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Revista Latinoamericana de Psicología
versão impressa ISSN 0120-0534
Rev. Latinoam. Psicol. v.38 n.2 Bogotá ago. 2006
LIBROS
Diana Pérez
Universidad Nacional de Colombia
McGrew, W. C. (2004).The cultured chipanzee. Reflections on cultural primatology. Cambridge, UK: Cambridge University Press, pp. xiii + 248.
A partir de los planteamientos de Edward Wilson la idea tradicional de que los procesos culturales estén restringidos a los seres humanos ha sido una idea controvertida y se han generado cuestionamientos acerca de la posibilidad de manifestaciones culturales en animales no humanos. La polémica desatada se ha mantenido debido a que no existe una tesis clara, operacional y ampliamente aceptada para definir cultura. Esto ha dado lugar a diversas definiciones que se encuentran en un continuo que va desde la idea de que cultura es un todo complejo que comprende desde las prácticas materiales tecnoecónomicas, conocimiento, creencias, arte, moral, costumbres y procesos reproductivos (Paris, 1994) hasta una definición de cultura basada en sus mínimos, como lo que no es producto de la genética, provocando que la cultura abarque a todos los fenómenos de aprendizaje y haciendo culturales a todos los organismos que aprenden.
El profesor William C. McGrew de la Universidad de Cambridge se ubica dentro de esta controversia del lado de la primatología cultural y centra su libro en ¿cómo se pueden explicar la variación de los patrones de comportamiento de población a población en los chimpancés? Él concluye que tal variación solo puede ser explicada como un fenómeno cultural. Este interés por la cultura en los primates surge luego de miles de observaciones realizadas en Gombe, de patrones de comportamiento peculiares para grupos específicos, aún miembros de la misma subespecie, dentro del mismo hábitat y el mismo nicho, patrones que, según el autor, no pueden ser explicados simplemente por las disponibilidades del entorno para que se produzcan.
El libro puede dividirse en dos partes. En la primera presenta el marco general de lo que se considera como primatología cultural, la cual se establece en un punto de convergencia entre la antropología, la zoología, la psicología y la arqueología. Basado en el análisis de patrones y muestras culturales en la especie humana, y en diferentes estudios con peces y mamíferos, el autor concluye que aunque éstos posean capacidades para aprendizaje, inclusive aprendizaje observacional en algunos casos, no se puede considerar que posean una cultura; por ello, el autor presenta una definición propia de cultura.
Según McGrew la cultura es la manera como hacemos las cosas, 1) las cosas se refieren a nuestros actos, lo que no puede ser medido, 2) la manera se refiere a los comportamientos o artefactos estandarizados, 3) por nosotros se refiere a los actos y objetos que poseen significado social, y el significado se refiere a lo que hace el individuo paralelo con otros. En resumen, se refiere al origen y al sentido de identidad, a nuestro modo de pensar diferente de otro modo de pensar. Para fines prácticos propone cuatro características esenciales de lo que se llame cultural. Primero, plantea que la cultura es aprendida. Segundo, que es aprendizaje social. Tercero, que es normativa. Por ultimo, que la cultura es colectiva (Whiten et al., 1999)
A través del libro el profesor McGrew hace énfasis en que para logar una aproximación a la cultura en especies no humanas se debe saltar la barrera del lenguaje y plantear metodologías que nos permitan investigar sobre la cultura de una especie sin necesitar del reporte verbal, solo basándonos en las conductas de los organismos pertenecientes a grupos particulares, en lo posible limitados geográficamente. Dentro de este análisis propone tres condiciones necesarias y suficientes para que una conducta se denominada cultural: primero, el patrón debe ser compartido o común; es decir, debe ser observado en varios individuos de una misma población. Segundo, las conductas deben tener larga duración, lo que quiere decir que deben ser persistente a través del tiempo y de las generaciones. Por último, debe adquirirse por medio de aprendizaje social lo que implica que el patrón debe tener una transmisión horizontal, es decir, entre individuos de la misma escala.
Ya en la segunda parte del libro presenta las diversas observaciones y evidencia que apoyan su conclusión de que existen evidencias de cultura en cinco géneros fuera del Homo sapiens, cebus, gorilla, macaca, pan y pongo. Aunque exista documentación de hallazgos de algunos rasgos de transmisión social en otras especies, concluye que sólo estos cinco géneros de primates y en especial los chimpancés, cumplen con todos los requisitos mencionados antes para ser considerados seres culturales. Para apoyar esta conclusión el autor presenta como evidencias, en los capítulos seis, siete y ocho, diversos patrones de comportamiento, materiales culturales y tradiciones que varían entre los grupos pero son estables dentro del grupo.
Patrones como el acicalamiento mutuo con apretón de manos que se presenta con variaciones en los grupos, materiales culturales como los nidos y elementos para el automantenimiento y tradiciones como protocolos para el acceso al alimento, hacen parte de los muchos ejemplos presentados por el autor para soportar sus aseveraciones acerca de la variación cultural dentro de las poblaciones de chimpancés en Gombe.
El libro concluye con las lecciones que treinta años de investigación han provisto al autor sobre la primatología cultural, sus estudios y su futuro. En relación con la metodología, la definición para las investigaciones debe ser de tipo operacional, de manera tal que las conductas puedan ser fácilmente identificables como culturales o no. También debe tenerse en cuenta que la observación debe comenzarse con un detallado análisis de los materiales culturales, pero no debe parar allí. Por último, a la hora de analizar los datos, debe tenerse en cuenta que, como en el caso de los humanos, la cultura en los chimpancés es diversa y el hecho de que existan variaciones mínimas dentro de las conductas en los miembros de un grupo no implica que estas no formen parte de practicas culturales compartidas.
En general, la cultura no debe considerarse como una dicotomía entre algo sólo posible para los humanos y algo posible para todo animal social; el resultado de esto será la improductividad del campo y las dificultades cada ves más difíciles para la investigación, puesta en común y contrastación de los datos. Los estudios sobre primatología cultural son importantes porque nos proveen una ventana para mirar de cerca los orígenes de la cultura y de esta manera movernos dentro de un continuo que abarca desde lo netamente biológico hasta lo puramente cultural. El presente libro provee una mirada a una aproximación intermedia en la cual criterios puntuales de lo que hace cultural a una conducta en particular toman el papel principal, dejando de lado una definición difusa y algunas veces inalcanzable de lo que llamamos cultura.
REFERENCIAS
Paris, C. (1994). El animal cultural. Barcelona: Crítica.
Whiten, A. Goodall, J. McGrew, W.C. Nishida, T. Reynolds, et al.. (1999). Cultures in Chimpanzees. Nature, 399, 682-685