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Interamerican Journal of Psychology

versão impressa ISSN 0034-9690

Interam. j. psychol. vol.43 no.2 Porto Alegre ago. 2009

 

 

Construcción de una escala sobre normas y valores en universitarios mexicanos

 

Development of a norms and beliefs scale for Mexican college students

 

 

Cinthia Cruz del CastilloI,1; Rolando Díaz-LovingII; Erika Miranda NietoIII

IUniversidad Iberoamericana, México, DF
IIUniversidad Nacional Autónoma de México, DF
IIIUniversidad Autónoma del Estado de México, DF

 

 


RESUMEN

Teniendo como objetivo desarrollar y validar una escala para medir normas y creencias en universitarios mexicanos, se construyó una escala tipo Likert de 106 items a partir de investigaciones locales previas y se aplicó a 339 mujeres universitarias y 278 hombres universitarios. El análisis factorial con rotación ortogonal arrojó 7 factores conceptualmente claros y estadísticamente robustos y 67 reactivos con cargas factoriales superiores a .40, los factores son: homofobia, tradicionalismo, clonación, aborto, apertura al cambio, consumo de drogas y apertura sexual. La confiabilidad total de la escala es de .89. Con excepción del factor de apertura al cambio todas las medias puntuaron por debajo de la media teórica. Finalmente diferencias significativas indicaron mayor aceptación por los hombres en todos los factores.

Palabras clave: Escala; Normas; Creencias; Universitarios mexicanos.


ABSTRACT

In order to develop and validate a scale to measure Norms and Beliefs in Mexican students, a 106 item Likert type scale was constructed from previous indigenous work and applied to 339 college females and 278 males. Orthogonal Factor analysis yields 7 conceptually clear and statistically robust factors and 67 remaining items with factor scores above .40, those factors are: homophobia, traditionalism, cloning, abortion, openness to change, drugs abuse and sexual openness. The total scale reliability is of.89. With the exception of openness to change, all means were under the theoretical mean. Finally, significant differences indicate higher acceptance of all factors by males.

Keywords: Scale; Norms; Beliefs; Mexican college students.


 

 

La cultura no solo influye en el comportamiento, sino que al modificarse con el paso del tiempo, cambian además los comportamientos, por lo que los sistemas culturales pueden considerarse productos de la acción o elementos condicionantes de acciones futuras (Díaz- Guerrero, 2003). En todas las culturas podemos distinguir símbolos, normas, valores y creencias (Morales, Moya, Gaviria, & Cuadrado, 2007). Así una cultura no es un ente estable y equilibrado, sino un sistema en tensión, dentro del cual coexisten normas contradictorias (Ross & Nisbett, 1991), emerge de la interacción social y es producto de adaptaciones a condiciones pasadas que enfrenta desafíos del presente, destacando su susceptibilidad a los cambios (Morales et al., 2007). El proceso global del desarrollo humano se lleva a cabo dentro de una cultura específica que establece los parámetros históricos e ideológicos alrededor de sus estructuras sociales (familia, escuela) y grupos de personas (ciertas edades) y provee la estructura conceptual así como las herramientas con las cuales los individuos construyen significados individuales (Valsiner & Lawrence, 1997).

Las normas son reglas y expectativas sociales a partir de las cuales un grupo regula conducta de sus miembros (Morales et al., 2007), asimismo son ideas y/ o patrones de creencias acerca de cuál es la conducta correcta y/o esperada de un grupo en particular (Gibbs, 1981; Triandis, 1994). Las creencias son el elemento cognitivo de la actitud de una persona y se definen como la relación percibida entre un objeto y un atributo, esta asociación es conceptualizada en términos de una probabilidad subjetiva. Cada creencia representa una pieza de información que la persona tiene acerca de algún objeto, información que se obtiene a través de las experiencias de vida de los individuos como la edad, el nivel educativo, la ocupación, la clase social y el sexo (Davidson & Thomson, 1980).

La forma en la que los grupos transmiten a los nuevos miembros sus normas y creencias se conoce como transmisión cultural (incluyendo el proceso de endo-culturación y socialización) (Cavalli-Sforza & Feldman, 1981). La transmisión de una generación a la siguiente se conoce como transmisión vertical e involucra transmitir valores, normas, creencias y motivaciones de los padres a su descendencia. Mientras que la transmisión entre pares se conoce como transmisión horizontal (Berry, Poortinga, Segall, & Dasen, 1992). Como parte de la transmisión cultural horizontal, en los grupos de universitarios, las normas y creencias surgen de una variedad de circunstancias y situaciones a las que se enfrentan en sus interacciones diarias y en distintos ambientes, como el salón de clases, el lugar de residencia y los grupos de amigos. De acuerdo a Caboni et al. (2005) las interacciones interpersonales con el personal académico y con otros estudiantes, el uso de alcohol y drogas y las prácticas sexuales son situaciones sociales que ocasionan preferencias y creencias normativas en los universitarios. Las normas son una característica central de la cultura de los estudiantes, junto con el lenguaje, los valores, las prácticas y las creencias (Kuh, 1995) y de acuerdo a Caboni et al. (2005) si entendemos la estructura normativa de un grupo, se puede comprender el tipo de influencia que ese grupo tiene en el comportamiento de sus miembros. En la mayoría de las culturas se encuentran creencias que exhiben diferencias entre sexos y tienen que ver con las actitudes hacia los roles en el matrimonio, los roles ocupacionales y obediencia hacia los padres. En cuanto a la edad las investigaciones sugieren que conforme los individuos crecen adquieren y retienen más información y tienen mayor diversidad de creencias, las diferencias encontradas han versado en torno a aspectos ocupacionales y de fertilidad. En cuanto a la educación, la ocupación y la clase social se encuentran creencias asociadas con el concepto de modernidad, por lo que entre mayor educación formal más creencias y actitudes modernas, siendo los más alfabetizados los que perciben los cambios sociales más rápido y redefinen sus creencias con mayor facilidad (Inkeles, 1977). Las creencias hacia otros grupos han sido investigadas como función de la educación y de la clase social encontrando que la educación se asocia negativamente con el prejuicio y la distancia social (Davidson & Thomson, 1980).

Algunas investigaciones que apoyan estas aseveraciones, como la realizada por Arata, Sttaford y Tims (2003) muestra que las creencias y las normas sociales son un factor importante que influye en el abuso excesivo del alcohol en los estudiantes universitarios, esto, porque los estudiantes que creen que emborracharse es una parte normativa del estilo de vida universitario aceptan beber en grandes cantidades y de manera frecuente para ajustarse a las normas de su grupo. En el mismo sentido, la investigación de Ghule, Balaiah y Joshi (2007) señala que las normas y las actitudes de los estudiantes universitarios hacia las prácticas sexuales, son cada vez más abiertas e independientes de las normas tradicionales y culturales, aspecto que predice que entre más permisivas las actitudes más probable la aparición de la conducta.

En este sentido diversos estudios a nivel internacional se han realizado en relación a la estructura normativa de los estudiantes universitarios. Por ejemplo, la escala que evalúa el prejuicio contra la homosexualidad en universitarios estadounidenses (Hansen, 1982); el test realizado por Carlton, Nelson y Coleman (2000) acerca de las actitudes de universitarios estadounidenses hacia el aborto; el trabajo que evaluó las actitudes, conocimientos y comportamientos hacia el empleo de métodos anticonceptivos en universitarios españoles (Santín, Torrico, López, & Revilla, 2003); la investigación que evaluó las atribuciones y juicios a favor del aborto en universitarios japoneses y estadounidenses (Sahar & Karasawa, 2005); el trabajo de Cirakoglu (2006) que exploró la percepción de las causas de la homosexualidad entre universitarios Turcos; el estudio acerca de las diferencias entre las normas actuales y las normas percibidas en los universitarios estadounidenses en cuanto a el uso de alcohol, drogas y la conducta sexual (Martens et al., 2006); la investigación referente a la influencia de los motivos para beber y su relación con las normas sociales en universitarios estadounidenses (Jasinski & Ford, 2007); el trabajo respecto a las actitudes hacia las relaciones sexuales prematrimoniales en universitarios hindúes (Ghule et al., 2007) y el estudio referente a el efecto de las consecuencias percibidas por beber sobre las creencias normativas para beber en estudiantes universitarios canadienses y estadounidenses (Trockel, Wall, Williams, & Reis, 2008).

Asimismo en Latinoamérica se ha abordado desde diferentes perspectivas lo relativo a las creencias y normas en los grupos de estudiantes universitarios. Entre los tópicos investigados se encuentran las creencias, normas y los comportamientos problemáticos en universitarios latinos y no latinos (Zamboanga, Carlo, & Raffaeli, 2004); las creencias y significados asociados a las drogas en universitarios venezolanos (Ortega, Osorio, & Pedrao, 2004); las normas y actitudes frente a la venta y consumo de sustancias psicoactivas en universitarios colombianos (Bayona, Hurtado, Ruiz, Hoyos, & Gantiva, 2005); las normas y expectativas frente al consumo de alcohol en universitarios colombianos (Londoño, García, Valencia, & Vinaccia, 2005); los preconceptos y la valoración hacia las drogas en universitarios colombianos (Salazar, Varela, Tovar, & Cáceres, 2006); las fortalezas y vulnerabilidades en adolescentes gay y homosexuales de alto nivel educativo (Toro-Alfonso, Varas, Andújar-Bello, & Nieves- Rosa, 2006).

Particularmente en México en cuanto al estudio de normas y creencias en universitarios, Ibañez (1994) realizó una investigación referente a las creencias hacia el aborto en universitarios del Estado de Puebla y encontró que la mayoría de los estudiantes sostenían una actitud negativa hacia el aborto y que de manera particular las mujeres mantenían una actitud más negativa que los hombres. Por su parte Osorio y Flores (1998) investigaron las normas, actitudes y creencias hacia los homosexuales en universitarios yucatecos y encontraron que las mujeres puntuaron más alto en cuanto a la aceptación hacia los homosexuales y los hombres mostraron un mayor rechazo. Mora y Natera (2002) estudiaron la importancia que juegan las normas culturales y las expectativas hacia el alcohol en su consumo, en estudiantes universitarios del Distrito Federal y encontraron que entre mayores sean las expectativas positivas asociadas al alcohol, mayor el consumo. García (2000) con la intención de conocer la estabilidad temporal de las Premisas Histórico Socioculturales planteadas por Díaz- Guerrero (1967, 1997)2, aplicó una versión corta de la escala de premisas a muestras urbanas y rurales de diferentes partes de la República Mexicana y encontró que a mayor nivel educativo menor proximidad cultural, y que el dinamismo de la cultura se veía reflejado en el desacuerdo de los jóvenes hacia la mayoría de las premisas y en el desapego a la cultura tradicional. Asimismo indicó, que los participantes de zonas rurales son más conservadores y apegados a la cultura tradicional que los de zonas urbanas, ya que en zonas urbanas existen mayores demandas sociales y un mayor impacto de la aculturación a través de los medios masivos de comunicación. Robles, Piña y Moreno (2006) realizaron un estudio en universitarias mexicanas para identificar conocimientos y actitudes relacionadas al uso del condón y la conducta sexual y encontraron que la creencia de que “el condón disminuye la satisfacción sexual” y “no investigar sobre la historia sexual” fueron los únicos predictores del uso inconsistente del condón. Pérez y Pick (2006) estudiaron la conducta sexual en mexicanos y señalaron que las creencias son conceptos normativos creados y fuertemente enraizados al interior de los grupos culturales. Encontraron que las creencias negativas hacia el uso del condón, son barreras en la intención de usar el condón, por lo que el nivel de conocimientos y las creencias conductuales positivas son factores que influyen en la conducta sexual protegida. Las creencias sobre sexualidad, en el caso de una pareja ocasional, son el mejor predictor de la conducta sexual protegida. Finalmente Peck, Rizo y Romeo (2007) analizaron la presencia de los estereotipos de género reales e ideales en universitarios de la Ciudad de México y encontraron que los universitarios se perciben como la generación sobre la que pesa la responsabilidad del cambio, señalaron además que aprecian un ambiente más libre, justo y equitativo, y que el cambio en las relaciones entre hombres y mujeres es a nivel global.

Con base en este panorama acerca de las diferentes investigaciones realizadas a nivel internacional y nacional que resaltan la importancia de conocer y evaluar constantemente las normas y creencias de los grupos, dado su inevitable cambio y evolución a través del tiempo, y su innegable impacto en la conducta, surge la inquietud de conocer cuáles son las normas y creencias que en la actualidad preponderan en los universitarios mexicanos, dado el desapego a las normas y creencias tradicionales de los grupos con mayor nivel educativo señalado por García (2000), con la intención última de desarrollar una escala válida y confiable para esta población.

 

Método

Participantes

Se trabajó con una muestra no probabilística de 617 universitarios de diferentes facultades de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), de los cuales 339 fueron mujeres (54.9%) y 278 hombres (45.1%), la media de edad fue de 21.25 años (SD= 4.48). En cuanto a las carreras que estudiaban los estudiantes se encontraban derecho, ingeniería, economía, arquitectura, psicología, filosofía, medicina, pedagogía, química, contaduría, ciencias políticas, administración, odontología, veterinaria, trabajo social y diseño industrial.

Instrumento

La escala de normas y creencias que se aplicó tiene un formato tipo Likert con cinco opciones de respuesta (1= totalmente en desacuerdo; 5= totalmente de acuerdo) y un total de 106 items que evalúan el acuerdo con cada enunciado.

Procedimiento

El proceso para el desarrollo de este trabajo inició con el análisis de la escala de Premisas Histórico-Socio- Culturales desarrollada por Díaz-Guerrero (1997), que evalúa las normas y las creencias de la cultura mexicana. La escala se analizó en dos grupos del cuarto semestre de la licenciatura en Psicología de UNAM, un grupo de 35 universitarios y otro de 39 universitarios que cursaban la materia de Teoría de la Medida, los 74 universitarios contestaron la escala y señalaron como ya indicaba García (2000) un claro desapego a las normas y creencias tradicionales consideradas en la escala. A partir de este ejercicio los universitarios plantearon conductas que describen su entorno actual y las normas y creencias asociadas a las mismas. Las normas y creencias mencionadas por los universitarios surgieron alrededor de conductas como el aborto, el consumo de drogas, el homosexualismo, la clonación, la sexualidad, la apertura hacia el desempeño de roles entre hombres y mujeres y el tradicionalismo. A partir de esta identificación se desarrollaron los 106 items de la escala. Finalmente la escala fue administrada de manera individual a 617 estudiantes, en diferentes facultades de la UNAM, previa autorización y se aseguró el anonimato de sus respuestas. Los estudiantes contestaron los datos de edad y facultad de procedencia y a continuación se les pidió que indicaran su acuerdo hacia cada uno de los 106 items. Las respuestas se codificaron, se capturaron y se inició el tratamiento estadístico correspondiente.

 

Resultados

Para obtener la validez de constructo de la escala se realizó un análisis factorial de componentes principales con rotación ortogonal de los 106 items que la conformaron. La escala quedó finalmente conformada por siete factores y 65 reactivos con pesos factoriales superiores a .40 que explicaron el 50.4% de la varianza y una consistencia interna de la escala total de = .89.

En cuanto a los índices de consistencia interna obtenidos para cada factor éstos variaron de .75 (apertura sexual) a .90 (homofobia). La media más baja se obtuvo en el factor de tradicionalismo (1.66) y la más alta en el factor de apertura al cambio (4.29) como se muestra en la Tabla 1.

 

 

De los siete factores que conformaron la escala final, cinco hacen referencia a normas tradicionales y rígidas ante situaciones específicas. El factor 1 (homofobia) agrupa valores y normas en contra de las prácticas homosexuales con reactivos como “las parejas del mismo sexo son indignantes para la sociedad”. El factor 2 (tradicionalismo) contiene reactivos que denotan la superioridad del hombre sobre la mujer en aspectos laborales, familiares y sexuales por ejemplo “el hombre tiene la última palabra en todo”. El factor 3 (clonación) concentra aseveraciones a favor de las leyes de la naturaleza y opuestas a experimentar con la vida como “la clonación es un sacrilegio”. El factor 4 (aborto) reúne normas que favorecen la preservación de la vida y desaprueban la interrupción voluntaria del embarazo por ejemplo “el aborto es un asesinato”. El factor 6 (consumo de drogas) señala el rechazo hacia el consumo de drogas y las consecuencias asociadas a la familia y a la sociedad como el reactivo “quienes se drogan son basuras de la sociedad”.

Los dos factores restantes integran normas no tradicionales. El factor 5 (apertura al cambio) denota la aceptación de situaciones que rompen con los paradigmas tradicionales, relativos a la relación padre-hijo, a las relaciones de pareja, al papel de la mujer en relación al del hombre dentro de la sociedad y en el hogar por ejemplo el reactivo “hombres y mujeres deben tener los mismos derechos”. Finalmente el factor 7 (apertura sexual) agrupa el acuerdo hacia la diversidad sexual y la aceptación de relaciones sexuales abiertas para hombres y mujeres como “las mujeres tienen derecho a relaciones extramaritales” (véase Tabla 2).

En cuanto a la relación entre los factores, los coeficientes de correlación de Pearson (véase Tabla 3) mostraron que las áreas que engloban normas y creencias tradicionales en cuanto a las prácticas sexuales, la reproducción y el consumo de drogas (homofobia, tradicionalismo, clonación, aborto, consumo de drogas) correlacionaron de manera positiva entre sí, siendo la correlación más alta (.60) la existente entre el factor de homofobia y tradicionalismo, lo que indica que entre más se sostienen normas de rechazo hacia el homosexualismo se presentan más reglas tradicionales en cuanto a las relaciones entre hombres y mujeres, la anticoncepción y el trabajo. A su vez estos mismos factores (homofobia, tradicionalismo, clonación, aborto, consumo de drogas) correlacionaron negativamente con los factores que incluyen normas y creencias referentes al establecimiento de relaciones más equitativas y la aceptación de conductas sexuales fuera del matrimonio (apertura al cambio y apertura sexual) siendo la correlación más alta entre el factor de apertura al cambio y tradicionalismo (-.65), este resultado indica que entre más normas y creencias se tengan acerca de la equidad e igualdad en distintos ámbitos menos normas y patrones de creencias tradicionales regularán a este grupo.

Con la intención de indagar si existían diferencias significativas en los factores de la escala entre el grupo de mujeres y hombres, se realizaron pruebas t de student. Los resultados indicaron diferencias significativas en cuatro de los siete factores, en el factor de homofobia (t = -9.52; p =.00) los hombres ( = 2.48) manifiestan una media más alta en cuanto a las normas y creencias homofóbicas que las mujeres (=1.9), en el factor de tradicionalismo (t = -8.7; p = .00) los hombres un acuerdo más alto que las mujeres hacia las normas tradicionales (=1.88) que las mujeres (=1.49), en el factor de apertura sexual (t = -4.31; p =.00) los hombres (=2.49) muestran un mayor acuerdo hacia las normas y creencias acerca de conductas sexuales fuera del matrimonio que las mujeres (=2.19), cabe señalar que a pesar de encontrar diferencias significativas, las medias de estos factores se encuentran por debajo de la media teórica. Por último se encontraron diferencias significativas en el factor de apertura al cambio (t = 5.48; p =.00) señalando que las mujeres (= 4.4) sostienen un mayor acuerdo hacia normas y creencias de apertura y cambio hacia relaciones más equitativas que los hombres (= 4.15) y que a diferencia de los factores de homofobia, tradicionalismo y apertura sexual, los valores en este factor se encuentran por arriba de la media teórica. En los tres factores restantes no se encontraron diferencias significativas por sexo (clonación, t=-1.87; p=.06, aborto t =-2.58; p=.01 y drogas t=-1.82: p=.07) (véase Tabla 4).

 

 

Discusión

De manera general podemos observar que el mayor desacuerdo de este grupo de universitarios fue hacia las normas y creencias acerca de conductas tradicionales (factor 2, M =1.66). Este desacuerdo refleja la lejanía, al menos actitudinal, en la estructura normativa de los jóvenes hacia creencias que señalan la superioridad intelectual y de habilidades de los hombres sobre las mujeres, también indica su discrepancia hacia que los hombres tengan más privilegios en el ámbito laboral y familiar que la mujer. En este factor las mujeres mostraron un mayor desacuerdo que los hombres de manera significativa. Posterior a las conductas tradicionales, este grupo indicó su divergencia hacia las acciones homofóbicas (factor 1, M=2.16) aspecto que revela su apertura normativa hacia la diversidad sexual. También fueron las mujeres las que señalaron más desacuerdo, de manera significativa que los hombres. En seguida aparece con menor fuerza el desacuerdo hacia impedir la manipulación de la vida (factor 3, M=2.23) debido al avance médico, en técnicas como la clonación o la fecundación in Vitro y no existieron diferencias significativas entre el grupo de hombres y de mujeres. A continuación aparecen las normas y creencias que reflejan el rechazo hacia la práctica del aborto y la imposibilidad de la mujer para decidir sobre su propio cuerpo (factor 4, M=2.29), no existieron diferencias significativas entre el grupo de hombres y mujeres. Siguen las normas hacia la apertura sexual (factor 7, M=2.32) que señalan el desacuerdo con las prácticas extramaritales tanto del hombre como de la mujer. En esta área son las mujeres las que muestran, de manera significativa, un mayor desacuerdo hacia la apertura sexual y la infidelidad que los hombres. Seguidamente aparece el desacuerdo hacia juzgar el consumo de drogas (factor 6, M=2.46), como una práctica indignante, resaltando que es un desacuerdo débil muy cercano a la media teórica, y no señala un claro convencimiento hacia este comportamiento, no se encontraron diferencias significativas entre el grupo de mujeres y hombres. Finalmente, con la media más alta aparece el acuerdo hacia la apertura al cambio (factor 5, M=4.2), que propone una distribución más equitativa de los roles entre hombres y mujeres, la igualdad de derechos y oportunidades, así como la apertura en cuanto a la libertad para elegir métodos de concepción no tradicionales por parte de las mujeres. En esta área son las mujeres las que tienen una media significativamente más alta que la de los hombres, lo implica un mayor acuerdo con este patrón de normas y creencias.

A partir de estos datos, destaca que tanto hombres y mujeres, apoyan de manera simultánea normas y creencias que en teoría son opuestas. Por ejemplo, los hombres muestran un mayor acuerdo hacia la apertura sexual pero a su vez aprueban las normas en contra de la homosexualidad y pero se muestran menos abiertos hacia la equidad en el trabajo, en el hogar y en cuanto a la reproducción. Por su parte las mujeres indican una mayor aceptación a las prácticas homosexuales y una mayor aceptación de las normas que promueven las relaciones de igualdad laboral e intelectual entre hombres y mujeres, pero a la vez se muestran menos abiertas hacia las normas y creencias que apoyan las prácticas sexuales fuera del matrimonio.

Los datos obtenidos en esta investigación reflejan por un lado, áreas que indican la conservación de normas y creencias por los procesos de socialización y endoculturación (Triandis, 1994) y por otro, áreas que señalan la aparición de nuevas reglas y patrones de creencias asociadas principalmente a aspectos de la sexualidad y a la reproducción. Las áreas de la escala que se asociaron a la sexualidad fueron los factores de homofobia y de apertura sexual. Las áreas que se relacionaron a la reproducción, fueron los factores de clonación y aborto. En general se puede observar, que estas áreas señalan características individualistas, que de acuerdo a Triandis (1994), se refieren a la preocupación por uno mismo y a valores como el placer, el logro, la competencia, la libertad, la autonomía, la justicia y la preocupación por la verdad y muestran características como la independencia y la autosuficiencia de los individuos. Tales características pueden explicarse por procesos de aculturación, debido a la exposición constante de esta muestra con diferentes grupos y culturas.

Además del punto anterior, es importante resaltar que la muestra estudiada se encuentra inserta dentro de la cultura mexicana, cultura que resalta la importancia de colectividades como la familia, el grupo religioso y que sostiene valores como la obediencia, la preocupación por la armonía dentro del grupo, el hincapié en la interdependencia, las relaciones cercanas y los roles sociales. Estas normas y creencias en general se ven reflejadas en el factor de tradicionalismo. Este factor además se asemeja al constructo de machismo que señaló Díaz-Guerrero (2003) el cual se ha considerado como un mandato de la sociocultura mexicana. La media obtenida por esta muestra de 1.66 confirma, como ya indicaban Díaz-Guerrero (2003) y García (2000), que estas creencias han declinado con el paso del tiempo, pero que aún siguen normando la cultura mexicana.

Relativo al primer factor, homofobia, los resultados de esta investigación indicaron que fueron los hombres quienes manifestaron más actitudes negativas hacia las prácticas homosexuales, que las mujeres. Sin embargo, independientemente de las diferencias entre los hombres y las mujeres, la media que obtuvieron estuvo por debajo de la media teórica y en general cercana al desacuerdo con la homofobia. Estos datos se contraponen con los resultados de Márquez, Pérez y Sibaja (2004), quienes encontraron que para los hombres las relaciones homosexuales no deberían juzgarse y considerarse decisiones de índole personal. Finalmente se puede señalar que los enunciados que conformaron este factor, guardan similitud con los reactivos de la escala de Cirakoglu (2006), aplicada a universitarios turcos, con enunciados como “los homosexuales tienen una enfermedad genética”, “ser homosexual es un desorden psicológico”, “los homosexuales tienen un daño cerebral” o “los homosexuales tienen una personalidad débil”.

De manera específica en el factor de apertura sexual, el desacuerdo hacia la apertura sexual se contrapone con el estudio realizado por Robles et al. (2006) el cual indicó que el 71.4% de las mujeres universitarias son sexualmente activas y el 35 % tiene entre dos y tres parejas sexuales. Sin embargo, esta diferencia puede deberse a que los reactivos del factor de apertura sexual hacen referencia a la apertura y aprobación hacia la infidelidad en parejas estables y no a la actividad sexual en general. Aún así, este aspecto conservador en cuanto a la sexualidad, respalda los datos de la investigación de Ghule et al. (2007) con 1500 universitarios hindúes, al evaluar 23 premisas relacionadas con la actitud a la sexualidad, que indicaron que el 69.5% de las mujeres y el 61.2% de los hombres estuvieron de acuerdo con la premisa “la virginidad es el posesión más valiosa de las mujeres”.

Particularmente en el factor de apertura al cambio, lo encontrado en este trabajo, apoya la investigación de Inglehart, Basañez y Moreno (1998, en A World Bank Policy Research Report, 2001) quienes entrevistaron a hombres y mujeres de 40 países distintos acerca de la división apropiada de las tareas en la familia y encontraron que una alta proporción de hombres, en comparación con las mujeres, estuvieron de acuerdo con el planteamiento de que “cuando los trabajos no son suficientes, los hombres tienen más derecho que las mujeres al empleo”. Esto señala que a pesar de que existe una mayor aprobación hacia la equidad entre hombres y mujeres, el cambio está siendo más lento en los hombres.

En el factor de aborto (a pesar de no encontrar diferencias significativas) cabe señalar que los datos obtenidos apoyan lo encontrado por Ibañez (1994) acerca de las personas más jóvenes y con estudios universitarios, se oponen a las restricciones hacia la práctica del aborto. Pero se contraponen a los resultados de Ibañez, quien encontró una actitud negativa hacia el aborto en estudiantes universitarios poblanos, lo que posiblemente se explique, a que el Estado de Puebla, México tiene normas y creencias más conservadoras. También se contraponen a los resultados de Sahar y Karasawa (2005) con universitarios japoneses y estadounidenses, quienes indicaron que los estudiantes japoneses altos en religiosidad y con valores familiares tradicionales reportaron más enojo y desaprobaron la práctica del aborto y en el caso de los universitarios estadounidenses entre más valores morales mayor desapruebo y enojo hacia las mujeres que abortan.

Para futuras investigaciones sería relevante considerar, lo que encuentra Martens et al. (2006), a partir de su investigación acerca de la conducta normativa de los universitarios, acerca de que los estudiantes sobreestiman los patrones de consumo y los patrones de conducta sexual acerca del universitario típico. Por ejemplo, el investigador señala que el 60% de los universitarios mencionaron que el estudiante universitario típico consume cocaína, cuando los datos reales indicaron que sólo el 4% de los universitarios la consume. En cuanto a la conducta sexual, la percepción fue que el universitario típico tiene 4.79 parejas sexuales en promedio, mientras que la cifra real fue de 2.55 parejas. Por lo que es de suma relevancia, que se considere la relación entre la conducta del universitario y su percepción de las conductas que consideran normativas.

Finalmente, se puede concluir que los datos de esta investigación dan una guía acerca de las normas y las creencias que rigen a los universitarios en la actualidad y de cuáles son las circunstancias, temáticas y comporta- mientos que consideran relevantes para la toma de decisiones en su vida cotidiana. Sin embargo es necesario seguir indagando el fenómeno para poder confirmar estos hallazgos.

 

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Received 07/02/2008
Accepted 12/12/2008

 

 

Cinthia Cruz del Castillo. Universidad Iberoamericana, México, DF.
Rolando Díaz-Loving. Universidad Nacional Autónoma de México, DF.
Erika Miranda Nieto. Universidad Autónoma del Estado de México, DF.

1 Dirección: Universidad Iberoamericana, Departamento de Psicología, Edificio “J” Segundo Piso, Prol. Paseo de la Reforma, 880, Lomas de Santa Fé, México, DF, CP 01219. Tel.: 52 (55) 9177 4400 Ext.7013; Fax: 52 (55) 5950 4289. E-mail: cinthia.cruz@uia.mx
2 Las Premisas Histórico Socio Culturales (PHSC) son un conjunto de afirmaciones acerca de las normas y creencias utilizadas y aprobadas por la mayoría de los miembros de una sociocultura particular. La sociocultura es un sistema de PHSC interrelacionadas que norman y gobiernan los sentimientos, las ideas, las relaciones interpersonales y los roles. Las premisas son las unidades esenciales de la realidad interpersonal comprensible dentro de un grupo (Díaz-Guerrero, 1967).