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Psicoperspectivas (Valparaíso. En línea)

versão On-line ISSN 0718-6924

Psicoperspectivas (Valpso., En línea) v.8 n.2 Viña del Mar  2009

 

ARTÍCULOS

Tecnologías del gobierno de sí en la era del gerenciamiento: la autoayuda entre el narcisismo y la abyección

 

Self-government technologies in management societies: self-help literature between narcissism and abjection

 

 

Silvia M. Grinberg

CONICET-UNSAM/UNPA Argentina

Dirección para correspondencia

 

 


RESUMEN

Desde hace décadas asistimos complejos procesos de crisis y cambio de los relatos de producción de la subjetividad como parte de un entramado que, según se propondrá en este artículo, expresan la emergencia de la configuración de un nuevo diagrama de gobierno de la población que en las sociedades de gerenciamiento se dirimen entre el narcisismo y la abyección.  Nos referimos a los textos de autoayuda como relato de formación de la subjetividad de nuevo cuño que se erigen como narrativización del Yo, en tanto se constituyen en el marco de una formación discursiva que llama a los sujetos a autohacerse para devenir flexibles, autónomos, creativos, responsables, etc. La subjetividad gerenciada irrumpe como núcleo de un dispositivo de poder que expresa y produce un nuevo régimen de prácticas de dirección y encauzamiento de la conducta. Esto involucra una nueva organización del pensamiento, de articulación de creencias, de prácticas institucionales y por cierto de racionalidad. Asistimos a la configuración de un nuevo campo de visibilidad y enunciabilidad, campo al que en este trabajo se intenta abordar y describir críticamente desde la perspectiva de los estudios de gubernamentalidad.

Palabras clave: abyección; autoayuda; gubernamentalidad; narcisismo; sociedades de gerenciamiento.


ABSTRACT

For decades we have been witnessing complex processes of crisis and change of the stories of production of subjectivity as part of a network that, as this article proposes, reflect the emergence of a new diagram of government of population that in the management societies are resolved between narcissism and abjection. We refer to the self-help literature that express the formation of subjectivity as the narratives of the Ego, that constitute part of a discursive formation that calls subjects to create themselves, become flexible, autonomous, creative, responsible, and so on. Subjectivity breaks managed as a core device express and produce a new system of management practices and conduction of conducts. This involves a new organization of thought, articulation of beliefs, practices, and indeed of rationality. In this framework, this paper seeks to address and critically describe, from the perspective of governmentality studies, this new field of visibility and statements.

Keywords: abjection; governmentality; management societies; narcissism; self-help.


 

1. Introducción

A lo largo de los últimos años hemos dejado atrás la culpa para transformarnos en sujetos de y/o en riesgo, sujetos responsables llamados a revisar su accionar y reparar sus errores. Esos años que Freud describía en el malestar en la cultura donde debíamos ceder parte de nuestra felicidad en aras del vivir en sociedad, parece han quedado atrás. Desde fines del siglo XX estamos siendo invocados a emprender, a hacernos y autohacernos, a revisar nuestros deprimidos self, a reconocernos como responsables de la marcha elegida y si fuera necesario rectificar el rumbo seguido; ello porque sólo de nosotros dependen nuestros aciertos y nuestros fracasos. De ahí que términos como "winer" y/o "looser" hayan ganado la escena para describir, criticar o referenciar a una persona.

Es en este contexto que nos proponemos, desde la perspectiva de los estudios de gubernamentalidad (Foucault, 2006; Dean, 1999; Grinberg, 2008), reflexionar aquí en torno de uno de los géneros que más ha crecido en ventas y que entendemos acompaña y/o se ha constituido en la literatura que expresa y cataliza el clima de época de nuestros tiempos, esto es los libros de autoayuda. La cuestión, aquí, radica en leer esta bibliografía como formando parte nuclear de una nueva formación discursiva que se configura en torno del llamado a los sujetos a inventarse, crearse y revisarse como condición básica del existir; esto es como aquello que nos a habilita a ser o no ser tal como lo establece uno de los textos más leídos de esta categoría y que será eje de análisis aquí: ¿quién se ha llevado mi queso? (Jonhson, 1999). La autoayuda se ha desarrollado como parte neurálgica del llamado a la subjetividad a hacerse; llamado que apela a la capacidad de elegir y reelegir que tenemos los sujetos.

La lógica del "rational choice" dejo de pensarse como algo privativo a la órbita del mercado. En las sociedades de gerenciamiento[1] la elección racional devino la forma de administración de la vida, aquella que los sujetos tenemos que asumir tanto para nuestra vida pública como privada. De hecho muchos de los debates sobre la identidad tan caros a nuestros tiempos han establecido las condiciones de inestabilidad necesarias que hacen posible pensar al "self" como resultado de la elección racional.

Vivimos en sociedades narcisistas señala la bibliografía especializada. Y ello, también, porque todos los asuntos de nuestra vida devinieron cuestiones de egos que deben actuar sobre sí para conseguir sus objetivos de forma tal que si algo no sale tal como estaba planeado se explica en las carencias de los sujetos, o, para estar a la altura de los nuevos enunciados, en los bajos niveles de resiliencia que tenemos y sobre los que debemos trabajar para mejorar. La noción de resiliencia suele ser utilizada, así, para explicar fenómenos tan dispares como la desocupación, la extrema pobreza y/o las rupturas de pareja. Todo se somete al ego y ello gracias a los:

Procedimientos públicos propios de los actores organizados cuyo objetivo es permitir a la individualidad asegurar la responsabilidad de su vida y comprender a fondo su miseria... La diferencia individual ya no se halla enteramente subsumida bajo la desigualdad colectiva. Las relaciones entre desigualdad y diferencia se convierten entonces en cuestiones políticas. El individualismo contemporáneo es menos la victoria del egoísmo sobre el civismo que un cambio de la experiencia del mundo (Ehrenberg, 2000, p. 267).

Nuestros modos de habitar el mundo, de hacernos en él, desde los últimos decenios del siglo XX nos han dejado frente a una convocatoria constante de hacernos y rehacernos. De forma tal que el calling "tú puedes ser quién quieras ser" que nos regla nuestro tiempo, es aquél que nos dice que no importa en quién o en qué nos convirtamos lo central es estar-siempre-ya en un proceso de hacernos y revisarnos. Así en el mismo momento en que enaltecemos lo inestable, el Yo deviene el eje, ese algo que debemos moldear a los efectos de ser/ocupar lugares en el mundo y por supuesto ser aquello que queramos ocupar/ser. Siguiendo a Kristeva (1999) es "en el hecho de que la autoridad, el valor y la ley se han vuelto vacíos inconsistentes..." que radica nuestra incapacidad de rebeldía en "... nuestras democracias avanzadas regidas por un orden normalizador y pervertible" (p.50). Ello no sólo ha dejado a la rebeldía como mandato sino también nos ha dejado a cada uno de nosotros buscando alguna malla a la que atar alguna parte de nuestro self. En este contexto la norma se ha convertido en aquello que nos llama a pervertirla para hacernos y autohacernos. De forma tal que la autoridad deviene en algo frágil y maleable que como una masa gelatinosa se nos resbala y por tanto se nos hace muy difícil encontrar terrenos a los que aferrarnos e incluso resistir. Pero resaltemos que lejos de no haber norma, la normatividad se establece en su perversión.

Ahora bien, como contracara jánica de una sociedad que empuja hacia delante a nuestros egos, nos encontramos viviendo en un mundo de abyección (Kristeva, 1988), en un mundo en el que todo parece estar disponible pero en el que a diario nos enfrentamos al vacío, al miedo abyecto a carecer (Deleuze y Guattari, 1995). Vivimos en sociedades donde el miedo a la escasez se vuelve cada vez más grande y abarca más bastos espacios de la vida social hasta llegar al lugar del ego, del self, de aquello que pareciera siempre podemos guardarnos como lo único propio e inalienable que tenemos. Así, en un mundo en el que abunda la producción y en el que pareciera ya no hay ninguna constricción que nos impida llegar a ser quienes queramos ser, nos enfrentamos a la omnipotencia y/o impotencia inevitable que produce la produce la promesa del emprendedorismo y el vacío de su imposibilidad. Ello porque, nuevamente siguiendo a los autores del antiedipo probablemente como nunca antes "la producción social es tan sólo la propia producción deseante en condiciones determinadas" (Deleuze y Guattari, 1995, p. 36).

Es en este marco que Ehrenberg refiere a nuestras sociedades como narcisistas en tanto:

Las fronteras de la persona y las que distinguen a las personas entre sí constituyen el objeto de una preocupación tal que ya no se sabe "qué cosa es cada cosa"... Una sociedad de iniciativa individual y de liberación psíquica, en la medida en que lleva a cada uno a decidir permanentemente, alienta las prácticas de modificación de sí y, simultáneamente, crea problemas de estructuración de sí que no constituían objeto de ninguna atención en una sociedad disciplinaria (Ehrenberg, 2000, p. 264).

Desde esta perspectiva que nos preguntamos por las tramas de formación de la subjetividad en el presente, estos es, ¿qué quiere decir ser sujeto en la actualidad?, y, en directa relación ¿cuáles son las tecnologías de formación de ese sujeto? Estos interrogantes no dejan de enmarcarse en una cuestión más general que se cuestiona por los procesos, formas y relaciones que, al decir de Foucault, nos hacen llegar a ser quienes somos. Seguramente, una pregunta de este tipo no puede contestarse de un modo unívoco ya sea por el carácter socio-histórico que ella supone, en tanto refiere a ámbitos muy diversos de la vida social e individual y, especialmente, porque no podemos pensar en ese quiénes somos como algo acabado y/o cerrado e incluso, porque de hecho resulta un interrogante por demás amplio que supone respuestas identitarias particulares y contingentes. Sin embargo y, aceptando esto, entendemos posible abordar intentos de análisis trazando algunas diagonales que nos permitan encontrar algunos ejes para su interrogación. Aquí entendemos a los textos de autoayuda como un relato de formación en tanto define unas determinadas relaciones que los sujetos deben establecer consigo mismos a los efectos de, aunque parezca paradojal, devenir sujetos.

 

2. Gubernamentalidad y egos gerenciados

En paralelo a los acontecimientos que nos dejarían viviendo en un sociedad de gerentes Foucault dictaba sus cursos en el College de France comenzando a describir aquello que hoy no dudaríamos en llamar una genealogía de nuestro presente, aquello que ha convertido a nuestras sociedades en un mundo de empresa donde lo único importante es que el individuo "se vuelva para sí o para su familia, una empresa" (Foucault, 2007, p.347). En esos días Foucault analizaba los textos que ya desde la primera mitad del siglo XX se venían escribiendo como crítica del Estado de bienestar y de la protección social autores como Hayek, Böhm, Gary Becker y Schultz años después. Esto es los primeros y más clásicos autores del neoliberalismo.

Devenir empresario de sí pasó a ser pensado, según Foucault, como una tarea para quienes se encontrarán por encima de un umbral; para el resto la población que el autor denomina liminar la cuestión sería volverse flotante, utilizada y utilizable si fuera necesario. En rigor para un gran número de la población cada vez más numerosa en nuestras latitudes latinoamericanas ya ni siquiera se trata de devenir utilizable. De manera que, en la constitución de esta formación discursiva se produce una ligazón fundamental entre la crítica del Estado y la creación del sujeto responsable de sí. Narcisismo y abyección se vuelven dos caras constitutivas de un mismo proceso.

Así, en ese curso Foucault establece algunas coordenadas (grilla en términos del autor) que proveen un lenguaje y un marco para pensar las relaciones entre las cuestiones de gobierno, autoridad y política articuladas con las preguntas por la identidad, el sí mismo y la persona. La noción de subjetivación queda ligada con aquello que Deleuze y Guattari denominan un agenciamiento de enunciación, en tanto prácticas que no habitan un dominio amorfo y funcionalmente homogéneo de significación y negociación entre individuos sino como localizadas en espacios particulares que se realizan a través de procedimientos particulares.

Al respecto como señala Rose (1999) las tecnologías de gobierno son aquellas que están teñidas o tiñen nuestras aspiraciones modelando las conductas con la esperanza de producir unos determinados efectos y desviar/prevenir otros; tecnologías que son híbridas, heterogéneas, transversales e involucran una variedad de programas, aspiraciones y obligaciones complejas y móviles resultantes de relaciones de fuerzas o si se prefiere de relaciones de poder.  Y en este sentido más que interpretarlas aquí nos importa identificar las diferencias en aquello que se dice, cómo se dice y su efectos: la singularidad de estas estrategias como formando parte de un campo de relaciones de verdad, poder y de producción de la subjetividad.  Por ello, más que pensar en estos diagramas como fruto del orden natural de la historia, como deber ser o esencias, nos preguntamos cómo son posibles y principalmente qué hacen posible o si se quiere qué juego nos hacen jugar. En otras palabras, se trata de abordar los procesos de subjetivación atendiendo a las condiciones, los regímenes de prácticas (discursivas y no discursivas) que hacen posible el cambio de nuestros modos de vida y, principalmente, crean nuevas formas de existencia.

Recorreremos este camino a través de los relatos de la autoayuda. En ellos se expresa todo un juego de relaciones que involucran la auto-reflexión y el auto-gobierno que, incluso, podrían ser pensadas como reinscripción del antiguo principio griego del conócete a ti mismo -como paso para el gobierno de sí y de los otros-, en una serie que se articula en los "dispositivos pedagógicos de gerenciamiento". Dispositivos que pueden rastrearse en un conjunto dispar de enunciados escolares pero también por fuera de ese circuito como lo es la autoayuda.

 

3. La Auto-ayuda como nueva territorialidad de la subjetividad

Si no cambias, te extingues

Esta es una de las tantas frases que nos dicta ¿quién se ha llevado mi queso? Brevemente, este libro tiene como uno de sus protagonistas a dos hombres que están dentro de un laberinto: uno que ante la repentina falta de queso se queda esperando que éste re-aparezca y otro que después de un tiempo y luego de una fuerte crisis y reflexión personal deja de esperar y se dispone nuevamente a la búsqueda de queso. Por supuesto, y tal como Hollywood nos ha acostumbrado a los finales felices, éste último luego de un largo camino de penas y angustias encuentra queso. Pero algo ha aprendido. La lección o moraleja que le/nos deja tanta penuria puede sintetizarse del siguiente modo: una vez que encontró su queso no puede relajarse creyendo que será para siempre, debe nuevamente salir a la búsqueda ya que el queso se termina.

De hecho, los viejos best sellers de Sydney Sheldon han pasado a un segundo plano dejándole el primer lugar a un nuevo grupo de libros cuyo relato ya no refiere a otros sino que llama a la reflexión y reforma del sí mismo.  Si la novela como género literario fue la expresión del relato moderno y, más específicamente, la novela de formación expresó las tensiones que el sujeto debía atravesar para insertarse en la vida adulta podríamos decir que este género de la auto-reflexión expresa de alguna forma el llamado de la subjetivación de nuestros tiempos.

En las grandes cadenas de librerías esta nueva categoría se abre cada vez más espacio y ocupa más m2 en las estanterías. Basta realizar un breve recorrido para ver que junto con la bibliografía vinculada con el "management", la autoayuda parece ser la expresión del relato de nuestros tiempos. De alguna forma podríamos decir que estas dos categorías remiten a un mismo y ya no tan nuevo relato: por un lado el gerenciamiento a nivel organizacional y por el otro el gerenciamiento del self o auto-gerenciamiento.

El relato de la formación en la novela romántica que refería a un joven que salía a la búsqueda de las respuestas que le permitirían constituirse en adulto responsable involucraba, por cierto, una serie de reflexiones sobre el sí mismo pero también encuentros con adultos formados, que hacían las veces de maestros, que lo guiaban en esa búsqueda. Y, si bien no todo protagonista de la novela romántica encontraba un desenlace feliz y muchos veces volvía de su viaje sin encontrar esas respuestas también es cierto que esa búsqueda involucraba un cierto tipo de cuestionamiento y comprensión del mundo, del afuera. El género de la auto-ayuda involucra un juego diferente de búsqueda, ésta ya no es sobre el mundo, sobre el afuera y no hay luz que encontrar en él. El eje ahora se instala sobre ese auto, sobre ese uno mismo, que como reza la frase citada está llamado a cambiar o dejar de ser.

Es sobre este último eje, el llamado a la auto-reflexión, a la auto-conducción, al auto-desarrollo, en suma al sí mismo que se vuelve gestor de su propia formación y cambio el que aquí nos importa resaltar como expresión de la socialidad emergente. De hecho, el mandato es incluso más fuerte y amenazador que los pareciera ahora devenido viejos mandatos del superyo: si no cambias directamente te extingues. Nada puede permanecer demasiado estable porque a ella se le opone la extinción. Como puede observarse se trata de una sentencia, un enunciado que no sólo no deja lugar a la duda sino que en sí constituye un dictamen de vida o muerte.

Los textos de auto-ayuda abarcan todos los aspectos de la vida: desde cómo devenir, un hombre de negocios exitoso, un buen líder (la noción de jefe está demodé) hasta buenos padres, exitosos amantes, etc. La gestión del yo, en todos los casos, ocupa un papel central. En el caso específicos de la identidad del trabajador de la acumulación flexible se trata de devenir sujetos adaptados y/o no adaptados; esto es el trabajo o las tareas que debe desarrollar un trabajador para "seguir siéndolo" se transforman en cuestiones de auto-actualización y por cierto de actitud. De forma tal que:

La precariedad se vive como una crisis humillante y deprimente. En las sociedades liberales, dominadas por la dinámica de individualización y emancipadas de las promesas de la lucha de clases, el paro ha cambiado de sentido: al no estar ya identificado con un destino de clase, remite a un fracaso o a una insuficiencia personal que generalmente acarrea autoacusaciones (Lipovetesky, 2007, p. 190).

Es en ese marco que en regiones como América Latina crece a diario el miedo abyecto a carecer; miedo que suele expresarse como rechazo y negación de los poblaciones que viven en las villas miseria argentinas, las favelas brasileras o las poblaciones chilenas.

Una compleja trama de narrativas psicológicas, señala Rose (1999), nos devuelven una imagen de nuestro mundo como un problema de auto-estima y empowerment. Una terapéutica social que crea un territorio en donde se problematiza la propia existencia en términos de significados psicológicos y psicodinámicos, de sus implicancias y determinaciones llamando a la intervención del sí mismo en término de normas y técnicas psicológicas. Intervenciones que puede y debe realizar el sujeto.

Seguidamente esto nos lleva a otro aspecto. De alguna forma el tiempo de la formación que en el siglo XIX y gran parte del XX se pensó como una etapa, un proceso al que podía identificarse con un comienzo y un fin; esto es se pensaba como un momento de la vida a partir del cual nos decían "Ud. ya está formado, es hora que se integre a la vida adulta y salga a trabajar". Ahora nos encontramos frente a un llamado que nos dice "si no cambia se extingue" que traducido en términos pedagógicos adquiere la forma de la educación permanente; "Ud. deberá volverse gestor de su propia formación" y, ello involucra que el adulto que antes nos daba las respuestas ahora debe transformarse en un líder, motivador y promotor del auto-aprendizaje para que podamos adaptarnos constantemente.

En suma, nos referimos a un conjunto de nuevas técnicas y prácticas (discursivas y no discursivas) de la formación que capacitan al ser humano a actuar, a llegar a ser; ahora como expertos sobre el sí mismo, emprendedores, responsables de su formación y desarrollo. Se trata de un nuevo conjunto de estrategias, formas de conocimiento, vocabulario, formas de juicio y de percepción, de cálculo, etc., que delinean los dispositivos pedagógicos del gerenciamiento. Y, según lo entendemos aquí, refieren a aquello que siguiendo a Foucault pueden llamarse las tecnologías de gobierno en tanto suponen el acoplamiento de diversas formas de conocimiento en una variedad de dispositivos tendientes a que un determinado conjunto de prácticas/conductas se produzcan.

Prepárate para cambiar rápidamente y disfrutar otra vez. El queso se mueve constantemente.

Mucho se ha escrito en los últimos años sobre la desaparición o crisis de las grandes narrativas, sin embargo creemos que estos relatos del gerenciamiento pueden ser pensados como una nueva forma de éstas. Como señalan Hardt y Negri (2001):

Contrariamente, a lo que muchos posmodernos señalan, la máquina imperial lejos de eliminar las metanarrativas, actualmente las produce y reproduce con miras a validar y celebrar su propio poder. En esta coincidencia de producción a través del lenguaje, la producción lingüística de la realidad y, el lenguaje de la auto-validación resultan ser piezas clave en la comprensión de la efectividad, validación y legitimación de los derechos del imperio (p. 34).

Esta cultura de la empresa del empowerment, involucra una historia totalizadora y unificadora, dibuja un derrotero de crecimiento económico y desarrollo basado en la visión de un futuro ya no mecánicamente dirigido al progreso sino dependiente de las inversiones que cada quien (de modo similar empresas o sujetos) realiza en su re-adaptación y cambio. Para ello debe procurar: la excelencia, la innovación, la modernización, la alfabetización tecnológica, el entrenamiento de las habilidades, el desempeño y sobretodo la voluntad emprendedora.

El cambio, la necesariedad del cambio y por tanto de adaptación a él se ha vuelto, creemos, uno de los grandes articuladores discursivos de nuestros tiempos. Las empresas, las escuelas, los hospitales y obviamente los individuos no sólo son sujetos de cambio sino que deben volverse auténticos promotores de él. Crisis y cambio, ambos dos polos que se articulan en la gestión ya sea de las organizaciones como de los individuos. No es difícil pensar en ellos como meta-narrativas. Se trata de relatos que seguramente ya no se articulan alrededor de los polos de la ilustración; ese gran relato al que estábamos acostumbrados y nos proponía la unión entre razón y progreso. Sin embargo, ¿no podríamos pensar que la promesa del cambio viene acompañada de una "nueva fe" en otra forma del progreso? Fe que se articula en una promesa constante de movimiento, ya sea fruto de la vertiginosidad de la innovación tecnológica como de la búsqueda  y aparición de nuevos placeres, sensaciones y deseos. Se nos podrá decir que este relato ya no refiere al Sujeto de la historia centrado. Seguramente. Pero ello no implica que no asistamos a la producción de un nuevo sujeto que es llamado a moverse, mutar, auto-gestionarse en la sociedad del conocimiento en donde si quieres y eres capaz parece que todo es posible. ¿No constituye éste un nuevo gran meta-relato? ¿Un nuevo orden normalizador y pervertible?

Nueva promesa que ahora nos invita ya no a adquirir conocimientos sino actitudes y destrezas que nos permitan adaptarnos al cambio. Y, ahí, para auxiliarnos está nuestro libro de auto-ayuda. No te acostumbres a que siempre tendrás queso, más bien debes acostumbrarte a buscarlo. El queso muta y tú debes mutar con él.

He aquí donde la formación encuentra su nuevo punto de anclaje. Formar a alguien, ahora, parece ser formarlo para que él mismo se forme. Pero, ¿se forme en qué o para qué? Bien, suele señalarse, que antes el sistema educativo formaba a los jóvenes para que adquieran los saberes necesarios para desempeñarse en una profesión u oficio, pero ahora esto ya no es posible... (El queso muta...). Formarse supone aprender a buscar, a resolver, a adquirir conocimientos... (Buscar el queso...) Ya no podemos ni debemos esperar las soluciones, eso obedece a un  viejo orden, a una vieja sociedad donde las personas creían que podían prever de un modo estable su futuro y el Estado se convertía en providencia. Ahora tenemos que buscar soluciones incluso que nos vuelvan responsables de nuestra propia búsqueda.

El acento ahora está puesto en la autonomía individual y la capacidad para adaptarse; volvernos agentes de cambio en un mundo que cambia. Nueva égida de la formación de la subjetividad que se condensa en el llamado a la formación permanente e involucra el auto-desarrollo individual pero también grupal y/u organizacional. Trabajo en proyecto, compromiso, participación, responsabilidad, desarrollo profesional, auto-gestión, trabajo en equipo, prometen una nueva realización individual del trabajador quien debe encontrar que sus objetivos de crecimiento individual se corresponden con el crecimiento de su empresa. Y, ello porque las propias necesidades pasan a corresponderse con las necesidades del trabajo. Este movimiento involucra dos principios, o más bien una nueva síntesis que se produce entre lo organizacional y lo individual en donde como señala Donzelot (1991) los nuevos discursos claman por transformar y volver al trabajo como el territorio de lo social, el espacio privilegiado para la satisfacción de las necesidades sociales.

Así, trabajar debería dejar de ser esa acción rutinaria y desgastante que supone realizar una tarea desagradable para encontrar en su recompensa, que para el trabajador en el capitalismo ha sido el salario (y hoy sigue siéndolo aunque sólo para algunos) la satisfacción de necesidades ajenas a él. Ahora, los sujetos estamos llamados a encontrar que nuestros deseos se colman en el proceso mismo del trabajo y, renovando el calling divino propio de la ética protestante el ejercicio de la profesión supone quizá con más fuerza la realización personal.

Seguramente, este llamado que apela al trabajo como acto de realización personal  más allá de toda riqueza (y que por cierto ubicó y ubica a la obtención de ganancia como eje de la vida social e individual) encuentre en aquellos que Castel (1997) ha llamado los supernumerarios, un núcleo de difícil articulación en nuestras sociedades que aunque pretendan mutar, el imperio de la necesidad a la que en una sociedad  de laborantes/consumidores está sometida, no deja expresar el vacío que se abre en un sociedad de trabajadores/consumidores sin trabajo (Arendt, 1996). Y, ello porque más allá o más acá de todo compromiso individual, de la sociedad del conocimiento, de los augurios y promesas de las nuevas tecnologías, no hemos dejado de vivir en una sociedad en donde el eje de la integración a la vida social está dado por el trabajo-salario-consumo.

"Es más seguro buscar en el laberinto que quedarse de brazos cruzados sin queso"

¿Qué actitudes tiene nuestro hombrecito triunfador? ¿Qué sujetos debemos llegar a ser para entrar en el camino del éxito? Aquí, nuevamente, si no cambias te extingues. Y, para ello una primera cuestión a desarrollar es una actitud emprendedora, con vocación innovadora, no quedarse atado a viejos principios; actitud que demanda de un segundo aspecto por cierto no menor y esto es una profunda capacidad de auto-evaluación y reflexión sobre las propias actitudes, sobre el self. Este punto es central en tanto sólo a través de esa auto-reflexión nos encontraremos con nuestras fallas y podremos enfrentarlas, cambiarlas.

Esta nueva actitud requiere no sólo que no nos quedemos de brazos cruzados sino, especialmente, que desarrollemos una fuerte capacidad de auto-crítica lo que permite revisar el camino que hemos seguido y modificarlo sin que por ello se derrumbe nuestra auto-estima; sino más bien que esa capacidad de auto-revisión funcione como el motor del desarrollo personal. En términos de la lógica de la política social estas ideas aparecieron primero como crítica al Estado de Bienestar en tanto producía sujetos dependientes y cómodos que tenían garantizado o un empleo estable o el seguro de desempleo, por poner sólo un ejemplo.

Es en este punto donde la idea de la gestión adquiere especial brillo. Gestionar según los nuevos discursos supone justamente estar atento al cambio. A diferencia de los modelos de la vieja administración, aparece la gestión que debe ser abierta y flexible; dinámica y emprendedora; previsora y anticipadora; responsable y comprometida y sobre todas las cosas con capacidad de conciencia crítica sobre los propios errores ya que sólo ella permitirá cambiar el rumbo. Si hacemos como el avestruz y nos escondemos frente a los problemas, o esperamos que el Estado (como señalamos clásico argumento de las críticas al estado de bienestar) nos resuelva nuestros problemas, entonces es muy probable que el cambio nos encuentre sin armas para pelear y nos deje al costado del camino. ¡He ahí los fracasados! Quienes no logran insertarse en el actual tren del progreso constante, quienes se quedan a un costado del camino, los supernumerarios según Castel, o, los piqueteros tal como en la Argentina supieron auto-denominarse a principios del siglo XXI.

Es en este diagrama donde un desempleado ya no es aquel que perdió su empleo, sino aquel que no tiene trabajo pero lo está buscando. Como en nuestros dos hombrecitos el desempleado es aquel que comprendió que nadie le va a dar el queso sino que debe salir a buscarlo. De manea que el principio rector aquí no sólo es buscar sino hacer de lo inestable un estilo de vida.

 

4.  A modo de corolario

Casi como un sarcasmo del destino, el hombre civilizado ha sido llamado a realizarse, a crear y crearse en su propio arte de vivir. La cuestión en nuestro presente radica en qué sucede cuando es la propia cultura cuya restricción propone que ya no hay reglas o, más bien donde la regla expresa algo así como un libérate de toda atadura, tú puedes ser lo que quieras ser, el único límite eres tú mismo. Aquí, la tensión ya no está estructurada en aquella imagen del hombre civilizado que debía ceder parte de su felicidad en aras del vivir en sociedad. Ya no hay tal constreñimiento. La identidad y la comunidad como su locus devino el especio para amalgamar la vida individual, vida que debe hacerse y rehacerse como resultado de la revisión constante, de la búsqueda y construcción de una identidad que ya no se tensiona entre el yo individual y el yo social.

La contradicción se presenta hoy en el seno del individuo; se trata de una lucha que el individuo debe librar consigo mismo. Las instituciones, la comuna, deben ayudar, promover y generar espacios para que ese yo pueda realizarse. Esa imagen marcusiana, lamentablemente, no se ha realizado -por lo menos no tal como el autor lo imaginó (Marcuse, 2001). Ya no se trata del yo que pelea contra la estandarización y la masificación; la lucha en una sociedad que ha incorporado y en el mismo proceso mercantilizado la diversidad se produce en el interior del yo. Las constricciones se plantean al interior del ego. Con ello no estamos pretendiendo señalar que las contradicciones hayan desaparecido sino que, trágicamente, el mundo del entrepeneur ha absorbido la crítica de la cultura y la ha establecido como relato, horizonte de sentido de la individualidad; como deber ser en donde:

Para las nuevas terapias de la finitud, el sufrimiento no es algo a ser soportado sino a ser reenmarcado por la expertise, a ser a gestionado como un desafío y un estímulo al poder del yo... el self puede se restituido hacia sus convicciones como cuestiones de su propia existencia (Rose, 1998, p. 159).

El yo aparece, así, como algo a ser narrado tanto en y por el discurso pedagógico, como el psicológico e incluso en ese lugar de intersección que configuran los relatos de la auto-ayuda, pero también del coaching, de la gestión verbigracia la resiliencia y la empleabilidad. El yo devino objeto de reflexión, de mapeo y de acción, pero ya no de otro, sino de sí. Maximizarse, partir a la búsqueda de la propia felicidad, de la calidad de vida, ser lo que uno quiera ser, devenir uno; en suma, dotar al yo de una identidad coherente pero que debe ser mutada constituye el eje de una nueva programática política, de una ética que se estructura en torno del proyecto de vida y del autohacer del yo, de la identidad.

En este contexto, un conjunto de nuevos enunciados aparecen como terapéuticas y tecnologías del yo que involucran modos de actividad con el medio pero, especialmente, un modo de accionar del yo en y con el yo. La narrativización del self, como las historias  que nos contamos a nosotros sobre nosotros mismos, encuentran un primer terreno en los relatos de la auto-ayuda que, como señalamos, expresan un tipo de relato pedagógico sobre el ego, pero también se expresan en el terreno propio de la discursividad pedagógica.

En este sentido, volverse competente, implica autogerenciarse, ser un activo evaluador de las propias acciones/actitudes y reformarse a medida que éstas no se condicen con los resultados buscados. Y como es esperable que muten las competencias que hoy nos vuelvan empleables, deberemos mutar con ellas.  Hemos sido llamados a buscar el queso. Frente al sujeto dependiente del Estado, el sujeto activo que se hace a sí mismo, responsable de  sus éxitos y fracasos; formarse permanentemente y aprender a aprender se articulan, así, como gerenciamiento del Yo.

Del welfare al workfare, señala Rose (1999), integrando la herencia puritana del siglo XIX en un nuevo glosario ético: el trabajo pago engendra en los individuos orgullo, autorespeto, autoestima, arrojándolos al terrenos de la respetabilidad, identidad y comunidad. Un estilo de vida para los sujetos, una cuestión de empowerment para la formación y autoformación. Y desde ya, si no cambias te extingues,  y nosotros podríamos agregar: Así sea!

 

Referencias                                    

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Correspondencia: Investigadora CONICET-UNSAM/UNPA. Correo de contacto: grinberg.silvia@gmail.com.

Recibido: 17 Julio 2009
Aceptado: 03 Octubre 2009

 

 

[1] La noción de gerenciamiento la utilizamos para referir a la configuración de nuestra socialidad postidisciplinaria. Respecto de estas configuraciones Foucault (2007) las refería como sociedad de empresa.