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Interamerican Journal of Psychology
versão impressa ISSN 0034-9690
Interam. j. psychol. vol.43 no.2 Porto Alegre ago. 2009
Características de personalidad desde la perspectiva de un otro observador
Personality characteristics from the observer’s perspective
Nora B. Leibovich de Figueroa1; Vanina I. Schmidt
Universidad de Buenos Aires, Argentina
RESUMEN
El objetivo del trabajo es presentar las características de personalidad de diferentes grupos etarios de Argentina desde la perspectiva de un otro observador. El presente, forma parte del Proyecto Internacional Personality Profiles of Cultures: Informant Ratings of Individuals and Nations (dirigido por McCrae y Terracciano) cuya finalidad es comparar perfiles de personalidad a través de diversas culturas. Participantes. Participaron 181 sujetos-observadores de la Provincia de Buenos Aires/AR, con una edad media de 21 (SD = 3.42). Instrumento. Inventario de Personalidad NEO Revisado Forma R (Leibovich de Figueroa & Schmidt, 2005). Resultados. Se observan diferencias en función del sexo y la edad. Se analizan los resultados desde una perspectiva transcultural.
Palabras clave: Personalidad; Inventario NEO-PI-R; Sexo; Edad.
ABSTRACT
The aim of this work is to present different groups of sex and age personality characteristics from an argentine sample, from the observer’s perspective. This study is part of the International Project Personality Profiles of Cultures: Informant Ratings of Individuals and Nations (conducted by McCrae y Terracciano) which aim is to compare personality profiles across a variety of cultures. Participants. Participants were 181 observers form Buenos Aires Province/AR, with a mean age of 21 (SD = 3.42). Instrument. NEO Personality Inventory Revised Form R (Leibovich de Figueroa & Schmidt, 2005). Results. Differences in personality characteristics as a function of sex and age are presented. Results are analyzed from a transcultural perspective.
Keywords: Personality; NEO-PI-R; Sex; Age.
La trayectoria y amplitud de la evaluación psicológica de la personalidad en los últimos años, muestra la relevancia que esta disciplina tiene en la psicología moderna.
La interpretación de los resultados obtenidos mediante cuestionarios multidimensionales de personalidad, supone en el psicólogo un profundo conocimiento de la problemática de estos instrumentos, su compleja elaboración y los múltiples factores que influyen en una adecuada traducción, adaptación y comparación con otros idiomas y culturas.
Otro aspecto que estos instrumentos han permitido desarrollar es la caracterización de grupos de individuos, en términos descriptivos y no valorativos al comparar unos y otros.
Debemos aceptar que la caracterización de los grupos nacionales a través de la media de rasgos de personalidad es problemática en términos éticos, conceptuales y empíricos. El problema no es que haya diferencias entre los grupos en comparación. Las diferencias son una cuestión factual. El problema se plantea con la línea de razonamiento que utiliza muchas veces estas diferencias o comparaciones para la discriminación. Más allá de este razonamiento no justificado, los psicólogos pueden estudiar las características de personalidad y sus diferencias culturales de manera ética y responsable, lo cual significa una muy cuidadosa conclusión de los resultados que se alcancen. Debemos aceptar que un rango de diferencias individuales se encuentra siempre dentro de cada cultura (McCrae, Terracciano, Khoury, et al., 2005).
El problema conceptual, al caracterizar la personalidad media de una cultura, se origina en el hecho que la cultura ocupa un nivel diferente de análisis que la persona y no puede asumirse que el mismo constructo sea aplicable a ambas.
Para Kroeber (1971) existen tres métodos a través de los cuales los perfiles de personalidad de una cultura pueden ser conceptualizados, a saber: (a) Ethos – Es un nivel superorgánico referido a características usadas para describir las instituciones y costumbres de una cultura tales como sus cuentos folclóricos, organización política, práctica de crianza en niños, creencias religiosas; (b) Carácter nacional – describe los rasgos de personalidad que se perciben como prototipos de miembros de una cultura. Las características intentan ser descriptivas y no valorativas; (c) Conjunto de características de personalidad (“aggregate personality traits”) – El foco de interés en este nivel es caracterizar individuos de una cultura. Es decir, en términos de la evaluación del nivel de rasgos significativos de los miembros de una cultura.
Para los psicólogos, el método que evalúa el conjunto de características de personalidad es la medida más conveniente de los tres enfoques de perfiles de personalidad.
En la presente investigación utilizamos el Modelo de Personalidad de los Cinco Factores (Five Factors Model = FFM) para indagar las características de grupos de individuos de nuestra cultura. El FFM constituye una conceptualización de la estructura de la personalidad, desarrollada a lo largo de las últimas cinco décadas (Costa & McCrae, 1992) y replicada en una variedad de culturas muy distintas (McCrae, Terracciano, Leibovich de Figueroa, et al., 2005). Los cinco factores reflejan las cinco mayores dimensiones (o dominios) de la personalidad, las cuales están definidas por los rasgos (o facetas) identificados tanto en el lenguaje natural (tradición léxica) como en las pruebas psicológicas. Pero este modelo no sólo ha seguido una estrategia racional en su elaboración, sino analítica. Así, los factores se definen por grupos de rasgos intercorrelacionados y son resultados del análisis factorial de ítems y facetas.
Las cinco dimensiones básicas de personalidad, postuladas por el FFM son:
Neuroticismo (N). Disposición a experimentar afectos negativos tales como miedo, tristeza, venganza, culpa, enojo y disgusto. Sujetos con alto N tienden a tener ideas irracionales, a ser menos capaces de controlar sus impulsos y a afrontar el estrés con mayor dificultad que otros.
Extroversión (E). Disposición a experimentar emociones positivas y a la sociabilidad. Los extrovertidos son, también, firmes en sus opiniones, activos y conversadores. Les gusta la estimulación y la excitación, y tienen una disposición alegre.
Apertura (O). La Apertura a la experiencia es un dominio mucho menos conocido que N o E. Los elementos de O son: imaginación activa, sensibilidad estética, atención a los sentimientos interiores, preferencia por la variedad, curiosidad intelectual e independencia de criterio. Los sujetos con alto O son curiosos tanto del mundo interior como exterior, son proclives a abrigar nuevas ideas y tener valores no convencionales, a experimentar emociones tanto positivas como negativas con mayor profundidad que los individuos con bajo O.
Acuerdo (A). Disposición interpersonal. Los sujetos con alto A son altruistas, empáticos y disfrutan ayudando a otros. Los sujetos con bajo A son más egocéntricos, escépticos de las intenciones de los demás y competitivos.
Escrupulosidad (C). Abarca el sentido del deber, necesidad de logros y autocontrol en términos de proceso activo de planificación, organización y resolución de tareas. El sujeto escrupuloso tiene propósitos claros, fuerte voluntad y determinación.
Ningún extremo es más saludable que otro, o preferible social o psicológicamente. Los dominios de personalidad deben ser vistos como dimensiones continuas sobre las que pueden disponerse cuantitativamente las diferencias individuales de todo sujeto. Cada dominio está constituido por seis facetas (ver Anexo para la definición de cada faceta).
El Inventario NEO-PI-R y la Perspectiva del Otro Observador
El instrumento de medición derivado del FFM es el Inventario de Personalidad NEO-PI-R (Costa & McCrae, 1992); ha sido traducido y adaptado a más de 50 culturas y es actualmente uno de los instrumentos más utilizados en la evaluación de la personalidad. El NEO-PI-R ofrece dos versiones: el auto-reporte Forma S (ítems en primera persona en donde el sujeto se autoevalúa); y la Forma R (son los mismos ítems, pero en tercera persona y permite que un sujeto, denominado “otro observador”, puntúe a otro sujeto).
En nuestro medio, se está utilizando desde hace más de una década el NEO-PI-R Forma S (Leibovich de Figueroa, 1996) en diferentes proyectos de investigación. Interesados en el análisis de los perfiles de personalidad en función de las culturas, se pone en marcha en 2005 el Proyecto Internacional Personality Profiles of Cultures: Informant Ratings of Individuals and Nations, dirigido por McCrae y Terracciano del Centro de Investigaciones de Gerontología de EE.UU, en el cual las autoras participan como representantes nacionales.
Para llevar a cabo el Proyecto se realizaron diferentes procedimientos: el NEO-PI-R Forma R fue adaptado (en sus aspectos lingüísticos y conceptuales) por las autoras, con la supervisión de su autor (R. McCrae, comunicación personal, 25 de abril, 2005), a partir del inventario Forma S. Se llevó a cabo el procedimiento de doble traducción para ítems e instrucciones. Se obtuvieron los coeficientes de calidad, fiabilidad y validez para esta forma (McCrae, Terracciano, Leibovich de Figueroa, et al., 2005) que permiten concluir que la información obtenida es altamente confiable y válida (ver Instrumentos).
La evaluación con inventarios psicométricos desde la perspectiva de un otro observador conlleva una serie de ventajas en relación al auto-reporte (o auto-informe). Las evaluaciones con medidas de auto-reporte dejan abierta la posibilidad de que el artificio metodológico utilizado sea el responsable de los resultados observados.
Cuando se evalúa desde la perspectiva de un otro observador, se puede separar la puntuación del sujeto que es objeto de estudio, del puntuador (o aquel que realiza la puntuación). En los autoreportes, sujeto y puntuador se confunden pues son uno mismo, generando sesgos en la evaluación referida a uno mismo. Por ejemplo, las mujeres suelen obtener mayores puntajes en N, pero ¿será esto reflejo de una mayor inestabilidad emocional o estará este resultado indicando que las mujeres tienen más capacidad para percibir estados emocionales negativos? Desde la perspectiva de otro observador, es posible controlar sesgos debidos a variables tales como sexo y edad. De hecho, se ha visto que las mujeres, sean puntuadas desde la perspectiva de otro observador por varones o mujeres, obtienen mayores niveles de N, dando sustento a la idea de una tendencia real a la inestabilidad emocional (Costa, Terracciano, & McCrae, 2001).
Uno de los mayores problemas que tiene la investigación psicológica actual está dado por el excesivo uso de muestras de estudiantes, los cuales no representan a la población general. Con la perspectiva de un otro observador, es posible obtener muestras más heterogéneas (respecto del nivel de instrucción, socio-económico, edad) ya que el sujeto-observador puede ser estudiante, pero puntúa a alguien de su cultura sin que tenga necesariamente sus características. Por ejemplo, en el estudio de McCrae, Terracciano, Leibovich de Figueroa et al. (2005) en el cual se encuentra incluida una muestra argentina, cerca del 11% de los sujetos evaluados tenían menos de 9 años de educación formal (un porcentaje que rara vez se alcanza en los estudios con auto-informe).
Otra ventaja la constituye el hecho de que los puntuadores son generalmente estudiantes y, al menos en nuestra cultura, están más familiarizados con los cuestionarios que personas de población general.
Diremos finalmente a favor de este modo de evaluación que la puntuación desde la perspectiva de un otro observador es un método considerado convergente pero no redundante respecto de las medidas de autoinforme (McCrae et al. 2004). La forma R ha llevado a similares resultados que la Forma S, respecto de la estructura factorial, diferencias por edad y sexo, etc. en por lo menos 50 culturas distintas (incluida la Argentina) (McCrae, Terracciano, Leibovich de Figueroa, et al., 2005). Cada vez se hace más frecuente el uso de esta metodología. El propio Eysenck reconoció que la perspectiva de un otro observador puede ser utilizada como un tipo de validez concurrente y predictiva, la cual proponía denominar “validez consensual” (Eysenck & Eysenck, 1985).
El objetivo general del trabajo es presentar las características de personalidad de diferentes grupos etarios de Argentina desde la perspectiva de un otro observador.
Objetivos específicos: (a) Indagar diferencias en los dominios y facetas en función del sexo; (b) Indagar diferencias en los dominios y facetas en función de la edad; (c) Indagar interacciones edad x sexo en dominios y facetas.
Metodo
Participantes y Procedimiento
Se administró el instrumento en una escuela de nivel de educación terciario de la Provincia de Buenos Aires/ AR. Los observadores eran estudiantes terciarios no capitalinos de diferentes carreras y de distinto nivel socioeconómico.
Se trató de una muestra de 181 sujetos-observadores (98.9% de sexo femenino) de la Provincia de Buenos Aires que participaron de manera voluntaria y anónima. La edad media de los sujetos era de 21.08 (SD = 3.42) con una amplitud de 17 a 38 años. Los observadores fueron asignados al azar a una de cuatro condiciones, según evaluaran a: (a) hombre de más de 40 años; (b) mujer de más de 40 años; (c) hombre entre 18 y 21 años; (d) mujer entre 18 y 21 años.
Se constituyeron así 4 grupos diferentes de sujetos evaluadores en función del tipo de persona que debían evaluar. El 30.9% respondió sobre las características de personalidad de Adultos Masculinos, el 28.9% sobre las características de Adultos Femenino, 21% sobre Jóvenes Masculino y 19.3% sobre Jóvenes Femenino.
Completaron el instrumento de manera individual (autoadministrado) en grupos de no más de 30 sujetos. El investigador y un asistente estuvieron presentes durante la administración.
Instrumento
Se ha utilizado el Inventario de Personalidad NEO Revisado Forma R (Leibovich de Figueroa & Schmidt, 20052). El protocolo contiene 240 ítems (redactados en tercera persona) con una escala Likert de cinco puntos (de totalmente en desacuerdo a totalmente de acuerdo). Los 240 ítems conforman las 5 dimensiones básicas de personalidad postuladas por los autores y 6 facetas para cada una de tales dimensiones.
El inventario adaptado y las instrucciones fueron pre-testeados en una muestra piloto (n = 20) no evidenciándose dificultades para la comprensión de ítems e instrucciones. Análisis psicométricos posteriores con la muestra definitiva, arrojaron los siguientes resultados: coeficiente Alpha de 0.81 para la escala total, 0.75 para Neuroticismo, 0.78 para Extroversión, 0.72 para Apertura a la Experiencia, 0.83 para Acuerdo y 0.85 para Escrupulosidad. Las correlaciones entre dominios y facetas son de moderadas a altas (oscilan entre 0.31 y 0.89; rho de Spearman, p<0.001). Se ha replicado la estructura de cinco factores hipotetizada y se ha constatado la alta calidad de los datos obtenidos con esta forma (McCrae, Terracciano, Leibovich de Figueroa, et al., 2005). Estos resultados permiten aplicar el instrumento con la seguridad de estar utilizando una versión con las mismas características que la original.
La consigna se expresaba en forma escrita de la siguiente manera (por ejemplo, si el objetivo de evaluación era un hombre de más de 40 años):
Por favor piense en un hombre de más de 40 años a quien conozca bien. Debe ser un ciudadano nacido en Argentina. Puede ser un pariente o un amigo o vecino, alguien que le agrade o alguien que no le agrade. Por favor escriba la edad de esa persona aquí (aproximada, si no la conoce realmente): Edad _____ Cuánta educación formal Ud. cree que él ha tenido? _____ Ninguna _____ 1-8 años _____ 9-12 años _____ Más de 12 años (terciario o universitario)
Análisis de los Datos
Las comparaciones entre grupos de sexo y edad en nuestra muestra se realizaron con la prueba U de Mann Whitney y se utilizó el coeficiente rho de Spearman para indagar las asociaciones entre las facetas y dominios y la edad. El uso de pruebas no paramétricas se justifica por la distribución no normal de algunas facetas.
Resultados
Diferencias en los Dominios y Facetas en Función del Sexo
El grupo de mujeres es caracterizado por los sujetos observadores con puntajes significativamente más altos en Extroversión (E) que el grupo de los hombres. Éstas son consideradas más cálidas (E1) que los hombres. Según los evaluadores, las mujeres gozan más con la compañía de otras personas (E2) y tienden a experimentar emociones positivas (E6) más intensamente que los hombres (U de Mann Whitney, p<0.05).
También, son evaluadas con puntajes más elevados en el dominio Acuerdo (A) que los hombres. Estos últimos parecen ser menos afectuosos (A6) que las mujeres. Y son evaluados como sujetos que no creen que los sentimientos tengan importancia y que sienten sus afectos de una manera más superficial (O3) que las mujeres. Asimismo, son vistos como individuos más insensibles y menos interesados por el arte (O2) que las mujeres, siendo estas últimas facetas del dominio Apertura (U de Mann Whitney, p<0.05) (Ver Figura 1).
Diferencias en los Dominios y Facetas en Función de la Edad
Los jóvenes (media = 19.7) son evaluados por los observadores con puntajes significativamente más altos en Extroversión (E) y Apertura a la experiencia (O) que los adultos (media = 50). Es decir, éstos son vistos como individuos tendientes a experimentar emociones positivas, a ser activos y sociables, y a desarrollar ideas nuevas y tener valores no convencionales, así como propensos a experimentar emociones (positivas y negativas) con mayor profundidad. En contraposición, los adultos son vistos como más conservadores. Comparados con el grupo de adultos, los jóvenes son evaluados como más gregarios (E2) y más buscadores de excitación (E5) (U de Mann Whitney, p<0.05). Esta última variable también obtuvo una correlación negativa (rho= -0.50, p<0.001) con la edad. Son considerados como sujetos más proclives a crear fantasías en pos de enriquecer su vida (O1). Así también, se los percibe como sujetos que aprecian la belleza y el arte en sus diferentes expresiones más que los adultos (O2) (U de Mann Whitney, p<0.05).
Por otra parte, los jóvenes han sido evaluados con puntajes más bajos en Acuerdo (A). Son considerados como sujetos menos francos y sinceros que los adultos (A2).
Los adultos han sido evaluados con puntajes significativamente más altos en Escrupulosidad (E) que los jóvenes. Son percibidos como individuos más competentes (C1), ordenados (C2), cumplidores (C3) y reflexivos (C6) que los jóvenes. También son caracterizados como personas con altas aspiraciones, que trabajan para lograr sus objetivos (C4). Son vistos como sujetos con mayor capacidad para auto-motivarse y llevar a buen término sus tareas (C5) (U de Mann Whitney, p<0.05) (Ver Figura 2).
Se han obtenido correlaciones moderadas positivas entre edad y los puntajes del dominio Escrupulosidad (rho=0.33, p<0.001) y con los valores de la faceta Cumplimiento (C3) dentro del mismo dominio (rho=0.33, p<0.001).
Interacciones Edad x Sexo en Dominios y Facetas
Se han indagado los efectos de la edad sobre el sexo, comparando mujeres y varones adultos, y mujeres y varones jóvenes. Las mujeres adultas puntúan más alto que los varones adultos en Calidez (E1), Emociones Positivas (E6), Estética (O2), Sentimiento (O3), Valores (O6), Confianza (A1), Altruismo (A3) y Afectuosidad (A6). Los hombres adultos puntúan más alto en Cumplimiento (C3) que las mujeres adultas. Las mujeres jóvenes puntúan más alto que los varones jóvenes en Sociabilidad (E2) (U de Mann Whitney, p<0.05).
Discusión
Similar a lo hallado en otras culturas, hemos observado en la nuestra diferencias en función del sexo de la persona evaluada. Las mujeres de la muestra argentina valoran y profundizan más en sus sentimientos, son más afectuosas y están más interesadas en el arte que los hombres. Estas diferencias parecen ser pan-culturales y no reflejo de nuestra idiosincrasia, ya que se ha encontrado este mismo resultado en más de 50 culturas (McCrae, Terracciano, Leibovich de Figueroa, et al., 2005).
Pero también en nuestra cultura encontramos que las mujeres son más amistosas, sociables y proclives a experimentar emociones positivas que los hombres (son más extrovertidas). En general, no se encuentran estas diferencias en otras culturas (McCrae, Terracciano, Leibovich de Figueroa, et al., 2005), por lo que es posible que en este caso hayamos identificado un rasgo típico de las mujeres de nuestra cultura, de acuerdo a la visión del “otro observador”.
En síntesis, algunas de las diferencias halladas entre hombres y mujeres podrían atribuirse a cuestiones de nuestra idiosincrasia, a los usos y costumbres presentes y pasados, al rol de la mujer en nuestra cultura. Pero otras, abren la pregunta de si las similitudes entre culturas no estaría señalando alguna raíz básica y general (social y/o biopsicológica) compartida por la mujer, y que se encuentra más allá de culturas particulares.
No se hallaron diferencias en Neuroticismo ni en Escrupulosidad (ni en las facetas ni en los dominios). Por investigaciones previas (Leibovich de Figueroa, 20013; Schmidt, Gonzalez, & Maglio, 2005; Schmidt, Leibovich de Figueroa, Schufer, Gonzalez, & Marconi, 2003) se esperaba hallar mayor Ansiedad, mayor N y menor Búsqueda de Excitación en mujeres. Pero tales diferencias no se han encontrado (y no puede explicarse por la interacción con la variable edad).
Se ha hallado una importante cantidad de diferencias significativas en facetas y dominios en función de la edad. Las relaciones entre la edad y el dominio Escrupulosidad (y todas facetas de ese dominio) son claras y permiten concluir que los adultos son más ordenados, cumplidores, reflexivos, orientados hacia metas, autodisciplinados que los jóvenes (Escrupulosidad). Y estos últimos, tienen mayor apertura a la experiencia y a la fantasía, y mayor aprecio por el arte y la belleza, que los adultos (Apertura). A su vez, son más sociables y buscadores de excitación que los adultos (Extroversión), pero menos sinceros que estos últimos (Acuerdo). No se observan diferencias en N ni en ninguna de sus facetas en función de la edad.
Resultados muy similares se han encontrado en otras culturas (McCrae, Terracciano, Leibovich de Figueroa, et al., 2005). Se suelen observar diferencias en Escrupulosidad, búsqueda de excitación, emociones positivas, sinceridad y apertura a la fantasía en función de la edad, en más de 50 culturas muy distintas y a través de distintos métodos. Parecería que la escrupulosidad aumenta con la edad, mientras que la extroversión y la apertura disminuyen. El acuerdo y el neuroticismo parecen no verse afectados por la edad en distintas culturas.
Las mayores diferencias por sexo se dan en adultos. Las mujeres adultas son más cálidas, experimentan más emociones positivas, poseen mayor gusto por la estética, profundizan más en sus sentimientos, reconsideran sus valores, son más confiadas, altruistas y afectuosas que los varones adultos; las primeras presentan menores puntajes sólo en Cumplimiento comparadas con los hombres adultos. En jóvenes, se encontró una sola diferencia por sexo: las mujeres jóvenes parecen ser más sociables que los hombres jóvenes.
Así, cuando se habla de las diferencias por sexo debemos tener presente que la mayor parte de las mismas se dan en adultos. Aparentemente, desde la perspectiva del “otro observador” predominan las similitudes entre los varones y mujeres cuando se trata de población joven y las diferencias entre los mismos son más pronunciadas en sujetos adultos.
Es probable que estas diferencias se deban a cambios evolutivos (del ciclo vital). Por lo que es esperable que las mujeres que hoy son jóvenes se vuelvan más cálidas, sociables, altruistas que los hombres llegadas a la edad adulta. Pero también es posible que estemos ante un fenómeno cultural de la época a partir del cual, a raíz de los cambios de rol, las mujeres han perdido “distancia” del varón con respecto a las diferencias individuales evaluadas a través de los rasgos de personalidad.
¿Habremos detectado un cambio cultural (de rol) transformado en cambio psicológico? Es posible que los cambios que ha experimentado el rol de la mujer en las últimas décadas, hayan repercutido en cambios en su personalidad de modo de no evidenciarse diferencias con varones. La interpretación de estos resultados se vuelve difícil, y requerirá un análisis más exhaustivo a través de diferentes métodos (por ejemplo, un estudio longitudinal) y con la participación de diversas disciplinas.
Conclusión
Interrogantes Pendientes
Presentamos aquí solo algunos datos sobresalientes en la caracterización por otro observador de rasgos de personalidad en una muestra de sujetos argentinos en comparación con otros grupos. Se sugiere precaución tanto en las generalizaciones como en la utilización de la información obtenida, ya que no tenemos aún valores definitivos para el conjunto de rasgos en nuestra cultura.
A partir de la información obtenida en el proyecto mayor (Proyecto Internacional Personality Profiles of Cultures: Informant Ratings of Individuals and Nations) dentro del cual el presente trabajo se inscribe, se infiere el lugar que ocupa la muestra argentina con relación a otras muestra provenientes de culturas diferentes (ver Figura 3).
Se presenta así la similitud en perfiles de personalidad. Como se observa, los perfiles que tienden a agruparse son aquellos que están histórica y étnicamente relacionados. Se observa que, excepto para Rusia, todas las culturas sobre el lado izquierdo son asiáticas o africanas y las del lado derecho son europeas o americanas.
Tanto el auto-reporte como los puntajes por el observador sugieren que los europeos y americanos son más altos en O (Apertura) y especialmente en E (Extraversión) que los asiáticos y africanos.
El presente análisis muestra un conjunto de rasgos de personalidad que caracterizan a un grupo de sujetos dando lugar a interrogantes con respecto a cómo se generan las diferencias en características de personalidad entre las distintas culturas, y entre los diferentes grupos etarios dentro de la misma cultura (por ejemplo, varones y mujeres, jóvenes y adultos). ¿Hasta qué punto tales diferencias son atribuibles a cuestiones culturales, de etnia, de grupo social, de género y hasta qué punto esta-mos en presencia de una raíz bio-psico-social básica que trasciende las particularidades del contexto? ¿cómo se incorporan las diferencias contextuales culturales a los rasgos de personalidad? ¿qué rol juega la interacción individuo-cultura en la estructuración de su personalidad? Responder a interrogantes de este tipo requerirá de análisis más profundos y el auxilio de la Interdisciplina.
Referencias
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Received 30/10/2008
Accepted 28/02/2009
Nora B. Leibovich de Figueroa. Universidad de Buenos Aires, Argentina. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Argentina.
Vanina I. Schmidt. Universidad de Buenos Aires, Argentina. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Argentina.
1 Dirección: Camacuá 447, Olivos, Pcia. Buenos Aires, Argentina, 1636. E-mail: nleibovich@fibertel.com.ar
2 Basado en NEO-PI-R Forma S (Costa & McCrae, 1992). Adaptación aceptada por los autores de la versión original y autorizada para su uso en investigación.
3 Basado en Miguel-Tobal y Cano-Vindel (1998).
Anexo
Presentamos a continuación un resumen del significado de cada una de las facetas (para una ampliación ver Costa & Mc Crae, 1992).