. Y aqui el autor nos alerta sobre un senalamiento ya subrayado por Lenin, que indica que "última" no debe con-fundirse con "única" instancia. En las sociedades capitalistas la contradicción inmanente de la economia determina las contradicciones sociales de forma general, pero eso no quiere decir que otras instancias de la superestructura no jueguen un papel importante, e inclusive parcialmente al margen o con cierto grado de autonomia frente a la contradicción fundamental. Lo importante a senalar ahora es que en la articulación filosófica de este concepto de sobredeterminación -fundamental, como dijimos, para retirar la teoria marxista del contexto hermenêutico del idealismo hegeliano- podemos identificar tres referencias teórico-politicas fundamentales. Althusser toma en ese texto la diferenciación entre contradicciones antagónicas y no-antagónicas de Mao Tse Tung; el tema del "eslabón más débil" de la teoria del partido revolucionário de Lenin; y la noción de sobredeterminación de Freud, pero aqui la relación de este concepto con el psicoanálisis es mencionada sólo de manera fugaz e indirecta. Dice Althusser: "No me aferro especialmente a este término de sobredeterminación (sacado de otras disciplinas), pero lo empleo a falta de uno mejor, a la vez como un indice y como un problema, y también porque permite ver, bastante bien, por quê se trata de algo totalmente diferente a la contradicción hegeliana" (Althusser, 1973, pp. 81-82). Si el concepto de sobredeterminación nos marcaria a la vez un indice y un problema inmanente a la propia idea de contradicción, al propio principio de causalidad histórica de la filosofia marxista, podriamos decir que la referencia al psicoanálisis nos ayudaria a entender en quê sentido la complejidad especifica de la sobredeterminación se revela como un indice de la contradicción. Mientras que las otras dos referencias, Mao y Lenin, nos ayudarian a entender mejor la complejidad del problema teórico y político que este mismo principio de causalidad histórica nos plantea. (,Qué significa decir que la sobredeterminación es un indice de la contradicción? En primer lugar, significaria decir que la comprensión o "autoconsciencia" de la contradicción no es un punto de llegada sino un camino, marcado por pistas o trozos de un saber fragmentado en múltiples y variadas formas de manifestación. Lo que nos coloca la necesidad de leer la contradicción mediante indicios múltiples y heterogêneos. Pero, en segundo lugar, podemos asociar directamente esta palabra a la definición del inconsciente de Freud como un indice o indicio de una experiencia que emerge o se reprime en relación con la conciencia, que está en contraposición a la idea de inconsciente como propiedad.1 Aquello que se encuentra sobredeterminado en las formaciones inconscientes, como los suenos y los sintomas, es siempre la verdad del deseo inconsciente. Esto lo vamos a trabajar mejor en la sección siguiente, pero ahora es importante senalar lo siguiente. La movilización del concepto de sobredeterminación que lleva a cabo Althusser tiene por finalidad querer entender por qué en algunos casos históricos puede ocurrir la cristalización de esa contradicción fundamental, y darse la ruptura revolucionaria, mientras que en otros casos eso mismo no sucede.

¿Puedo entonces adelantar [...] Puedo entonces adelantar [...] que la contradicción sobredeterminada puede ser sobredeterminada en el sentido de una inhibición histórica, de un verdadero “bloqueo” de la contradicción (ejemplo, la Alemania guillermina), o en el sentido de la ruptura revolucionaria (la Rusia del 17), pero que en ambos casos no se presenta jamás en estado “puro”? Entonces es la “pureza” misma la que sería una excepción, pero no veo bien qué ejemplo podría citarse. (Althusser, 1973, p. 86)

Anudando las tres referencias más importantes de este texto de Althusser, podemos decir que desde el punto de vista del materialismo histórico, el motor de la historia es una contradicción sobredeterminada porque: (a) la contradicción no supone en si misma, de manera mecánica, una forma de lucha basada en el antagonismo abierto entre los opuestos (Mao); (b) opera de manera revolucionaria, subvirtiendo el sistema, cuando ella es el resultado de una fusión, de una acumulación de múltiples y heterogêneas contradicciones ("acumulación de determinaciones eficaces", según Althusser) en una unidad de ruptura revolucionaria (Lenin); no obstante lo cual, la posibilidad de fracaso o represión de la cristalización de ese antagonismo es siempre una posibilidad latente (Freud). Todo lo cual nos permite afirmar que, según la ley histórica del materialismo dialéctico, no existiría una contradicción-causalidad interna simple (la economia, por ejemplo) a partir de la cual poder pensar que la lucha revolucionaria es inmanente a la propia contradicción dialéctica sobre la cual se estructura la sociedad de clases capitalista. Así como tampoco la mera revolución de las estructuras económicas conllevaria, de manera automática, y por si misma, a la modificación de las superestructuras del poder. La necesidad de entender teóricamente esta complejidad que caracteriza a la contradicción dialéctica llevó a Althusser a explorar el terreno del psicoanálisis. ¿Pero qué relación guarda la complejidad de la contradicción inmanente al principio de causalidad histórica del materialismo dialéctico con la complejización de la causalidad de la vida animica operada por Freud con el descubrimiento del inconsciente? Esta es la pregunta que todavia tenemos que despejar.

 

La noción de sobredeterminación desde Freud

En La interpretación de los suenos (1979) Freud vincula la sobredeterminación a uno de los principales efectos del "trabajo del sueno" y a la operatoria de sus dos mecanismos: la condensación y el desplazamiento. Sucintamente, para Freud los suenos poseen dos tipos de materiales diferentes: un contenido manifiesto, que recordamos al despertar; y un contenido latente, que requiere, para su interpretación, de una posterior articulación catártica por parte del sujeto, que la técnica psicoanalitica denomina "asociación libre". El contenido latente es la clave de la interpretación para dar con el deseo reprimido del sujeto que el sueno está queriendo realizar. El trabajo del sueno consiste en confundir, enmascarar, presentar de un modo desorganizado y/o desproporcionado el verdadero valor significante que tienen los elementos que lo componen. Los mecanismos psíquicos envueltos en ese proceso encubridor del trabajo del sueno, como dijimos, son la condensación y el desplazamiento. Freud da algunos ejemplos ilustrativos de ello en la obra mencionada y en muchas otras. La condensación y el desplazamiento -que Lacan va a asimilar a las figuras de la lingüistica, metáfora y metonimia- operan de tal forma que el sueno, al igual que las otras formaciones del inconsciente, es siempre ya un fenómeno sobredeterminando. Esto es así porque, para el caso de la condensación, ciertos elementos significantes del relato manifiesto pueden estar funcionando como puntos nodales o de conexión de una serie de otros significantes, cuyo lazo asociativo daria con el material latente que permite la interpretación del deseo inconsciente. La elaboración onírica se apoya en la condensación cuando identificamos que un elemento escueto del material manifiesto produce una serie de asociaciones significantes mucho más rica según el contenido latente. Así, en la condensación algunos elementos del contenido manifiesto están sobre-representados o ven multiplicarse su valor en el contenido latente. Por otro lado, en el desplazamiento el mecanismo funcionaria a la inversa, es decir, el valor de representación que algunos de los elementos del contenido manifiesto adquiere está sobre-representado, sobredeterminado en relación con el valor significante que verdaderamente tiene para las ideas latentes. Hay en el mecanismo de desplazamiento lo que Freud llama una "transferencia o desplazamiento de las intensidades psíquicas" entre unos elementos valiosos para otros de bajo valor según las ideas latentes. De esta manera, por efecto del desplazamiento, en el relato manifiesto del sueno acaban teniendo valor elementos que para las ideas latentes son de baja significatividad; y, a la inversa, bajo valor manifiesto elementos de mucha relevancia para el contenido latente. El resultado es que el centro del sentido del sueno según las ideas latentes se desliza para otros significantes.

De este desarrollo de la sobredeterminación nos parece importante resaltar el modo en que Freud piensa el efecto de verdad que surge de la interpretación de los suenos, o, en términos generales, la forma de pensar el sentido en las formaciones del inconsciente. En el capítulo II de La interpretación de los suenos, Freud afirma que, en oposición a la interpretación simbólica del sueno -donde el contenido total del sueno es sustituido por otro significado igualmente completo- su técnica en psicoanálisis se emparenta con la "lectura de jeroglificos" de los antiguos, con el "método de cifrado" de los suenos basado en la interpretación de cada uno de los elementos que lo componen. De esta manera, el método de análisis de Freud se transforma en una técnica en détail, por el hecho de concentrarse en el sentido guardado en cada uno de los elementos significantes que componen el sueno, pero también por el hecho de haber una imposibilidad estructural para la generalización de la significación descifrada.

El método de interpretación de suenos que yo practico se aparta del método popular, famoso en la historia y la leyenda, de la interpretación por el simbolismo, y se aproxima al segundo, el "método del descifrado". Como este, es una interpretación en détail, no en masse; como este, aprehende de antemano al sueno como algo compuesto, como un conglomerado de formaciones psíquicas [...] Mi procedimiento no es tan cómodo como el del método popular del descifrado, que traduce el contenido dado del sueno de acuerdo con una clave establecida; más bien tiendo a pensar que en diversas personas y en contextos diferentes el mismo contenido onírico puede encubrir también un sentido disímil. (Freud 1979, pp. 125-126)

La interpretación de los suenos de quien practica psicoanálisis está en las antípodas de la estabilización del sentido en una relación unívoca y monolítica entre significante y significado del tipo "el perro representa la amistad" o "el dinero, el amor". La significación de los elementos oníricos varía porque depende del trabajo posterior de asociación significante, de lo que senalamos anteriormente como método catártico de la asociación libre, que es singular para cada analizante y para cada análisis. Pero si el desciframiento del sueno depende de un trabajo asociativoposterior, gestas ideas latentes que nortean el sentido del sueno, verdaderos índices del deseo inconsciente, ya existían con anterioridad? O, de otro modo, ¿todo lo que le ocurre al sonante puede ser adjudicado al contenido latente? "¿O más bien en el proceso de análisis se engendraron nuevas conexiones de pensamiento que no habían participado en la formación del sueno?" (Freud, 1979, p. 288). Esta es una pregunta que Freud no elude y la responde del siguiente modo:

Una cosa es cierta y queda en pie de estas objeciones: no todas las ocurrencias del trabajo de interpretación precisan ser atribuidas al trabajo nocturno del sueno. Es que en la interpretación de la vigilia recorremos un camino que retrocede desde Ios elementos del sueno [contenido manifiesto] hasta los pensamientos oníricos [contenido latente] [...] Ahora bien, el número o la índole de los hilos colaterales que así se devanean de día carece de toda importancia psicológica con tal que nos abra el camino hasta los pensamientos oníricos que buscamos. (Freud, 1984, p.526. Las aclaraciones entre corchetes nos pertenecen)

En el supuesto de haber un agregado significante a la cadena asociativa que compone el contenido latente del sueno nada habría de modificarse si, inclusive con esas invenciones, llegamos a elucidar la significación que está por detrás del contenido manifiesto. Nos parece interesante, entonces, retener esta idea de que el efecto de verdad, el poder dar con la significación real de un sueno o un síntoma, precisa, necesariamente, de tres tiempos: un relato inicial (manifiesto), un trabajo asociativo en torno a algunos de sus elementos salientes (ideas latentes), una ligación retroactiva del sentido descubierto a partir de la articulación de estas asociaciones. De esta manera, vemos que es un supuesto hermenêutico, técnico pero también ético, altamente importante el hecho de que en la experiencia psicoanalítica la verdad o el sentido esté íntimamente en relación con la singularidad, con cierta originalidad o espontaneidad que no es traducible ni transferible. Como resultado del mismo, esta perspectiva "jeroglífica" de la verdad se opone drásticamente a la idea de la verdad en sentido literal, sostenida por la existencia supuesta de un metalenguaje que pueda "decir la verdad sobre la verdad". A la vez, interpela los principios fundamentales de una filosofia de la historia que procure erigirse sobre la base de la existencia de un tiempo histórico objetivo global, unidimensional, independiente, inmune, desvinculado de consecuencias subjetivas. Sobre este punto, consideramos sumamente interesante investigar el modo en el que podrían operar, a nivel social y político, nociones vinculadas a la perspectiva histórica que se desprende del psicoanálisis como son la "repetición", el "retorno de lo reprimido", el "tiempo de comprender" o el "tiempo de concluir". No podríamos abordar esta inquietud en este momento, aun así, podemos mencionar lo siguiente. Cuando Freud se avoca a inventar una práctica -el "método del descifrado"- que pueda dar cuenta del sentido que guardan las formaciones del inconsciente; y cuando afirma que la clave para dar con dicha verdad sobredeterminada está en la puesta en marcha de un trabajo de asociación libre que es necesariamente posterior a la formación inconsciente, lo que Freud está indirectamente sosteniendo es que la verdad sobre el inconsciente se encuentra en un pasado que es producto del análisis. Asimismo, la memoria asociativa que se vuelve sobre este pasado no es más que la puesta en juego de un trabajo de reme-moración que persigue la verdad del deseo inconsciente y no la realidad "tal cual sucedió". Para el psicoanálisis el tiempo histórico está vinculado a la verdad y no a la realidad, justamente -y estas es otra de las tesis más poderosas para pensar la política-, porque no hay realidad pasada o pasado que no esté siempre ya contaminado de "futuro anterior": lo que soy para lo que habrê llegado a ser. Citemos un pasaje del escrito de Lacan, "Función y campo de la palabra y del lenguaje" a partir del cual podremos entender mejor este concepto:

Es que no se trata para Freud ni de memoria biológica, ni de su mistificación intuicionista, ni de la paramnesia del síntoma, sino de rememoración, es decir, de historia, que hace descansar sobre el fiel de las certidumbres de fecha la balanza en la que las conjeturas sobre el pasado hacen oscilar las promesas del futuro. Seamos categóricos, no se trata de anamnesis psicoanalítica de la realidad, sino de verdad, porque es el efecto de una palabra plena reordenar las contingencias pasadas dándoles el sentido de las necesidades por venir, tales como las constituye la poca libertad por medio de la cual el sujeto las hace presentes. (Lacan 2008, pp. 248-249)

Comentando este mismo punto, la psicoanalista Diana Rabinovich afirma:

La palabra plena es lo que da valor a la anamnesis como índice y resorte de la cura. Pero en esa anamnesis cuenta sólo la verdad, no la exactitud del recuerdo [...] El método freudiano es en el fondo la asunción del sujeto de su historia en tanto constituida por la palabra dirigida al Otro. Por efecto de la palabra las contingências pasadas surgen como necesidades por venir, ella funciona como après-coup organizador. (Rabinovich, 1986, p. 20. El destacado en itálico es nuestro).

La "verdad" en el sentido de la realidad histórica con la que el psicoanálisis trabaja está siempre, entonces, contaminada de futuro anterior, es decir, afectada por un tipo de discurso que permita "reordenar las contingências pasadas dándoles el sentido de las necesidades por venir". En otras palabras, "el hecho en sí" no seria lo más importante -la fidelidad con el recuerdo del sueno o de la escena traumática misma, por ejemplo-, sino la (re)elaboración de dichos eventos en el marco del análisis y la posición que el sujeto asume en ese discurso. En ese sentido, decir que lo que está sobredeterminado en el inconsciente es la verdad y no la realidad, tiene que ver con que no hay modo de recuperar historia alguna que no sea a través de la palabra dirigida a un Otro. Lo cual supone, por otra parte, aquello que Lacan llamó "la función creadora de la palabra".

Toda palabra tiene siempre un más allá, sostiene varias funciones, envuelve varios sentidos. Tras lo que dice un discurso está lo que él quiere decir, y tras lo que quiere decir está otro decir, y esto nunca terminará a menos que lleguemos a sostener que la palabra tiene una función creadora, y que es ella la que hace surgir la cosa misma, que no es más que el concepto. Recuerden lo que dice Hegel sobre el concepto: el concepto es el tiempo de la cosa. (Lacan, 1981, p. 351)

Ahora deberiamos corregir, de cierta manera, los términos en los que nos referimos a la verdad anteriormente, pues para el psicoanálisis la verdad está intimamente relacionada con una dimensión subjetiva que hace suponer que la verdad toda no existe, y que lo que el sujeto va articulando coyunturalmente en la experiência son trozos parciales de lo verdadero, siempre plausible de caducar. En otras palabras, es necesario destacar el carácter contingente de la verdad. Como senala Diana Rabinovich, además de ser un efecto, consecuencia del enganche del sujeto en el campo del Otro, lo verdadero es un discurso que se vuelve necesario para el sostenimiento del sujeto por una contingência de la historia pero que también puede caducar. Que es lo mismo que decir que, a nivel significante, el sujeto siempre puede significar otra cosa. El punto decisivo de la verdad que está en juego en un análisis es siempre lo que el sujeto es cuando causa el deseo del Otro. Y la decisión, más o menos soberana, que está en juego en la construcción de un análisis debe girar en torno a la siguiente pregunta: ¿se quiere lo que se desea?

Ahora bien, volviendo al concepto de sobredeterminación, y para continuar con nuestro recorrido, ya hemos dado algunas claves conceptuales para comprender esta noción desde el psicoanálisis de Freud estableciendo, por un lado, que existen ciertos mecanismos inconscientes (condensación y desplazamiento) a partir de los cuales se puede inferir la sobredeterminación; y, por otro, que el objeto o aquello que está sobredeterminado es la verdad acerca del deseo inconsciente del sujeto. A este respecto agregamos que dicha verdad (a) es un efecto no anterior sino posterior a la articulación significante o trabajo de elaboración discursiva en el contexto de un análisis; (b) no hace referencia a ninguna "realidad" objetiva extra-discursiva; (c) y, finalmente, tal verdad se encuentra inicialmente en el campo dei Otro sin barrar, alienada en el lugar dei Otro primordial.

Retomando ahora lo que desarrollamos en el apartado anterior, podemos ver mejor por qué el estúdio de ias ideologias de Althusser busca abrirse camino en el psicoanálisis, en particular, a través de la noción de sobredeterminación -que, como vimos, en Freud hace referencia a la idea de verdad dei deseo inconsciente. Entonces podemos decir con Althusser que la verdad de la explotación que está en la base de la contradicción dei sistema capitalista -y que la ideologia de la clase dominante, al igual que el trabajo dei sueno, tiende a enmascarar- no debe ser buscada en la realidad sino construida, tanto cientifica como politicamente. Esta verdad dei materialismo histórico y dei movimiento comunista no seria en realidad una verdad completa ni unívoca, sino el resultado de construcciones múltiples y parciales de lo verdadero. Ahora bien, ¿cómo ha sido introducido este tema de la ideologia, que enmascara la dominación de clase, y la sobredeterminación de la vida social en la perspectiva hegemónica de la política de Laclau y Mouffe? A continuación vamos a hacer un balance de la critica de estos autores al concepto de sobredeterminación de Althusser para ver que en ella, lamentablemente, no hubo un esfuerzo por interpretarlo como un concepto en construcción, abierto al diálogo con el psicoanálisis, a la luz dei cual habria sido mucho más productivo poder entenderlo.

 

La lectura posmarxista de la noción de sobredeterminación de Althusser

Laclau y Mouffe (2004) retomarán, con algunas criticas, el concepto de sobredeterminación de Louis Althusser. Pues, para ambos autores Althusser habria colocado en el lugar de la simplicidad dei fundamento de la idea hegeliana otra simplicidad: la contradicción en última instancia de la economia -a pesar de que ella se conciba como siendo múltiplemente determinada.

Si la economia es un objeto que puede determinar en última instancia a todo tipo de sociedad, esto significa que, al menos en lo que se refiere a esa instancia, nos enfrentamos con una determinación simple y no con una sobredeterminación. Y si la sociedad tiene una última instancia que determina sus leyes dei movimiento, se sigue que las relaciones entre las instancias sobredeterminadasy la última instancia que opera según una determinación simple y unidireccional deben ser concebidas en términos de esta última. De lo cual puede deducirse que el campo de la sobredeterminación es sumamente limitado: es el campo de la variación contingente frente a la determinación esencial. Y si la sociedad tiene una determinación esencial y última, la diferencia no es constitutiva, y lo social se unifica en el espacio suturado de un paradigma racionalista. (Laclau & Mouffe, 2004, p. 136. El destacado en negrita es nuestro)

En el fondo lo que los autores parecen criticarle al marxismo no es tanto la "última" instancia ni tampoco el hecho de que sea el ámbito de la "economia" el que aloja el fundamento de la explicación histórica. Consideramos que, a lo que verdaderamente los autores se resisten es a afirmar que el movimiento de la historia se origina y propulsa a partir de una contradicción, sea o no sobredeterminada, porque ella misma implica necesariamente la dualidad (sean o no las relaciones sociales de producción y las fúerzas productivas los polos constitutivos de esa tensión). Es esto mismo lo que quisimos destacar en negrita en la cita anterior: que la queja principal de los autores reside no en el grado de complejidad de la determinación en si misma, sino en la simplicidad de la forma de la determinación cuando se basa en una contradicción. Es decir, más allá de que pensemos la contradicción o el momento negativo de la dialéctica de un modo simple (el Hegel de Marx) o complejo (el Marx de Althusser), para Laclau y Mouffe el locus de lo social está siempre sobredeterminado justamente porque no se basa en la dualidad implícita de la contradicción sino en la polisemia que caracteriza al lenguaje o el discurso. Es por este motivo que, por ejemplo en la obra que citamos, el concepto de sobredeterminación de Ios autores (porque, más allá de la crítica, no dejan de usarlo en reiteradas ocasiones) se desplaza gradualmente hacia la idea de indeterminación, vinculada a la arbitrariedad del signo del estructuralismo lingüístico. De esta manera, los autores entienden que, para salvar a la sobredeterminación de la simplicidad hegeliana o marxista, hay que arrancaria de la negatividad entendida como contradicción y volverla sobre un complejo histórico-social diferente que ellos denominaron hegemonia. ¿Por qué podemos afirmar, a rigor, que la hegemonia es un tipo de formación histórica sobredeterminada? Es una pregunta que Althusser parece no poder responder satisfactoriamente para los autores; al mismo tiempo, consideramos que ias claves analíticas que los autores podrian haber recogido del psicoanálisis tampoco fueron lo suficientemente exploradas. La nominación y el afecto son, sin duda, sus dos dimensiones esenciales. Aun asi, para esclarecer esta operación fundamental o, por qué no, fundacional de la hegemonia, se vuelve necesaria una relectura de ias mismas a la luz de los desarrollos teóricos del psicoanálisis. En síntesis, la critica fundamental de Laclau y Mouffe a Althusser es que él no habria sido consecuente con su propia intención de superar el esencialismo dentro del marxismo, por no haber sido consecuente con su propio concepto de sobredeterminación a la hora de enfrentar a Hegel. ¿Por qué? Porque, a pesar de entender la determinación de la contradicción de manera múltiple, Althusser insistiría en todo caso en que en última instancia la determinación econômica seria la más eficiente. Si pudiéramos graficar esta critica con analogias gastronômicas, y pensáramos en la complejidad de la determinación de Althusser como ias capas de una cebolla, diriamos que lo que Laclau y Mouffe le critican es que aún sostenga que en el meollo de la cebolla lo que hay es el capital enfrentado al trabajo. Como si la forma que tiene Althusser de pensar "la última instancia" fuera exactamente la misma que la del marxismo ortodoxo. Personalmente consideramos esta critica un tanto forzada, no obstante podamos entender cierto pánico característico del contexto histórico de los autores frente a ias posturas reduccionistas dentro del marxismo. Lo que es forzado en el argumento de Laclau y Mouffe es más bien, y valga la redundancia, la forma reduccionista de la crítica. Decir que Althusser seria esencialista por presentar a "lo econômico" como fundamento último de la determinación de la identidad y de la actuaciôn política de ias clases sociales (que habrían de orientarse hacia la lucha de clases), es lo mismo que decir que Freud es esencialista porque articulô toda una teoria del sujeto y los lazos sociales basada en el complejo de Edipo. Ambas cosas son verdad pero no hacen justicia a la complejidad del desarrollo de sus planteos teóricos. Los autores dirigen una acusaciôn injusta, de cierto modo, y no productiva, sobre todo. Seria algo parecido con ir al analista y que en la primera sesión el analista nos diga que la culpa de todo, en el fondo, la tiene mamá. Esto es una verdadera reducciôn de una obviedad. Y décimos reducciôn de una obviedad porque, efectivamente, hay algo de eso que roza lo verdadero, pero ese saber teórico es absolutamente abstracto, inútil en un cierto punto: no tiene ningún valor de verdad si no se lo pone en relaciôn con un análisis, con una historia, en fin, con toda la trama compleja del devenir del sujeto que ingresa en los oscuros laberintos de un análisis. Y no creemos que sea algo parecido a eso justamente lo que se desprende de los textos de Althusser. Inclusive porque, siguiendo a Žižek, podríamos interpretar esa "última instancia econômica" como la dimensiôn real de goce reprimido, es decir, no manifiesto en la lucha social, y no meramente -a la manera ortodoxa- como aquello que determina la "esencia" de la subjetividad a partir de la posiciôn asumida en la divisiôn social del trabajo. Hay una manera ortodoxa de entender la materialidad de la determinación de la economia por parte de Laclau y Mouffe, cuando el propósito de Althusser era justamente poder complejizarla. Lo que sí puede decirse es que Althusser fue el primer exponente del marxismo Occidental en abrirse y abocarse a explorar filosóficamente con tanto rigor esa complejidad, sin que por eso se haya clausurado con él dicha discusión.

 

Palabras fínales

En la lectura critica de Laclau y Mouffe al concepto de sobredeterminación de Althusser habria aún vestigios de esencialismo, aun cuando eso pudiera ser el efecto de una sugestiôn producto del contexto histórico anti-esencialista dei "posmarxismo" surgido en Ios anos '80, marcado por el desencanto y la crisis con el "marxismo real". Pues, desde el punto de vista teórico, y al igual que lo que sucede con la noción gramsciana de hegemonia, ios autores hacen un uso dei concepto de sobredeterminación que, a diferencia de algo que no es tal, es exactamente el mismo que el de Althusser. Utilizan la misma conceptualización althusseriana de sobredeterminación para entender la configuración de ias identidades políticas, a la cual no obstante, y sin lugar a dudas, le aportan un desarrollo teórico propio y original. Por otra parte, ias preocupaciones teórico-políticas tanto de Althusser como de Mouffe y Laclau, a pesar de estar organizadas en momentos históricos distintos, comparten muchas cosas. Básicamente la intención de reformular el marxismo superando el desencanto con el "marxismo real" (el stalinismo y luego el desamparo que produjo el fin de la URSS) y la dedicación especial a ciertos temas como al análisis de ias superestructuras ideológicas, la constitución dei sujeto colectivo en actor político, el problema de la emancipación de la dominación capitalista, etc. Y puede decirse que, por caminos distintos, tanto el marxismo como el posmarxismo han procurado una clave de interpretación de todos estos temas en el psicoanálisis, tanto en Freud como en Lacan. Pero lo hicieron recorriendo caminos diferentes, a lo largo de ios cuales, sin embargo, de un modo u otro, o bien perdieron la conexión con el concepto de sobredeterminación dei psicoanálisis, o bien diluyeron la importancia de ese concepto a lo largo dei tiempo (en el caso de Laclau y Mouffe fue claramente sustituido por la noción de "indeterminación"). Lo que quisiéra-mos proponer, para seguir pensando este concepto a la luz de ias preocupaciones políticas que demanda la hora, es que la separación entre valor de verdad y valor de realidad que se desprende dei concepto de sobredeterminación dei inconsciente de Freud podría haber sido una pista mucho más explorada, tanto por parte dei marxismo como por parte dei posmarxismo.

 

Referencias

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Žižek, S. (Comp.). (2008). Ideologia. Un mapa de la cuestión. Buenos Aires: Fondo de Cultura Econômica.         [ Links ]

 

 

Recebido em: 10/08/2019
Aprovado em: 03/09/2019

 

 

1 Dice Freud en el pequeno texto de 1912, Nota sobre el concepto de inconsciente en psicoanálisis: "Lo inconsciente nos pareció al comienzo un mero carácter enigmático de un cierto proceso psiquico; ahora significa para nosotros algo más: es un indicio de que ese proceso participa de la naturaleza de una cierta categoria psiquica, de la que tenemos conocimiento por otros y más importantes caracteres, y pertenece a un sistema de actividad psiquica que merece nuestra atención. El valor de lo inconsciente como indice ha superado con mucho a su significación como propiedad [...] Este es el tercer sentido, y el más importante, que el término 'inconsciente' ha cobrado en el psicoanálisis". (Freud, 2008, p. 277)

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