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Revista Mal Estar e Subjetividade
versão impressa ISSN 1518-6148
Rev. Mal-Estar Subj. vol.10 no.4 Fortaleza dez. 2010
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ARTIGOS
Ingeniería ritual en la comunicación de masas: a propósito de los JJ. OO. de Río de Janeiro 2016
Ángel Aguirre Baztán
Doctor en Psicología y en Filosofía. Miembro numerario de la Real Academia de Doctores (Barcelona). Profesor emérito de la Universidad de Barcelona y Director durante 25 años de la revista científica Anthropologica. Revista de Etnopsicología y Etnopsiquiatría. Autor de una veintena de libros y de más de cincuenta artículos científicos, ha publicado, entre otros libros, Diccionario temático de antropología (1993), Estudios de etnopsicología y etnopsiquiatría (1995), Etnografía (1995), Cultura e identidad cultural (1997), La cultura de las organizaciones (2004), Metodología cualitativa etnográfica (en prensa). End.: Melchor de Palau, 145, T.4.08014. Barcelona -ES.E-mail: aguirre.baztán@yahoo.es
RESUMEN
La próxima celebración, en Río de Janeiro, de los JJ.OO., donde anualmente se celebran los más conocidos carnavales, permite reflexionar sobre la ingeniería ritual en la comunicación de masas con la que están construidos estos espectáculos, realizada por los gobiernos para afirmar la identidad nacional, de cara a los propios ciudadanos y de cara, también, al mundo entero, sin olvidar la propaganda implícita de su "ethos burocrático". Los JJ.OO., tienen una estructura ritual, un sentido de fiesta y hasta son una religión civil, siendo la sinergia de estos tres componentes una poderosa fuerza de conducción y nacionalización de las masas.
Palabras clave: Ritual. Fiesta. Religión civil. Nacionalización de masas. Juegos Olímpicos. Carnaval.
ABSTRACT
The next celebration, in Rio de Janeiro, of JJ.OO., where every year are celebrate the most knows carnivals, make possible think about the ritual engineering in the communication of the masses, with that are building this spectacles. This ritual engineering is doing for the governments to confirm the national identity, for the own citizens and for, too all over the world, without forget the inside advertising of his "bureaucratic ethos". The JJ.OO., have a ritual structure, a sense of holiday and even a civil religion, being a synergy of this three components one powerful force of control and nationalization of the masses.
Keywords: Ritual. Holiday. Civil religion. Nationalization of the masses. JJ.OO.. Carnival.
1. Estado de la cuestión
Brasil es una nación emergente y con un futuro inmediato de protagonismo y liderazgo mundial. Brasil es conocida por sus desfiles de carnaval, pero va a ocupar en el 2016 una mayor centralidad festiva, a través de la celebración de los JJ.OO., en la ciudad de Río de Janeiro.
Quiero reflexionar sobre la importancia de esta "fiesta olímpica" para Brasil, porque contribuirá a proclamar su identidad nacional, tanto de cara a sus habitantes, como respecto a la comunidad global de los demás países.
Realizar unos JJ.OO., es una tarea que exige mucho esfuerzo humano y económico, que podría criticarse como una desviación de estos recursos, necesarios para atender a la ciudadanía, en beneficio de la realización de una "fiesta", más o menos "publicitaria", de cara al exterior. Pero, la realidad es muy otra y quiero ponerla de manifiesto. Sería imperdonable no aprovechar la celebración de los JJ.OO. RJ'16 para "comunicar" "lo que es y va a ser Brasil", en las próximas décadas, en el concierto mundial, porque este mensaje comportará consecuencias muy positivas para Brasil.
2. Los JJ.OO. de RJ'16, algo más que una "fiesta deportiva"
Voy a referirme, para iniciar la interpretación de los JJ.OO., a tres cuestiones básicas:
- Los JJ.OO. son una "fiesta", entendida como un paso del "caos" al "cosmos", a través del cual se alumbra un "orden nuevo", un futuro prometedor. La fiesta constituye un agente antropológico de cambio.
- Los JJ.OO. son un "ritual-espectáculo" racionalizador y nacionalizador de las masas, que opera a través de una "estética pública", primariamente "visual" y secundariamente "auditiva".
- Los JJ.OO. son un "ritual religioso-civil", cuya meta es la conquista de la trascendencia histórica. La ciudad anfitriona y el estado, junto a sus jóvenes héroes, ponen de manifiesto que Brasil "es y será", reforzando su "unidad de destino" y su identidad (con los cambios históricos, puede que no sea "lo mismo", pero siempre será "ella misma" como nación).
Trataré de explicar, en profundidad, estas proposiciones para comprender la importancia que tiene esta fiesta olímpica para Brasil.
2.1. Los JJ.OO. como "fiesta deportiva"
a) Demarcación conceptual de la fiesta:
Desde una perspectiva antropológica1, la fiesta puede definirse como "vivencia grupal del caos, a la que sigue el orden o "cosmos". En la fiesta, se destruye el "tiempo viejo" a base de "inversión y trasgresión", instaurando después, un "tiempo nuevo". A mayor trasgresión festiva, más intensa radicalidad en el "nuevo orden".
La fiesta tiene un origen sagrado. 2 Desde esta perspectiva, el caos "no trata de transgredir lo sagrado, sino de manifestar el hecho sagrado de la trasgresión". Uno de los actos centrales de la fiesta sagrada es el "sacrificio" (por ejemplo, la misa es una celebración festiva de la muerte sacrificial de Jesucristo; en muchas fiestas, se sacrifica un cordero, se mata al "chivo emisario", se hacen grandes hogueras quemando objetos "viejos" etc.) al que sigue la "comida totémica" o comunión festiva grupal. El sacrificio es un "caos destructivo de muerte", seguido de un "orden de redención".
Existen tres tipos de fiesta:
- La fiesta celebrativa de las tradiciones, del folclore o de los hechos más importantes (religiosos, civiles etc.) que constituyen la "memoria histórica". La celebración festiva los "actualiza". Se trata de una fiesta ritual que "celebra" grupalmente la identidad histórica (la "tradición" como el pasado histórico que se retoma y se renueva). Tal es el caso de las fiestas populares (como los "Sanfermines", los "Carnavales", las fiestas de los pueblos etc.) donde la celebración consiste en un "desorden", alimentario, sexual, inversivo etc., a base de juegos, festejos, bailes, y otros modos de "extralimitación"). A esta fiesta celebrativa, sigue el orden de la vuelta a la "normalidad habitual".
No pocas veces, el poder político "manipula" estas fiestas, subvencionándolas e introduciendo afirmaciones implícitas y explícitas que refuerzan la "dominación imperante" ("apropiación simbólica"). Se permiten algunos "desórdenes", pero limitados por prohibiciones latentes. Entonces, se trata ya de "fiestas oficiales", populistas, identificando la fiesta tradicional con el "orden establecido". Aquí el "caos" es mínimo, al que sigue un "orden ya establecido".
- La fiesta reivindicativa supone la utilización parcial de la situación de "caos" como modo de exigencia de reformas, más o menos en profundidad. Se postula un nuevo "orden reformado", aunque manteniendo el sistema en sus aspectos nucleares. El nuevo orden queda vinculado a la destrucción parcial del orden anterior. Este tipo de fiesta es utilizado por grupos minoritarios reivindicativos que se hacen presentes en el "caos festivo" para reorientar el "nuevo orden".
- La fiesta subversiva es aquella que sobredimensiona la situación de "caos" para destruir completamente el orden establecido, creando un nuevo orden social y político. Suele darse en las manifestaciones de protesta generalizada y hasta revolucionaria. La intensidad del caos es tal, que genera una ruptura con todo lo anterior, casi siempre radical y unidimensional. Por ejemplo, a una revolución (caos) suele seguir una dictadura (orden)3.
b) El carnaval como fiesta:
Por su especial relevancia en Brasil, ejemplificaremos el concepto de "fiesta" refiriéndonos al "carnaval". Existe una amplia literatura sobre el carnaval. En la tradición católica, la cuaresma son los cuarenta días de ayuno y abstinencia que preceden a la celebración de la muerte de Jesucristo (Semana Santa) y a la pascua de resurrección. Comienza con el "miércoles de ceniza" (se impone ceniza en las cabezas de los fieles, diciendo "polvo eres y en polvo te convertirás"). Por ello, precediendo a estas restricciones ("orden ascético") en la tradición católica, se crearon las fiestas del "carnaval" ("carnes tolendas", quitar la carne etc.), que duraban los tres días (de "desorden y caos"), anteriores al "miércoles de ceniza" y al "orden cuaresmal".
El carnaval ha constituido, tradicionalmente, "una fiesta autogestionada por el propio pueblo, con independencia del Estado y de la Iglesia, un ceremonial colectivo de liberación transitoria, de abolición de tabúes y privilegios oligárquicos". 5 El "desorden social", propio del carnaval, provocó su prohibición (a causa del "desenfreno y agitación del pueblo bajo") por los gobiernos "ilustrados" (s. XVIII) y más tarde, por las dictaduras, permitiéndose sólo en los salones privados burgueses, donde "se garantizaba el orden" y se eliminaba el matiz de subversión política. El carnaval moderno está "institucionalizado", con lo que el "orden" queda reforzado, ya que la inversión sirve de "válvula psicológica de escape", a la que se ha puesto límites desde el "poder burocrático del sistema".
Actualmente, existen muchas ciudades que organizan con "éxito turístico" los carnavales. El más conocido de todos es del de Río de Janeiro, que nos servirá de ejemplo para el análisis: "El carnaval de Río es uno de los mayores espectáculos del mundo moderno, un acontecimiento transnacional que millones de personas conocen a través de la televisión y que atrae a personajes famosos de muchos países. A través de numerosas inversiones de individuos y de pequeños grupos, el carnaval escenifica las tensiones existentes tanto en el orden social como en el orden moral en Brasil. Se divulga la existencia de aquello que en la vida corriente se oculta y se valora menos y se le da el mejor sitio: el espacio público por encima del privado, la franqueza del cuerpo sobre el recato y el recogimiento, la igualdad sobre la jerarquía etc (DaMatta, 1991: 61-115). La principal atracción del carnaval son los desfiles de las escuelas de samba (una forma de asociación voluntaria), sobre todo, el desfile de las escuelas de la confederación superior que tiene lugar en el centro de la ciudad, desde el atardecer hasta el mediodía siguiente. Este gran desfile (como otros, de menos envergadura) es una competición de gran prestigio entre las escuelas. Participan en el gran desfile unos cuarenta mil bailarines. Estas competiciones entre escuelas, que en lo esencial son todas iguales, constituyen una inversión de la preocupación cotidiana por la moral y la jerarquía social (DaMatta, 1991: 112). Aunque la mayoría de los miembros de las escuelas son pobres, constituyen el centro del espectáculo, de la contemplación de los espectadores más ricos que pagan la entrada para presenciarlo desde altas tribunas a ambos lados de la pasarela. Cada escuela emplea disfraces, música y bailes para desarrollar el tema escogido". 6
En carnaval, la "inversión" es pública aunque se realice a nivel individual. Por ejemplo, cuando un varón, en carnaval, "se viste de mujer", es como si, una vez al año sacara su "otro yo" al exterior, mostrándolo al grupo. Lo mismo sucede, cuando se "destruye la sumisión jerárquica", invistiéndose los individuos con vestimentas de magistrados, obispos, reyes etc.
En este sentido, los JJ.OO., son también una fiesta, que discurre a través de un "caos", para alcanzar un orden.
2.2. Los JJ. OO., como nacionalización de las masas
a) La estética del espectáculo
Siguiendo a D. Handelman, calificamos aquí de "espectáculo" la forma "teatral festiva" que tiene el "poder" de transmitir a las masas su "visión de la realidad", su "orden". El espectáculo es una "exhibición" especular (como un espejo en el que se miran y reconocen las masas), buscando en él una implicación emotiva que lleva implícita la adhesión al orden del poder (al que llamaremos "ethos burocrático del sistema").
En el "espectáculo", se privilegia el sentido de la "vista escénica" (masas organizadas, por ejemplo, en desfiles que invitan al nuevo orden a las masas que las contemplan), al que "acompañan" secundariamente los desarrollos "auditivos" (canciones e instrumentos "de contagio emocional colectivo y directo" como los tambores, las cornetas, las campanas etc.).
Estos espectáculos, dirigidos a las masas, son fundamentalmente aseverativos, rara vez interrogativos y nunca negativos. Su mensaje es "ortopráxico", evitando las discusiones sobre "ortodoxia". El "espectáculo" es creado por el poder como una "ingeniería ritual comunicativa", en el que la "estética" (lo concebido como bello, como arte) es la portadora del "orden social del poder", sobre todo, cuando éste es totalitario. 7
El "espectáculo" es creado y conducido, en los estados modernos, por la "alta burocracia estatal" que busca, ante todo, la unidad y el futuro de la nación. Está construido a base de "fiesta", intentando ocultar en su "colorido de libertad", la lógica interna e inflexible de su "ethos".
b) Dos ejemplos de espectáculo
Nos hemos referido, en otra parte, 8 a la distinción entre organizaciones "cerradas" o totalitarias (sectas, fundamentalismos etc.) y organizaciones "abiertas" o totalizantes (empresas, asociaciones, instituciones etc.). Las organizaciones cerradas se basan en la radical distinción entre el "interior" ("núcleo de identidad" a base de aislamiento paranoide, compacto, totalitario, unidimensional) y el "exterior" (amenazante, lugar del enemigo que acecha como disolvente de la identidad y homogeneidad grupal). Las organizaciones abiertas, por el contrario, necesitan del exterior para su vitalidad grupal (el exterior es "cliente" o "proveedor", lugar de comunicación), no hay interior sin exterior. 9
Como ejemplo de "espectáculo" en organizaciones cerradas, aludiremos a la "exhibición" del nazismo (Hitler) y el comunismo bolchevique (Stalin), mientras que nos referiremos al carnaval de Rio de Janeiro y a los JJ.OO. como ejemplo de "espectáculo" en organizaciones abiertas.
Produce un cierto rechazo comparar las dictaduras militares nazi y soviética, tan detestables, con las fiestas olímpicas y del carnaval, tan hermosas y populares. No obstante, por muy raro que parezca y a pesar de su innegable distancia ideológica, en ambos tipos de organizaciones, se manifiesta el espectáculo como "nacionalización de las masas". Si las comparamos, salvando evidentemente las enormes distancias, es como forma de "análisis comparativo".
Para iniciar, pues este análisis comparativo, nos referiremos primeramente, a dos estructuras militares, la nazi y la soviética, y a la fuerza de su "simbolismo visual" (la esvástica, la hoz y el martillo),10 para después, "compararlas" con los JJ.OO y los carnavales de Rio.
Nazismo y Comunismo
Si analizamos con mirada de etnografía visual,11 el magnífico documental de Leni Riefenstahl 12 sobre la concentración del partido nazi en Nürenberg (1934), titulado Triunph des Willen ("triunfo de la voluntad", expresión que recuerda la de F. Nietzsche, Wille zur Macht, "la voluntad de poder"), nos daremos cuenta de que, el impresionante "espectáculo" de la concentración de más de cincuenta mil soldados, en perfecta formación (doce hombres en fondo distanciados por 114 cm., con la mano izquierda en la hebilla del cinturón etc.), ante el "líder único y absoluto" (Hitler), supone una doble nacionalización de las masas, la de los miles de soldados en perfecta formación y adhesión, y la de las masas que los contemplan, que identifican el discurso del líder con las aspiraciones nacionalsocialistas del pueblo alemán. 13
En primer lugar, cabe destacar la impresionante exhibición de poder, perfectamente organizada y sincronizada. La perfecta uni-formación manifiesta una lógica interna a base de disciplina y unidad, donde el espacio-tiempo, la cinesia, la proxemia y la protesia estaban perfectamente estudiadas y diseñadas.
Como dice N. Jenkins, "probablemente, la identidad visual más refinada, mejor manejada y más influyente de las que han sido montadas en este siglo, fue el modelo creado para el Tercer Reich por Adolfo Hitler y Albert Speer. La combinación de elementos - la esvástica, los colores negro/blanco/rojo - y, sobre todo, su yuxtaposición y el control con el que se utilizaron, consiguieron, en conjunto, provocar un ambiente de agresividad y emotividad, sin necesidad de emplear ni una sola palabra, ni una sola letra. Fue una actuación muy innovadora, pues, estableció unas normas de control de la ejecución, que luego, han sido seguidas por la mayoría de las grandes empresas multinacionales de la posguerra".14
En esta "estética" agresiva sólo cabía la imagen del "superhombre" nietzscheano, del pueblo alemán victorioso. No es de extrañar que Himmler renegase de la "imagen decadente" de Jesucristo ajusticiado y moribundo en una cruz, como símbolo del cristianismo.
J. Stalin, presidiendo el desfile de su ejército desde el Kremlim, en la Plaza Roja de Moscú, para conmemorar la Revolución Socialista de Octubre, nos da otro ejemplo de "ethos" burocrático de cara a la "nacionalización de las masas". Situado Stalin, viviente y dictador, junto a sus más fieles colaboradores, por encima de la tumba de Lenin muerto pero presente, pasa revista al largo desfile, en el que las máquinas de guerra y los soldados se suceden como autómatas disciplinados. Lenin y Stalin parecen proclamar la permanencia estable, el no retorno de la revolución, la dictadura de las purgas para el que se mueve en otra dirección. El mensaje es la obediencia total y la disciplina como formas de militarización de las masas a través de un partido único, jerárquico y cruel. 15
También aquí, los soldados uni-formados constituían el "espejo" de lo que debían ser las masas de la URSS: nada de minorías críticas o étnicas, nada de disidencias, sino "pensamiento único" y "homogeneidad total", disciplina total e identificación con el líder.
El Partido Comunista, como partido único, era la nervadura social de esta nacionalización de las masas, desde el que se actuaba a través de la disciplina del terror (Stalin superó en terror y destrucción al mismo Hitler. Recuérdese, por ejemplo, las famosas "purgas" o la matanza a sangre fría de 22.000 oficiales e intelectuales polacos a manos de la NKVD estaliniana, en Katyn).
El militarismo de Hitler y Stalin sirvió de "espejo" donde debía mirarse la sociedad en el proceso de "nacionalización de las masas". El "ethos burocrático del sistema" de estos sistemas producía una "estética militar" capaz de impregnar tanto a las "masas militares", como a las "masas civiles". El fin no era otro que unificar la nación (nacionalsocialismo y socialismo soviético), para hacerla fuerte, compacta y victoriosa.
La "estética" comunicativa de ambos regímenes era angulosa y llena de aristas rígidas y cortantes, muy lejana de las curvas sensoriales de la samba o del deporte.
Apropiándose de la estructura del "Éxodo", cual otro Moisés, estos dictadores denunciaban la caída de sus naciones en un "hundimiento sociológico" ("exilio interior y exterior"), al que contraponían un "optimismo antropológico" ("tierra prometida" y "seguridad protegida"), poniendo a las masas "en movimiento" hacia el glorioso destino de la victoria, que ellos lideraban como "conducidores" ("Führer", "Duce", "Gran Timonel", etc.), a través del "desierto" (disciplina, sacrificios, mandamientos, normas etc.), sin volver la vista ni retroceder. Este "mesianismo político" ha sido ampliamente estudiado como "religión civil política".
Samba y JJ.OO.
Para evitar malentendidos, repetiremos una vez más, que hay una enorme distancia entre el "ethos burocrático" de los totalitarismos nazi y bolcheviche, respecto al "ethos democrático" del Carnaval de Río y de los JJ.OO.
No obstante, tanto en el carnaval como en los JJ.OO., está presente el "ethos burocrático" como "domesticador de las masas", como trataremos de señalar a continuación.
* El Carnaval de Río es considerado como la exaltación de la fiesta popular, pero, "no obstante, el estado ha 'domesticado' a las escuelas, inventando taxonomías para racionalizar y controlar su existencia en el orden social y su carácter dentro del carnaval. Antes, el ayuntamiento legalizaba la participación de las escuelas en el carnaval, a cambio de una serie de medidas que insistían en el nacionalismo, la unidad y el control sobre los desfiles y sus rutas. Los temas para el gran desfile se deben sacar de la historia brasileña, no se permite la sátira, ni la parodia, ni la crítica política o de hechos actuales. En los desfiles se penaliza a las escuelas si sobrepasan el tiempo asignado a su exhibición o si la disciplina de sus ritmos musicales y pasos de baile no son perfectos (Queiroz, 1985: 5-16). Así también, el cambio a un espectáculo a gran escala ha producido enormes contingentes de bailarines más uniformes, vestidos con los mismos disfraces, haciendo pasos de baile muy sincronizados, sencillos y más breves, que destruyen el arte de la zamba como forma de baile innovador de las clases bajas (Taylor, 1982: 306). En los desfiles, el orden es la base interna de la celebración del carnaval (Queiroz, 1985: 31). Los desfiles, por medio de la clasificación burocrática han sido aislados del resto del carnaval, regulados y controlados. El orden turbulento ha desaparecido del espectáculo. El alma del carnaval se ha convertido en una entidad parcial que depende para su existencia de unas premisas estatales de orden. Pese a su colorido y su animación, la distancia entre el carnaval y los espectáculos totalitarios comentados antes, se ha reducido considerablemente".17
El carnaval de Río se ha convertido en uno de los mayores "espectáculos" festivos de la actualidad, pero, debido a su magnitud (cuarenta mil bailarines), a la "estética" corporal de sus participantes, a los "desfiles" etc., se ha constituido en uno de los paradigmas de la "fiesta latina" frente a los postulados de la "disciplina fría anglosajona". Los carnavales brasileños representan la "espontánea alegría de vivir" que hace superar la pobreza, la inseguridad ciudadana y el subdesarrollo. El "ethos burocrático del Estado" ha encontrado en estos "desfiles" la manera de "exhibir" la unidad de Brasil, el orden social establecido, la potencia emergente de la nación en el concierto mundial y hasta la imagen popular de su presidente (Lula da Silva), aglutinando al pueblo.
Los JJ.OO. nacieron como una competición deportiva en honor a Zeus, en su santuario de Olimpia. Su mayor esplendor se sitúa entre los años 776 aJC y 394 dJC, en el que llegaron a ser panhelénicos.18 Durante su celebración se declaraba la "paz sagrada". Los atletas luchaban desnudos, cubiertos de aceite resbaladizo, para disputar la lucha en la arena. Los vencedores eran considerados "héroes", un ejemplo a seguir por la juventud. Tenían, pues, una significación sagrada y pedagógica. Los juegos fueron, al principio, ceremonias fúnebres, aunque siempre con un contenido religioso, además de exaltación de la patria y de los héroes.
Un año antes, los atletas comenzaban el entrenamiento. Cuando eran aceptados para participar en los Juegos, debían realizar el juramento a Zeus, seguido de un sacrificio en su altar. Las seis jornadas olímpicas se distribuían así: El primer día: inauguración, juramento y sacrificios a Zeus.; El segundo día: competiciones de jóvenes en el estadio: El tercer día se reservaba para la prueba más importante: la competición de carros (hasta 40 carros competían en 12 vueltas), sucedida de una carreta de jinetes a caballo. Por la tarde, tenía lugar el "Pentatlon" (carreras, salto de longitud,, lanzamiento de disco, jabalina y lucha), concluyendo al anochecer con ritos propiciatorios y funerarios; El cuarto día se celebraba el sacrificio ritual de cien bueyes a Zeus, se queman las patas y se concluye con un banquete; El quinto día, carreras pedestres simples y de fondo. Después, la lucha, el pugilato y el pancracio. A continuación, el heraldo anunciaba el fin de las competiciones: "cese el agon, motivo de los juegos"; El sexto día, ante la entrada del templo de Zeus, los vencedores serán ceñidos con la corona de olivo".
Los juegos olímpicos consagraban a los victoriosos, ante la imagen de "Nike" o victoria, transformándolos en "héroes" (semidioses). Las mujeres no podían competir, ni las mujeres casadas podían presenciarlos, al competir desnudos los atletas.
El gran cantor de los juegos olímpicos, Píndaro, es también testigo de la decadencia de los juegos, desprovistos ya de su religiosidad. En el 146 aJC, Roma conquista Grecia y la transforma en provincia. Los romanos, en general, no tuvieron gran estima por los juegos olímpicos y desaparecen con el triunfo del Cristianismo (Edicto de Milán de Constantino, 313 dJC) acusados de "paganismo".
Pierre de Fredy, barón de Coubertin (1862-1937), gran admirador de la Grecia clásica, trabajó incansablemente por el resurgimiento de los juegos olímpicos, con propósitos pedagógicos para la juventud, creando el C.O.I., proclamando un antecedente de la Carta Olímpica. Merced a este entusiasmo, se celebraron los primeros juegos olímpicos de la era moderna, en Grecia (abril, 1896), con 13 países participantes y 42 pruebas. En 1936, la antorcha olímpica es llevada desde Grecia a Berlín.
Los JJ.OO., desde su restauración se han celebrado ininterrumpidamente cada cuatro años, con sólo tres interrupciones por las guerras mundiales (1916, 1940 y 1944). Además, en la actualidad, existen juegos de verano e invierno, a los que hay que añadir los juegos paralímpicos. Comenzaron los JJ.OO. siendo sólo para varones, pero en su centenario, en los juegos de Atlanta (1996), la presencia femenina, supuso un tercio de participación (de 10.700 atletas, 3.566 fueron mujeres). 19
La historia de los JJ.OO., de origen religioso y de exaltación de los "héroes", ya era en los tiempos de la Grecia antigua, un movimiento cultural-político de "panhelenismo", de vertebración cultural del mundo griego, donde se exaltaban la fortaleza física y la calidad religiosa-cívica de los héroes como ejemplo para la juventud.
Actualmente, el "panhelenismo" ha sido sustituido por un movimiento a escala mundial, sobre todo, desde que los JJ.OO. tienen amplio eco en los medios, sobre todo televisivos.
Es verdad que la "Carta Olímpica" sigue proclamando como objetivos, la unión de la juventud y el deporte, la unión de los pueblos en la paz y la competición amistosa y pedagógica, pero no es menos cierto que el deporte se ha transformado en un gran negocio mundial (en este sentido, el COI es ya una multinacional) y que los países que compiten tratan de obtener triunfos como exaltación de la identidad nacional (propaganda del país a través del deporte).
Cuando se otorga a una ciudad el ser "sede olímpica", esto comporta el acceder a una "publicidad mundial" de la ciudad y del estado, que entre otras cosas, moverá un importante negocio turístico, preludio de inversiones empresariales. Aunque, la nominación de una ciudad, oficialmente se realiza por la adecuación de sus infraestructuras, organización, presupuestos etc., todo el mundo sabe que la nominación tiene un alto componente geoestratégico, tanto de tipo político como económico.
Por otra parte, los organizadores locales y estatales de los JJ.OO., a través de su "ethos burocrático", aprovecharán la ocasión para diseñar una propaganda de la ciudad y de la nación, sin "fealdades" (pobreza, desorganización, atraso tecnológico etc.), como un gran lugar de estabilidad y oportunidades. Como decía J. A. Samaranch, uno de los presidentes más estelares del COI, recientemente fallecido (21-IV-10), "las ceremonias de los JJ.OO., por su visibilidad - especialmente la de inauguración - se han convertido en punto estelar de los JJ.OO. Y son los momentos idóneos para que la ciudad y el país organizador puedan demostrar al mundo sus tradiciones, su arte, su cultura, su gente. Son su carta de presentación al mundo, a la vez que una prueba de ejecución que marcará la tendencia en la opinión de la gente para el resto de los Juegos". 20
Pensar en que la organización de los Carnavales de Río y de los JJ.OO. son "espontáneos" es una verdadera ingenuidad. En ambas "organizaciones abiertas" no se da el "ethos burocrático" fundamentalista, pero existe también, de una manera indirecta, la nacionalización de las masas. Si en el 2016 se juntan en Río, la "Samba" y los "JJ.OO." en un solo evento festivo, esto supondrá una pantalla mundial de "exhibición estética" de lo que se quiere que sea Brasil en un futuro próximo, es decir, además de la alegría "sambista" de vivir (como un antídoto a la depresión, cada vez más presente en Occidente), Brasil se presentará como un país moderno, y por lo tanto, interesante para la inversión y el desarrollo.
2.3. Los JJ.OO., como ritual religioso-civil
a) Demarcación conceptual de la religión civil 21
La religión sobrenatural, por ejemplo, la cristiana, ha sido tradicionalmente considerada, por el poder político, como un elemento importante de identidad nacional ("la espada y la cruz").
Con el advenimiento del multiculturalismo y de la diversidad de religiones, el poder político ha creado una suerte de "religión civil", de obligado cumplimiento para todos (la Constitución como "libro sagrado", las fiestas civiles, la tumba del soldado desconocido, los rituales etc.), como modo de unificar la nación.
La historia del término y del concepto de "religión civil" es reciente. Con los precedentes Maquiavelo y Hobbes, quizá podríamos partir de los postulados de la Revolución Francesa y de J. J. Rousseau22, los cuales hacen equivalentes "religión civil" y "sociabilidad".
Más adelante, A. Comte habla de "religión positiva" y de "religión de la humanidad", mientras que E. Durkheim afirma que la religión produce "cohesión social". 23
Pero, la referencia actual a la "religión civil", la encontramos en dos trabajos. En 1953, E. Sils y M. Young publican un ensayo sobre la coronación de Isabel II, con el título, The meaning of coronation, afirmando que el acto de la coronación y los festejos populares llevados acabo supusieron "un gran ritual de comunión nacional". Es curioso recordar que, más tarde, aparecen, incluso, "herejías civiles" a este acto (recuérdese la canción del grupo punki "Sex Pistols" para las bodas de plata de Isabel II, Anarchy in U. K.).
Pero, ha sido Robert N. Bellah, con su artículo, Civil religion in America (1966), que aparece recogido en su colección de ensayos, Beyond belief. Essays on religion in a posttraditional Word, el que popularizó el término y el concepto de "religión civil".
La reiterada alusión a Dios en los discursos de J. F. Kennedy (lo mismo que en los de B. Obama y otros presidentes24 ), nos lleva a afirmar que existe "un conjunto de creencias, símbolos y rituales" en las instituciones políticas norteamericanas. 25
Podríamos definir la religión civil como: un proceso ritual de religación histórico-trascendente, mediante el cual, una comunidad u organización se cohesiona, construye su identidad cultural colectiva y legitima el liderazgo y los valores de convivencia en el marco político-civil.
Para una mejor comprensión de la religión civil, aludiremos a sus puntos esenciales:
1) La religión civil trata, ante todo, de crear "trascendencia" histórica que abra un futuro para la comunidad. Si los creyentes tienen como trascendencia más allá de la muerte, el paraíso, un activista no creyente puede aspirar, incluso con riesgo de perder la vida, a una trascendencia en la "historia".
2) La religión civil trata de dar "unidad" a la diversidad. La religión civil aglutinará, bajo una bandera y una constitución del estado, a toda la diversidad étnica, religiosa, etc., de la sociedad.
3) Existen religiones civiles en las organizaciones (vg.: empresas), en la nación (vg.: estado) o, incluso, globalizadas (vg.: ONU, JJ.OO., etc.).
4) En principio, la religión civil no es contraria a la "religión sagrada", sino que se nutre de ella. Por eso, el estilo de religión civil variará, según la religión sagrada que tenga de referencia. Además del concepto de trascendencia, la religión civil toma de la religión sagrada el concepto de "sacralización del poder político y del orden".
5) La religión civil es mucho más "ortopráxica" y ritual que "ortodoxa" o doctrinal. Aunque es también, una religión "de libro" (Constitución), sin embargo su interpretación es básicamente jurídica y mucho menos dogmática.
6) La religión civil es, eminentemente, ritual participativa: fiestas oficiales, matrimonios y entierros civiles, tumba del soldado desconocido, protocolos, afirmación de los símbolos, construcción de mitos y de la historia, nacionalismo, etc.
b) La religión civil de los JJ.OO
Los JJ.OO. son una "religión civil" mundial. Cada cuatro años, el COI convoca desde su sede permanente (Lausanne, Suiza) un "concilio" o reunión mundial, en una ciudad previamente elegida como "centro del mundo". El presidente del COI actúa como "Pontifex Máximus", como supremo tendedor de "puentes" entre los países y las culturas, convocando a la "epifanía" o presentación ritual ante la ciudad elegida y ante el mundo (urbi et orbi) de la cultura olímpica. Al ser un movimiento mundial se hace "católico" (katolikós, universal), pero a la vez, "urbano" (no se eligen como sedes las capitales de las naciones, sino las "ciudades elegidas").
La "doctrina del olimpismo" cabe en unos pocos folios: paz mundial, pedagogía de la juventud a través del deporte, afirmación de la humanidad sin lesionar la diversidad cultural o política, la competición entendida como fiesta lúdica, el ascetismo y esfuerzo de los que aspiran a ser héroes, la superación continua expresada en el lema citius, altius, fortius, más rápido, más alto, más fuerte).
El presidente, los miembros del COI, los jueces nominados, etc., se constituyen en una "clerecía" que ha de trabajar para que el olimpismo "vaya a más", sea "reconocido por todo el mundo" y, sobre todo, para que la ciudad anfitriona de los juegos "supere a las anteriores".
De esta manera, el COI contribuye eficazmente a la mejora de las ciudades, formando con sus nombres los hitos del olimpismo moderno.
Los puntos culminantes de la ritualidad olímpica son:
- la ceremonia de inauguración (verdadera presentación ante el mundo de la fiesta olímpica de la ciudad anfitriona).
- las competiciones y el ceremonial de las medallas (triunfos individuales, pero también los países de los atletas).
- la ceremonia de clausura (fiesta del triunfo olímpico y entrega del "testigo olímpico" a la nueva ciudad anfitriona).
Todo ello, realizado a través de una esmerada y cuidadora "ingeniería de rituales".
3. Ingeniería ritual de las ceremonias olímpicas
Las ceremonias olímpicas se construyen a través de ingenierías rituales. Por ello, demarcaremos, en primer lugar, el concepto de rito, para, después, analizar los "ritualemas" más utilizados en esta ingeniería ritual.
3.1. Concepto de rito26
Conceptualmente, entendemos por rito: los actos pautados en orden a su repetición, de cuya ejecución colectiva se derivan consecuencias de orden simbólico.
En las instituciones indoeuropeas, el concepto de "rito" estaba vinculado al concepto jurídico de "orden", ya que sin los ritos, la sociedad se precipitaría en el caos. 27 La antropología ha dado especial relieve al estudio de los rituales diciendo que son la clave para entender las sociedades humanas. 28
En los pueblos "primitivos", los rituales eran una "imitación de Dios" (rememoración de la acción creativa de Dios a través del ritual). De ahí que el ritual fuera asociado al culto de lo sagrado.
Los rituales, en la actualidad, no son considerados sólo como rememoraciones del pasado (tal como puede ser la celebración de hechos pretéritos), sino que los rituales tienen también, capacidad de "anticipación" (por ejemplo, el ritual de una peregrinación o de una manifestación laboral, donde se trata de conquistar el futuro).
De cara a la comprensión ritual de los JJ.OO., podemos referirnos a tres grandes mitos: el "cosmogónico" (sobre los orígenes), el "soteriológico" (sobre el tiempo de camino y lucha) y el "escatológico" (sobre la consecución de los fines). En paralelo, podemos distinguir también, entre ritos cosmogónicos, soteriológicos y escatológicos.
a) Rituales de orígenes o cosmogónicos
Los rituales cosmogónicos se refieren a los orígenes: sobre todo, al nacimiento y al renacimiento, a la creación y recreación, a la iniciación y la mutación.
Entre los rituales cosmogónicos, encontramos a los que versan sobre la creación del hombre y del mundo, y en general, a todo lo que se refiere a la "fundación", la "inauguración" o la "iniciación". Estos ritos cosmogónicos han estado, tradicionalmente, vinculados a la antigua concepción circular del tiempo (nacer de las aguas y renacer de las cenizas, como si la naturaleza fuera un continuo teatro de nacimiento/ muerte/ renacimiento). En la cosmovisión agraria, este comenzar y recomenzar era referido a los "ciclos circadianos, lunares y estacionales", presentes en el ciclo de las cosechas. Estos circuitus temporum "paganos", fueron abolidos por el cristianismo, que instaura el "tiempo lineal" irrepetible de la historia de la salvación, donde hay un presente, un pasado y un futuro (aunque el tiempo se haga "repetible" a través de la celebración ritual).
b) Rituales soteriológicos de competición
En el "periodo competitivo" de los JJ.OO., o periodo de "pruebas", el atleta se pone "al límite": su larga preparación deberá competir con la de los demás candidatos, decidiéndose en un tiempo breve pero intenso, el triunfo o el fracaso.
Los atletas "previamente elegidos", son sometidos a un agon (lucha) intenso, en el que pocos triunfan (oro, plata y bronce). Esta lucha se realiza bajo unas normas previas y bajo la vigilancia de los jueces. Al final, como recompensa, diplomas y medallas, podium e himnos nacionales. Los triunfadores serán héroes para la juventud y para su patria. Lo que comenzó como una selectiva communitas de iguales, se transforma en la competición, en una pirámide de un solo vértice, donde se sitúa el "héroe" mundial y de su nación. El atleta victorioso ha recorrido un largo camino que le ha llevado al triunfo a través de la preparación y la fe en la victoria.
El ritual soteriológico tiene una dimensión ascética: el atleta "se redime" a través del "sacrificio" y, en cierto modo, al hacerse "héroe" se coloca como el líder que proclama un "el camino" hacia el triunfo, el del esfuerzo y el sacrificio.
c) El ritual escatológico de despedida
El ritual escatológico abarca tanto la despedida, como la celebración del triunfo, hace referencia a la gestión de las pérdidas (separación, muerte, etc.) como "duelos" (lutos, inversiones, etc.), pero también, al triunfo o condenación en un juicio final, de todo el proceso biográfico o histórico.
La pérdida, sobre todo la muerte, es siempre un "desorden" que es preciso superar.29 En el mundo religioso, la escatología se refiere a la muerte, al juicio final (con el resultado negativo del infierno o con el resultado positivo del paraíso. Pero, el primer paso de la escatología, siempre ha sido la "superación de la muerte" (si no hay vida más allá de la muerte, "al desorden no sigue un orden"). Por ello, el culto a los muertos (los entierros son para lo vivos) significa la apertura de un futuro prometedor.
Psicológicamente, la pérdida de un ser querido es gestionada por la "elaboración del duelo" (luto, fiesta, sacrificios, etc.). A causa de la "culpabilidad" que experimenta el que sobrevive, utiliza el "luto", que no es otra cosa que acompañar al muerto con otra muerte ("muerte simbólica": vestir de negro, alejarse de la vida social, etc.) con la cual se equilibra la posición de ambos y se elimina la culpabilidad por sobrevivir. El paso del tiempo irá disolviendo el luto y restaurando la normalidad.
Pero, la escatología se refiere, además de a la "despedida", a la celebración del "triunfo final", después del juicio. El triunfo significa haber alcanzado la "misión", haber llegado a ser "héroe", haber sido "agregado" a los que se salvan. El triunfo significa entrar en la "inmortalidad de la historia" (in fine sine fine) y constituir un punto de referencia para las futuras generaciones.
En los JJ.OO. se representa "teatralmente" el "desorden festivo" de la terminación de los juegos. Se trata de un "funeral de despedida" de la "fiesta olímpica", del "adiós" a los que hicieron la olimpiada y a los que la presenciaron. Han quedado los "héroes" ya consagrados como tales y ha quedado la ciudad olímpica inscrita en la historia.
Pero, como en toda trascendencia, los JJ.OO. no terminan, porque su "testigo" es entregado a la nueva ciudad nominada, para que realice los juegos dentro de cuatro años. Mientras se apaga el pebetero donde arde el fuego olímpico, una nueva generación de atletas comienza su preparación para la nueva fiesta olímpica.
3.2. Construcción ritual de las ceremonias olímpicas
La Carta Olímpica establece los aspectos esenciales de la estructura de las ceremonias olímpicas. No obstante, a lo largo de la historia de los juegos, se han ido produciendo notables incorporaciones de rituales. Desde la sencillez de los Juegos de Atenas (1896) hasta nuestros días, donde la televisión ha representado un considerable impacto de mundialización, los cambios y el enriquecimiento ritual han sido importantes.
Esta ingeniería ritual que cada ciudad olímpica anfitriona redefine y perfecciona, responde a las "formas estéticas del ethos burocrático" al que nos hemos referido anteriormente. Esta ingeniería ritual, de elevado coste económico, suele ser encargada a empresas de publicidad, las cuales consultan a expertos en comunicación (antropólogos, psicólogos, sociólogos, historiadores, etc.).
Sin duda alguna, los organizadores de los JJ.OO. de Río de Janeiro (2016) crearán nuevas formas "estéticas", sobre todo para construir las ceremonias de apertura y clausura. No obstante, tomando como referencia las últimas celebraciones olímpicas, proponemos algunas reflexiones que puedan ser útiles en la construcción de la ingeniería ritual de esta efeméride de Río'16.
Debemos partir del hecho de que la celebración de los JJ.OO., está vertebrada por tres unidades rituales diferenciadas:
-la ceremonia de apertura (de una duración de unas tres horas, aproximadamente).
-la competición olímpica (de una duración de varios días).
-la ceremonia de clausura (de una duración de hora y media, aproximadamente).
que podemos construir a través de rituales cosmogónicos, soteriológicos y escatológicos, respectivamente.
3.2.1. La ceremonia de apertura
El modelo actual de la ceremonia inaugural de los JJ.OO. se consolida a partir de los JJ.OO. de Seúl (1988), siendo la ceremonia que requiere de más esfuerzo de ingeniería ritual y de más inversión económica. Los media, especialmente la televisión, han contribuido a transformarla en la "carta de presentación de los juegos" a todo el mundo. De su realización depende, en gran parte, la imagen que de los juegos y de la ciudad que los organiza, tendrá el mundo, como sucedió con el gran impacto que supuso la ceremonia inaugural de los juegos de Pekín (2008).
Podemos distinguir en la ceremonia de apertura cinco partes:
-Entrada de la presidencia y presentación de la ciudad.
-Desfile de los deportistas.
-Liturgia de la palabra.
-Entronización del fuego.
-Fiesta de despedida.
con una duración aproximada de tres horas.
En otro trabajo 30, comparé la ceremonia de apertura de los JJ.OO. de Barcelona (1992) con la celebración litúrgica de una misa católica, probablemente, porque a causa de la tradición religiosa europea, los organizadores, consciente o inconscientemente, se inspiraron en ella (las ceremonias de "religión civil" se inspiran en la "religión sagrada" que les sirve de referencia). Pero, es evidente, que cada tradición cultural posee un esquema propio como referencia, a la hora de construir sus ceremonias.
De todas las maneras y quizá como esquema de "religión civil", podrían darse en Río de Janeiro (2016), estos rituales:
Entrada del "Presidente-oficiante y presentación ante el mundo de la ciudad y nación anfitrionas de los JJ.OO. (duración aproximada, 50 minutos).
La entrada al palco presidencial del Jefe de Estado (oficiante) al son del himno nacional, cálidamente acogido por los asistentes al estadio, abre los juegos.
Seguidamente, una presentación "coreográfica" (bailarines, escenificación del folclore, etc.) sobre la historia, la cultura y las gentes de Brasil, recordarán a todo el mundo, que los JJ.OO. se celebran en Río/ Brasil.
Es muy importante que esta presentación "estética" ("dramatizada, condensada y simbolizada") de la personalidad histórica, cultural y social de Brasil, esté muy bien trabajada coreográficamente, para que se "comunique" la afirmación de la unidad nacional y se ofrezca de Brasil una imagen joven y dinámica, alegre y emprendedora.
Además, en esta imagen de Brasil van a verse, de algún modo, representados los pueblos sudamericanos (pueblos emergentes), tan diferentes en muchos aspectos de los pueblos norteamericanos (pueblos dominantes) en la geografía de América. El triunfo de Brasil será también el triunfo de estos países emergentes en su lucha por su identidad y autonomía.
Desfile de los deportistas de las diversas naciones participantes. (90 minutos).
Esta ceremonia simboliza la "larga marcha" (al igual que la antorcha olímpica) de los países participantes hacia la ciudad anfitriona. Se trata de un "ritual de anticipación" en el que se recorre ritualmente el camino del triunfo. Es como una "peregrinación" propia de los rituales litúrgicos, que da acceso al lugar del agon (sacrificio y lucha). Se trata del momento en que todos los países "son iguales" (communitas participativa), pues aún no ha comenzado la "competición".
Inaugurará el desfile la delegación de Grecia (país fundador) y lo cerrará la delegación de Brasil (país anfitrión).
La presentación sucesiva de las delegaciones nacionales participantes, encabezadas por sus banderas, parece muy larga (unos 90 minutos), sin embargo, es seguida con interés (todo el mundo espera ver desfilar a su país) y de hecho suele ser retransmitida en su integridad por gran número de cadenas de TV y de radio.
Liturgia de la palabra e izado de la bandera. (10 minutos).
Los parlamentos, como "liturgia de la palabra" corresponderán al "alcalde de Río de Janeiro" (como titular de la ciudad anfitriona), al "presidente del COI" (como máxima autoridad olímpica) y al "Jefe del Estado" (como máxima autoridad de la nación, que declara inaugurados los JJ.OO.).
Los JJ.OO., como hemos afirmado, son una ceremonia "ortopráxica", eminentemente "ritual-estética", por lo que, a cada discurso debería darse una extensión máxima de tres minutos. Deberán ser pronunciados, al menos en parte, en francés (lengua oficial del COI) y en portugués (lengua oficial de los JJ.OO. de Río), añadiéndose algunos párrafos en inglés y español, dada la internacionalidad de ambas lenguas en el continente americano.
Hay que huir de cualquier intento de prolongar los discursos, pues su extensión dañaría gravemente la dinámica ritual de los juegos.
La bandera olímpica entrará en el estadio portada por seis atletas. Después de dar una vuelta, es izada mientras se canta el himno olímpico. También entran las banderas de todas las olimpiadas anteriores (tres serán blancas, en recuerdo a las tres olimpiadas anuladas por la guerra, en 1916, 1940 y 1944), que son también izadas.
Como hemos apuntado, la liturgia de la palabra debe ser sobria (la palabra cede el puesto al gesto ritual), suprimiendo todo contenido doctrinal que no sea asumible por todos.
Entronización del fuego olímpico. (30 minutos).
El fuego olímpico (antorcha) es traído desde Grecia por atletas, recorriendo en relevos diversas ciudades del mundo. El último relevo es el que corresponde a la entrada en el estadio olímpico, donde entre aplausos da una vuelta completa.
Seguidamente, se enciende el pebetero (una suerte de cáliz), para que su llama esté presente durante la celebración de los juegos. La entronización del fuego representa uno de los momentos culminantes de la ceremonia de apertura.
El olimpismo nació en Grecia y su restauración ha contribuido a "mantener el fuego". La "larga marcha" del fuego a través de los relevos, donde cada atleta entrega el "testigo" al siguiente portador, representa el vínculo intergeneracional, representado por las sucesivas ciudades sedes olímpicas.
En esta "liturgia sacramental", a diferencia de la cristiana, basada en los productos mediterráneos (pan, vino y aceite), el fuego ha sustituido al pan y el vino y tampoco se hace referencia al aceite, símbolo olímpico antiguo de la lucha (confirmación y unción de los enfermos, en la liturgia católica). El fuego se refiere al alumbramiento y calor de un "renacer festivo", presente ampliamente en la tradición cultural occidental. La "consagración" se realiza en el cáliz-pebetero, lo que otorga profundidad sacramental a esta celebración civil olímpica. Es como un "cirio pascual" que ilumina el camino de la vida, en este caso, de la competición.
Este "fuego sagrado" permanece durante los juegos, como la llama permanente ante la tumba del soldado desconocido.
A continuación, un atleta y un juez, en nombre de sus compañeros, pronuncian un juramento olímpico, prometiendo limpieza y justicia en los juegos.
Fiesta de terminación de la ceremonia de apertura. (15 minutos, aproximadamente).
Después del "sacrificio" de los atletas portadores del fuego olímpico y de la "consagración del fuego", un canto común (que puede ser popular) cierra la liturgia.
La alegría compartida de todos los presentes estalla en el estruendo de los coloristas fuegos artificiales. El entusiasmo popular de los asistentes y de la ciudad anfitriona debe ir paralelo al reconocimiento de los millones de televidentes de que la ceremonia de apertura (presentación de los JJ.OO. de la ciudad de Río y del "nuevo Brasil") ha sido un éxito.
3.2.2. Ceremonias de competición
Para las ceremonias de competición, la normativa está ya prescrita con todo detalle por el COI y suelen variar muy poco en las sucesivas celebraciones de los juegos.
La mayoría de las competiciones se realizan en las "subsedes olímpicas", no muy distantes del centro olímpico (estadio), reservando las más representativas para el estadio olímpico central. Es conveniente, edificar los "estadios de las subsedes" en lugares que puedan ser utilizados después de los juegos, ya que proceder a su demolición tiene el doble coste de construirlos y derribarlos, además de privar a la población de su utilización.
En las diferentes competiciones, dado el número de participantes, se realizan selecciones previas, quedando un número reducido de atletas para realizar la competición final.
La eliminación inicial comporta un cierto fracaso para los atletas que se han preparado durante bastante tiempo y no pueden acceder a la competición final, que suele ser la más presenciada y "televisada".
En la competición final, además de algunas "certificaciones", obtienen calificación de "héroes" los tres primeros, los cuales suben al triple podium, recibiendo las medallas de oro, plata y bronce, mientras suenan los himnos de sus países y se izan sus banderas.
Cada día de las olimpiadas, los media publican el "medallero", o número de medallas de oro, plata y bronce que gana cada país. Generalmente, los grandes países invierten mucho dinero en la selección y preparación de sus atletas, porque la obtención de medallas comporta prestigio internacional. La lista final de trofeos obtenidos, sobre todo "de oro", ennoblece a los países que la encabezan. El país anfitrión aspira a conseguir un número "razonable" de medallas, que se una al prestigio por la adecuada organización de los juegos.
* La labor de los "jueces deportivos" es fundamental. Aunque los medidores electrónicos ayudan mucho en la imparcialidad de las decisiones, no obstante, la labor de los jueces es decisiva a la hora de "descalificar", "puntuar", etc., determinadas actuaciones atléticas. Algunas veces, se acusa a ciertos jueces de parcialidad, de favorecer a las naciones poderosas, lo que enturbia el clima de los juegos. Para evitar esto, el COI selecciona convenientemente a los jueces por su capacidad técnica y renombre, los hace proceder de los más diversos países, promoviendo además, sobre todo en las competiciones más sujetas a la "estimación subjetiva", las puntuaciones colegiadas .
Mención especial merece el control "antidopaje". Los atletas "dopados" con sustancias prohibidas son severamente sancionados, ya que afean y deslegitiman los JJ.OO.
En la lucha por superar las marcas se utilizan toda suerte de estrategias (por ejemplo, realizar la preparación en zonas de altura, motivación psicológica coercitiva, ingesta de sustancias químicas, etc.), algunas de ellas toleradas y otras, expresamente prohibidas.
La lucha del COI contra el dopaje es radical y esto lo saben los países participantes.
3.2.3. La ceremonia de clausura
La ceremonia de clausura de los JJ.OO. suele tener un "tono menor" y alcanza una duración de hora y media, aproximadamente, dependiendo su mayor duración de la prolongación de la fiesta final.
Las competiciones ya han tenido lugar y muchas delegaciones no han tenido medallas por lo que suelen abandonar el espacio olímpico. Quedan los atletas del país organizador, los triunfadores y algunos representantes de las delegaciones. A pesar de que no están presentes todos los que participaron en el desfile inicial, no obstante, estas ceremonias de clausura deben ser cuidadas en su programación y ejecución ritual con todo el esmero posible, porque, a menudo, da la impresión de que estas ceremonias de clausura no han sido tan "trabajadas" como las de la ceremonia de apertura, por lo que se presentan desvertebradas, como una mera yuxtaposición de encuadres rituales, un tanto desconexos.
- También, se detecta un considerable cansancio entre los organizadores, debido a la tensión enorme que supone:
- garantizar la seguridad frente a grupos terroristas que quieren aprovechar el "espectáculo" para obtener notoriedad y protagonismo mediático,
- evitar la descoordinación en la ciudad olímpica, haciendo que funciones los servicios varios, tanto en las zonas residenciales de los atletas, jueces, etc., como en las zonas de competición,
- atender a los medios de comunicación y promover una "buena imagen" de los juegos, procurando una información "pronta y clara", lo más positiva posible, dando, a veces, la impresión de que quieren que todo acaba ya, cuanto antes.
Pero, si la ceremonia de apertura ha sido excelente, si se han logrado superar marcas, si la seguridad ha sido perfecta, si los servicios han funcionado, etc., no aparecerá la crítica y la sensación de fracaso que tanto temen los organizadores.
-Culturalmente, la ceremonia de clausura tiene una componente "escatológica". Por una parte, se celebra el "ritual de pérdida", que comporta su elaboración de duelo y hasta su luto; pero por otra parte, se hacen presentes los rituales escatológicos del "triunfo" y de la "resurrección" de los juegos en otra sede olímpica, pasados cuatro años.
No debe olvidarse que "los entierros son para los vivos" y que sirven, por una parte, para elaborar el duelo por la pérdida; pero por otra, para reafirmar la trascendencia en un "más allá" histórico.
4. A modo de conclusión
En unas pocas páginas he intentado resumir el proceso de ingeniería ritual en la construcción de las ceremonias de los JJ.OO. a celebrar en Río de Janeiro (2016), cuya explicación, evidentemente, requiere una mayor extensión.
En primer lugar, Brasil se encuentra en un momento importante de su historia, a punto de dar un gran paso en su desarrollo como nación. Estos JJ.OO. pueden ser la ocasión de "presentar al mundo" el "Brasil emergente".
En segundo lugar, las gentes de Brasil expresan su vida a través de "formas de fiesta", lo que constituye un rasgo de su "latinoamericanidad", pero esto no es obstáculo para su laboriosidad y desarrollo. Al analizar la estructura de la fiesta brasilera, sobre todo del carnaval, hemos puesto de manifiesto como, los estados "transmiten su ethos burocrático", afirmando la unidad, identidad y futuro de la nación. Este ethos burocrático que ha operado en algunas ocasiones y en determinados lugares, de una manera dictatorial, puede ser utilizado de una manera democrática. A través de una "estética" y de una "ritualidad", mucho más "ortopráxica" que "ortodoxa", es posible que el pueblo brasileño "exprese y exhiba" tanto su alegría de vivir, como su voluntad de desarrollo social.
En tercer lugar, los JJ.OO. constituyen una competición lúdica para la juventud y transmiten pedagógicamente valores como el sacrificio y el esfuerzo, el diálogo y la paz entre los pueblos, el encuentro de las culturas particulares en un acto cultural común.
Se trata de una ocasión única para poner de manifiesto la importancia de la formación de la nueva generación de jóvenes brasileños en la construcción del nuevo Brasil emergente.
Notas
1. Cfr. Á. Aguirre, "Fiesta", en Á. Aguirre, Diccionario Temático de Antropología. Barcelona: Boixareu (1993: 329-332).
2. Cfr. F. Isambert, Le sens du sacré. Paris: Minuit (1982).
3. J. M. Bercé, Fête et Révolte. Des mentalités populaires du XVI au XVIII siécle. Paris: Hechette (1976).
4. Cfr., por ejemplo: J. Caro Baroja, El carnaval. Madrid: Taurus (1965); R. DaMatta, Carnivals, Rogues and Heroes. An Interpretation of the Brazilian Dilemma. Paris: Notre Dame Univ. (1991); C. Gaignebet, El carnaval Barcelona: Alta Fulla ([1974]1984); M. Queiroz. "The samba schools of Rio de Janeiro or the domesticación of an urban mass". (Diogenes. 129: 1-32); M. C. Anest-Coufin, "Le carnaval en Grece: Approche de nouvelles croyances", en Cahiers de Sociologie Economique et culturelle. 21(1994)9-18;
5. A. Montesinos. Fiestas populares en Cantabria. Carnavales rurales. Santander: Ed. Tantin (1984).
6. D. Handelman, "Rituales y espectáculos", Revista Internacional de Ciencias Sociales (Unesco), 153(1997). Cfr., también: "Introduction of the idea of burocratic Organizatión", en Social Analysis, 9(1981)5-23; Models and mirrors. Towards an Anthropology of Public Events. Cambridge: Cambridge Univ. Press (1990); "Symbolic types, thr body and circus", en Semiotica 85(1991)205-225; "Passages to play: paradox and process", en Play and culture 5(1992)1-19; "Cultural taxonomy and bureaucracy in ancient China", en International Journal of Politics, Culture and Society. 9(1995)263-293; Nationalism and the Israel State: Logic in public Events. Berg Publishers (2004).
7. "Los dirigentes de los estados nazi y soviético exigían que la estética pública tuviera un objetivo ideológico; no obstante, lo hicieron en direcciones opuestas. Hitler gritaba: 'el Arte es una vocación poderosa y fanática', a la vez que insistía en que la estética tuviera claridad de color y de forma y fuera accesible, lógica, verdadera y creada para el pueblo, de lo cual él era el árbitro (Wistrich, 1986: 79-80). La fealdad y el dolor fueron desterrados de las producciones estéticas públicas. La estética se caracterizaba por una relación de tipo unitario entre fines y medios. En el trabajo se glorificaba la racionalidad técnica por medio de una estética que convertía la utilidad en una 'religión' en la que 'el trabajador', como todos los demás sujetos del Nacionalsocialismo, se convierte en un ornamento de los entornos técnicamente preconcebidos y construidos (Rabinbach, 1976: 55 y 68). En efecto, el régimen nazi se propuso que los verdaderos alemanes se convirtieran en estéticos uni-formes, haciendo de la vida cotidiana un espectáculo resumido y progresivo del orden social nazi. La nueva formulación de la estética en la Unión Soviética tenía sus raíces en el proyecto estalinista de hacer que todas las disciplinas humanísticas estuvieran al servicio de la construcción del socialismo. (…) Igualmente, la estética fue resumida y estandardizada en términos de Realismo social el cual rechazaba, de manera explícita, el concepto de belleza. En su lugar, la estética fue clasificada como una rama de la ciencia y de la ingeniería (social), que actuaba bajo un estricto control ideológico. (…) Tanto en la Alemania nazi como en la Unión Soviética, el espectáculo era el instrumento de aplicación de estas concepciones en las masas; al mismo tiempo, tanto la concepción como la puesta en práctica, estaban invadidas por la lógica de un ethos burocrático y taxonómico". (D. Handelman, "Rituales y espectáculos". 153(1997). Hay algunos autores que afirman que la "estética nazi" de Hitler proviene de su frustración como artista, al ser rechazados sus cuadros por la Academia de Bellas Artes de Viena. Pienso, sin embargo, que tanto la estética hitleriana, como la estaliniana (que rechazaron el arte abstracto como aberrante), proceden de la megalomanía totalitaria que se hace presente en el diseño arquitectónico "gigantista" de plazas inmensas, de avenidas aptas para grandes desfiles en la escenografía arquitectónica de Berlín (A. Speer) o de la eternidad imperecedera del proyectado "Palacio de los Soviets" de Moscú (W. Gropius). Se trataba de diseños realizados, no a la medida del hombre, sino desde la perspectiva del megaestado totalitario.
8. Cfr. Á. Aguirre, La cultura de las organizaciones. Barcelona: Ariel (2004: 43-56).
9. En latín, el término idem hace referencia a la identidad clausurada en sí misma, mientras que el término ipse significa una identidad en interacción con el otro.
10. "No es sorprendente que algunas de las divisas más potentes hayan estado relacionadas con la agresión militar, aunque esto se debe, en parte, a una asociación psicológica. Las águilas romana, alemana, austriaca y norteamericana (no es coincidencia), el león británico o el oso ruso, inducen unas reacciones diametralmente opuestas, según el punto de vista desde el que se los contempla. La esvástica engendraba odio en algunos (y sigue engendrándolo), pero también, respeto y fidelidad en otros (y todavía, aunque parezca increíble, lo sigue haciendo). Para los ojos de occidente más liberales, la angulosidad inflexible y agresiva de este símbolo encaja exactamente con lo que ha llegado a representar. La bandera japonesa del sol, sencilla y directa al máximo, puede que no ganase mucho respeto en Pearl Harbour, pero, sin embargo, se mantiene como símbolo nacional. El águila romana, llevada en alto por brillantes legionarios, debió ser de una visión verdaderamente aterradora" (N. Jenkins, La identidad visual de la empresa. Bilbao: Univ. Deusto (1993: 17).
11. Cfr. J. Grau Rebollo, Antropología audiovisual. Barcelona: Ed. Bellaterra (2002).
12. Edición en DVD de las filmaciones de Leni Riefestahl, El triunfo de la voluntad, Olimpia, El día de la libertad, El alquimista. Cameo Media S.L. (2006).
13. Pueden consultarse, entre la numerosa bibliografía sobre el III Reich: H. Kehr y J. Langmaid, The Nazi Era 1919-1945. A Selected Bibliography of Published Works from the Early Roots to 1980 (London, 1982); C. Bourne y V. Alba, Historia del fascismo. Barcelona: Planeta (1995); G. L. Mosse, La nacionalización de las masas. Barcelona: M. Pons (2005); M. Burleigh, El tercer Reich. Una nueva historia. Madrid: Taurus (2002); R. S. Wistrich.Weekend in Munich: Art, Propaganda and Terror in the Third Reich. London: Pavilion (1996).
14. N. Jenkins, (1993: 18).
15. La izquierda europea ha silenciado, en parte el terror comunista estalinista, refiriéndose casi exclusivamente al terror nazi. No obstante, existe una importante bibliografía sobre el tema: F. Furet, El pasado de una ilusión: ensayo sobre la idea comunista en el siglo XX. Madrid: FCEE (1995); I. Kershaw y M. Lewin (Eds.), Stalinism and Nazism. Dictatorships in Comparison. Cambridge: Univ. (1998).
16. Pueden consultarse: E. Voegelin, Die Politische Religionen. München (1996); H. Mayer, Totalitarismus und Politische Religionen, Paderborn (1996); G. L. Mosse, The Sacralization of Politics in Fascist Italy. Cambridge, Mas. (1996); A. J. Klinghoffer, Red Apocalipse. Lanham (1996); C. E. Bärsch, Die politische Religion des Nationalsocialismus. München (1998); F. Weitzel, Las ceremonias de la orden SS. B. Aires: Avalon (2001).
17. D. Handelman, 153(1997)10.
18. Se denominaron "panhelénicos" los que se celebraban conjuntamente por todos los helenos (Olímpicos, Píticos, Istmicos y Nemeos), los "anfictiónicos" eran organizados por una federación de ciudades (Delos, Éfeso etc.), pudiendo participar en ellos sólo los ciudadanos de estas ciudades, siendo los celebrados y participados por una sola ciudad (Atenas, Argos, Esparta etc.) los más locales de todos.
19. Para la historia de los JJ.OO., pueden consultarse: S. Segura, Los juegos olímpicos. Educación, deporte, mitología y fiestas en la antigua Grecia. Barcelona: Anaya (1992); C. Durantez, Las Olimpiadas griegas. Madrid: COE (1977); C. Durantez, Pierre de Coubertin y la filosofía del olimpismo. Madrid: COE (1995); C. Durantez, La antorcha olímpica: el gran símbolo olímpico. Madrid: COE (1987).
20. J. A. Samaranch, La cultura como parte integrante del olimpismo. (Discurso de ingreso en la Real Academia de Doctores). Barcelona: RAD (1995:20).
21. Cfr. Á. Aguirre, "La religión civil. A propósito de los JJ.OO.", en Anthropologica.2(1998)1-58; S. Giner, "La religión civil", en R. Díaz Salazar y Otros, Formas modernas de religión, Madrid: Alianza Ed. (1994: 129-171); A. Ariño, La ciudad ritual, Barcelona: Anthropos (1994).
22. "Hay una profesión de fe puramente civil, cuyos artículos deben ser fijados por el soberano, no precisamente como dogmas de religión, sino como sentimientos de sociabilidad, sin los cuales no se puede ser buen ciudadano, ni súbdito fiel. Sin poder obligar a nadie a creer en ellos, puede expulsar el Estado a quienquiera que no los admita o acepte, puede expulsarlo, no como impío, sino como insociable, como incapaz de amar las leyes" (J. J. Rousseau, El contrato social. (1762, capítulo 8 del libro IV).
23. "No puede haber sociedad que no sienta la necesidad de confirmar y reafirmar, a intervalos regulares, los sentimientos e ideas colectivos que le proporcionan su unidad y personalidad. Pues bien, no se puede conseguir esta reconstrucción moral más que por medio de reuniones, asambleas, congregaciones, en las que los individuos, estrechamente unidos, reafirmen en común sus comunes sentimientos; de ahí la existencia de ceremonias que, por su objeto, por los resultados a que llegan, por los procedimientos que emplean, no difieren en naturaleza, de las ceremonias propiamente religiosas" (E. Durkheim, Las formas elementales de la vida religiosa. Madrid: Alianza E. ([1912]1982: 397).
24. "En las palabras y los actos de los padres fundadores - Jefferson, Franklin, Adams, Hamilton, Washinton - y en otros presidentes - Lincoln, Kenndey, Johnson, Reagan - así mismo, se mantiene el tono de la religión civil. A pesar de que es derivada selectivamente del cristianismo, esta religión no es claramente en sí misma cristiana. El Dios de la religión civil no es sólo propiamente, un sios 'unitario', está mucho más relacionado con el orden y el derecho, que con la salvación y el amor" (J. Beriain, La identidad colectiva: vascos y navarros. Pamplona: Univ. P. de Navarra (1998: 139).
25. Analizando el discurso de J. F. Kennedy (20-I-1960), donde aparece con claridad el concepto de "religión civil": "Observamos hoy [dice Kennedy], no una victoria del partido (demócrata) sino la celebración de la libertad, significando una renovación así como un cambio. He jurado ante vosotros y ante Dios Todopoderoso el mismo solemne juramento que nuestros predecesores prescribieron hace un siglo y tres cuartos. El mundo es muy diferente ahora. El hombre tiene en sus manos el poder para abolir todas las formas de vida humana. Todavía las mismas creencias revolucionarias por las que nuestros predecesores lucharon, tienen vigencia a lo largo del mundo, la creencia de que los derechos del hombre proceden no de la generosidad del Estado, sino de la mano de Dios". Concluyendo: "finalmente, bien sea Vd. Ciudadano americano o ciudadano del mundo, pídanos el mismo nivel de energía y sacrificio que nosotros demandamos de Vd. Con una buena conciencia sobre nuestra segura recompensa, con la historia del Juicio Final sobre nuestras acciones, déjenos dirigir el país que amamos, pido su bendición y su ayuda, pero sabiendo que aquí, sobre la tierra, el trabajo de Dios debe ser verdaderamente el nuestro".
26. Sobre el concepto de rito, existe una amplia bibliografía. Citaremos estas obras de referencia: B. Bettelhein, Heridas simbólicas. Barcelona: Barral (1974); J. Cazaneuve, Sociología del rito. B. Aires: Amorrortu (1971); M. Elíade, Iniciaciones místicas. Madrid: Taurus (1989); J. S. Lafontaine, Iniciación. Drama ritual y conocimiento secreto. Barcelona: Lerna (1987); P. MacLaren, La escuela como performance ritual. México. Siglo XXI Eds. (1995); J. Maisonneuve, Ritos religiosos y civiles. Barcelona: Herder (1991); V. Turner, El proceso ritual. Madrid: Taurus (1988); A. Van Gennep, Los ritos de paso. Madrid: Taurus (1986)
27. Cfr., E. Benveniste, Vocabulario de las Instituciones Indoeuropeas. Madrid: Taurus (1983: 297).
28. Cfr., M. Wilson. "Nyakyusa ritual and symbolism", American Anthropologist. 56(1954). W. R. Smith (1989) sostuvo, no obstante, que los ritos eran más importantes que los mitos en las religiones más simples, mientas que en las evolucionadas, el rito se derivaba del mito.
29. "Insistamos en este punto, junto al desorden de expresión (o de confirmación) que alude a la fuerza desorganizadora de la muerte, se sitúa el desorden de superación, o al menos, de recuperación. En efecto, el desorden de la muerte sería irremediablemente pernicioso si el grupo no propusiera alguna salida. A fin de que la muerte pierda su fuerza destructiva, se presentan diversas posibilidades en que el símbolo encuentra su eficacia. Es lo que se podría llamar teatralidad simbólica" (L. V. Thomas, Antropología de la muerte, México: FCE, 1983: 532).
30. Á. Aguirre, "La religión civil. A propósito de los Juegos Olímpicos", Anthropologica, (1998: 1-58).
Referencias
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Recebido em 13 de agosto de 2010
Aceito em 08 de outubro de 2010
Revisado em 22 de novembro de 2010