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Arquivos Brasileiros de Psicologia

 ISSN 1809-5267

     

 

ARTIGO

 

Representaciones sociales del cuidado: entre las prácticas y la noción de alteridad

 

Social Representations of care: between practicies and otherness

 

Representações sociais de cuidado: entre as práticas e a noção de alteridade.

 

 

María Cristina Chardon

Universidad de Buenos Aires (UBA), Buenos Aires, Província de Buenos Aires, Argentina

Endereço para correspondência

 

 


RESUMEN

El presente trabajo intenta reflexionar acerca de las representaciones sociales como sistemas complejos y abiertos que modelan las relaciones con la sociedad y que, en relación dialéctica, son modeladas por los sistemas socio-histórico-culturales. En el marco de las investigaciones “Representaciones de salud y cuidado en padres y docentes de nivel inicial”1 y “Salud. Calidad de vida y tercera edad”2 realizadas respectivamente en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) de la Argentina, hemos encontrado referencias empíricas que nos permiten relacionar ambos temas. Encontramos relaciones entre la construcción del cuidado hacia los otros y hacia sí mismos con la participación ciudadana, ya sea en partidos políticos o bien en organizaciones de la civilidad: sociedades de fomento, clubes o colectivos organizados de manera contingente para la consecución de un beneficio común que autogestivamente peticionan a las autoridades. Los datos aparecen de manera diacrónica en dos investigaciones, una de representaciones de accidentes en la infancia y otra de representaciones de calidad de vida en adultos mayores (65 años y más). Metodología: Se ha trabajado siguiendo el método de asociación de palabras, entrevistas en profundidad, observación participante y entrevistas con informantes claves. Marco teórico: Se viene trabajando con el marco de la teoría de las representaciones sociales de Moscovici − Jodelet en particular − dentro de un marco más amplio del constructivismo. En investigaciones que se vienen realizando desde 1993 acerca de la prevención de accidentes, considerados dentro de una temática más amplia de articulación entre Salud–Educación, nos interesa todo lo relacionado con la prevención y promoción de la salud.

Palabras clave: Representaciones sociales; Cuidado; Alteridad; Ciudadanía.


ABSTRACT

This work searches to reflect about social representations as complex and opened systems, that shape the relations with the society and, in turn, are shaped by the social-historic and cultural systems in a dialectic relation. We adopt the Theory of the Social Representations (Moscovici and Jodelet), inside of a broader context of the constructivism. In two researches on the prevention of accidents carried through since 1993 - with children of initial level (4-6 years) and with adults (65 years or more) - we found empirical references that allows us to relate both subjects. We found relations between the construction of care with others and with themselves, with the citizenship participation, either in political parties or organizations of the civil society: foments’ societies, clubs, and self managed collectives contingently organized to obtain a common benefit, that place demands to the authorities. The association of words was the used method, carried through in depth interviews with key informers, besides participant observation.

Keywords: Social representations; Care ; Alterity; Citizenship.


RESUMO

Neste trabalho se busca refletir sobre as representações sociais como sistemas complexos e abertos, que modelam as relações com a sociedade e, por sua vez, são modelados pelos sistemas sócio-histórico-culturais em relação dialética. Adotamos a Teoria das Representações Sociais (Moscovici e Jodelet), dentro de um marco mais amplo, o do construtivismo. Em duas investigações sobre a prevenção de acidentes realizadas desde 1993 – com crianças de nivel inicial (4-6 anos) e com adultos (65 anos ou mais) - encontramos referências empíricas que nos permitem relacionar ambos os temas. Encontramos relações entre a construção do cuidado com os outros e consigo mesmo, com a participação cidadã, seja em partidos políticos ou em organizações da sociedade civil: sociedades de fomento, clubes, coletivos autogeridos organizados contingencialmente para alcançar um benefício comum, que colocam demandas às autoridades. Foi utilizado o método de associação de palavras, tendo sido realizadas entrevistas em profundidade com informantes chave, além da observação participante.

Palabras clave: Representações sociais; Cuidado; Alteridade; Cidadania.


 

 

INTRODUCCIÓN

La teoría de las representaciones sociales tal y como ha sido expuesto por Moscovici (1976) y Jodelet (1982, 1989), tiene múltiples filiaciones en el sentido de que si bien se presenta en el campo de la Psicología Social, es  heredera en parte de la Sociología de Durkheim, de la Psicología Genética Piagetiana, del pensamiento dialéctico de Marx y Hegel y de la preocupación por la formación del pensamiento ingenuo y de lo que el mismo Moscovici (1976, 2004) señala como  ideología, ciencia y sentido común.

Estos diferentes antepasados han permitido un despliegue teórico interesante en lo que hace a los grupos que han abrazado el concepto, para comprender el complejo proceso de intercambio de sentidos y apropiación de conceptos en la vida cotidiana. También el concepto de vida cotidiana desarrollado por Agnes Heller ha tenido gran influencia en el desarrollo de las representaciones sociales.

Duveen y Lloyd (2003, p. 29) señalan que

[…] el concepto de representación social intenta restituir en la Psicología Social la conciencia de lo social, aportando los medios para comprender la vida social desde una perspectiva psicológica. Este tipo de perspectiva es un prerrequisito necesario para entender la influencia de las relaciones sociales en los procesos psicológicos.

Durante mucho tiempo la Psicología Social de laboratorio ha dejado fuera la sociedad y la cultura. La “cultura de laboratorio” (FARR, 1984, 2003,) las expulsó. Sin embargo, sabemos que en realidad tanto sociedad como cultura seguían estando dentro, como enigmas sin develar, inadvertidas, invisibilizadas, “naturalizadas” y mudas ya que los investigadores no tenían los necesarios anteojos teóricos para verlas, ni audífonos teóricos para escucharlas.

 

Las Representaciones Sociales y sus Vínculos Teóricos

La antropología ha remarcado una y otra vez que los seres humanos existimos en un mundo de conversaciones, en un mundo de tramas de significación, en un sistema de interacción de signos interpretables al que llamamos cultura. Es este medio el que proporciona y administra los recursos, en la forma de estructuras de sentido, que nuestro sistema nervioso central necesita para operar. Este es un sistema de símbolos sociales y públicos que nos permite imponer un orden reconocible y significativo a nuestra experiencia y, consecuentemente, gobernar nuestra conducta. El individuo encuentra estos “recursos” en la comunidad en la que nació. El largo período de indefensión por el que deberá pasar luego de su nacimiento, que lo somete a una relación de suma dependencia con su madre, será al mismo tiempo la fuente que lo incorporará a un mundo de sentidos, palabras, gestos, expectativas y tradiciones. En cierta medida le son dados, preexisten y mientras viva los usará, produciendo en ellos a lo mejor, alteraciones o modificaciones que sobrevivirán a su muerte.

De acuerdo a lo expresado, la cultura equivale a un proceso mediador en la respuesta humana al mundo.

Es un proceso mediador en dos sentidos: en primer lugar, porque se apoya en nuestra capacidad de establecer relaciones de representación, a través de la cual atribuimos significados a las cosas y a los acontecimientos. Desde este punto de vista, la cultura sería una red compartida de representaciones o significaciones susceptibles de negociación.

El hecho de que los significados sean compartidos y negociables, nos empuja a explorar un segundo sentido del término “mediador”, que se refiere al aspecto transaccional de la cultura. Lo transaccional pone el acento en la inter-subjetividad, en esa capacidad de representación de los pensamientos, intenciones, creencias y estados mentales de aquellos congéneres que comparten nuestro medio cultural. Dicha capacidad meta-representacional genera una red de expectativas mutuas que se estabilizan y se institucionalizan en un cuerpo de tradiciones repleto de conocimientos e información acerca de cómo pensar y sentir dentro de una cultura particular.

Serge Moscovici (1984, p. 15) define el concepto de representación social como “un particular modo de entender y comunicarse, propio de una determinada sociedad o grupo social, mediante el cual se construye la realidad y el conocimiento de la vida cotidiana”. Complementariamente, para Denise Jodelet, discípula de Moscovici y también creadora de teorías, se trata de

[…] una manera  de interpretar y de pensar nuestra realidad cotidiana; una forma de conocimientos social y, correlativamente, una actividad  mental desplegada por individuos y grupos a fin de fijar su posición en relación con situaciones, acontecimientos, objetos y comunicaciones que les conciernen. (JODELET, 1989, p. 473).

Acorde a lo citado, esta última autora ubica a la representación social en el punto de intersección entre lo psicológico y lo social. En primer lugar, porque concierne al modo como cada sujeto social, utilizando el conocimiento que su propia experiencia le ha aportado, aprehende su medio ambiente, los acontecimientos diarios, la información que circula y las personas de su entorno. En segundo lugar, porque lo social interviene ahí a través del contexto concreto en el que se sitúan los individuos, de la comunicación que se establece entre ellos, de los marcos de aprehensión que proporcionan su bagaje cultural, de los códigos, valores e ideología relacionados con las posiciones y pertenencias sociales específicas (JODELET, 1988).

En esta conceptualización de la influencia de lo social, no menor es la ubicación de las teorías de Piaget y Vigotsky en la tradición histórica europea (VEZZETTI, 2008; VALSINER, 1998; FARR, 1999) y su influencia en Moscovici y en la teoría de las Representaciones Sociales. Habría que enfatizar, además, algo que muchas veces pasa desapercibido, de cómo la tradición alemana, desde Wundt  en su Völkerphychologie, se ocupó de la cultura en su forma de mitos y costumbres, lenguaje, religión y derecho; la  caracterización de la construcción de lo intersubjetivo bajo el énfasis puesto en el hecho de ser imposible de ser construidos a partir de un solo hombre. Por otro lado se retoma lo histórico-social de la tradición marxista, así como la influencia tardía de Vigotsky, quien desde las primeras décadas del siglo XX había enfatizado la influencia de lo social. También Piaget, a su vez, con una clara influencia kantiana, se opone al mismo tiempo a la tradición del empirismo anglo-sajón y al apriorismo francés, para plantear la construcción histórica de la ciencia. Desde la epistemología intenta dar cuenta de la génesis de la producción del conocimiento científico,  validado socialmente.

Creemos que un acierto fundamental de Moscovici ha sido el de recuperar el pensamiento ingenuo para la ciencia. Se constituye así en un vertebrador entre la Psicología de Wundt, que nace al mismo tiempo como Psicología de la conciencia y Psicología Social,  y las necesidades de resolución de problemas actuales que las políticas sociales de nuestro tiempo plantean a la Psicología, lo que no es menor.

La Psicología Social que los estudiantes de Wundt llevaron a los Estados Unidos de América carecía de la noción de conflicto, problemas sociales y sentido de comunidad, implícita en la Völkerpsychogie de Wundt. Imbuídos de un rígido y obcecado positivismo, lo que pudieron “ver” fue la aparatología creada en los laboratorios de Alemania, la misma que reprodujeron en los suyos propios al regresar a su país. Esto les hizo dar cuenta de que la nueva disciplina tenía carta de ciudadanía “científica” ya que podía medir, tenía aparatos y podía usar las matemáticas. Este modo de conceptualizar la Psicología  dio origen a más de cincuenta años de una Psicología Social alejada de la sociedad, artificial, recluída en laboratorios, ajena a la vida cotidiana y la cultura. No pudieron llevarse en su bagaje teórico aquello que Wundt había señalado sobre el lenguaje, los mitos, las religiones, el derecho: que son construcciones que no puede hacer un hombre solo, sino que son intersubjetivas, intergeneracionales y por lo tanto históricas, sometidas a variaciones y conflictos, continuidades y cambios.

Valsiner (1998) enfatiza el hecho de que el axioma, si bien muy general, de que los organismos construyen su propio desarrollo, está arraigado en la historia de la Biología y de la Psicología del Desarrollo. Lo argumenta poniendo énfasis en señalar que dicha conceptualización era un tópico central en la Psicología del Desarrollo y su existencia no era extraña para conocidos académicos, cuyo rol en la Psicología del Desarrollo es generalmente pasado por alto. Cita entonces al mismo Wundt que en su Völkerpsychologie de 1900, dice:

La ley básica de todo desarrollo mental (es que) lo que sigue, siempre se origina en lo que precede y, sin  embargo, aparece como opuesto a éste, como una nueva creación…cada estadio de este desarrollo ya está contenido en el precedente y es, al mismo tiempo un nuevo fenómeno (WUNDT 1973 apud  VALSINER, 1998, p. 195).

Esta ley general del desarrollo señalada por Wundt tiene una vigencia abrumadora.

Elichiry (en prensa, p. 129) señala que

 […] los resultados de investigaciones recientes sobre  el desarrollo de la mente en su contexto nos orientan a  reconocer que el pensamiento evoluciona como sistemas integrales de motivos, objetivos, valores y creencias que están fuertemente atados a formas concretas de práctica social.

Hemos empezado a movernos hacia teorías que resaltan las interconexiones que hay entre prácticas sociales, mediación semiótica, relaciones interpersonales y la mente en desarrollo. Desde dicha óptica, la perspectiva emergente y la investigación a ella asociada, involucra una reconceptualización de la teoría psicológica sobre el  aprendizaje y el desarrollo humano. Esta orientación puede permitir avances en los procesos de  transferencia de la producción científica al medio social.

Desde nuestro punto de vista, Moscovici reintroduce lo intersubjetivo en la Psicología Social a partir de sus teorizaciones sobre las representaciones sociales, en su trabajo original de los años sesenta,, en el que estudia la apropiación de la teoría de la psicoanálisis por el sentido común y su uso cotidiano. Retoma asimismo a  Vygotsky al implicar la génesis social en el proceso de construcción y desarrollo de las representaciones sociales. Además, anuncia y afirma la importancia de promover, estudiar y describir situaciones que puedan ser compartidas con otras subjetividades y que en ese compartir pueden ser transformadas.

Al estudiar la Zona de Desarrollo Próximo (ZDP), Vygotski  sostiene que la escuela es un lugar privilegiado para el desarrollo,  pues favorece la aparición donde el nivel de desarrollo potencial se transforma en actual. Cuando el niño entra en contacto con otros niños y adultos, se vuelve más capaz de resolver situaciones-problema que al principio le parecían extrañas o imposibles. La escuela propicia la incorporación de diferentes instrumentos culturales a las distintas culturas personales (VASCONCELLOS; SANTANA, 2004).

Si retomamos las investigaciones de Moscovici y Jodelet, se puede observar cómo existen articulaciones epistemológicamente posibles entre la Psicología Cultural y la Teoría de las Representaciones Sociales. Es la línea que se ha venido desarrollando en la London School of Economics, Duveen, Farr Jovtelovich.

 

Ciudadanía y Cuidado. Aspectos Metodológicos

En el marco de la actual investigación “Representaciones de salud y cuidado en padres y docentes de nivel inicial” uno de los objetivos  a despejar son las relaciones entre cuidado y ciudadanía. ¿Por qué? Porque en investigaciones anteriores, hemos encontrado referencias empíricas que nos permiten relacionar ambos temas. Encontramos relaciones entre la construcción del cuidado hacia los otros y hacia uno mismo con la participación ciudadana, ya sea en partidos políticos o bien en organizaciones de la civilidad: sociedades de fomento, clubes o  en colectivos organizados de manera contingente para la consecución de un  beneficio común que autogestivamente peticionan a las autoridades. ¿Dónde?, ¿cómo?, ¿cuándo? Aclaremos un poco los antecedentes. Las preguntas acerca de las formas de participación y sus relaciones con las prácticas de cuidado aparecen desde 1994  y se repiten a lo largo de nuestro trabajo. En las entrevistas en profundidad tomadas a las/os madres/padres que cuidaban a las hijas/os internadas/os por accidentes, en el Hospital Fiorito  de Avellaneda en el Gran Buenos Aires,3 aparecen diferencias en la forma de responder a una pregunta de simulación acerca de lo que piensan para el futuro a partir de lo sucedido al niño o niña. El objetivo de la pregunta dentro de la entrevista en profundidad era explorar las posibles relaciones con una mirada que tuviera en cuenta la prevención. Se tomaron entrevistas en profundidad con todos los niños internadas/os por accidentes, que hubieran necesitado más de dos días de internación en el Servicio de Pediatría del Hospital Fiorito de Avellaneda (Gran Buenos Aires), durante un mes determinado de 1994. De las veinte entrevistas tomadas (población: 20, muestra: 20), la mayoría (16) plantea que a partir de ese momento prohibirá e inhibirá los movimientos y desplazamientos en ámbito de lo público hasta casi la adolescencia, independientemente de la edad. Es interesante señalar que los padres/madres de los niños internados por accidentes en el Hospital Fiorito que pudieron pensar en términos de futuro habilitando espacio-lugar para la prevención, es decir, ¿qué puedo hacer para que lo que le pasó a mi hijo/a no le pase a otro/a? fueron aquellos que tenían algún tipo de pertenencia a partidos políticos, asociaciones vecinales, sociedades de fomento, o bien agrupaciones espontáneas y contingentes de vecinos para conseguir  vacunas para los niños/as.

Los dos primeros casos que tomaremos para analizar en el presente artículo,corresponden a dicha investigación, cuyos objetivos tenían que ver con caracterizar la representación de accidentes.

El tercer caso que se analizará corresponde a la investigación  “Salud. Calidad de vida y tercera edad”,  cuyo objetivo fue el de caracterizar las representaciones de calidad de vida de señoras mayores que concurren a talleres para personas mayores organizados por una universidad pública del conurbano bonaerense, el Municipio de Quilmes, lindante hacia el sur con el Municipio de Avellaneda.

El dato que se analizará corresponde a una observación participante durante una actividad organizada por los coordinadores de los talleres y para el que la persona cuya intervención se toma en cuenta fue elegida por todas sus compañeras para expresar su parecer con respecto a las actividades que se vienen realizando en la Universidad. Población, 35 personas asistentes al  talleres literario de la Universidad, una vez por semana. Se registraron los datos correspondientes a un año de funcionamiento de dicho taller semanal.

En ambos casos se trata de muestras intencionales, en estudios descriptivo-exploratorios. Trabajamos con  muestras intencionales  dado que se pretendía indagar e identificar procesos en un contexto con características específicas en las que estuvieran presentes las variables o ejes de análisis del estudio y las relacionadas con los supuestos que surgen del marco conceptual de las representaciones sociales (MINAYO, 1995; GLASSER; STRAUSS, 1978).

También se trató de  poblaciones con las que se estaba trabajando en tareas de extensión. Por lo tanto, la entrada en terreno se considera bajo las mejores perspectivas de accesibilidad y viabilidad para el trabajo de campo y la recolección de información. Respecto a los presupuestos éticos, se mantuvieron y se mantienen todas las consideraciones éticas referentes a la información sobre el proceso de investigación, la voluntariedad de participación  y la confidencialidad de los datos recolectados.

 

Ciudadanía y Cuidado: Análisis de los Datos

Tomaremos tres ejemplos: dos de entrevistas en profundidad y el tercero partiendo de un discurso obtenido en observación participante.

1) Una señora, cuyo hijo de 12 años fue atropellado por un auto al cruzar una avenida de doble circulación frente a un gran shopping, donde todavía no había semáforos. Su hijo está internado por las lesiones recibidas. Se realiza una entrevista en profundidad durante la internación. 

Entrevistadora “¿Qué piensa para el futuro a partir de lo sucedido?”

Señora: “Levantar firmas para que pongan semáforo y a otros no les suceda lo mismo.”

2) Se trata de una señora cuyo hijo de 10 años sufrió un traumatismo craneoencefálico con pérdida de conocimiento, por caída del travesaño de un arco de football, durante un partido en la hora de educación física en la escuela. ¿Cuál es su pensamiento con respecto al futuro a partir de lo sucedido? Dice “Voy a ir a la escuela, para que revisen el estado del otro arco así no le pasa a otro chico lo que le pasó al mío.”.

En ambos casos en el futuro, algo bastante olvidado en la investigación sobre las representaciones sociales (RS) al decir de Jodelet (1982), aparece la otredad , la alteridad, otro a quien cuidar. Pueden dejar de lado  la situación traumática que están viviendo y el otro aparece en sus preocupaciones. Se habilitan a sí mismas como organizadoras de nuevas normas, se proponen realizar actividades ligadas con una resolución posible de la situación vivida. En la disyuntiva autonomía/hetereronomía que plantea Castoriadis, pero que ya antes Piaget había investigado en su modalidad de construcción genética por los niños, aparecen los hechos como inacabados pero con posibilidades de cambios y ellas como actores en esa situación. Aparece lo que Valsiner llama el “as if” en el futuro en el que a partir de la experiencia vivida, se permiten  instituir nuevas normativas para la comunidad. Dejan que aparezca su creatividad, relacionada con la situación vivida como una forma de elaborarla, pero en donde el otro está presente.

¿Qué tienen en común? Han participado en  colectivos que tienen como objetivos el bien común. Tienen vivencias de participación en colectivos con prácticas sociales de construcción de ciudadanía.

3) Señora mayor agradece públicamente después de una jornada de intercambio intergeneracional en el espacio de la Universidad, organizado para festejar la finalización del ciclo lectivo de los Talleres para Adultos Mayores. Ha sido elegida por sus compañeras de entre 65 y 84 años y afirma “porque esta es la universidad pública, la pagan entre todos y no puede ser sólo para los/as jóvenes sino para todos, ya que todos somos ciudadanos”.

Esta señora a quien llamaremos María, de  80 años, tiene claro que es una ciudadana. Terminó su escolaridad primaria de la misma manera que todas las mujeres de su generación en Argentina.  Vivieron los grandes cambios de las mujeres que en el país votaron recién en 1953. Compartieron los bienes con sus esposos por ley (bienes compartidos, los que se acumulan durante el casamiento) en la década de los sesenta y tuvieron la patria potestad de sus hijos al finalizar los ochenta de igual modo que la posibilidad del divorcio, sancionada recién en esa década.

Feijoo (2004) sostiene que fueron dos las instituciones generadoras de ciudadanía en el contexto argentino: la escuela obligatoria gratuita y graduada, puesta en funcionamiento por la Ley 1420 de 1874, y los sindicatos, cuyo funcionamiento máximo aparece en el período peronista, a mediados de los cincuenta.

¿Qué tiene en común, María con los otros dos casos? Las prácticas de ciudadanía. Ha participado en la sociedad de fomento de su barrio, que logró pavimentar las calles y hacer llegar la luz y el sistema de aguas corrientes y cloacas hasta  las casas. También participó como cooperadora en la escuela a la que concurrían sus hijos, lo que en Argentina ha cumplido un rol muy importante, dotando de materiales necesarios a los docentes y de útiles a los estudiantes que así lo requerían. Esto se hacía a partir de una cuota mensual que aportaban los alumnos y que administraban los cooperadores.

Estas prácticas sociales, ejercidas en instituciones relacionadas con el bien común, se encuentran sustentadas en representaciones que proveen a los sujetos de cuatro componentes que permiten representar las situaciones vividas. Estos  cuatro  componentes son: representación de sí, de la tarea, de los otros y del contexto en el que actúan. Los mismos determinan la significación de la situación para los sujetos y generan ciertos comportamientos y no otros, gestiones cognitivas de distinta naturaleza y relaciones interindividuales o intergrupos (ABRIC, 1994).

El modelo estructural de Abric  presenta como eje de su teoría la transformación de las representaciones cuya conformación estaría dada por un núcleo duro y un área periférica. Esta diferenciación va a ser central en la consideración que el autor hace con respecto a la posibilidad de generarse condiciones para la transformación de las representaciones (ABRIC, 1994). Siguiendo al autor, existe un núcleo central que funciona como “plomada de significación” frente al proceso de construcción de la realidad por parte del sujeto. La simple transformación de ese núcleo central genera un cambio radical en la representación.

Desde dicha perspectiva, el ajuste de las prácticas sociales a las circunstancias externas y la experiencia vivida, sería el motor de la transformación. Dicho ajuste determinaría cambios en los elementos periféricos de la representación, cuya función es de estabilización de los elementos centrales así como de constituirse en “fuerza de choque” preservando las características del núcleo central. Estas transformaciones generarían, con posterioridad, cambios a nivel de los elementos centrales de la representación.

Frente a los datos presentados, podemos señalar que las situaciones producidas (las preguntas en profundidad en un caso y el festejo de cierre de los talleres para los adultos mayores en el otro) actúan  como disparadores de una interpretación semiótica desde la ciudadanía. Lejos de que el accidente sufrido dispare conductas de autolamentación, reclusión, prohibiciones, o encierro en lo familiar-endogámico; las personas con experiencia en prácticas sociales en las que predomina la horizontalidad, la construcción de  consensos, el fin en el bien común, pueden pensar creativamente y ser capaces de auto crear normativas que busquen el bien de todos. Las prácticas de ciudadanía construyen una RS asimilable a un esquema en el que la alteridad y la ética del cuidado del otro, está presente. Liberado del solipsismo individualista, integrado a otro al que siempre es posible referirse, se producen posibilidades de encontrar soluciones participativas con otros y para otros. Es lo que señala Jodelet (1982) en su estudio acerca de las representaciones del cuerpo, en el que afirma que las prácticas sociales y colectivas permiten y facilitan la formación identitaria. Algo similar afirmaba Vygotsky (1988) con su ley de la doble formación, donde enfatizaba que en la historia del desarrollo las cosas aparecen dos veces: primero en lo social, lo inter-psicológico y luego en lo Intra-subjetivo. Esta construcción de una subjetividad capaz de crear normativas que cuiden a otro ni siquiera presente, pero éticamente considerado como par a quien cuidar, permite pensar en un futuro de prevención. En tanto estructura habilita para pensar soluciones que superen el aislamiento que produce someterse y esperar al destino, a la desgracia o al pensamiento mágico. Ya en 1982, Jodelet planteaba en su trabajo sobre el cuerpo y los grupos sociales que las personas más independientes sitúan la aprensión del otro más allá del campo corporal o por fuera  de él.

Ulloa  (1995), psicoanalista argentino, plantea que la función fundamental de la familia es la de brindar los cuidados de alimentación, abrigo y ternura que permiten transformar el largo período de indefensión del cachorro humano, tanto como su ingreso en la cultura. El cuidado se conforma así en una condición para la continuación de la vida y para el ingreso a la cultura por la institución de la ternura. La institución de la ternura forma la tríada para este autor, de la garantía de los derechos humanos, la salud mental y la ética. Ya  Kolberg, discípulo de Piaget, se había ocupado de  la formación moral. Carol Guilligan, discípula de este último, añadió su crítica feminista a la ética del cuidado.

Cuidar se refiere no solamente a los cuidados (“care” en inglés, “soins” en francés) del cuerpo, sino  que también se refiere a los cuidados socialmente consagrados que hacen  las diferentes culturas y que son formas simbólicas de ternura. Los cuidados son formas sublimadas de ternura, por las que las diferentes sociedades crean, manifiestan y enfatizan su amor hacia los otros.

Los cuidados paliativos, los cuidados a los enfermos terminales, aparecidos hacia el último cuarto de siglo del siglo pasado, son un ejemplo de esta construcción cultural que el mundo occidental ha necesitado generar para sostener la vida

Esos cuidados quedan institucionalizados mayormente en el siglo XX bajo las formas en que los estados se han ocupado de la población, es decir mediante las políticas sociales.

 

Algunos Interrogantes Finales a Modo de Volver sobre la Teoría

Los interrogantes y conjeturas que se están esbozando, son una manera de plantear si existe de alguna forma una estructura jerárquica en la organización de  las representaciones sociales  o  si se organizan alrededor de ejes.¿Son estos ejes las themata de las que hablara Moscovici? ¿Cómo y de qué manera está relacionada con temas de la identidad que también ha trabajado la teoría de las representaciones sociales? ¿O es el anclaje el que determina este particular fenómeno que estamos analizando? ¿O tiene que ver con las prácticas sociales reproducidas en silencio, esa zona muda e invisibilizada, pero fuertemente estructurante para su repetición sin conciencia, que sin duda construyen las diferentes culturas?

Muchos más interrogantes e investigaciones que permitan poner en juego y analizar metodológicamente el funcionamiento de estos diferentes ejes y una reflexión teórica exhaustiva y pormenorizada serán necesarios para arrojar más luz  sobre estos temas.

 

REFERÊNCIAS

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Endereço para correspondência

María Cristina Chardon
E-mail:mchardon@unq.edu.ar

 

 

Recebido em: 10/08/2007
Aprovado em: 08/07/2008
Revisado em: 20/09/2008

 

 

1Proyecto subsidiado por la Secretaría de Ciencia y Técnica de la Universidad de Buenos Aires, en la Facultad de Psicología. “Representaciones de cuidado y salud en docentes y padres de nivel inicial”.Directora:Doctora María Cristina Chardon. Equipo: Licenciada Marcela Bottinelli, Licenciada Marcela Ferreira, Lic. Juan de la Cruz Mayol, Becaria de Maestría Leticia Grippo. Programación 2003-2008.
2Proyecto subsidiado por la Secretaría de Investigaciones de la Universidad Nacional de Quilmes. “Salud, calidad de vida y tercera edad”. Departamento de Ciencias Sociales. Directora: Profesora Marta Suter, co-directora: Dra. María Cristina Chardon. Equipo: Licenciada Silvia Berezin, Licenciada Mariel Pellegrini, Licenciada Milagros Demiryi. Programación 2003-2005.
3Proyecto subsidiado por la Secretaría de Investigaciones de la Universidad Nacional de Quilmes. “Salud, calidad de vida y tercera edad”. Departamento de Ciencias Sociales. Directora: Profesora Marta Suter, co-directora: Dra. María Cristina Chardon. Equipo: Licenciada Silvia Berezin, Licenciada Mariel Pellegrini, Licenciada Milagros Demiryi. Programación 2003-2005.

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