Serviços Personalizados
Journal
artigo
Indicadores
Compartilhar
Liberabit
versão impressa ISSN 1729-4827
Liberabit vol.17 no.1 Lima 2011
ARTÍCULOS
Bienestar psicológico y orientación de rol sexual en adolescentes
Psychological well-being and sex role orientation in adolescents
Enrique Barra Almagiá*
Universidad de Concepción, Chile.
RESUMEN
El objetivo del presente estudio fue examinar la relación entre el bienestar psicológico, las dimensiones de masculinidad y feminidad y las categorías de rol sexual (masculino, femenino, andrógino, indiferenciado) en adolescentes. Los participantes fueron 231 estudiantes de ambos sexos de Concepción (Chile) con edades entre 12 y 21 años, quienes respondieron instrumentos referentes a bienestar psicológico y rol sexual. Se encontró que el bienestar psicológico presentaba mayor relación con la masculinidad que con la feminidad, que los adolescentes categorizados como andróginos informaron mayor bienestar psicológico que los categorizados como indiferenciados y que no había diferencias de género en el nivel general de bienestar. Se proponen diversos factores para explicar los resultados obtenidos.
Palabras clave: Adolescentes, bienestar psicológico, rol sexual.
ABSTRACT
This study examined the relationships between psychological well-being, masculinity, feminity and the sex role orientation categories (masculine, feminine, androgynous, undifferentiated) in 231 male and female students, 12 to 21 years old, from Concepción (Chile). Individuals completed measures of psychological well-being and sex role. Results showed that psychological well-being had higher relationships with masculinity than with feminity. Participants with androgynous orientation reported higher psychological well-being than did undifferentiated. There was no gender difference in general psychological well-being. Diverse explanatory factors for obtained results are proposed.
Key words: Adolescents, Psychological well-being, Sex role
Introducción
Se pueden distinguir dos grandes perspectivas en la investigación psicológica acerca del bienestar de los individuos: el enfoque hedónico centrado en la felicidad y que define el bienestar en términos de obtención de placer y evitación del dolor, y el enfoque eudaimónico centrado en la autorrealización que define el bienestar en términos de desarrollo del potencial humano y funcionamiento psicológico pleno (Peterson, Park & Seligman, 2005; Ryan & Deci, 2001). La perspectiva hedónica ha sido representada durante mucho tiempo por el concepto de bienestar subjetivo (Kim-Prieto, Diener, Tamir, Scollon & Diener, 2005), mientras que el enfoque eudaimónico estaría representado por el concepto de bienestar psicológico (Keyes, Shmotkin & Ryff, 2002). Mientras que el bienestar subjetivo (hedónico) se refiere a la felicidad, satisfacción vital y balance afectivo, el bienestar psicológico (eudaimónico) se refiere a la evaluación del individuo de su desarrollo personal (Keyes, 2006; Ring, Höfer, McGee, Hickey & O'Boyle, 2007). .
Ryff (1989) buscó integrar diversos conceptos de la tradición eudaimónica en psicología de la personalidad, del desarrollo y clínica, para formular un modelo multidimensional del bienestar psicológico conformado por seis factores, que incluyen la evaluación positiva de uno mismo y la propia vida pasada (autoaceptación); un sentido de crecimiento continuo y desarrollo como persona (crecimiento personal); la creencia de que la propia vida tiene un propósito y un significado (propósito en la vida); el desarrollo y mantenimiento de relaciones de calidad y confianza con otros (relaciones positivas con otros); la capacidad de dirigir efectivamente la propia vida y el ambiente para satisfacer necesidades y deseos (dominio ambiental); y un sentido de autodeterminación personal (autonomía). Cada una de estas dimensiones indica los desafíos que enfrentan los individuos en sus intentos por funcionar plenamente y realizar sus potencialidades (Keyes, 2006).
En su estudio con adultos de distintas edades, Ryff (1989) encontró diferencias en algunos aspectos del bienestar psicológico en relación con algunas variables como edad y género. Respecto a la edad, los adultos medios (promedio de 50 años) presentaban mayores puntajes que los adultos mayores (promedio de 75 años) en propósito en la vida y que los adultos jóvenes (promedio de 20 años) en autonomía, los más jóvenes informaron menores puntajes que los otros dos grupos en dominio ambiental, mientras que los adultos mayores obtuvieron menores puntajes que los otros dos grupos en crecimiento personal. Y respecto al género, la única diferencia significativa era que las mujeres mostraban mayor nivel que los hombres en relaciones positivas con otros, no existiendo un efecto de interacción entre la edad y el género. En un estudio con adultos suecos, Lindfors, Berntsson y Lundberg (2006) encontraron que además de la diferencia de género señalada en relaciones positivas con otros, las mujeres también presentaban mayor nivel en propósito en la vida y los hombres presentaban mayor nivel que las mujeres en dominio ambiental.
Al igual como sucede con muchos otros factores psicológicos de la etapa adolescente, existe una gran escasez de información respecto a las dimensiones del bienestar psicológico de los adolescentes y su relación con un aspecto tan importante en este período como es el desarrollo de la orientación de rol sexual, conocimiento que podría contribuir a una mejor comprensión de los factores relacionados con el ajuste psicológico en esta etapa del ciclo vital. Por ello el presente estudio se propuso examinar la relación entre las dimensiones de bienestar psicológico y la orientación de rol sexual en adolescentes de distintas edades, así como indagar la posible relación del bienestar psicológico con el sexo y la edad de los adolescentes.
Al investigar la orientación de rol sexual se puede adoptar una perspectiva continua-dimensional o bien una perspectiva categórica. La perspectiva continua involucra medir el grado de masculinidad y el grado de feminidad de cada individuo, ya sea hombre o mujer, para establecer la relación de cada una de estas dimensiones por separado con otros factores o variables. Por su parte la perspectiva categórica implica clasificar a los individuos en categorías de orientación de rol sexual de acuerdo a sus niveles relativos en las dimensiones de masculinidad y de feminidad (Bem, 1975). Si un individuo, ya sea hombre o mujer, obtiene altos puntajes de masculinidad y de feminidad se categoriza como andrógino; si tiene un alto grado de masculinidad y un bajo grado de feminidad se categoriza como masculino; si su nivel de masculinidad es bajo y su nivel de feminidad es alto se categoriza como femenino; por último si obtiene bajos puntajes tanto de masculinidad como de feminidad se categoriza como indiferenciado. Y luego se pueden examinar las posibles diferencias entre dichas categorías respecto a otras variables como el bienestar psicológico.
Los escasos estudios existentes acerca de la relación entre bienestar y orientación de rol sexual han sido realizados en adultos jóvenes y muestran resultados inconsistentes, lo cual podría explicarse en parte por la utilización de formas muy diferentes de evaluar el bienestar. Así por ejemplo, mientras September, McCarrey, Baranowsky, Parent y Schindler (2001) midieron el bienestar mediante las dimensiones de bienestar psicológico de Ryff descritas anteriormente, Johnson et al. (2006) utilizan como indicadores de bienestar medidas de soledad, incomodidad personal, autoestima, ansiedad social y evitación social. Y además los resultados difieren según se utilice el criterio continuo o el criterio categórico para evaluar la orientación de rol sexual.
En cuanto a las medidas continuas de la orientación de rol sexual, September et al. (2001) informaron que la masculinidad presentaba correlaciones más altas que la feminidad con las distintas subescalas de bienestar psicológico de Ryff, excepto en la subescala de relaciones positivas con otros que mostraba mayor relación con feminidad. Y respecto a las categorías de orientación de rol sexual, estos autores encontraron que las categorías de andrógino y femenino obtenían puntajes superiores en la subescala de relaciones positivas con otros respecto a las categorías de masculino e indiferenciado, mientras que las categorías de andrógino y masculino obtenían puntajes superiores en la subescala de autonomía respecto a las categorías de femenino e indiferenciado.
Utilizando medidas más indirectas de bienestar, Johnson et al. (2006) encontraron que las categorías de andrógino y masculino se asociaban a mayores niveles de bienestar que las categorías de femenino e indiferenciado, mientras que respecto a las medidas continuas de las dimensiones de rol sexual se encontró que los indicadores de bienestar mostraban una relación positiva con la masculinidad y una relación negativa con la feminidad.
Teniendo en cuenta la escasez de evidencias empíricas acerca de la relación entre el bienestar psicológico y el rol sexual, especialmente en la etapa adolescente, el presente estudio tuvo como objetivos:
1. Examinar la relación entre el bienestar psicológico de los adolescentes y las dimensiones de masculinidad y feminidad.
2. Examinar posibles diferencias en bienestar psicológico entre los adolescentes con distintas orientaciones de rol sexual.
3. Examinar posibles diferencias de género en los adolescentes respecto al bienestar psicológico y a sus distintas dimensiones.
Método
Participantes
La muestra estuvo conformada por 231 estudiantes (118 hombres y 113 mujeres) de Concepción (Chile), quienes eran alumnos desde 7º Básico a 3º Medio de un colegio particular y de Primer Año de dos carreras de la Universidad de Concepción, con edades entre 12 y 21 años (promedio de 16 años).
Instrumentos
Considerando que la investigación sobre el bienestar psicológico ha sido realizada mayoritariamente en adultos y que el presente estudio incluía participantes desde los 12 años, se hizo necesario realizar una adaptación del instrumento de bienestar para hacerlo apropiado al nivel de desarrollo de los participantes de menor edad. Para esto se aplicó el instrumento a un grupo de 31 alumnos de ambos sexos de 7º Básico de otro colegio, con edades entre 12 y 14 años. Esta aplicación piloto permitió realizar las modificaciones que se describen más adelante.
Bienestar psicológico: Se utilizó como base la versión española de las Escalas de Bienestar Psicológico de Ryff (Díaz et al. 2006), compuesta por 29 ítems destinados a evaluar la percepción de bienestar personal en las seis dimensiones descritas anteriormente. A partir de las conclusiones obtenidas en la aplicación piloto, se seleccionaron cuatro escalas que parecían las más apropiadas para adolescentes tempranos, algo similar a lo realizado por Casullo y Castro (2000), quienes también seleccionaron cuatro escalas de las seis originales de Ryff para ser aplicadas a adolescentes argentinos. Por lo tanto el instrumento aplicado estuvo constituido por las escalas de autoaceptación, relaciones con otros, dominio ambiental y autonomía, cada una de ellas representada por 4 ítems, exceptuando relaciones con otros que tenía 3 ítems, con un formato de respuesta tipo Likert de cuatro puntos, desde «completamente de acuerdo» a «completamente en desacuerdo». En este estudio se obtuvo una consistencia interna mediante coeficiente Alpha de 0.70.
Rol sexual: Se utilizó el Inventario de Rol Sexual elaborado y validado en Chile con adolescentes y adultos jóvenes (Barra, 2002, 2004), destinado a evaluar en qué medida los individuos perciben en sí mismos ciertas características masculinas (instrumentales) y femeninas (expresivas). Consiste en 30 ítems, 15 de los cuales corresponden a la escala de Masculinidad y 15 a la escala de Feminidad, con un formato de respuesta tipo Likert de cinco puntos (desde «nunca o casi nunca» a «siempre o casi siempre»). En este estudio se obtuvieron índices de consistencia interna mediante coeficiente Alpha de 0.77 para Masculinidad y 0.82 para Feminidad.
Procedimiento
Los instrumentos fueron aplicados en horarios de clases, previa autorización de la dirección del establecimiento y consentimiento informado de los participantes.
Resultados
Respecto al primer objetivo se calcularon los coeficientes de correlación de Pearson entre el nivel de bienestar psicológico y la edad de los adolescentes por una parte, y las dimensiones de masculinidad y feminidad por otra parte.
En la Tabla 1 se puede observar que el nivel global de bienestar y sus distintas dimensiones no se relacionan con la edad de los adolescentes y que presentan una relación notoriamente mayor con la masculinidad que con la feminidad, excepto en la dimensión de relaciones con otros que presenta mayor relación con la feminidad que con la masculinidad.
En cuanto al segundo objetivo, examinar diferencias en bienestar entre las distintas orientaciones de rol sexual, en primer lugar se agrupó a los participantes en las cuatro orientaciones de acuerdo a su posición respecto a las medianas de los puntajes en las escalas de masculinidad y feminidad. Ya que la mediana de ambas escalas fue de 48 puntos, los puntajes iguales o superiores a 49 fueron catalogados como altos y aquellos iguales o inferiores a 47 fueron catalogados como bajos. De acuerdo a esto, cuando un individuo presentaba puntajes altos en ambas escalas se categorizaba como Andrógino, si los puntajes eran bajos en ambas escalas era Indiferenciado, si presentaba puntaje alto en feminidad y bajo en masculinidad se consideraba Femenino y cuando el puntaje era alto en masculinidad y bajo en feminidad era categorizado como Masculino. Como esta categorización excluyó a aquellos participantes que tenían uno o ambos puntajes justo en la mediana, para este análisis la muestra se redujo de 231 a 210 participantes.
Mediante un análisis de varianza unifactorial se constató la existencia de diferencias significativas en el bienestar psicológico global y en la dimensión de autonomía entre las distintas categorías de orientación de rol sexual. Para determinar cuáles categorías eran las que diferían significativamente entre sí se realizó la prueba de comparaciones múltiples post-hoc de Bonferroni, la cual reveló que los adolescentes andróginos presentaban un nivel significativamente mayor de bienestar psicológico global que los indiferenciados y un nivel significativamente mayor de autonomía que los femeninos (Tabla 2). Además de estas diferencias significativas, se puede observar que en general, con la excepción de la dimensión relaciones con otros, los adolescentes andróginos presentan niveles de bienestar ligeramente mayores que los masculinos y estos a su vez que los femeninos.
Y respecto al tercer objetivo, examinar posibles diferencias de género en las diversas variables, la prueba t de diferencia de medias reveló que respecto al bienestar psicológico sólo existía una diferencia significativa, a favor de las mujeres, en la dimensión de relaciones con otros. Como sería de esperar, en la muestra total también hay diferencias significativas de género en las dimensiones de rol sexual, siendo tales diferencias notoriamente mayores en la dimensión de feminidad que de masculinidad (Tabla 3).
Discusión
Las principales conclusiones del presente estudio son (a) el bienestar psicológico de los adolescentes muestra mayor relación con la masculinidad que con la feminidad; (b) los adolescentes andróginos muestran mayor nivel de bienestar psicológico global que los indiferenciados y mayor nivel en la dimensión de autonomía que los femeninos; y (c) sólo se observa una diferencia de género significativa en el bienestar psicológico en la dimensión de relaciones con otros.
En cuanto a las dimensiones de rol sexual, los resultados concuerdan con estudios en adultos jóvenes que en general informan una mayor relación entre masculinidad y reporte de bienestar, que entre éste y feminidad (Barret & White, 2002; Ward, 2000). Al igual que en el estudio de September et al. (2001), en el presente estudio se encontró que la masculinidad presentaba correlaciones más altas que la feminidad con las distintas dimensiones de bienestar psicológico, excepto en la dimensión de relaciones con otros que mostraba mayor relación con feminidad A diferencia del estudio de Johnson et al. (2006), quienes encontraron que el bienestar estaba asociado positivamente con la masculinidad y negativamente con la feminidad, en el presente estudio se encontró relación positiva entre bienestar psicológico y feminidad, aunque de una magnitud muy inferior a la existente entre bienestar y masculinidad. Una de las razones de esta discrepancia puede ser que, a diferencia del presente estudio que utilizó una medida específica de bienestar, en el estudio de Johnson et al. (2006) el bienestar se evaluaba de manera más indirecta, mediante mediciones de constructos tales como soledad, autoestima y ansiedad social. Y además pueden influir factores culturales, en el sentido que tal vez en la cultura chilena los rasgos asociados a la feminidad podrían ser más valorados socialmente que en una cultura anglosajona, haciendo que tales rasgos se relacionen positivamente con el bienestar.
Respecto a la segunda conclusión, el hecho que los adolescentes categorizados como indiferenciados presenten un nivel significativamente inferior de bienestar psicológico que los categorizados como andróginos, podría explicarse porque tendrían menos capacidad de adaptación a diversas demandas debido al menor desarrollo de algunos recursos psicológicos característicos de las dimensiones de masculinidad y feminidad. Por el contrario, los adolescentes andróginos mostrarían mayores niveles de bienestar porque la adecuada adaptación psicológica de un individuo dependería de su posesión de características tanto masculinas (o instrumentales) como femeninas (o expresivas), ya que de esa manera tendrían mayor capacidad para comportarse de modo flexible según lo requieran las circunstancias (Bem, 1975). Esto se reflejaría en que los adolescentes andróginos obtuvieron mayor puntaje promedio de bienestar que las otras categorías, aunque la diferencia sólo era significativa respecto a los indiferenciados.
Respecto a las otras dos categorías de orientación de rol sexual, aun cuando las diferencias no alcanzan significación estadística, se observó que los individuos masculinos tendían a presentar puntajes ligeramente mayores que los femeninos en la mayoría de las dimensiones de bienestar, excepto en relaciones con otros. Estos resultados concuerdan con lo informado por Johnson et al. (2006), quienes encontraron que los individuos masculinos mostraban mayor nivel de bienestar que los femeninos. De acuerdo a Hoffmann, Powlishta y White (2004), esta diferencia se relaciona con el hecho que la masculinidad se asocia a la posesión de rasgos instrumentales, mientras que la feminidad se asocia a la posesión de rasgos expresivos. Esto podría ser especialmente importante tratándose de adolescentes que están enfrentando la gran cantidad y variedad de cambios y desafíos adaptativos que caracterizan esta etapa de desarrollo, por lo cual los individuos que poseen más rasgos instrumentales tendrían potencialmente mayor capacidad de adaptación a tales desafíos.
En cuanto a la tercera conclusión de este estudio, se encontró una diferencia de género significativa en la dimensión de relaciones con otros del bienestar psicológico, en la cual las mujeres presentaron mayor puntaje que los hombres. Este resultado es consistente con lo observado por Ryff (1989) en adultos estadounidenses de distintas edades, por Lindfors et al. (2006) en adultos suecos de edad media y por Vleioras y Bosma (2005) en universitarios griegos.
Los resultados del presente estudio indicarían que el ajuste psicológico y el bienestar individual de los adolescentes podrían ser mejor facilitados por el desarrollo combinado de sus características tanto instrumentales como expresivas, más que por la adscripción estereotipada al rol prescrito para cada sexo por normas sociales y culturales tradicionales. Además el bienestar psicológico de los adolescentes no estaría determinado primariamente por su pertenencia a uno u otro sexo, sino que por la integración de diversas características tanto masculinas como femeninas y por el desarrollo de sus diversas potencialidades que posibiliten su autorrealización.
Referencias
Barra, E. (2002). Construcción de un inventario de rol sexual en universitarios chilenos. Revista Intercontinental de Psicología y Educación, 4, 11-19. [ Links ]
Barra, E. (2004). Validación de un inventario de rol sexual construido en Chile. Revista Latinoamericana de Psicología, 36, 97-106. [ Links ]
Barret, A. & White, H. (2002). Trajectories of gender role orientations in adolescence and early adulthood: A prospective study of the mental health effects of masculinity and femininity. Journal of Health and Social Behavior, 43, 451- 468. [ Links ]
Bem, S. (1975). Sex role adaptability: One consequence of psychological androgyny. Journal of Personality and Social Psychology, 31, 634-643. [ Links ]
Casullo, M. & Castro Solano, A. (2000). Evaluación del bienestar psicológico en estudiantes adolescentes argentinos. Revista de Psicología de la Pontificia Universidad Católica de Perú, 18, 36-68. [ Links ]
Díaz, D., Rodríguez-Carvajal, R., Blanco, A., Moreno-Jiménez, B., Gallardo, I., Valle, C. et al. (2006). Adaptación española de las escalas de bienestar psicológico de Ryff. Psicothema, 18, 572-577. [ Links ]
Hoffmann, M., Powlishta, K. & White, K. (2004). An examination of gender differences in adolescent adjustment: The effect of competence on gender role differences in symptoms of psychopathology. Sex Roles, 50, 795-810. [ Links ]
Johnson, D., McNair, R., Vojick, A., Congdon, D., Monacelli, J. & Lamont, J. (2006). Categorical and continuous measurement of sex-role orientation: Differences in associations with young adults’ reports of well being. Social Behavior and Personality, 34, 59-76.
Keyes, C. (2006). Subjective well-being in mental health and human development research worldwide: An introduction. Social Indicators Research, 77, 1-10. [ Links ]
Keyes, C., Shmotkin, D. & Ryff, C. (2002). Optimizing wellbeing: The empirical encounter of two traditions. Journal of Personality and Social Psychology, 82, 1007-1022 [ Links ]
Kim-Prieto, Ch., Diener, E., Tamir, M., Scollon, C. & Diener, M. (2005). Integrating the diverse definitions of happiness: A time-sequential framework of subjective well-being. Journal of Happiness Studies, 6, 261-300. [ Links ]
Lindfors, P., Berntsson, L. & Lundberg, U. (2006). Factor structure of Ryff’s psychological well-being scales in Swedish female and male white-collar workers. Personality and Individual Differences, 40, 1213-1222.
Peterson, C., Park, N. & Seligman, M. (2005). Orientations to happiness and life satisfaction: The full life versus the empty life. Journal of Happiness Studies, 6, 25-41. [ Links ]
Ring, L., Höfer, S., McGee, H., Hickey, A. & O’Boyle, C. (2007). Individual quality of life: Can it be accounted for by psychological or subjective well-being? Social Indicators Research, 82, 443-461.
Ryan, R. & Deci, E. (2001). On happiness and human potentials: A review of research on hedonic and eudaimonic well-being. Annual Review of Psychology, 52, 141-166. [ Links ]
Ryff, C. D. (1989). Happiness is everything, or is it? Explorations on the meaning of psychological well-being. Journal of Personality and Social Psychology, 57, 1069-1081. [ Links ]
September, A., McCarrey, M., Baranowsky, A., Parent, Ch. & Schindler, D. (2001). The relation between well-being, impostor feelings, and gender role orientation among Canadian university students. The Journal of Social Psychology, 141, 218-232. [ Links ]
Vleioras, G. & Bosma, H. (2005). Are identity styles important for psychological well-being?. Journal of Adolescence, 28, 397–409.
Ward, C. (2000). Models and measurements of psychological androgyny: A cross-cultural extension of theory and research. Sex Roles, 43, 529-552. [ Links ]
Recibido: 27 de Agosto de 2010
Aceptado: 05 de Abril de 2011