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Temas em Psicologia

versão impressa ISSN 1413-389X

Temas psicol. vol.5 no.3 Ribeirão Preto dez. 1997

 

PROCESSOS SOCIAIS E DESENVOLVIMENTO

 

La subjetividad social y su expresión en la enseñanza

 

 

Fernando Luis González Rey1

Universidad de la Habana

Endereco para correspondencia

 

 

La fragmentación del conocimiento que ha caracterizado el desarrollo de la psicología bajo el predomonio del paradigma positivista, ha tenido consecuencias no solo para el desarrollo de la investigación científica, sino también para la práctica profesional, entre las que podríamos destacar la separación entre los procesos de salud y educación, la no consideración del carácter social de las funciones psicológicas del hombre etc.

El trabajo que presentamos se orienta esencialmente a establecer un vínculo entre dos esferas de la psicología que, paradójicamente, han permanecido aisladas en el desarrollo del pensamiento psicológico y en la práctica profesional, me refiero a las psicologías social y educativa.

El tema del aprendizaje ha sido tratado esencialmente desde posiciones instrumentalistas y racionalistas en la historia del pensamiento psicológico, predominando en su desarrollo los enfoques conductista y cognitivista. En el conductismo lo social es esencialmente tratado como sistema de contingencias, mientras que la afectividad aparece como una forma más de comportamiento, mientras que en la psicología cognitiva, a pesar de su énfasis en los procesos mediadores que tienen lugar a nivel subjetivo, la cognición se separa de sus aspectos culturales y afectivos.

En el presente trabajo presentaremos un conjunto de ideas sobre la importancia de las formas constitutivas de la subjetividad social en el proceso de aprendizaje, destacando las diferentes formas en que ella aparece directa o indirectamente en el proceso de construcción del conocimiento dentro de la escuela.

 

DEFINICIÓN DE LA SUBJETIVIDAD SOCIAL

El concepto de subjetividad ha sido durante largo tiempo estigmatizado dentro de las ciencias sociales, y de forma particular en la psicología, a pesar de que en la antropología social el término ha sido plenamente reivindicado. (Malinowski. B, Fetterman. F y otros) El concepto de subjetividad fue estigmatizado esencialmente por el culto a la "objetividad", al objeto, y a la neutralidad, dentro del paradigma positivista. En el rechazo al concepto, sobre todo a los aspectos afectivos implicados en su definición, también inluyó la tradición racionalista de la cultura occidental.

En el momento actual, ante la emergencia de nuevos paradigmas epistemológicos en el desarrollo de la psicología (constructivismo, construccionismo social y hermenéutica), la subjetividad vuelve a ser preterida a partir de las posiciones de la postmodernidad, las que se han expresado en el construccionismo social. Este rechazo obedece a razones totalmente diferentes a las expresadas por el positivismo y el racionalismo. En el caso del pensamiento postmoderno la subjetividad se rechaza por su sentido ontológico, en su status de forma constitutiva de una realidad susceptible al conocimiento.

El postmodernismo ha pasado de una crítica a los conceptos rígidos y mecanicistas de objeto y esencia, dominantes en el positivismo, a un relativismo y agnosticismo absolutos, los cuales cuestionan la capacidad del conocimiento para entrar en contacto con lo real, con lo cual entra en crisis el propio concepto de epistemología.

En nuestra definición rescatamos el concepto de subjetividad desde una perspectiva histórico - cultural, y no lo definimos como una esencia estática e intrapsíquica, sustancializada en ciertas formas concretas de la psique humana, sino como un proceso que representa una forma diferente de constitución de lo real, caracterizada por la constitución de sistemas simbólicos, de significación y de sentido en los que aparece constituida la experiencia humana

La subjetividad no la agotamos en ninguna de sus formas constitutivas particulares, sino que la vemos como un sistema complejo, dentro del cual estas formas constitutivas pueden tener una significación diferente partiendo de la historia diferenciada de cada sujeto individual y de las propias diferencias culturales. Estas se expresan en formas diferentes de constitución de la subjetividad social.

Reconocer las dimensiones histórica y social de la constitución y el desarrollo de la psique humana, no significa en absoluto la sociologización del pensamiento psicológico, como ocurrió en los marcos de la teoría de la actividad de A.N.Leontiev, que represento una las lineas de continuidad del pensamiento de L.S. Vygotsky.

En mi opinión, el concepto de subjetividad permite la superación de un conjunto de dicotomias que historicamente caracterizaron el pensamiento psicológico, como las definidas por la relación entre lo externo y lo interno, lo individual y lo social, lo afectivo y lo cognitivo, lo consciente y lo inconsciente etc. La subjetividad representa un concepto complejo, plurideterminado, que integra todas las dimensiones arriba mencionada dentro de un mismo sistema de regulación del comportamiento.

En el marco de las llamadas escuelas dinámicas, cuyo trabajo se desarrolló esencialmente en el campo de la clínica, con excepción de G. Allport, cuya concepción de personalidad se vinculó prácticamente con todas las esferas de la psicología, la personalidad se presentaba basicamente como una categoría intrapsíquica, considerándose lo social, en el mejor de los casos, como ocurrió en la psicología humanista, como el escenario dentro del cual se desarrollaban las potencialidades humanas.

Sin embargo, la emergencia de la concepción histórico - cultural y de la psicología dialéctica, esencialmente desarrollada en la entonces psicología soviética (L. S. Vygotsky, S. L. Rubinstein, entre otros) y por autores marxistas franceses (H. Wallon, R. Zazzo, A. Merani), permitió una comprensión diferente de lo psíquico, donde este aparecia configurado en el curso de la vida social del sujeto. Este principio general aglutino a los autores con una visión histórico- cultural del desarrollo, pero entre ellos se manifestaban claras diferencias sobre las formas en que lo social se constituía en lo psíquico.

Las influencias positivistas y mecanicistas no fueron ajenas a la interpretación del marxismo dominante en los entonces países socialistas de Europa oriental, donde el marxismo se asumió como un dogma cristalizado en un conjunto de principios generales invariables, entre los cuales estaba una reducción mecanicista en la comprensión del carácter materialista del mundo, la que también influyó en la forma en que la psicología desarrolló la compleja relación entre lo psíquico y lo social.

A pesar de los importantes aportes de Vygotsky para una nueva representación de lo psíquico, la cual ha tenido un profundo impacto en occidente en los últimos veinte años, el propio Vygotsky presentó un concepto muy polémico para explicar la conversión de lo externo en lo interno; la interiorización, con el cual abre una puerta que condujo a la sociologización de la comprensión de lo psíquico, la cual apareció nitidamente después de su muerte con el desarrollo de la psicología de la actividad de A. N. Leontiev y sus colaboradores, teoría que ha dado lugar a no pocas polémicas, a las que nos hemos referido en trabajos anteriores2

La linea referida que se expresó en la obra Leontiev, Galperin, Elkonin y otros, dominó un largo periodo de la psicología soviética después de las muertes de Leontiev y Rubinstein, y aunque no representó la única tendencia de la psicología soviética, adquirió el carácter de psicología oficial, dentro de la cual los términos subjetividad, sujeto, así como el estudio de las diferentes formas de la subjetividad social estaban totalmente ausentes.

La subjetividad, aunque social por naturaleza, no se puede cosificar en sistemas externos a ella que participan en su desarrollo, como lo biológico y lo social. La subjetividad es un sistema con definición ontológica propia, que se expresa en su propia historia, en cuyo curso se definen sus necesidades. Sin embargo, ella representa un sistema abierto, constitutivo de un sujeto, quien a traves de su acción es también constituyente del desarrollo subjetivo. Lo mismo ocurre en el plano social: la subjetividad social es constitutiva de un escenario irreductible a su momento subjetivo, cuyos procesos y fenómenos generales adquieren sentido subjetivo en el curso de la acción de individuos, grupos, comunidades e instituciones, que en su interrelación configuran la compleja trama social.

La subjetividad, por lo tanto, es inseparable de la sociedad, existe como fenómeno que caracteriza la vida social y cultural del hombre, pero que no se funde con esta en una relación de identidad, lo que conduciría a una comprensión reduccionista de esta relación.

Nuestra comprensión del carácter social y cultural del hombre pasa por la definición de su carácter histórico. Precisamente lo social y lo cultural alcanzan su dimensión histórica en el sujeto indivual, en la constitución de lo subjetivo. Lo social no aparece como elemento constitutivo de la psique como una acumulación de elementos ocurridos en la vida social del individuo, sino como la constitución diferenciada de aquellos en un sistema diferente; lo subjetivo, donde cada acción o experiencia social adquiere sentido para el individuo, no por lo que ella es en sí, sino por su compleja integración en términos subjetivos en el sujeto que la experimenta.

Por tanto, la constitución subjetiva no es proceso clasificable en dicotomias excluyentes como las que han dominado el pensamiento psicológico tradicional. Lo subjetivo a nivel individual no está cosificado en la naturaleza interna del sujeto, sino que existe como proceso constitutivo de la personalidad, la cual está permanentemente implicada en la expresión actual del sujeto.

La personalidad es un elemento de sentido en la configuración subjetiva de las diferentes expresiones del sujeto, sin embargo, la constitución subjetiva de dichas expresiones es un proceso complejo donde también intervienen diferentes aspectos, entre ellos, los elementos de sentido producidos en el contexto social de la acción, y los estados emocionales del sujeto, por tanto, lo subjetivo deja de ser externo, para integrarse en un complejo proceso que existe simultáneamente en ambas dimensiones.

Al igual que lo externo y lo interno, lo cognitivo y lo afectivo dejan de ser dicotomias excluyentes, ya que las unidades esenciales constituivas de la subjetividad integran ambos procesos dentro de una misma definición funcional, pues los complejos procesos de información son inseparables de su sentido subjetivo para el sujeto que los experimenta.

Al no ser una organización "cosificada", estructurada alrededor de atributos fijos e invariables, la división consciente e inconsciente no entra como una división rígida definida por la naturaleza de sus contenidos. La conciencia no la vemos como un estrato de una estructura, sino como una función del sujeto, de su intencionalidad, la cual se ejerce a traves de un lenguaje que le permite una forma particular de organización de su experiencia que denominamos conciencia.

La subjetividad se expresa en dos tipos diferentes de fenómenos: los constitutivos y los construidos. La realidad se constituye a nivel subjetivo con independencia de la intencionalidad de las representaciones y construcciones del sujeto que forman parte permanente de este proceso. La realidad se constituye a traves de una diversidad tal de sentidos y significaciones, que resultan imposibles de ser aprenhendidas por el sujeto a nivel consciente.

Los procesos de construcción del sujeto generan emociones que se integran a las configuraciones subjetivas constitutivas del desarrollo de la personalidad. En este sentido ellos actúan como procesos intervinientes en el desarrollo subjetivo, solo que su sentido subjetivo dentro de este proceso no va a depender de la intencionalidad del sujeto.

La subjetividad se expresa en diferentes niveles de constitución, y solo así es explicable la utilización de uno de los conceptos que da título a nuestro trabajo; la subjetividad social. Sin dudas, toda la subjetividad es social por su determinación, sin embargo, definimos la subjetividad social como aquella que se configura dentro de los diferentes espacios e instituciones que caracterizan la vida social del hombre, la cual tiene una vida propia que es irreductible a la suma de las subjetividades individuales que la integran.

En este marco de trabajo dentro del que intentamos complementar la subjetividad con la naturaleza histórico-cultural del sujeto psicológico, utilizamos la categoría personalidad para designar la construcción teórica de la subjetividad individual, la cual, por su determinación, también constituye un proceso histórico- social en permanente desarrollo.

La subjetividad social está constituida de múltiples formas diferenciadas en la personalidad individual, sistema que no constituye una réplica de lo social, sino una mediatización compleja y altamente diferenciada a nivel individual. Simultáneamente, la subjetividad social está constituida en los diferentes procesos que caracterizan las redes de relaciones de lo individuos dentro de los diferentes sistemas que constituyen la vida social. En la subjetividad social también se incluyen los procesos de comunicación no personalizada que se instituyen en los diferentes discursos sociales, los que adquieren una particular relevancia con el papel creciente de los medios de comunicación en la sociedad.

El concepto de subjetividad social lo definimos en publicación anterior de la siguiente forma (Rey, 1993): "Entendemos como subjetividad social, precisamente el sistema integral de configuraciones subjetivas (grupales o individuales), que se articulan en los distintos niveles de la vida social, implicándose de forma diferenciada en las distintas instituciones, grupos y formaciones de una sociedad concreta. Estas formas tan disímiles, guardan complejas relaciones entre si y con el sistema de determinantes de cada sociedad concreta, aspectos que deben ser integrados y explicados por la psicología social", (p. 31).

En esta definición se enfatiza el carácter heterogéneo y complejo de la subjetividad social, y se rompe con el carácter de externalidad que durante largo tiempo se le atribuyó a lo social en relación con lo individual.La subjetividad social no es externa en relación a la individual, sino que la integra dentro de otro nivel cualitativo de constitución del fenómeno subjetivo; el social, el cual no agota lo individual, ni se agota en él.

A partir de la integración que supone este planteamiento, pierde todo su sentido la atomización como condición para el estudio de las diferentes funciones y procesos psicológicos, lo cual nos conduce necesariamente a reflexionar sobre los límites actuales dentro de los cuales se desarrollan la investigación y la práctica en los diferentes ámbitos de la psicología aplicada.

 

SIGNIFICACIÓN DE LA SUBJETIVIDAD SOCIAL PARA EL PROCESO DE CONSTRUCCIÓN DEL CONOCIMIENTO

El proceso de construcción del conocimiento no se agota con la presencia del escolar en el aula, pero está influido por ella en los marcos de nuestra cultura y de la definición actual del proceso educativo. La construcción del conocimiento es un complejo proceso donde interviene integralmente tanto el sujeto que aprende, como las diferentes configuraciones de la subjetividad social constitutivas de la institución escolar. Entre estas configuraciones tenemos el sentido subjcetivo que tienen para el escolar los diferentes sistemas de relaciones que caracterizan el dia a dia en la escuela, así como el clima dominante en la institución escolar.

El proceso de construcción del conocimiento se ha identificado históricamente con el aprendizaje, categoría que ha tenido una fuerte connotación instrumentalista y funcionalista, tanto en la psicología como en la educación, pero que desde otra concepción del hombre se debe articualar de forma necesaria auna visión más amplia que incorpore su naturaleza subjetiva, tanto en lo relacionado con el sujeto individual, como con los procesos de la subjetividad social que intervienen en este complejo proceso.

El aprendizaje es un proceso del sujeto, quien se implica en él de forma diferenciada a traves de sus diferentes recursos psicológicos, entre ellos su propia intencionalidad, la que participa de forma directa en la construcción de proyectos y aspiraciones que actúan como importantes elementos dinamizadores del aprendizaje.

La personalización del aprendizaje es una condición para el desarrollo de la motivación del escolar, aspecto profundamente ignorado desde una perspectiva tecnocrática e instrumentalista, desde la cual los aspectos emocionales e interactivos tienen un lugar secundario en el desarrollo del aprendizaje.

El escolar antes de ingresar a la escuela está inmerso en un sistema de valoraciones que expresa un conjunto de creencias, valores y estereotipos, dentro de los cuales se desarrollan sus propias representaciones personales, entre ellas las vinculadas consigo mismo, que son un elemento esencial en la constitución de su identidad personal.

Entre los aspectos constitutivos de la subjetividad familiar que pueden tener una extraordinaria significación en el desarrollo personal del niño antes de su ingreso a la escuela, están los vinculados con los conceptos de género, raza, clase social, inteligencia, y otros, que son realmente importantes para el desarrollo personal en la escuela.

El momento de ingreso a la escuela representa para el niño una situación de profundo sentido personal, para la cual no todos están preparados por igual, pues aunque la edad en el momento de ingreso es similar, las diferencias de desarrollo cultural pueden ser muy profundas, lo cual marca, de hecho, el propio impacto inicial de la institución escolar para el niño. Para unos el ingreso a la escuela representará un momento de alegría, realización y extensión de si mismos, mientras que para otros puede representar una situación totalmente incontrolada, productora de ansiedad y temor.

El niño con frecuencia es portador del miedo y la ansiedad de los propios padres, quienes víctimas de sus frustraciones y discriminaciones anteriores, pueden trasmitir al niño, a traves del lenguaje, o simplemente por canales exclusivamente emocionales, todas las tensiones que experimentan en relación al desempeño del niño en la escuela. Así, la subjetividad social, constituida a nivel familiar, representa un momento constitutivo de la configuración subjetiva de la escuela en la personalidad del niño, pues escuela y familia representan un mismo espacio emocional de desarrollo, espacio que aparece constituido en el curso irrepetible de la personalidad.

Una vez en la escuela, las diferentes creencias y recursos psicológicos de los niños se confrontan dentro de los distintos sistemas de relaciones que caracterizan la escuela; maestro - niños, niños - niños, niños - ambiente institucional y escuela padres. Estos sistemas, confíguradores de múltiples emociones e informaciones diversas, se constituyen de formas diferentes en la personalidad de cada niño, e intervienen de forma muy activa en su desarrollo dentro de la escuela.

Este delicado proceso de constitución y desarrollo de la personalidad individual dentro del ámbito de la subjetividad social de la escuela, el cual compete de forma simultánea y complementaria a la sociología, a la pedagogía, a la psicología social y a la educativa, prácticamente no ha sido desarrollado a nivel de la investigación psicológica.

Las creencias dominantes a nivel social aparecen de una forma u otra en las redes de relaciones interpersonales constituidas en la escuela, y se expresan en los sistemas valorativos dominantes de la institución escolar, dentro de los cuales se van etiquetando a los alumnos en el curso de la vida escolar.

La comunicación es una via esencial para el desarrollo de los conocimientos,los cuales no representan un proceso abstracto para el escolar, sino un proceso esencial de su propio desarrollo personal.Sin embargo, aprendizaje y desarrollo no son compatibles por definición sino por la forma en que se constituya la relación que caracteriza la situación de aprendizaje. Así, por ejemplo, muchas veces el aprendizaje de la lectura en el niño va acompañado de una clara involución de los procesos de desarrollo, niños que al comenzar a leer eran comunicativos, espontáneos y seguros, se manifiestan de forma totalmente contraria en el curso del aprendizaje de la lectura, el cual ha tenido lugar en relaciones que han provocado al niño miedo, baja autoestima e inseguridad.

La separación de los procesos de aprendizaje y desarrollo dentro de la escuela ha respondido a una sobrevaloración de los aspectos racionales y objetivos del aprendizaje. El rescate de los aspectos afectivos y sociales del proceso de aprendizaje lo hacemos a traves de la legitimación del concepto de subjetividad desde una perspectiva histórico - cultural, que nos permite definir el aprendizaje como una función del sujeto en desarrollo, quien está comprometido con las diferentes formas de subjetividad social que caracterizan su existencia social.

El aprendizaje no es un acto instrumental, sino un proceso esencialmente interactivo en el que convergen en toda su riqueza diferentes formas de la subjetividad social. El bienestar emocional que experimenta el escolar en la institución educativa y la forma en que se desarrolla dentro de los sistemas de relaciones que tienen que ver con su presencia en ella, constituyen aspectos esenciales que condicionan el sentido subjetivo de la escuela para los escolares.

Tras los escolares con dificultades en el aprendizaje con gran frecuencia se esconden un conjunto de conflictos sociales que se convierten en fuentes de emociones que dificultan su avance en el aprendizaje, lo cual afecta integralmente el desarrollo de los escolares, e incluso su propia salud, que ha sido otro de los aspectos poco estudiados dentro de la educación desde la perspectiva atomizadora que ha hegemonizado la psicología.

En la configuración subjetiva del aprendizaje se integran la historia del niño y su vida actual, y aparecen estados emocionales muy diversos que pueden favorecer o dificultar el curso de este proceso. En la subjetivación de la experiencia de aprender, lo social se expresa por emociones y representaciones definidas por la cualidad de las relaciones del niño, sin embargo, el comportamiento infantil con frecuencia se asocia solo con la personalidad del niño, tendencia muy generalizada en la escuela, la familia y, muchas veces, en la propia psicoterapia a la que el niño es sometido por su dificultad, la cual, por el hecho de ser el niño a quien se somete al tratamiento, le hace experimentar a nivel subjetivo la responsabilidad por la dificultad que enfrenta.

En nuestra opinión el objetivo esencial de la institución escolar debe ser el desarrollo del niño, el cual implica su constante socialización y, por supuesto, las diferentes formas y vias a traves de las cuales aprende.Entendemos por socialización no la interiorización de normas sociales, sino el desarrollo progresivo de la capacidad de comunicación e integración con los otros, la cual va abarcando nuevos ámbitos de la vida social a lo largo del proceso de desarrollo personal. La capacidad del escolar para entrar en el espacio de la escuela y sentirlo suyo, significa la legitimación de su individualidad dentro de los diferentes sistemas de relaciones en los cuales tiene lugar su actividad .

La socialización es el proceso donde el sujeto desarrolla su condición social, proceso que, al igual que el desarrollo, no tiene momento final, sino que se modifica cualitativamente según las diversas situaciones que aparecen a lo largo de este proceso. Así, por ejemplo, un niño muy bien socializado en su edad temprana, puede entrar en crisis de socialización en otro momento de su desarrollo personal. La socialización es uno de los indicadores de la calidad del desarrollo personal.

Una socialización inadecuada en la escuela se convierte en fuente de contradicciones para el escolar, que pueden manifestarse en miedo, agresividad, indisciplina, etc. La presencia de estos estados afecta no solo las relaciones del niño, sino el desarrollo de todas sus funciones dentro de la escuela, entre ellas el aprendizaje.

En una de nuestras lineas de investigación, un miembro del equipo de trabajo vio una niña llorando en el recreo de la escuela y se aproximó a ella para conocer lo que le pasaba, la niña le expresó que tenía miedo que un niño, al que señaló en su espacio visual, la golpeara, ante lo cual el investigador le preguntó el por qué de ese miedo; la niña le respondió que porque ya había golpeado el dia anterior a su hermana y, ademas, porque estaba conversando con un niño malo, quien le iba a pedir que la golpeara. En esta respuesta se evidencian los imnumerables elementos de sentido que se integran simultánemente en una respuesta emocional; recuerdos, estado actual de la niña, prejuicios, etc.

El estado actual de la niña nos revela que está centrada en los aspectos de su experiencia escolar que le han producido miedo, lo cual puede expresar el sentido actual de esa experiencia, dentro de la cual ella todavía no se ha integrado de forma satisfactoria. El miedo en este caso puede ser analizado como un indicador de la incapacidad de la niña para integrarse al medio escolar.

Las respuestas emocionales de los escolares no se pueden identificar en causas generales, separadas del contexto en el que la emoción ocurre, por el contrario, el padre, maestro o psicólogo, debe intentar reconstruir la dinámica actual de los elementos que participan en la configuración de sentido de cualquier emoción actual del escolar, y a través de ella contribuir a la modificación de dichos elementos en el diálogo con aquel.

El desarrollo de la capacidad de socialización es una condición para el aprendizaje personalizado del escolar, el cual lo hemos definido como aquel aprendizaje implicado con la experiencia, hacia el cual el escolar está motivado y se orienta por su autodeterminación personal. La socialización es también una de las vias esenciales para el aprendizaje informal del niño, el cual resultará esencial para todo su desarrollo personal.

La socialización resulta esencial en la formación de los ideales en el adolescente, proceso muy importante en la constitución subjetiva de necesidades que, con frecuencia, el joven no sabe socializar y que pueden llegar a convertirse en verdaderas fuentes de frustración durante su desarrollo. En la formación de sus ideales el adolescente construye en su expresión intencional muchas de sus motivaciones esenciales, lo cual constituye un proceso importante del desarrollo personal.

Cuando el escolar está en el aula, sus operaciones intelectuales son inseparables del tipo de relación que ha constituido con su maestro y con el resto de los alumnos. El maestro es parte esencial del sentido subjetivo de la la asignatura que imparte, por tanto, el desarrollo de sus relaciones representa una fuente importante en el desarrollo de la motivación hacia la asignatura que imparte.

La comprensión del desarrollo como un proceso progresivo de subjetivación de experiencias diferentes, nos abre nuevas perspectivas para analizar los procesos que tienen lugar en la escuela como procesos generales del desarrollo de la personalidad y, simultáneamente, nos conduce a analizar el desarrollo de la personalidad dentro de los diferentes procesos constitutivos de la subjetividad social en la escuela y en la familia.

Las posiciones que se vienen desarrollando en torno al tema de la subjetividad desde diferentes aproximaciones (constructivismo (Mahoney.M, Guidano.V, Pascual Leone, J y otros), la psicología crítica alemana (Holzkamp.K, Osterkamp. U y otros), el marco socio-cultural, el co constructivismo, así como el trabajo de autores como F. Guatari en una aproximación dinámica crítica), tienen un papel esencial para una redefinición integradora y compleja del objeto de la psicología, la cual deberá repercutir en el cambio de muchas de las representaciones sociales dominantes sobre el hombre, así como en nuevas formas de comprender la práctica educativa .

 

LO SOCIAL Y LO INDIVIDUAL EN LA INSTITUCIÓN ESCOLAR

La superación de la dicotomía entre lo individual y lo social ubica la significación de lo social para el desarrollo en el sentido subjetivo que adquiere para los individuos que actúan en cada ambiente social concreto. La negación de lo singular por el positivismo, tanto en un plano teórico, como metodológico, así como la negación de lo afectivo, dimensiones esenciales de la constitución del sujeto psicológico, han conducido a considerar la educación en procesos estandarizados.En este sentido se define al grupo como la unidad esencial del proceso educativo y se desestima la riqueza de las diferencias individuales como un aspecto constitutivo esencial del mismo.

El individuo, de hecho, ha resultado preterido en las concepciones dominantes de la educación hasta hoy, lo cual ha significado desconocer la riqueza de lo diverso en la práctica educativa, lo que ha provocado una separación, tanto teórica como práctica, entre los procesos del desarrollo social e individual.

El individuo, en su singularidad, es un momento constitutivo esencial de lo social, y simultáneamente, es determinado dentro del proceso social que constituye, el que no se agota en su dimensión singular. La subjetividad social se constituye en niveles diferentes que mantienen complejas interrelaciones entre sí, los cuales solo pueden ser construidos teoricamente a traves de una categoría macroteórica que los integre.

Todo vínculo social, toda forma de desarrollo del colectivismo y la solidaridad humanas, necesitan del desarrollo de individualidades ricas que participen de este proceso desde su autodeterminación personal. La negación de la individualidad como condición para la marcha de un proceso social, se convierte de hecho en la negación a largo plazo del propio proceso social.

El escolar, como sujeto concreto, paradójicamente queda fuera de los objetivos declarados en la práctica educativa, pues estos desconocen su lugar único y diferenciado dentro del proceso educativo, y lo ubican como un ente estándar de este proceso, dentro del cual él deberá aportar solamente aquellas respuestas que de forma parcial definen su condición en la escuela; las respuestas asociadas con la construcción del conocimiento, que hasta hoy representa un proceso de naturaleza más descriptiva que constructiva.

El caracter artificial y abstracto en que tienen lugar tanto el aprendizaje como su evaluación, representan de hecho una condición que estimula la falta de implicación y la desmotivación de los escolares, y promueve su pasividad y adaptación dentro de la institución escolar, momento esencial en el desarrollo del conformismo social de generaciones enteras.

Lo social se presenta por la escuela como un sistema de reglas rígidas orientadas a la eliminación de las diferencias individuales, buscando la subordinación absoluta de los intereses del alumno a los objetivos del aprendizaje declarados en términos de los profesores y de las instancias formales de la institución educativa, proceso que no tiene en cuenta al alumno como sujeto de su desarrollo.

La ideología de subordinación y pasividad dominante en la escuela, es reproductora de estos mismos atributos en los diferentes niveles de la organización social, y conseva una dicotomía entre lo individual y lo social que, en nuestra opinión, es responsable de muchos de los trastornos del escolar dentro de la institución educativa.

El análisis social del comportamiento de la institución educativa debe pasar a ser un punto de confluencia de las psicologias social, educativa, y de la salud, pues la institución escolar es una fuente de conocimiento sobre estos tres campos. La escuela expresa de forma directa e indirecta muchos de los elementos constitutivos generales de la subjetividad social, y está comprometida con la salud humana, en la medida en que es un escenario esencial del desarrollo en el momento actual de la humanidad.

La psicología actual enfrenta el desafio de abordar sus problemas desde una perspectiva cada vez más compleja : ella se orienta a la construcción de diferentes funciones y procesos que tradicionalmente se habían presentado de forma atomizada, tanto a nivel de la subjetividad social, como de la individual, niveles que resultan esencialmente complementarios en el estudio de los fenómenos sociales.

La integración de las diferentes funciones del escolar en términos del desarrollo de la personalidad, lejos de excluir el proceso de su constitución en la subjetividad social, lo presupone, pues la personalidad es una de las vias esenciales para el conocimiento de la subjetividad social, ya que su constitución diferenciada nos permite analizar consecuencias irrepetibles de diferentes procesos sociales que son de inapreciable valor para su construcción teórica dentro del marco de la subjetividad social.

 

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Endereco para correspondencia:
Departamento de Psicología Clínica. Insituto de Psicología. UNB
Fax 061- 3477746

 

 

(1) Profesor Visitante Universidad de Brasilia
(2) Para mayores referencias consultar del propio autor Psicología de la Personalidad; Personalidad, Comunicación y Desarrollo y Epistemología cualitativa y subjetividad, todos referidos en la bibliografía del presente artículo