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Revista de Psicología Universidad de Antioquia

versão On-line ISSN 2145-4892

rev. psicol. univ. antioquia vol.4 no.1 Medelin jun. 2012

 

ARTÍCULOS DE INVESTIGACIÓN

 

La experiencia de la procreación en adolescentes varones de la ciudad de Medellín

 

The Experience of Procreation in Medellin City's Male Teenagers1

 

 

Juan Diego Escobar Salazar2

 

Psicólogo U. de A, Especialista en Estudios sobre Juventud, Magister en Salud Colectiva. Docente del Departamento de Psicología (U. de A.).

 

 


Resumen

En este artículo se presentan los resultados de una investigación sobre la experiencia de la procreación en adolescentes. El objetivo de este estudio fue describir cómo adolescentes varones de la ciudad de Medellín (Colombia) viven el embarazo de su compañera. Se buscaba comprender cómo el embarazo de la compañera influye en la vida familiar y de pareja, y cuáles son sus implicaciones para el desarrollo de la vida presente y futura de estos adolescentes varones. La muestra estuvo compuesta de 16 adolescentes varones. Se uso una metodología de investigación cualitativa siendo la entrevista abierta la técnica elegida para la recolección de la información.

Palabras Clave: Adolescencia, Embarazo en Adolescencia, Salud Sexual y Reproductiva, Identidad de Género.


Abstract

This article presents the research results of a study about the experience of teenage parenthood. The study describes how Medellín City's male teenagers experienced the pregnancy of their partners. The Study sought to understand how pregnancy affects the couple's relationship, and their family life. It also wanted to understand what are the implications of pregnancy for these young men and the present and future consequences on their lives. The sample consisted of 16 adolescent boys. It used a qualitative research methodology being the open interview technique the chosen instrument for collecting the data.

Key Words: Adolescence, Pregnancy in Adolescence, Sexual and Reproductive Health, Gender Identity.


 

 

INTRODUCCIÓN

En las últimas décadas el fenómeno del embarazo en la adolescencia se ha convertido en un problema importante para la salud pública. En la amplia literatura académica e institucional están demostradas estadística y socio-demográficamente las fuertes repercusiones negativas que tiene sobre la salud sexual y reproductiva de los adolescentes, sobre su calidad de vida y, sobre la dinámica social y el desarrollo económico. La mayoría de los estudios existentes sobre el tema han observado tanto los aspectos biológicos, psicológicos y socio-culturales del fenómeno en la población de adolescentes femeninas, descuidando los mismos aspectos en los adolescentes varones involucrados en dicha experiencia. Sin embargo, se viene reconociendo que esta situación afecta distintamente a los jóvenes según el sexo y las condiciones del contexto que los rodea. De ahí que sea importante indagar y profundizar sobre la manera como los adolescentes varones enfrentan la experiencia de la procreación en nuestro contexto. La pertinencia de este estudio se apoya también en la imperante necesidad de hacer más visibles las particularidades del desarrollo de la identidad individual y colectiva, así como de la vida sexual y reproductiva de los adolescentes varones.

 

1. Planteamiento del problema

El interés por asuntos relacionados con la sexualidad de los adolescentes varones, (y en particular en el proceso del embarazo) y de sus efectos iniciales en el desarrollo de su identidad sexual y de género (o de la masculinidad) en la adolescencia, ha venido creciendo en los últimos cinco años, tanto en Colombia como en Latinoamérica. Si bien falta camino por recorrer, al menos existen las fundamentaciones teóricas y aplicadas para continuar desarrollando conocimiento sobre la salud de los adolescentes varones. Es así como desde la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo Realizada en 1994 en el Cairo, se señala que

 

Los hombres juegan un papel importante en lograr la igualdad de género, ya que en la mayoría de las sociedades ejercen un poder preponderante en casi todos los aspectos de la vida, desde las decisiones en cuanto al tamaño de la familia, hasta todos los niveles de las decisiones políticas y programáticas (Korin, 2001, p. 67).

 

Para esto, El Programa de Acción, establecido por dicha conferencia, reconoce que la importancia del papel que deben asumir los hombres radica en que participen e intervengan por igual en la vida productiva como en la reproductiva, incluida la división del trabajo y las responsabilidades frente a la crianza de los hijos y el mantenimiento del hogar. Sin embargo, debe reconocerse que los hombres tienen necesidades particulares con relación a su salud reproductiva, independientemente de la carga que tienen sobre la salud de las mujeres, siendo merecedores de atención, sin que entren en competencia con la atención de ellas. Uno de los campos sugerentes para su estudio es el relacionado con la experiencia de la procreación, la cual, vista desde el enfoque psicosocial, puede contribuir a la comprensión de las perspectivas de vida de los adolescentes varones y de sus concepciones sobre la vida sexual, sus responsabilidades e implicaciones presentes y futuras. Rebecka Lundgren (2000), anota que en los estudios con adolescentes varones existe una notable falta de conocimiento sobre el significado y la importancia de la actividad sexual en su dimensión emocional.

Estudios recientes sobre adolescentes varones en Latinoamérica sugieren la necesidad de que las nuevas investigaciones realicen

 

Un análisis más atento y concienzudo de cómo se educan los muchachos adolescentes, qué necesitan para desarrollarse de una forma sana, qué pueden hacer los sistemas sanitarios para ayudarles de formas más eficaces, y cómo podemos animar a los muchachos a fomentar una mayor igualdad de género para con las muchachas (Baker, 2000, p. 7).

 

Así, este estudio pretende aportar conocimientos sobre la experiencia procreativa como evento importante, tanto individual como colectivamente respecto de la salud sexual y reproductiva, remitiéndose a la perspectiva misma de los adolescentes varones y teniendo en cuenta las posibles implicaciones para su vida presente y futura.

 

2. Metodología

Esta investigación se realizó bajo la modalidad del enfoque cualitativo, por cuanto lo que se pretendió con ella fue la producción de nuevos conocimientos, acerca del significado que construyen los adolescentes varones de la experiencia de la procreación durante el proceso de gestación que vive su compañera. La importancia de abordar este estudio desde esta perspectiva metodológica, se basa en el valor asignado a los datos derivados de la descripción contextualizada de la realidad social, aportada por los actores tal y como es vivida y narrada por ellos mismos en condiciones de tiempo y espacio específicos. Metodológicamente, se apoyó en los presupuestos de la teoría fundada como una propuesta que permite construir teoría cualitativa (Sandoval, 1996), por medio de una racionalidad generada a través del interjuego con los datos sistemáticamente capturados y recolectados, con la cual se fundamentó teóricamente la construcción de las realidades sociales objeto de este estudio (Sandoval, 1996).

El soporte está en la idea de que, en el más amplio sentido, la investigación cualitativa se refiere a ''la investigación que produce datos descriptivos a partir de las propias palabras habladas o escritas por las personas y la conducta observable'' (Taylor, 1996, p. 105). En este sentido, este estudio se apoya en esta modalidad metodológica para construir categorías de estudio que surjan del discurso de los adolescentes varones.

Estadísticas sobre la participación de los varones adolescentes en el proceso del embarazo no existen, se recurrió a utilizar porteros en entidades públicas como Unidades de Salud, inspecciones, comisarías de familia, entre otras, para iniciar los contactos con los adolescentes. El criterio de inclusión sería los adolescentes entre 15 y 19 años que estuviesen acompañando el proceso de embarazo de su compañera. Así, la selección de los participantes se hizo por medio de la técnica Bola de Nieve. En ella se contactaron más de 30 adolescentes y se entrevistaron a 18 que aceptaron participar del estudio. Para esto, se han tenido en cuenta principios éticos básicos planteados por el informe Belmont (Duque et al., 2003), y la resolución 8430/93 del M.S.P., sobre las normas científicas, técnicas y administrativas para la investigación en salud (Duque et al., 2003) y el código ético del psicólogo. Respecto al análisis de los datos se optó por la técnica de Corbin & Strauss de la teoría fundada para agrupar y codificar la información recopilada.

Como técnica de generación de información, se recurrió a la entrevista en profundidad. Con ella se pretendió configurar los escenarios de interacción entre el investigador y los adolescentes participantes, en la medida en que se consideró que con esta técnica se accedía a información que no se podía obtener de otro modo, con la cual se buscó esclarecer la experiencia subjetiva de los adolescentes varones.

 

3. Resultados

Cuando se enfrentaron a la experiencia de la procreación, los adolescentes que participaron en esta investigación, tenían una relación de noviazgo más o menos formal y constante. Ellos dijeron haber usado métodos de protección y anticoncepción, que fueron abandonando paulatinamente a medida que se afianzaba la relación, ganaban conocimiento mutuo y de acuerdo al ritmo que adquirieron las relaciones sexuales. Es decir, a medida que la pareja de adolescentes obtenía conocimiento sobre el ritmo propio de su actividad sexual y lograba prestar atención al ciclo reproductivo de la joven, se flexibilizaban las ideas de autocuidado con respecto al uso de los métodos de protección, en este caso, el uso del condón, que es el método más promovido y usado entre los jóvenes.Y ahí empezó todo, no perdíamos escape, yo salía... y nos cuidábamos, pero primero sí nos cuidábamos, pensábamos mucho en eso, qué miedo, que no, que nos cuidáramos, que el condoncito, que esto, que no, que sin condón no. Ya después del tiempo, ya después de tantas relaciones ya no pensábamos en el condón (Pedro entrevista3). Este relato, al igual que el de otros adolescentes entrevistados, deja entrever que las relaciones sexuales sostenidas por ellos, no se dirigían voluntaria y conscientemente a la procreación. Sin embargo, tampoco se tomaban las medidas de protección o control que ameritaba la situación. En este contexto, las relaciones sexuales pueden entenderse como una manifestación de los lazos afectivo-amorosos que une a la pareja, y el ''descuido'' con el uso de métodos anticonceptivos como una demostración de compromiso que involucra su erotismo y el disfrute de la intimidad, distantemente vinculado a la procreación.

En los casos de los chicos entrevistados, la procreación se inicia aparentemente como asunto del azar, pero en ningún caso como derivación de un encuentro sexual casual, aislado, esporádico o con alguien con quien no se tiene una relación afectiva y con quien no se ha decidido tener hijos. Así, aunque tener hijos no es una meta para ellos, cuando el adolescente varón se enfrenta a la posibilidad de un embarazo de su compañera, su vida cambia por completo. Por ser un asunto inesperado, no programado y que generalmente supera su capacidad de respuesta, el adolescente varón inicia una serie de acciones para enfrentar cada una de las situaciones que su nueva condición procreativa le presenta. Estas acciones están orientadas a la búsqueda de apoyo para él y su compañera embarazada, comunicar la noticia a las familias y ajustar su vida y sus roles de tal manera que pueda participar del desarrollo del embarazo y mantener contacto con su compañera y posteriormente con su hijo.

a. Confirmar la noticia: hacerle la prueba de embarazo a su compañera

Varias son las situaciones que llevan a sospechar a los chicos el inicio de un posible embarazo. En 3. Todos los nombres de los entrevistados son seudónimos. ocasiones las cosas inician con el anuncio de un ''retraso'' en la menstruación, otras con ''retrasos'' acompañados de pequeños malestares. En ambos casos, la salida consiste en confirmar las sospechas por medio de la realización de una prueba de embarazo. Regularmente eligen una prueba ''casera'' que les permite mantener en secreto el asunto. Ella me dijo que estaba muy maluca, que no le había venido el período, que estaba preocupada, pues a ella le tenía que llegar cierto día y ya estaba como atrasada ocho días. Entonces, yo le dije: si quiere nos hacemos una prueba (Federico, entrevista). Cuando la prueba sale positiva y confirma el embarazo, los adolescentes varones reaccionan con temor y ansiedad. Sentimientos que pueden interferir, por varios días en el desempeño de sus actividades cotidianas. Yo me quedé así en suspenso, pero ya con los días me fui alegrando, porque ese taponazo así de un momento a otro, era un taponazo. Yo no dije nada, yo la abracé a ella y le di un pico (Lucas, entrevista).

b. ¿Abortar? ¿Quién toma la decisión?

Ninguno de los entrevistados dijo haber optado por el aborto como forma de resolver la situación de embarazo de sus compañeras. Algunos comentaron que esta alternativa había aparecido dentro del panorama en los primeros días, después de haber confirmado el embarazo y reconocen que es un asunto que los llena de confusión y ansiedad. En algunos casos, la noticia del embarazo trascendió la pareja adolescente y otros personajes aparecieron en escena. Unas primas de ella que tienen hijos más grandes, me llamaron y me dijeron que les diera dizque una plata, para unas pastillas para abortar, pero yo no, yo dije que no. (Miguel, entrevista). Mi mamá lo único que decía era que abortara... Pero yo tenía miedo de abortar porque de pronto le pasaba algo a ella, porque ya llevaba como dos meses, (Álvaro, entrevista).

La participación de otras personas es un asunto problemático desde varios puntos de vista. El primero y más importante se refiere a la capacidad de tomar decisiones autónomas durante la adolescencia, asunto altamente discutido en la literatura pero insuficientemente explorado en el caso del aborto entre adolescentes. El segundo, al protagonismo y papel del varón en una decisión que se entiende y defiende como un derecho de las mujeres. Cuando abortar no constituye una opción para la pareja adolescente, el paso siguiente a la confirmación de la noticia es comunicar a sus respectivas familias lo que está sucediendo, con la intención de buscar los apoyos necesarios para salir adelante y sacar [el bebé] adelante (Federico, entrevista).

c. Contar o no contar, esa es la cuestión

Ahora, el asunto gira alrededor de buscar la manera de enterar a las familias. Responder a las preguntas del cómo y cuándo hacerlo ocupa bastantes horas de sueño de los adolescentes varones. Se trata de una situación inocultable y se hace fundamental contar a sus padres para no empeorar la situación. Contar se convierte en un paso clave para poder asumir su condición procreativa. Son los adolescentes varones los que parecen asumir esta tarea. Ellos consideran que de la actitud de los padres depende el rumbo de las cosas y la manera como tendrán que enfrentar la situación. La forma en que llevan a cabo los comentarios a sus familias va desde rodeos hasta aplazamientos y negaciones que pueden tomar semanas o varios meses. En ocasiones, la demora tiene que ver con que la pareja de adolescentes no logra ponerse de acuerdo sobre cuál es la forma y el momento adecuado para enfrentar a la familia. Dependiendo de la forma cómo reacciona la familia, cambian las relaciones, los comportamientos y las actitudes entre padres e hijos. Cuando la disposición del muchacho es acompañar emocionalmente a su compañera durante el embarazo, esta determinación se convierte en un asunto primordial para él.

Frente a la familia, los adolescentes varones enfrentan los primeros retos que les impone la condición procreativa. Respecto al apoyo y acompañamiento que los padres ofrecen a sus hijos varones, pueden avistarse dos aspectos que emergieron durante el análisis de los datos: el primero, referido a la vivencia de la procreación como experiencia que atañe a lo cotidiano, el segundo, con respecto a su condición moral y social. Cuando los adolescentes varones cuentan a la familia de su situación buscan apoyo, protección y acompañamiento. Las familias orientan sus respuestas a tratar de participar y hacerse cargo de la situación y ponerla bajo control, esto lleva a que las familias no sólo se involucren en la situación del chico sino también en la situación de la madre adolescente. Esta última situación se ve favorecida por las respuestas adversas de la familia de la chica, que en la mayoría de los casos la obliga a pasar un tiempo en casa de su compañero. En mi casa sí me apoyaron, a mi novia también; ellos al ver eso, al ver que la abuelita la echó y que la mamá no tenía forma con qué mantenerla, se la llevaron pa' la casa (Mateo, entrevista).

En muchas ocasiones, las críticas iniciales trascienden a manifestaciones de apoyo que son entendidas por los muchachos como de alegría y felicidad, en este marco prima la comprensión y la búsqueda de alternativas que permitan el control de la situación. En estos casos, la situación procreativa de los adolescentes varones parece menos un problema y se torna en una situación que se asume y se resuelve en familia.

 

4. Discusiones

Los datos obtenidos en esta investigación muestran algunas particularidades sobre la vida reproductiva de los adolescentes varones a partir de la experiencia procreativa, relacionadas con las formas en que viven sus relaciones de pareja y con las diferentes actitudes y comportamientos que despliegan para enfrentar su situación, y aun más, sobre la manera específica como ellos apoyan a su compañera embarazada.

a. La procreación y la salud sexual y reproductiva

La procreación tiende a relacionarse de manera mucho más significativa con el desarrollo psicosocial de su sexualidad, el cual estará fuertemente vinculado con la puesta en marcha de su identidad de género como varón, en el escenario que le provee el embarazo de su compañera. Así, se resignifica su identidad como hombre frente a sí mismo y frente a la sociedad, así como el reafianzamiento (o ruptura) del vínculo afectivo con su compañera embarazada y, además, ello lo obliga a negociar el apoyo de su familia, para garantizarse su participación en el proceso de gestación de su compañera.

b. Relación de pareja

La experiencia procreativa genera un gran impacto emocional y afectivo en la relación que sostiene con su compañera, lo que lleva a la reconfiguración del vínculo amoroso más allá de la actividad erótica y del amor romántico; además, esto influye en la conducta y la actitud frente al uso de anticonceptivos, lo que sin dudas fue determinante para la generación de su situación. Otros estudios realizados sobre la relación de pareja adolescente han evidenciado la importancia que tiene el vínculo amoroso y cómo éste tiene influencia en algunos de los cambios que se generan a partir del efecto que produce en el adolescente varón el inicio de la procreación. Así mismo, se destaca cómo la relación con los padres influye en la vida de la pareja. Entre tales estudios, están los realizados por Ana del Río, Elvia Vargas y Fernando Barrera (2004) sobre fuentes documentales acerca de las relaciones románticas entre adolescentes, en los que se sostiene

 

Se ha observado que los individuos que han crecido en familias en las que han experimentado y practicado la apertura a la comunicación, la reciprocidad, la sensibilidad hacia los sentimientos del otro y la preocupación por el bienestar de los demás, valoran la cercanía y la conectividad en las relaciones y tienen una mayor capacidad para establecer relaciones románticas (Del Río et al., 2004, p. 98).

 

Agregan además, que para el desarrollo de relaciones románticas positivas con sus compañeras es importante ''la percepción que tiene el adolescente de una relación positiva con sus padres, en la que se le acepta y se le brindan oportunidades para tomar decisiones autónomas'' (Del Río et al., 2004, p. 103). A pesar de esto, los adolescentes no manifestaron un marcado interés por el matrimonio o una relación conyugal; por un lado, saben que aún están bajo la tutela de sus padres y, por otro, porque no es un asunto buscado por la pareja. Así, vemos cómo el aspecto afectivo y emocional que caracteriza el vínculo amoroso de la pareja adolescente, se comporta como un riesgo en la actividad sexual, pero también se convierte en un aspecto que favorece la vivencia procreativa del muchacho; esto además se asocia al reforzamiento positivo de su autoconcepto en la construcción de su identidad masculina, que encaminan al adolescente a cumplir con los roles de compañero y de futuro padre.

c. La familia

La experiencia procreativa genera un gran impacto en la dinámica familiar del adolescente y determina en gran medida el tipo de participación en el proceso de gestación de su compañera, y en el mejoramiento de sus condiciones emocionales y sociales. La familia es el primer lugar al que recurren los adolescentes en búsqueda de apoyo y respaldo para enfrentar su situación. En el estudio realizado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe –CEPAL– (2004), se reconoce que las personas depositan una gran confianza en la familia. Es la primera institución a la que se recurre en situaciones difíciles o de crisis y constituye uno de los principales tópicos de conversación. Se ha afirmado que ''la familia conforma un espacio de acción en el que se definen las dimensiones más básicas de la seguridad humana: los procesos de reproducción material y de integración social de las personas'' (Arriagada 2001, p. 5). Durante el inicio de la experiencia procreativa, la familia es el escenario social primordial que garantiza la protección y supervivencia del chico, desempeñando el papel de proveedor que él aún no puede otorgar para la satisfacción de sus necesidades y de su compañera.

Además, la familia es un espacio en el que se movilizan gran parte de las representaciones sobre la masculinidad, relacionadas con la sexualidad y la reproducción.

 

Por una parte, es refugio y apoyo frente a las condiciones cambiantes que generan inseguridad en el mundo laboral (desempleo, bajos salarios); de la salud (drogadicción, enfermedad y muerte); de la educación (exclusión) y de la violencia (delictual)... Desde esa perspectiva, las familias son muy vulnerables frente a las crisis y simultáneamente se constituyen en la institución más socorrida de protección frente a ellas (Arriagada, 2001, p. 7).

 

Algunos estudios muestran cómo la interacción entre padres e hijos adolescentes ha venido cambiando. En el texto Salud Sexual y Desarrollo de adolescentes y jóvenes en las Américas, la Organización Panamericana de la Salud –OPS– (1998) reconoce que

 

En el contexto latinoamericano y del Caribe, es probable que la familia, incluyendo la familia extendida, sea el factor más importante en la salud y el desarrollo del adolescente. Las relaciones familiares pueden nutrir, apoyar y ayudar a los jóvenes, fijan límites y desafían ciertos supuestos y creencias prevalentes en una cultura (p. 18).

 

La experiencia procreativa fomenta el establecimiento de una red de apoyo simbólico sobre la identidad masculina del muchacho, ejercida a partir de las actitudes y comportamientos que asumen el padre, los hermanos, amigos y otros adultos (inclusive el suegro y los cuñados), con el respaldo de las mujeres, que le permite redimensionar sus posibilidades presentes y futuras para diseñar un plan de vida. El papel que juega el padre de los adolescentes como aliado y consejero ante los cambios que se dan en la familia, le ayudarán, entre otras cosas, a pensar los efectos que esto puede tener en su vida futura. Águeda Parra Jiménez y Oliva Delgado (2002), anotan que si bien los dos temas principales que chicos y chicas hablan con sus madres son las amistades o sus gustos e intereses, con el padre los temas de los que se habla con mayor frecuencia, son las normas de la familia y los planes de futuro.

d. Género y procreación

La condición de género está determinada por los modelos de educación y de crianza, acorde con los estereotipos culturalmente establecidos para la formulación de la identidad. Estos, además, determinan las formas en que los adolescentes varones vivencian su experiencia procreativa al interior de las relaciones sociales y orientan su identidad, de acuerdo con las expectativas de consolidación de una identidad constituida por ellos mismos, inherente a su condición de hombres. Los cuestionamientos hechos al modelo hegemónico de la participación del hombre en la sociedad, liderados por los movimientos teóricos y sociales de las mujeres, han puesto en evidencia que lo que ''está realmente en juego no es una hombría biológica, nuestro sexo, sino nuestras nociones de masculinidad históricamente precisas, socialmente construidas e incorporadas individualmente'' (Montesinos, 2002, p. 107).

La procreación es un proceso social relacionado con la construcción de la identidad de género del adolescente varón. La identidad del muchacho se potencializa desde la formación de las relaciones que se construyen al interior de la vida de pareja y de ésta al contexto familiar y social, y determina, entre otras cosas, el comportamiento sexual, las actitudes frente al uso de métodos anticonceptivos y las conductas de autocuidado y la concepción de las prácticas riesgosas como el aborto.

La vivencia de la experiencia procreativa aporta algunos elementos acerca de la importancia de la participación de los hombres en los procesos de salud sexual y reproductiva, los cuales en gran medida se han centrado en la discusión sobre el aporte de estos a la salud de las mujeres y de los hombres mismos. Tal y como se describe en este estudio, la participación del adolescente varón en el proceso de gestación de su compañera afecta la salud de ambos de manera individual y colectiva, así como la dinámica de relaciones de sus familias. Sin embargo, debe reconocerse que los hombres tienen necesidades particulares con relación a su salud reproductiva, independientemente de la carga que tienen sobre la salud de las mujeres, por tanto son merecedores de atención, sin que entren en competencia con la atención de las mujeres. Esto supone fomentar en los hombres nuevas formas de concebir su participación, de acuerdo a nuevas formas de ''ser y pensar en torno a lo masculino y lo femenino'' (De Schutter, 2000, p. 420), de manera equitativa y democrática.

e. ¿Y de la paternidad qué?

La procreación es un proceso social que se inicia con la participación del adolecente como progenitor (Muñoz, 1999) en el proceso de gestación de su compañera, en ella no hay una relación directa con el hijo, y la paternidad no se configura aún como una condición real y definitiva; ésta se da más bien como una idealización del futuro rol paterno, el cual va a ir modificándose durante el período del embarazo, de acuerdo a cómo se desarrollen las situaciones que le rodean. Es importante tener en cuenta lo que plantea Claudia Cruzat y Marcela Aracena (2006), quienes hacen referencia a esta situación como una paternidad condicionada, que consiste en la dependencia a la presencia o ausencia de ciertos factores externos e internos, que por lo tanto se asocia al contexto en el cual está inmerso el joven.

Esta condicionalidad genera el carácter dinámico de la significación de la paternidad, imprimiéndole el atributo de proceso, constituyéndola en etapas sucesivas. El estudio realizado por la OPS, denominada Hacerse Hombres, según dicen Aguirre y Guel (2002), hace referencia a la responsabilidad como el aspecto que orienta a los roles de los adolescentes varones frente al embarazo de su compañera. Durante la experiencia procreativa ésta se dirige básicamente a garantizarse a sí mismo y a su compañera la protección y las mejores condiciones para su proceso de gestación. Por otra parte, asumir las responsabilidades que como hombre derivan del embarazo de su compañera, permiten que oriente su comportamiento hacia la búsqueda del control de las situaciones que suceden durante el proceso de gestación.

 

Conclusiones

En el estudio de la experiencia procreativa como un evento de la salud sexual de los adolescentes varones, se destaca la importancia que tienen diferentes procesos sociales para la configuración de esta situación para el muchacho, entre éstas: 1) la importancia que tiene la relación de pareja en la configuración de los roles de género y en la participación del muchacho en el proceso de gestación de su compañera; 2) el valor que adquiere la participación de la familia, principalmente de los padres, además de las particulares formas de vinculación de los miembros de la familia, según su sexo, a la situación del muchacho, en las que se conforman una serie de alianzas, reales y simbólicas con los hombres (inclusive con otros adultos y sus pares) y, por otra parte, la presencia de una serie de negociaciones, con las mujeres, básicamente con su madre con miras a garantizar el apoyo a su compañera y su bienestar presente y futuro; 3) en Colombia hay una gran carencia de datos epidemiológicos y sociodemográficos que permitan identificar los efectos que tienen sobre las condiciones sociales de la salud integral de los adolescentes, como por ejemplo en la fecundidad adolescente; 4) la vivencia de la experiencia procreativa durante la adolescencia tiene grandes repercusiones en la construcción individual y colectiva de la identidad masculina. Sin embargo, este es un tema que apenas se viene explorando y reorientando y para lo cual es necesario reformular y retomar aportes teóricos y metodológicos desde las ciencias sociales que ayuden a profundizar, a partir de conocimiento que se ha venido decantando, acerca de la vida sexual y reproductiva y del fenómeno del embarazo en adolescentes.

 

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Recibido: 15-septiembre-2011
Aprobado: 10-mayo-2012.

 

 

1 El presente informe es derivado de la investigación de la Maestría en Salud Colectiva de la Facultad de Salud Pública (U.de A. Medellín-Colombia)
2 Psicólogo U. de A, Especialista en Estudios sobre Juventud, Magister en Salud Colectiva. Docente del Departamento de Psicología (U. de A.).
3 Todos los nombres de los entrevistados son seudónimos.