SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.43 número2El valor adaptativo de las emociones positivas: Una mirada al funcionamiento psicológico de los niños pobresAnálisis de factores que influyen en el desarrollo de normas ambientales y en la conducta anti-ecológica índice de autoresíndice de assuntospesquisa de artigos
Home Pagelista alfabética de periódicos  

Serviços Personalizados

Journal

artigo

Indicadores

Compartilhar


Interamerican Journal of Psychology

versão impressa ISSN 0034-9690

Interam. j. psychol. vol.43 no.2 Porto Alegre ago. 2009

 

 

Pobreza en los estados menos desarrollados: análisis de diferencias atribucionales entre universitarios centroamericanos

 

Poverty in the less developed countries: analysis of attributional differences between central-Americans undergraduates

 

 

José Juan VázquezI,1; Sonia PanaderoII

IUniversidad de Alcalá, Madrid, España
IIUniversidad Complutense de Madrid, España

 

 


RESUMEN

El trabajo analiza las atribuciones sobre las causas de la pobreza en los estados menos desarrollados realizadas por estudiantes universitarios de Nicaragua y El Salvador, y las diferencias atributivas existentes entre estos en función de su nivel de renta, su ideología política y su actitud hacia las organizaciones no gubernamentales (ONGs). La información se recogió mediante un cuestionario autoaplicado que incluía, junto a preguntas de carácter sociodemográfico, relativas al nivel de renta, ideología política y apoyo a las ONGs, un listado de 50 posibles causas de la pobreza en los estados menos desarrollados. Los resultados muestran un importante acuerdo en las atribuciones sobre las principales causas de la pobreza en los estados menos desarrollados, si bien existen diferencias significativas en función de su consideración como “pobres” o “no pobres”, de considerarse de “izquierda” o de “derecha” y de considerar que las ONGs realizan o no realizan una labor de gran relevancia.

Palabras clave: Atribuciones causales; Pobreza; Estados menos desarrollados; Centroamérica.


ABSTRACT

This paper analyzes the attributions about causes of poverty in the less developed countries between undergraduates from Nicaragua and El Salvador, and the attributional differences depending on their economical level, political ideology and attitudes about Non Governmental Organizations (NGOs). An auto-applicated questionnaire was used. It included socio-demographic questions, questions about economical level, political ideology and attitudes about NGO, and a list of 50 possible causes of poverty in the less developed countries. Results show an important agreement in attributions about the main causes of poverty in the less developed countries, although there are differences depending on the consideration of the undergraduates as “poor” or “not poor”, as “conservative” or “liberal”, and of thinking that the NGOs realize or do not realize a labor of great relevancy.

Keywords: Causal attributions; Poverty; Less developed countries; Central-America.


 

 

El interés en conocer las atribuciones sobre las causas de la pobreza en los estados menos desarrollados, tanto desde la perspectiva de quienes habitan en los estados con elevados niveles de desarrollo como desde el punto de vista de los propios habitantes de los estados menos desarrollados, se ha incrementado notablemente durante los últimos años (Bolitho, Carr, & Fletcher, 2007; Campbell, Carr, & MacLachlan, 2001; Carr, Haef, Ribeiro, & MacLachlan, 1998; Carr & MacLachlan, 1998; Harper, 2002; Hine & Montiel, 1999; Panadero & Vázquez, 2008; Payne & Furnham, 1985), dado que las atribuciones causales parecen jugar un importante papel en la formación de actitudes individuales y en las estrategias de respuesta frente a los problemas (Feaguin, 1972; Hine, Montiel, Cooksey, & Lewko, 2005; Vázquez & Panadero, 2007a).

Entre otros aspectos, las atribuciones realizadas sobre las causas de la pobreza pueden forzar la implementación de estrategias de superación o, cuando la causalidad se percibe como incontrolable, pueden generar tendencia a la indefensión (Vázquez, Panadero, & Rincón, 2007, in press) por parte de los habitantes de los estados menos desarrollados. Esta circunstancia adquiere especial relevancia cuando se estudian las atribuciones sobre las causas de la pobreza que realizan los estudiantes universitarios (Campbell et al., 2001; Panadero & Vázquez, 2008), ya que estos, además de suponer un colectivo con un nivel de formación elevado, componen el potencial embrión de las futuras élites intelectuales y dirigentes de sus respectivos países.

La literatura científica recoge una tendencia en las personas (observadores) a atribuir las causas del propio comportamiento principalmente a factores de carácter situacional, mientras un mismo comportamiento de los otros (actores) se tiende a atribuir en mayor medida a sus características personales o factores disposicionales (Jones & Nisbett, 1971; Nisbett & Ross, 1980). Carr (1996) confirma la consistencia de este patrón y, al menos en lo que se refiere a las atribuciones sobre la pobreza en los países menos desarrollados, señala que estos sesgos atributivos aparecen con mayor intensidad entre los observadores (habitantes de países desarrollados) que entre los actores (habitantes de países con menores niveles de desarrollo).

Investigaciones sobre la pobreza en el seno de los propios estados, realizadas tanto en estados desarrollados (Feather, 1974; Furnham, 1982; Griffin & Oheneba- Sakyi, 1993) como en países “en vías de desarrollo” (Campbell et al., 2001; Hine et al., 2005; Singh & Vasudeva, 1977), señalan de forma consistente que los grupos sociales con mayor capacidad de renta, mayor nivel educativo y menores posibilidades de verse afectados directamente por la pobreza utilizan en sus explicaciones causales de esta una mayor cantidad de atribuciones “disposicionales” que “situacionales”, observándose el efecto contrario entre quienes se encuentran en situación de pobreza o se enfrentan a la posibilidad de verse afectados por esta. De la misma manera, la literatura recoge una mayor tendencia en las personas a prestar ayuda si atribuyen los problemas de la víctima a causas externas a ella, que si atribuyen su situación a factores internos de la persona (DeJong, 1980; Weiner, 1980; Zucker & Weiner, 1993).

Diferentes trabajos realizados con estudiantes universitarios de países desarrollados han observado una tendencia en estos a explicar las causas de la pobreza en los estados menos desarrollados aludiendo principalmente a atribuciones de carácter situacional: ineficacia de los gobiernos, explotación por los países desarrollados o climatología adversa (Harper, Wagstaff, Newton, & Harrison, 1990). Carr y MacLachlan (1998) encontraron que universitarios australianos realizaban en mayor medida atribuciones situacionales sobre las causas de la pobreza en los estados menos desarrollados que universitarios de Malawi, utilizando estos últimos una mayor cantidad de atribuciones de carácter disposicional. Esta pauta atributiva ha sido igualmente observada entre universitarios españoles y nicaragüenses (Vázquez & Panadero, 2007b). Sin embargo, en un posterior trabajo en Australia y Malawi con muestras de vendedores de fin de semana, no estudiantes, Campbell et al. (2001) encontraron un patrón de resultados diferente: comparativamente con su contraparte de Malawi, los vendedores australianos tendían a atribuir la pobreza en los países menos desarrollados en mayor medida a factores disposicionales de las personas pobres. Ambos grupos de vendedores de Australia y Malawi tendían a realizar similares atribuciones causales de la pobreza en lo relacionado con los aspectos naturales o los gobiernos de estos países.

Si bien los autores encontraron dificultades al explicar este fenómeno, la explicación podría encontrarse en que los estudiantes universitarios (pese a vivir en países menos desarrollados) no perciben encontrarse en situación de pobreza, lo que les convertiría en “observadores” en vez de “actores” de dicha situación en sus propios países, generando los sesgos propios de este grupo.

Ahora bien, la pertenencia a países con diferentes niveles de desarrollo no supone el único patrón de comparación relevante. De hecho, los eventuales sesgos atributivos en el seno de los propios estados desarrollados en función de variables como la situación económica, ideología política o actitudes hacia las Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) son tres aspectos a tener en consideración, especialmente si se tiene en cuenta que, tal como señalan Hine y Montiel (1999), las diferencias atribucionales parecen afectar a las decisiones de implicarse o no en actividades orientadas a la lucha contra la pobreza.

Por un lado, los sesgos atributivos de “actores” (personas en situación de pobreza) y “observadores” (personas que no están en situación de pobreza) pueden reproducirse en el seno de los propios estados menos desarrollados (Campbell et al., 2001; Carr, & Mac- Lachlan, 1998; Vázquez & Panadero, 2007b). Además, la ideología política parece jugar un relevante papel al sesgar las atribuciones sobre las causas de la pobreza (Pandey, Sinha, Prakash, & Tripathi, 1982; Vázquez & Panadero, 2007a; Zucker & Weiner, 1993), de tal forma que quienes manifiestan ideologías conservadoras presentan, en relación a los más progresistas, una mayor tendencia a generar atribuciones causales sobre la pobreza vinculadas a factores de carácter disposicional de los habitantes de los estados menos desarrollados, mientras atribuyen en menor medida la pobreza a la explotación que estos países sufren por los estados desarrollados o las grandes multinacionales (Hine & Montiel, 1999; Panadero & Vázquez, 2008).

Finalmente, la actitud positiva hacia las ONGs, medidas por la consideración de utilidad de sus tareas, puede encontrarse relacionada las atribuciones sobre las causas de la pobreza. La atribución de la pobreza a la explotación externa que sufren los estados menos desarrollados o a los conflictos que estos padecen predice que las personas se integren o no en organizaciones de lucha contra la pobreza (Hine & Montiel, 1999). Y, en el seno de las ONGs, quienes atribuyen la pobreza a la explotación se implican en mayor medida en actividades de lucha contra la pobreza que quienes la atribuyen a los conflictos o a características de su población (Hine & Montiel, 1999). Asimismo, Hine et al. (2005) señalan que los activistas de ONGs en Canadá y Filipinas difieren de los no activistas en que los primeros explican en mayor medida la pobreza en función de causas sociales originadas fueran del mundo menos desarrollado (explotación por los estados desarrollados y multinacionales o elevada deuda externa), mientras los no activistas utilizan en mayor medida explicaciones basadas en causas sociales internas de los estados en desarrollo (sobrepoblación, falta de empleo o mala calidad de la educación). Además, los no activistas utilizan en mayor medida atribuciones disposicionales de la población (falta de control de impulsos sexuales o falta de inteligencia) que los activistas. Sin embargo, en una muestra nicaragüense, Vázquez y Panadero (2007b) no observan diferencias significativas en cuanto a las atribuciones realizadas en función de la pertenencia o no a ONGs.

En su mayoría, los trabajos realizados sobre las atribuciones causales de la pobreza en los estados menos desarrollados se han desarrollado en el mundo anglosajón y en países de habla inglesa. En este sentido, se observa una carencia de este tipo de investigaciones en países de hispanohablantes, siendo prácticamente inexistentes la realización de este tipo de trabajo con estudiantes universitarios centroamericanos, habitantes de una de las regiones con menores niveles de desarrollo. Esta circunstancia impulsó la línea de trabajo en que se inserta en el presente artículo, donde a partir de una muestra de estudiantes universitarios de Nicaragua y El Salvador – países que respectivamente ocupan los números 110 y 103 en el Índice de Desarrollo Humano (IDH) (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo [PNUD], 2007) – se analizaron sus atribuciones causales sobre la pobreza en los estados menos desarrollados, así como las diferencias atributivas existentes entre quienes consideran-o no-encontrarse en situación de pobreza, entre quienes se consideran de izquierda y de derecha y entre quienes consideran-o no-de gran importancia la labor desarrollada por las ONGs.

 

Método

Muestra

La muestra se compone por 860 estudiantes universitarios centroamericanos: el 63.8% pertenecientes a la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua en León (UNAN-León) (Nicaragua), el 22.7% a la Bluefields Indian and Caribbean University (BICU) (Nicaragua), el 8% a la Facultad Regional Multidisciplinaria de Estelí (FAREM) (Nicaragua) y el 5.6% a la Universidad Estatal de El Salvador (UES- Campus Paracentral) (El Salvador). Algunas características sociodemográficas de la muestra se encuentran recogidas en la Tabla 1:

 

 

Como se observa en la Tabla 1, los estudiantes entrevistados tienen una media de edad inferior a los 22 años y, en su mayoría, se trata de mujeres que se encuentran solteras. En buena medida los estudiantes consideran que ellos y sus familias son “ni ricos ni pobres” o “ligeramente pobres” y, en cuanto a su ideología política, tienden a manifestarse de izquierda y, sobre todo, de centro, si bien en el contexto centroamericano resulta difícil asociar el “centro” político con una ideología, siendo una interpretación más acertada la de que considerarse de “centro” hace referencia a carecer de ideología o encontrarse insatisfechos con las ideologías tradicionales.

Procedimiento

El cuestionario empleado, de carácter autoaplicado, recogía información de los entrevistados en relación a sus características sociodemográficas, su situación económica percibida, su clase social percibida, sus atribuciones sobre las causas de la pobreza en los estados menos desarrollados, sus actitudes hacia las ONGs y su ideología política y religiosa. En el presente trabajo se utiliza la información relativa a:

Variables Sociodemográficas (género, edad y estado civil). Recogida mediante ítems diseñadas por los autores y utilizados previamente en otros trabajos de investigación con muestras similares.

Percepción de los Entrevistados sobre su Situación Económica Personal y/o Familiar. Permitía las siguientes alternativas de respuesta: “opulentos”, “acomodados”, “ni ricos ni pobres”, “ligeramente pobres” o “pobres”.

Ideología Política. Cuyas opciones de respuesta eran: “izquierda”, “centro izquierda”, “centro”, “centro derecha” o “derecha”.

Percepción de Utilidad de la Labor de las ONGs. Mediante la pregunta: “En su opinión, las ONGs (Organizaciones No Gubernamentales) desarrollan una labor de gran importancia”, cuya respuesta se sitúa en una escala que oscilaba entre “-2” (totalmente en desacuerdo) y “2” (totalmente de acuerdo).

Asimismo, se presentó a los entrevistados un listado de 50 cuestiones sobre posibles causas de la pobreza en los estados menos desarrollados, seleccionadas a partir del “Cuestionario sobre las Causas de la Pobreza en el Mundo” (CTWPQ – Causes of Third World Poverty Questionnaire), escala atribucional con una estructura de cuatro factores en su versión británica (Harper et al., 1990) compuesta por un total de 20 ítems, a los que se añadieron 30 ítems elaborados por los autores utilizando como referencia trabajos anteriores (Hine et al., 2005). Estos ítems se respondían conforme a una escala que oscilaba entre “-2” (totalmente en desacuerdo) y “2” (totalmente de acuerdo).

Si bien el instrumento se diseñó en España, en Centroamérica, con la colaboración de profesores de la UNAN-León y la UES se realizó una revisión del mismo para adecuarlo a la variante del español allí utilizado. La aplicación del cuestionario fue colectiva, accediéndose a los estudiantes en las aulas con la colaboración del profesorado. Tras exponer el objeto de la investigación y el tratamiento que se daría a los datos, se solicitó el consentimiento informado, señalándose que en todo momento se respetaría el anonimato de quienes completasen el cuestionario.

Análisis de Datos

Para realizar el análisis de datos se utilizó el sistema de análisis estadístico y de gestión de datos SPSS (versión 15.0 para Windows). A partir de los datos obtenidos se realizaron análisis descriptivos que recogieran algunas de las principales características sociodemográficas, ideológicas y de situación económica de los participantes, así como las puntuaciones medias y desviaciones típicas de las cincuenta afirmaciones propuestas relativas a posibles causas de la pobreza en los estados menos desarrollados. Posteriormente se llevaron a cabo comparaciones en lo relativo a las atribuciones causales de la pobreza en los estados menos desarrolla-dos en función de la percepción de los entrevistados de encontrarse o no en situación de pobreza, de considerarse de “izquierda” o “derecha” (excluyendo la categoría “centro” por sus dificultades de interpretación) y de estar o no de acuerdo con la afirmación “Las ONGs desarrollan una labor de gran importancia”. Las comparaciones entre estos grupos se realizaron aplicando pruebas t de Student para muestras independientes.

 

Resultados

Los ítems recogidos en las Tablas 2 y 3 se encuentran ordenados conforme al nivel de acuerdo en relación a los mismos manifestado por los entrevistados. Mientras la Tabla 2 recoge aquellas afirmaciones que han obtenido puntuaciones medias positivas (indicativo de acuerdo con la proposición), en la Tabla 3 aparecen recogidas las afirmaciones que han obtenido puntuaciones medias negativas, indicativo de desacuerdo de los estudiantes entrevistados con la proposición planteada.

Como se observa en la Tabla 2, existe un conjunto de once afirmaciones que obtienen puntuaciones medias superiores a “1”, indicativo de un importante nivel de acuerdo con las mismas por parte de los entrevistados. En este conjunto de afirmaciones destacan aquellas que atribuyen la pobreza en los estado menos desarrollados a los gobernantes y su acción de gobierno (corrupción, incompetencia, ineficacia, mala gestión, ideología, impuestos elevados...), la precariedad del mercado laboral (escasos puestos de trabajo, explotación de las multinacionales, bajos salarios...) y a elementos vinculados a la inestabilidad política, la elevada deuda externa o la mala calidad del sistema educativo.

Un segundo grupo de trece afirmaciones obtienen puntuaciones medias situadas entre “0.5” y “1”, indicativo de acuerdo con las mismas de los entrevistados. En este grupo de afirmaciones destacan aquellas que relacionan la pobreza en los estados menos desarrollados con las políticas económicas y de ayuda implementadas por los estados desarrollados (explotación y excesivo consumo de recursos, falta de ayuda a los países necesitados, presión de la economía global y grandes bancos, aplicación de políticas internacionales de libre comercio...), las características de los habitantes de los estados pobres (altas tasas de comportamientos delictivos, excesivo número de hijos, sobrepoblación, explotación por las minorías ricas, prejuicio y discriminación, falta de conocimientos de gestión) o la imposibilidad de conseguir financiación por los habitantes de los países menos desarrollados.

 

 

Finalmente, se observa la existencia de catorce afirmaciones que obtienen puntuaciones medias que, aún siendo positivas, son inferiores a “0.5”, indicativo de un bajo nivel de acuerdo con las mismas de los entrevistados. Entre estas afirmaciones se encuentran algunas relacionadas con características disposicionales de quienes habitan en los estados menos desarrollados, percibidas como potenciales razones explicativas de la pobreza en sus países (pereza y falta de esfuerzo, falta de superación, falta de disponibilidad para cambiar hábitos y costumbres, falta de conocimientos y capacidades...), problemas internos de los países (inadecuados servicios sanitarios, mala distribución de la tierra, guerras civiles, conflictos interculturales, falta de recursos naturales, excesivo gasto en armamento, falta de turismo...) y problemas derivados de intereses políticos externos (subsidios a la agricultura de los países ricos o interés de los Estados Unidos en que los países permanezcan pobres).

 

 

Como se observa en la Tabla 3, los entrevistados no muestran acuerdo con la mayor parte de afirmaciones referentes a aspectos de carácter disposicional de la población como elementos causales de la situación de pobreza (excesivo consumo de alcohol, falta de inteligencia, falta de control de impulsos sexuales, costumbres y prácticas religiosas inadecuadas, enfermedad...). Los entrevistados tampoco se muestran de acuerdo con las afirmaciones causales de carácter fatalista (voluntad divina, destino o mala suerte), con aquellas afirmaciones sobre las causas de la pobreza vinculadas a elementos climáticos o naturales (clima inadecuado, tierra inadecuada para la agricultura, plagas e insectos que destruyen las cosechas) ni con las relacionadas con aspectos como la guerra con los estados vecinos o el interés de la Unión Europea en que estos países permanezcan pobres.

Agrupados por un lado los estudiantes que consideraban encontrarse en situación de pobreza (se autocalifican como “pobres” o “ligeramente pobres”) y por otro aquellos que no se consideran en tal situación (se autocalifican “opulentos”, “acomodados” o “ni ricos ni pobres”), se observa que existen diferencias significativas entre ambos grupos en relación a alguna de las atribuciones realizadas sobre las causas de la pobreza en los estados menos desarrollados. En la Tabla 4 se recogen aquellas afirmaciones en que se observa la existencia de diferencias significativas en cuanto al acuerdo manifestado por quienes se consideran “pobres” y quienes no consideran encontrarse en dicha situación.

 

 

Como se observa en la Tabla 4, en siete de las cincuenta afirmaciones propuestas existen diferencias significativas entre los estudiantes que consideran encontrarse en una situación de pobreza y quienes no consideran estar en dicha situación. Quienes se consideran “pobres” muestran un nivel medio de acuerdo significativamente superior con seis de las siete afirmaciones, siendo excepción la falta de adecuación de la tierra para la agricultura en los países pobres. En este caso, ambos grupos se muestran en desacuerdo con la afirmación, mostrando quienes se consideran “pobres” un mayor nivel de desacuerdo. De las seis afirmaciones restantes, las que mayor grado de acuerdo concitan son las referentes a la corrupción e incompetencia gubernamental, la explotación por las oligarquías y la explotación por las empresas multinacionales. En relación a la mala distribución de la tierra y los conflictos interculturales, el nivel de acuerdo es sustancialmente menor, si bien quienes se consideran “pobres” manifiestan un mayor nivel de acuerdo con ambas afirmaciones.

Cuando se comparan las puntuaciones medias en cada una de las afirmaciones entre aquellos estudiantes que políticamente se ubican en la “izquierda” (se consideran de “izquierda” o “centro izquierda”) y los que se ubican en la “derecha” (se consideran “derecha” o “centro derecha”), se observa la existencia de diferencias significativas entre ambos grupos en doce afirmaciones que aparecen recogidas en la Tabla 5.

 

 

En la Tabla 5 se observa que los entrevistados que se consideran de “derecha” manifiestan mayor grado de acuerdo con afirmaciones que vinculan la situación de pobreza en los estados menos desarrollados con la acción de los gobiernos (incompetencia gubernamental, inestabilidad política) o con la resistencia de la población de dichos estados para cambiar hábitos y costumbres inadecuados. Por su parte, quienes manifiestan ser de “izquierda” muestran mayor nivel de acuerdo con las afirmaciones que atribuyen la pobreza a factores de ámbito internacional (explotación y excesivo consumo de recursos por los países ricos, políticas globales de libre mercado) o a desigualdades en el seno de los propios estados menos desarrollados (explotación por las minorías ricas). De igual forma, quienes se consideran de “izquierda” atribuyen la pobreza en los estados menos desarrollados al interés de los Estados Unidos en que dicha situación se perpetúe, mientras los estudiantes de “derecha” se manifiestan en desacuerdo con esta afirmación. Por el contrario, los estudiantes de “derecha” se manifiestan en desacuerdo con que la pobreza en los estados menos desarrollados derive del interés de la Unión Europea en que la situación se perpetúe o de los subsidios a los agricultores de los países ricos, mientras los estudiantes de “izquierda” no manifiestan ni de acuerdo ni desacuerdo con estas afirmaciones. Asimismo, mientras los estudiantes de “derecha” muestran acuerdo con la afirmación que atribuye la pobreza al excesivo gasto armamentístico de los gobiernos, los estudiantes de “izquierda” se muestran en desacuerdo con esta afirmación. Finalmente, los estudiantes de “izquierda” están en desacuerdo con que una causa de la pobreza es el excesivo consumo de alcohol por parte de los habitantes de los países pobres, mientras los estudiantes de “derecha” no muestran ni acuerdo ni desacuerdo con la afirmación.

Agrupados los estudiantes que estaban de acuerdo, en alguna medida, en que las ONGs desarrollan una labor de gran importancia frente a quienes no se mostraron de acuerdo con dicha afirmación, se aprecia la existencia de diferencias significativas en catorce de las cincuenta afirmaciones propuestas.

 

 

Como se observa en la Tabla 6, los estudiantes que consideran que las ONGs desarrollan una labor de importancia muestran un nivel medio de acuerdo significativamente superior con doce de las catorce afirmaciones en que existen diferencias, siendo excepción las afirmaciones que plantean que los habitantes de los países pobres sean poco inteligentes o que la pobreza se deba al destino o la mala suerte. En ambos casos, los dos grupos se muestran en desacuerdo con dichas afirmaciones, señalando quienes manifiestan una actitud positiva hacia las ONGs un mayor nivel de desacuerdo en ambos casos. Las doce afirmaciones restantes concitan un elevado grado de acuerdo entre ambos grupos, en especial las referentes a los bajos salarios, la escasez de puestos de trabajo, la inestabilidad política, la corrupción gubernamental, la mala gestión de los recursos naturales o la explotación por las empresas multinacionales como elementos causales de la pobreza en los estados menos desarrollados. Los estudiantes con actitudes más positivas hacia las ONGs igualmente se muestran en mayor medida de acuerdo con atribuciones de las causas de la pobreza que inciden en las elevadas tasas impositivas, en las ideologías políticas y económicas dominantes, en la mala calidad educación o en elementos disposicionales de la población de los países pobres, como el elevado número de hijos o la sobrepoblación que ello conlleva. Las guerras civiles, consideradas causa de la pobreza por quienes tienen actitudes positivas hacia las ONGs, no son percibidas como tales por quienes no consideran que estas organizaciones desarrollen una labor de gran relevancia.

 

Conclusiones

Conocer las atribuciones de la pobreza que realizan los estudiantes universitarios de países con bajos niveles de desarrollo resulta especialmente relevante si se considera que este grupo presenta unos niveles de formación elevados y que, en buena medida, conforman el potencial embrión de las futuras élites intelectuales y dirigentes de sus respectivos países. No debe olvidarse que las atribuciones causales que se realizan sobre una determinada circunstancia inciden en las actitudes individuales y en las estrategias de respuesta frente a las mismas (Feaguin, 1972; Hine et al., 2005; Vázquez & Panadero, 2007a).

En el presente trabajo, del medio centenar de afirmaciones propuestas sobre potenciales causas de la pobreza en los estados menos desarrollados, los universitarios nicaragüenses y salvadoreños se manifiestan de acuerdo con el 74% (37 afirmaciones), mostrándose en desacuerdo con el 26% (13 afirmaciones). De las respuestas obtenidas se desprende que los principales elementos a que los entrevistados atribuyen la pobreza en los estados menos desarrollados son las características de los gobernantes y su acción de gobierno, la precariedad del mercado laboral, la inestabilidad política, la deuda externa y la mala calidad de los sistema educativos, en su mayoría atribuciones que hacen referencias a aspectos internos de los propios estados desarrollados. En este contexto, la elevada percepción de corrupción de los ciudadanos centroamericanos (no en vano Transparency International, 2007, señala a Nicaragua como uno de los estados con mayores tasas de corrupción percibida), junto con la difícil situación económica que atraviesan Nicaragua y El Salvador, pueden tener incidencia en el elevado nivel de acuerdo entre los entrevistados en los señalados aspectos. Importante es también la elevada atribución a la mala calidad de la educación, lo que permite pensar que las actuaciones enfocadas a mejorar el sistema educativo serán percibidas como positivas por la opinión de los sectores con mayores niveles de formación. En este sentido, las políticas de condonación de la deuda externa vinculadas a la mejora de los sistemas educativos podrían encontrar una especialmente buena acogida entre aquella parte de la opinión publica de Centroamérica más formada.

Aunque en menor medida, se observa acuerdo entre los participantes en relación a que las negativas políticas económicas y de ayuda de los estados desarrollados, junto a determinadas características de la situación social en los estados menos desarrollados o la imposibilidad de conseguir financiación juegan un papel relevante como elementos causales de la pobreza. Este grupo de afirmaciones incluye atribuciones a circunstancias externas a los estados menos desarrollados, en coincidencia con lo señalado por Harper et al. (1990), quienes observaron que, por ejemplo, la explotación de los países pobres por los ricos es una de las principales atribuciones causales en relación a la pobreza existente en los primeros. También aparecen en este grupo de atribuciones algunas relativas a la situación interna en los países menos desarrollados que repercuten en sus situación de pobreza, en especial vinculadas a cuestiones de carácter social, si bien resulta difícil determinar si elementos como la elevada delincuencia, la falta de control de natalidad, el prejuicio y discriminación o la falta de conocimientos de gestión son causa o consecuencia de la situación de escaso desarrollo.

Por su parte, se atribuye un escaso papel causal en la situación de pobreza de los estados menos desarrollados a elementos como las características de la población, los problemas internos o problemas derivados de intereses políticos externos (interés de los Estados Unidos o subsidios a la agricultura de los países ricos), si bien no se descarta su incidencia en esta situación. Como en trabajos anteriores (Vázquez & Panadero, 2007a, 2007b), se observa en la población de los estados centroamericanos la percepción de que los intereses de Estados Unidos juegan un relevante papel causal en la situación de pobreza de los estados menos desarrollados. El tradicional papel jugado por Estados Unidos en Latinoamérica desde los tiempos de la Doctrina Monroe, enfocada hacia su propio interés nacional, puede estar incidiendo en la percepción negativa de este país como causante de la pobreza en el mundo. Sin embargo, no se atribuyen la misma responsabilidad causal a la Unión Europea, segunda potencia económica mundial que engloba a España, antigua potencia colonial en Centroamércia.

Se observa desacuerdo con una importante cantidad de afirmaciones relacionadas con aspectos de carácter disposicional de la población de los estados menos desarrollados (excesivo consumo de alcohol, poca inteligencia, ausencia de control de los impulsos sexuales, costumbres y prácticas religiosas inadecuadas, padecimiento de enfermedades...), consideraciones fatalistas (voluntad divina, destino, mala suerte…), vinculadas al clima o la naturaleza, relacionadas con la guerra con los estados vecinos o, como se señaló anteriormente, relacionadas con el interés de la Unión Europea en que los países permanezcan pobres. La no atribución de la pobreza a determinados factores disposicionales de la población de los países pobres resulta especialmente importante, pues las atribuciones a estas características tienden a culpabilizar a las víctimas de su situación, disminuyendo las posibilidades de que se pongan en marcha conductas de ayuda. Hine y Montiel (1999) observaron que la pena o simpatía hacia quienes se encuentran en situación de pobreza solo incrementa la conducta de ayuda si se considera que poner en marcha actividades de ayuda puede tener incidencia en dicha situación. Si las personas no perciben tener la capacidad para modificar las causas que subyacen a la situación de pobreza, es menos probable que pongan en marcha conductas de ayuda y, en este sentido, las atribuciones de carácter fatalista, las vinculadas al clima y la naturaleza o las derivadas de características disposicionales de la población, pueden inducir este negativo efecto.

En contra de los resultados observando en diferentes trabajos en relación a las diferencias atribucionales entre “actores” y “observadores”, en esta ocasión únicamente se observan diferencias significativas entre quienes se consideran pobres (actores de la situación de pobreza) y quienes no se perciben de esta manera (observadores de la situación de pobreza) en un 14% de las afirmaciones propuestas. Los “actores” muestran un nivel medio de acuerdo significativamente superior con seis de las siete afirmaciones, siendo excepción la falta de adecuación de la tierra para la agricultura en los países pobres. De las seis afirmaciones restantes, las que mayor grado de acuerdo concitan son las referentes a la corrupción e incompetencia gubernamental, la explotación por las oligarquías y la explotación por las empresas multinacionales. Son quienes se consideran “pobres” los que en mayor medida atribuyen las causas de la pobreza a estos elementos, tal vez por no formar parte de la oligarquía ni encontrarse vinculados a empresas multinacionales, o por el hecho de que, durante los últimos años, tanto en Nicaragua como en el Salvador han gobernado partidos liberales, defensores de ideologías políticas vinculadas a la derecha, que no han sido percibidas como adecuadas por algunos sectores con escasos recursos de ambas sociedades. En relación a la mala distribución de la tierra y los conflictos interculturales, el nivel de acuerdo es sustancialmente menor, si bien quienes se consideran “pobres” manifiestan un mayor nivel de acuerdo con ambas afirmaciones.

En función de la ideología se observan diferencias significativas en el 24% de las afirmaciones propuestas, de tal forma que, en línea con trabajos anteriores (Pandey et al., 1982, Vázquez & Panadero, 2007a; Zucker & Weiner, 1993), los estudiantes que se consideran de “izquierda” atribuyen en mayor medida la pobreza a factores relacionados con el contexto internacional y con desigualdades en el seno de los propios estados menos desarrollados. El interés de los Estados Unidos en que determinados países permanezcan en situación de pobreza surge como variable explicativa para quienes se consideran de “izquierda”, aspecto con el que se muestran en desacuerdo los que manifiestan ser de “derecha”. El papel tradicionalmente jugado por los Estados Unidos en el área centroamericana, identificado con políticas de derecha, muchas veces en lucha abierta con quienes defendían transformaciones sociales desde ideas de la izquierda, parece haber quedado recogido en el imaginario de la población, de tal forma que desde posiciones de izquierda sigue considerándose a los Estados Unidos como enemigo de la distribución de la riqueza y la igualdad social, mientras que las personas de “derecha” manifiestan actitudes más positivas hacia este país.

Por su parte, los estudiantes que se consideran de “derecha”, tal como se observa en trabajos anteriores (Pandey et al., 1982, Vázquez & Panadero, 2007a; Zucker & Weiner, 1993), utilizan en mayor medida atribuciones de carácter disposicional de la población de los estados menos desarrollados (resistencia a cambiar hábitos y costumbres inadecuadas) para explicar la causas de la pobreza. Estas atribuciones disposicionales pueden tener tanto un carácter autodefensivo (e.j. yo no soy así, luego no me encontraré en esa situación) como justificativo de la presencia de personas en situación de pobreza (e.j. que sean pobres es culpa suya, no responsabilidad de quienes disponemos de recursos). Asimismo, quienes se consideran de “derecha” atribuyen en mayor medida la situación de pobreza a la inacción de los gobiernos. Tal vez la circunstancia de que la mayor parte de la muestra es nicaragüense, y en este país en el momento de la realización del trabajo gobernase el Frente Sandinista de Liberación Nacional, con una presunta ideología de izquierda, ayude en parte a explicar la posición de los estudiantes de “derecha”.

Mientras los estudiantes de “derecha” manifiestan desacuerdo con que la pobreza en los estados menos desarrollados derive de un interés de la Unión Europea o de los subsidios a los agricultores de los países ricos, los estudiantes de izquierda no manifiestan ni de acuerdo ni desacuerdo con estas afirmaciones. La Unión Europea no parece generar actitudes tan negativas como los Estados Unidos, pese a que España, la antigua metrópoli, es miembro de la misma. Por su parte, las subvenciones a la agricultura que realizan los países ricos a sus agricultores, si bien supone un aspecto que los representantes de los estados menos desarrollados defienden en los foros internacionales como causante de la pobreza en sus respectivos países, no es percibido por los participantes como una causa que incida en gran medida en la situación de pobreza de los estados menos desarrollados. Ello pudiera ser debido a que se trata de un aspecto que no es abordado tan profusamente por los medios de comunicación como, por ejemplo, los conflictos interculturales o las guerras civiles, cuestiones consideradas sin embargo de menor trascendencia por los representantes oficiales de los países poco desarrollados. Se observa una ruptura entre los aspectos defendidos por técnicos y políticos en foros internacionales y la percepción de un sector de la población, como son los estudiantes universitarios, en cuanto al papel que juegan las subvenciones agrícolas de los países desarrollados en el mantenimiento de la situación de pobreza.

Entre los estudiantes que consideran la labor de las ONGs de gran importancia y quienes no tienen una actitud tan positiva hacia estos organismos se observan diferencias significativas en el 28% de las afirmaciones propuestas. Quienes consideran de gran importancia la labor de las ONGs muestran un nivel medio de acuerdo significativamente superior con doce de las catorce afirmaciones en que se observan diferencias. Ahora bien, dado que estas afirmaciones en su mayoría concitan un elevado grado de acuerdo en ambos grupos, la diferencia entre ambos hace referencia al énfasis puesto en el nivel de causalidad atribuida a las mismas como elementos explicativos de la situación de pobreza. En este sentido, los estudiantes con actitudes más positivas hacia las ONGs atribuyen mayor relevancia a elementos como las elevadas tasas impositivas, las ideologías políticas y económicas dominantes, la mala calidad de la educación o circunstancias que atraviesa la población. Todos estos elementos son susceptibles de ser modificados con programas de intervención, lo que explicaría que quienes entienden relevante el papel de las ONGs les atribuyan una mayor incidencia causal en la situación de pobreza. De la misma manera, si bien se observa en ambos grupos desacuerdo con las afirmaciones que inciden en que los habitantes de los países pobres son poco inteligentes, o que la causa de la pobreza es el destino o la mala suerte, quienes manifiestan una actitud positiva hacia las ONGs señalan un mayor nivel de desacuerdo en ambos casos. La necesidad de atribuir las causas de la pobreza a elementos susceptibles de ser corregidos puede explicar estos datos, ya que, de no poder ser corregidos los elementos causales de la pobreza, se reduciría notablemente la relevancia del papel jugado por las ONGs de ayuda al desarrollo.

Hine et al. (2005) señalan que las ONGs han desarrollado diferentes estrategias para intentar combatir la pobreza, debido a las diferencias atributivas sobre las causas del problema y las dificultades para alcanzar un acuerdo sobre las raíces del mismo. Esta falta de consenso sobre las estrategias más apropiadas a desarrollar da lugar a una escasa coordinación entre las acciones de ayuda. En este sentido, el conocimiento de como las personas interpretan la importancia de los diferentes factores como elementos causales de la pobreza puede facilitar el diseño e implementación de programas de formación e información que, entre otros aspectos, modifiquen creencias erróneas y maximicen la eficacia de las intervenciones de ayuda al desarrollo.

Desde una perspectiva práctica, sería interesante para incrementar el apoyo de la población a las diferentes iniciativas de la lucha contra la pobreza diseñar estrategias orientadas a reducir las atribuciones sobre las causas de la misma que enfatizan en aspectos caracterológicos de las personas o derivados de conflictos internos. Así, en línea con lo señalado por Hine y Montiel (1999), resultaría apropiado facilitar información que reduzca el impacto de estas atribuciones causales de cara a eliminar algunas de las barreras que, en última instancia, pueden frenar la implementación de adecuados programas de lucha contra la pobreza, a cuya reducción hace mención explícita el primero de los Objetivos de Desarrollo del Milenio que los 191 países miembros de la Organización de Naciones Unidas acordaron conseguir para el año 2015 (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, 2007).

 

Referencias

Bolitho, F. H., Carr, S. C., & Fletcher, R. B. (2007). Public thinking about poverty: Why it matters and how to measure it. International Journal of Nonprofit and Voluntary Sector Marketing, 12, 13-22.         [ Links ]

Campbell, D., Carr, S. C., & MacLachlan, M. (2001). Attributing ‘third world poverty’ in Australia and Malawi: A case of donor bias?. Journal of Applied Social Psychology, 31, 409-430.

Carr, S. C. (1996). Social psychology and the management of aid. In S. C. Carr & J. F. Schumaker (Eds.), Psychology and the developing worm (pp. 103-118). Westport, CT: Praeger.         [ Links ]

Carr, S. C., Haef, T., Ribeiro, R., & MacLachlan, M. (1998). Attributions for ‘third world’ poverty: Contextual factors in Australia and Brazil. Psychology & Developing Societies, 10, 103-114.

Carr, S. C., & MacLachlan, M. (1998). Actors, observers and attributions for Third World poverty: Contrasting perspectives from Malawi and Australia”. Journal of Social Psychology, 138(2), 189-203.

DeJong, W. (1980). The stigma or obesity: The consequences of naive assumptions concerning the causes of physical deviance. Journal of Health and Social Behavior, 21, 75-85.         [ Links ]

Feaguin, J. R. (1972). Poverty: We still believe that god helps those who helps themselves. Psychology Today, 6, 101-129.         [ Links ]

Feather, N. T. (1974). Explanations of poverty in Australian and American samples: The person, society, or fate?. Australian Journal of Psychology, 26(3), 199-216.         [ Links ]

Furnham, A. (1982). The perception of poverty among adolescents. Journal of Adolescence, 5, 135-147.         [ Links ]

Griffin, W. E., & Oheneba-Sakyi, Y. (1993). Sociodemographic and political correlates of university student’s causal attributions for poverty. Psychological Reports, 73(3), 795-800.

Harper, D. J. (2002). Poverty and disclosure. In S. C. Carr & T. S. Sloan (Eds.), Poverty & psychology: From global perspective to local practice. New York: Kluwer-Plenum.         [ Links ]

Harper, D. J., Wagstaff, G. F., Newton, J. T., & Harrison, K. R. (1990). Lay causal perceptions of third world poverty and the just world theory. Social Behavior and Personality, 18, 235-238.         [ Links ]

Hine, D. W., & Montiel, C. J. (1999). Poverty in developing nations: A crosscultural attributional analysis. European Journal of Social Psychology, 29, 943-959.         [ Links ]

Hine, D. W., Montiel, C. J., Cooksey, R. W., & Lewko, J. H. (2005). Mental models of poverty in developing nations: A causal mapping analysis using a Canada-Philippines contrast. Journal of Cross- Cultural Psychology, 36(3), 1-21.         [ Links ]

Jones, E. E., & Nisbett, R. E. (1971). The actor and the observer: Divergent perceptions of the causes of behaviour. In E. E. Jones, D. E. Kanouse, H. H. Kelley, R. E. Nisbett, S. Valins, & B. Weiner (Eds.), Attribution: Perceiving the causes of behaviour. Morristown, NJ: General Learning Press.         [ Links ]

Nisbet, R. E., & Ross, L. (1980). Human inference: Strategies and shortcomings of social judgment. Englewood Cliffs, NJ: Prentice Hall.         [ Links ]

Panadero, S., & Vázquez, J. J. (2008). Perceived causes of poverty in developing nations: Causes of Third World Poverty Questionnaire in Spanish-speaking samples. Social Behavior and Personality, 36, 571-576.         [ Links ]

Pandey, J., Sinha, Y., Prakash, A., & Tripathi, R. C. (1982). Right-left political ideologies and attribution of the causes of poverty. European Journal of Social Psychology, 12, 327-331.         [ Links ]

Payne, M., & Furnham, A. (1985). Explaining the causes of poverty in the West Indies: A cross-cultural comparison. Journal of Economic Psychology, 6, 215-229.         [ Links ]

Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. (2007). Informe sobre desarrollo humano 2007-2008. La lucha contra el cambio climático: solidaridad frente a un mundo dividido. Madrid, España: Mundi-Prensa.         [ Links ]

Singh, S., & Vasudeva, P. N. (1977). A factorial study of the perceived reasons for poverty. Asian Journal of Psychology & Education, 2(3), 51-56.         [ Links ]

Transparency International. (2007). Global Corruption Report. London: Pluto Press.         [ Links ]

Vázquez, J. J., & Panadero, S. (2007a). Ideología, acción política y atribuciones causales de la pobreza en los estados menos desarrollados. Psicología Política, 35, 33-51.         [ Links ]

Vázquez, J. J., & Panadero, S. (2007b). Atribuciones causales de la pobreza en los estados menos desarrollados: diferencias entre actores y observadores hispanoamericanos. In C. L. Guillén & R. Guil (Eds.), Psicología social: un encuentro de perspectivas. Cádiz, España: Asociación de Profesionales de Psicología Social.         [ Links ]

Vázquez, J. J., Panadero, S., & Rincón, P. P. (2007). Stressful life events in countries of differing economic development: Nicaragua, Chile, and Spain. Psychological Reports, 101, 193-201.         [ Links ]

Vázquez, J. J., Panadero, S., & Rincón, P. P. (in press). Stressful life events and suicidal behaviour in countries with differing development levels: Nicaragua, El Salvador, Chile, and Spain. Journal of Community and Applied Social Psychology.         [ Links ]

Weiner, B. (1980). A cognitive (attribution)-emotion-action model of motivated behavior: An analysis of judgements of help-giving. Journal of Personality and Social Psychology, 39, 186-200.         [ Links ]

Zucker, G. S., & Weiner, B. (1993). Conservatism and perceptions of poverty: An attributional analysis. Journal of Applied Social Psychology, 23(12), 925-943.         [ Links ]

 

 

Received 01/11/2008
Accepted 14/12/2008

 

 

José Juan Vázquez. Doctor en Psicología, Licenciado en Psicología, Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología, Licenciado en Antropología Social y Cultural. Profesor de Psicología Social de la Universidad de Alcalá, España.
Sonia Panadero. Doctora en Psicología. Profesora de Evaluación Psicológica de la Universidad Complutense de Madrid. España.

1 Dirección: Facultad de Documentación, C/ San Cirilo, s/n, Alcalá de Henares, 28801, Madrid, España.