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Metaphora

 ISSN 2072-0696

     

 

LA LETRA (Columna mensual del GEPG en "El Periódico")

 

El papá cuate

 

 

Marie-Hélène Guay

Grupo de Estudios Psicoanalíticos de Guatemala

 

 

"No basta con que el sujeto alcance la heterosexualidad
tras el Edipo, sino que el sujeto, niño o niña, ha de alcanzarla
de forma que se sitúe correctamente con respecto a la función
del padre. Esto es el centro de toda la problemática del Edipo"
.
Jacques Lacan32, Seminario 4.

 

 

Una versión del padre pregonada a partir de la revolución sexual de los años sesenta y modelo privilegiado de los estudios de mercado con motivo del mes del padre, ofrece la mayoría de las veces, un producto final bien acabado, a saber: el papá de los "fitness centers", musculoso, bronceado, vestido a la última y que apenas deja entrever la brecha generacional que lo separa de su hijo con el que se muestra compartiendo una buena dosis de "quality time" montando moto o a caballo o practicando algún deporte a la moda.

Si bien el estereotipo "papá cuate", importado de los Estados Unidos, se ha ganado, en pocos años, la aprobación entusiasta y sin reserva del medio guatemalteco. Una lectura psicoanalítica, cuya misión consiste en remover los ropajes fantasmagóricos con los que el ser humano busca adornar sus deseos y pasiones, propone una visión, si bien más opacada del "papá amigo", no por eso menos humana.

La teoría psicoanalítica señala dos registros que conforman la realidad humana. Así, lo que llamamos realidad debería definirse como un amalgama de lo imaginario y lo simbólico. De allí que el padre es también visualizado según una dimensión simbólica y otra imaginaria. Desde esta perspectiva, la noción de padre simbólico está cargada de una connotación particular, que se aleja de la acepción común, a saber: el agente de la paternidad ordinaria. El Padre simbólico es pues, ante todo, referencia a una Ley universal, catalizadora de las pasiones, de las luchas internas, del "cuerpo a cuerpo" entre los miembros del núcleo familiar. Así, el Padre simbólico, como referente, trasciende no sólo al padre de carne y hueso sino incluso a las múltiples versiones del padre de las fantasías, o sea imaginario, siendo una de ellas el "papá amigo", objeto de esta disertación.

En efecto, el padre amigo es el padre imaginario en tanto se nutre narcisístamente del dominio que ejerce como referente familiar omnipotente y omnipresente, que demanda colmar los deseos, las fantasías y pasiones, incitador de las rivalidades e incluso de las complicidades, propiciando así un ir y venir de afectos matizados de ambivalencia, perturbadores de los intercambios en el escenario familiar. Es el padre que en vez de perfilarse como representante de una Ley universal, impone su ley particular y se propone como modelo a seguir, condenando al hijo a una única realidad, la suya, dificultándole así, la conquista de la vía por la que pueda llegar a ser eventualmente sujeto de la enunciación, es decir, sujeto edificador de su propia historia, en vez de quedar plasmado en un texto enunciado por el Otro paterno.

Con su aseveración "El símbolo es la muerte de la cosa", Jacques Lacan convoca a una "muerte", en este caso la del padre imaginario, en tanto creador de una ilusión de complementariedad mutua, porque en ese juego jugado con el padre, gana el que pierde, ya que lo que se pierde es esa insistencia en el "tete á tete" de las miradas convergentes entre padre e hijo, miradas que en algunas ocasiones incluso son excluyentes de la influencia materna.

Surge una pregunta: ¿Es culpable ese padre amigo? Visto desde la óptica psicoanalítica, de lo único que es culpable es de su misma inocencia, y ahí reside todo drama urdido en torno al Complejo de Edipo, soporte de la teoría psicoanalítica propuesta por Sigmund Freud. En efecto, ese padre es el padre de las buenas intenciones, pero preso de sus propias experiencias pretéritas devenidas inconscientes y, por lo tanto, convertidas en detonantes de su actuar consciente, que lo condenan a buscar incesantemente la recreación de una percepción arcaica e ilusoria de un encaje perfecto en los ideales de uno o ambos de sus propios cabezas.

 

 

32 Médico y psicoanalista francés (1901-1981).

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