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Psicologia para América Latina

 ISSN 1870-350X

     

 

 

El problema de las racionalidades concurrentes en el trabajo comunitario: construcción de ciudadanía y salutogénesis1

 

 

Enrique Saforcada*

Universidad de Buenos Aires (Argentina)

 

 


ABSTRACT

Starting from the concept of rationality as a regulating factor of behavior, it is possible to evaluate the social dynamics in which life in communities takes place, which will be accomplished taking into account sociocultural and sociopolitical components as well as customary, formal and informal dynamics that are found in the culture, in education and health field. From this conceptual matrix and observations it is feasible to analyze rationality along with its variables and esential dimensions that guide the behavior of the fundamental actors of all community activities fostered by professionals: population, local government, through its political representatives, local government through its administrative managers, professionals and technical personnel. This process leads to the consideration of fundamental variables of power in community life and its relation to health, integrated community development and the possibility of full and comprehnesive democracy.

Keywords: Relacionadiddades, Community activities, Power, Civic Responsibility, Health.


RESUMEN

Partiendo del concepto de racionalidad como reguladora del comportamiento es posible evaluar la dinámica social en que se desenvuelve la vida en las comunidades humanas tomando en cuenta los componentes socioculturales y sociopolíticos junto a las dinámicas cotidianas, formales e informales, que se dan en el campo de la cultura, de la educación y de la salud. A partir de esta especie de matriz conceptual y observacional es factible analizar las racionalidades, junto a sus correspondientes variables o dimensiones esenciales, que guían los comportamientos de los actores fundamentales en todo trabajo comunitario promovido por profesionales: población, gobierno local en tanto accionar de sus funcionarios políticos, gobierno local en tanto accionar de sus agentes administrativos, profesionales y técnicos. Este proceso lleva a la consideración de las variables fundamentales del poder en la vida comunitaria y su relación con la salud, el desarrollo comunitario integral y la posibilidad de democracia plena.

Palabras-clave: Racionalidades, Trabajo comunitario, Poder, Responsabilidad cívica, Salud.


 

 

Siento que es necesario destacar que esta reunión se lleva a cabo en medio de un escenario sociopolítico latinoamericano nunca vivido por nosotros y del que sólo en la historia podemos encontrar una circunstancia parecida; por lo menos, parecida a nivel de la esperanza más o menos razonable. La primera vez, la de la historia, no dio tan buenos resultados como los anhelos que tuvieron nuestros próceres más lúcidos. Esta vez, estamos nosotros presentes y participando del escenario que dinamiza un conjunto importante de pueblos y gobiernos de la región, desde México hasta el Mar Antártico. América Latina está brindando al mundo un espectáculo magnífico, aunque muy dificultoso y cargado de incertidumbres.

Estas son circunstancias formidables, más desde las posibilidades que desde las realidades concretas de hoy, pero hay que tener en cuenta que las acciones esperanzadas a veces construyen buenas realidades tangibles. Son circunstancias extraordinarias para que nuestros pueblos avancen en los campos de la economía política, la educación, la salud y la cultura para lograr escenarios de verdadero desarrollo humano integral, o sea, sin vasallajes angloparlantes que siempre han implicado el sojuzgamiento de nuestros pueblos a manos de naciones humanamente y culturalmente inferiores.

También son magníficas las oportunidades para poner nuestros conocimientos y destrezas profesionales al servicio de nuestras comunidades y nuestros países; igualmente, son una gran coyuntura para que nosotros, universitarios, podamos aprehender realidades humanas y construir conocimientos importantes gracias a las características y los saberes de nuestras comunidades y de los pueblos originarios de la región.

El tema que traigo para exponer a ustedes y discutirlo entre todos se apoya en cuatro consideraciones o convencimientos:

1. Nada significativo lograrán nuestras sociedades que no se desarrolle de la base de la sociedad hacia las estructuras superiores del poder económico-político y gubernamental.

2. Los comportamientos personales y las dinámicas de los ecosistemas familiares son los elementos que, a través de procesos sistémicos y sinérgicos de agregación y escenificación, determinan y constituyen el acaecer macrosocial (un buen ejemplo de esto, aunque hipernegativo, es un poco, o bastante, aquello del huevo de la serpiente, narrado en el filme de Ingmar Bergman).

3. Un trabajo comunitario integral y participativo implica poner en interacción un conjunto de racionalidades que, preponderantemente, tienen validez y regulan el acaecer de la interacción humana en espacios socioculturales específicos y de muy diferente naturaleza; su convergencia y la interacción mencionada plantean un problema complejo.

4. La interacción de los componentes socioculturales y sociopolíticos, como así también las dinámicas de interacción de los componentes formales e informales de los campos de la salud y de la educación inherentes a estas racionalidades, hace a la construcción de ciudadanía, lo cual entiendo que es básico para alcanzar lo que planteaba Aarón Antonovsky: la necesidad de generar ambientes salutógenos, o sea, generadores de salud en el sentido más integral del concepto. Es de la interacción sistémica de estos factores que surgen los constructos psicosociales que constituyen lo ciudadano y la ciudadanía misma lo que, a su vez, influirá en las dinámicas formales (sistemas de servicios de salud y sistemas de servicios educacionales) e informales de lo que pasa en las áreas de la salud y la educación. Lo que acaece en estos dos ámbitos retroalimenta la situación, la dinámica y los contenidos de lo que acaece cotidianamente en la sociedad.

Vamos ahora al grano. Estamos en un ambiente de Extensión Universitaria en el que los constituyentes fundamentales que definen este escenario de trabajo son cuatro que, ordenándolos desde la perspectiva de una jerarquización ideal en términos del poder de decisión, se los puede enumerar del siguiente modo: 1º) la comunidad, en tanto pueblo soberano; 2º) el Gobierno local, en tanto poder político; 3º) también el Gobierno local, pero en tanto instancia administrativa; 4º) la universidad y sus profesionales, en tanto aporte científico-técnico.

Ahora veamos cuáles son las racionalidades básicas correspondientes a cada uno de estos componentes fundamentales:

•En el caso de la comunidad, la racionalidad que se pone en juego es la de la búsqueda de satisfacción de las necesidades de la vida cotidiana.

•Para el Gobierno local, en cuanto poder político, es la racionalidad de la acción política.

•Para la Administración Pública, la racionalidad que se impone es la de la gestión económica y de los recursos humanos de la misma organización dentro del marco de las leyes y normas vigentes.

•Para la Universidad, sus profesionales y sus técnicos, la racionalidad prioritaria es la correspondiente a la aplicación de las ciencias, a través de las técnicas, y/o la aplicación de técnicas puras, sumado al logro de los objetivos de las acciones con el mayor grado de eficacia posible.

Ahora bien, estas distintas racionalidades interactúan siempre, más allá de nuestra voluntad, con resultados muy diversos. Podemos imaginar cada una de ellas como un círculo que al juntarlos de modo que se traslapen dejan al medio un espacio compuesto por las cuatro racionalidades y, si suponemos que esta convergencia es armónica, entenderemos que este espacio es en el que se podrá alcanzar plenamente los objetivos de un programa comunitario con un alto grado de participación y desarrollo de ciudadanía.

Veamos entonces cuáles son las variables fundamentales de estas racionalidades que el trabajo comunitario pone en juego:

•En la búsqueda de satisfacción a las necesidades de la vida cotidiana las variables fundamentales de la racionalidad que la guía son el tiempo y la eficacia.

•En el caso de la racionalidad de la acción política son también las mismas: el tiempo y la eficacia.

•En la racionalidad de la gestión económica y de los recursos humanos de la Administración Pública son la legalidad y la eficiencia.

•Finalmente, para la aplicación de la ciencia y de la técnica la variable más importante de su racionalidad es la eficacia.

Cuando se analizan las interacciones libres o espontáneas de estas racionalidades en la realidad concreta de la cotidianidad práctica, se observa que sus variables fundamentales tienden a colisionar, a estar en desacuerdo. La variable tiempo choca con la eficacia, la eficiencia y la legalidad; la variable eficiencia entra en desacuerdos con el tiempo, la eficacia y también la legalidad; la eficacia colisiona con la eficiencia y el tiempo; al igual que la legalidad. Las únicas que no chocan entre sí son la eficacia y la legalidad.

Hay que reflexionar sobre cómo juegan estas variables en relación a los actores sociales implicados en los cuatro componentes fundamentales sobre los que venimos trabajando.

•Para los integrantes de la comunidad, en general, el tiempo es muy breve porque la necesidad requiere soluciones urgentes y, a su vez, la eficacia se exige de modo absoluto; por el contrario, la legalidad y la eficiencia tiene para ellos poca relevancia.

•Para los políticos en función de gobierno el tiempo también es efímero, pero la eficacia es relativa y, al igual que para los integrantes de la comunidad, la legalidad y la eficiencia es para ellos poco relevante.

•Para la Administración Pública la legalidad debe respetarse de modo absoluto y la eficiencia es muy relevante; en contraste, el tiempo y la eficacia tienen poca relevancia.

•Finalmente, para los profesionales y los técnicos la exigencia de eficacia es absoluta; el tiempo, la legalidad y la eficiencia son frecuentemente irrelevantes.

Un camino que conduce a una cierta solución en la búsqueda de orquestar o armonizar estas racionalidades básicas es desarrollar y poner en acción actitudes mediadoras. Para alcanzar esto es necesario lograr la comprensión de la importancia de las variables de las racionalidades ajenas:

•Los profesionales y técnicos deben acceder, desde la perspectiva de que están brindando un servicio a la comunidad, a la comprensión del valor del tiempo, la eficiencia y la legalidad, como así también percibir el valor relativo de la eficacia con respecto a todas las otras variables importantes dentro del ámbito de lo público.

•Los administradores públicos deben desarrollar comprensión hacia el valor del tiempo y de la eficacia en el accionar comunitario.

•Por su parte, los políticos, deben alcanzar la capacidad de valorar la legalidad y la eficiencia, junto con la incorporación de la autoexigencia de una mayor eficacia porque ellos son servidores públicos y la satisfacción de las necesidades de la comunidad debe ser completa y poseer sustentabilidad.

•A su vez, los integrantes de la comunidad deben alcanzar la comprensión de la importancia de la eficiencia y la legalidad, vinculando el valor de la eficacia no con lo absoluto e inmediato sino con el logro progresivo de la misma a partir de su participación (para construirla y controlarla) teniendo en cuenta que el dinero que se administra es público, o sea, le pertenece a toda la población y debe ser muy bien administrado.

Pero hay otro camino que, si bien es más complejo como proceso social, es más eficaz y resulta, en el mediano y largo plazo, también más eficiente. Consiste en trabajar para cambiar los paradigmas puestos en juego y las formas de asumir las responsabilidades cívicas. Haciendo una apretada síntesis de estos dos objetivos se puede decir que los cambios planteados implican respetar lo público en todos sus componentes, dimensiones y finalidades.

Veamos más detenidamente las implicancias de esta síntesis:

•Por parte de los miembros de una comunidad, respetar lo público implica participar comunitariamente, no individualmente o corporativamente, y actuar para el bien común.

•Para los políticos, involucra la comprensión y aceptación de su condición de servidores públicos. Desde este punto de vista, la protesta y la resistencia social que pacíficamente tengan por objetivo la renuncia de un político en función de gobierno, cualquiera sea su jerarquía en la estructura del poder, lejos de ser hechos que subvierten la institucionalización de una jurisdicción gubernamental o una manifestación antidemocrática, son constitutivos de la esencia misma de la democracia, palabra cuya etimología ya lo demuestra.

•Los integrantes de la administración pública deben transformar el uso de su poder pasándolo de la obstaculización a la facilitación.

•Por último, para los profesionales y técnicos implica construir sus conocimientos científico-técnicos y desarrollar sus destrezas a partir de los problemas del país y de las comunidades con las cuales trabajen anteponiendo, por lejos, el valor de los problemas y su solución al valor de las teorías y las técnicas.

Reflexionando sobre cuál es el núcleo de todo esto, estimo que se llega al tema del poder. Esta es una cuestión muy compleja y que puede ser tratada desde muy diferentes perspectivas. Una de ellas, tal vez la más frecuente, es la de la política, o sea, la relación de poder y política. Al respecto encuentro interesante y útil traer acá algunas consideraciones del peruano Salomón Lerner Febresi en que señala que esta relación “...puede ser concebida, al menos, en dos sentidos distintos y opuestos. El primero y más difundido de ellos es el que asume el poder apenas en la acepción de potencia transformadora de un sujeto sobre un objeto. El poder sería, en esta línea de reflexión, la capacidad de una persona o grupo de personas para hacer prevalecer su opinión, sus intereses o sus deseos sobre el resto de miembros de su comunidad y para dirigir, modificar o inhibir la conducta de estos. [...] Por fortuna, no es ésta la única forma de concebir las relaciones entre política y poder. Éste puede ser entendido de una manera distinta, no como una fuerza orientada a la manipulación de los otros, sino como una fuerza que nace de los otros y que está al servicio de todos. Más que una sustancia, el poder es una relación social”.

Desde esta segunda perspectiva, que es la que corresponde cuando se trata este tema dentro del marco de la democracia y de la ética, la reflexión me lleva a detectar dos variables que inciden fuertemente en las prácticas del poder: la actitud y comportamientos ante el proceso de la vida, y la actitud y comportamientos de logro. Ambas cuestiones son complicadas, mucho más la primera que la segunda, pero una aproximación inicial posible es la de tomar en cuenta que con relación al proceso de la vida se da un continuo que va de la actitud/comportamiento de promoverlo a la actitud/comportamiento contraria, de entorpecerlo; con relación al logro o consecución (la acción de conseguir lo que se pretende), las actitudes/comportamientos posibles se extienden de la ilimitación a la autolimitación. Esto último he notado que, al menos en Argentina, genera desconcierto o rechazo dado que se entiende que lo que habla bien de una persona es que de aquello que puede lograr debe tomar el máximo, sin otro límite que el que provienen de las propias capacidades o ambición, lo cual está en los cimientos del surgimiento del liberalismo y en la médula de este liberalismo degradado y delictual que da hoy en llamarse neo-liberalismo.

Yendo de lo microsocial a una instancia más amplia esta posición es la que lleva a una empresa a crecer ad infinítum, inclusive destruyendo ecosistemas para poder expandirse o generando una profundización de la pobreza al perseguir bajar los salarios a fin de incrementar exponencialmente las ganancias. Volviendo a lo microsocial, a una persona puede llegarle la oferta de venta de una casa que teniendo un valor de 300.000 unidades monetarias, su propietaria, de muy avanzada edad y con signos de senilidad, se la ofrece por 150.000 y esa persona cierra trato; luego, tal vez hasta se reúna con sus amigos para comentar el excelente negocio que ha realizado. Los dos ejemplos son de actitudes/comportamientos de logro ilimitado.

La actitud/comportamiento contraria sería que aquella empresa limite su crecimiento para no alterar ningún ecosistema y que este ciudadano no le compre la casa a la señora y la acompañe a un lugar donde la asesoren adecuadamente o, si tiene interés en la casa y posibilidades económicas, se la pague las 300.000 unidades monetarias que vale.

Se puede avanzar en el análisis de estas dos variables fundamentales del poder construyendo un sistema de coordenadas con los dos continuos mencionados, colocando en el eje de la ordenada el correspondiente a la actitud/comportamiento hacia el proceso de la vida y en el de la abscisa el correspondiente a la actitud/comportamiento ante el logro. Se obtiene así un plano cartesiano rectangular en donde se pueden observar los cuatro cuadrantes que surgen de la intersección de estos dos continuos.

Antes de pasar a hacer un breve comentario sobre los resultados de este análisis, es importante recordar que de la definición de salud, implicando en ella el actual paradigma de las ciencias de la vida, se desprenden dos cuestiones fundamentales: que el proceso de salud es el proceso mismo de lo vital y que este implica no sólo las vertientes física, psíquica, social sino también la espiritual (entendido como lo que surge del contacto entre la mente y la cultura) y la ambiental.

Al vincular este proceso con lo espiritual y con lo ambiental se alcanza a comprender que es un verdadero fenómeno ecosistémico, a partir de lo cual, avanzando en una perspectiva holística, se llega al concepto de biosfera. Si tomamos en cuenta la ecología profunda del noruego Arne Naess o, recurriendo a los ancestrales conocimientos de los pueblos originarios de nuestra América, apelamos a lo afirmado en 1854 por el cacique Noah Sealth, Cacique de los Suquamish, comprendemos que “El hombre no tejió la trama de la vida: es apenas una hebra de ella. Todo lo que le haga al tejido, se lo hará a sí mismo”ii.

Considero que no hay un concepto más sintético y claro para comprender lo de la autolimitación de logro que la metáfora de la hebra de una trama pues, rápidamente, nos lleva a entender que los seres humanos no somos individualidades dueñas absolutas de la vida propia y ajena ni tampoco meros objetos subordinados a la voluntad y designios de otras hebras porque en una trama no hay jerarquías absolutas, expresado con más precisión: no hay jerarquías.

Pero volvamos, ya par finalizar, al plano cartesiano. Podríamos hacer una larga disquisición sobre la naturaleza de lo que determina cada cuadrante y lo que se ubica en cada uno de ellos, pero el tiempo fijado para mi exposición no lo permite. Sólo haré dos reflexiones:

•En función de las dos variables trabajadas, es mi parecer que surge en cada cuadrante la forma específica de gobierno a la que le es inherente las actitudes/comportamientos que definen los valores implicados en cada una de ellas. Cuando las actitudes/comportamientos implican el máximo entorpecimiento del proceso de la vida y la máxima ilimitación de logro surge el terrorismo de Estado, nacional o internacional, que es el modo más degradado de lo dictatorial (la Alemania de Hitler, las dictaduras genocidas de la década de 1970 del Cono Sur de Latinoamérica o los Estados Unidos de Bush hijo). Si nos desplazamos por el eje de la abscisa hacia el extremo de la autolimitación, manteniéndonos en el extremo del entorpecimiento de la vida, aparecen las dictaduras fascistas, como fue el caso de la Italia de Mussolini o las dictaduras de este tipo que tuvimos en América Latina durante el siglo pasado. Si, por el contrario, nos movemos por el eje de la ordenada hacia el extremo de la promoción del proceso de la vida, pasando un poco por arriba del punto de origen pero desplazados al extremo de la ilimitación del logro, aparecen las democracias formales que por estas épocas estamos acostumbrados a ver. Los extremos de este cuadrante generan un espacio vacío dado que hay una incompatibilidad en la posibilidad de que converjan los valores máximos de la promoción del proceso de la vida y de la ilimitación del logro dado que uno anula al otro, son incompatibles. Por último, en el cuadrante superior de la derecha, máximo de promoción de la vida y de autolimitación, se ubica la democracia real, como fue la de Guatemala en la Presidencia de Jacobo Arbenz o la de Chile con Salvador Allende.

•Las condiciones de salud de una comunidad o de una sociedad están íntimamente relacionadas con las características de la dinámica política de la misma y de su gobierno, en la jurisdicción que corresponda: municipal, provincial o departamental, nacional. La mejor situación de salud posible surge en el extremo del cuadrante superior derecho, siendo inherente a la democracia real. En el cuadrante superior izquierdo, donde se ubican las democracias formales actuales, con gobernantes empleados de las corporaciones transnacionales y respondiendo a los designios de las dictaduras internacionales neocolonialistas, la situación de salud de la población es tan mala como la que logra generar el mercado de la enfermedad en su ambición ilimitada de lucro. Ahora, la dinámica política de una comunidad o de una sociedad depende y constituye a la vez la instancia de desarrollo de las condiciones de ciudadanía de sus integrantes, de lo que se puede deducir, desde mi punto de vista, que el desarrollo de ciudadanía incidirá directamente en las condiciones de salud de los miembros del conglomerado social del que se trate y, por un proceso de retroalimentación, las buenas condiciones de salud, entendida ésta como proceso pleno de la vida, reforzarán y harán avanzar el desarrollo de sus condiciones de ciudadanas y ciudadanos que, al expandirse y profundizarse, irán progresivamente transformando las democracias formales en democracias reales o sustantivas.

Lo que veo como coralario de estas reflexiones es que si no interactúan las cuatro racionalidades analizadas, lográndose una buena concertación de las mismas, no se puede construir ciudadanía y lo que se alcance en el mejoramiento de las condiciones de salud de la comunidad será menor que lo posible.

 

 

*Enrique Safocarda. Contacto: sagar@fibertel.com.ar. Licenciado en Psicología y Doctor en Psicología. Es evaluador de la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU), integrante de la Comisión de Maestría, de la Maestría en Salud Pública de la UBA y Miembro Titular del Comité Académico de la Carrera de Especialización de Post-grado en Psicología Clínica, Institucional y Comunitaria de la Fac. de Psicología de la Universidad de Rosario. - Fue Vicedecano de la Facultad de Psicología de la UBA y Fundador y Director del Centro de Investigaciones en Psicología Social (CIPS) de la Escuela de Psicología - Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba. Es autor de numerosos artículos y de libros editados en la materia de la psicología comunitaria y psicología de la salud comunitaria.
1 Presentación efectuada en el Departamento Psicologia do Desenvolvimento e Personalidade, Instituto de Psicologia, Universidade Federal do Rio Grande do Sul (UFRGS) 06-11-07.
i Lerner Febres, S. (s/f) - Ética y poder - http://palestra.pucp.edu.pe/pal_est/documentos/rector.pdf
ii Grinberg, M.(Comp.) (1999) - Cartas por la tierra 1854-1999 - Errepar, Argentina.

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