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Liberabit
versão impressa ISSN 1729-4827versão On-line ISSN 2233-7666
Liberabit v.12 n.12 Lima 2006
ARTÍCULOS
Conceptualización sobre psicología política y una mirada a sus investigaciones durante los últimos años
Conceptualiozations on the political psychology and look to his investigations during the last years
Ana Cecilia Salgado Lévano*
Escuela Profesional de Psicología, Universidad de San Martín de Porres
RESUMEN
El presente trabajo aborda algunas conceptualizaciones básicas de la Psicología Política y revisa algunas de sus investigaciones recientes más destacadas, que abordan un amplio rango de variables, tales como memoria histórica, memoria colectiva y genocidio político, activismo político, manipulación del terror y autoritarismo, conducta electoral, identidad, actitudes y cultura política, poder, percepción de la democracia, corrupción, liderazgo, trauma social, así como perdón intergrupal, entre otras.
Palabras clave: Psicología política, Investigaciones, Identidad, Memoria, Manipulación, Trauma, Genocidio, Poder, Cultura, Corrupción.
ABSTRACT
This work approaches some basic conceptualizations of Political Psychology and reviews some of its best recent investigations, there are among them a wide rank of variables, such as historical memory, collective memory, political genocide, political activism, terror manipulation and authoritarism, electoral behavior, political identity, attitudes and culture, power, perception of the democracy, corruption, leadership, social trauma as well as inter-group forgiveness, among others.
Keywords: Political Psychology, Researches, Identity, Memory, Manipulation, Trauma, Genocide, Power, Culture, Corruption.
Los antecedentes inmediatos de la Psicología Política datan de principios del siglo XX, desarrollándose investigaciones y teorías en el marco de la Psicología y especialmente de la Psicología Social.
La noción de «Psicología Política» fue introducida de manera explícita en 1910 por Le Bon y se considera a Harold Dwight Lasswell como el fundador de la Psicología Política en 1934, año que se inauguró como disciplina. Años más tarde por la década de los 70 comienza una periodicidad de trabajos (Citado por Benbenaste, 2005).
En 1973 se publica el primer Manual de Psicología Política y en 1978 se funda la Sociedad Internacional de Psicología Política (ISPP), lo cual constituye un hecho institucional clave, formalizando la creación de una comunidad que se identifica y es identificada como psicólogos políticos. En 1979 se funda la Revista Political Psychology, órgano oficial de la sociedad. En 1987 en España se realiza el Primer Congreso de esta disciplina. Y en 1990 se funda la Revista española de Psicología Política. (Citado por el Grupo de Trabajo de Psicología Política del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, 2003).
Con el transcurrir de los últimos años, la importancia de esta nueva área de la Psicología ha crecido a pasos agigantados, lo cual se puede constatar con la celebración del XXIV Congreso Mundial de la International Society of Political Psychology en Julio de 2001 donde concurrieron representantes de más de 30 países y en Julio de 2003 en el XXIX Congreso Interamericano de Psicología en el que los temas de la Psicología Política tuvieron un espacio destacado, hecho que se ha mantenido en el último Congreso Interamericano.
Ahora bien, es importante preguntarnos que se entiende por Psicología Política. Al respecto, Yáber & Ordoñez (2005) señalan que es una sub-disciplina de la psicología que se ocupa de las interacciones y relaciones de mutua influencia entre las instituciones políticas y el comportamiento de los ciudadanos.
Según el Grupo de Trabajo de Psicología Política del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid (2003), la Psicología Política es la disciplina científica que trata de describir y explicar el comportamiento político, estudiando los factores biológicos, psicológicos, sociales y ambientales que influyen en él. Trata de responder, entre otras, a las siguientes preguntas:
¿Qué hace que las personas votemos por una opción política?
¿Cómo podemos evitar y resolver las guerras y el terrorismo?
¿Cómo se pueden mejorar las decisiones que toman los gobernantes?
¿Cómo pueden mejorar los políticos su comunicación con los ciudadanos?
¿Qué deben hacer los miembros de los partidos para conseguir ser receptivos a las demandas de los que no pertenecen a ellos?
¿Qué podemos hacer las personas para influir en los asuntos políticos?
Por otro lado, en su análisis del objeto de la Psicología Política, Martín Baró (1991) señala que existen tres formas posibles de entender el comportamiento político:
1. En primer lugar, comportamiento político es todo aquel que se realiza dentro del Estado. Los protagonistas de ese comportamiento pueden ser las instancias estatales o sus representantes, o bien los ciudadanos en cuanto se relacionan con aquellas. Corresponde a una concepción institucionalista de la política.
2. Otra posible forma de entender la política, toma como eje definitorio uno de los aspectos fundamentales de la vida social, el poder. De esta manera, conducta política sería aquella en la que interviene alguna forma de poder. Asumiendo que el poder es co-sustancial a la vida política y social en general, resulta, precisamente por ello, poco clarificador para utilizarlo como elemento diferenciador entre el comportamiento político y el que no lo es. Martín Baró había señalado al respecto que todo comportamiento interpersonal o intergrupal supone algún grado de poder, por mínimo que sea y, por consiguiente, sería político. Pero si todo comportamiento es político, el objeto de la Psicología Política se vuelve excesivamente amplio y aún vago, y en la práctica casi puede identificarse con el objeto de la Psicología en general.
3. Otra posibilidad de entender un comportamiento como político es a partir de la relación e impacto que produce en un orden social. Para Martín Baró sólo aquellos comportamientos que tuviesen algún efecto significativo sobre el sistema social, ya fuese para mantenerlo o cambiarlo, serían considerados políticos. (Citado por Sabucedo, 1996).
A su vez, Benbenaste (2005) plantea que el objeto de estudio de la Psicología Política, implica tomar y reconsiderar aportes de lo que hoy se establece en distintas disciplinas. Considera que debe articular:
• Las características del desarrollo y sus implicancias en las mediaciones institucionales y en la vida cotidiana del espacio público.
• La relación entre el sujeto del desarrollo económico (del mercado) y el sujeto de la democracia.
• Las formas de poder en la dinámica y en los efectos subjetivos en el campo de la política.
Como se puede observar no existe una definición única sobre la Psicología Política y su campo de estudio, aún cuando hay algunos consensos, falta aún una mayor precisión teórico/conceptual sobre sus principales constructos hipotéticos, los cuales son objeto permanente de investigaciones que intentan esclarecer, ampliar y enriquecer los conocimientos que hasta hoy existen. En este sentido, con la finalidad de dar a conocer las líneas de investigación que comprende esta disciplina, a continuación se presentan algunos de los trabajos más destacados que se han realizado durante los últimos años, que cubren una gama extensa y rica de variables.
Martín et al. (1999) en Guatemala llevaron a cabo un estudio sobre memoria colectiva y genocidio político, en el cual se analizaron los procesos de recuerdo colectivo de las experiencias traumáticas de los mayas guatemaltecos, que fueron víctimas de un genocidio en los años 80. Se presentaron los resultados del proyecto de Recuperación de la Memoria Histórica, de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala. En el estudio de campo se analizaron 3424 entrevistas estructuradas con preguntas abiertas, sobre la represión militar y la violencia del período 1981-1985. Los resultados mostraron que ser víctima de una masacre colectiva se relaciona con una mayor reacción emocional, con más rituales, con mayores reivindicaciones de memoria colectiva y con reivindicaciones de cambio sociopolítico, confirmando que las guerras y los genocidios refuerzan la movilización social y la necesidad de rituales.
Fedi et al. (2001) en Italia estudiaron el activismo político y representación del Yo. La investigación analizó la relación entre activismo político e identidad. Se aplico un cuestionario a una muestra de 200 jóvenes, de 18 a 32 años, de los que 100 eran activistas políticos y 100 no pertenecían a ninguna asociación político-social. Las variables investigadas fueron la representación del Yo y de su grupo (a través de un diferencial semántico), la autoestima y el locus de control. Después se realizó un estudio cualitativo de entrevistas realizadas a 14 activistas sobre el significado de su pertenencia, a través del análisis de contenido y de su estructura discursiva. Entre los resultados, se encontró que los activistas presentan una autoestima más elevada, mayor control interno y una diferente representación del Yo. Los resultados mostraron que aún existen diferencias entre militantes de derecha e izquierda.
Stone (2001) en Estados Unidos investigó la manipulación del terror y autoritarismo. En base a la teoría de la Manipulación del Terror, basada en las ideas de Ernest Becker, sostiene que el miedo a la muerte es universal. Según el autor, cuando nos vemos obligados a pensar en la posibilidad de morir, la primera reacción es la negación y el desprecio. Después de esta reacción inicial, la conducta defensiva se pone en marcha. Normalmente, esa repuesta intenta reafirmar la propia concepción cultural y la autoestima. También implica despreciar otras creencias, lo que lleva al prejuicio, a la discriminación, e incluso a actos agresivos. Este trabajo describe brevemente la teoría de la Manipulación del Terror y sus pruebas empíricas. Intenta establecer paralelismos entre la conducta de individuos, en los que se activa la ansiedad inconsciente ante la muerte por medio de la manipulación de la «conciencia de la muerte» y la conducta de las personas autoritarias. De acuerdo al autor, aunque hay pocos datos empíricos, existen razones para creer que la personalidad autoritaria es particularmente sensible a la amenaza de la muerte.
Ortega (2002) en España realizó un estudio sobre la vía posicional en elecciones bajo el voto único transferible. Su principal propósito fue analizar si el orden en el que los candidatos son presentados en la papeleta de voto influye sobre su éxito electoral en sistema de voto único transferible, a través de las elecciones nacionales en tres países: Australia, Irlanda y Malta. La autora considera que esos sistemas son un laboratorio excelente para probar los efectos de la papeleta electoral sobre el voto en la medida en que se permite a los votantes elegir entre los candidatos de un mismo partido bajo formatos diferentes de papeleta de voto. El análisis mostró que en las elecciones de Irlanda y Australia los candidatos colocados en las primeras posiciones de la papeleta electoral recibieron más votos que sus compañeros de partido situados en posiciones inferiores. En Malta no se encontró este efecto.
Cohrs et al. (2003) en Alemania realizaron una investigación sobre los modelos de justificación de Estados Unidos sobre la guerra contra el terrorismo en Afganistán. Los autores basándose en Haspel (2002) plantean que de acuerdo a la teoría de la guerra justa, las intervenciones militares deben cumplir varios criterios para estar legitimadas. Estos criterios se corresponden con cuatro procesos de desconexión moral descritos por Bandura (1999): La justificación moral, la negación de responsabilidad, el menosprecio de las consecuencias negativas y la culpabilidad de la víctima.
A partir de datos de un estudio alemán en Internet con 1536 participantes, los autores analizaron si estos aspectos de interpretación se relacionan con la actitud hacia la Guerra de Afganistán, si existen modelos específicos de desconexión moral, y cómo se relacionan con las actitudes. Entre los principales resultados encontraron que todos los aspectos de interpretación se relacionan entre si para apoyar a la guerra. Sin embargo, identificaron varios modelos de desconexión moral, hallando que sólo el menosprecio de las consecuencias negativas y el rechazo de responsabilidad están presentes en todos los modelos.
Dorna (2003) en Francia realizó un estudio que llevó como título «¿Son maquiavélicas las conductas democráticas? ». En este trabajo el autor defiende la relevancia que en la actualidad tiene el pensamiento de Maquiavelo para el análisis de conducta democrática. Según él su relevancia descansa en la caracterización que la literatura postmoderna realiza de las sociedades actuales en las que la política se ha vuelto espectáculo, la fragmentación es la tónica dominante, los parámetros ideológicos han estallado, las diferencias entre la derecha y la izquierda se han vuelto imperceptibles, y la ambigüedad es la regla. Precisamente las situaciones menos estructuradas, más cargadas de emocionalidad y ambiguas son las situaciones donde el éxito del maquiavélico está asegurado. En estas condiciones, el líder carismático, cuyo repertorio de comportamiento maquiavélico es reforzado por la democracia debilitada, se presenta como su último recurso en la vida política.
García & D’adamo (2004) en Argentina llevaron a cabo un trabajo sobre campañas electorales y sus efectos sobre el voto, analizando en particular la campaña electoral presidencial 2003 en ese país. El objetivo fue determinar la posible influencia que las campañas electorales presidenciales pueden tener sobre la formación de la decisión de voto. Tres dimensiones del problema fueron analizadas: Los recursos de comunicación más efectivos en una campaña considerando la psicología del votante; la capacidad de las campañas para producir cambio en el sentido del voto y; el papel de los sondeos preelectorales sobre la decisión de voto. Entre los principales resultados se destaca que las personas dan mucha importancia a lo transmitido por la televisión en el recuerdo que construyen de la campaña, reconocen que la campaña afecta a su intención inicial de voto y que los resultados de los sondeos de opinión que se publican en el curso de la campaña tienen incidencia sobre la decisión de voto de una porción significativa de votantes.
Cárdenas & Blanco (2004) en España realizaron un estudio de las representaciones sociales sobre el Movimiento Antiglobalización en una muestra de 169 estudiantes. Para el análisis de dichas representaciones utilizaron un método de asociación libre de palabras a un conjunto de estímulos y un cuestionario de imagen del movimiento (en forma de un diferencial semántico). Los hallazgos obtenidos a través de la asociación libre de palabras muestran dos claros campos semánticos: El primero está compuesto por las palabras antiglobalización, izquierda, protesta, minoría y obrero, y el segundo por las palabras globalización, derecha, orden y profesional. Mientras que los resultados del cuestionario de imagen arrojaron siete factores: Evaluación, actividad, amplitud, estilo de negociación, potencia, convicción y estilo de comportamiento. Las dimensiones subyacentes de evaluación del movimiento antiglobalización fueron las de identidad, oposición y totalidad.
Fedi et al. (2005) en Italia realizaron un trabajo que lleva por título «Los italianos y la guerra: 2003-2004». A través de un análisis de datos recogidos sobre una muestra representativa de italianos, se analizó la evolución de las actitudes y opiniones respecto a la guerra de Irak y de la guerra entre el 2003 y el 2004. Los autores hallaron que durante este lapso de tiempo, los italianos se han vuelto menos favorables a la presencia de las tropas italianas en Irak. Además, ha disminuido su confianza en las razones oficiales de la alianza anglo-americana para iniciar la guerra en Irak, y se ha extendido la creencia de que la guerra tiene que ver con el petróleo y el mayor control estadounidense sobre el Medio Oriente. También encontraron que ha aumentado el número de italianos que creen que la guerra puede ser aceptable. Los principales predictores de la probabilidad de creer que la guerra es aceptable se encuentran en las variables sociodemográficas (varones, edad avanzada, nivel educativo alto) y en las variables psicológicas (RWA, SDO, el sentimiento de control de la propia vida), en la escasa religiosidad, en el posicionamiento político de derecha y en los valores materialistas.
Bryder (2005) en Dinamarca desarrolló un trabajo titulado «Identidad política europea. Un intento de aclaración conceptual». Se señala que las cuestiones sobre la identidad y la identificación política en parte buscan respuestas a la pregunta, ¿Quién soy?. Dentro de una perspectiva política, las respuestas normalmente se tratan como uno de los elementos, los otros componentes básicos son las demandas y las expectativas. Se defiende que la identificación no es algo que las personas construyen de forma voluntaria, además tiene sus raíces más profundas en la manera que nos planteamos y estamos motivados para comportarnos políticamente. El territorio, el idioma, las ideas, la cultura y la historia son elementos que sirven de base para analizar la identificación política, cuando se desea definir la identidad política en general, y la identidad política europea en particular. En el debate francés sobre la integración europea, la oposición entre los objetos de identidad se ve sobre todo como un conflicto entre modernismo y voluntarismo, más que como conflictos entre clases sociales o afiliaciones políticas, lo cual conlleva una dimensión específica a las discusiones sobre la identidad política que no suele ser tan común en otros países.
Por su parte, Papastamou et al. (2005) en Grecia, investigaron acerca de la percepción griega del 11 de Setiembre europeo. Ellos plantearon que el ataque del 11 marzo del 2004 en Madrid fue un hecho que enmarcó distintos aspectos de las relaciones de autoridad e influencia, que son instrumentos para la percepción y el tratamiento ideológico de los fenómenos de violencia terrorista. En primer lugar presentaron un experimento, que se llevó a cabo en Grecia justo después del ataque, dónde se manipularon: a) La víctima del ataque (vidas humanas o democracia); b) La naturaleza de la implicación del Gobierno de Aznar con la guerra en Irak y; c) La racionalidad de la organización terrorista responsable del ataque. Las variables dependientes incluyeron la percepción de los terroristas, los derechos humanos y las interpretaciones de la actividad terrorista. También se investigó la afinidad política y la identidad izquierda o derecha de las interpretaciones del hecho. Los resultados confirman, en parte, las concepciones clásicas de la diferencia entre la izquierda y la derecha en su posicionamiento ideológico, sin embargo, dichas concepciones son más amplias cuando se examinan las interpretaciones del terrorismo, sugiriendo así un modelo más diferenciado.
Goertzel (2005) en Estados Unidos llevo a cabo un estudio sobre corrupción, liderazgo y desarrollo de Latinoamérica. Según el autor la corrupción latinoamericana está arraigada en la tradición histórica, pero también en problemas psicológicos, económicos y políticos que existen en cualquier parte del mundo. A veces conduce a períodos de crecimiento económico rápido, debido a que el estado no ha mantenido las condiciones del crecimiento sostenido. También contribuye a largo plazo al estancamiento económico que entonces se racionaliza con las víctimas propiciatorias ideológicas. Las ideologías socialistas y nacionalistas que predominaron entre la izquierda y los intelectuales latinoamericanos han perdido su fuerza, sin embargo a muchos políticos les resulta difícil reconocerlo públicamente. Esto ha llevado según el autor, a la aparición de un nuevo tipo de líder, el camaleón que sólo revela sus verdaderos colores después de una elección. Se señala que a largo plazo, la competencia internacional en la economía global recompensará a las naciones que desarrollen economías modernas transparentes.
Después de haber revisado brevemente algunas investigaciones, y con el fin de poder tener una visión más actual y panorámica de lo que se ha trabajado durante el último año, nos parece sumamente ilustrativo revisar algunos de los trabajos de investigación que se presentaron en el Eje de Psicología Política que formó parte del último Congreso Interamericano de Psicología realizado en el 2005.
Yáber & Ordoñez (2005) en Venezuela investigaron el cambio organizacional percibido en dirigentes de partidos políticos de ese país. Señalan que en la presente década se ha acentuado una tendencia que relaciona la psicología organizacional y la psicología política. Desde esta perspectiva de psicología organizacional política, los autores abordaron el estudio del cambio y desarrollo en los partidos políticos venezolanos, ya que desde finales de los años 80 la sociedad venezolana viene cuestionando fuertemente el papel que cumplen los partidos políticos y progresivamente ha venido demandando cambios en la forma como éstos se desempeñan.
Dentro de este contexto procedieron a estudiar la apreciación de dirigentes de partidos políticos venezolanos sobre las necesidades de cambio interno de los partidos que ellos representan para cumplir más apropiadamente con su misión. En base a entrevistas realizadas a 10 dirigentes de partidos políticos venezolanos en el año 2004 se procedió a realizar un análisis de contenido, que cubrían conceptos como cambio, innovación, desarrollo o transformación en el ámbito interno de los partidos políticos. Los resultados sugieren que los dirigentes de partidos políticos discriminan la necesidad de cambio y han realizado algún esfuerzo por instrumentarlos, sin embargo, éstos parecen en la actualidad insuficientes para adaptarse a las demandas del entorno representado por la sociedad venezolana.
Pino-Ramírez et al. (2005) igualmente en Venezuela realizaron un estudio para conocer la visión psicosocial de los saqueos de antimano. El objetivo fue caracterizar los procesos psicosociales vivenciados por los comerciantes de Antímano (Caracas Venezuela) a raíz de los saqueos de abril de 2002. La investigación fue realizada en dos etapas. La primera, desde la vida cotidiana; la segunda, midiendo en los comerciantes un conjunto de variables psicosociales escogidas en base a los hallazgos de las entrevistas. En la primera fase participaron cuatro comerciantes víctimas de los saqueos, con orígenes étnico- culturales diferentes (portugués, chino, palestino y venezolano). La técnica de recolección de información fue la entrevista en profundidad. Para cada entrevista se otorgaron rótulos a partir de los detalles percibidos, acciones, red de relaciones múltiples y complejas en un mundo de significados implícitos que se explicitaron con la aparición de los símbolos verbales, identificando los núcleos centrales significativos de la entrevista.
Para la segunda fase se realizó un estudio descriptivocorrelacional, de campo. La muestra quedó constituida por 86 comerciantes: 37 víctimas y 49 testigos de los saqueos. Las variables estudiadas fueron resiliencia, optimismo, esperanza, religiosidad, adaptación cognitiva y percepción de justicia.
Entre los principales resultados, en la primera fase destacaron los sentimientos de dolor, nostalgia e incertidumbre, la ambivalencia entre el arraigo y la identificación con el país versus la rabia por los saqueos, y la importancia de la familia como elemento de soporte emocional. Para la segunda fase, las víctimas demostraron mecanismos activos de recuperación de la autoestima en tanto que los testigos fueron más optimistas. Para los saqueados tanto la adaptación cognitiva como la percepción de justicia estuvieron asociadas a la esperanza pasiva; la religiosidad estuvo relacionada con resiliencia y optimismo.
Los autores concluyeron que hubo grupos más perjudicados que otros y el apoyo brindado fue también desigual, siendo los venezolanos inmigrantes el grupo en desventaja. Víctimas y testigos perciben poco viable la justicia por parte de las instituciones del Estado y pueden estar desarrollando un proceso de indefensión. Sugieren que las estrategias de intervención deben inicialmente estar basadas en esquemas de religiosidad y de esperanza pasiva, para permitir a las víctimas elaborar sus vivencias, y posteriormente abordar los aspectos que tocan la autoestima y el control personal, el optimismo y la construcción del futuro.
Rosa et al. (2005) en España abordaron la comprensión, recuerdo e ideología, a través del efecto del consumo de historias nacionales en recuerdos repetidos. Plantean que el fenómeno de la identidad nacional, entendido como sentimiento de pertenencia a una «comunidad imaginada», se viene estudiando desde distintos ámbitos disciplinarios atendiendo a su carácter eminentemente constructivo. Desde esta perspectiva, los autores han identificado la enseñanza de la historia como uno de los principales instrumentos utilizados por las instituciones para fomentar el sentimiento de identidad nacional entre los ciudadanos, en la medida en que mediante los relatos históricos, se estaría transmitiendo una determinada memoria colectiva y, por tanto, la representación de un pasado común. La enseñanza de la historia implicaría, pues, una suerte de recuerdo institucionalmente organizado sobre la base de un conjunto de textos que se caracterizarían no sólo por su contenido (por los acontecimientos que se relatan), sino también por su forma narrativa, es decir, por el modo en que tales acontecimientos estarían representados y estructurados tanto retórica como argumentalmente.
Atendiendo a estas cuestiones, los autores se propusieron estudiar, desde un punto de vista teórico y experimental, el modo en que las historias nacionales, en tanto narraciones afectadas por todo un conjunto de aspectos retóricos, son interpretadas y recordadas por los individuos. Para ello, utilizaron como material de recuerdo, dos textos sobre la historia de un país extranjero compuestos por los mismos eventos históricos, pero con una carga retórica y una orientación distintas en cada caso. Por otra parte, recogieron mediante un cuestionario diversas variables relacionadas con la «cultura personal» de los participantes experimentales, entre las que destacaron: su ideología, sus conocimientos previos, así como sus actitudes con respecto a distintos contenidos de las historias. Divididos en dos grupos de acuerdo con los dos modelos de historia utilizados, los participantes reprodujeron en dos ocasiones su correspondiente modelo de texto, siguiendo el método de la reproducción repetida de Bartlett. Además, entre ambas sesiones de recuerdo los participantes fueron expuestos a una película con contenidos estrechamente relacionados con la temática de las historias.
Sobre la base de este material y metodología, se estudió la influencia de las variables personales mencionadas (ideología, conocimientos, actitud, etc.) en la comprensión y el recuerdo de los textos históricos. En concreto, se analizó el modo en que los participantes reconstruyen las historias, convencionalizando y racionalizando su contenido, según sus modelos personales de interpretación. En este sentido, uno de los principales objetivos del trabajo se cumplió, pues se identificaron patrones comunes de recuerdo que respondían a distintos modos, más o menos prototípicos, de consumir y reproducir las historias nacionales. Los autores también estudiaron en qué medida, a la hora de reproducir las historias, los participantes se muestran sensibles a las distintas particularidades retóricas y argumentativas que caracterizan los dos modelos utilizados. Finalmente, mediante distintos cuestionarios aplicados tras cada sesión de recuerdo, se analizó la influencia de los materiales utilizados (textos y película) sobre la actitud de los participantes, así como el efecto de ésta sobre la posterior reproducción de las historias.
Bonvillani (2005a) en Argentina estudió la construcción identitaria y posicionamiento subjetivo frente a la política en jóvenes de clase media universitaria de la ciudad de Córdoba. Se indaga sobre concepciones y prácticas de participación política, bajo el supuesto que la ciudadanía excede la cuestión de la titularidad de derechos para proyectarse como posibilidad abierta a su conquista. La autora, analiza las modalidades de tramitación subjetiva de los actores diferenciados por su pertenencia a clases contrastantes, articulando su trabajo a partir de las siguientes interrogantes: ¿Cuáles son las claves que dan cuenta de la construcción identitaria de los jóvenes hoy?, ¿Su pertenencia a clases sociales?, ¿Su adscripción a grupos definidos a partir de los consumos culturales que comparten?, ¿Su identificación con determinada estética?, y ¿De qué manera inciden las «marcas de identidad» en el posicionamiento subjetivo de los jóvenes frente a la política?
El marco referencial desde el que se partió implicó asumir una posición crítica de la concepción liberal de la ciudadanía a partir de la cual se jerarquiza la práctica de participación política como una estrategia fértil para la vigencia efectiva de derechos, lo cual requiere del posicionamiento de la persona en la esfera pública involucrándose en los asuntos de su comunidad tanto por las vías institucionalizadas (militancia-sufragio), como las no convencionales (protestas, peticiones, etc.).
La autora plantea que el problema de la participación política ha formado parte de la agenda clásica de las Ciencias Políticas y retiene crucial importancia en la teoría social contemporánea. En este contexto existe una tendencia a enfatizar un aspecto que subordina a los demás: el constreñimiento de las estructuras económicas y sociales (Touraine, 1989), el moldeamiento de patrones específicos de relación estado-sociedad reforzados a lo largo del tiempo (Wiarda, 1991), entre otros. Consecuentemente emerge la preocupación por construir modelos multidimensionales de análisis de la participación política que sean capaces de admitir la capacidad de acción y decisión de las personas, aún reconociendo las limitaciones del contexto operando en diversos registros: estructurales, históricos e institucionales.
La misma Bonvillani (2005b) en Argentina, desarrolló un estudio cuyo título resulta sumamente sugerente, «El poder: ¿corruptor?, ¿encantador? o ¿ambos?». En su trabajo intenta reconstruir la posición subjetiva frente a la política de jóvenes universitarios de clase media - media alta a través del análisis interpretativo de entrevistas en profundidad.
Presenta aquellas significaciones referidas al poder sobre todo en lo que hace a las operaciones de construcción discursiva a través de las cuales los entrevistados enfrentan el proceso de producción de sentido en relación a este objeto social. En esta dirección se destacan que:
- La construcción simbólica del objeto «poder» se realiza a partir de plurisemantizaciones a las que subyacen un orden moral: el uso del poder está informado por valores que le dan su carácter positivo o negativo.
- La prevalencia de una concepción «externa» del poder: al poder lo tienen otros (políticos) que imponen su voluntad mediando escasa posibilidad de resistencia de los que no lo poseen.
- Una modalidad de presentación discursiva de las concepciones sobre el poder que se estructura a partir de la contradicción: el poder es considerado tanto corruptor de una naturaleza humana «buena» como deseable en cuanto transformador de una realidad adversa.
- Estas contradicciones a nivel discursivo se expresan a nivel del posicionamiento subjetivo en un juego permanente de atracción-rechazo en tanto se visualiza al poder simultáneamente como una herramienta de ascenso personal y como una aspiración vergonzante ya que supone descrédito social.
Por último, la autora propone algunas líneas interpretativas para pensar la génesis de estas creencias en torno al poder que se juegan en la interacción entre una particular constitución subjetiva que caracteriza a la clase media como «indeterminada» (Bourdieu, 1991) y algunas explicaciones que apuntan a la génesis socio-histórica de la relación del argentino con el poder.
Delfino & Vitale (2005) también en Argentina abordaron las actitudes políticas de los estudiantes universitarios 2002/2004. Señalan que el desarrollo teórico y los datos relevados a la fecha permiten considerar que existe una asociación entre discurso populista y aspectos de inmadurez de la persona en tanto política y, que tal asociación resulta funcional a un uso corrupto del Estado y degrada la calidad de vida pública y el desarrollo del país.
El objetivo de este trabajo fue analizar empíricamente las actitudes políticas de los estudiantes universitarios. A tal efecto se presenta una síntesis de los resultados obtenidos en los 9 relevamientos efectuados entre los años 2002 y 2004. En total se encuestaron 9403 personas manteniendo proporciones similares en función del sexo, el tipo de universidad (estatal o privada) y el lugar de residencia (ciudad autónoma de Buenos Aires o Gran Buenos Aires).
Entre los principales resultados, se sostiene que la población encuestada presenta una escasa valoración del desarrollo individual y una alta expectativa paternalista de Estado y que ambas actitudes condicionan el desempeño en la esfera de la vida pública. Asimismo si bien los estudiantes perciben un alto nivel de corrupción generalizada, no la consideran central en la explicación de la crisis socio-económica de la Argentina. Un porcentaje de la población analizada considera que la corrupción es sinónimo de egoísmo, mientras que otro porcentaje vincula el egoísmo con la búsqueda del desarrollo individual. Se concluye que las actitudes políticas son un buen predictor del comportamiento electoral y político en general, a la vez que se destaca una fuerte adhesión de la población a un discurso de tipo populista.
Sanders & Ferreira (2005) en México estudiaron la cultura política en universitarios y sus familias. Consideran que al hablar de cultura política de una sociedad se hace referencia al sistema político internalizado en cogniciones, sentimientos y evaluaciones de sus integrantes. Las personas son introducidas a ella de la misma manera que son socializadas en roles y sistemas que no son políticos. De este modo, plantean que es posible hablar de cultura política, de la misma manera que se hace mención de una cultura económica o religiosa, pues se refiere a una serie de orientaciones hacia objetos y procesos sociales.
En base a los planteamientos de Almond y Verba, las autoras conceptuaron para fines de su trabajo cuatro tipos básicos de cultura política: Enajenada, parroquial, servil o sujeta y participativa. La muestra fue no probabilística y estuvo conformada por 330 personas entre 18 y 75 años de edad, conformado por estudiantes y familiares de éstos. El instrumento que se utilizó fue el de Martina Klicperova (Academia de Ciencias de la República Checa) que divide los resultados en los cuatro tipos de cultura política anteriormente mencionados. Entre los principales hallazgos, se encontró una diferenciación por edades en cuanto a los componentes de la cultura política, sobresaliendo una baja participación, así como sentimientos y actitudes más negativas en los jóvenes que en sus padres.
En el mismo país, Van Barneveld (2005) realizó un estudio longitudinal con el objetivo de analizar la percepción de la democracia, antes y después de la alternancia en la presidencia en México. La muestra estuvo conformada por 227 participantes de 18 años y más de la ciudad de Toluca en 1999 y de 211 en 2002, tanto varones como mujeres de diversos niveles educativos y de diversas profesiones. Se aplicó un cuestionario estructurado a partir de varios indicadores, tales como, el rumbo general de la democracia en México, libertad de opinión, aplicación de la ley, confianza en las instituciones, el papel de los partidos políticos y sus representantes y, la información política que proporcionan los medios de comunicación masiva.
Entre los principales resultados se halló que la percepción de la democracia se caracteriza por un juicio negativo. Predomina el pesimismo acerca del rumbo general de la democracia dado que se percibe generalmente que hay un estancamiento o incluso un deterioro y sólo una minoría piensa que hay mejorías en el proceso de democratización. No se aprueba el papel que cumplen los partidos políticos y los legisladores y se cree que la aplicación de la ley no protege a los ciudadanos de manera efectiva. Se encontró que la confianza en las instituciones y los actores políticos es de baja a muy baja lo que contrasta con la valoración positiva de la familia y la escuela. Los únicos aspectos que fueron evaluados favorablemente son la libertad de opinión y la información política que proporcionan los medios de comunicación masiva. Asimismo se encontró que no se dieron cambios sustanciales en la percepción política de los ciudadanos entre 1999 y 2002, a pesar de la alternancia en el poder. Los resultados según el autor, muestran claramente el desencanto y el cansancio de la población, de la política convencional lo que ha llevado al incremento del desinterés político y al abstencionismo electoral.
Por su parte, Contreras-Ibáñez & Bedolla (2005) también en México estudiaron los modelos predictivos de la conducta electoral. Los autores señalan que los procesos electorales ocupan un papel muy importante para el desarrollo de un sistema democrático, sin embargo cada uno de estos procesos se han visto opacados por la ausencia de los ciudadanos a las urnas. Partiendo de la Teoría de Conducta Planeada (TCP) los autores buscan determinar los factores que predicen el voto, conjugando las variables de TCP con personalidad, bienestar subjetivo y orientación cultural, entendida esta última a partir del modelo teórico propuesto por Triandis en Psicología Transcultural.
La muestra estuvo conformada por 644 ciudadanos de la ciudad de México, a los cuales se les aplicaron dos instrumentos previos a las elecciones, una medición dirigida a indagar por las variables y la segunda dirigida a medir la conducta preguntando si había votado, sus causas y el partido por el cual votó. Se realizaron análisis de correlación y de regresión logística binaria que permitieron encontrar modelos de predicción de la conducta electoral. Los resultados muestran en cuanto a la determinación de factores predictivos del voto, que el bienestar subjetivo, la intención y la actitud predicen la conducta del voto, sin embargo el modelo para la muestra dividida por sexo es distinto, ya que mientras que en los varones sólo la intención es predictora de la conducta; en las mujeres son: bienestar subjetivo, actitud e intención.
Por otro lado, se realizaron análisis para encontrar diferencias con respecto a los 3 partidos políticos que en la elección estudiada reportaron mayor número de simpatizantes y afiliados, encontrando que el individualismo horizontal tiene una diferencia significativa en los votantes afiliados a un partido político, mientras que los votantes simpatizantes de un partido muestran tener diferencias significativas en colectivismo vertical, agradabilidad, individualismo vertical, actitud y en la intención. Los autores concluyen que en un proceso electoral las explicaciones varían con respecto a factores afines a su cultura, en el caso mexicano la orientación cultural demuestra que sus componentes definidos no implican una contraposición total, sino una conjugación, matices inherentes a la compleja estructura social y política de México.
Hernández et al. (2005) del mismo modo, en México investigaron los factores relacionados con el empoderamiento de mujeres en dicho país. Según las autoras, la escasa investigación realizada sobre la participación política de las mujeres, muestra una infinidad de factores que frenan o impiden que ésta participación se realice. Aunque reconocen que a partir de 1988 el sistema político mexicano ha sufrido cambios, lo cierto es que la evidencia empírica muestra que el acceso a la política institucionalizada en los partidos políticos y el acceso a los puestos de toma de decisiones está lejos de ser equitativo entre los géneros. Señalan que el desarrollo del empoderamiento de la mujer, entendido como un proceso de superación de la desigualdad de género, es más complejo, ya que es un proceso que lleva en si mismo la influencia de diversos factores tanto personales, sociales como culturales, que enfrentan a la mujer a una serie de conflictos que representan retos a vencer y que le permiten pasar a niveles de empoderamiento más altos, a su vez, el que éstos retos o conflictos sean vencidos dependerá de diversos factores y características.
Los ejes de análisis investigados fueron: Tipo de crianza, conformación de la familia, religión, escolaridad y cultura. Se analizaron algunos de estos ejes y sus características, a través del uso de entrevistas a profundidad hechas a mujeres en puestos de poder. Las mujeres elegidas fueron las que habían sobresalido en dichos puestos, tomando en consideración criterios de inclusión, tales como haber destacado en la política nacional o estatal, (independientemente del partido en que militaba). Entre los principales hallazgos se encontró que factores como acceso a otras culturas, tipo de crianza y religión, entre otros, son relevantes para facilitar o inhibir el empoderamiento de las mujeres.
Kovalskys (2005) en Chile investigó el trauma social, modernidad e identidades sustraídas. La perspectiva general del estudio sostiene que se ha producido una funcionalidad recíproca y dañina entre el presentismo propio de la modernidad y las estrategias de negación y olvido de eventos sociopolíticos traumáticos. Para incursionar en esta premisa la investigación se centra en el análisis de una práctica social desarrollada por jóvenes agrupados en la Comisión FUNA, cuyo objetivo es la reivindicación de la memoria de los traumas sociales ocurridos en el pasado reciente en Chile. Se postula la presencia de tres dimensiones que están en la base de dicha práctica: (1)Las lealtades familiares en el contexto de biografías marcadas por experiencias traumáticas; (2)La emergencia de reformulaciones críticas de carácter ideológico y; (3)La incidencia de los profundos cambios socioculturales en el contexto de la modernidad.
El material de análisis provino de las entrevistas en profundidad realizadas a ocho jóvenes entre 20 y 29 años miembros de la Comisión FUNA. Los contenidos narrativos fueron analizados en el marco de una metodología cualitativa que permitió su reorganización en categorías y sub-categorías, a partir de las cuales se realizó el análisis de contenido. Se analizaron los principales ejes discursivos en los que convergen representaciones sociales marcadas por las lealtades afectivas e ideológicas cosustanciales a su biografía y las que se constituyen a partir de los discursos que emergen en las acciones públicas. Los hallazgos a los que arriba la autora, enfatizan que dicha práctica social da lugar a un proceso de cambio a nivel individual grupal e institucional, cuyo carácter elaborativo permite el desplazamiento gradual de la dimensión traumática de su experiencia y la marginalidad consiguiente hacia la recuperación de su rol social. A nivel institucional, la centralidad del cambio apunta a amplificar los objetivos fundacionales integrando contenidos de los nuevos espacios discursivos, cuyo referente es la experiencia de exclusión social y cultural de los jóvenes.
Esta investigación avala aquellas premisas teóricas que sostienen que el trabajo de la memoria social, en particular, la memoria de los traumas se actualiza y resignifica en el espacio intersubjetivo de la participación social promoviendo la construcción de nuevos significados. En el caso de la práctica FUNA se aprecia el tránsito desde la repetición hacia una lectura creativa que acepta la contradicción y el conflicto como dimensiones inherentes a las nuevas premisas que buscan reivindicar la condición de sujeto social.
Manzi & González (2005) también en Chile investigaron la identidad social y el perdón intergrupal, para lo cual se basaron en un estudio acerca del perdón intergrupal en el contexto del conflicto político chileno relacionado con el Golpe de Estado de 1973 y las secuelas de violaciones a los derechos humanos que se produjeron. Con una muestra de estudiantes universitarios identificados con las posiciones políticas asociadas al conflicto (derecha e izquierda), se evaluó un modelo acerca del perdón intergrupal, donde se incorporaron variables asociadas a la identidad social (identificación con el grupo político y con el país), con emociones intergrupales (empatía y confianza) y con percepciones acerca de la victimización relativa que cada grupo experimentó.
Los resultados demostraron un buen funcionamiento del modelo hipotetizado, tanto en personas identificadas con posiciones de derecha como de izquierda. Se discuten las implicancias de los resultados para los procesos de reconciliación social en sociedades traumatizadas por la violencia intergrupal.
Gaborit (2005) en El Salvador realizó una investigación cuyo título fue: «La memoria histórica: Revertir la historia desde las víctimas». Parte de lo postulado por Martín- Baró (1988), quien afirmó que la polarización política como estrategia de la guerra psicológica liderada por el sistema social imperante en el tiempo del conflicto armado salvadoreño, tenía consecuencias negativas no sólo sobre la vida cotidiana de la población, sino especialmente sobre la identidad y la autoestima de todas aquellas personas hacia las que estaba dirigida esta campaña ideológica. A estas personas que se les impedía afirmar su propia opción o se les forzaba a identificarse rígidamente con su grupo de referencia. Se les coaccionaba a afirmar por la mera necesidad de la supervivencia, una forma de vida contraria a sus convicciones, rompiendo así la unión lógica que debe existir entre vivencia subjetiva y realidad social. Para muchos la mentira se volvía la forma más expedita para poder sobrevivir y aunque en una primera instancia la mentira era rechazada, pronto se incorporaba en el lenguaje cotidiano que daba cuenta de la vida personal y colectiva. El peligro de ello, es que la aceptación de la mentira impuesta termina por crear fuertes presiones para que los individuos (o las mismas comunidades) acepten esta identidad impuesta y consiguientemente acaben «interiorizando» la violencia que la mentira conlleva de la cual se nutre y en la que está basada. Por el contrario la recuperación de la memoria histórica facilita el poder vivir en verdad y desde la verdad y por lo tanto posibilita la salud mental de los individuos, especialmente aquellos que se encuentran en etapas críticas en la formación de sus identidades.
Según el autor, el acceso a las historias individuales y sobre todo colectivas, desde el ámbito de la verdad hace perder a la mentira institucionalizada su carácter represivo, obsesivo y enajenante. La memoria de lo acontecido además de tener un valor terapéutico colectivo, sienta las bases para un respeto sostenido a los derechos humanos, desarma la impunidad y su sistema de privilegios continuados para los verdugos y de prolongada descalificación de las víctimas y en definitiva, posibilita la institucionalización de la verdad.
La acción de recordar tiene el efecto de impedir que vuelvan a suceder los hechos horroríficos que se recuerdan, ya sea porque dicha acción empodera a los que recuerdan y/o porque los verdugos encuentran más difícil actuar y justificar la violencia que ellos generan. El talante de la memoria colectiva que sustenta una salud mental pasa necesariamente por el reconocimiento social de los hechos.
Montalvo (2005) igualmente en El Salvador condujo una investigación que llevó por título «Recuperación de la memoria histórica: Actitudes políticas de la población salvadoreña de acuerdo a su nivel de exposición al conflicto y etapa de socialización». De acuerdo a la autora, en 1992 se dio por finalizado el conflicto armado salvadoreño en el que murieron más de 75000 personas y desaparecieron más de 8000. La memoria colectiva de esta sociedad contiene recuerdos, actitudes e interpretaciones de ese pasado traídos al presente, que pueden dar origen a una reinterpretación de los hechos que sea útil a la construcción de una sociedad más pacífica. En este marco, el objetivo de su trabajo fue determinar las actitudes políticas de la población salvadoreña acerca de la recuperación de la memoria histórica de esos años y sus eventos específicos.
La muestra estuvo constituida por 270 personas de tres diferentes regiones y tres diferentes grupos de edades, a quienes se les aplicó un cuestionario de Actitudes Políticas que tenía dos fines principales: el primero captar el contenido de la memoria histórica de la colectividad y el segundo explorar sus actitudes hacia el rescate de la memoria en sí misma; sus actitudes bélicas de paz y hacia los tipos de gobierno que propiciaron la negociación y firma de los acuerdos de paz en El Salvador. Las variables independientes en esta investigación fueron escogidas basándose en el supuesto básico que el impacto del conflicto armado en la memoria de esta colectividad no fue homogéneo. Por ello se escogieron tres regiones que operativizan tres niveles de exposición al conflicto (alto, intermedio, bajo) y tres grupos etáreos que hubiesen atravesado ese período y cuya socialización política que es un proceso de toda la vida- estuviese ubicado en ese entonces en la adolescencia, juventud y adultez.
El análisis estuvo dirigido a buscar la interrelación de estos factores con el contenido de la memoria y las actitudes particulares hacia algunas partes de esa memoria. Se utilizó un diseño 3x3 utilizando múltiples ANOVAs. La principal conclusión del estudio a la que arribó la autora, es que la población está a favor de recuperar la memoria histórica y trasmitirla a las siguientes generaciones, sin embargo esta memoria es selectiva y está condicionada por cuanto estuvo expuesta a la violencia de la guerra tanto por región de afectación como por tiempo de vida, en donde quienes más vivieron este contexto son los menos dispuestos a recordar.
Finalmente, terminamos este breve recorrido con dos investigaciones realizadas en nuestro país, ambas presentadas por el mismo autor. Cerna (2005a) realizó un trabajo al cual tituló: «Hacia una psicología de la corrupción, elementos para una lectura psicosociopolítica del caso peruano». El autor señala que el fenómeno de la corrupción en el Perú es tan antiguo como la fundación o los orígenes de la misma República Peruana, es decir, se encuentran sus primeras manifestaciones a partir de la segunda década del siglo XIX, existiendo una continuidad histórica estructural que tiene que ver con la condición de ser una nación en formación, lo cual se refleja en la fragilidad de sus instituciones públicas y en la cultura transgresora con atisbos de anomia social como facilitadora de las prácticas corruptas.
Según el autor, durante los años noventa la corrupción en el Perú alcanzó un alto nivel de nocividad social no sólo en lo administrativo, sino también en lo normativo afectando el cumplimiento de deberes de función claves para la sociedad y la moral social. En muchos casos estuvo relacionada con delitos graves o con el crimen organizado. La magnitud de la corrupción de la última década en el Perú (que recién fue develándose en el último año del gobierno de Fujimori) no pudo ser adecuadamente analizada en su oportunidad o porque las categorías teóricas y enfoques existentes eran insuficientes o porque los rankings de corrupción que actualmente se utilizan a nivel internacional tenían serias limitaciones (un notorio ejemplo es el caso del Perú que en 1999 -año muy álgido en la corrupción peruana- estaba ubicado como el tercer país menos corrupto de América Latina antecedido por Chile y Costa Rica).
Esta investigación de acuerdo al autor, pretende ser un aporte al estudio de la corrupción en el contexto sociopolítico peruano. Se presentan datos empíricos que reflejan el impacto objetivo y subjetivo intentando arribar a un diagnóstico situacional. Propone una revisión de la problemática conceptual del término corrupción y su evolución en la historia, así como analiza las consecuencias políticas, económicas y psicosociales producidas por este fenómeno, ensayándose una explicación teórica. Por último se plantean lineamientos propositivos para el diseño de programas de prevención del comportamiento corrupto desde la Psicología en el marco de una política pública de lucha contra la corrupción en el Perú.
El mismo Cerna (2005b) también presentó otra investigación realizada en nuestro país que lleva por título: «El dilema de la gobernabilidad democrática: ¿Problema o posibilidad?». Postula que atravesamos por una seria precariedad institucional que se remonta a nuestros orígenes republicanos y que fue agudizada por el régimen autoritario de la década pasada sin que haya podido ser superada por el actual régimen democrático. Según el autor, esta debilidad institucional afecta gravemente el funcionamiento de la democracia y la posibilidad de convertirla en un régimen de convivencia que canalice institucionalmente las energías nacionales y provea de paz y bienestar. La precariedad está signada por la corrupción que tras el colapso del régimen anterior ha quedado instalada en la estructura estatal y en el núcleo mismo del sistema institucional manteniendo situaciones de impunidad y abuso de poder desarrolladas a su amparo. Este síndrome afecta la disposición de los actores para interactuar en la construcción del futuro del país. La desconfianza y desesperanza siembran dudas sobre nuestras posibilidades de desarrollo.
Señala que el análisis de la actual coyuntura sociopolítica peruana conlleva necesariamente a remitirnos al pasado. Uno de los aspectos fundamentales es la herencia colonial que está aún fuertemente presente en la vida cotidiana y se manifiesta entre otras expresiones en el manejo político económico y social del país por una élite minoritaria criolla, así como por la marginación y exclusión de la población indígena, mestiza y afro peruana, un centralismo excesivo, una visión y un manejo político bastante legalista y la ausencia de Estado principalmente. Se plantea una revisión del marco conceptual y analítico del concepto de gobernabilidad democrática proponiendo una definición acorde a la realidad psicosociopolítica peruana. Asimismo se analiza la evolución histórica y crisis de la gobernabilidad democrática en el contexto sociopolítico peruano, señalando sus nudos críticos: uno en las instituciones que enmarcan la relación entre los ciudadanos y el ejercicio del poder y otro en las políticas públicas prioritarias. Por último, se esgrimen alternativas desde la Psicología Política para la construcción de nuevos escenarios sociopolíticos que puedan conducir al fortalecimiento de la institucionalidad democrática y consolidación de la buena gobernabilidad a partir del ejercicio activo de la condición ciudadana y la optimización de la relación Estado Sociedad Civil.
Finalmente, es necesario realizar un breve análisis metodológico de las investigaciones efectuadas durante los últimos años en el campo de la Psicología Política. Como fácilmente se puede apreciar los trabajos de investigación presentan diversas características que contribuyen a enriquecer y complejizar aún más el análisis, se reportan trabajos tanto desde una metodología cuantitativa, cualitativa, como cuanti-cualitativa, así mismo, algunos son prospectivos mientras que otros son retrospectivos, existen estudios longitudinales como transversales, hay tanto investigaciones empíricas como teóricas, algunos han recogido los datos de los pobladores en general, otros de un grupo en particular, es decir, hay una gran variedad de trabajos que reflejan las más variadas formaciones y preferencias en el quehacer investigativo.
Sin embargo, la mayor contribución radica en el tipo de variables que miden, describen, analizan e incluso en algunos casos, llegan a predecir, gracias a lo cual conocemos más de cerca a nuestros pueblos, cómo se manifiesta la memoria histórica, la memoria colectiva y el genocidio político, el activismo político, la manipulación del terror y el autoritarismo, la conducta electoral, la identidad política, la corrupción, el liderazgo, la construcción identitaria, el poder, las actitudes y conducta política, la percepción de la democracia, el trauma social, la identidad social y el perdón intergrupal, entre tantas variables más que resulta difícil resumir.
Todo ello constituye su mayor riqueza en un mundo globalizado, con quiebras en su memoria, herido por múltiples traumas, que vive indiferente ante guerras cruentas, que lucha día a día por mantener su identidad en una sociedad cada vez más despersonalizante, ahí radica la importancia cada vez más creciente de la Psicología Política en la actualidad.
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Recibido: 28 de junio de 2006
Revisado: 16 de agosto de 2006
Aceptado: 15 setiembre de 2006
*Correo electrónico: asalgado@psicologia.usmp.edu.pe