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Metaphora
versão impressa ISSN 2072-0696
Metaphora (Guatem.) n.3 Guatemala nov. 2004
PSICOANÁLISIS + (miembros de la AMP)=...
Notas sobre el cuerpo*
Mauricio Tarrab
Escuela de la Orientación Lacaniana
Notas sobre el cuerpo.. .algunas anotaciones que son resultado de mi lectura de la cuestión del cuerpo en el psicoanálisis. Notas que aluden también a la resonancia, a las notas, a la sonoridades que el significante produce, extrae, hace resonar en el cuerpo.
Elegí, para comenzar esta conferencia, una frase de J. A.Miller de su curso del año 1999: "en ese cuerpo pasan cosas imprevistas".
Es un título, pero es también un punto de llegada, es el punto de llegada de una larga elaboración sobre las consecuencias de la indicación de Jacques Lacan que define finalmente al síntoma como "acontecimiento del cuerpo". En nuestra orientación lacaniana el síntoma que comienza siendo eminentemente un acontecimiento concerniente al lenguaje, termina siendo un acontecimiento del cuerpo. De ese síntoma como mensaje a este síntoma del final, algo ha pasado con el síntoma, pero también algo ha pasado con el cuerpo.
Cosas imprevistas...
Pero, ¿qué cuerpo es el del que hablamos en el Psicoanálisis? ¿De qué cuerpo hablaremos durante esta Jomada? ¿A qué cuerpo se referirán las palabras que se dirán desde ahora y que ya están escritas en los textos que ustedes mismo van a leer y escuchar? Entre las palabras y los cuerpos se juegan los lazos más fuertes, pero también los lazos más imprevistos de los que da cuenta nuestra experiencia. Nuestra experiencia como seres hablantes, y en especial nuestra experiencia como analizantes y como analistas.
Y de esos lazos entre las palabras y los cuerpos, de los que nos habla toda la fenomenología del amor y de la sexualidad, para mencionar solo ejemplos comprensibles de inmediato, de esos lazos entre las palabras y los cuerpos, y para ser más precisos los lazos entre el significante y el cuerpo es que se trata el recorrido que voy a proponerles hoy para ubicar algunas variaciones en la enseñanza de Lacan respecto del cuerpo.
En ese cuerpo pasan cosas imprevistas... y pasan cosas imprevistas justamente porque el cuerpo, el cuerpo del que hablamos en el psicoanálisis, es un cuerpo perturbado, modificado, profundamente marcado por el significante, es decir por el Otro y por lo real.
Pero antes del recorrido que voy a proponerles, voy a comenzar por otros cuerpos, cuerpos que no se ofrecen al psicoanálisis, cuerpos actuales y futuros, cuerpos también perturbados: uno de ellos por el deseo del investigador; el otro, perturbado por una voluntad de gozar.
Encontré hace un tiempo un artículo de Clarín que comenta un experimento genético, extraído de la revista Nature:
" un ratón poco simpático y promiscuo, pasó a ser, por la fuerza de un gen inyectado, un animalito más sociable y fiel... una modificación del comportamiento social de un mamífero, fue lograda por primera vez".
Estos investigadores han demostrado, que puede haber una cierta comprensión de las bases genéticas de los comportamientos sociales a partir de la modificaciones de los cuerpos.
¿Cómo lo han hecho? Trabajan con dos tipos de ratones, un ratón al que llaman ratón de la montaña y otro al que denominan ratón del campo. El ratón del campo siempre se ha destacado por su fidelidad; es monógamo, ayuda a crecer a sus hijos, y gasta buena parte (ya que no buena parte de su dinero) de su tiempo con su única compañera. Mientras que su primo, el ratón de la montaña, vive recluido y cada tanto sale a buscar pareja, a la que conserva por un tiempo muy limitado.
Proceden entonces a sacarle un gen al ratón del campo, y se lo inyectan al embrión de un ratón de la montaña y obtienen la modificación del comportamiento social del pobre ratón. Es decir que el agresivo, polígamo y filialmente despreocupado ratón de la montaña crecerá, gracias a la intrusión genética, como un tranquilo, fiel, monógamo, y preocupado padre de familia.
Nuevos ratones, transgénicos, más sociables que sus antecesores, han sido producidos. O sea que este experimento, permite un condicionamiento social entre los individuos de dicha especie. El salto, que la moraleja de este experimento nos permite hacer, respecto de las aplicaciones a los humanos es fácil de preveer. No me detendré en las consecuencias del espantoso darwinismo social implícito en este comentario, porque no es nuestro interés de hoy, ya que me interesa remarcar la resonancias de las palabras sobre los cuerpos. Claro que es bien diferente cómo la palabra hace resonar un cuerpo, que cómo la tecno-ciencia podría, y puede hoy, modificarlo.
El segundo ejemplo que voy a tomar muestra cómo el cuerpo podría ser infinitamente modificado por el saber científico encarnado en la tecnología, y lo tomo también del diario Clarín.
El artículo se refiere a la artista plástica francesa Orlan &que estuvo en la Argentina hace un tiempo& y sobre su particular actividad artística, que consiste en modelar mediante la cirugía plástica, su propio cuerpo. Hace: arte camal.
"En medio de un quirófano, en el que había instalado un fax y todo lo necesario para mantener teleconferencias, Orlan se hizo colocar una serie de implantes de siliconas en distintos sectores de su cara, pómulos, mentón y dos protuberancias a los lados de la frente. Decoró de cierta manera la sala de operaciones, y el equipo médico fue vestido por diseñadores de moda. La artista hablaba en vivo, vía satélite con centros culturales de diversas ciudades del mundo, dirigía videos y tomas fotográficas, quecaptaban lo que estaba sucediendo en plena operación de su rostro, con anestesia local. A este rito de pasaje, de un rostro a otro, le siguió un registro fotográfico de su cara, en los días siguientes a la operación, donde documentó la evolución de la piel inflamada, con los progresivos cambios de color, hematomas, etc".
He aquí esta coyuntura entre la bio-tecnología y un modo de gozar. Aquí donde suenan los huesos y se modifica la carne, a pedido del consumidor, en este caso, del artista. Aquí un deseo de un cierto fantasma particular, que se asocia al desarrollo tecnológico en una alianza que modifica realmente su cuerpo.
Volvamos ahora a lo nuestro...
1. El látigo del significante y la mortificación del cuerpo
La primera operación de Lacan que concierne al cuerpo es la separación entre cuerpo y organismo. La consecuencia es que por la entrada en el lenguaje el sujeto pierde su cuerpo, y éste sólo retoma como cuerpo despedazado, el que va a ser recuperado como totalidad por la vía de una imagen.
Esta primera operación muestra cómo el cuerpo separado del organismo, no sólo ha perdido su totalidad, sino que se ha vuelto insustancial ya que el primer cuerpo que puede situar por la vía de la dialéctica imaginaria no es sino una imagen de su cuerpo. Es la imagen la que le ofrece la primera forma de diferenciar yo y no-yo, es la imagen la que le ofrece una forma ortopédica de su totalidad. La primera aparición del cuerpo en Locan va del cuerpo fragmentado a la imagen del cuerpo. De la sustancialidad orgánica a lo insustancial de la imagen del cuerpo donde se asienta su precaria identidad.
Sin embargo, esta aparición del cuerpo ya es deudora de lo que ha sido la primera operación de Lacan en el Psicoanálisis. Esta operación constituye su esfuerzo por hacer valer la autonomía de lo simbólico. Es a partir de la autonomía de lo simbólico que podrá, a la altura del Informe de Roma, ubicar el estatuto del cuerpo articulado al concepto de sujeto de la palabra, del inconsciente como historia y de la emergencia de la verdad.
Tomemos de allí dos referencias para situarlo:
Con el inconsciente como capítulo censurado de la historia, la verdad puede volverse a encontrar.Y se la encuentra, dice Lacan en el Informe,:
"escrita en otra parte. A saber, en los monumentos, y esto es mi cuerpo, es decir el núcleo histérico de la neurosis."
Ven aquí que ya el cuerpo no es sólo imagen, es también un monumento.Y un monumento, es un monumento en tanto que es la evocación de una ausencia. De un cuerpo ausente ya que casi siempre un monumento alude a la sepultura. El marco de referencia de la aparición del cuerpo como cuerpo simbólico en la enseñanza de Lacan es la muerte. Es su mortificación. El cuerpo, el cuerpo del sujeto de la palabra, no es sino el monumento de un cuerpo viviente que ha sido mortificado por el significante.
Se trata aquí por parte de Lacan de la aplicación de la estructura. En el Informe de Roma, el modelo de Lacan es pensar la estructura y sus efectos, y luego tratar de ubicar cómo el ser viviente, el organismo, el cuerpo, la libido, son tomados por la estructura. Y el primer efecto de estructura es un efecto de desvitalización generalizada. Vemos aquí que el cuerpo como monumento es correlativo de la ubicación del sujeto mismo como un sujeto que entra muerto por la operación del lenguaje. Y es lo que hace a Lacan definir su primera concepción del sujeto en términos heiddeggerianos como ser-para-la-muerte. La existencia misma del sujeto adquiere sentido sólo en la retroacción que conlleva la muerte, lo que hace del sentido un sentido mortal.
Es la autonomía de lo simbólico en su punto extremo:
"El hombre habla, pero habla porque el símbolo lo ha hecho hombre ".
Y lo ha hecho hombre al precio de hacerlo entrar mortificado en la estructura.
Es el momento, entonces, del símbolo como muerte de la Cosa. El significante, lo que más tarde será la articulación significante, vacía ella misma de goce, produce además una separación del goce del cuerpo. El significante separa el goce del cuerpo, dice Lacan, lo que podemos entender como la lectura estructural de la época que da Lacan a la metáfora edípica.
La primera enseñanza de Lacan, muestra el poder del significante como una maquinaria de mortificación y de anulación del goce, es una maquinaria de pulverizar el goce -como dirá J. A.Millerque reduce a casi nada a la pulsión freudiana. Recuerden también que es en ese momento que la libido es relegada al registro imaginario, mientras la muerte misma no es sino el reducto del sentido de la existencia de un sujeto que ha nacido entonces mortificado y cuyo deseo se desliza inalcanzable por la articulación significante. Y que se deslizará eternamente ya que no requiere un cuerpo para vivir. El conepto que Lacan tiene a esa altura de la sepultura como eternización de un deseo, lo demuestra. Por efecto del significante la vida misma ha quedado desdoblada: por un lado la vida biológica queda reservada al organismo, mientras que la vida del sujeto es una vida estrictamente significante.
En ese contexto conceptual, que orienta también las curas, el cuerpo vuelto monumento, logrará ser reanimado (como un Lázaro) por la verdad de la palabra. Es la esperanza que la primera enseñanza de Lacan tiene respecto de la operación del psicoanálisis.
El cuerpo entonces es introducido del lado del sujeto barrado pero sólo a condición de ser significantizado, simbolizado, es decir mortificado. Aún lo que quedará en el primer Lacan de las zonas erógenas freudianas no escapan al esfuerzo de subjetivación, que estoy mencionando ya que trabaja la conquista de las funciones corporales, articuladas a lo que J.A.Miller llama "la epopeya del sujeto", produciendo la negativización del cuerpo como tal.
Con el sujeto y el cuerpo mortificados, Lacan ha puesto además a la libido en los odres del significante, en los odres del Padre, reduciéndola a la inercia imaginaria y separándola profundamente del cuerpo.
Podríamos seguir las diferentes concepciones del cuerpo en la enseñanza de Lacan, siguiendo lo que llamaré las "migraciones de la libido" en su enseñanza, ya que aunque en este primer momento se esfuerce en separar cuerpo y goce, sabemos que no hay referencia posible a la libido sin un cuerpo.
El problema que tiene Lacan es que va percibiendo que la libido no se deja tomar acabadamente por los recipientes conceptuales que le propone.
Hay un texto de J.A.Miller de 1993 donde presenta bien esta cuestión, el texto se llama Pequeña introducción a más allá del Edipo, allí hace una analogía que les recordaré brevemente, lo haré porque como verán más adelante, hay varias analogías en Lacan para referirse a la relación entre el significante y el cuerpo:
"Libido, una vez arrebatada no murió en la prisión donde la tenía el Padre, se hizo nube, arroyo, arroyuelo.
Yo la vertí en tonel de las Donaides,dice el Padre, para que estuviera al abrigo. Pero nosotros sabemos, lo que él no sabía, que esa no era una caja que pudiera retenerla. ¿No ves Padre que corro, que fluyo, que yo enciendo el incendio? El Padre creyó estar enterrado con Libido, y que en el desierto mil oasis florecerían... Y el sujeto creyó que el Padre la tenía abrazada en la muerte. Durante ese tiempo Libido se metabolizaba alegremente sin que nadie la reconociera. Y el sujeto era feliz y no lo sabía".
La significantización que sostiene la primera enseñanza de Lacan puede escribirse:
A
Libido
Sin embargo, vista desde el final se demuestra, es lo que la analogía presenta con claridad, que no hay muerte de la libido por el significante.
A líbido "puede enterrársela y ponerse sobre la tumba el símbolo fúnebre del Falo, significante de la muerte del goce, pero. ..el goce está muerto, viva el goce".
2. El Falo: significante de la muerte del goce
Esto me lleva a plantear el segundo momento de este recorrido que hay que leerlo alrededor del escrito La significación del Falo.
El falo, el falo simbólico, toma el lugar privilegiado para presentar la negativización de la carne, del cuerpo negativizado. Pero hay que ver que en esto hay además un paso fundamental que quiero señalarles. Al centrar esta negativización en el Falo, ya no es todo el cuerpo el que queda negativizado.
Recuerden que es el cuerpo mismo el que ha sido introducido en ese escrito como Falo, en tanto partes significantizables del cuerpo mortificadas. Es lo que Lacan escribió -φ. Mientras que el falo Simbólico Φ es el significante metafórico tanto del goce como de la castración, pero en tanto metafórico es ya la elevación misma del cuerpo al estatuto del significante.
El falo simbólico como un sigificante especial atrae sobre sí la investidura libidinal. Por eso J.A.Miller señala que con eso Lacan aún trataba de pulverizar por medio del significante la libido freudiana reduciéndola a la dialéctica del deseo por medio del falo como operador de esa reducción.
Daré un ejemplo clínico para situar este aspecto de la entrada del cuerpo en la experiencia analítica:
Una mujer de alrededor de cincuenta años que me consulta porque no puede controlar sus violentos accesos de llanto inesperados y abruptos. Ella no quiere saber por qué llora, quiere que le saquen de encima lo que le está amargando la vida y agrega que "si llora sin motivos, es una tontita".
Ser una, atontarse y hacerse la tontita serán una serie para mostrar su manera de no enterarse ni del sufrimiento ni del deseo, y apoyan la queja dirigida al analista "¿por qué hay que saber, por qué mejor no saber nada?".
No tomarla por una tontita era impresecindible. La desconfianza inicial se torna en vivo interés en el análisis, paralelamente ha dejado de llorar en los rincones y lo hace sólo en las sesiones. La rememoración, permite ubicar el inicio de sus problemas. Fue conmovida por una cruel enfermedad que quebranta la salud del marido, al tiempo que el posible alejamiento del país de la hija, dice que se sintió atontada por estos sucesos. Esto ocurrió hace un año y medio, la hija no se fue de viaje, el marido se curó y ella llora por los rincones. A partir de ese momento se negó a tener relaciones sexuales con el marido, por la frigidez y la menopausia, aunque también me confiesa que no puede tolerar desde ese momento un contacto con un cuerpo, el del marido, que estuvo a punto de morir.
Entran en escena de una manera clásica, la sexualidad y la muerte, y es por este sesgo que van a comenzar a presentarse de manera imprevista y espectacular a partir de ahí, una sintomatización generalizada.
Síntomas corporales de gran espectacularidad hacen su aparición, son fugaces, y no se ofrecen al desciframiento.
Un episodio agudo de hemorroides que la lleva al borde del quirófano; una infección de origen desconocido en la boca que le impide decir palabra durante varios días; la parálisis repentina de un brazo -transitoria pero angustiante-, se suceden así como su queja persistente de que en el análisis empeora.
¿ Qué ha pasado? Ya no solamente llora sin motivo, sino que ha aparecido esa dimensión del cuerpo afectado por el inconsciente, un cuerpo ahora afectado por la sexualidad y la muerte, allí donde ella sólo lloraba sin saber por qué ¿Qué ubican esos síntomas transitorios, y que se sitúan en esas partes mortificadas del cuerpo como - φ ?
Se hace evidente aquí una dimensión de la castración, y que es la manera en que esta mujer viene a formular su pregunta desgarrada, su pregunta existencial sobre qué es una mujer. Porque esa es la pregunta que formula con su dramatización de la falta en ser y esas manifestaciones corporales, ya que estas manifestaciones en el cuerpo no son ni más ni menos que la respuesta que este sujeto ha dado a esta pregunta qué es una mujer, movilizada en el análisis y dramáticamente expresada en los síntomas corporales: una mujer no es sino un cuerpo fragmentado, desgarrado y sufriente.
Hay un efecto de desmembramiento corporal en estos síntomas, que ubican la "histerización del discurso", y que nos permite ver también el cuerpo afectado por el inconsciente. El sujeto como falta formula su pregunta, el sujeto está allí en su insustancialidad, buscando un significante que lo represente, que lo localice, en suma que lo pacifique. Es lo único que la sostiene en las entrevistas conmigo. La demanda en análisis es eso.
En este contexto tiene un sueño en el que se encuentra con una mujer joven embarazada, ella lleva peluca, al darse cuenta se despierta avergonzada.
Las asociaciones van de peluca a quedar pelada. Pelada es un significante que yo subrayo para ella. Entonces quedar pelada toma las significaciones de quedar sin dinero, quedar sin marido, quedar vieja, quedar sin hija, quedar sin sexo.Quedarse pelada, reflexiona, es como quedarse desnuda mostrando lo más horroroso de sí misma. Por otra parte, quedarse pelada, fue el primer signo de la enfermedad que llevó a la madre a la muerte.
Tenemos entonces una dialéctica entre: una mujer joven embarazada y ella tiene peluca. No hay que buscar mucho para deducir la dialéctica falo-castración. Esto está ahora no encamado en el cuerpo mortificado, sino enmarcado en un sueño.
La distinción de este significante pelada tiene un efecto ordenador para ella, ordenador y pacificador de los síntomas corporales porque pelada es el significante de la falta fálica y en la medida en que aparece este significante fálico metaforiza el cuerpo fragmentado y cesa el desmembramiento corporal. Por otra parte, hay en el sueño también, una respuesta articulada a la pregunta de qué es una mujer: o es portadora del falo estando embarazada, o es castrada, como aparece ella en el sueño, bajo el significante pelada.
El ejemplo muestra este segundo momento de la entrada del cuerpo como falo en la experiencia analítica.
3 . Restos de cuerpo
El tercer momento debemos hacerlo girar alrededor del seminario XI, del Seminario La lógica del fantasma, hasta Radiofonía.
¿Qué encontramos allí?
En primer lugar encontramos cómo Lacan ubica el cuerpo y la libido en las operaciones de alienación y separación, que no hace sino perfeccionar la primera "mortificación del cuerpo".
Aquí la operación del Otro sobre el organismo le extrae una porción, en esa porción extraída Lacan ubica la libido, a la que llama de un modo un tanto enigmático, lo recordarán, órgano incorporal. Lo que queda del lado Sujeto es el cuerpo, sin libido. Tenemos aquí los dos conjuntos vacíos de goce: el sujeto y su cuerpo de un lado, y el Otro con su propio cuerpo que no es otra cosa que la articulación significante, que ambos han quedado vacíos de goce. Desprendida por la operación de alienación la libido incorporal, es la tajada que se lleva lo vital del cuerpo.
Es la manera que tiene a esa altura Lacan de ubicar al cuerpo afectado por el Otro, afectado por la articulación significante, afectado por las marcas significantes que van a subjetivar el cuerpo y la imagen. El cuerpo aquí es un desierto de goce, no lo tiene más, se lo llevó el Otro.
Uno podría pensar que este momento no es más que una nueva explicación de lo que habíamos desarrollado en el Informe de Roma. Sin embargo no es así. Hay una diferencia fundamental que entenderán enseguida si digo que la autonomía de lo simbólico ya no es completa. Lacan debe construir una segunda operación para justificar la constitución del sujeto. La operación de separación da la medida de lo que ha cambiado.
Hay alienación sigificante, hay marca y mortificación, hay desvitalización, pero eso deja un resto. Y es ese resto no tomado en el significante en donde podemos ubicar un cuerpo no desvitalizado: el objeto a. Lo cito en La lógica del fantasma:
"La relación del sujeto con su cuerpo pasa por el objeto a, que es al fin de cuentas la juntura más segura del sujeto con su cuerpo, por parcial que ella sea ".
Citaré una analogía (y verán que no es la última que voy a usar) que utiliza Lacan en el Seminanio La lógica del fantasma y que hace ver que es en el lugar de ese resto por donde se introduce ahora algo distinto del cuerpo.
Toma la dialéctica del Amo y el Esclavo (que ha dominado su primera enseñanza) dice que el Esclavo ha sido privado de su cuerpo, ya que el cuerpo del esclavo es del Amo. Para el Esclavo, sin embargo hay algo que de su cuerpo se desliza por fuera del dominio y el capricho del Amo. Algo inalienable, algo que el Amo no le puede quitar, algo que no ha sido tomado por el Otro. Y señala que
"en ese margen de su cuerpo, en ese borde del campo de su cuerpo, ahí hay un goce que nada ni nadie puede quitarle al escavo. Ni la función de su mirada, ni de su voz, ni su junción de nodriza, ni la del objeto de desprecio que él ocupa..."
El dominio del Amo no alcanza a esos bordes del cuerpo vivificados por un goce inalienable.
El goce, que en el primer Lacan ha sido excluido completamente del cuerpo, aquí retoma en forma elemental, es decir bajo la forma del elemento que constituye el objeto a. Es la juntura entonces de lo que había sido separado -cuerpo y goce- por el látigo significante.
Veamos cómo se completa esto en Radiofonía:
En este escrito Lacan acuña un término categórico para referirse al cuerpo, al usar la cercanía entre corp (cuerpo) y corpse (cadáver). Cuerpo y cadáver. Es categórico plantear ahí que el significante cadaveriza el cuerpo, mientras que el goce es evocado del siguiente modo, a través de una nueva analogía:
"Al ser golpeado por el significante (el látigo del significante está siempre ahí), el cuerpo se separa de la carne...y ascienden a las nubes las aguas superiores de su goce, cargadas de rayos a distibuir cuerpo y carne".
Es decir que tenemos el cuerpo cadaverizado por la incorporación del significante al cuerpo, que es lo que llama cadaverización, eso se refiere también al goce. El látigo significante deja al cuerpo mortificado en la tierra mientras que su goce se eleva hacia las nubes...del plus de gozar .Verán que tiene su valor esta analogía que retomaré en un momento.
Tenemos entonces:
corpse + a
El corpse, corresponde aún al sujeto mortificado por el significante, pero ahora viene a completarlo el objeto a. El efecto mortificante del significante se matiza entonces como pérdida de goce y su recuperación, es decir con la aparición del objeto a como plus de gozar.
El objeto a viene a completar al sujeto del cuerpo mortificado, y eso hace el sustrato del fantasma.
Aunque no es nuestro tema se pueden articular estos tres pasos a otras tantas concepciones de Lacan del final del análisis: asunción de la muerte, desidentificación fálica, atravesamiento del fantasma.
4. Un látigo vivificante
Para entender la última concepción del cuerpo en Lacan, de ese cuerpo al que le pasan cosas imprevistas que situé en el título, es necesario situar lo que ha sido un giro fundamental en su enseñanza, localizado a partir del Seminario XX y que J. A.Miller viene trabajando en sus últimos cursos. Habrá mutación de los conceptos fundamentales que Lacan construyó durante toda su enseñanza: Lenguaje, Otro, Inconsciente, significante, etc.
Lo que ha sido el "punto de partida de Lacan" es que hay un Real dominado por lo simbólico, un real que obedece a las leyes del significante, que es llevado por la via de su significantización a la calidad misma de significante. Es lo que he llamado la autonomía de lo simbólico y sus consecuencias: elevación del cuerpo al significante.
El punto de partida de Lacan fue el lenguaje, y había mostrado cómo las leyes del significante se imponen a lo Real. Es el látigo mortificante de lo simbólico sobre el cuerpo del que hemos hablado hasta aquí.
Por el contrario el punto de llegada es el de un Real que domina sobre lo simbólico.
Esto no sólo cambia la concepción del cuerpo sino que todo lo que es del orden del significante, significado, sentido, saber, el lenguaje mismo, la palabra como comunicación, el Otro, el Nombre del Padre, el Φ, el inconsciente, habrán cambiado también de estatuto.
A partir de allí parece necesario para Lacan reformular lo escencial de sus conceptos pero ahora en relación a lo Real. Empezando por el lenguaje nada menos, lo cual necesariamente arrastra todos los demás conceptos fundamentales.
Hemos visto cómo hasta aquí el lenguaje conserva el poder mortificador, aniquilante sobre el goce y cómo la estructura del lenguaje tiene un efecto de vaciamiento de goce. Se puede decir que el lenguaje es un aparato de no-goce. A partir de este momento el lenguaje será definido por el contrario como algo que sirve para gozar, como un aparato de goce y no contra el goce.
Como hemos visto el lenguaje como aniquilante del goce, como aparato de no-goce, tiene como correlato al $ barrado al que hay que adjuntarle un resto de goce. A partir de allí, según J.A.Miller, a Lacan ya no le basta más el concepto de sujeto sino que comienza a hablar de parlêtre lo que incluye el cuerpo, y este movimiento es derivado del cambio en la concepción del lenguaje.
La conclusión es impactante: el significante no sólo tiene efecto mortificante sobre el cuerpo y el goce, sino que el significante es causa de goce.
El cambio es, además, impactante en cuanto al cuerpo mismo. Del cuerpo cadaverizado del cual se desprenden las aguas de su goce, pasaremos a un Lacan que dice que no puede gozarse sin un cuerpo. Se necesita un cuerpo para gozar. Y es ahora el signifcante el que desciende sobre el cuerpo produciendo un goce. Esto significa que el significante no sólo tiene efectos de significado sino que tiene efecto de afecto en un cuerpo. Que el significante vivifica el cuerpo. Afecta al cuerpo quiere decir que perturba, que deja huellas en el cuerpo.
Estamos en el reverso de lo que hemos trabajado hasta aquí, estamos ubicando lo que produce huellas, el acontecimiento de discurso que produce eso que afecta al cuerpo como exceso de goce, que es lo que tempranamente Freud ubicó como traumático. No como memoria significante sino como lo que conmemora como repetición de goce en el cuerpo.
En ese cuerpo pasan cosas imprevistas... y vivas !!!. no sólo tenemos el cuerpo que se ofrece al látigo mortificante sino que tenemos como efecto de ese mismo látigo que éste produce un goce.
J.A.Miller completa el primer movimiento de elevación del cuerpo al significante, con un concepto que es efecto del cambio de perspectiva que estoy señalando, cuando habla de corporización. Es el significante entrando en el cuerpo y afectándolo de un goce que será la piedra angular de su síntoma. Aquí no es el cuerpo que se vuelve significante sino el significante que se vuelve cuerpo!!
Es lo que muestra el testimonio de un AE (Patric Monribot), quien ha hecho el pase y que ubica en el final la permanencia de un acontecimiento en el cuerpo que puede hacerse remitir directamente a su primera confrontación a lo traumático.
A los tres años un diagnóstico médico lo promete a una sobrevida de sólo unos meses por un severo problema pulmonar. Los padecimientos de esos meses se punteaban por una actividad obsesiva del pequeñito quien usaba como recurso contar con angustia los escalofríos de fiebre.
Con esa actividad mostraba su respuesta subjetiva, y ya neurótica pero también el haber comprendido la importancia del escalofrío en cuanto al pronóstico. Este cifrado de sentido que tocaba su cuerpo, era para él el pasaporte para la vida y muchos años después sería también el pasaporte para el pase.
En el final del análisis, luego de un desarrollo que como comprenderán no puedo seguir en este momento, pero que ustedes podrán leer porque este testimonio está publicado en un número de la revista de la sección Córdoba de la EOL; muestra cómo eso permanece allí, como una escoria del síntoma, como ese aspecto que J. A.Miller recupera como acontecimiento del cuerpo.
Mientras testimoniaba para el pase, el sujeto es atacado por un acceso febril y padece escalofríos. Es decir que en ese momento crucial del pase donde ponía, en lo que es sin duda una reducción asombrosa de toda una vida, la elaboración obtenida luego del final, allí mismo, emerge ese acontecimiento en el cuerpo, breve, ligero como un escalofrío, que recorre su cuerpo como memoria de su confrontación inaugural al agujero del saber y de la muerte.
"Lo febril -dice-, permanecería como marca sintomática en el cuerpo en los momentos fundamentales de la vida del sujeto. Aunque allí ya el sujeto no es más víctima sino artesano de su síntoma, lo que es uno de los nombres de la identificación al síntoma. Ya que no queda más que eso en los confines de lo real como marca reiterada sobre el cuerpo para recordárselo".
Tenemos entonces un cuerpo mortificado por el significante y reanimable por la palabra, pero también un cuerpo que resuena, afectado por la marca del siginificante. Sobre, y con esa marca, el sujeto edificará su síntoma, en suma dará cuerpo a su neurosis.
Tenemos síntomas porque tenemos un cuerpo, un cuerpo en el que suceden cosas imprevistas.
Es lo que también se ubica en la paciente a la que me referí hace un rato quien varios años después, se ve conmovida por un nuevo síntoma: no puede tragar. Algo le impide el paso del alimento, induce una náusea y la expone a vómitos repentinos. A diferencia del llanto inmotivado que la trajo al análisis, los vómitos repentinos tienen una causa determinada, a lo que ella define como: eso, que no puede tragar y que está ahí en su garganta. Eso retorna a la garganta. Retorna porque ya estuvo antes, y es situado ahora por un recuerdo. El recuerdo de una cruel operación de amígdalas, que debió padecer en la infancia, inmovilizada por el abrazo de un enfermero. Lo escencial de este recuerdo no es el dolor o la angustia, sino una sensación en el fondo de su garganta, que la dejó pasmada y que prolongó exageradamente la recuperación de la voz, ya que temía la aparición de esa sensación extraña, de ese goce anómalo, que impedía el paso de la palabra. Esa espina vivificada del cuerpo retorna y se revelará el cómo lo más real de su síntoma como acontecimiento del cuerpo que el análisis le permitirá situar. Es la escritura indeleble que marca y vivifica un punto del cuerpo del parlétre que es presa del abrazo del Otro.
*Conferencia pronunciada en la Jornada 2002 de ACEP - Mendoza - Argentina.