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Revista do NUFEN
versão On-line ISSN 2175-2591
Rev. NUFEN vol.10 no.3 Belém set./dez. 2018
https://doi.org/10.26823/RevistadoNUFEN.vol10.n03artigo39
ARTIGOS: DOSSIÊ "Fenomenologia e Psicologia Fenomenológica na atualidade: conceitos e temas"
DOI: 10.26823/RevistadoNUFEN.vol10.n03artigo39
Síntesis de motivación y génesis de la conciencia axiológica en la fenomelogía de Edmund Husserl
Synthesis of motivation and passive genesis of axiological consciousness in the phenomenology of Edmund Husserl
Síntese da motivação e gênese passiva da consciência axiológica na fenomenologia de Edmund Husserl
Ignacio Quepons
Instituto de Filosofía, Universidad Veracruzana
RESUMEN
El artículo señala dos momentos del desarrollo de la conciencia del valor desde el punto de vista de las síntesis pasivas envueltas en dicha experiencia. Después de una breve exposición de los aspectos principales de la conciencia del valor, el artículo sugiere la coherencia entre estos dos momentos: 1) las síntesis pasivas de asociación involucrados en la apercepción sensible de los caracteres de valor de un objeto dado, y 2) la pasividad secundaria relativa al desarrollo de habitualidades y disposiciones afectivas. Al final del artículo se presenta un esbozo de descripción de una actividad de la vida cotidiana donde es posible observar la coherencia entre estos dos sentidos de pasividad involucrados en la conciencia del valor.
Palavras-chave: Pasividad, habitualidades afectivas, disposiciones emotivas, conciencia de valor..
ABSTRACT
The paper points out two moments of the development of the value-consciousness from the point of view of the passive synthesis involved in such experience. After a brief exposition of the main aspects of the value consciousness the paper suggests the coherence between these two moments: 1) the passive synthesis of association involved in the sensitive apperception of the value features of a given object, and 2) the secondary passivity related to the development of habitualities and affective dispositions. At the end of the paper it is presented the sketch of a phenomenological description of a common life activity where it is possible to observe the coherence between the two senses of passivity involved in the value consciousness
Keywords: Pasividad, habitualidades afectivas, disposiciones emotivas, conciencia de valor.
RESUMO
O artigo aponta dois momentos do desenvolvimento da consciência de valor do ponto de vista das sínteses passivas envolvidas nessa experiência. Após uma breve exposição dos principais aspectos da consciência de valor, o artigo sugere a coerência entre esses dois momentos: 1) a síntese passiva de associação envolvida na percepção sensível dos caracteres de valor de um dado objeto, e 2) a passividade secundária em relação ao desenvolvimento de habitualidades e disposições afetivas. No final do artigo é apresentado um esboço da descrição de uma atividade da vida cotidiana onde é possível observar a coerência entre esses dois sentidos de passividade envolvidos na consciência do valor.
Palabras-clave: Passividade, habitualidades afetivas, disposições emocionais, consciência do valor.
El análisis de la génesis pasiva de la conciencia de valor en la fenomenología husserliana tiene por objetivo mostrar cómo la intencionalidad de la conciencia del valor se desarrolla a través de un proceso dinámico susceptible de ser estudiado a partir del método de análisis genético.1
El método genético está dirigido al "contexto concreto en el que se encuentra cualquier conciencia y su respectivo objeto intencional" (Husserl, 1951/2014, p. 316) y en esa medida se ocupa de las remisiones intencionales que corresponden a dicha situación. Se trata de un análisis que se refiere a cualquier categoría objetiva desde los datos inmanentes hasta las objetividades del nivel de las objetividades mentales, incluso, dice Husserl de forma explícita a "las formaciones axiológicas y prácticas, los proyectos prácticos" (Husserl, 1951/2014, p. 317).2
En esa medida, la constitución de los valores, como correlato de actos intencionales, es también el resultado de un procesual dinámico, con complejos horizontes, que involucra los tránsitos de la pasividad a la actividad de la vida de conciencia, con sus propios rendimientos y sedimentos habituales en la subjetividad (Donohoe, 2003, p. 168-170).
En este ensayo sugeriremos el esbozo de una descripción fenomenológicogenética de la génesis de la conciencia axiológica de acuerdo con dos momentos de génesis pasiva: 1) la pasividad en sentido primario que comprende la apercepción afectiva de valor como unidad de las síntesis asociativas de sentimientos sensibles captados como exhibidores del valor del objeto en proceso de constitución y 2) la pasividad secundaria que involucra síntesis de motivación entre los rendimientos de actos de valoración y da lugar a habitualidades valorativas (Biceaga, 2010, p.43). En ambos casos tenemos la misma dinámica asociativa: el desarrollo de una conciencia pasiva o de fondo que forma un contexto intencional pre-judicativo que, desde el punto de vista subjetivo, contribuye a la individuación de la persona como sujeto moral, y desde el punto de vista objetivo, conforma la unidad del mundo como campo abierto de experiencia en una trama de familiaridad articulada, en este caso, en valoraciones que todavía mantienen su validez, aunque no estemos vueltos al valor del mundo en actos explícitos.
De este modo, la experiencia de valores involucra el desarrollo progresivo de diferentes niveles de sentido, desde apercepción sensible de los caracteres de valor [Wertapperzeption] (Husserl, A VI 12 II, p. 96 a) pre-constituidos en síntesis de la pasividad, hasta la toma de posición valorativa en vivencias explícitamente intencionales, con carácter de acto, con sus propios horizontes. Así, los objetos de valor se constituyen inicialmente de forma pre-dada en vivencias valiceptivas, con sus propios fondos pasivos, y posteriormente son captados en conciencia intuitiva de valor y confirmados, en una valoración secundaria, gracias al momento de aprobación, en una toma de posición activa ante el valor (Husserl, A VI 24, p. 4a).3
Por otro lado, al igual que ocurre con el resto de los rendimientos de la vida de conciencia, la ejecución de vivencias valorativas tiene como rendimiento la formación de un sedimento de experiencia que se entrelaza con disposiciones de ánimo de fondo [Gesinnungen] (A VI 30, p. 17a) y se manifiesta como convicciones permanentes [bleibende Überzeugungen] (Husserl, 1951/2014, p. 310-318) configurando así al yo de los actos como un yo personal .4
La unidad sintética del proceso de asociación pasiva es, a lo largo de todo su desarrollo, la unidad de una síntesis de motivación. Las síntesis asociativas que tienen lugar en la esfera de la afectividad, en sentido amplio, dan origen, por un lado, a la configuración de los nexos causales de la mera naturaleza, y por otro, en la medida en que afectan al yo incitando a su actividad, producen síntesis de motivación como respuestas a partir de las cuales el yo progresivamente se hace presente en sus actos. Las motivaciones son, por tanto, respuestas del yo tanto a las afecciones sensibles, en el caso de los valores del orden de la afectividad emotiva y la inclinación proto-volitiva y, por otro lado, también se trata de respuestas del yo los rendimientos de su propia actividad configurados en disposiciones afectivas de ánimo.
En este sentido, Husserl distingue dos tipos de motivación en diferentes escritos que coinciden con el periodo de desarrollo de su pensamiento al que nos referimos aquí: por un lado, tenemos las motivaciones inmanentes (Husserl, 1951/2014, p. 221) que, en otras obras, como las lecciones de Introducción a la Ética llama motivaciones irracionales y por otro lado tenemos las motivaciones racionales (Husserl, 1951/2014)). En ambos casos se trata de síntesis asociativas. Las primeras tienen lugar en una dimensión pasiva y puramente afectiva; en las segundas la participación del yo es más presente y explícitamente activa. A lo largo de la vida activa de un yo personal todas las motivaciones racionales mantienen la resonancia de las motivaciones inmanentes, aunque como fondo o tesitura afectiva de la experiencia entrelazadas con temples de ánimo y disposiciones afectivas. Así, en la medida en que el impulso de la motivación, incluso en el nivel racional, no deja de ser precisamente eso, un impulso, una inclinación, aunque orientada de acuerdo con la razón, ésta coincide con la dimensión de tendencia de toda la vida intencional en general.
En el caso de las síntesis de la pasividad en la esfera axiológica, éstas dan por resultado, por un lado, la unidad pre-dada de lo captado como valioso y, por otro lado, la unidad de los sedimentos de fondo, bajo la forma de una coherencia afectiva configurada a través de asociaciones pasivas del primer y segundo nivel mencionados antes. Las primeras son síntesis puramente pasivas que entrelazan una tesitura cualitativa, sensible, de la experiencia afectiva, y las segundas, como hemos dicho, son resultados de la actividad del yo, devenidos en pasividad que ceden su paso a otras actividades del yo. Este es el caso de las convicciones y las disposiciones de ánimo de fondo, pues se trata de formas de habitualidad o capacidades adquiridas que perfilan la forma de resolución a partir de anticipaciones relativas a rendimientos de los actos que fueron ejecutados en determinados momentos del transcurso de la vida, y ya no se mantienen activos. También forman parte de la pasividad secundaria las herencias, en sentido generativo, de las costumbres culturales. Dichas habitualidades conforman un sistema de operaciones no tematizadas y disposiciones a la resolución de acuerdo con cierto estilo que predelinean el desarrollo de la actividad intencional, en este caso, valorativa.
Inmediatamente después de una breve exposición sobre el tema específico de la conciencia de valor, el presente estudio se ocupará de algunos aspectos del papel de las operaciones intencionales pasivas en la configuración de la génesis de la conciencia axiológica y sus correlatos. Para ello es necesario mostrar la centralidad del tema de las síntesis de motivación en los procesos pasivo-asociativos. Al final del artículo sugiero, a través de un ejemplo, la coherencia entre la exposición basada en los manuscritos de Husserl y un esbozo descriptivo que permita ilustrar las distinciones conceptuales presentadas a lo largo del artículo.
LA VALICEPCIÓN COMO VIVENCIA INTENCIONAL Y SU CORRELATO OBJETIVO
En su obra Investigaciones Lógicas, Husserl sostiene que los actos del sentimiento y la volición tienen una intencionalidad fundada en actos dóxicos, los cuales ofrecen la representación del objeto hacia el cual dirigen su rayo intencional (Husserl, 1951/2014). No obstante, dicho carácter fundante de los actos dóxicos no hace del sentimiento y la volición meros derivados de la razón teórica, por el contrario, sus predicados son irreductibles a la mera representación objetiva de la cosa o situación objetiva, según se trate, considerada como valiosa. Además, dicha intencionalidad afectiva tiene sus propias formas de cumplimiento, de evidencia (Husserl, 1951/2014; Donnohoe, 2003, p. 160; Cabrera 2014, p. 81). Así, por ejemplo, la mera exhibición del objeto anhelado no es suficiente para el cumplimiento de la vivencia de deseo. Si digo que quiero ir a la playa y paso en un auto sin oportunidad de bajarme para ir a nadar o pasearme sobre la arena, por mucho que la mera percepción entregue el objeto de mi deseo "en persona", y sea por tanto ofrecimiento intuitivo de lo deseado mismo, esta vivencia da el sentido "la playa", o incluso, "la playa a donde quiero ir" pero sólo cumple la intención significativa y no el sentido de la vivencia volitiva de mentado al decir "quiero ir a la playa". La intencionalidad de los actos del sentimiento y la volición, por otro lado, como señala Mariano Crespo "no se trata de la intencionalidad «neutral» característica de los actos dóxicos, sino de un tipo peculiar de intencionalidad en la que el sujeto se ve, por así decir, especialmente «implicado» con su correlato" (Crespo, 2012, p.19). Esto quiere decir que el cumplimiento de los actos de sentimiento además involucra tomas de posición que comprometen a la subjetividad y su propia representación de sí misma con el objeto asumido como valioso en sentido amplio5
De este modo, para Husserl, la intencionalidad del volverse del sentimiento hacia el objeto valioso involucra en su cumplimiento: la toma de posición emotiva motivada por la confirmación de la valiosidad del objeto como algo que no sólo conmueve afectivamente por su valor, sino que se asume de forma activa como algo valioso, es decir, algo por lo que nos comprometemos con su valor. Por otro lado, los valores, en tanto correlatos de las vivencias del sentimiento, no sólo son la expresión de meras apreciaciones subjetivas, ni se identifican sin más con los sentimientos mismos, sino que constituyen sus propias objetividades: los valores.
El valor es en todo caso lo "sentido" en el sentimiento subjetivo como algo exhibido en cierto modo por los sentimientos sensibles, referido por la intencionalidad del sentimiento, pero él mismo presente como algo no inmanente a la corriente de vida. La reflexión dóxica, el pensar intelectivo, edificado sobre la base emotiva capta la acreditación del valor haciendo evidente la relación de mención de valor y cumplimiento de valor, en una conciencia captadora o intuitiva de valor (Husserl, 1951/2014, p. 241). Así, la noción de valicepción se reserva para denominar la vivencia originaria de carácter afectivo en la cual se constituye originariamente el valor de las cosas (Husserl, 1951/2014, p. 12). Esta experiencia brinda la pauta, en un momento ulterior, para una conciencia intuitiva de valor, explícitamente dóxica, capte el sentido objetivo de lo valioso en cuanto tal (Husserl, 1951/2014, p. 10).
Por otro lado, en la medida en que los actos de valoración pueden ser expresados en juicios Husserl cree que es posible describir sus propias formas de evidencia, lo cual da lugar a hablar de un sentido de objetividad o universalidad para la esfera del valor.6
La conciencia valorativa constituye la objetividad "axiológica", de nueva índole frente al mero mundo de las cosas, un "ente" de nueva región, en la medida en que justo por la esencia de la conciencia valorativa en general están predelineadas, como posibilidades ideales, tesis dóxicas actuales que ponen de relieve objetividades de un contenido de nueva índole – valores – como "mentados" en la conciencia valorativa (Husserl, 1951/2014, p. 272).
La conciencia valiceptiva misma, por otra parte, no pre-constituye el valor de un solo golpe sino a través de un desarrollo progresivo de horizontes, anticipaciones y comenciones en la forma de un relativo nivel de inadecuación de la valicepción (Husserl, 1951/2014, p. 10). El despliegue de dichos horizontes, en sentido explícito y tal y como ocurre con la percepción, ocurre a través de un complejo de síntesis asociativas que mantienen todavía asidos contenidos de la valicepción y constituyen unidades duraderas en la apercepción sensible, a la manera de los colores y las formas. La conciencia intuitiva de valor, por tanto, se dirige al núcleo dóxico de una objetividad pre-constituida en horizontes de la pasividad.
APERCEPCIÓN SENSIBLE DE VALOR Y PASIVIDAD
En algunos de sus manuscritos de investigación de entre 1909 y 19127, Husserl hace importantes aclaraciones descriptivas que complementan los aspectos, apenas esbozados en el segundo volumen de las Ideas y las lecciones sobre Cuestiones fundamentales de Ética y Teoría del valor de 1908 y 1914, sobre la experiencia afectiva como reveladora de los valores. En cierto modo, estos manuscritos son el testimonio del esfuerzo de Husserl por darle sentido a una fundamentación fenomenológica de la axiología material (Husserl, 1951/2014).
El tema principal de esta serie de escritos consiste en la aclaración de la captación del valor a partir de la apercepción de caracteres o aspectos axiológicos en el objeto en paralelo con la apercepción de los contenidos ónticos u ousiológicos que determinan el sentido del objeto en cuanto tal. Así, en esta investigación Husserl se propone describir los rasgos específicos del sentir valiceptivo frente a la mera apercepción empírica de los objetos de la percepción, y con ello, sugerir un complemento material la doctrina de sus lecciones sobre teoría del valor (Husserl, A VI 30, p. 227a).
En un manuscrito de investigación de 1911 Husserl se confronta a la aclaración de la vivencia valorativa a partir de la descripción de lo que aquí llama apercepción de valor ¿Qué quiere decir estar orientado hacia el valor? se pregunta. La presencia de algo hermoso no necesariamente despierta alegría o placer, sin embargo, cuando contemplo algo bello "no tengo solamente la percepción del objeto, sino también la valoración, en la medida en que llevo a cabo una apercepción de valor".8 Con la expresión "apercepción de valor" Husserl se refiere a la diferencia entre captación de la cosa [Dingauffassen] y lo que en el manuscrito llama "Dingwertauffassen" que es una captación del valor "cósico", es decir, la captación de las propiedades de valor, en principio, relativas a los sentimientos sensibles [Gefühlsempfindungen]. Así, la alegría, por ejemplo, ante lo bello "no es alegría en el mero ser del objeto sino alegría en el ser del objeto de valor"9, por tanto, el valor del objeto debe aparecer para que la alegría sea motivada (Husserl, A VI 8, I, p. 47).
La vivencia en la cual se vive originariamente el valor es el agrado (Husserl, A VI 30, p. 232 a; Husserl, 1951/2014, p. 58-64, 99) de acuerdo con su propia intencionalidad, el agrado hacia el objeto es agrado "por su valor", pero en un primer momento sólo es captado en el mero goce o disfrute. En un momento posterior, reflexivo, el sujeto se vuelve sobre su agrado y confirma, en sentido normativo, si se trata de un agrado fundamentado en una apreciación justa del valor.
Husserl señala, por otra parte, en un manuscrito de 1900, que "el predicado de valor cósico se desarrolla con base en la aprobación"1100. En este sentido, Ulrich Melle (2012, p. 63) señala que dicha "aprobación" constituye un sentimiento secundario [sekundäres Gefühl] dirigido a la actitud emotiva hacia cierto objeto (Husserl, A VI 12 II, p. 100b). La aprobación, por tanto, es una confirmación emotiva en la cual se vive la justificación, eventualmente racional, de una vivencia de agrado o desagrado hacia lo agradable o lo desagradable.
Esta doctrina apunta anticipa desarrollo genético de la conciencia del valor en sus manuscritos de los años veinte y está en la base de las lecciones de Introducción a la Ética de 1924. En la medida en que el momento decisivo de la constitución de los valores sea la aprobación, la subjetividad no sólo aprueba valores, sino que los aprueba para ella misma. En cierto sentido, podríamos decir, se aprueba a sí misma y sus acciones en consecuencia en cuanto dirigida a ciertos objetos o metas asumidas como valiosas. La aprobación, por tanto, no se trata de una mera deliberación racional sobre el valorar "correcto", sino especialmente de una decisión, un proyecto personal: "entonces el sujeto racional" dice Husserl, "no experimenta [erfärt] el valor, sino que se decide por él. O también, no me siento meramente incitado o «sigo» la inclinación momentánea o casual, sino que me confirmo como sujeto libre"11
Los análisis genéticos12 por otra parte, ofrecen la posibilidad de describir la preconstitución de las unidades de sentido a través de síntesis de asociación a lo largo de la corriente temporal como fundamento de las aprehensiones explícitas. En este caso, el complejo de sentimientos sensibles involucrados en la valicepción, están vinculados a lo largo de la exhibición del objeto valioso en unidades duraderas captadas como caracteres que exhiben la valiosidad del objeto en apercepciones de valor. Los vínculos asociativos involucran afectaciones y el despertar de sedimentos de experiencia, de acuerdo con las pautas indicadas en los Análisis sobre las síntesis pasivas o Experiencia y Juicio.13 No obstante, el paso de la pre-constitución de la unidad del valor en el mero agrado sensible a la confirmación del valor en la aprobación tiene sus propios rendimientos que pueden ser analizados en sentido genético.
DE LA GÉNESIS PASIVA DE LA CONCIENCIA DEL VALOR A LA CONSTITUCIÓN PROGRESIVA DE LA SUBJETIVIDAD MORAL: LAS ASOCIACIONES PASIVAS EN LA ESFERA DEL VALOR Y EL TEMA DE LAS MOTIVACIONES
En lo que concierne al acto de valoración, una vez que la conciencia intuitiva de valor está dirigida explícitamente al valor en cuanto tal, lejos de ser un acto aislado que determina a su objeto como resultado de una vivencia momentánea, supone también el fondo de una disposición anímica duradera [bleibende Gesinnung]. 14 Husserl desarrolla esta perspectiva en diferentes manuscritos de principios de la década de los veintes, y será un aspecto central de su producción posterior.15 No obstante, el programa de la génesis del juicio axiológico apenas es esbozado en las lecciones de Introducción a la Ética de 1920/24 (Husserl, 1951/2014) donde, si bien encontramos un tratamiento explícitamente genético de la teoría del valor, Husserl presenta la cuestión a través de una exposición crítica del desarrollo de la ética en la historia de la filosofía. La exposición deja de lado la sistematización formal de la teoría del valor a favor del desarrollo de una subjetividad personal como núcleo de la formación del sentido moral.16
La serie sucesiva de afectaciones del sentimiento que forman unidades duraderas, incluso disposiciones del ánimo y convicciones sobre el valor de las cosas puede ser producto de la mera inclinación, o en el lenguaje de Husserl, de motivaciones inmanentes, o puede dar lugar a motivaciones estrictamente racionales. Como mencionamos antes, la constitución efectiva de los valores requiere un compromiso libre de decisión por el valor preconstituido en la valicepción. Para Husserl este momento es el que hace posible hablar de la renovación del en sentido moral: el camino de la vida auténtica, que se gobierna a sí misma en perspectiva de valores aclarados racionalmente (Husserl, 1951/2014, p. 33 ss).
Esta apreciación supone el desarrollo de análisis genéticos concernientes al desarrollo del yo personal como sustrato de habitualidades y unidad de convicciones duraderas. En el borrador de una carta dirigida a Gerda Walther, de 1920 Husserl sugiere lo que bien podría considerarse un esbozo del análisis genético (bajo el título de análisis constitutivos desde el punto de vista histórico) donde aparecen algunas pautas importantes que permiten vincular esta cuestión con el tema de la génesis de la conciencia del valor.
En esta carta, Husserl señala que el juzgar no sólo tiene como correlato el juicio, sino que la ejecución del juicio se mantiene como una convicción permanente por parte del sujeto que juzga, mientras sea de la misma opinión o no haya olvidado lo que ejecutó. Así, todas las vivencias determinan al yo a la manera de convicciones de diferente grado (Husserl, 1951/2014, p. 261), las cuales, van formando un trasfondo manifiesto en la forma de hábito personal. Este trasfondo tiene como correlato la comprensión del mundo circundante como un horizonte de lo conocido.
este mundo señala en modos respectivos de cognoscibilidad, con los respectivos sistemas de percepciones ocurridas, apariciones en las que el yo esboza un hábito, el cual caracteriza al yo, y al mundo en su estructura total, con todas sus posibilidades abiertas, señaladas para el yo en un hábito típico, las posibilidades habituales (Husserl, 1951/2014, p.263)
Estas convicciones y trasfondos habituales no son exclusivos de la esfera judicativa, sino que también las valicepciones tienen su efecto en la subjetividad formando hábitos de valor (Husserl, 1951/2014, p.263). Como podemos observar en el siguiente pasaje, Husserl presenta una descripción muy semejante a la de sus manuscritos tempranos sobre los niveles de constitución desde las sensaciones y la apercepción cósica, y la constitución de sentimientos pasivos, sensaciones con carácter afectivo y apercepciones de valor que constituyen el valor concreto de la cosa valiosa.
Así como los datos de sensación ajenos al yo apercepciones cósicas se erigen como tejido dóxico y constituyen la mera naturaleza ajena al yo, así se constituyen los sentimientos pasivos, que confieren a los datos de sensación carácter emotivo ("Significado" [Bedeutung] valiosidad), y son constituidas cosas de sensación concretas (Husserl, 1951/2014, p. 263).
Esta presentación es consistente tanto con la descripción de las lecciones de Lógica trascendental como con otros manuscritos de investigación de Husserl de 1918/20 (Husserl, A VI 30) donde la constitución del valor aparece como el resultado de un dinamismo que involucra la formación progresiva del sentido afectivo desde los complejos asociativos del estrato sensible. Así, de acuerdo con Husserl, un contenido sensible afecta sentimentalmente al yo en la pasividad, y así pre-constituye el correlato de la valicepción, exhibido a través de caracteres de valor. Con el despertar del interés, y el consecuente volverse afectivo se destaca el contenido, no sólo como objeto de atención sino de interés emotivo, que capta lo valioso a partir de un campo u horizonte pre-dado.17 El volverse está a su vez motivado, no sólo por a apercepción emotiva del valor presente, sino por el rendimiento de otras operaciones del yo y sus rendimientos a lo largo de la corriente de vida. La consecución de experiencias sucesivas alimenta la determinación de un estilo personal de valorar, una forma habitual de apreciación basada en la formación progresiva del "tener algo por valioso", lo cual, refuerza los nexos de motivación.
A partir de ahí se proyectan metas y acciones en consecuencia con esas metas. No obstante, como hemos señalado, la auténtica confirmación del valor de lo asumido como valioso es el acto de aprobación. Por otro lado, la serie sucesiva de actos de aprobación, no sólo están unidos por la corriente de vivencias, sino que ellos mismos no confirman en cada caso el valor, y a su vez confirman, a la manera de un horizonte, el contenido aprobado anterior a partir de nexos de motivación. De este modo, se forman las convicciones duraderas, en la confirmación que en última instancia es elección y compromiso activo con el valor.
En esta medida podemos concluir cómo los sentidos de pasividad involucrados en la constitución genética del juicio de valor son coherentes entre sí, y permiten dar cuenta del fondo de pre-dación de los valores que supone la valoración activa, y el consecuente compromiso con el valor. En primer lugar, 1) la pasividad primaria relativa al estrato más elemental de las síntesis de asociación enlaza contenidos sentimentales de la vida de conciencia, captadas como apercepciones sensibles de valor con otras afectaciones del orden del sentimiento e impulsos, es así como se despierta el interés, y eventualmente, el consecuente volverse hacia el valor. El volverse puede ser simplemente volverse con agrado hacia el valor, sin una conciencia intuitiva del valor en sentido explícito, o un volverse, en el mismo agrado, que explicita el valor por el cual lo agradable resulta objeto de disfrute. Por otro lado, tenemos la pasividad secundaria o de nivel superior relativa a las síntesis que dan por resultado habitualidades y convicciones permanentes en la subjetividad. Esta es resultado del rendimiento de actividades que luego de su ejecución ceden su paso a otras actividades de la conciencia formando, en la pasividad, complejos de asociación que tienen por resultado fondos afectivos, disposiciones del ánimo y habitualidades valorativas.
Por otro lado, en este mismo contexto, tenemos otro sentido de pasividad relativo a la "tenencia mundo" [Welt-haben] la cual ofrece el mundo mismo como campo de experiencia ya dotado de una significatividad valorativa que en sentido amplio podríamos llamar el valor del mundo de "cada uno de nosotros", de su propia circunstancia (Husserl, 1951/20014, p. 133).
ESBOZO DESCRIPTIVO: EL PAPEL DE LA PASIVIDADE EN EL DESARROLLO DE LA COSTUMBRE, EL HÁBITO, LA CONVICCIÓN DE VALOR Y EL TRÁNSITO A LA VIDA ACTIVA
Todo despertar de un sentimiento tiene sus horizontes relativos a disposiciones habituales de los sujetos de valor, predisposiciones derivadas de la costumbre y nuestras propias convicciones de valor. Así, incluso el desarrollo de una posición crítica, racional ante un determinado valor, supone una coherencia con síntesis de motivación inmanente originado en síntesis pasivas de la vida afectiva (Husserl, 1951/2014, p. 265). Por otra parte, el trabajo de la fenomenología es precisamente hacer explícita la teleología inmanente, y en cierto sentido anónima, oculta, de la motivación afectiva y reorientarla de acuerdo con el ideal de la razón, que coincide, en el ámbito moral, con una decisión personal (Husserl, 1951/2014, p. 268; Melle, 2007, p.11; Crespo, 2015; Loidolt, 2009, p. 57-60).
Para ilustrar los momentos de la génesis del sentido del valorar, con énfasis en el papel de la pasividad, sugeriremos a un ejemplo de la vida cotidiana. El bebedor habitual de café aprende no sólo a distinguir cómo le gusta que le sirvan el café, sino que desarrolla un hábito de tomar café a cierta hora de la mañana o de la tarde. El aroma del café despierta asociaciones pasivas y no sólo incita el interés, y eventualmente el volverse, hacia el café18 sino también pone en marcha la tendencia del "antojo" precisamente por una taza de café. Esta inclinación no está motivada por la sed, que en principio cumpliría cualquier otra bebida, sino por un deseo de beber una taza de café. La acción consecuente con la inclinación por el café está motivada no sólo de forma inmanente, sino que el deseo, o incluso la "necesidad" de beber café, en realidad tiene su motivación en tomas de posición anteriores en las que se instituyó la convicción a favor del valor del café. El deseo repentino por beber café puede estar despertado, en determinadas circunstancias, por el aroma del café. Por otro lado, en la trama de motivaciones también intervienen el despertar de la tendencia motivada por habitualidades, incluso convicciones duraderas derivadas de la toma de posición en la que se declaró gusto por el café, por ejemplo, con base en la creencia de que el café, además de saber bien, es bueno para despertarse, para ponerse a trabajar, por ejemplo.
El bebedor habitual de café encuentra "su café" agradable por el sabor, por su aroma, o porque le parece que le sienta físicamente bien beberse una taza de café. El café, reconoce, lo "estimula". Si procedemos a la descripción del sentido de esta experiencia tenemos que el placer por beber café, por otro lado, no es la mera vivencia momentánea, sino que es el resultado de un complejo de acoplamiento entre vivencias y sedimentaciones.19 El placer de beber café cumple intenciones vacías que anticipan no sólo el sabor específico, el aroma (como cualidades objetivas del café, que permiten reconocerlo) sino que captan ese sabor y ese aroma ya como estímulos agradables, placenteros, y coherentes con el sedimento de sensaciones agradables que tuvo antes. Las sensaciones de placer y la corriente de bienestar que acompaña el disfrute de la taza de café se mantienen en el fondo de la atención, pues el bebedor de café puede estar más bien vuelto hacia las noticias que lee en el periódico, a la conversación con sus amigos, o en sus propios pensamientos: los recuerdos de otras tardes que compartió con amigos, bebiendo café. Así, por ejemplo, la atención puede estar dirigida a tomar notas mientras se bebe café, una la mano escribe sobre el papel, la atención está dirigida a lo que se escribe, la mirada acompaña el trazo con la pluma sobre el papel, y por momentos me detengo para beber un sorbo de café. La taza de café se encuentra en el fondo relativo de atención mientras escribo, aparte de la disposición afectiva que es el fondo de mi actividad de escribir, vivo en el horizonte de co-mención práctica que apunta, entre sus múltiples rayos intencionales, hacia la taza de café como algo ahí listo para ser tomada con la otra mano, y darle un sorbo de cuando en cuando. A cada sorbo de café le corresponde un cierto disfrute con su respectivo horizonte de síntesis en la pasividad, su corriente de afectaciones y evocaciones, que son afectaciones de agrado y no sólo de la exhibición de las características sensibles del café.
Eventualmente, la atención puede volverse de forma activa hacia el sabor del café: uno se adentra en de forma explícita en degustar su sabor y entonces este movimiento es ya un estar vuelto con agrado al café por su sabor, que pone en el fondo de atención el resto de las actividades. En este punto la atención se desplaza hacia el café y el agrado ya preconstituido en la vivencia valiceptiva es objeto de una conciencia explícita intuitiva de valor. Este momento activo tiene como rendimiento el desarrollo de una habitualidad de orden afectiva, que se manifiesta en la progresiva disposición a beber café, más o menos a la misma hora del día, y sobre todo estar dispuesto a recibir el sabor del café con agrado.
Incluso en el caso de las formas meramente intuitivas y nada sofisticadas como el gusto por un poco de azúcar, por la canela o el piloncillo (frente a quien distingue la acidez, si el café está más o menos tostado, el tipo de grano y su origen) forman parte de las síntesis de asociación vinculadas a la habitualidad valorativa que predelínean las formas de cumplimiento del antojo de quien gusta de beber café.
En un momento dado, el bebedor de café puede volver no sólo sobre la vivencia momentánea de disfrute sino a su capacidad valorativa de ponderar el café y su gusto por el café; entonces se vuelve sobre esta disposición, que constituye un aspecto permanente de su personalidad, por así decir, y la enuncia: me gusta el café. Este gusto, además, es por el café con determinadas características, no cualquier café sino el de cierta región, cierto tipo de café, molido de tal o cual forma, a cierta temperatura etc. Esta enunciación puede corresponder con el desarrollo progresivo de la convicción, donde el valor del café no es sólo del café, sino que es un valor elegido para su vida. No falta quien diga que no puede vivir sin café, por exagerado que resulte. Naturalmente puede tratarse de una adicción, pero si ese fuera el caso, podría sentir el estímulo de la cafeína para satisfacer su inclinación y no es así (al menos no para el caso de la vivencia de agrado por el café): la inclinación por beber café puede estar motivada por la trama de significación axiológica que involucra, y no sólo como estímulo psico-físico.
Hasta ahora hemos esbozado las líneas de descripción, en sentido retrospectivo, de las síntesis de pasividad que soportan la vivencia activa dirigida hacia el agrado por beber una taza de café. Inmediatamente después señalamos algunos niveles de la activación de las operaciones intencionales implicadas en un agrado, y una valicepción que ya entregaba el café como algo que se tiene por valioso, pero sin la toma de posición que en sentido estricto tiene como consecuencia la decisión por el valor. Tomar posición por un valor, como hemos dicho, es decidir y decidirse por él.
No obstante, ¿de esta descripción se sigue que es deseable beber café? Para Husserl, el momento de la constitución objetiva de un valor requiere, en principio, la confirmación intuitiva del valor y no sólo sentirlo. En este caso, el valor del café está preconstituido en la valicepción sentiente que aprehende sensaciones de placer asociadas en complejos de síntesis, que pueden dar lugar a habitualidades irreflexivas, disposiciones de ánimo y costumbres. Todo ello conforma una unidad de sentido no ingrediente de la corriente de sensaciones de placer, pero nada de eso confirma, todavía, el valor del café en cuanto tal.
Así, por ejemplo, luego de una visita al médico por una dolencia abdominal, nuestro bebedor habitual de café puede llegar a la conclusión de que quizá no sea tan buena idea seguir tomando café, o al menos en las proporciones a las que está habituado. Luego de la recomendación médica pondera su salud, y su valor, que en sentido estricto es condición de posibilidad del disfrute en general, y en particular del café, y se da cuenta de que el valor de su salud es más importante que el valor del café. De acuerdo con la así llamada ley de absorción del valor, "lo mejor" del valor de su salud absorbe a lo meramente bueno de beber café todos los días, sin negar el valor de lo anterior. Así, el sujeto que tiene al café por algo valioso, luego de reparar en los eventuales daños a su salud, se decide por beber menos café, aunque le guste o lo considere bueno, de hecho, más allá del mero placer inmediato, por ejemplo, porque lo mantiene despierto. Aquí, como señala Husserl, tenemos la afirmación de una voluntad libre sobre la mera motivación inmanente que, sin dejar de reconocer los derechos de su inclinación afectiva por el café, revierte la ponderación positiva por el café y desaprueba su valor a favor del valor superior de su salud. A partir de aquí ya no sigue solamente la motivación inmanente sino una motivación racional, y su dirección hacia el valor no es una mera inclinación sino una decisión libre.
Evidentemente, como el mismo ejemplo lo ilustra, el momento de aprobación y la deliberación sobre el valor efectivo de algo asumido en un determinado como valioso, no es sólo el resultado de una reflexión aislada, sino por el contrario, supone confrontar las apreciaciones personales con una comunidad de otras personas que también valoran, hacen juicios de valor e intentan justificarlos en el discurso. En el caso de los valores relativos a meras apreciaciones subjetivas, que no comprometen valores comunes o que no entran en contradicción con metas en contextos intersubjetivos, todo queda en la expresión de valoraciones individuales. Sin embargo, la justificación de la valoración y los momentos activos, propios de las motivaciones de razón, hacen intervenir precisamente el espacio de la libre determinación del sujeto, su autonomía y su innegable relación recíproca con la libre determinación de otros sujetos. Sin embargo, incluso en este nivel se mantiene en sentido genético la disposición afectiva que despertó en un primer momento la inclinación por lo que considerábamos valioso.
De acuerdo con la ilustración descriptiva anterior, es posible extrapolar a una variedad de ejemplos semejantes las formas de asociación y el desarrollo de las unidades axiológicas en todos casos de la génesis pasiva de las posiciones axiológicas. Un aspecto importante es la unidad de la tendencia de las motivaciones que se mantiene a lo largo de toda la tendencia emotiva, incluso cuando la ponderación racional cancela la validez de la toma de posición que descansa, en este caso, en el placer inmediato que produce beber café.
La conciencia del valorar, por tanto, lejos de tratarse de actos o vivencias aisladas, es un proceso que adquiere su unidad, en síntesis pasivas y activas conectadas de formas coherentes en secuencias de horizontes intencionales susceptibles a ser descritas y evaluadas en su racionalidad.
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Nota sobre o autor
Ignacio Quepons Ramírez. Filósofo, professor da Universidad Veracruzana do México, doutor em Filosofia pela Universidade Nacional Autônoma do México, pós-doutorado pela Universidade de Seattle com apoio do Conselho Nacional de Ciência e Tecnologia do México. Também foi pesquisador na Universidade de Colônia, na Alemanha, com apoio da Agência Alemã de Intercâmbio Acadêmico (DAAD). Membro ordinário do Círculo Latinoamericano de Fenomenologia. E-mail: iquepons@gmail.com
Recebido: 02/05/2018
Aprovado: 30/06/2018
1 Aunque no nos ocuparemos del tema en detalle en este estudio, por lo menos podemos señalar que en la última década de la vida de Husserl aparecen otras investigaciones sobre el tema del valor, entre las que destacan los artículos sobre Renovación de 1923 y 1924, así como algunos fragmentos manuscritos F I 24, B I 21, A V 21, A V 22. Véase sobre el tema del valor y los aspectos personales de la normatividad moral en los manuscritos tardíos de Husserl (Crespo, 2015, p. 709-715).
2 Sobre el método genético en la psicología fenomenológica véase Goto (2008, p. 88 ss)
3 Véase Montagová (2011, p. 260).
4 Por último, y especialmente en lo que concierne a los valores del ámbito del bien común, donde es relevante la consideración del problema de la objetividad del valor, la constitución objetiva requiere la confirmación progresiva de la comunidad intersubjetiva donde el diálogo crítico tiene una importancia crucial. Véase en este sentido Loidolt (2009, p.57-60). Carta de Husserl a Walther, 1920 (Husserl 1951/2014, p. 261-264).
5 Husserl en Investigaciones Lógicas todavía no consideraba los valores como correlatos de actos sino como la expresión de meras tomas de posición subjetivas (Husserl, 1951/2014). La eventual objetivación de dichas tomas de posición, son el resultado de un volverse temático ejecutado por otros actos objetivantes que hacen de ellos su "materia intencional" y así los pueden llevar a expresión. Véase Serrano de Haro (1995, p.72). En el periodo de transición entre 1908 a 1912 que corresponde a la redacción de sus Ideas, y reiterado en 1914, cuando repite con ampliaciones su lección de Ética y Teoría del valor, Husserl modifica la doctrina de los actos no-objetivantes. Sobre dicha modificación, Montgová, asegura que Husserl desarrolló entre 1908 y 1914 una noción amplia de constitución como opción a la superación de la aporía a la que hemos referido hace un momento. Esta forma de constitución estaría orientada, según Montagová, por un cómo más que hacia un qué. El tipo de intencionalidad que caracteriza por tanto a las vivencias afectivas no es la unificación sintética de vivencias trascendentes, la cual, hace posible la objetivación, sino un afán dirigido hacia algo. Montagová (2011, p.257). Sobre este doble sentido de la intencionalidad como "conciencia de" y como "afán" véase Melle (1996, p. 113).
6 Husserl atravesó diferentes etapas en su reflexión en torno a la constitución de un sentido de racionalidad para la esfera axiológica, y para algunos autores Husserl fracasó en la fundamentación de una axiología objetiva u axiología material "Por un lado Husserl habla de una objetividad de orden superior (Husserl, 1988, p. 340) y por otro lado él rechaza que el valor sea un correlato objetivo. Por un lado, hay una cierta similitud entre la percepción de valor y la percepción externa. Por otro lado, el acto de valorar no es la posición de un objeto. Entonces, la descripción fenomenológica del valor se concluye al afirmar que se trata de un correlato cualquiera, de un etwas que se relaciona con el ser o el no-ser pero que pertenece a otra dimensión. No es nada que exista… Es algo que se sobreañade al objeto intencional (Husserl, 1988, p. 340). Tenemos una prueba de este fracaso en la incapacidad de Husserl para proponer la axiología material que él quería construir" (Pommier, 2016, p. 120). Como trataré de mostrar a continuación, no hay tal "fracaso", como sugiere Pommier, sino el desarrollo consecuente de la misma idea que no contradice los resultados de la axiología formal inicial (Melle, 2007). El problema que señala Pommier, en realidad debe a una confusión, por lo demás habitual, entre constitución y objetivación. En sentido estricto, como Melle señala con precisión "en todas las vivencias intencionales se constituyen objetos, pero sólo son objetivantes las vivencias en las que algo objetivo [Gegenständlich] viene a ser explícito para la captación [Erfassung]" Melle (1996, p. 121). Así, como veremos a continuación, los actos de valorar constituyen sus propios correlatos, pero no los objetivan, es decir, no disponen de sus correlatos como objetos explícitos de una aprehensión. Sobre esta diferencia véase también Montagová (2011).
7 Se trata de manuscritos de investigación redactados entre Octubre y Noviembre de 1909, 1910, y el otoño de 1911 a los que se suman manuscritos de 1912, algunos de ellos son incluso contemporáneos de la redacción de las Ideas, (véase la introducción de Schuhmann en Husserl [1951/2014]). Recordemos, por otro lado, que la primera redacción de Ideas II (publicado de forma póstuma en 1952 de acuerdo con la última versión de Landgrebe, de 1924) donde aparece también el tema de la valicepción y su relación con la vida afectiva, data de 1912. Un comentario detallado de estos manuscritos se encuentra en Melle, 2012.
8 "ich habe nicht bloss die Wahrnehmung des Objekts, sondern auch die "Wertung", sofern ich Wertapperzeption vollziehe" (Husserl, A VI 12 II, p. 95b).
9 "nicht Freude ist am blossen Sein des Objekts, sondern Freude am Sein des Wertobjekts" A VI 12 II/96b.
10 "Aufgrund der Billigung erwächst das sachliche Predikat wert" A VI 24/7a.
11 Das vernunftige Subjekt „erfährt" nicht den Wert, sondern „entscheidet" sich für ihn. Oder auch: ich bin nicht bloß affiziert und „folge" der momentanen oder gewohnheitsmäßigen „Neinung", sondern ich betätige mich als „freies" Subjekt", Ms. A VI 30, 91 a.
12 Ya desde 1917 Husserl trabajaba en lo que años después de forma explícita llamará método fenomenológico "genético", el cual tendrá como resultado una apreciación dinámica de la intencionalidad, en cierta medida diferente del modelo mereológico-formal de análisis intencional de acuerdo con sus relaciones de fundación, el llamado "método estático". Sobre el lugar de los análisis genéticos en el desarrollo de la filosofía madura de Husserl véase Welton (2003, p. 255-288).
13 Véase por ejemplo, el paralelismo de los análisis sobre la pasividad en la esfera de los actos objetivantes con respecto a la esfera del sentimiento en Husserl (1951/2014, p. 3-9).
14 Ms. A VI 30, 12b "So ist auch ein Werten, ein Schönwerten, an einer Sache Gefallen haben, nicht nur ein momentaner Akt, sondern eine bleibende Gesinnung"
15 Sobre el lugar de los análisis genéticos en el desarrollo de la filosofía madura de Husserl véase Welton (2003, p. 255-288).
16 En los artículos sobre renovación, publicados en la revista Kaizo, Husserl, con la impronta de una decidida influencia de Fichte (Donohoe, 2003, p. 163) insiste en la idea de la ética como desarrollo individual y la posibilidad de una renovación racional de la cultura, en sentido moral, como tarea de la filosofía (Husserl, 1951/2014, p. 2- 124).
17 Véase también, Husserl (1951/2014, p. 4-14).
18 Una descripción genética de la percepción de la taza de café puede encontrarse en el lúcido ejemplo de Janet Donohoe (2016, p. 25 ss).
19 Véase la descripción, por cierto, con el mismo ejemplo del café, de Steven Crowell (2013, p. 38 ss)