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Revista de Psicología Universidad de Antioquia
versão On-line ISSN 2145-4892
rev. psicol. univ. antioquia vol.6 no.1 Medelin jan./jun. 2014
ARTÍCULOS DE INVESTIGACIÓN
Resistencia de la presión de grupo y consumo de alcohol en adolescentes1
Resistance to Peer Pressure and Alcohol Consumption in Adolescents
Migdalia Carolina Rodríguez Alvarado2, Carmen Mariangel Perozo Sánchez3 y Jaseri Daniela Matute López4
2 Estudiante de pregrado. Licenciatura en Psicología. Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado. Email: migdaliacarolina@gmail.com
3 Estudiante de pregrado. Licenciatura en Psicología. Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado. Email: carmenperozo_91@hotmail.com
4 Estudiante de pregrado. Licenciatura en Psicología. Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado. Email: jase1412@hotmail.com
* Nota: Jesús Guerrero Licenciado en Psicología Tutor y Colaborador de la investigación Resistencia de la presión de grupo y consumo de alcohol en adolescentes.
Recibido: 30-Marzo-2014 • Revisado: 21- Mayo-2014 • Aprobado: 17-Junio-2014
Para citar este artículo:
Rodríguez, M.; Peroz, C.; Matute, J. (2014). Resistencia de la presión de grupo y consumo de alcohol en adolescentes. Revista de Psicología Universidad de Antioquia, 6(1), 25-40.
Resumen
El objetivo principal de esta investigación fue evaluar la relación entre la resistencia a la presión de grupos y el consumo de alcohol en adolescentes. Se utilizó una muestra de 218 estudiantes de secundaria consumidores de alcohol, 96 hombres y 122 mujeres. Los resultados indican que existe relación significativa entre la resistencia a la presión de grupo total (r= -0.309; p<0.01), directa (r= -0,243; p< 0,00), indirecta (r= -0,278; p< 0,00), percibida (r= 0,168; p< 0,013) y el consumo de alcohol en adolescentes. Estos datos dan paso a la elaboración de futuros programas de prevención para aumentar los niveles de resistencia en los estudiantes y así disminuir la ingesta de esta sustancia en los mismos
Palabras Clave Autores: Presión de grupo, Resistencia a la presión de grupo, Consumo de alcohol, Adolescentes.
Palabras Clave Descriptores: Grupos de Edad, Adolescente, Consumo de Bebidas Alcohólicas.
Abstract
The primary objective of this research was to evaluate the relationship between resistance to group pressure and alcohol consumption in adolescents. A sample of 218 high school students alcohol users, 96 men and 122 women was used. The results indicate that there is a significant relationship between the resistance to pressure of overall group (r=0309, p <0.01), direct (r= -0.243, P <0.00), indirect (r= -0.278, P <0.00), perceived (r=0.168, p <0.013) and alcohol consumption in adolescents. These data give way to the development of future prevention programs to increase the resistance levels in students, thereby reducing the intake of this substance in them.
Key Words Authors: Peer pressure, Resistance to Peer Pressure, Alcohol Use, Adolescents.
Key Words Plus: Age Groups, Adolescent, Alcohol Drinking.
Introducción
El alcohol no solo afecta la salud física y psicológica de quien lo consume, también influye en la sociedad, ya que puede verse afectada por las consecuencias que desencadena una persona bajo los efectos del alcohol, entre las que se encuentran los accidentes de tránsito y conductas violentas hacia amigos, familiares y otros. En este sentido, se estipula que las lesiones mortales que se atribuyen al consumo de alcohol tienden a ocurrir en edades relativamente jóvenes (Organización Mundial de la Salud, oms, 2011).
Algunas estadísticas señaladas en la oms (2011), indican que el consumo de alcohol es el causante de 2,5 millones de muertes cada año. De igual manera, se estima que un total de 320.000 jóvenes entre las edades de 15 y 29 años mueren por causas relacionadas con el consumo de alcohol, lo que resulta en el 9% de todas las muertes en ese grupo de edad.
Pons y Buelga (2011) afirman, que el alcohol etílico es ''una sustancia depresora del sistema nervioso central, cuyo efecto psicoactivo se caracteriza por desinhibición, ligera euforia y reducción de la ansiedad'' (p. 81). El mismo es consumido por vía oral y sus efectos en el organismo se hacen evidentes desde el momento en que es ingerido. Entre los efectos están los temblores en las manos, daño hepático, insuficiencia cardíaca, entre otros (Babor & Higgins- Biddle, 2001; Babor, Higgins-Biddle, Saunders & Monteiro, 2001; Pons & Berjano, 1999).
Aunado a lo expuesto, Babor et al. (2001) han realizado una clasificación del consumo de alcohol en ingesta de riesgo, consumo prejudicial y dependencia al alcohol, actualmente empleada por la oms, siendo relevante para esta investigación, los primeros dos tipos de consumo.
Al respecto, Díaz, Díaz, Hernández, Narro, Fernández y Solís (2008) definen el consumo de riesgo como ''un patrón de consumos de bebidas embriagantes que colocan al sujeto en riesgo de desarrollar problemas de salud y/o que desemboca en francas complicaciones físicas y/o psicológicas (accidentes, victimización, violencia, dependencia al alcohol, cirrosis hepática)'' (p. 273), asimismo Babor et al. (2001), indican que el consumo de riesgo es definido como un modelo de consumo de alcohol, que eleva el riesgo de secuelas adversas para la persona que bebe y para los demás.
Por su parte, el consumo perjudicial está relacionado con los efectos ejercidos sobre la salud mental, como por ejemplo sentimientos de culpa tras el consumo y lagunas de memoria, e inclusive en las interacciones sociales (Babor et al., 2001). Estos tipos de consumos están asociados a diversos factores, que por sus características predisponen al adolescente a un consumo temprano de alcohol.
Los factores de riesgo son características de tipo multicausal (biológicas, psicológicas y sociales) que elevan la probabilidad de que una persona consuma alcohol (Pons & Berjano, 1999; Zapata, Vallejo, Bedoya & Pérez, 2012).
En relación a las causas biológicas del consumo de alcohol, es importante destacar que cualquier tipo de droga estimula al circuito de recompensa, y por consiguiente al núcleo accumbens, este libera dopamina, la cual genera un estado de euforia o placer que hace que el sujeto desee repetir el consumo (Furnham, 2010). Yaría (2005) señala que las drogas que activan el circuito de recompensa, generan sensaciones de placer e incluso cambios en la conducta; este sistema puede activarse por el recuerdo de ambiente, lugares o situaciones, todo esto hace que una persona recaiga en las drogas.
''... es importante destacar que cualquier tipo de droga estimula al circuito de recompensa, y por consiguiente al núcleo accumbens, este libera dopamina, la cual genera un estado de euforia o placer que hace que el sujeto desee repetir el consumo...''
De igual manera, Rubio, López, Álamo y Domingo (2002) afirman que el estrés crónico hace a las personas más vulnerables al consumo de alcohol, ya que en este estado se estimula al núcleo accumbens y por consiguiente al circuito de recompensa, generando un estado de placer; además, el alcohol es el más consumido por ser de fácil acceso. Igualmente, Cadaveira (2009) afirma que las diferencias individuales en el lóbulo frontal, hipocampo y cortex prefrontal, por ser los últimos en madurar, se asocian con el consumo de alcohol, incluso cuando los jóvenes nunca han probado esta sustancia; esto se debe a que provienen de una familia con altos índices de alcoholismo, presentando diferencias significativas a nivel neuropsicológico y psicofisiológico.
En cuanto a factores psicológicos en la ingesta de alcohol en adolescentes, López, Santín, Torrico y Rodríguez (2003), y Saiz et al. (1999) afirman que los rasgos de extraversión, aunados a un marcado perfil de búsqueda de sensaciones están relacionados con el consumo de alcohol. Por su parte, Inglés et al. (2007) fundamentados en el modelo de la personalidad de Eysenck, identificaron que a mayor neuroticismo y extraversión, mayor consumo de alcohol, así como también describieron asociaciones moderadas con el psicoticismo. Por último, Gil (2008) asocia el consumo de alcohol con la baja autoestima, la falta de destrezas para tomar decisiones, el mal empleo del tiempo libre y las actitudes antisociales.
Otro factor relevante expuesto por Cicua, Méndez y Muñoz (2008) en el inicio y mantenimiento del consumo de alcohol, es el entorno social, debido a que su ingesta en jóvenes es una conducta aceptada por la familia y la sociedad; incluso los adolescentes con padres consumidores son más propensos al abuso de dicha sustancia, en comparación a jóvenes con padres abstemios (Amiegheme, 2013). Sin embargo, aunque es considerado ilegal el consumo de alcohol en adolescentes, los padres lo permiten en sus hijos (Cicua, Méndez y Muñoz, 2008).
En la actualidad los adolescentes pasan más tiempo con sus amistades que con su familia, en busca de intimidad, compañía y apoyo emocional para transitar esta etapa, convirtiéndose así los pares en fuente de afecto, comprensión y una oportunidad de lograr constituir su autonomía e independencia de los padres (Papalia, Wendkos y Duskin, 2005).
Asimismo, Arias, Vargas y Herazo (2013) resaltan que los adolescentes consumen alcohol como estrategia para afrontar los estresores propios de la vida académica y esto generalmente lo hacen en grupo con sus compañeros de estudio. De esta manera, un factor común es que la iniciación del consumo es con los pares estudiantes y la frecuencia del mismo se relaciona con el trato de los adolescentes con sus compañeros, por el deseo de ser aceptado en un grupo y las creencias positivas acerca de los efectos esperados de la bebida (Londoño & Valencia, 2010).
Sobre la base de la evidente importancia de la influencia que ejercen los pares en la ingesta de alcohol, Londoño, Valencia, Sánchez y León (2007) resaltan que los adolescentes se inician en el consumo motivados por la conducta de otros y en busca de reforzamiento positivo directo, derivado de los efectos placenteros del mismo; por tal motivo, la presión de grupo es entendida como los medios que emplean los pares para instar al sujeto a consumir y, la resistencia a la presión, se refiere a la capacidad para abstenerse que el sujeto presente, estos son dos factores significativos, asociados al consumo de alcohol en adolescentes.
Por su parte, Medina y Cembranos (2002), describen la presión de grupo como la exigencia que realizan los jóvenes a los integrantes del grupo al que pertenecen, en relación a gustos, pensamientos, sentimientos, entre otros, esto debido a que los adolescentes, tienden a dar más importancia a los aspectos grupales que a los individuales. También, manifiestan que cuando los sujetos acceden a dicha presión sin dejar de lado sus ideales propios, se favorece el sentimiento de pertenencia en el grupo.
''... la presión de grupo es entendida como los medios que emplean los pares para instar al sujeto a consumir y, la resistencia a la presión, se refiere a la capacidad para abstenerse que el sujeto presente...''
Al respecto, Coppari et al. (2012) manifiestan que las personas con resistencia a la presión de grupo dan a conocer de forma espontánea sus gustos e intereses, pueden aceptar comentarios sin sentirse incómodos, diferir con las personas explícitamente, y responder con un ''no'' ante las situaciones en las que no esté de acuerdo.
A su vez, Londoño et al. (2007) hacen énfasis en que los adolescentes se enfrentan a dos tipos de presión de grupo, una directa y otra indirecta. La primera hace referencia a la expresión abierta de la conducta de los pares a la iniciación del consumo, que incluyen burlas o acciones manifiesta para que el joven consuma. Mientras que la presión de grupo indirecta, indica las actividades que invitan de manera implícita a que el adolescente consuma, como ejemplo de ello se encuentra el consumo que realizan pares y pareja delante del sujeto, la discriminación en la exclusión o inclusión a los eventos que incluyen bebidas alcohólicas y la sobreestimación de quienes consumen en cantidades mayores. La presión de las amistades (directa e indirecta), puede suscitar en el joven sensaciones de rechazo, búsqueda de aprobación o, por el contrario, puede ocurrir que el sujeto no permita que los comentarios y comportamientos que realizan los pares influyan sobre él, lo cual depende de que tan presionado se sienta ante la situación, es decir, de la presión percibida.
De esta manera, la importancia que le atribuyen los jóvenes a ser aceptados y reconocidos por otros, como parte de la búsqueda de identidad en la etapa de la adolescencia, contribuye a que los chicos terminen cediendo a la presión de grupos; propiciando así el consumo de alcohol (Londoño & Valencia, 2008; Londoño et al., 2007).
En relación a las variables de interés, se han realizado diversas investigaciones que muestran avances relevantes en el fenómeno estudiado, entre ellos, Hernández y González (2007) en un estudio correlacional, analizaron la relación entre el consumo de alcohol en estudiantes con historia familiar de alcoholismo y el consumo de alcohol de los pares, en una muestra de 980 estudiantes. Los resultados reflejan una correlación positiva entre las variables, lo que quiere decir que a mayor consumo de alcohol por parte de las amistades, mayor consumo de esta sustancia en los estudiantes. Por su parte, Londoño et al. (2007) determinaron la relación entre la resistencia a la presión de grupos y el consumo de alcohol en una muestra de 163 estudiantes universitarios, entre 16 y 26 años, donde concluyeron que existe asociación significativa entre el manejo de la presión de grupo y la ingesta de bebidas alcohólicas, es decir, que a mayor resistencia a la presión de grupos menor es consumo de alcohol.
''... la importancia que le atribuyen los jóvenes a ser aceptados y reconocidos por otros, como parte de la búsqueda de identidad en la etapa de la adolescencia, contribuye a que los chicos terminen cediendo a la presión de grupos; propiciando así el consumo de alcohol''
Asimismo, Cicua, Méndez y Muñoz (2008), describieron los factores asociados al consumo de alcohol en adolescentes, en un estudio transversal correlacional, con una muestra de 406 estudiantes de bachillerato, donde se evidenció un índice de riesgo moderado en el factor presión social, y se encontró que los adolescentes consumen alcohol con mayor frecuencia en la casa de un amigo, es decir, que las situaciones relacionadas a la ingesta que involucran a terceros fuera del hogar y el deseo del joven de experimentar momentos agradables lo incitan al consumo. Además, concluyen que el consumo de alcohol en adolescentes involucra diversos factores de riesgo y resaltan los psicosociales (actitud de la familia frente al consumo y la presión social).
En la misma línea de investigación, Londoño y Valencia (2010) estimaron la asociación entre el manejo de la presión de grupo y las creencias alrededor de la ingesta con el nivel de consumo de alcohol, en un estudio correlacional transversal, con una muestra de 147 jóvenes universitarios entre 15 y 25 años, y concluyeron que cuando los adolescentes poseen poca capacidad para oponerse a los deseos de sus pares, tienen mayores riesgos de abusar en la ingesta de bebidas alcohólicas.
De igual forma, Londoño, Forero, Laverde y Mosquera (2012) determinaron los factores cognitivos, sociales y conductuales que se relacionan con el consumo de alcohol en 396 estudiantes universitarios, entre 16 y 46 años, llegando a la conclusión de que la presión que ejercen los pares (de forma directa e indirecta), al igual que la presión percibida, juegan un papel determinante en la elección del joven para ingerir bebidas alcohólicas.
Sin embargo, Coppari et al. (2012), contrario a lo esperado, encontraron que el consumo de alcohol y el grado de resistencia a la presión evaluada presentaron una relación significativa, es decir, a pesar de que la muestra estudiada bebe alcohol en altos porcentajes, estas personas mostraron niveles elevados de resistencia, tanto en la presión directa e indirecta, como en la presión percibida. Lo anterior evidencia asertividad y habilidades sociales para resistirse a la presión que ejercen las amistades; se concluye entonces que estos alumnos consumen alcohol por decisión propia y no por la influencia de los pares.
En virtud de la contradicción de los resultados obtenidos, y siendo un tema con gran relevancia en el área de las salud, Coppari et al. (2012) plantean seguir la línea de investigación y realizar más estudios que permitan hacer inferencias o generalizaciones en poblaciones de otras culturas y/o países.
''Estudios indican que los adolescentes terminan consumiendo alcohol únicamente para no ser rechazados por sus pares''
Además, según Hernández y González (2007) es pertinente que se realicen más investigaciones con diferentes muestras de jóvenes, para así obtener resultados más amplios de las situaciones específicas en el consumo de alcohol del estudiante y conocer cómo contribuyen los amigos en la ingesta del mismo. Londoño et al. (2007) recalcan que ''existe un número reducido de trabajos dedicados al análisis de la presión de grupo; así la presión de grupos es un constructo poco estudiado en la actualidad'' (p. 283). Del mismo modo, Londoño y Valencia (2008) y Londoño et al. (2012) señalan que cada vez más jóvenes ingieren alcohol de forma riesgosa y es necesario hacer nuevas investigaciones en este campo. De manera similar, indican que esta situación se vuelve aún más crítica en los adolescentes, dado que estos terminan consumiendo alcohol únicamente para no ser rechazados por sus pares.
Por este motivo surge la siguiente pregunta ¿existe relación entre la resistencia a la presión de grupo y el consumo de alcohol en los adolescentes? Para dar respuesta a este interrogante, el presente estudio se plantea como objetivo evaluar la relación entre la resistencia a la presión de grupos y el consumo de alcohol en adolescentes. Se espera que la resistencia a la presión de grupo se relacione de manera inversa con el consumo de alcohol en adolescentes.
1. Método
1.1. Participantes
Con el fin de evaluar la relación entre resistencia a la presión de grupo y el consumo de alcohol en adolescentes, se empleó la versión colombiana del cuestionario de resistencia a la presión de grupo (CRPG) y la versión chilena del cuestionario de identificación de los trastornos debido al consumo de alcohol (AUDIT), en adolescentes con edades comprendidas entre 16 y 19 años, estudiantes de 4º, 5º y 6º año de cuatro liceos públicos ubicados en la ciudad de Barquisimeto, Estado Lara (Venezuela) para el periodo escolar 2013-2014. La muestra original estuvo conformada por 370 adolescentes, de los cuales 128 fueron excluidos por no consumir alcohol o ingerir alguna otra sustancia diferente al alcohol; asimismo, se eliminaron 24 por presentar puntajes atípicos, posiblemente a causa de respuestas deshonestas. Finalmente la muestra estuvo constituida por 218 estudiantes consumidores de alcohol, 96 hombres (44%) y 122 mujeres (56%) con una media de edad de 17 años.
Para conformar la muestra, se utilizó un muestreo no probabilístico de conveniencia, porque la selección de los participantes no depende de la probabilidad sino de las características de la investigación y la toma de decisión de las investigadoras, según el criterio de interés, así como los conocimientos que se tienen de la población, para determinar quiénes formaron parte de la muestra (Hernández, Fernández y Baptista, 2003; Peña, 2009).
1.2. Instrumentos
Cuestionario de Identificación de los Trastornos Debidos al Consumo de Alcohol (AUDIT)
El audit fue elaborado por Babor para ser empleado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), con una primera edición en el año 1989, que luego fue actualizada en 1992. Este instrumento cuenta con 10 ítems que describen en qué tipo de consumo de alcohol se encuentra el sujeto, estos se dividen en consumo de riesgo y consumo perjudicial, que se puntúan por medio de una escala Likert que va desde 1 a 4 (Babor et al., 2001). Particularmente, para esta investigación, se trabajó con la validación chilena del audit, elaborada en una muestra de 93 participantes (hombres y mujeres) en un rango de edad de 15 y 49 años; cuenta con una alta consistencia interna (alpha de Cronbach de 0.93) y una validez de criterio, en la cual se comparó el audit con la prueba criterio cidi, a través de un cálculo de la sensibilidad (proporción de individuos enfermos con un test positivo), especificidad (proporción de individuos sin enfermedad con un test positivo) y área bajo la curva Receiver Operating Characteristic (Alvarado, Garmendia, Acuña, Satis & Arteaga, 2009).
Cuestionario de Resistencia a la Presión de Grupos (CRPG)
Desarrollado y validado para la población colombiana por Londoño, Valencia, Sánchez y León (2007), en una muestra no aleatoria de 163 participantes (46% mujeres y 54% hombres), estudiantes universitarios entre 16 y 26 años, este consta de 45 ítems que describen situaciones que representan por un lado presión y por otro resistencia a la misma en los jóvenes. Este se puntúa por medio de una escala Likert del 1 al 4, representado desde TA: Totalmente de acuerdo hasta TD: Totalmente desacuerdo. Los ítems de este cuestionario evalúan tres tipos de resistencia a la presión de grupo: la directa, la indirecta y la percibida. Conjuntamente el cuestionario incluye una encuesta descriptiva de varias preguntas, las cuales no constan de una puntuación (Londoño et al., 2007). Es importante destacar que los puntajes menores en este cuestionario indican menor habilidad para resistir a la presión de grupos, mientras que los puntajes más altos mejor habilidad para resistir (Castillo, 2011). Por otro lado, la prueba cuenta con una alta confiabilidad, ya que puntúa con un alpha de Crombach de 0.91, y con una validez de constructo avaluada a partir un análisis factorial de rotación varimax exploratorio, donde se agrupan los factores resistencia a presión directa, resistencia a presión indirecta y presión percibida; lo que indica que la escala mide el constructo que pretende medir, es decir, la resistencia a la presión de grupos con el consumo de alcohol (Londoño et al., 2007).
1.3. Procedimiento
En primer lugar, se obtuvo el permiso correspondiente por parte de las autoridades del Decanato para llevar a cabo esta investigación. Se contactó con las instituciones para establecer el día y la hora de la aplicación de los instrumentos AUDIT y el Cuestionario de Resistencia a la Presión de Grupos. Posteriormente, se aplicaron ambos instrumentos, para ello una de las investigadoras se presentó ante los estudiantes indicándoles las instrucciones que debían seguir para la aplicación de las escalas de manera verbal y escrita, el tiempo que tomaría el responder los instrumentos y el material que necesitarían. Se entregaron los instrumentos y se recogieron, cerciorándose de que hubieran sido contestados en su totalidad, en tal caso se excluyeron aquellos que hubieran dejado preguntas sin contestar y/o indicaran haber consumido una sustancia distinta al alcohol. Se introdujeron los datos en el programa spss 15.0 para realizar el análisis estadístico pertinente.
1.4. Consideraciones éticas
Esta investigación se llevó a cabo una vez obtenidos los permisos de aplicación, emanados por el Director del Programa de Psicología, así como de los directivos de las instituciones educativas. Se les informó a los estudiantes que pertenecieron a la muestra que la información era totalmente confidencial, protegiendo la privacidad de los encuestados. Por ser un estudio no experimental no presenta implicaciones de riesgos para la salud, intimidad y derechos personales de los participantes, cumpliendo de esta manera con lo establecido en el Código de Ética Profesional del Psicólogo en Venezuela.
''En cuanto al tipo de bebida más consumida, el 31,2% de los adolescentes señaló consumir la combinación de dos o más tipos de bebidas alcohólicas...''
2. Análisis de resultados
Como resultados obtenidos de la presente investigación, se tiene que en el audit, el 31,7% de los adolescentes presentan un consumo de riesgo, asimismo otro 31,7% se encuentran en un consumo perjudicial o dependencia, el 36,7% restante son consumidores sin riesgo.
Resumen de resultados obtenidos a partir del cuestionario de identificación de los trastornos debidos al consumo de alcohol (AUDIT)
Además se analizaron los análisis descriptivos del cuestionario de resistencia a la presión de grupo (CRPG), donde se obtuvo que de los participantes totales del estudio, el 30,3% reportó haberse embriagado en los últimos 6 meses, el 25,2% en el último mes, el 19,3% entre una semana o menos, el 14,7% hace más de una semana y un 10,86% de los encuestados no contestaron la pregunta. Lo que indica que la mayoría de los participantes de la muestra se han embriagado alguna vez durante los últimos 6 meses.
En cuanto al tipo de bebida más consumida, el 31,2% de los adolescentes señaló consumir la combinación de dos o más tipos de bebidas alcohólicas, en segundo lugar, se encuentra el consumo solo de cerveza con un 22%, el tercer lugar, corresponde al vodka con un 18,8%, seguidamente, el ron con 17,4%, el 6,9% señaló consumir vino, el 5% aguardiente, un 1,8% indicó haber consumido todas las bebidas mencionadas y el 1,4%, no respondió la pregunta, indicando que los participantes principalmente realizan la combinación de dos o más tipos de bebidas en la ingesta.
En el mismo cuestionario (CRPG) se encontró que el 98,2% de los participantes presentan altos niveles de habilidad para resistirse a la presión de grupos directa, mientras que un 1,4% señala un nivel moderado de resistencia y un 0,5% muestra deficiencias ante la resistencia de la presión de grupos directa.
Por otro lado, en cuanto a la resistencia a la presión de grupos indirecta un 95,4% presenta alta habilidad para resistirse, un 2,8% muestra nivel moderado de resistencia y un 1,8% deficiente habilidad para resistirse a la presión de grupos indirecta. Por último, respecto a la presión percibida el 75,7% de los participantes presenta poca percepción de la presión, el 22% señala una moderada percepción de la presión, mientras que el 2,3% muestra un alto nivel de percepción de la presión de grupos.
''... los resultados indican que los adolescentes que tienen niveles bajos de resistencia a la presión de grupos, presentan niveles altos de consumo de alcohol, lo cual confirma que los pares juegan un papel importante en la iniciación del consumo''
Resumen de resultados obtenidos a partir del cuestionario de resistencia a la presión de grupo sobre los tres tipos de resistencia
Para el análisis de correlación entre las variables de interés, se calcularon los supuestos de normalidad, colinealidad e independencia, la verificación de dichos supuestos permitió la aplicación del Coeficiente de Correlación de Pearson (r), donde se obtuvo que existe una correlación negativa, estadísticamente significativa y baja entre el puntaje total del consumo de alcohol y el puntaje total de resistencia a la presión de grupos (r=-0,309; p<0,01), por lo que el consumo de alcohol y la resistencia de la presión de grupos se correlacionan de forma inversa, lo cual indica que a menor capacidad para resistirse a la presión de grupos, mayor es el consumo de alcohol en los adolescentes y a mayor resistencia de la presión de grupos menor es el consumo de alcohol.
Específicamente, como se puede observar en la Tabla 3, los resultados demuestran que existe una correlación negativa y estadísticamente significativa entre el consumo de alcohol y resistencia a la presión de grupos directa (r=-0,243; p<0,01), esto indica que a mayor habilidad de los adolescentes para negarse a la petición y ofrecimiento que realizan sus pares de manera explícita para incitar el consumo de alcohol, menor es la probabilidad de consumo. Asimismo, se observa una correlación significativa y negativa (r=-0,278; p<0,01) entre el consumo de alcohol y resistencia a la presión de grupos indirecta, demostrando que los jóvenes que poseen una fuerte resistencia a este tipo de presión presentan niveles más bajos de consumo de alcohol y aquellos con niveles bajos de resistencia, señalan altos niveles de consumo.
Respecto a la presión percibida, se encontró una relación positiva estadísticamente significativa, pero baja (r=0,168; p<0,05) con el consumo de alcohol, indicando que mientras mayor es la percepción que los adolescentes tengan de la presión que ejerzan sus pares para la iniciación en el consumo, mayor será la ingesta y mientras menor sea la percepción, menor será el consumo de alcohol. Los análisis obtenidos se realizaron con un nivel de significancia de 0,05.
Coeficiente de correlación de Pearson entre el consumo de alcohol y los niveles de resistencia a la presión de grupos
3. Discusión
Inicialmente se planteó la relación entre la resistencia a la presión de grupos y el consumo de alcohol en adolescentes. A favor de lo esperado, los resultados indican que los adolescentes que tienen niveles bajos de resistencia a la presión de grupos, presentan niveles altos de consumo de alcohol. Dichos resultados permiten confirmar que la influencia social es un factor significativo en el consumo de alcohol en los adolescentes y jóvenes (Cicua, Méndez & Muñoz, 2008; Londoño, Forero, Laverde & Mosquera, 2012); se comprueba que específicamente los pares juegan un papel importante en la iniciación del consumo de alcohol en adolescentes (Sánchez, Pereira & Fernández, 2008; Londoño & Valencia, 2010), convirtiéndose la presión de grupo y la resistencia a la presión de grupos en dos factores significativos en la ingesta de alcohol de los estudiantes (Londoño et al., 2007).
Existen investigaciones similares que refuerzan los hallazgos encontrados en el presente estudio, tal como lo evidencian los resultados obtenidos por Hernández y González (2007), quienes se propusieron conocer los patrones de bebidas alcohólicas y el papel de la influencia social en estudiantes de 15 años, obteniendo que a mayor consumo de alcohol por parte de los pares, mayor consumo del adolescente. Así, Andrade, Péres, Alfaro, Sánchez y López, (2009) coinciden en que los amigos cercanos consumidores de alcohol, actúan como un factor influyente en la ingesta de alcohol por parte del adolescente, destacando que las habilidades de resistencia a la presión de grupo constituye un elemento de gran relevancia en la prevención del consumo de bebidas alcohólicas.
Otros trabajos enfocados en la misma línea de investigación (Londoño &Valencia 2008; Londoño &Valencia 2010), arrojan resultados que se corresponden con los encontrados en el presente estudio, donde se evidencia que a niveles más altos de resistencia a la presión de grupo, menor es el nivel de consumo de alcohol del adolescente, dando a conocer que aquellos jóvenes que carecen de habilidades para negarse a las peticiones que realizan los pares para consumir, son más propensos al consumo.
Al comparar los resultados obtenidos con las investigaciones realizadas por Londoño y Valencia (2010), se encuentra que los adolescentes que cuentan con pocas habilidades para resistirse a la presión de grupos ejercida por sus compañeros, presentan mayor riesgo en el abuso de bebidas alcohólicas. Sin embargo, datos arrojados en investigaciones más actuales realizadas por Coppari et al. (2012), difieren de los hallazgos de la presente investigación, la cual en sus estudios encontró que los jóvenes que poseen alta habilidad para negarse a las peticiones que realizan sus amistades, presentan altos niveles de consumo de alcohol.
Los resultados del presente estudio, si bien aportan información relevante, muestran ciertas limitantes, las cuales se deben considerar en futuras investigaciones, principalmente estas se encuentran relacionadas con la muestra seleccionada, por lo que es importante ampliar la investigación a población universitaria. También es necesario tomar en cuenta la historia familiar, ya que como lo explica Hernández y González (2007), es una variable influyente en el consumo de los adolescentes, dado que la familia puede ser quien insta al adolescente a consumir alcohol; debido a los hallazgos encontrados por el autor es preciso considerar dicha variable en próximos estudios. Además, deben valorarse las creencias de los adolescentes a favor del consumo de alcohol, ya que estas se encuentran asociadas a la ingesta (Londoño y Valencia, 2010).
''... es necesario estudiar las variables personales, contextuales, sociales, familiares y educativas, para obtener un modelo integrador para el consumo de alcohol en adolescentes''
4. Conclusiones
Con base en los análisis estadísticos expuestos, se concluye que la resistencia a la presión de grupo total, directa e indirecta se asocia de manera baja, pero significativa con el consumo de alcohol de manera inversa, es decir, a menor resistencia a la presión de grupo (total, directa e indirecta), mayor es el consumo de alcohol. Por su parte, la resistencia a la presión de grupo percibida se asocia con el consumo de alcohol de manera positiva y significativa, por lo que demuestra que la resistencia a la presión de grupo es un indicador del consumo de alcohol.
Para concluir, el presente estudio confirma que existe relación entre el consumo de alcohol y la resistencia de la presión de grupos en adolescentes. Ante estos resultados, Sánchez, Andrade, Betancourt y Vital (2013) sugieren el uso de programas de prevención para aumentar los niveles de resistencia en los estudiantes y así disminuir la ingesta en los mismos. Además de la resistencia de la presión de pares, diversas variables se relacionan con la iniciación y mantenimiento del consumo de alcohol, por lo que futuras investigaciones deberían tomar en consideración la gama de variables que se involucran en este fenómeno. Inglés et al. (2007) afirman que es necesario estudiar las variables personales, contextuales, sociales, familiares y educativas, para obtener un modelo integrador para el consumo de alcohol en adolescentes.
NOTAS
1 Esta investigación fue realizada como requisito de la cátedra Psicología Experimental II del programa de Psicología de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (Barquisimeto, Venezuela), realizado entre Septiembre de 2013 y Febrero de 2014.
Referencias
Alvarado, M., Garmendia, M., Acuña, G., Satis, R. & Arteaga, O. (2009). Validez y confiabilidad de la versión chilena del alcohol use disorders identification test (audit). Revista Médica Chilena, 137(1), 1463-1468. [ Links ]
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