SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.1 número2Tratamientos eficaces para el trastorno de ansiedad socialLos lugares de la memoria; del golpe y la dictadura militar en Chile: Un análisis autoetnográfico de la marcha del 11 de septiembre índice de autoresíndice de assuntospesquisa de artigos
Home Pagelista alfabética de periódicos  

Cuadernos de neuropsicología

versão On-line ISSN 0718-4123

Cuad. neuropsicol. v.1 n.2 Santiago out. 2007

 

ORIGINALES / ORIGINAL PAPERS

 

El problema de la conciencia en los primeros desarrollos académicos de la psicología en la Argentina: José Ingenieros*

 

The conscience problem in the firsts psychology academic developments in Argentina: José Ingenieros

 

 

Ana María Talak**

Instituto de Investigaciones. Facultad de Psicología. Universidad de Buenos Aires.

 

 


RESUMEN

La concepción sobre la "mente consciente" en la historia de la psicología constituye un tópico de interés, que no ha sido abordado específicamente en el caso de la historiografía argentina. La explicación de los "fenómenos psicológicos conscientes" o de la "conciencia" se vincula tanto con problemas filosóficos (que hoy llamaríamos "filosofía de la mente") y como con problemas psicológicos. El presente trabajo analiza, en los primeros desarrollos de la psicología en la Argentina (1900-1919), el abordaje que realizó José Ingenieros de los procesos o funciones psíquicas conscientes. Considero que este planteo y los de otros autores argentinos (como Piñero, Rivarola, Senet) problematizaron los fenómenos psíquicos conscientes e intentaron delimitar respuestas, atendiendo a los tópicos que en ese momento histórico interesaban, tales como la explicación del aspecto fenoménico de la experiencia consciente (su dimensión cualitativa subjetiva) en relación con los procesos biológicos, con los procesos psíquicos no conscientes y con la conducta manifiesta. Además, el enfoque evolutivo vigente en estas primeras décadas exigía comparar estos fenómenos de conciencia en las diferentes especies (evolución filogenética) y a lo largo de la vida del individuo (evolución ontogenética). Entre los autores argentinos de comienzos de el siglo XX, José Ingenieros fue el que más extensamente se ocupó de este "enigma de los enigmas" y retomó críticamente lo que sus contemporáneos extranjeros habían desarrollado, dentro del modelo del reflejo y del modelo evolucionista. Ante todo propuso una nueva forma de plantear el problema, redefiniendo términos y el objeto mismo de indagación. Luego, esbozó una respuesta, de carácter filosófico, que permitía articular en su opinión tanto los resultados empíricos de la investigación psicológica y científica en general, como las hipótesis de carácter filosófico sobre temas que no podían ponerse a prueba (o que todavían no se habían puesto a prueba).

Palabras claves: Filosofía de mente, José Ingenieros, Estudios de la conciencia en Argentina.


 

 

La concepción sobre la "mente consciente" en la historia de la psicología constituye un tópico de interés, que no ha sido abordado específicamente en el caso de la historiografía argentina. La explicación de los "fenómenos psicológicos conscientes" o de la "conciencia" se vincula tanto con problemas filosóficos (que hoy llamaríamos "filosofía de la mente") y como con problemas psicológicos1. El presente trabajo analiza, en los primeros desarrollos de la psicología en la Argentina (1900-1919)2, el abordaje que realizó José Ingenieros de los procesos o funciones psíquicas conscientes. Considero que este planteo y los de otros autores argentinos (como Piñero, Rivarola, Senet) problematizaron los fenómenos psíquicos conscientes e intentaron delimitar respuestas, atendiendo a los tópicos que en ese momento histórico interesaban, tales como la explicación del aspecto fenoménico de la experiencia consciente(su dimensión cualitativa subjetiva) en relación con los procesos biológicos, con los procesos psíquicos no conscientes y con la conducta manifiesta. Además, el enfoque evolutivo vigente en estas primeras décadas exigía comparar estos fenómenos de conciencia en las diferentes especies (evolución filogenética) y a lo largo de la vida del individuo (evolución ontogenética).

La extensión del modelo del reflejo a la actividad cerebral, llevada a cabo por los neurofisiólogos europeos durante la segunda mitad del siglo XIX, constituyó, como dice Gauchet3, un acontecimientoen el orden del pensamiento, ya que a partir de aquí se produjo una ruptura con la concepción antropológica clásica. El reconocimiento de que la actividad primordial de todo el sistema nervioso (y no sólo de la médula espinal) es refleja ("continuidad funcional nerviosa"), y que, por lo tanto, la actividad primordial del cerebro es automática, inconsciente, minó las bases de la idea clásica del hombre como dueño y señor de sí mismo, basado en su poder consciente y voluntario. Sin embargo, la articulación del doble registro de la experiencia (la actividad involuntaria, automática, y la experiencia consciente), permaneció como un problema de difícil resolución, ya que para la explicación de la actividad consciente no bastaba invocar la continuidad funcional del sistema nervioso4. El problema de la conciencia recibió diversos tratamientos: o bien, se negó la existencia de la conciencia (al ser ésta vista sólo como un epifenómeno, o como efectos de conciencia), o bien, se le reconoció un poder causal sobre la conducta pero a su vez parcial, limitado por la presencia constante de la actividad inconsciente. La extensión del modelo evolucionista al terreno de la psicopatología y de la neurofisiología, condujo a la concepción de que los seres se desarrollan evolutivamente a través de una complejización y diferenciación crecientes, que supone niveles de organización. Lo superior surge de lo inferior e intenta dominarlo. La actividad refleja, inconsciente, es lo primero, y a partir de ella surge la actividad consciente, pero conviviendo conflictiva y permanentemente con la inconsciente. La homogeneización de ambas actividades (consciente e incosciente) y la interacción dinámica entre ellas, constituyeron un esquema que tuvo como pilares la continuidad nerviosa y el evolucionismo, y que recibió en las últimas décadas del siglo XIX y principios del siglo XX, diversas interpretaciones.

Entre los autores argentinos de comienzos de el siglo XX, José Ingenieros fue el que más extensamente se ocupó de este "enigma de los enigmas" y retomó críticamente lo que sus contemporáneos extranjeros habían desarrollado. Ante todo propuso una nueva forma de plantear el problema, redefiniendo términos y el objeto mismo de indagación.

Luego, esbozó una respuesta, de carácter filosófica, que permitía articular en su opinión tanto los resultados empíricos de la investigación psicológica y científica en general, como las hipótesis de carácter filosófico sobre temas que no podían ponerse a prueba (o que todavía no se habían puesto a prueba).

Llamamos "problema de la conciencia", el de nuestra experiencia consciente, al problema de cómo explicar la revelación subjetiva de los fenómenos psíquicos, su conocimiento consciente por parte del sujeto, ya que no parece resolverse simplemente explicando los procesos neurofisiológicos que constituyen su base material. Si bien Ingenieros ubicó decididamente las funciones psíquicas conscientes entre los fenómenos naturales, y por lo tanto, sometidas al dominio de las leyes naturales, el problema de la experiencia consciente quedó instalado de modo inestable en la frontera entre la ciencia y la filosofía. Ingenieros planteó una teoría naturalista de la conciencia que buscaba ser compatible con los resultados de la ciencia contemporánea. ¿Cómo desarrolló esta explicación reductiva de la conciencia, partiendo de los supuestos del monismo emergetista, pero manteniendo la especificidad de la cualidad fenoménica de la experiencia subjetiva en los estados conscientes?

Las funciones psíquicas, según Ingenieros, son funciones biológicas que cumplen tareas de adaptación y protección del organismo, son procesos elementales de todo ser vivo, sea cual fuere su grado de evolución filogenética5. Sus diferencias de grado, en la evolución de las especies y del individuo, van desde las más rudimentarias funciones de adaptación al medio o de protección a la vida, hasta los más complejos procesos intelectuales y conscientes del hombre de genio. Según Ingenieros, las funciones psíquicas existen con anterioridad a un sistema nervioso morfológicamente diferenciado. De acuerdo con la "ley biopsíquica fundamental" se establecía una correlación estricta entre el grado de las funciones psíquicas y la estructura de los órganos que la desempeñan. La "formación natural" de las funciones psíquicas, en términos de Ingenieros, se da a partir de las propiedades elementales de la materia viva: la excitabilidad y la motilidad. Toda excitación es un desequilibrio energético producido en un organismo, debido a la influencia del medio. Cuando la excitación es conocida o sentida por el sujeto, es consciente, y se llama sensación.6 Planteados estos términos, Ingenieros dice que la conciencia no es una realidad autónoma sobrepuesta a los propios fenómenos biológicos (criticando así a los dualistas y a los psicofisiólogos que sostenían otra forma de dualismo: el paralelismo psicofísico7). Al igual que su contemporáneo William James8, Ingenieros afirmaba que no existe ninguna realidad a la que pueda llamarse conciencia. El término 'conciencia' expresa la abstracción de una propiedad común de ciertos estados o fenómenos psíquicos que son conocidos por el sujeto en el cual se producen9. Entonces, en vez de hablar de conciencia, que puede llevar a una ilusión verbal por la cual se objetiva la idea que expresa, es preferible hablar, según Ingenieros, de funciones psíquicas conscientes, de experiencia consciente o de personalidad consciente10.

Ahora bien, ¿cuándo una excitación es sentida, conocida por el sujeto en la cual se produce? ¿Cuándo una excitación se transforma en sensación consciente? Según Ingenieros, sólo hay un fenómeno: la excitación. Si se relaciona con la experiencia anterior, entonces tiene carácter consciente. Y la clave de esta relación es la memoria. Sin memoria no habría experiencia. Sin memoria no habría sensaciones11. La memoria continua y sistematizada de las sensaciones es lo que Ingenieros llama experiencia individual. Una excitación puede ser consciente por sus relaciones con la suma de excitaciones que componen la experiencia. Que una excitación sea sensación, quiere decir que "es sentida por el mismo ser excitado", y es sentida porque ella se relaciona con otras excitaciones semejantes y desemejantes. Ingenieros habla de personalidad consciente cuando la sensación determina reacciones relacionadas con la experiencia anterior12.

Los conceptos claves son entonces los de experiencia y memoria. Pero ambos son definidos en términos puramente cuantitativos y materiales. Ingenieros sostenía que no es necesario salir de las propiedades de la materia viva13 para analizar -desde el punto de vista de la psicología genética- cómo se constituye la experiencia, cómo es posible la relación entre una nueva experiencia de un ser vivo y la suma de sus experiencias anteriores. La experiencia es el conjunto de las modificaciones del equilibrio energético en un ser vivo, conservadas por la memoria14. La memoria es "el resultado de la propiedad, común en la materia viva, de conservar una modificación estructural (de su equilibrio atómico-molecular) como consecuencia de toda excitación o reacción energética recibida o efectuada anteriormente"15. Siguiendo una distinción de Ostwald16, Ingenieros sostenía que en los "sistemas orgánicos", a diferencia de los "sistemas inorgánicos", la experiencia anterior puede dejar tendencias que guíen la experiencia futura. "En todos los seres vivos, una operación anteriormente efectuada se repite con más facilidad que si se tratara de una operación nueva"17. Todo ser vivo experimenta excitaciones que determinan reacciones, transformaciones y desprendimiento de energía. "Toda permuta energética modifica la estructura atómico-molecular de la materia viva en que se efectúa; la repetición de esas permutas energéticas determina vías orgánicas de menor resistencia entre los modos de excitación y movimientos requeridos para la incesante adaptación del ser vivo a las variaciones de su medio."18

Las dificultades del esquema explicativo son numerosas. Partiendo de la experiencia consciente definida en términos de su revelación subjetiva, fenoménica, llegamos a un concepto de experiencia definida en términos cuantitativos, energéticos: "La experiencia es el conjunto de las modificaciones del equilibrio energético determinadas en un ser vivo por las excitaciones y reacciones precedentes"19.

Además, no se trata solo de la experiencia individual, ontogenética, sino también de la experiencia filogenética (que abarcaría las modificaciones funcionales y estructurales producidas en el curso de la evolución de las especies) y la experiencia sociogenética (las modificaciones producidas en el curso de la evolución de los grupos sociales). Recordemos que para Ingenieros las variaciones se producen como reacción a las acciones del ambiente, siempre cambiantes (por eso la transformación es continua). Y que además, "toda variación útil adquirida en la experiencia individual puede ser imitada por el grupo o transmitida hereditariamente, incorporándose a la experiencia de la sociedad o de la especie"20 (por eso la la transformación implica una evolución).

Ya que para Ingenieros las funciones psíquicas no se identifican con las funciones conscientes, sólo ciertos fenómenos psíquicos pueden tener la propiedad de ser conscientes y en determinadas condiciones.

"En todo ser vivo , el grado de conciencia que puede acompañar a una sensación recibida, depende de la cantidad de impresiones anteriormente fijadas por la memoria y sistematizadas en tendencias (hereditarias) o en hábitos (individuales).21"

Mientras más experiencia individual y filogenética, mayor grado de conciencia será posible. A lo largo de la evolución, los procesos de adaptación biológica se complican y diferencian gradualmente, pero no cambian su naturaleza. Las diferencias son sólo diferencias de grado. De ahí que Ingenieros rechazara como antropomórficas las tesis contemporáneas (entre ellas la de Haeckel) que sostenían que el desarrollo de la conciencia está vinculado a la evolución del sistema nervioso central, al de los órganos de los sentidos y a las capacidades de asociación. Incluso agregaba que, ya que la personalidad es proporcional al grado de experiencia (onto y filogenética), podía hablarse de personalidad en todas las especies22.

El problema central que nos interesa destacar es que Ingenieros, a partir de "la no identificación de lo psíquico con lo mental", planteó el problema de la conciencia en su aspecto fenoménico subjetivo (es decir, en tanto revelación cualitativa al propio sujeto en el cual se producen ciertos estados psíquicos), pero el tratamiento que realizó de los conceptos clave de su explicación (experiencia y memoria) se centraron en las funciones psíquicas conscientes en tanto base explicativa de la conducta (adaptación al medio). Ingenieros confundió ambas dimensiones de los fenómenos conscientes, aunque pareció distinguirlas cuando planteó claramente que el problema es el de su dimensión fenoménica, es decir, el de cómo se experimentan los fenómenos psíquicos. Si la posibilidad de ser experimentados, y, por ende, de constituir una experiencia, tiene que ver con la memoria que posibilita su vinculación con sensaciones pasadas, la conceptualización encierra graves dificultades en el esquema general.

En primer lugar, la memoria parece ser un proceso "omniabarcativo", ya que todas las influencias del medio que producen excitaciones en los seres orgánicos, terminan en modificaciones estructurales. Por otro lado, la afirmación de que todas esas modificaciones permiten vinculaciones que determinan el carácter consciente de las excitaciones, enfrenta por lo menos dos dificultades. Primero, Ingenieros carece de base para sostener que "todo queda", y que no habría procesos de diferenciación de la memoria en cuanto a qué supone una modificación pasajera y qué no. Segundo, en ningún momento da las evidencias ni los argumentos que permitan aceptar la proposición de que todo cambio estructural a nivel atómico-molecular sea sentido por el sujeto en el cual se produce, es decir, que se le revele subjetivamente, y constituya así su experiencia. Estas dos dificultades muestran que el concepto de memoria, al ser tan extenso, termina careciendo de la propiedad que serviría para explicar la vinculación entre lo vivido actualmente y las experiencias anteriores. El problema es: ¿de qué vinculación se trata en el caso de la experiencia consciente? ¿De una vinculación a nivel estructural y fisiológica? Esto todavía no dice nada de la experiencia consciente (vivida subjetivamente).

Aparentemente, podríamos suponer que se dan numerosas modificaciones orgánicas a este nivel sin que se le revelen subjetivamente al sujeto en quien se producen. Tanto las tendencias hereditarias (factor constitucional) como los hábitos (factor adquirido), que constituyen elementos de la personalidad según Ingenieros, pueden darse sin que el sujeto los sienta, es decir, sin que se les revele subjetivamente. El hábito constituye un buen ejemplo de la superposición de abordajes que realiza Ingenieros en el problema de la conciencia. En principio, los hábitos, en tanto ya se manifiestan según Ingenieros en las primeras reacciones orgánicas (en el embrión humano, en el recién nacido), constituyen la base de la experiencia adquirida individualmente y el fundamento para hablar de funciones psíquicas conscientes, aún en grados mínimos en todos los estadios de desarrollo de los seres vivos. Sin embargo, al analizar cómo las condiciones pueden influir en cada momento para que algo inconsciente se haga conciente o viceversa, Ingenieros dice lo siguiente: "Muchas funciones que empiezan siendo conscientes se tornan inconscientes cuando el hábito ha establecido vías fáciles de reacción adaptativa, haciendo innecesaria su correlación con la personalidad consciente."23 "Cuando un proceso de excitación-reacción se ha repetido muchas veces, se organiza el hábito, estableciendo vías de menor resistencia para la transformación energética; entonces su carácter consciente deja de ser útil para ejecutar la función protectriz y ésta se hace cada vez más automática e inconsciente".24 No queda claro por qué no puede darse un proceso de excitaciónreacción que constituya un hábito, y que involucre la memoria en el sentido definido por Ingenieros, pero no se revele subjetivamente al sujeto en el cual se produce. No queda claro por qué toda experiencia consciente supone una memoria que define otro aspecto de las funciones psíquicas (como procesos de excitación-reacción con funciones adaptativas), y más aún, por qué todo proceso de esta memoria (así definida) supone experiencia consciente. Tampoco resulta coherente dentro del esquema general, relegar a un hábito como actividad [psicológica] inconsciente, cuando su carácter consciente ya no es útil a la función protectora y a la supervivencia del más apto. Lo mismo se podría decir para las primeras "reacciones orgánicas" del embrión humano o del recién nacido, que Ingenieros utiliza para fundamentar la posibilidad de un grado aunque sea ínfimo de conciencia. Aunque por otra parte, siguiendo las enseñanzas de Ribot, Ingenieros aclara: "El carácter consciente de las actividades elementales es, principalmente, afectivo."25 Retomando ideas de Sollier, Ingenieros considera que la "experiencia cenestésica" constituye la base sobre la cual se desarrolla luego las actividades psíquicas intelectuales o representativas, el "yo" consciente26. La conciencia afectiva luego se diferencia en tendencias, inclinaciones, deseos, etc.27 En otro lado señala: "La experiencia consciente es un caso particular de la experiencia individual."28 La experiencia es primero experiencia orgánica, en donde los rudimentos orgánicos de placer o de dolor constituyen las primeras manifestaciones conscientes. No obstante, en otros pasajes Ingenieros reconoce que la personalidad consciente "depende de ciertas condiciones fisiológicas de la actividad central … "29 Dejamos de lado acá el problema de la unidad de la experiencia consciente.

Ingenieros realiza audazmente varias operaciones simultáneas. Por un lado niega la existencia de la conciencia como realidad autónoma, y en este sentido, está dentro del espacio intelectual que, luego de los aportes de los neurofisiólogos del siglo XIX sobre la actividad cerebral y la continuidad nerviosa, hizo imposible seguir planteando la conciencia en términos de relación consigo misma, hizo imposible desarrollar explicaciones psicológicas en el marco de un dualismo substancial cartesiano. Pero por otro lado, avalado por el enfoque evolucionista y definida la experiencia consciente en términos de una memoria no vivencial, sino energética y de cambios estructurales en la materia, Ingenieros termina por extender las funciones psíquicas conscientes a todos las especies y a todos los grados de evolución individual. Para esto acude a la conciencia afectiva y a la experiencia orgánica. En tercer lugar, la concepción evolucionista ponía el acento en la actividad refleja y automática de todo el sistema nervioso, desde la cual se diferenciaba la actividad consciente como algo ulterior pero que iba a convivir siempre con la actividad automática inconsciente. Ingenieros, en cambio, al extender la actividad consciente aún en sus "grados ínfimos" y más allá de la presencia del sistema nervioso, a todas las especies, pone énfasis en otro aspecto genético de la actividad consciente, su convivencia constante, aún en sus grados mínimos, con la actividad automática e inconsciente. En cuarto lugar, el objeto de la psicología ha dejado de ser ya la experiencia psicológica30 para ocupar su lugar las funciones psíquicas, de las cuales sólo una proporción reducida puede ser caracterizada en sentido estricto como experiencia. Toda experiencia es de carácter consciente, si no, no es experiencia. "Lo consciente sólo nos manifiesta aspectos transitorios o terminales de procesos que se elaboran inconscientemente…"31 Sin embargo, estos procesos inconscientes -sobre los cuales reconoce los aporte de autores como Leibniz, Kant, Hamilton, Spencer, Taine, Morselli, Grasset, Beaunis, Rauch, y especialmente, Ribot, Janet, Sergi, Hoffding, Myers-, no constituyen experiencia sino aquello con lo cual la actividad consciente convive, explicando no sólo los fenómenos de automatismo "normales" (como el sueño, los hábitos, etc.) sino también los síntomas histéricos y las demás manifestaciones de desagregación consciente que aparecen en los desórdenes psíquicos32. Esta reformulación del objeto de estudio destrona definitivamente la introspección como método necesario en el estudio de las funciones psíquicas, a la vez que justifica el uso de los métodos de las ciencias naturales33.

Vemos aquí el desarrollo de una posición crítica que, a la vez que asumió el problema de la experiencia consciente en todas sus dimensiones, apeló al modelo del reflejo y al modelo evolucionista, junto con una particular forma de entender la memoria, para intentar saldar la deuda que en esa época los psicólogos, fisiólogos y filósofos tenían con la explicación de la conciencia.

La extensión del modelo del reflejo a la actividad cerebral, llevada a cabo por los neurofisiólogos europeos durante la segunda mitad del siglo XIX, constituyó, como dice Gauchet34, un acontecimiento en el orden del pensamiento, ya que a partir de aquí se produjo una ruptura con la concepción antropológica clásica. El reconocimiento de que la actividad primordial de todo el sistema nervioso (y no sólo de la médula espinal) es refleja ("continuidad funcional nerviosa"), y que, por lo tanto, la actividad primordial del cerebro es automática, inconsciente, minó las bases de la idea clásica del hombre como dueño y señor de sí mismo, basado en su poder consciente y voluntario. Sin embargo, la articulación del doble registro de la experiencia (la actividad involuntaria, automática, y la experiencia consciente), permaneció como un problema de difícil resolución, ya que para la explicación de la actividad consciente no bastaba invocar la continuidad funcional del sistema nervioso35.

El problema de la conciencia recibió diversos tratamientos: o bien, se negó la existencia de la conciencia (al ser ésta vista sólo como un epifenómeno, o como efectos de conciencia), o bien, se le reconoció un poder causal sobre la conducta pero a su vez parcial, limitado por la presencia constante de la actividad inconsciente. La extensión del modelo evolucionista al terreno de la psicopatología y de la neurofisiología, condujo a la concepción de que los seres se desarrollan evolutivamente a través de una complejización y diferenciación crecientes, que supone niveles de organización. Lo superior surge de lo inferior e intenta dominarlo. La actividad refleja, inconsciente, es lo primero, y a partir de ella surge la actividad consciente, pero conviviendo conflictiva y permanentemente con la inconsciente. La homogeneización de ambas actividades (consciente e inconsciente) y la interacción dinámica entre ellas, constituyeron un esquema que tuvo como pilares la continuidad nerviosa y el evolucionismo, y que recibió en las últimas décadas del siglo XIX y principios del siglo XX, diversas interpretaciones.

Entre los autores argentinos de comienzos de el siglo XX, José Ingenieros fue el que más extensamente se ocupó de este "enigma de los enigmas" y retomó críticamente lo que sus contemporáneos extranjeros habían desarrollado. Ante todo propuso una nueva forma de plantear el problema, redefiniendo términos y el objeto mismo de indagación. Luego, esbozó una respuesta, de carácter filosófica, que permitía articular en su opinión tanto los resultados empíricos de la investigación psicológica y científica en general, como las hipótesis de carácter filosófico sobre temas que no podían ponerse a prueba (o que todavía no se habían puesto a prueba).

Llamamos "problema de la conciencia", el de nuestra experiencia consciente, al problema de cómo explicar la revelación subjetiva de los fenómenos psíquicos, su conocimiento consciente por parte del sujeto, ya que no parece resolverse simplemente explicando los procesos neurofisiológicos que constituyen su base material. Si bien Ingenieros ubicó decididamente las funciones psíquicas conscientes entre los fenómenos

naturales, y por lo tanto, sometidas al dominio de las leyes naturales, el problema de la experiencia consciente quedó instalado de modo inestable en la frontera entre la ciencia y la filosofía. Ingenieros planteó una teoría naturalista de la conciencia que buscaba ser compatible con los resultados de la ciencia contemporánea. ¿Cómo desarrolló esta explicación reductiva de la conciencia, partiendo de los supuestos del monismo energetista, pero manteniendo la especificidad de la cualidad fenoménica de la experiencia subjetiva en los estados conscientes?

Ingenieros realiza audazmente varias operaciones simultáneas. Por un lado niega la existencia de la conciencia como realidad autónoma, y en este sentido, está dentro del espacio intelectual que, luego de los aportes de los neurofisiólogos del siglo XIX sobre la actividad cerebral y la continuidad nerviosa, hizo imposible seguir planteando la conciencia en términos de relación consigo misma, hizo imposible desarrollar explicaciones psicológicas en el marco de un dualismo substancial cartesiano. Pero por otro lado, avalado por el enfoque evolucionista y definida la experiencia consciente en términos de una memoria no vivencial, sino energética y de cambios estructurales en la materia, Ingenieros termina por extender las funciones psíquicas conscientes a todos las especies y a todos los grados de evolución individual. Para esto acude a la conciencia afectiva y a la experiencia orgánica.

En tercer lugar, la concepción evolucionista ponía el acento en la actividad refleja y automática de todo el sistema nervioso, desde la cual se diferenciaba la actividad consciente como algo ulterior pero que iba a convivir siempre con la actividad automática inconsciente. Ingenieros, en cambio, al extender la actividad consciente aún en sus "grados ínfimos" y más allá de la

presencia del sistema nervioso, a todas las especies, pone énfasis en otro aspecto genético de la actividad consciente, su convivencia constante, aún en sus grados mínimos, con la actividad automática e inconsciente. En cuarto lugar, el objeto de la psicología ha dejado de ser ya la experiencia psicológica36 para ocupar su lugar las funciones psíquicas, de las cuales sólo una proporción reducida puede ser caracterizada en sentido estricto como experiencia. Toda experiencia es de carácter consciente, si no, no es experiencia. "Lo consciente sólo nos manifiesta aspectos transitorios o terminales de procesos que se elaboran inconscientemente…"37 Sin embargo, estos procesos inconscientes -sobre los cuales reconoce los aporte de autores como Leibniz, Kant, Hamilton, Spencer, Taine, Morselli, Grasset, Beaunis, Rauch, y especialmente, Ribot, Janet, Sergi, Hoffding, Myers-, no constituyen experiencia sino aquello con lo cual la actividad consciente convive, explicando no sólo los fenómenos de automatismo "normales" (como el sueño, los hábitos, etc.) sino también los síntomas histéricos y las demás manifestaciones de desagregación consciente que aparecen en los desórdenes psíquicos38.

Esta reformulación del objeto de estudio destrona definitivamente la instrospección como método necesario en el estudio de las funciones psíquicas, a la vez que justifica el uso de los métodos de las ciencias naturales39.

Vemos aquí el desarrollo de una posición crítica que, a la vez que asumió el problema de la experiencia consciente en todas sus dimensiones, apeló al modelo del reflejo y al modelo evolucionista, junto con una particular forma de entender la memoria, para intentar saldar la deuda que en esa época los psicólogos, fisiólogos y filósofos tenían con la explicación de la conciencia.

 

 

*Trabajo publicado originalmente en Ricardo Caracciolo y Diego Letzen(eds.), Epistemología e Historia de la Ciencia. Vol. 7 Nro 7 (2001), pp. 503-509. ISBN: 950-33-0299-4.
**Instituto de Investigaciones. Facultad de Psicología. Universidad de Buenos Aires. Programa de Estudios Históricos de la Psicología en la Argentina. Director: Hugo M. Vezzetti.
1Con respecto a este interés por el problema de la conciencia en la historiografía de la psicología, véase por ejemplo Estany, A. (2000), Vida, muerte y resurrección de la conciencia, Barcelona, Paidós; Moya Santoyo, J. (2000), "Estudios sobre la conciencia en los últimos años I", Revista de Historia de la Psicología 2000, vol.21 (2/3), pp. 329-340; Ortiz de Zárate, A. (2000), "Estudios sobre la conciencia en los últimos años II", Revista de Historia de la Psicología2000, vol.21 (2/3), pp. 341-348; Mora, J. y Porras, B. (2000), "Algunos referentes histórico-conceptuales del estudio de la conciencia", Revista de Historia de la Psicología 2000, vol.21 (2/3), pp. 349-358.
2 Con respecto al desarrollo de la psicología en la Argentina en este período, véase Vezzetti, H. (1988), El nacimiento de la psicología en la Argentina, Buenos Aires, Ed. Puntosur; Klappenbach, H. (1996), "Prólogo a La psicología experimental en la República Argentina de Horacio Piñero", Cuadernos Argentinos de Historia de la Psicología, 2 (1/2):239-268; Talak, A.M. y Ríos, J.C.(1999), "La articulación entre el saber académico y diversas prácticas de la psicología, en la Sociedad de Psicología de Buenos Aires entre 1908 y 1913", VI Anuario de Investigaciones, Facultad de Psicología, UBA; Talak, A.M. (1999), "La experimentación en los primeros desarrollos de la psicología en la Universidad de Buenos Aires (1896-1919)". En Eduardo Sota y Luis Urtubey (eds.), Epistemología e Historia de la Ciencia. Vol. 5 Nro 5 (1999), pp. 466-472; Talak, A.M. (2000), "Los primeros desarrollos académicos de la psicología en la Argentina" , en Ríos, J.C., Ruiz,R., Stagnaro, J.C. y Weissmann, P. (comp.) (2000), Psiquiatría, Psicología y Psicoanálisis. Historia y Memoria, Buenos Aires, Polemos.
3Véase Gauchet, M. (1994), El incosciente cerebral, Buenos Aires, Nueva Visión.
4Véase Ellenberger, H. (1976), El descubrimiento del inconsciente, Madrid, Ed. Gredos. [Ed. original en inglés, 1970.]
5Ingenieros (1919), Principios de psicología, 6ta edición corregida y definitiva, en Obras completas, Ediciones Mar Océano, 1962, vol.III, p.80. Esta es la edición que se citará en los sucesivo.
6Ingenieros (1919), ob. cit., p. 62.
7Entre los paralelistas psicofísicos a los que se refería, se encontraban W. Wundt, como principal autor extranjero de referencia, y Horacio G. Piñero en la Argentina.
8James, W. (1904), "Does "Consciousness" Exist?" en McDermott J.J. (comp.) (1977), The Writtings of William James, Chicago, University of Chicago Press. James, W. (1890), The Principles of Psychology, Cambridge (MA), Harvard University Press, 1983.
9Ingenieros utiliza la comparación con el término 'color': éste también expresa la abstracción de una propiedad común a los objetos coloreados, pero no por eso la propiedad existe por sí misma, como realidad autónoma.
10Cfr. Ingenieros (1919), ob. cit., p. 140. Ingenieros dice que al considerar a la conciencia como algo realmente existente, filósofos y psicólogos han sido víctimas de una ilusión puramente verbal, "cimentada en el equívoco lenguaje del animismo racionalista y en la larga tradición escolástica". "Estamos en presencia de un símbolo de nuestro lenguaje, de una fórmula general aplicada a varios fenómenos concretos: la conciencia es una abstracción objetivada". Ibídem.
11Ingenieros (1919), ob. cit., cap. 2, p. 62; y cap. 6, p. 150.
12Ingenieros (1919), ob. cit., cap. 2, p. 62; y cap. 6, p. 150.
13Ingenieros (1919), ob. cit., p. 63.
14Ingenieros (1919), ob. cit., p. 64.
15Ingenieros (1919), ob. cit., p. 63.
16Cfr. Ostwald, W. (1911), L'Energetisme, París, Alcan.
17Ibidem. También véase el cap. 6 (p.143) de la misma obra.
18Ibidem.
19Ibidem.
20Ibidem.
21Ingenieros (1919), ob. cit., p. 143.
22"La "personalidad consciente" se desarrolla en los individuos de cada especie proporcionalmente al grado de experiencia filogenética y a las variaciones adquiridas en el curso de su evolución individual." Ingenieros (1919), ob. cit., p.144.
23Ingenieros (1919), ob. cit., p. 147.
24Ingenieros (1919), ob. cit., p. 149.
25Ingenieros (1919), ob. cit., p. 153.
26Ibidem. Véase Sollier (1909), Le sentiment cenesthésique, VI Congreso de Psicología, Ginebra.
27Véase la concepción de Ribot sobre la "conciencia afectiva" en Ribot, Th. (1884), "Les bases affectives de la personnalité", Revue Philosophique, XVIII, p. 143; y en Ribot, Th. (1896), La psychologie des sentiments, París, Alcan.
28Ingenieros (1919), ob. cit., p. 153.
29Ingnieros (1919), ob. cit., p. 152.
30Véase de Wundt, W. (1892), Lectures on Human and Animal Psychology (primera edición en alemán,1860; 2ª edición, 1892), Washington, University Publications of America, 1977; y (1896), Compendio de psicología, Madrid, La España Moderna, s/f; Rieber, R.W. (ed.) (1980), Wilhelm Wundt and the Making of a Scientific Psychology, N.York and London, Plenum Press, 1980; Danziger, K. (1990), Constructing the subject. Historical origins of psychological research. New York: Cambridge University Press.
31Ingenieros (1919), ob. cit., p.152.
32Ingenieros sigue la tradición psicopatológica francesa más que la de la psicología experimental alemana. Véase Janet, P. (1889), L'automatisme psychologique, Paris, Réédition de la Societé Pierre Janet, 1973; Ingenieros, J. (1904), Histeria y sugestión, 5ta edición definitiva 1919, en Obras Completas, Ediciones Mar Océano, 1962, vol.II; Vezzetti (1996), Aventuras de Freud en el país de los argentinos, Buenos Aires, Paidós, Cap. 1.
33Véase la discusión que realiza Ingenieros sobre los métodos de la psicología, en el cap. VIII de Principios de psicología (1919), y en el artículo en donde contesta algunas críticas y realiza aclaraciones, (1915), "Los fundamentos biológicos de la psicología", Revista de Filosofía, Cultura, Ciencias, Educación, II, pp. 442-471. Los Principios de Psicología fueron traducidos al francés (París, editor Félix Alcan) y al alemán (Leipzig, editor Ostwald), y sus ideas fueron comentadas por autores extranjeros.
34Véase Gauchet, M. (1994), El incosciente cerebral, Buenos Aires, Nueva Visión.
35Véase Ellenberger, H. (1976), El descubrimiento del inconsciente, Madrid, Ed. Gredos. [Ed. original en inglés, 1970.]
36Véase de Wundt, W. (1892), Lectures on Human and Animal Psychology (primera edición en alemán,1860; 2ª edición, 1892), Washington, University Publications of America, 1977; y (1896), Compendio de psicología, Madrid, La España Moderna, s/f; Rieber, R.W. (ed.) (1980), Wilhelm Wundt and the Making of a Scientific Psychology, N.York and London, Plenum Press, 1980; Danziger, K. (1990), Constructing the subject. Historical origins of psychological research. New York: Cambridge University Press.
37Ingenieros (1919), ob. cit., p.152.
38Ingenieros sigue la tradición psicopatológica francesa más que la de la psicología experimental alemana. Véase Janet, P. (1889), L'automatisme psychologique, Paris, Réédition de la Societé Pierre Janet, 1973; Ingenieros, J. (1904), Histeria y sugestión, 5ta edición definitiva 1919, en Obras Completas, Ediciones Mar Océano, 1962, vol.II; Vezzetti (1996), Aventuras de Freud en el país de los argentinos, Buenos Aires, Paidós, Cap. 1.
39Véase la discusión que realiza Ingenieros sobre los métodos de la psicología, en el cap. VIII de Principios de psicología (1919), y en el artículo en donde contesta algunas críticas y realiza aclaraciones, (1915), "Los fundamentos biológicos de la psicología", Revista de Filosofía, Cultura, Ciencias, Educación, II, pp. 442-471. Los Principios de Psicología fueron traducidos al francés (París, editor Félix Alcan) y al alemán (Leipzig, editor Ostwald), y sus ideas fueron comentadas por autores extranjeros.

Creative Commons License