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Interamerican Journal of Psychology

versão impressa ISSN 0034-9690

Interam. j. psychol. v.41 n.3 Porto Alegre dez. 2007

 

 

La elección real e ideal de pareja: un estudio con parejas establecidas

 

Real and ideal couple choosing: a study with established couples

 

 

José Luis Valdez Medina1; Norma Ivonne González-Arratia López-Fuentes; José Arce Valdez; María del Carmen López Jiménez

Universidad Autónoma del Estado de México, Toluca, México

 

 


RESUMEN

El objetivo fue detectar cuáles fueron las características físicas, de personalidad y sociales tomadas en cuenta cuando se eligió a la pareja actual, y cuáles serían las que ahora preferiría, si pudiera hacer una nueva elección. Se trabajó con 100 parejas establecidas con más de cinco años de permanencia. Se utilizó el cuestionario de elección de pareja, con instrucciones específicas para la elección real e ideal. Los resultados mostraron diferencias por sexo, respecto de las características tomadas en cuenta para la elección real e ideal de la pareja. En la real, los hombres se orientaron por elegir alguien físicamente atractiva, en comparación con las mujeres que eligieron alguien con características de formalidad. En cuanto a la elección ideal, destaca la preferencia de los aspectos físicos en ambos sexos. Al comparar la elección real con la ideal por sexo, de forma general se encontró que ambos sexos tenderían a elegir a una persona diferente pero con características muy similares a su pareja actual. Sin embargo, los hombres en contraste con las mujeres buscarían no repetir el modelo de pareja, ya que, la eligirían con menos características de parecido con su pareja actual. Aparentemente las mujeres se muestran más satisfechas con la elección que hicieron de su pareja real.

Palabras clave: Pareja, Elección, Real, Ideal, Hombre, Mujer.


ABSTRACT

The objective was to detect which were the physical, personality and social characteristics taken in care when the actual couple was chosen and which ones would be preferred now if it would be possible to choose another person. It worked with 100 established couples with more than five years of relationship and permanence. It was used the couple's choice questionnaire. It has specific instructions for the real and ideal choice. Results show differences by sex, according to the taken-in care characteristics for the real and ideal selection of the couple. In the real choice, men were oriented by choosing an attractive female in comparison with women who choose a man with formality characteristics. Referred to the ideal choice, both sexes prefer to think about physical aspects. By comparing the real and the ideal choose by sex, in a general form, it founded that both sexes would have the same tendency by choosing a different person but with similar characteristics of their actual couple. In contrast with women, men wouldn't like to repeat the same couple model, because they would choose her with less similar characteristics of their actual couple. Apparently, women are more satisfied with their real election.

Keywords: Couple, Choosing, Real, Ideal, Men, Women.


 

 

Uno de los puntos centrales del emparejamiento humano ha sido la elección de pareja, tanto a corto como a largo plazo (Valdez Medina, Díaz Loving & Pérez, 2005). Hasta principios del siglo XIX, todavía las personas no tenían la posibilidad de hacer una elección, ni de tener una relación de pareja totalmente libre, ya que ambos integrantes eran evaluados y elegidos por los padres con base en sus propios intereses, pues se veía al matrimonio como un negocio donde las familias de los contrayentes se tenían que beneficiar de dicho compromiso (Antaki, 2000). Sucedía entonces que los futuros cónyuges no se conocían sino hasta el momento del matrimonio (Franco, 1995). Empero, con el paso del tiempo y la incursión de una nueva manera de ver las relaciones de pareja, se ha dado mayor libertad a la selección de la persona que se tomará por compañera(o), sobre todo cuando éste(a) es elegido a largo plazo.

Así, desde un punto de vista netamente evolutivo, ya Schopenhauer (1999), en el siglo XVIII, consideraba que la elección y las relaciones de pareja se establecían con el único fin de cumplir con la voluntad de la vida, que era la de aparearse para reproducirse y preservar la especie. Más recientemente Buss (1994, 2004), desde la postura de la psicología evolutiva, ha propuesto que los humanos efectivamente buscan y eligen pareja, pero desde las perspectivas y necesidades propias de cada sexo, considerando que los hombres prefieren estar con una mujer por su atractivo, apariencia y belleza física, por su estado de salud y por su capacidad de reproducción, en contraste con las mujeres que fundamentalmente optan por un hombre que tenga interés por invertir sus recursos en ella y en los hijos que pudieran tener, es decir, prefieren un buen proveedor.

Sin embargo, como se ha ido constatando con el paso del tiempo y la realización de diversos estudios (Díaz Loving & Sánchez Aragón, 2004), la elección de pareja no es única y exclusivamente instintivo, ya que, a pesar de ser absolutamente natural, se ha ido complicando cada vez más con base en los procesos psicológicos y socioculturales que implica esta fase del emparejamiento humano. En este sentido, hay quienes han planteado que en la elección de pareja no sólo intervienen los aspectos biológicos, sino que es muy importante detectar el parecido que tiene la persona elegida con el progenitor del mismo sexo (Freud; citado en Craig, 1997), la parte femenina o masculina que se haya perdido (Fromm, 2000), la proximidad con el otro (Álvarez-Gayou, 1996) o bien, las similitudes (Cerda, García, Galeana, Hernández, Limón, Reséndiz, Ruiz, & Valenzuela, 2004) y/o la complementariedad (Winch, 1958), que pueden llegar a tener los involucrados. Así hay personas que buscan a su padre o madre en la pareja, algunas otras, que buscan ser y percibirse como muy similares o iguales al otro, mientras que hay otros que buscan alguien que les cubra sus carencias o bien que les complemente en muchos de los aspectos biológicos, psicológicos y socioculturales que se presentan en la vida misma. De esta forma, en las diferentes propuestas, independientemente de su origen, se tiende a consideran que al encontrar y elegir a una persona, de alguna forma se garantiza, aunque sea mínimamente, el éxito en la elección, augurando que el resultado será el de una buena relación, con altas posibilidades de permanencia de la misma.

Sin embargo, actualmente puede decirse que la elección de pareja puede no depender solamente del parecido con los padres, de la similitud, el físico, la complementariedad o los roles que juegan las personas (Padilla & Díaz Loving, 2002) pues son también de gran importancia el afecto, el apego, el cuidado, el cariño, la utilidad que representa el uno para el otro, el interés que se tiene para el otro (Valdez Medina, Díaz Loving & Pérez, 2005), la interdependencia, el cariño, la compañía y el amor que hay entre los involucrados, lo cual es básico para que la relación perdure, o bien, debido a la falta de cumplimiento de las expectativas que se tienen de la pareja, se llegue a la fase de rompimiento de la relación.

De esta manera, la elección de pareja puede ser descrita como un proceso complejo en el que se consideran factores biológicos, personales, psicológicos, sociales y emocionales (Rice, 1997; citado por Valdez Medina, Díaz Loving & Pérez, 2005) que se confronta con el paso del tiempo y que tiene un impacto favorable o desfavorable en la permanencia que puede llegar a tener la pareja. Por ello, el objetivo del presente trabajo fue el de detectar aquellas características reales que se tomaron en cuenta para elegir a la pareja con la que se vive desde hace cinco años o más, y compararlas con las características ideales que los sujetos buscarían en una posible nueva elección.

 

Método

Participantes

Se trabajó con una muestra no probabilística de cuota compuesta por 100 parejas establecidas (matrimonio o unión libre), con un promedio de edad de 37 años, con hijos y un mínimo de cinco años de vivir juntos. Todos fueron residentes de la ciudad de Toluca, México.

Instrumento

Tanto para evaluar la elección real como la ideal, se utilizó de forma independiente el mismo instrumento de Elección de Pareja de Valdez Medina (2001, citado en Valdez Medina, Poblete & Vara, 2002) con dos instrucciones específicas, una para la elección real (¿en qué medida o cantidad, tomó en cuenta cada una de las características que se le muestran a continuación, cuando llevó a cabo la elección de el (la) que es su esposo(a) o la pareja con la que vive?), y otra para el ideal (Si tuviera la oportunidad de volver a elegir una pareja, indique en la siguiente lista de características, ¿cuáles y en que medida o cantidad, le gustaría que las tuviera esta nueva pareja?). El instrumento, se compone de 48 reactivos con cinco opciones de respuesta, que van de (1) se carece totalmente de la característica, hasta (5) que indica que se tiene totalmente la característica, abarcando diversas áreas básicas que se contemplan en la elección de pareja, como son los aspectos físicos, las características de personalidad, el aspecto afectivo, emocional y el social. Finalmente, cabe destacar que el instrumento fue validado y confiabilizado con muestras mexicanas y permite explicar el 38.05% de la varianza, con una consistencia interna de alfa de Cronbach = .9300.

 

Procedimiento

Las aplicaciones se hicieron de forma individual, al interior de los domicilios, cuidando que se realizaran de forma independiente para cada miembro de la pareja, con la finalidad de evitar el sesgo en las respuestas que puede ser provocado por la presencia del cónyuge.

 

Resultados

Con base en el planteamiento, se consideró pertinente elaborar una comparación por sexo y por reactivo a partir de la prueba estadística de t de Student. Encontrándose que los hombres, al momento de elegir a su actual esposa, tomaron en cuenta características como que fuera guapa, que tuviera un buen cuerpo, el cabello largo, buen nivel socioeconómico, que supiera cocinar, de buen carácter, alegre, abnegada y tierna. Sin embargo, las mujeres al momento de elegir a su esposo resaltaron su interés por que fuera un hombre con un mayor nivel de estudios, que tuviera cabello corto, una voz suave, un grupo social amplio y que no hubiera tenido experiencias sexuales (Ver Tabla 1).

 

 

Respecto de los resultados obtenidos en torno a las características de la pareja ideal se observó que si los hombres tuvieran la oportunidad de volver a elegir, las características que resaltarían en esa mujer ideal serian un buen cuerpo, estatura media, cabello largo y que sepa cocinar. Mientras que las mujeres, si fuera posible, elegirían hombres con características como cabello corto, de tez morena y ojos cafés (ver Tabla 2).

 

 

Asimismo, con la finalidad de poder detectar si había diferencias estadísticamente significativas, así como un grado interesante de correlación entre el real y el ideal por cada uno de los sexos, se utilizó la prueba t de Student para muestras apareadas y la correlación producto momento de Pearson, encontrándose que prácticamente en todos los reactivos del instrumento hubo diferencias estadísticamente significativas, que indican que entre la elección real que hicieron de su pareja y la ideal que harían de una nueva pareja, no hay similitud alguna. Sin embargo, al aplicar la prueba de correlación, se pudo observar que en el caso de los hombres hubo solamente un 35% (17) de características con una relación significativa y positiva, en comparación con las mujeres que tuvieron un porcentaje del 64.5% (31) de características relacionadas favorable y positivamente, lo cual indica que para cada uno de los sexos, éstos son los aspectos o características que les parecieron importantes o que tomaron en cuenta cuando eligieron en su pareja actual y que seguramente tomarían muy en cuenta para la elección de una nueva pareja (ver Tablas 3 y 4).

 

 

Discusión

Con base en los resultados obtenidos, se puede afirmar que si existen algunas similitudes y diferencias estadísticamente significativas entre hombres y mujeres respecto de las características elegidas para llevar a cabo la elección de la pareja. De esta forma, se encontró que para seleccionar a la pareja real, tanto hombres como mujeres dieron importancia a aspectos físicos, lo cual concuerda con el planteamiento de Bear (1990), que afirma que desde la infancia se elabora un patrón de selección que resalta rasgos acerca de las características personales tales como el físico y el color de pelo entre otras, de tal forma que se configura un prototipo que contiene las particularidades de la persona a elegir, además de que la apariencia corporal es lo que impacta a los órganos sensoriales en primera instancia. Es por ello que, como dice Morales (1997), para que la relación pueda comenzar, la impresión física que se llega a tener del otro, media entre los primeros encuentros sentimentales para que haya o no encuentros posteriores, ya que, como lo comenta Armendáriz (2002), en la actualidad, se tiende a valorar fuertemente el atractivo físico como factor para asegurar el bienestar, sin considerar el tiempo de relación de noviazgo o conyugal.

En cuanto a los resultados observados respecto de la elección que se hizo de la pareja actual, se encontró que los hombres tomaron en cuenta características físicas, de atención hacia ellos y de abnegación, en comparación con las mujeres que se orientaron más por características de formalidad, estatus y de buen proveedor, lo cual, de acuerdo con Buss (1994) y con Valdez Medina, Díaz Loving y Pérez (2005), se corresponde con las tendencias evolutivas que se manifiestan por sexo para llevar a cabo el emparejamiento. De esta forma, se constata que los hombres buscan y tratan de elegir a una mujer joven, con un cuerpo preferentemente con forma de reloj de arena (pechos abundantes y caderas amplias) con la finalidad de garantizar que el o los hijos tengan una buena caja pélvica que les de protección, la posibilidad de emerger con éxito del parto y el posterior amamantamiento de los mismos, en contraste con las mujeres, que desde antaño, prefieren a un hombre que les ayude a resolver los difíciles problemas de adaptación al medio contra los que se enfrentan, tales como la desprotección, la falta de recursos económicos, que además les permita adquirir un mejor estatus social (Buss, 1999).

Por otro lado, es importante mencionar que las mujeres consideraron como importante el haber intentado elegir a alguien que no hubiera tenido experiencias sexuales previas. Sobre éste punto, diversas investigaciones (Morales, 1997) han encontrado que las mujeres prefieren elegir a un hombre fiel desde el noviazgo, tal vez por el hecho de que para ellas es necesaria la seguridad y la atención de manera total dentro de la relación y no les agrada vivir bajo la amenaza de perder su relación amorosa, ni de que el hombre comparta sus recursos con otra pareja u otros hijos.

Respecto de la elección de la pareja ideal, se encontró que los hombres buscarían a una mujer con bonito cuerpo, de estatura media, de cabello largo y que supiera cocinar, afirmando la propuesta de Charbonneau (1997) quien dice que un hombre no puede elegir esposa sin pensar que ella requiere de un cuerpo óptimo pues será la fuente de vida de sus hijos y además, será un pilar fundamental en su hogar, lo cual reitera la idea de Buss (2004) acerca de que el hombre busca una mujer que le atienda, le apoye y se ocupe de él y su progenie. Por su parte, las mujeres elegirían a un hombre moreno, de cabello corto y ojos cafés, es decir, para realizar una nueva elección, tomarían en cuenta aspectos físicos. Es por ello que podría inferirse que tanto hombres como mujeres elegirían una nueva pareja con las características antes mencionadas para formar una pareja a corto plazo, es decir, para divertirse, salir juntos y dar buen aspecto ante los demás pero no para vivir con él (Buss, 2004; Morales, 1997), o bien, como lo afirma Féres-Carneiro (1997), que esta búsqueda de lo físico y lo sexual, es una tendencia que tienen de forma recurrente las personas que pretenden volver a casarse.

En cuanto al análisis realizado entre las características de la pareja real y las de la pareja ideal, se puede decir que, de presentarse la oportunidad de realizar una nueva elección, tanto hombres como mujeres tomarían en cuenta algunos de los mismos rasgos elegidos previamente en su cónyuge. Así, se consideran relevantes algunas dimensiones como la personalidad, el físico, la proyección a futuro, las ideas y la ausencia de experiencias sexuales para considerar una nueva elección.

En relación a lo anterior, Armendáriz (2002) dice que las mujeres tienen la tendencia a enfocarse hacia los valores y características de la personalidad de su pareja y por lo tanto, desean la proximidad emocional y tienden a cuidar a los demás mientras que los hombres, debido a su labor biológica y psíquica constituida por otorgar semillas y proteger a la madre y a los hijos (Ellenberg & Bell, 1995), son mas prácticos, por lo que sus objetivos se orientan principalmente en el cumplimiento de funciones, además de que se centran más en el mundo externo, dando mayor peso al aspecto físico y funcional de su pareja que a cuestiones emocionales (Armendáriz, 2002). Aunque en el caso de las mujeres, resalta la necesidad de buscar un hombre con un buen estatus social, pues de ésta manera según Buss (1994), la inversión de recursos en ellas y sus hijos está asegurada.

De acuerdo con lo obtenido por medio de la prueba de correlación, se puede decir que los hombres se encuentran menos conformes con la elección que realizaron puesto que las características de la pareja real solamente están correlacionadas en un 35.4% con las de la pareja ideal. Por su parte, las mujeres están más satisfechas con su pareja pues de las características ideales, su cónyuge cumple con el 64.5%. Esto puede ser entendido de acuerdo con Rage (1996), quien dice que los convenios establecidos basados primordialmente en la promesa de amarse y respetarse al momento de contraer matrimonio, con ciertas expectativas de personalidad, seguridad, permanencia y de los roles preestablecidos que conforman al compañero dentro de la relación, son considerados así mayormente por las mujeres.

Con base en lo anterior, se puede aseverar que las mujeres realizan una elección más detallada de la pareja, lo cual les permite sentirse más satisfechas con ésta, en contraste con los hombres quienes denotan su descontento. Es interesante observar que para ambos sexos existe una tendencia orientada hacia la búsqueda e idealización basada en aspectos físicos, lo cual, de acuerdo con Féres-Carneiro (1997), se presenta de forma regular en las parejas heterosexuales, cuando deciden volver a casarse, lo cual, necesariamente implica la elección de una nueva pareja. Esto, permite pensar que la selección de la persona ideal tendría inicialmente como finalidad la obtención de una relación a corto plazo, que pudiera volverse permanente con base en el paso del tiempo, las negociaciones, el interés y el servicio y la utilidad que cada miembro le proporcione al otro. Es por ello que, como punto de partida, la elección de pareja abre la puerta a nuevas investigaciones acerca de los fenómenos que giran al rededor de ésta, tales como la permanencia, la estabilidad, la infidelidad y el rompimiento, que son las principales fases del emparejamiento a nivel natural y evolutivo (Buss, 2004).

 

Referencias

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Received 24/07/2006
Accepted 08/05/2007

 

 

Dr. José Luis Valdez Medina. Profesor de tiempo completo, Facultad de Ciencias de la Conducta. Universidad Autónoma del Estado de México.
Dra. Norma Ivonne González Arratia López Fuentes. Profesor de tiempo completo, Facultad de Ciencias de la Conducta. Universidad Autónoma del Estado de México.
Psicólogo José Arce Valdez. Pasante de la Licenciatura en Psicología. Asistente de Investigación. Facultad de Ciencias de la Conducta. Universidad Autónoma del Estado de México
Psicóloga María del Carmen López Jiménez. Pasante de la Licenciatura en Psicología. Alumna de la Facultad de Ciencias de la Conducta. Universidad Autónoma del Estado de México
1 Dirección: Av. División del Norte, 3605, colonia San Pablo Tepetlapa, Coyoacán, México, D.F. CP 04620. Teléfono y fax: (55) 722-2-72-00-76 // 2-72-15-18. E-mail vmjl@uaemex.mx