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Psicologia para América Latina

 ISSN 1870-350X

     

 

SIMBOLIZACIÓN DEL ESPACIO Y LA CIUDAD

 

La identidad social urbana en dos territorios de Quinta Normal: población Simón Bolívar y Franja Yungay1

 

Urban social identity in two territories of Quinta Normal: población Simón Bolívar and Franja Yungay

 

 

Germán Rozas; María de los Ángeles Moncada Merino; María José Ahumada Calderón

Universidad de Chile

 

 


RESUMEN

La identidad social es el resultado del proceso de adscripción a una categoría social determinada. Los procesos que conforman y determinan la identidad social urbana de los grupos y comunidades es resultado de un sentimiento de pertenencia a un entorno específico significativo, convirtiéndose de esta manera el entorno en una categoría social más. Que la comunidad desarrolle una forma de identidad social, que los hace distintos y distinguibles de otras comunidades, puede ser una herramienta importante para realizar acciones tendientes al logro de sus objetivos y fines. A través de una metodología cualitativa, la presente investigación describe y compara los elementos que conforman la identidad social urbana de dos territorios. Uno de ellos presenta una identidad fortalecida y el otro debilitada.

Palabras claves: Identidad Social Urbana, Territorio, Sentido de Pertenencia.


ABSTRACT

Social identity is the result of an affiliation process to a determined social category. The processes that constitute and determine urban social identity of the groups and communities is the result of a sense of belonging to a significant and specific environment, in this way the environment becomes one more social category. When the community develops a form of social identity which makes it different and distinguishable from other communities, can be an important tool to carry on actions to obtain its objectives and goals. Through a qualitative methodology, the present research describes and compares the conforming elements of the urban social identity of two territories. One of them, presents a strengthened identity and the other a weakened one.

Keywords: Urban Social Identity, Territory, Sense of Belonging.


 

 

El concepto de desarrollo humano no sólo se centra en aspectos meramente económicos, sino abarca también elementos del ámbito social. Se incluyen variables contextuales en las que se desarrolla la vida de los sujetos, es decir, se trata de trabajar con variables institucionales, económicas, sociales, culturales, entre otras. En definitiva, lo que interesa es darle importancia a la realidad social.

Para que este desarrollo se lleve a cabo, no debe imponerse desde la autoridad administrativa, sino que debe tomar en cuenta los intereses, necesidades, anhelos, entre otros, de los diversos grupos y actores sociales que conforman una comunidad presentes en un territorio, y en lo posible fomentar y fortalecer las formas de articulación entre ellos. (Amtmann, C., 1997) A la base de lo expuesto se encuentra una visión propositiva de los miembros de una comunidad, en tanto actores sociales constructores de su realidad y de las transformaciones que en ella acontecen.

Dos aspectos centrales para fomentar y fortalecer el desarrollo de una comunidad son el compromiso y la conciencia que tienen los miembros de ella. Estos aspectos "suponen alguna forma de desarrollo de identidad social expresada en el sentido de pertenencia y de apego a la comunidad, así como la generación de estilos de acción marcados por la cultura local (...)". (Montero, M., 2003, Pág. 72)

El hecho de que la comunidad desarrolle una forma de identidad social, que los hace distintos y distinguibles de otras comunidades, puede ser una herramienta fundamental a la hora de poner en marcha acciones tendientes al logro de objetivos y fines de la comunidad. Esto, ya que "la identidad implica un compromiso afectivo vital con el pasado, presente y futuro de los procesos económicos- sociales y culturales que acaecen en una localidad o [comunidad]. Este compromiso vital, es una fuerza social para asumir el proyecto de desarrollo compartido por los actores, al que pueden subsumirse los intereses conflictivos entre categorías de actores". (Amtmann, C., 1997, Pág. 9)

En este contexto, cobra relevancia la inclusión del concepto de identidad en la elaboración y planificación de políticas públicas en el ámbito social. Lo social históricamente se ha asociado a las carencias, lo cual refleja una lectura del fenómeno social como algo negativo, y en su extremo, como un problema social. Frente a esta visión, actualmente existe la concepción de lo social desde un encuadre positivo, lo que implica una construcción colectiva, con negociación y participación. Asimismo, "implica horizontalizar las relaciones Estado y Comunidad, donde lo esencial no es dar el mismo poder a los actores sino generar el ambiente, el espacio, para el desarrollo de un proceso de de-construcción y luego de co-construcción de la realidad". (Rozas, G., 2006, Pág. 13)

Tomando en cuenta lo anterior, es prioritario redefinir las actuales políticas públicas, buscando nuevas estrategias y formas de abordar los problemas y necesidades que presentan las comunidades, con el fin de lograr el desarrollo y fortalecimiento de ellas. Así, el Ministerio de Planificación (Mideplan) se ha propuesto incluir variables de tipo social, cultural y valóricas a la planificación y de desarrollo territorial. Esto, con el objetivo de producir políticas y/o líneas de acción públicas que contribuyan a fortalecer y consolidar sociedades regionales participativas y organizadas, con liderazgos reconocidos, capacidad de propuesta, con una fuerte identificación territorial y capaces de iniciar dinámicas de desarrollo.

En este marco, el Departamento de Identidad y Cultura Regional de Mideplan se propone realizar la presente investigación, cuya relevancia radica en ser un primer acercamiento desde este departamento al tema de la identidad en determinadas comunidades. Específicamente, la investigación se centra en la importancia que tiene para una comunidad la identidad asociada al territorio, ya que se entiende que las personas, individualmente o de forma grupal o colectiva, requieren identificar territorios como propios. Lo anterior, con el objetivo de construir su personalidad, estructurar sus cogniciones y sus relaciones sociales, y a su vez, satisfacer sus necesidades de pertenencia y de identificación.

Cabe señalar que el territorio es entendido como un producto social, es decir, la interacción entre personas, grupos y comunidades con el entorno no se reduce a pensar en este último como el contexto físico en el cual se ejerce la conducta, sino como un verdadero diálogo simbólico, donde el espacio transmite a los sujetos y grupos unos determinados significados socialmente construidos. En este diálogo los sujetos o grupos traducen y reelaboran estos significados en un proceso dialéctico que implica una reconstrucción que influye a ambas partes. (Pol, E. y Valera, S., 1994) Específicamente, el territorio considerado en esta investigación es el urbano, por lo que se adscribirá al concepto de identidad social urbana, el que alude a un simbolismo socialmente construido asociado a territorios en los se desenvuelven los sujetos y grupos que permiten desarrollar identidad.

La investigación tiene como finalidad conocer la identidad social urbana de dos territorios pertenecientes a la comuna de Quinta Normal; la Población Simón Bolívar y la Franja Yungay. El primero de ellos se escogió, ya que al consultar a autoridades municipales por posibles territorios a investigar, se la describió como un lugar "diferente", "participativa" y "especial", por lo fue atractivo estudiar y dar cuenta de los fenómenos que reflejan dichas características y que constituyen su identidad.

El segundo de ellos se eligió, ya que es un territorio que se ubicaba en la comuna de Santiago y que en 1995 fue traspasado a la comuna de Quinta Normal, lo cual podría tener repercusiones en el sentido de pertenencia de sus habitantes. Además, la identidad de ellos podría ser una de las más afectadas por los planes y proyectos de renovación urbana que pretenden repoblar el centro de Santiago y sus alrededores, ya que se encuentra en el límite que separa las comunas de Quinta Normal y Santiago. Por último, este sector posee algunos elementos simbólicos que pueden influir en su identidad, como son la Basílica de Lourdes y la antigüa Estación Yungay.

En este contexto, surge la pregunta que guía esta investigación: ¿Cómo es la identidad social urbana de la Población Simón Bolívar y de la Franja Yungay pertenecientes a la comuna de Quinta Normal desde la perspectiva de sus habitantes?; ¿Qué elementos en común exhiben y en qué aspectos es posible diferenciar a la Población Simón Bolívar de la Franja Yungay desde la perspectiva de sus habitantes?

 

Marco Teórico

El Concepto de Identidad

Una de las corrientes que explica el concepto de identidad es la constructivista. La presente investigación se basa en esta corriente que postula que las identidades: "son dinámicas, interdependientes y cambiantes. Las identidades son procesos cambiantes producto de la construcción permanente (...) Parte de lo antiguo es recuperado y al mismo tiempo es transformado". (Bengoa , J., 2002, en Arellano, C. y Cerpa, C., 2004, Pág. 15) No obstante, la identidad también tiene la capacidad de perdurar, aunque sea imaginariamente, en el tiempo y en el espacio.

En esta línea, Larraín (2001) señala que la identidad no atañe a una especie de alma o esencia con la que se nace, sino que a un proceso de construcción en la que los sujetos y grupos se van definiendo a sí mismos en directa relación con otras personas y grupos, a través de ciertas categorías sociales compartidas, culturalmente definidas, tales como religión, género, clase, etnia, entre otras; las que ayudan a especificar al sujeto y a su sentido de identidad.

La identidad comprende una alusión a los "otros" en dos sentidos: Primero, los otros son significativos ya que sus opiniones y expectativas son internalizadas por el sujeto, quien en base a ellas va construyendo su imagen y expectativas propias. Segundo, los otros se constituyen como un referente del cual se desea diferenciar. (Larraín, J., 2003). La identidad es la imagen que los sujetos construyen en sus relaciones con los otros individuos a través de un proceso de internalización.

Así, es posible distinguir una doble dimensión en el proceso de la identificación. Por un lado, está la capacidad del sujeto de afirmar la propia continuidad y permanencia, y de hacerla distinguible para los demás. Por otro, se encuentra la afirmación de la diferencia, es decir, la capacidad del sujeto de distinguirse de otros y de lograr el reconocimiento de esta diferencia. (Arellano, C. y Cerpa, C., 2004).

Exceptuando los rasgos propiamente psicológicos o de personalidad atribuibles únicamente a la persona, también pueden aplicarse al grupo o colectivo los elementos centrales de la identidad. Entre ellos, la capacidad para distinguirse y ser distinguido de otros grupos, definir los propios límites, generar símbolos y representaciones sociales específicos y distintivos, configurar y reconfigurar el pasado del grupo como una memoria colectiva compartida por sus miembros. (Arellano, C. y Cerpa, C., 2004)

Cabe señalar que cuando esta serie de particularidades comunes a un grupo o colectivo sirven para distinguirlos de los demás, generando premisas para el autorreconocimiento como parte integrante del mismo, los vínculos de interacción grupal entre los integrantes se hacen más sólidos y coherentes. Se establece así una identidad grupal o colectiva que traza y norma los mecanismos internos para la acción, conservación y desarrollo grupal, como para mediar las relaciones con otros grupos. (González, A., et. al., 2003)

En este sentido, la identidad grupal o colectiva está constituida por sujetos que se relacionan entre sí por un común sentido de pertenencia, que implica la inclusión de la personalidad individual en una colectividad hacia la cual se experimenta un sentimiento de lealtad que se practica generalmente a través de la asunción de algún rol al interior de la colectividad, pero especialmente mediante la apropiación e interiorización al menos parcial del complejo simbólico cultural que actúa como emblema de la colectividad en cuestión. (Arellano, C. y Cerpa, C., 2004)

Se puede señalar que no existen identidades personales sin identidades grupales o colectivas y viceversa. Si bien, existe una distinción analítica, ambas corresponden a procesos interdependientes y se necesitan mutuamente, ya que "las personas no pueden ser consideradas como entidades aisladas y opuestas a un mundo social concebido como una realidad externa. Los individuos se definen por sus relaciones sociales y la sociedad se reproduce y cambia a través de acciones individuales". (Larraín, J., 2001, Pág. 34)

Teoría de la Identidad Social y Teoría de la Categorización del Yo

La teoría de la identidad social planteada por Tajfel señala que los sujetos no sólo desarrollan una identidad personal, sino que además conforman una identidad social, la que expresa la pertenencia a varios grupos. Por identidad social se entiende "aquellos aspectos del concepto del yo de un individuo basados en su pertenencia a grupos o categorías sociales junto con sus correlatos psicológicos emocionales, evaluativos y de otro tipo". (Tajfel y Turner, 1979, 1986; citado en Turner, 1990, Pág. 58)

La dimensión social de esta identidad tiene que ver con procesos psicológicos implicados en traducir categorías sociales en grupos humanos, en crear una realidad psicológica a partir de una realidad social, en crear identidad y generar ciertos comportamientos que tienen una forma característica y distintiva de comportamiento grupal.

Así, la identidad es el resultado del proceso de adscripción a una categoría social determinada, vale decir, de identificación con un grupo, del cual se extraen autoidentificaciones que son parte del autoconcepto. Es un sentimiento de similitud con otros, "los de mi grupo" y de diferenciación de otros, "los de otros grupos". De esta manera, la identidad social se relaciona con el conocimiento que tiene un sujeto de su pertenencia a ciertos grupos sociales y al significado emocional y evaluativo producto de dicho conocimiento.

La presente investigación pretende estudiar la identidad grupal o colectiva. El concepto de identidad social no logra dar cuenta de esta identidad, ya que refleja procesos centrados en el sujeto, por lo que se hace necesario recurrir a la "teoría de la categorización del yo" o "teoría de la identidad social del grupo" de Turner que corresponde a una extensión de la teoría de la identidad social.

La teoría de la categorización del yo está centrada en la manera en cómo los sujetos llegan a comportarse como un grupo. Además, señala que las personas se categorizan como miembros de categorías sociales, en base a las cuales se definen, describen y evalúan. En el proceso de auto-categorización se elaboran representaciones cognitivas del yo, de las cuales, una parte de ellas, corresponde a la percepción que tienen las personas de su pertenencia a grupos. (Bar- Tal, 1990)

Las categorizaciones del yo son parte de un sistema jerárquico de clasificación y se ordenan en diferentes niveles de abstracción definidos por relaciones de inclusión de clases. Para el autoconcepto social existen, al menos, tres niveles de categorización del yo importantes: (I) Nivel super o supraordenado del yo como ser humano; corresponde a características compartidas con otros de la misma especie frente a otras formas de vida; (II) Nivel intermedio endogrupo-exogrupo, sustentado en similitudes y diferencias entre personas, que definen el ser miembro de un grupo y no de otros; (III) Nivel subordinado de categorizaciones personales del yo, que alude a la identificación de cada sujeto como ser único y diferenciado de los otros.

En este contexto, se establecen "desde identificaciones personales a categorizaciones de niveles superiores de abstracción, el individuo experimenta un proceso de despersonalización en el sentido de que cada vez asume dimensiones categoriales más colectivas y menos personales. De esta manera se establece un continuum que va desde la identidad (social) individual hasta la identidad social grupal o colectiva". (Pol, E. y Valera, S., 1994, Pág. 5)

Identidad y Territorio

El término territorio "(...) se remite a cualquier extensión de la superficie terrestre habitada por grupos humanos y delimitada en diferentes escalas: local, municipal, regional, nacional o supranacional (...) y como concepto es siempre un espacio valorizado sea instrumentalmente, sea culturalmente [...]". (Giménez, 1996, citado en Velasco, L., 1998, Pág. 114) De lo anterior, se entiende que el concepto de territorio implica más que un espacio determinado, un conjunto de relaciones y redes, sociales, culturales, políticas, históricas y económicas, que lo transforman en un subsistema vinculado con un conjunto de mayor generalidad, pero con una estructura y organización interna propia, que le otorgan una relativa autonomía y especificidad en su funcionamiento. (Espina, M., 2001)

Además, el territorio es un espacio construido por el tiempo, el territorio es resultado de la interacción que cotidianamente se articula entre "nosotros" con la naturaleza y con los "otros". Así: "el territorio es pues espacio y tiempo que fluyen y permanecen, es decir que cambia (...) el territorio es una relación entre vida natural y vida humana, entre pasado y futuro. Como está configurado por relaciones, cuando ellas cambian, se transforman el territorio y sus posibilidades de representación". (Restrepo, G., 1999, Pág. 2)

Se puede agregar que "la persona humana está indisolublemente ligada a un territorio de escala pequeña, a un territorio de cotidianeidad, con el cual interactúa y en función del cual construye su identidad apelando a una matriz de relaciones". (Blonda L., Carrión, A. y Gutiérrez, M., 2003, Pág. 16)

Identidad Social Urbana

Los procesos que conforman y determinan la identidad social de los sujetos y grupos toman como punto de partida, entre otros elementos, al entorno físico donde ellos se ubican. En este sentido, la identidad social también puede ser resultado de un sentimiento de pertenencia a un entorno específico significativo, convirtiéndose de esta manera el entorno en una categoría social más. (Pol, E. y Valera, S., 1994, Pág. 2)

Se puede comprender a los entornos urbanos como categorizaciones del yo en un determinado nivel de abstracción grupal. Así: "el sentido de pertenencia a determinadas categorías sociales incluye también el sentido de pertenencia a determinados entornos urbanos significativos para el grupo (...) Los contenidos de estas categorizaciones vienen determinados por la interacción simbólica que se da entre las personas que comparten un determinado espacio y que se identifican con él a través de un conjunto de significados socialmente elaborados y compartidos". (Pol, E. y Valera, S., 1994, Pág. 5)

El concepto a investigar en el estudio es el de identidad social urbana, el cual alude a las: "características físicas del espacio urbano como un tipo de categoría social que se cruza, se refuerza o se complementa con el simbolismo socialmente construido, que a su vez cumple también funciones de categoría social de identificación" . (Pol, E. y Valera, S., 1994, Pág. 4).

Cabe señalar que existen elementos que simbolizan el sentido de identidad social urbana que define a un grupo determinado y que por su capacidad simbólica, influyen en la apropiación espacial a nivel simbólico y en los procesos de identificación endogrupales, en las relaciones entre endogrupo y exogrupo basándose en las diferencias percibidas. Existen dos elementos relevantes señalados por Pol y Valera (1994) que operan a nivel simbólico y que facilitan la representación de las dimensiones categoriales, tanto a nivel endogrupal como exogrupal:

a) El nombre otorgado a la categoría urbana (barrio, zona, ciudad). Es interesante analizar cómo estos nombres pueden reflejar el proceso de construcción social de significados asociados a un entorno.

b) Los espacios simbólicos urbanos señalan determinados elementos del espacio urbano percibidos como prototípicos, es decir, espacios que son considerados por el grupo o comunidad como representativos, siendo capaces de simbolizar las dimensiones más significativas de la identidad social urbana. Asimismo, estos espacios facilitan una relación social a nivel simbólico y permiten constituir los mecanismos de categorización y comparación que determinan la identidad social asociada a un entorno urbano.

Por otro lado, estos mismos autores expresan que para la formación de la identidad social urbana se establecen dimensiones categoriales, las que son:

a) Dimensión Territorial. Los límites que distinguen a una categoría urbana pueden definirse en base a delimitaciones que responden tanto a un orden administrativo como a un orden social. En este último caso, los límites territoriales son producto de una construcción social conjuntamente creada y compartida, que se debe en parte, al sentido de pertenencia que tienen los sujetos y grupos a un territorio en particular.

b) Dimensión Psicosocial. La afiliación a una categoría urbana específica puede tener como consecuencia atribuciones (tanto internas como externas) que otorgan un carácter particular o distintivo a los miembros vinculados con esa categoría. En este sentido, estas atribuciones confieren un tipo de "personalidad" a los sujetos, que les caracteriza diferencialmente de los otros grupos. Asimismo, un espacio puede simbolizar determinados estilos de vida característicos de un grupo.

c) Dimensión Temporal. Los procesos a través de los cuales un grupo llega a identificarse con su entorno están directamente ligados a los procesos de desarrollo histórico, tanto del grupo como del propio entorno, forjándose de este modo un sentimiento de continuidad temporal esencial para la definición de la identidad social urbana. Así, en la medida en que un grupo se sienta históricamente vinculado a un entorno específico será capaz de percibirse en relación a esta historia común y diferenciarse de otros grupos que no poseen una "memoria colectiva".

d) Dimensión Conductual. Se asocia a la totalidad de prácticas sociales características y propias de una categoría social urbana. La identidad social urbana produce también manifestaciones conductuales, ya que los sujetos o grupos se relacionan activamente con el entorno. Las manifestaciones conductuales, se producen mediante usos definidos en el espacio o por medio de la acción-transformación de éste como forma de apropiación.

e) Dimensión Social. La composición, estructura y las dinámicas sociales tácitas de un grupo pueden establecer una atribución de significados sociales a un espacio.

f) Dimensión Ideológica. Se refiere a los valores ideológicos implícitos compartidos por un determinado grupo o comunidad. Las formas espaciales pueden ser entendidas como representaciones culturales, ya que son la manifestación de las ideologías sociales.

 

Metodología

Tipo de Estudio

El tipo de investigación que se efectuará se enmarca dentro de un paradigma interpretativo, debido a que se identifica el sentido de la acción, según la intención de los sujetos y se reconoce el contexto al que la acción pertenece y obtiene sentido. En este sentido, cómo se expresen los conocimientos metodológicos se relaciona con el marco teórico a la base de la investigación. Se trabajará con una metodología cualitativa y corresponde a un estudio descriptivo. Descriptivo, ya que posibilita realizar un análisis de cómo es y se expresa un fenómeno y sus componentes. Asimismo, porque está referido a un tema delimitado, la identidad social urbana.

Muestra

Cabe señalar que la determinación categórica del tamaño muestral no es posible realizarla con anterioridad, ya que la metodología cualitativa trabaja con muestras sustentadas en el método de saturación teórica. El tamaño muestral se obtiene cuando se percibe que la aplicación de las técnicas a más personas, no brinda información adicional relacionada con las áreas a explorar y cuando se ha logrado reproducir estructuralmente a la población. (Taylor, S. y Bogdan, R., 1992) El muestreo, debido a las condiciones y el tiempo disponible para la realización del estudio de campo, fue intencionado de acuerdo a los siguientes criterios:

- Rango Etáreo: Jóvenes cuyas edades fluctúen entre los 18 y 25 años. Adultos, de 26 a 59 años, y Adultos Mayores, sobre 60 años. Estos intervalos de edad se establecieron según las etapas del ciclo vital, descritas por la psicología evolutiva.

- Años de Residencia: Personas que hayan vivido más de cinco años en el territorio a investigar. Se escogió este criterio ya que el sentimiento de continuidad temporal es esencial para el desarrollo de la identidad social urbana.

Instrumentos

La recolección de datos se efectuó a través de dos técnicas, una individual, y otra grupal. La primera corresponde a entrevistas semi-estructuradas, las cuales no presentan una estructura estándar, sino que se manejan de manera flexible.

La segunda técnica correspondió a mini grupos. En estos casos, las reuniones se hacen con cuatro participantes con características previamente establecidas. Son una variación de las reuniones de grupo tradicionales y su mayor ventaja es el ambiente que se crea en la reunión, ya que en estos casos, la confianza entre los participantes se genera rápidamente y la situación de inhibición o de ansiedad se rompe en menor tiempo. (Gordon & Longmaid, 1988, en Barrios, G., 2005)

Para la realización de ambas técnicas las investigadoras elaboraron una pauta, que cumplió la función de guiar las entrevistas, pero que no se estableció como un modelo rígido a seguir. Así, las preguntas realizadas pudieron variar en el orden y las palabras con que fueron presentadas. Esta pauta se basó, principalmente, en las dimensiones categoriales de la identidad social urbana presentadas en el marco conceptual.

Procedimientos

El primer contacto se realizó con el Jefe de Obras de la Municipalidad de Quinta Normal, con el fin de que caracterizara los sectores de la comuna, para posteriormente, escoger los territorios a investigar. Esta descripción se basó, principalmente, en elementos urbanos de los territorios, por lo que fue necesario establecer un segundo contacto con otra persona de la municipalidad que pudiera realizar una caracterización social de dichos lugares. Por esto, se entrevistó al Director de Desarrollo Comunitario y luego a la encargada de Organismos Comunitarios.

Una de las estrategias que se empleó para la obtención de los datos es la utilización de la técnica de bola de nieve, la que consiste en conocer algunos informantes y lograr que ellos faciliten el acceso a otros. Además, los datos se reunieron a través de contactos generados por las investigadoras.

 

Análisis de Datos

El análisis de los datos se realizó a través de la propuesta metodológica formulada desde la Teoría Empíricamente Fundada (Grounded Theory) de Glaser y Strauss. Específicamente se utilizaron los procedimientos de codificación abierta y axial. Ambos tipos de codificación implican dos procedimientos analíticos básicos, realización de comparaciones y formulación de preguntas. (Strauss & Corbin, 1990)

 

Resultados

1.- Franja Yungay

La mayoría de las personas que viven en la Franja Yungay no logran circunscribir un territorio con nombre y límites específicos; prefieren referirse a hitos demarcatorios que les permiten diferenciarse del resto de la comuna y constituyen puntos de referencia conocidos, lo cual facilita su ubicación para quienes viven en sectores alejados de la Franja. Un gran referente en este sentido es el Parque Quinta Normal y secundariamente el Santuario de Lourdes. También reconocen algunos ejes viales como demarcatorios; Matucana, San Pablo, Santo Domingo, Martínez de Rozas, Villasana, aunque en la mayoría de los casos no está claro hasta dónde llega aquello que ellos denominan "su" barrio. Se puede observar que la delimitación de éste se vincula a las calles donde transitan cotidianamente.

Por su parte, los límites socioculturales se relacionan con la identificación del sector como un "barrio" y no como una "población"; la caracterización de ciertos elementos urbanísticos, como el tipo de construcción, la amplitud de los sitios y la antigüedad de los habitantes, les permite diferenciarse del concepto de "población".

Cabe señalar que la Franja Yungay antiguamente pertenecía a la comuna de Santiago y en la década de los ´90 fue traspasada a la comuna de Quinta Normal. Al respecto, no existe claridad sobre si este evento repercutió en la forma de representar los límites correspondientes al barrio al que pertenecen. El traspaso es vivenciado por sus habitantes como una pérdida de beneficios al incorporarse a una Municipalidad de menores recursos que la original, Santiago. Esta memoria tiene un claro tono de rechazo, y da cuenta de una sensación de "pérdida de categoría" del barrio.

Los habitantes más antiguos de la Franja Yungay son capaces de referir algunos hechos de su historia. Estos atañen principalmente a elementos que antiguamente funcionaban en el barrio y que actualmente no. Entre ellos, la Fábrica Chiteco, la Estación Yungay y el tranvía que circulaba por San Pablo. En el relato histórico de los residentes jóvenes y adultos se observa la transmisión oral de estos hechos por parte de sus familiares de más edad, quienes residen en el sector desde larga data. La mayoría de los habitantes hacen alusión a que el barrio antiguamente era mejor y más bonito, en el sentido de que el funcionamiento por ejemplo de los trenes permitía que la Franja "tuviera más vida". Tanto la Estación Yungay como la Fábrica Chiteco son referentes históricos más que símbolos representativos del territorio, ya que no tienen un vínculo emocional fuerte que les otorgue tal status.

Dentro de las transformaciones acontecidas sobresale el cambio de perfil del barrio, desde uno residencial a otro comercial o mixto, ya que si bien antes existían fábricas, al parecer eran grandes pero pocas a diferencia de lo que actualmente hay. Hoy en el sector se reconocen fábricas grandes hacia el lado norte de Mapocho, pero hacia el lado sur de esta calle (sector que es principalmente delimitado por las personas como su barrio) se observan galpones e industrias más pequeñas, cuya instalación en la memoria de las personas se vincula mayoritariamente con el traspaso comunal. Se puede señalar que entre los habitantes del sector existe el deseo de volver a ser un barrio residencial más poblado, con más movimiento y sin la presencia de bodegas.

Una de las características principales del sector es la tranquilidad, la cual se basaría en los bajos índices de delincuencia. Asociada a la seguridad existe una característica positiva del barrio: la familiaridad. Existe confianza en los vecinos, pues se afirma que todos se conocen, ya que la mayoría son residentes de muchos años. Por otro lado, el aspecto negativo que caracteriza al sector es la presencia de bodegas y fábricas, ya que producirían acumulación de desperdicios, contaminación acústica y daños en las veredas, entre otros.

Respecto de la Junta de Vecinos de la Franja Yungay, la mayoría desconoce su existencia y quienes sí la han escuchado nombrar saben poco acerca de su funcionamiento y quiénes son los dirigentes vecinales. Por esto mismo, se observa un conocimiento muy impreciso de las actividades de la Unidad Vecinal, de los procedimientos de participación en ella, cómo y cuándo son elegidos sus dirigentes. Todo esto puede estar relacionado con la inexistencia de un espacio físico que funcione como sede donde se pueda congregar a los residentes para efectuar diversas actividades. Con relación a la directiva y funcionamiento de la Junta Vecinal, se puede señalar que sólo existe en lo formal, ya que en la práctica no se reúnen como directiva y no organizan actividades.

Una institución significativa para el sector es la Basílica de Lourdes. Esta Iglesia está muy presente en la comunidad y opera como un importante punto de encuentro y de participación para las personas católicas. Se llega a identificar a la Iglesia como un actor con más relevancia que la Municipalidad, sin embargo en el imaginario social no alcanza el nivel de símbolo.

En la Franja Yungay sus residentes no reconocen la existencia de un espacio público de encuentro, si bien colindante a ella se ubica uno de los parque más grandes de Santiago, la Quinta Normal, ella no es percibida como un lugar donde la gente del barrio se reúna, sólo algunos la ocupan como lugar recreativo

2.- Población Simón Bolívar

Existe un conocimiento relativamente claro de los límites de la población. Desde el punto de vista sociocultural, existe una fuerte diferenciación del territorio en cuanto "población", como ente con una identidad dada principalmente por las características de la convivencia y por el tipo de vivienda, además de la historia común. Al interior de la población se produce una distinción entre dos sectores; el más antigüo y el nuevo, lo que rompe el discurso homogeneizador presente con frecuencia en la conversación de los vecinos. Asimismo, existe una distinción en el nombre asociado a la Población Simón Bolívar, Población Simón Bolívar 1 y Simón Bolívar 2 o Ampliación. Este último, tiende a caer en desuso y con predominio claro de la identidad como "Población Simón Bolívar" o "la Simón Bolívar" a secas. Sin embargo, para efectos de distinguir ambos sectores se denominará al territorio más nuevo como Simón Bolívar 2 o Ampliación.

En la Población Simón Bolívar 1, existe consenso en que la mayoría de los habitantes fundadores eran trabajadores de una fábrica textil, por lo que tenían un origen en común. Según algunos, existe el "mito" desmentido de que al comienzo la población era una toma, pero no todos se hacen cargo de esta versión. Asimismo, los pobladores de la Simón Bolívar 2 tenían un mismo origen, ya que llegaron a ésta mediante un proceso violento, fueron expropiados de sus antiguas viviendas y trasladados a esta población. Con relación a los cambios acontecidos, en ambos territorios se recuerda con especial afecto los avances logrados por la propia organización de los vecinos, como es la pavimentación de las calles y la ampliación de sus casas. Asimismo, se añoran diversas actividades que realizaban en distintas fechas y que también eran producto de la propia coordinación de los pobladores.

La tranquilidad es una característica definida por los habitantes de la Población Simón Bolívar (asociada a la antigüedad de las familias que habitan en la población) a pesar de la presencia de algunos focos delictivos y de drogadicción. Sobre este último, existe presencia de microtráfico en un sector de la Ampliación al cual han denominado "Legua Chica", lo que es considerado como un agravio para ambas poblaciones, ya que afirman que serían casos puntuales, tanto las personas involucradas en la venta como en el consumo de droga. En este sentido, se sienten estigmatizados por la opinión de otros, quienes la consideran una mala población y se defienden minimizando los hechos, desmintiéndolos, y en su caso más extremo, negándolos.

Respecto a la Junta Vecinal, los habitantes de la Población Simón Bolívar 1 poseen una mayor identidad con la Junta de Vecinos Nº 9 que los pobladores de la Ampliación. Existe cierta disputa entre los vecinos que se quejan de lo poco cercanas que son estas organizaciones a la gente y a la poca efectividad de su trabajo y los miembros de éstas que reclaman acerca de la escasa iniciativa que hay para participar. Además se observa que los canales informativos que emplea este organismo son ineficientes, ya que la información no llega a sus destinatarios.

En relación a este tema, desde la Ampliación no se critica directamente el funcionamiento de la Junta de Vecinos, pero sí se señala su lejanía como causa de la falta de información acerca de actividades y que tiene a su cargo mucha población. Adicionalmente, se reconoce la existencia de dificultades relacionadas con los horarios de atención. En este sentido, la Junta de Vecinos se ha transformado en una instancia meramente administrativa reduciendo su rol a la entrega de papeles de residencia. Como respuesta al abandono de la Junta de Vecinos Nº 9, como iniciativa futura y probable hito para la participación, está el crear una nueva Junta de Vecinos, la Nº 9 A, con lo cual se visualiza una posibilidad de cambio y mejoramiento de los problemas de la población. En general, a nivel de la Ampliación se hace una positiva evaluación de la participación vecinal.

Con respecto a los espacios de encuentro, si bien explícitamente hay un consenso de la falta de estos, en la Población Simón Bolívar 1 la plaza actualmente puede concebirse como tal, ya que fue refaccionada y los niveles de delincuencia en ella disminuyeron. En tanto en la Población Simón Bolívar 2, por la manera de convivir que se da en esta estructura física, el espacio de encuentro que se observa es la calle, específicamente la Calle 3, aunque no es reconocido por todos. Existe el proyecto de construir una plaza en su territorio en un sitio eriazo denominado "El Bajo".

En general en la Población Simón Bolívar no existen elementos simbólicos que sus habitantes reconozcan explícitamente. Sin embargo, se puede observar que para los residentes de la Población Simón Bolívar 2, la Calle 3 se constituye como un elemento simbólico, ya que en el discurso de ellos se aprecia un vínculo emocional fuerte con esta calle.

 

Discusión de Resultados

Las definiciones atribuidas a las categorías urbanas de población y barrio, basadas tanto en la estructura física como en la forma de relacionarse entre las personas que se da en cada una de ellas, se asocian a que en la Población Simón Bolívar efectivamente se identifiquen con la categoría población, y los residentes de la Franja Yungay con la categoría barrio. Cabe señalar, que ambas categorías fueron definidas, tanto por los residentes de la Franja Yungay, como por los pobladores de la Población Simón Bolívar, de manera similar.

En ambos territorios el modo de vivir que se va generando a través de las vivencias socialmente compartidas se asocia principalmente a características tales como solidaridad, unión, confianza y buena calidad de las relaciones entre los vecinos. Sin embargo, es notoria la diferenciación que se hace entre sus respectivas condiciones de "barrio" y "población": mientras los residentes de la Franja Yungay ensalzan las cualidades de su hábitat como un barrio "de gente educada, respetuosa y decente", y se descalifica a los habitantes de las poblaciones por sus supuestos malos hábitos y su falta de cultura, los habitantes de la Población Simón Bolívar reafirman sus cualidades propias como gente de esfuerzo, y como personas que hacen más vida comunitaria que la gente de los barrios, con la posibilidad de ejercer la solidaridad y la participación como parte de su discurso reivindicador del ser "gente de población". Si bien también al interior de ésta se reproducen a menor escala discriminaciones, como por ejemplo en el caso del sector llamado "La Legua Chica", la distinción mayor entre "barrio" y "población" tiende a predominar, favoreciendo a este último.

Lo anterior se puede explicar a través del mecanismo cognitivo de metacontraste, mediante el cual determinados estímulos, aún siendo distintos entre sí, tienden a agruparse en una categoría común, ya que las diferencias percibidas entre ellos, es decir, intracategorialmente se conciben como menores que las diferencias percibidas en comparación con otro grupo de estímulos, es decir, intercategorialmente en el mismo nivel de abstracción. (Turner, J., 1990)

En este contexto, tanto las categorías población como barrio pertenecen al mismo nivel de abstracción. Así, los residentes de la Franja Yungay se agrupan en la categoría común barrio porque tienden a percibirse con similares características en comparación con las de una población, y a la vez los de la Simón Bolívar, se identifican con la categoría población ya que las diferencias percibidas entre ellos son menores que las percibidas al compararse con un barrio. Es decir, se efectúa una comparación intercategorial. En tanto en la Población Simón Bolívar, si bien las diferencias percibidas al compararse con un barrio son menores (intercategorial) al compararse intracategorialmente (dentro de la misma población) surgen diferencias que hacen distinguir dos grupos, Simón Bolívar 1 y Simón Bolívar 2.

En el proceso de categorización una de las características que se relaciona con el principio de metacontraste es la prototipicalidad, la cual alude a que un determinado estímulo de una categoría se percibe como representativo de la categoría en su totalidad. En la Franja Yungay la característica prototípica es la tranquilidad y en la Población Simón Bolívar es la unión entre los vecinos. Esta prototipicalidad influye en la evaluación que se haga de los otros, así como de sí mismo. Si la comparación se realiza en relación a una categoría propia, la evaluación será tanto más positiva en la medida de que el yo (barrio o población) se perciba como más prototípico. En la Franja Yungay, teniendo como punto de comparación la tranquilidad, se perciben como "mejores" y se identifican como "un buen barrio". En la Población Simón Bolívar, la unión entre los vecinos les hace percibirse como solidarios y luchadores, en comparación con otros territorios. (Turner, J., 1990)

Relacionado con lo anterior, los habitantes de la Franja Yungay y de la Población Simón Bolívar afirman como principales fortalezas de su entorno el ser un espacio seguro y de baja conflictividad social. Si bien se hace evidente que no en todos estos sectores la situación es igual, llama la atención la existencia de un diagnóstico compartido, en el que preponderan los aspectos positivos, pues los problemas - detectados principalmente en la Población Simón Bolívar - se suelen minimizar apelando a datos de la realidad cotidiana y a una racionalización que consiste en comparar la propia situación con las existentes en otras poblaciones de la ciudad, con lo cual invariablemente su propio hábitat sale favorecido, a la manera de la expresión popular "siempre hay alguien que está peor". Asimismo, culpan principalmente a gente externa como los causantes de los problemas que afectan a ambos sectores.

Esto se puede explicar a la luz de lo que plantea Turner (1990) al referirse al hecho de que los individuos tienen necesidad de alcanzar una identidad social positiva. Las personas prefieren siempre un autoconcepto positivo por lo cual es lógico que quieran pertenecer a los grupos que otorguen tal estatus, ante lo cual generan procesos de comparación social o sea se comparan con otros grupos. La comparación permite percibir al endogrupo, es decir, a su población o barrio como "mejor" que los exogrupos relevantes, es decir, otras poblaciones, barrios o comunas.

En lo que respecta a la distinción entre barrio y población basada en características físicas, el primero es descrito con una estructura antigüa y amplia, tanto en sus calles, como en sus casas las cuales también serían construidas con material sólido. En lo que respecta a la población las viviendas serían más pequeñas y construidas con material de menor calidad.

La estructura física de ambas categorías influye en el modo de vivir que se va construyendo en cada espacio sociocultural. La población al poseer un espacio privado menor donde relacionarse puede promover la apropiación del espacio público con la consecuente interacción que se da en él. Por ejemplo, en la Población Simón Bolívar 2 la calle es el centro de reunión de los pobladores, es uno de los lugares donde se articula la vida en comunidad. Así, la calle se convierte en algo más que una mera estructura física, lo que concuerda con el concepto de territorio adoptado en la investigación. Por el contrario, el barrio con sus casas grandes influye en la mayor predisposición de los vecinos a desarrollar una retirada al mundo privado, con la consecuente disminución de uso del espacio público. Lo anterior incide en una menor apropiación del territorio, y en una menor interacción entre los vecinos.

En este contexto, el espacio físico ocupado por una comunidad es un buen indicador de la forma cómo los sujetos sienten y perciben su entorno, cómo actúan dentro de él y cómo incide esta situación en la vida de la comunidad. Específicamente, en la Población Simón Bolívar, las fachadas de las casas se encuentran en buen estado y pintadas con diferentes colores que le otorgan un carácter armónico y alegre a la población. Esto puede reflejar que los pobladores perciben y sienten su entorno como parte importante de ellos y da cuenta del dinamismo que allí ocurre. Al observar la estructura física de la Franja Yungay se aprecia el descuido de algunas de sus casas, las que están pintadas con colores "apagados" que expresan el carácter antigüo y con "menos vida" que ellos mismos perciben.

Cabe recordar que la identidad social urbana puede ser resultado de un sentimiento de pertenencia a un entorno específico significativo. En este proceso es importante la apropiación del espacio, lo que favorece la comunicación de las personas con su entorno en una relación dinámica de interacción, en la que las personas se apropian del espacio modificándolo física y simbólicamente y, a su vez, integran cogniciones, emociones o actitudes asociadas con el espacio. (Pol, E. & Valera, S., 1994) Por ejemplo, esto se puede ver en la ampliación de las viviendas realizadas por la propia iniciativa de los habitantes de la Simón Bolívar, que implicó una modificación física del espacio, lo que a su vez, es connotado de manera nostálgica y como una acción que les enorgullece.

Con respecto a la Franja Yungay, la interacción entre espacio y personas está marcada por el actuar de externos que lo modifican físicamente a través de la instalación de bodegas. Esto a los habitantes de la Franja no les ha sido indiferente, por lo que expresan un sentimiento de desagrado y una actitud de rechazo ante este hecho, añorando la presencia de más personas en el lugar, sin embargo, no actúan en base a estos sentimientos o actitudes, se quedan en la pasividad.

En general, en ambos territorios los vecinos se encuentran satisfechos con su barrio, se identifican con él y la mayoría no quiere cambiarse a otros lugares. Así, tanto en la Población Simón Bolívar como en la Franja Yungay se aprecia una actitud comprometida afectivamente ante el conjunto de representaciones que distingue a su población o barrio. Es decir, se observa un sentido de pertenencia con los territorios que habitan. Sin embargo en la Franja Yungay, esto se ve condicionado por un factor de incertidumbre basado en el proceso de renovación urbana que está experimentando el sector, donde las antiguas casas y sus sitios se han visto reemplazadas por edificios de departamentos, situación que les hace cuestionarse el mantenimiento de ciertas características favorables del barrio, principalmente la tranquilidad.

La identidad social urbana origina acciones mediante la interacción activa de los sujetos o grupos con el entorno. En este sentido, se puede observar que en la Franja Yungay no hay iniciativa y se espera que sean externos quienes proporcionen la satisfacción a su necesidad de realizar algo. Se puede apreciar que para los residentes de este territorio no es de interés o preocupación la "inexistencia" de una Junta Vecinal; por el contrario en la Población Simón Bolívar 2, sus pobladores inquietos porque este organismo no los incluía, deciden formar una propia.

Por otro lado, el nombre de la categoría urbana (barrio o población) es relevante en el proceso de construcción social de significados asociados a un entorno. En la Franja Yungay, este elemento constitutivo de la identidad social urbana, no se encuentra presente, algunos incluso llegan a hablar de un "barrio sin nombre", y sólo se reconocen como vecinos de Quinta Normal. El no poseer un nombre puede influir en la conformación de un grupo y así en la respectiva construcción de su identidad grupal o colectiva. Además, la categoría asociada al nombre permite reflejar un código grupal, expresado en el hablar desde un "nosotros". Así, se observa en los residentes de la Franja Yungay, un menor grado de apropiación del espacio a nivel simbólico. En la Población Simón Bolívar, si bien el nombre es un distintivo de ella, éste cumple un rol secundario en la identificación, ya que la población podría tener otro nombre y los pobladores alcanzarían el mismo grado de identificación con su territorio logrado hasta ahora.

 

Conclusiones

La facultad para diferenciarse y ser diferenciado de otros grupos, construir límites, símbolos y representaciones sociales particulares, configurar una memoria colectiva son cualidades importantes de la identidad de un grupo o colectivo. Así, las marcas de identidad más distintivas de las poblaciones que comparten el nombre de Simón Bolívar son las respectivas memorias históricas de cómo se constituyeron en un recorrido de lucha por la casa propia, cada una por medios diferentes, y el orgullo asociado a esa búsqueda.

En cuanto a los límites, sus habitantes tienen claridad acerca de cuál es el "mapa cognitivo" de su población, ya que en general se identifican ciertas calles como fronteras precisas, e incluso identifican sub-sectores bien marcados al interior de la misma población, existiendo dos comunidades, Población Simón Bolívar 1 y 2, que si bien comparten características similares, cada una de ellas ha construido su propia identidad. Ambos territorios poseen un alto grado de identificación y apropiación de sus respectivos entornos, lo cual se explica principalmente por una extensa historia de vida en la población en la mayoría de los casos y por una favorable apreciación subjetiva de las fortalezas (vecinos unidos, solidarios, organizados, trabajadores, luchadores, entre otras) que el grupo de habitantes atribuye a sus territorios, lo que les ha permitido construir una identidad social urbana consolidada y fortalecida, especialmente en la Población Simón Bolívar 2.

En cuanto a la Franja Yungay existen ciertos grados de solidaridad, cohesión y es el carácter de barrio residencial antiguo y tranquilo, lo que permite afirmar la identidad de sus vecinos. Asimismo, uno de sus elementos principales es la añoranza de la rica vida comunitaria que se desarrollaba en el pasado y que actualmente se encuentra muy reducida, con los habitantes relativamente recluidos al espacio privado. Si bien existe el recuerdo de elementos comunes, esto no permite hablar de una memoria colectiva, ya que en el relato no se aprecia una construcción grupal del pasado que les permita a sus habitantes adquirir la fuerza que movilice a seguir apropiándose de su territorio a través de acciones presentes y proyectos futuros.

En relación a la definición de sus límites, no existe un "mapa congnitivo" que les permita distinguir las fronteras de lo que denominan su barrio. A través de la investigación se pudo constatar que los límites políticos administrativos, no representan necesariamente los límites socio-culturales construidos por el colectivo, los cuales están definidos principalmente por un modo de vivir y una historia compartida. Además, estos límites tienden a circunscribirse en territorios de uso cotidiano y más pequeños. En general, los límites político-administrativos se han establecido sin considerar a las comunidades presentes en los territorios, lo cual podría ir en desmedro del desarrollo de dichas comunidades.

Por otro lado, la identidad de la Franja Yungay se ve marcada por una situación compleja vivida en el pasado como miembros de la comuna de Santiago, lo cual les daría un carácter "especial" y un status hasta superior dentro de su actual comuna. Así, el dato no menor de no reconocer un nombre para su barrio (lo que puede influir en la imprecisión de los límites) a pesar de percibirse como una entidad definida e independiente, permite observar una identidad social urbana debilitada.

Según lo observado a través de la investigación, la apropiación a un territorio específico cumple un rol fundamental en la construcción identitaria de un grupo o comunidad, lo que permite satisfacer la necesidad de pertenencia y estructurar relaciones comunitarias, fortaleciendo el sentido del "nosotros". Esto último se asocia a establecer interacciones basadas en la confianza, respeto, solidaridad, cohesión, con el otro y efectuar acciones en pos del bien común, lo que también podría influir en una mejor calidad de vida de la comunidad. Así, una identidad social urbana fortalecida se constituye en una fuerza que permite a los grupos y comunidades plantearse proyectos que involucren su desarrollo.

En este contexto planes que contemplen el desarrollo de comunidades requieren, entre otras cosas, el conocimiento de ellas para que sean efectivos. El estudio de la identidad contribuye a lograr este fin, ya que en la práctica se pudo constatar que este concepto es un eje articulador de otros como participación, sentido de pertenencia, memoria colectiva, etc. En este sentido, el conocer la identidad es un puente para entender cómo se expresan otros fenómenos sociales y así obtener una mirada más integral del objeto de estudio, en este caso, la Población Simón Bolívar y la Franja Yungay. Se requerirá de estudios que permitan dar cuenta si el incluir la identidad en proyectos de intervención arrojan productos eficientes.

Considerando lo poco cercanas que han sido las políticas públicas con la ciudadanía y la ineficiencia de algunas de ellas, MIDEPLAN ha decidido considerar a las comunidades como principales actores de su desarrollo, por lo que han incorporado aspectos subjetivos en la planificación de políticas públicas. Con esto, se pretende crear un diálogo entre las comunidades y el Estado, y romper con la unilateralidad presente en intervenciones anteriores, las que se vinculaban principalmente a una visión negativa de lo social centrada en las carencias. Sin embargo, esta noción restringida de lo social no permite entender que las intervenciones también pueden enfocarse en las potencialidades de las comunidades.

 

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1Estudio realizado desde la Universidad de Chile y financiado por Dpto de Identidad y Cultura del MIDEPLAN
2Germán Rozas Académico Universidad de Chile grozas@uchile.cl ; María de los Ángeles Moncada Merino, Psicóloga Universidad de Chile maria_moncada@yahoo.com; María José Ahumada Calderón, Psicóloga, Universidad de Chile, ahumada@yahoo.com

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