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Eureka (Asunción) en Línea
versão On-line ISSN 2220-9026
Eureka vol.9 no.1 Assuncion 2012
Articulos
Las Representaciones Corporales: una Propuesta de Estudio desde una Perspectiva Compleja
"Body Representations: a Study Proposal from a Complex Perspectives"
Frances Torres-Oquendo1 ; José Toro-Alfonso2
CDID "Centro de Documentación, Investigación y Difusión de la Carrera de Psicología"
3 Universidad Católica "Ntra. Sra. De la Asunción"
Resumen
La imagen corporal es un concepto psicológico que se refiere a la forma o percepción que las personas tienen de su propio cuerpo. Este tema ha sido trabajado desde la perspectiva neuropsicológica, la psicología cognitiva y el construccionismo social. El objetivo principal de este artículo teórico es discutir el concepto de imagen corporal desde una perspectiva compleja. Específicamente, se abordarán las concepciones de la imagen corporal y el esquema corporal como representaciones corporales que no pueden verse separadas como objetos de estudio. Desde la aplicación de la perspectiva histórico-cultural se evidencia que relaciones entre nuestro cuerpo y nuestro cerebro y lo social, no deben trabajarse de forma fragmentada.
Palabras-clave: Imagen corporal, Neurospicología, Cognición, Construccionismo social, Perspectiva histórico-cultural.
Abstract
Body image is a psychological concept that refers to people"s perception of their own body. This topic has been discussed from neuropsychological perspective, cognitive psychology and social constructionism. The aim of this article is to discuss the concept of body image from a complex perspective. Specifically, we addressed the concepts of body image and body schema as body representations that can"t be separated as objects of study. Since the implementation of the culturalhistorical perspective, it"s evident that relations between body, brain and the social aspect must not be discussed in a fragmented way.
Keywords: Body image, Neuropsychology, Cognition, social constructivism, cultural-historical perspective.
Introducción
El cuerpo ha sido fuente de múltiples acercamientos y debates a través de toda la historia del conocimiento. Uno de los debates filosóficos más antiguos es el debate mentecuerpo. Muchos de los pensadores occidentales entienden que existe una separación filosófica entre la sustancia de la mente y la sustancia del cuerpo (Grosz, 1994). Uno de los pensadores más destacados en este aspecto es Descartes (2005) quien hace referencia a dos tipos de sustancia: la material y la mental. La primera se refiere a los objetos y fenómenos materiales, mientras que la segunda se refiere a otros fenómenos como el pensamiento.
Stansky (2010) establece que el dilema más significativo de este dualismo cartesiano es su inhabilidad para explicar cómo la mente y el cuerpo coinciden, tienen una relación interactiva o se comunican. Este tipo de pensamiento ha llegado a nuestros días y se encuentra impregnado en muchos de los discursos sociales con los cuales nos relacionamos. Es por esta razón que muchos de los fenómenos que estudiamos desde la psicología se ven fragmentados, de forma que se hace muy difícil entender la complejidad de los mismos. El objetivo principal de este artículo es discutir el concepto de imagen corporal desde una perspectiva compleja trabajandolo desde la neurospsicología, la percepción y la construcción social del cuerpo.
Distinción entre esquema corporal e imagen corporal
La literatura científica presenta inconsistencia entre la forma en que el esquema corporal y la imagen corporal son definidos. El término más antiguo es el de esquema corporal. El mismo tuvo orígenes a principios del siglo XX. La primera persona en hablar de esquema corporal fue Bonnier (1905) citado en Sassano (2003) quien lo definió como una figuración topográfica de la corporalidad. Según Gallego (2009), este autor es considerado como uno de los primeros neurólogos en referirse a sujetos que sentían que todo su cuerpo había desaparecido, lo que llamó"schematía". No obstante, el término comenzó a utilizarse por Head (1911) citado en Money (s.f). Head hacía referencia al fenómeno de las lesiones cerebrales y de la neuropatología periférica que podía alterar la representación o el esquema del propio cuerpo y de las funciones corporales en el cerebro. Estas alteraciones en el cerebro, a su vez, podrían alterar el reconocimiento del propio cuerpo y la localización y función de sus partes y regiones (Money, s.f.).
Por otro lado, el concepto de imagen corporal recoge todas las ideas y actitudes de las personas con respecto a su cuerpo. Este hace referencia al cúmulo de actitudes y sentimientos que se producen en la memoria de cada sujeto respecto su cuerpo (Gallego, 2009). Una de las primeras definiciones del concepto de imagen corporal es la de Schilder (1983) quien establece que la imagen corporal es la representación de nuestro propio cuerpo que formamos en nuestra mente, es decir, cómo nos parece nuestro cuerpo.
Ambos conceptos son producto de la evolución del conocimiento acerca del tema y para muchos/as suelen parecer sinónimos. Si tratamos de establecer una relación lógica entre ambos conceptos encontramos que ambos pueden ser unidos en tanto tratan la forma en que representamos mental y cognitivamente nuestro cuerpo y el cuerpo de las demás personas. Es por esto que en este trabajo haremos referencia al concepto de representación corporal.
Las representaciones corporales desde la biopsicología
Una de las áreas con las que más se ha asociado el estudio de las representaciones corporales es la biopsicología. En este campo podemos identificar distintos modelos explicativos de las representaciones corporales. Una de estas taxonomías es la diádica, que establece una distinción entre la imagen corporal y el esquema corporal (Paillard, 1999). El esquema corporal consiste en las representaciones sensorimotrices del cuerpo que guían las acciones. Por otro lado, la imagen corporal agrupa todas las otras representaciones del cuerpo que no son utilizadas para la acción, como por ejemplo las preceptúales, conceptuales y emocionales.
La taxonomía triádica por su parte retiene la concepción de esquema corporal de la taxonomía diádica. No obstante, rechaza la noción de la imagen corporal debido a su heterogeneidad. Consecuentemente, la imagen corporal se divide en dos tipos de representaciones: la descripción estructural del cuerpo (mapa viso-espacial del cuerpo) y semántica corporal que es principalmente conceptual y linguística (Schwoebel & Coslett, 2005).
Otro modelo explicativo es el expuesto por Felician y colegas (2003) en el cual distinguen la diferencia entre los procesos implicados en la representación del cuerpo propio y el cuerpo de otros/as. Las representaciones del cuerpo de otras personas implican el procesamiento de representaciones viso-espaciales corporales específicas. Según Felician et.al (2003) existe un módulo específico dedicado al procesamiento del cuerpo "real" de otras personas. Por otro lado, las percepciones del cuerpo propio implican el procesamiento de información somatosensorial.
Las taxonomías neuropsicológicas no proveen una explicación exhaustiva sobre las distorsiones corporales. Como hemos visto, gran parte de estos modelos explicativos hacen alusión a la relación existente entre las representaciones corporales y la corteza somatosensorial.
Corteza Cerebral
La formación de las representaciones corporales radica en diferentes partes de la corteza cerebral. Estructuras como la corteza somatosensorial, el lóbulo parietal posterior y la corteza insular juegan un papel muy importante en este tipo de representaciones (Melzack, 1990). Vanderhaeghen y compañeros/as (2000) establecen que por ejemplo la corteza somatosensorial primaria consiste de un mapa de la superficie corporal. Este, junto al sistema visual, ha servido como modelo para investigar el procesamiento de información proveniente de distintos estímulos, así como algunos principios generales de la organización funcional del cerebro y de las representaciones del cuerpo (Romo, et al., 2002). Por ejemplo, Longo, Azañón y Haggard (2010) establecen que existe una gran cantidad de investigaciones acerca de los mecanismos de somatosensación relacionadas a las representaciones del cuerpo. Sin embargo, recalcan que se conoce mucho menos acerca de cómo el cerebro va más allá de la somatosensación para construir niveles superiores de acercamiento al cuerpo y a los objetos en contacto con el cuerpo, como lo es la somatopercepción y el conocimiento abstracto, las creencias y las actitudes acerca del cuerpo.
Asimismo, se han realizado investigaciones acerca de las implicaciones de otras variables en el procesamiento de información somatosensorial sobre las representaciones corporales. Iguchia, Hoshia, Tanosakia, Tairab y Hashimotoc (2005). encontraron que la atención es una variable mediadora en la activación del sistema somatosensorial en el realce de información relevante o la supresión de información irrelevante de forma selectiva. Por su parte, Chen y Jackson (2004) hallaron que el juicio y la memoria son asociados con la imagen corporal cuando se comparan un grupo de jóvenes adultos estadounidenses y un grupo de jóvenes adultos chinos.
Existe una distinción clara en la literatura sobre el procesamiento de información facial y el procesamiento de información corporal. Por ejemplo, Haxby, Hoffman y Gobbini (2002) establecen que la percepción de los rostros implica la activación de un sistema compuesto del giro occipital inferior, el giro fusiforme lateral y el surco temporal superior. De igual manera, Friederich y su equipo (2007) concluyeron que existía una relación entre la corteza prefrontal dorsolateral, el lóbulo parietal inferir, el giro fusiforme lateral y el cuerpo extraestriado para el procesamiento de la forma del cuerpo. Además, observaron una activación de la red neuronal relacionada al miedo, que incluye la amígdala, el cingulado anterior, la corteza prefrontal rostral y la corteza prefrontal inferior lateral.
Otras investigaciones han sido realizadas para comparar las estructuras cerebrales que son activadas durante el procesamiento de información semántica y de acciones relacionadas al cuerpo. Rueschemeyera, Pfeiffer y Bekkering (2010) en dos estudios concluyeron que los rasgos de acciones contribuyen al significado semántico que se tiene del cuerpo. Encontraron que regiones corticales relacionadas al procesamiento de información sobre el cuerpo (como el giro occipital central y el giro temporal central, entre otros) se activaban cuando la persona lee la frase"Body Words", vs. la frase"World Words". Los investigadores establecen que existe una relación muy importante entre el procesamiento del lenguaje y las representaciones del cuerpo.
Como hemos observado, existe una gran cantidad de investigaciones empíricas acerca de las estructuras cerebrales implicadas en el procesamiento directo o indirecto de información acerca de las representaciones corporales. A pesar de que estas estructuras no pueden ser separadas ya que como observamos están muy imbricadas unas con otras, los/as investigadores las presentan un tanto segmentadas. Es cierto que no podemos investigar todas y cada una de las estructuras relacionadas al cuerpo en un mismo estudio, pero entendemos que todo este proceso debe observarse como un todo y tomar en consideración aquellos aspectos cognitivos relacionados. Para esto haremos alusión a la perspectiva neuropsicológica propuesta por Alexander Luria.
Las representaciones corporales desde la perspectiva histórico-cultural
La perspectiva histórico-cultural es un modelo que explica la conciencia como producto de los procesos sociales. Vygotski (1930) sostiene que dado a que la conciencia es producto del intercambio social de las personas, la misma puede ser explicada a partir de la complejidad de las dinámicas sociales y por esta razón propone el método genético-experimental. Explica, Rodríguez- Arocho (1999) que el método genético experimental"hacía hincapié en que los procesos mentales humanos sólo pueden ser entendidos y explicados considerando cómo, y en qué momento del desarrollo se presentan. Este método otorga un lugar central tanto a la historia individual como a la historia cultural" (p. 14).
Alexander Luria deseaba realizar un acercamiento a la neuropsicología desde la perspectiva histórico-cultural ya que entendía que esta perspectiva brindaba la oportunidad de explicar los procesos mentales y el cerebro tomando en consideración aspectos que la psicología tradicional no consideraba. Uno de estos aspectos era el hecho de que la psicología tradicional no examinaba los procesos mentales desde su origen social e histórico, ni consideraba la influencia directa de las prácticas básicas de la actividad humana y las formas de la cultura en las manifestaciones de la conducta (Luria, 1976).
Luria (1978b), entendía que la neuropsicología era una ciencia que estudiaba la organización del cerebro sobre los procesos psíquicos humanos, mas que buscar una localización directa de los procesos psíquicos en la corteza cerebral. En este sentido concibió al cerebro como una unidad funcional por lo que exponía que el estudio del cerebro no se podía reducir a meramente examinar los elementos del mismo, sino que hay que mirar las unidades funcionales (Luria, 1978a). Es por esto que Luria hace énfasis en la noción de actividad funcional más que en la noción de estructura. Para lograr un acercamiento más completo a la explicación de esta actividad funcional, Luria establece las tres unidades funcionales que presentaré a continuación.
Tres unidades funcionales y las representaciones corporales
Luria (1978a) establece que el cerebro trabaja como un conglomerado de tres bloques o sistemas funcionales. La primera unidad funcional, se ubica principalmente en el tallo cerebral, las estructuras subcorticales como la formación reticular ascendente y descendente y sus conexiones con la corteza y el sistema límbico. Esta unidad regula el tono y la vigilia (Luria, 1978a).
La segunda unidad funcional presentada por Luria (1978a) tiene la función de recibir, analizar y almacenar información. Para esto, Luria distinguió entre dos formas básicas de actividad integrativa en la corteza cerebral: procesamiento simultáneo y procesamiento sucesivo. Luria (1978a) establece que esta unidad se localiza en el lóbulo parietal, lóbulo temporal y lóbulo occipital.
Por otro lado, la tercera unidad funcional identificada por Luria (1978a) es la encargada de programar, regular y verificar la actividad mental. Esta unidad permite, además, crear intenciones, formar planes y programas de acción. Esta unidad se encuentra asociada a las estructuras más recientes evolutivamente como es el lóbulo frontal (Peña & Pérez, 1985).
A pesar de que cualquier unidad mencionada debe ser entendida como parte de un sistema funcional en su totalidad, cada una de ellas se ocupa de la función y el procesamiento de una serie de tareas específicas (Álvarez, 2006). Cualquier actividad implicada en alguna de estas unidades se lleva a cabo por medio de la interacción de las tres unidades funcionales presentadas por Luria, y no como funciones aisladas y estrictamente localizables. Tal y como establece Luria (1978a), el cerebro trabaja como un todo organizado y cualquier actividad psíquica es dinámica y compleja.
El sistema funcional establecido por Luria, permite realizar un nuevo acercamiento a nuestro objeto de estudio, las representaciones corporales. Esto queda evidenciado cuando Leontiev, Luria y Tieplov (1987) citados en Febles (2003), establecen que"la psique es una función, una propiedad del hombre como ser corporal, material, que goza de determinada organización física, de un cerebro" (p. 271).
Como observamos en algunas investigaciones de las representaciones corporales desde la biopsicología, las mismas se ven fragmentadas. Se nos presenta por un lado la forma en que se representa el cuerpo, por otro la forma en que se representa el rostro, por otro si la representación en cuestión es de nuestro propio cuerpo o del cuerpo de otra persona. Cierto es que las relaciones entre nuestro cuerpo y nuestro cerebro no son aisladas unas de las otras. Además, el trabajo de Luria hace evidente la necesidad de conocer los aspectos sociales que se encuentran enmarcando el concepto de las representaciones corporales.
Construcción social de las representaciones corporales
Además de los aspectos fisiológicos y cognitivos, el cuerpo nos remite a una dimensión histórica a travesada por las ideologías y por diferentes concepciones elaboradas acerca de él a lo largo del tiempo (Reisfeld, 2004). El cuerpo va más allá de su realidad fisiológica de forma que también se encuentra imbricado en una cultura y, por lo tanto, relacionado al ámbito de lo psicológico.
Es por esto que se hace ineludible acercarnos al cuerpo desde la perspectiva del construccionismo social.
El construccionismo social busca explicar cómo las personas describen, explican y viven su realidad tomando como base la diversidad humana y la multiplicidad de posiciones que el/la sujeto asume en distintos momentos de su vida (Berger & Luckmann, 1986). El cuerpo no queda fuera de esta multiplicidad de posiciones. En las culturas occidentales, el cuerpo es una representación social de los dictámenes aprendidos y procesados, trasciende los aspectos biológicos y es moldeado por los procesos culturales inherentes a las experiencias de las personas (Toro-Alfonso, 2007). Entre estas experiencias culturales y sociales se encuentran el género, los ideales corporales y una multiplicidad de aspectos políticos.
Género y el cuerpo
El concepto de género denota rechazo al determinismo biológico implícito en el empleo de términos tales como "sexo" o "diferencia sexual" (Torres, 2008). Además, el género resalta aspectos relacionales de las definiciones normativas de la feminidad y de la masculinidad. Estas diferencias normativas son vistas a través del cuerpo.
El cuerpo, que forma parte fundamental de nuestro imaginario y configura nuestra identidad, asume una forma de acuerdo al género. Asimismo, este imaginario personal sobre el cuerpo se enraíza en un imaginario social, construido a partir de la definición de cuerpos masculinos o femeninos. Es por esto que Cruz (2006) hace referencia a una"novela corporal" que es configurada de acuerdo a la forma en que cada persona enfrenta y elabora los cambios de la realidad corporal, y es elaborada a la vez que se está construyendo un cuerpo masculino o femenino a través de los actos performativos que reproducen su condición de género.
El género es considerado por Butler (1990), como un acto constante en la actividad de el/la sujeto que va acorde con lo que se espera de él o ella. En este sentido, el género es producido socialmente y es significado desde el mismo lenguaje utilizado por el/la sujeto. Esta producción es vista a través de los ideales corporales existentes en nuestra sociedad.
Ideales corporales
Otra de las dimensiones importantes al trabajar el tema de las representaciones corporales, son los aspectos relacionados a la apariencia física, la atracción y la belleza (Rosario, 2006). Estos tres aspectos son estrechamente desenlazados en los ideales corporales tradicionales. Pastor y Bonilla (2000) expresan que la imagen del cuerpo fomentada por el discurso moderno y tecnológico, la cultura de los medios de comunicación y el consumo, no sólo produce una imagen fragmentada de las personas, sino también introduce una lectura genérica de los cuerpos al establecer una diferencia entre valores instrumentales y valores de atractivo, ligados al referente corporal que distingue a varones y mujeres. Es decir, establece una diferencia categórica en lo que tiene importancia en términos de funcionalidad y lo que tiene importancia en niveles estéticos.
El ideal estético de la mujer contiene tres ingredientes básicos: juventud, delgadez y belleza. Según Pastor (2004), esta combinación revela no sólo el rechazo al cuerpo en transformación y el empeño por borrar las marcas del tiempo que se significan como signos de fealdad, de falta de control y de éxito social, sino también una tendencia uniformadora que trata de hacer desaparecer la individualidad diferenciadora bajo el imperio de un patrón uniforme y rígido de desarrollo. La rigidez y uniformidad de las diferencias básicas en los modelos ideales del atractivo en varones y mujeres se cifra en valores asimétricos como lo son fortaleza y potencia frente a juventud y belleza (Pastor, 2004).
A pesar de que gran cantidad de literatura acerca del tema de la imagen corporal se focaliza en mujeres, la importancia del tema para los hombres ha quedado evidenciada en distintos trabajos. En el caso de los hombres, la preocupación por la imagen corporal se asocia a un deseo de ganar peso a través de masa muscular. Toro-Alfonso, Nieves-Lugo y Borrero-Bracero (2010) establecen que trastornos alimentarios como es la anorexia nervosa, son problemas creciente en hombres. No obstante, este tipo de problemas relacionados a la imagen corporal muchas veces no es abordado debido a la estigmatización y la asociación del cuerpo con asuntos emocionales y subjetivos que son por naturaleza asociados a la feminidad.
Conclusión
Implicaciones para la psicología y la saludl
El cuerpo está sometido a interacciones constantes con el ambiente, ya sea por medio de nuestros procesos biológicos de supervivencia, así como a transformaciones como por ejemplo, cambios en su estructura, voluntarios o involuntarios. Estas interacciones y transformaciones hacen necesaria la (re)visión del cuerpo y sus representaciones como un todo complejo. Se hace imprescindible observar al cuerpo no sólo como mediador en los procesos cognoscitivos, sino también como objeto de estudio. Es importante tomar en consideración esos puntos al momento de realizar intervenciones, investigaciones y explicaciones de toda nuestra relación con el ambiente donde el cuerpo es implicado.
En cuanto a las intervenciones, se puede realizar lo que Febles (2003) presenta como terapia corporal. Esta implica una serie de procedimientos en que se realiza la comunicación y la actividad conjunta orientador/a-sujeto/a teniendo como mediador los lenguajes del cuerpo como un todo, convirtiéndose éste en un portador potencial de los cambios que pueden producirse por el/la sujeto en la recepción, interiorización, procesamiento, elaboración y expresión de lo vivenciado. De esta forma se toma en consideración la complejidad de las representaciones corporales en los procesos terapéuticos acerca de una gran variedad de síntomas y/o problemáticas psicológicas y de salud física.
Otro asunto importante es que a través de este acercamiento se le da un rol activo al sujeto. Ya la persona no sólo recibe de manera pasiva los estímulos ambientales, sino que toma el papel de autogestor/a en la forma en que construye su concepción del cuerpo. Es necesario, aclarar que el sujeto no se torna responsable de sus representaciones corporales. Ciertamente, todos nuestros procesos cognoscitivos tienen una base natural, en este caso neuropsicológica, que se enmarca en la complejidad en un contexto social, histórico y cultural.
Por otro lado, son muy pocas las investigaciones realizadas acerca de la influencia de los procesos superiores, como la atención y la memoria, y de otras variables como las emociones y el contexto social en la cómo formamos las representaciones corporales. Es por esto que se hace imprescindible realizarlas desde la totalidad del cuerpo, las causas y organizadores de dichas representaciones, sin dejar de mirar aquellos factores estructurales, cerebrales, neuropsicológicos, sociales, culturales, emocionales, históricos y otros que influyen en la formación de dichas representaciones. De igual modo, es importante observarlas como entes dinámicos y cambiantes.
Para que todo esto sea posible, entendemos que es importante lograr educarnos y abrirnos a distintas posibilidades. En este sentido, es importante tomar en consideración la complejidad de la situación social de cada persona. El cuerpo, como muchos otros objetos de estudio de la psicología presenta un campo de estudio interdisciplinario. Así se va más allá de la disciplina y permite que diferentes disciplinas como la psicología, la medición, la psiquiatría, la terapia física, la rehabilitación, entre otras profesiones trabajen en conjunto desde su área de peritaje y lleguen a explicaciones y acercamientos holísticos de la situación de la persona. De esta forma, podemos comenzar a superar la ruptura observada en la investigación científica actual acerca de las representaciones corporales y a retar el paradigma dicótomo de mente-cuerpo.
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Recibido: Marzo de 2012
Aceptado: Junio de 2012
1Correspondencia puede ser remitida a frances.torres@gmail.com Dra. Frances Torres-Oquendo. Universidad de Puerto Rico. San Juan – Puerto Rico.
2Correspondencia puede ser remitida a jtoro@uprrp.edu José Toro-Alfonso, PhD. Universidad de Puerto Rico. San Juan – Puerto Rico.
3Correspondencia remitir a: revistacientíficaeureka@gmail.com Centro de Documentación Investigación y Difusión de la Carrera de Psicología", FFCH-Universidad Católica de Asunción-Paraguay