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Revista Mexicana de Orientación Educativa
versão impressa ISSN 1665-7527
Rev. Mex. Orient. Educ. vol.10 no.24 México 2013
Artículos
Reflexiones epistemológicas para la orientación profesional en América Latina: una propuesta desde el Construccionismo Social1
Marcelo Afonso Ribeiro2
RESUMEN
El presente ensayo tuvo como objetivo presentar y analizar si las principales bases ontológicas, epistemológicas y metodológicas de la Orientación Profesional están respondiendo a las necesidades contemporáneas impuestas en un contexto latinoamericano marcado por desigualdades e inestabilidades sociales, y proponer algunos principios teóricos y técnicos, que puedan hacer frente a las demandas específicas de ese contexto a través de la teoría del Construccionismo Social. Palabras clave: Epistemología, Orientación Profesional, Construccionismo Social, identidad, trabajo.
Palabras clave: Epistemología, Orientación Profesional, Construccionismo Social, identidad, trabajo.
ABSTRACT
This essay aimed to present and analyze the main ontological, epistemological and methodological bases of the Career Counseling field, and if they are responding to the needs imposed by a contemporary Latin American context marked by social inequalities and instabilities. And it also proposed some theoretical and technical principles that can meet the specific demands of that context based on the social constructionist approach.
Keywords: Epistemology, Career Counseling, Social Constructionism, identity, work.
SUMÁRIO:
Este ensaio visou apresentar e analisar se as principais bases ontológicas, epistemológicas e metodológicas da Orientação Profissional estão respondendo às necessidades do contexto latino-americano marcado por desigualdades e instabilidades sociais, e propor alguns princípios teóricos e técnicos que busquem atender às demandas específicas deste contexto baseados na proposta do Construcionismo Social.
Palavras-chave: Epistemologia, Orientação Profissional, Construcionismo Social, identidade, trabalho.
1. INTRODUCCIÓN
La orientación ha sido siempre una necesidad presente a lo largo de la historia de la humanidad. Caracterizándose como la asesoría o ayuda por parte de una persona con experiencia en la solución de "Los problemas de la vida".
Sin embargo, la Orientación en un sentido formal y estructurado sólo surgió a comienzo del siglo XX como una respuesta a las transformaciones socioeconómicas del mundo occidental; principalmente gracias al desarrollo del mercado del trabajo y las instituciones educativas. Estableciéndose como una disciplina y una práctica social (básicamente educativa y laboral), dirigida a la preparación, elección y realización del "hacer humano" en la sociedad.
Según González Bello (2008a), la Orientación Educativa y la Orientación Vocacional fueron las primeras áreas de intervención en el campo de la Orientación. A lo largo del siglo XX, se desarrollaron otras áreas de actividades tales como la Orientación Comunitaria, Sexual y Profesional. Rascován (2004: 2) señala que la Orientación: "es un 'invento' de la modernidad para asistir a las personas que se preguntan por su hacer, presente y futuro. Como intervención tiene diferentes particularidades, que devienen tanto del marco conceptual con el que se trabaja, como así también, del contexto en el que se ejerce la práctica".
Continuando, la Orientación Profesional se creó para satisfacer una solicitud social (educativa y profesional) estructurándose en teorías y prácticas basadas en ontologías, epistemologías y metodologías distintas, principalmente desarrolladas en los EE.UU hasta llegar a Europa, siendo actualmente utilizadas en todo el mundo.
Cada región de la Tierra tiene factores sociales y económicos que afectan sus elaboraciones teóricas y visiones del mundo utilizadas para comprender e intervenir en contextos específicos. En el caso de América Latina, ésta tiene sus particularidades, pero, en general, utiliza las producciones estadunidenses o europeas, lo cual trae como resultado aplicaciones y adaptaciones de estos conceptos y prácticas para su contexto específico.
En este sentido, para muchos pensadores de la Orientación en América Latina, las aplicaciones y adaptaciones de las producciones extranjeras en el contexto latinoamericano no pueden dar cuenta, pues su falta de comprensión de los fenómenos latinoamericanos no les permite intervenir en un contexto marcado por factores de desigualdad social e incertidumbre laboral. Condiciones que han traído como resultados el surgimiento de trayectorias descontinuas, fragmentadas e intermitentes (Neffa, 2000; Orejuela Gómez, 2009; Rentería Pérez, 2009; Ribeiro, 2009a, 2009b).
Así, bajo la idea central de que los conceptos y prácticas en materia de Orientación producidos en Estados Unidos y Europa nunca han sido capaces de satisfacer plenamente las demandas sociales y de trabajo en América Latina, los retos de este ensayo son:
a) Presentar las principales bases ontológicas, epistemológicas y metodológicas, que se han utilizado en el campo específico de la Orientación Profesional para analizar si esas bases están respondiendo a las necesidades contemporáneas impuestas en un contexto latinoamericano; marcado por desigualdades sociales, inestabilidad económica, altas tasas del desempleo y diversidades raciales y étnicas, que terminan estableciendo una situación de vulnerabilidad psicosocial.
b) Proponer algunos principios teóricos y técnicos, que puedan hacer frente a las demandas específicas de ese contexto fundamentados en la teoría del Construccionismo Social (Gergen, 1997, 1999; Malo, 2007; Rasera & Japur, 2005; Rasera, Guanaes & Japur, 2004).
2. LA ORIENTACIÓN EN EL MUNDO MODERNO
El trabajo puede ser considerado como una dimensión central de la subjetividad y un modelo para la sociabilidad humana, ya que sus procesos siempre han condicionado la experiencia humana. Con el capitalismo dichos procesos fueron gradualmente sistematizados como procesos de organización del trabajo que apuntaban las reglas de estructuración y funcionamiento de los procesos del trabajo e inserción de los trabajadores.
La configuración del mundo moderno, influenciado por la Administración Científica de Taylor y la Psicometría, apuntaba hacia una estructura de mundo marcada por la normalidad, estabilidad, previsibilidad, control, burocracia, rigidez de los procesos, continuidad, poca variación, homogeneidad, carrera organizacional y una gran dificultad de relación e integración del diferente.
La carrera organizacional fue el emblema de la historia moderna de la vida laboral para casi todo el siglo XX, visto como una secuencia de empleos o funciones que establecían el progreso de las personas a través de la vida. Esa secuencia fue una estructura determinada por la organización del trabajo, dividida en etapas, las cuales realizaban ascensos en los puestos de trabajo a lo largo del tiempo, configurándose así un proceso de ajuste de la persona con su estructura del trabajo.
Es así como durante casi todo el siglo XX, la tarea fundamental de la Orientación Vocacional ha sido: ayudar a las personas en sus procesos de ajuste, adaptación o desarrollo vocacional en contextos estables y predecibles, a través de una visión objetivista de la realidad.
La visión objetivista se centra en el Positivismo que plantea que el ser humano es como una máquina (visión mecanicista) o sistema (visión funcionalista), y tiene características tales como la personalidad, intereses, aptitudes, valores, que se puede acceder directamente a través de instrumentos de medición, lo que hace posible la descripción de la persona y su relación con las ocupaciones (Ribeiro, 2011a: 18).
Según Guba (1990), un epistemólogo contemporáneo, la visión objetivista plantea que la realidad existe por ahí, y es conducida por leyes y mecanismos naturales e inmutables. La realidad es objetiva, natural y predeterminada (creencia en el orden natural de los fenómenos psicosociales). El objetivismo tiene como meta la verificación de hipótesis y el planteamiento de leyes generales (la verdad objetiva).
Los enfoques teóricos del rasgo-factor de Frank Parsons, tipológico de John Holland, y desarrollista de Donald Super3 , representan la visión objetivista tradicional (Ribeiro, 2011a) que se basa en una:
- Ontología realista (la realidad es objetiva, natural y personas, en una creencia del orden natural establecido en los fenómenos psicosociales);
- Epistemología dualista (personas y contextos son cosas diferentes) y objetivista, porque el conocimiento (la verdad objetiva) existe independiente de las personas, es parte de la realidad y debe ser accesado por las personas;
- Metodología científica experimental y empírico-analítica que hace una descripción de la realidad mediante el uso de instrumentos de medición y métodos de prueba.
3. CRITICA A LOS MODELOS CLÁSICOS DE LA ORIENTACIÓN
La manera clásica de concebir la Orientación se basa en el enfoque teórico objetivista, construido en EE.UU y Europa. Durante casi todo el siglo XX, esas regiones fueron determinadas por la estabilidad social y económica, que proporcionaba la posibilidad de una vida laboral marcada por la continuidad, previsibilidad y normalidad.
El contexto de América Latina nunca fue similar al norteamericano o europeo. Igualmente los orientadores latinoamericanos han importado teorías y prácticas en materia de Orientación desde estos países y han hecho adaptaciones de ellas para Latinoamérica, haciendo de ello un proceso muchas veces descontextualizado y sin sentido crítico; ya que como ha señalado González Bello (2008a: 14):
Es por demás sintomático que las bases teóricas de nuestro trabajo estén sustentadas, en la época actual, igual que en épocas pasadas, en los aportes provenientes de otras latitudes, los cuales son automáticamente adoptados a nuestra realidad sin ningún tipo de consideración, y tomando en cuenta sólo la novedad como criterio para ser implementado en la región.
¿Cómo pensar en una situación de igualdad de oportunidades, de estabilidad económica y de un mercado de trabajo estructurado en el contexto Latinoamericano?
¿Es posible pensar que, desde el principio, los latinoamericanos exigieron intervenciones en sintonía a su realidad y sus necesidades?
Continuando nuestra comprensión de la Orientación, los modelos tradicionales nunca han logrado ayudar plenamente a los latinoamericanos, siendo beneficiados solamente aquellos que tenían un estatus socioeconómico privilegiado. Contrariamente, estos modelos han planteado propuestas teóricas y prácticas sinuna contextualización adecuada para la realidad de América Latina, tal como han señalado Bock (2002, 2010), Bohoslavsky (1983), Elizalde (2002), González Bello (2008b), Hernández Garibay (2008), Rascován (2004), Ribeiro (2003) y Silva (1996), entre otros autores latinoamericanos. ¿Cuáles son los principios básicos para una práctica contextualizada en la Orientación Profesional que puede satisfacer las demandas contemporáneas de América Latina?
4. PROPESTAS PARA UNA ORIENTACIÓN PROFESIONAL EN AMÉRICA LATINA
Varios autores en el campo de la Orientación han hecho propuestas de algunos principios básicos para las teorías y prácticas en Orientación Profesional.
En cuanto a la ética y política, Ribeiro & Uvaldo (2007: 29) nos recuerdan que Parsons (fundador de la Orientación Vocacional) señaló claramente a comienzos del siglo XX que los principios rectores para la teoría y la práctica en la Orientación deben ser basados en la idea de que "cualquier intervención en el ámbito de la orientación profesional debe asumir una transformación social, es decir, la orientación tendría que ser intrínsecamente vinculada a un proyecto político de cambio social y sería una estrategia para la ayuda al desarrollo social".
Rascován (2005, 2010), Hernández Garibay (2008) y Ribeiro (2009b) señalan que la Orientación debe "alcanzar un perfil verdaderamente multidisciplinario y no simplemente psicologista o parcial, sino integral y más acorde a la riqueza de la compleja y cambiante realidad social, económica, política, cultural, colectiva, familiar e individual" (Hernández Garibay, 2008: 140) de América Latina a través de un "paradigma complejo, transdisciplinario y crítico" (Rascován, 2005: 154).
En este sentido, debe analizarse la Orientación Profesional no como una sola disciplina; ya que requiere un enfoque interdisciplinario, precisamente porque no se encuentra centrada en las personas o en el mundo social, sino en la relación dialéctica que se establece y se convierte en una relación continua entre ambos.
En un escrito realizado por el mismo autor del presente ensayo, se ha planteado que la visión tradicional de la Orientación Profesional debería ampliarse a fin de tener en cuenta enfoques más ideográficos, cualitativos y contextualistas, que permitan acceder a muchos aspectos de la vida de las personas en sus propios contextos (Ribeiro, 2009b).
La noción de carrera, en un escenario de cambio, no debería ser más considerada genéricamente como "una estructura predeterminada, sino como un proyecto social en construcción conjunta con el proyecto de vida de cada persona, como una dinámica relacional" (Ribeiro, 2009a: 146).
Prosiguiendo, un campo privilegiado de intervención para la Orientación Profesional en América Latina debe ser, según Rascován (2005: 154), desde la perspectiva de la salud mental comunitaria, porque "la mejor forma de sostener la intersección de las problemáticas vocacionales es a través de ubicar lo vocacional desde la perspectiva de la salud mental comunitaria" y abordar esas problemáticas como vicisitudes existenciales irreductibles a lo individual y a lo social por separado; al igual que lo señalado por Bohoslavsky (1983: 31- 32), quien postula la necesidad de una Orientación contextual y psicosocial, donde:
El nivel de análisis adecuado a los fenómenos estudiados es el nivel psicosocial, entendido como el estudio de "el hombre producido en las relaciones", en situaciones concretas de su existencia y sus posibilidades de creación y recreación de la misma. Al mismo tiempo, determinado y determinante.
Bock & Bock (2005) están de acuerdo con Bohoslavsky (1983) planteando que el sujeto debe ser visto como un ser humano activo, social e histórico y que la Orientación debe tener en cuenta el proceso de construcción de los sujetos en condiciones sociales desiguales, como se pasa en América Latina, porque la elección laboral "es un proceso individual que tiene naturaleza social" (Bock & Bock, 2005: 16).
De la misma manera, González Bello (2008a: 11) propone que la Orientación Comunitaria sea la principal forma práctica de intervención en Orientación, porque ella tiene como objetivo central la búsqueda de la integración social comunitaria a través de la participación de las comunidades en las soluciones de los problemas de toda la gente, y la Orientación "sería encargada de dinamizar ese proceso".
Por lo tanto, una Orientación que pretende dar respuesta a las demandas de los latinoamericanos debería tener: un enfoque interdisciplinario y psicosocial, una práctica contextuada y con compromiso social, además de unos principios éticos y políticos que tengan en cuenta el escenario de incertidumbre laboral y desigualdad social en América Latina para poder ser un paradigma crítico, sin "considerarla la panacea que eliminará todas las injusticias", porque "no es tarea que podamos hacer solos" (González Bello, 2008a: 19), sino que esta tarea debe ser integrada a las políticas públicas.
La orientación desde un paradigma crítico se propone construir categorías conceptuales que respeten la complejidad de la trama entre los sujetos que eligen, los objetos a elegir y el contexto, cuya marca distintiva es la exclusión social (...) pondrá particular interés en los sectores más desprotegidos de la población (...) y debería integrarse, entonces, al conjunto de las políticas sociales en general, donde coexisten y se articulen las prácticas en el campo de la educación y la salud, junto a los ámbitos sociales y comunitarios (Rascován, 2010: 76).
5. PROPUESTAS PARA LA ORIENTACIÓN PROFESIONAL EN LA CONTEMPORANEIDAD
En las últimas décadas, diversos autores estadunidenses y europeos han tratado de responder a las demandas sociales y laborales de un mundo en transición marcado por la flexibilización del trabajo, la fragilización de las estructuras sociales y de las concepciones de normalidad, la dificultad de definición clara de papeles sociales, la inestabilidad, la incertidumbre, la complejidad, y la fragmentación profesional, que ha dejado a las personas sin una referencia fija y sin proyectos laborales claramente definidos para poder ajustarse o adaptarse.
En el mundo contemporáneo, la carrera estaría determinada por las prácticas cotidianas, con una orientación en términos de proceso, pero ya no por un destino pre-existente, ya que, si por un lado, hay una mayor flexibilidad, capacidad potencial de ocurrir una transformación social y una disminución de la hegemonía de los patrones, por otro lado, hay menos garantías, más inseguridad, y cada vez más la soledad generada por el rompimiento de los patrones más colectivos.
De este modo, se plantea que la Orientación tiene que tratar con tres cuestiones:
1) ¿Cómo responder adecuadamente a las demandas sociolaborales contemporáneas? 2) ¿Cómo incorporar nuevos modelos ontológicos, epistemológicos y metodológicos producidos por las ciencias contemporáneas en el campo de la Orientación Profesional? 3) ¿Cómo introducir la visión contextuada en la teoría y en la práctica de la Orientación Profesional? (Ribeiro, 2011a:16).
El ajuste, la adaptación y el desarrollo vocacional (los modelos tradicionales de relación entre la persona y el contexto) han guiado gran parte de la historia de la Orientación Profesional, pero no son suficientes para responder a todas las demandas que plantea el mundo laboral, principalmente en el contexto latinoamericano, generando la necesidad de proponer la concepción de la "construcción" como el modelo de relación entre la persona y el contexto en un mundo inestable y en constante cambio.
Entonces, la tarea básica para la Orientación en la contemporaneidad sería: ¿Cómo se puede ayudar a las personas en la construcción de los significados y relatos de su vida social y laboral a través de la Orientación Profesional?
En este sentido, "construcción" parece ser una palabra clave actual para describir el modelo de relación entre la persona y el mundo del trabajo que genera la carrera, algo que podría ser epistemológicamente analizado de cuatro maneras: desde una visión constructivista, una visión psicoanalítica, una visión materialista dialéctica, y una visión construccionista. Sumado a estos puntos de vista, también tenemos los modelos tradicionales de ajustamiento y adaptación, las cuales definen el conflicto epistemológico actual, por medio de cinco corrientes principales (Figura 1).
Los enfoques teóricos objetivistas (basados en la idea de que la realidad es objetiva y hay la posibilidad de acceder directamente a ella) y constructivistas (basados en la idea de que la realidad se conoce a través de la construcción de representaciones, operadas por los procesos cognitivos individuales o psicosociales) son concepciones que se derivan principalmente de los Estados Unidos con algunas colaboraciones europeas, tales como la propuesta teórica constructivista del Life Design, que propone la búsqueda de una teoría más contextuada a través de las concepciones de adaptabilidad e identidad (Savickas et al., 2009).
Las perspectivas teóricas objetivistas y constructivistas tienen un problema epistemológico que es crónico, es decir, la concepción de la realidad como algo determinado frente a la cual las personas deben ajustarse o adaptarse. Esto hace que sus intervenciones tengan el objetivo de desentrañar un cierto orden en la realidad social para ayudar a las personas que tienen dudas y problemas relativos a la orientación profesional.
Así, puede considerarse que no hay una realidad objetiva estructurada, frente a la cual las personas deben adaptarse, pues si hay alguna esencia del ser humano, no es tener características individuales (aptitudes, intereses, personalidad), sino consolidarse como un agente social, que vive en un contexto determinado en un momento dado. Lo que define la humanidad sería la posibilidad de la sociabilidad, que es marcada a través del lenguaje, del trabajo, y de las relaciones sociales.
Tomando la posición en favor de los enfoques psicoanalíticos críticos, sociohistóricos y construccionistas sociales, se entiende que debemos considerar los discursos y las prácticas diarias de las personas, sus ideologías y lugares sociales, para entender sus necesidades y poder ofrecer una Orientación Profesional crítica; ayudándoles así en la construcción de un proyecto de vida dentro del mundo del trabajo y no por el contrario en los procesos de ajuste o adaptación.
Una intervención en Orientación Profesional siempre debe tener en cuenta, dentro del contexto social y comunitario, a todos los actores sociales y a su vez a las relaciones que se establecen entre ellos. Cada elección o proyecto de vida laboral de una persona se produce como resultado de este cruce social, y conocer una persona es parte de la cuestión de la Orientación Profesional, desde luego, no toda la cuestión; puesto que no es suficiente conocer una persona, debemos construir con ella su futuro en el mundo del trabajo (posición ética y política para la Orientación Profesional y Educativa).
El enfoque socio-histórico, basado en el materialismo dialéctico, se centra en la idea de la existencia de una estructura socioeconómica que define las condiciones objetivas de cada persona en particular y la influencia decisiva de esa estructura en las posibilidades e imposibilidades de desarrollo de proyectos ocupacionales por las personas, que son proyectos construidos de manera dialéctica (Bock, 2002, 2010).
Estamos de acuerdo con los aportes de este enfoque como fundamento epistemológico coherente para la realidad de América Latina, sin embargo vamos a proponer una alternativa que también es coherente con esta realidad. Esa alternativa es una propuesta muy interesante de teoría y práctica en la Orientación Profesional. En este sentido, se presentará una propuesta desde el Construccionismo Social para la Orientación Profesional basada en algunos apuntamientos preliminares ya publicados (Ribeiro, 2004, 2009a, 2011b) para ayudar a la reflexión epistemológica de la Orientación en América Latina.
6. UNA PROPUESTA PARA LA ORIENTACIÓN P R O F E S I O N A L B A S A D A E N E L CONSTRUCCIONISMO SOCIAL
La visión construccionista sostiene que la realidad no es un dato natural y predeterminado, ella se construye en una relación psicosocial a través de la práctica y del discurso social, por lo tanto no es una verdad objetiva, sino que se trata de discursos que se producen y se comparten acerca de la realidad. Como una epistemología, plantea que el conocimiento es histórico y culturalmente específico, y que el lenguaje es mucho más que un reflejo de la realidad. En este sentido, la atención se centrará en el proceso y en las dinámicas de la interacción social, y no en la estructura del conocimiento individual o de la verdad objetiva.
Además, el Construccionismo Social sigue planteando que la persona se construye socialmente a través de las relaciones y las prácticas psicosociales, donde los significados se generan como discursos posibles, guían las acciones y experiencias cotidianas, centrándose en la persona en el contexto y el contexto en la persona (Paiva, 2008), tomando en cuenta que las personas producen construcciones discursivas acerca de sí mismo, acerca de los procesos sociales y sobre las prácticas sociales, resultando en la creación de la realidad, que siempre es relacional (Gergen, 1997, 1999; Malo, 2007; Rasera & Japur, 2005).
Una teoría, como el Construccionismo Social, que pretende reflexionar sobre la realidad y sobre el conocimiento de la realidad como construcción relacional y contextual, no como verdad científica y objetiva probada, es una teoría que puede desarrollar estrategias para la comprensión de gran variedad de contextos, porque parte del supuesto de que cada contexto produce sus verdades a través de prácticas y discursos sobre las prácticas, logrando, por ejemplo, aprehender las desigualdades sociales presentes.
Este conocimiento se construye y se negocia en las relaciones sociales a través de una hermenéutica diatópica (Santos, 2003), dónde el conocimiento científico (investigadores y profesionales de la Orientación) hace diálogo con el conocimiento de la vida cotidiana (personas que viven y construyen una realidad social y ocupacional), siendo la resultante de ese diálogo encargada de producir el conocimiento y las posibilidades de intervención en Orientación para las personas que viven y crean estas realidades.
Según lo propuesto por Savickas et al. (2009), se debe remplazar la idea de hecho científico (idea concebida por investigadores y profesionales de la Orientación) por la idea de una realidad narrativa (idea concebida a través del diálogo entre las personas que viven y construyen una determinada realidad social y ocupacional, y los investigadores y profesionales de la Orientación). Para Ribeiro (2011a), se puede apoyar esta visión en una:
- Ontología relativista (la realidad es intersubjetivamente construida a través de los discursos y las prácticas sociales);
- Epistemología intersubjetivista, porque el conocimiento surge de una articulación intersubjetiva, constituyéndose en un discurso sobre la realidad, y no en la realidad misma;
- Metodología dialógica y transformadora, porque la interpretación de la realidad se construye y se negocia en la relación psicosocial, que crea su propia realidad con el discurso y las prácticas resultantes de esta relación en una hermenéutica diatópica, que "requiere una producción de conocimiento colectiva, interactiva e intersubjetiva" (Santos, 2003: 448).
¿Cómo se puede plantear un enfoque construccionista social para la Orientación?
En primer lugar, hemos de plantear el concepto de carrera desde el Construccionismo Social. Ya que esta no sería más un proyecto homogéneo y colectivo de ajuste o adaptación, es decir, un proyecto de estado (Barbier, 1996), que llevaría una representación relativa a un estado final (realidad transformada), pasando a constituirse como una previsión de un estado, generando una reproducción de algún modelo: la carrera como un producto.
Por otra parte, la carrera, ahora, es un proyecto de construcción continuo, heterogéneo y flexible, es decir, un proyecto de acción (Barbier, 1996), que produciría una representación relativa al proceso que permite llegar a ese estado final (carrera), siempre un estado transitorio, y que se constituye en una anticipación de un proceso, generando una construcción psicosocial continua de modelos: la carrera como procesos contextuados.
De esa manera, la carrera no es la trayectoria de vida en el trabajo, sino también el proyecto de la vida laboral. Convirtiéndose en una narración de la trayectoria psicosocial en el trabajo que necesita de los otros para ser una práctica legitimada (los otros como referentes sociales y para la identidad), constituida, entonces, con base en las micro-estructuras de carrera construidas en el mundo del trabajo.
La carrera, a modo de micro-estructura o proyecto de acción socializado puede ser entendida como una relación entre el proyecto social (estructura objetiva) y el proyecto de vida de cada persona (estructura subjetiva), pensando dicho proyecto a manera de un vínculo entre lo personal y lo social, consagrado por las trayectorias de vida (cambios espacio-temporales) tanto de las personas, como de las organizaciones de trabajo, vistos como fenómenos psicosociales legítimos y compartidos.
Las carreras estarían determinadas por las prácticas cotidianas, con una orientación en términos de proceso, pero ya no serían un destino pre-existente. Estas prácticas serían producto legítimo de un trabajo colectivo. No habría carreras individuales, ni modelos hegemónicos de estas, pero si modelos finitos y heterogéneos, construidos en relación y legitimados socialmente (Ribeiro, 2009a: 212).
La carrera, entonces, se define por los proyectos de vida laboral implementados a través de sucesivas acciones contextuales (planes de acción en el trabajo o las prácticas de trabajo). "En conclusión, la carrera sería un relato de la persona sobre sí misma en la experiencia de relación con un mundo (otros), legitimado y reconocido socialmente como una carrera" (Ribeiro, 2011b: 60). Por tanto, la finalidad central para la Orientación sería ayudar las personas en los procesos de construcción de sus carreras: ¿Cómo se puede hacer eso?
Una propuesta socioconstruccionista para la Orientación debe ofrecer a las personas un espacio para que ellas puedan instrumentarse, plantearse y poner en marcha diversos proyectos de vida en el trabajo, por medio del desarrollo de los requisitos necesarios para reconstruir las identidades (a través de la instrumentación subjetiva puesta en marcha por el proyecto de vida) y las estrategias de construcción de proyectos (a través de la instrumentación objetiva puesta en marcha por un plan de acción laboral).
¿Por qué un proceso de construcción? De acuerdo con el Construccionismo Social, una identidad no es un producto, sino un proceso de construcción y reconstrucción de sí mismo a través de la relación y de los múltiples contextos, en los cuales la autonomía individual cambia para la interdependencia. La identidad es continuamente reconfigurada a través de relaciones sociales en un proceso de cambios constantes. En esa situación, la identidad se vuelve un proceso (la construcción de la identidad) en lugar de un producto (la identidad) (Ribeiro, 2011b: 58).
Concluyendo, el proyecto de vida y el plan de acción son dos aspectos inseparables e igualmente importantes en términos de instrumentación para la relación y la construcción en el mundo social y laboral. El primer (proyecto de vida) tiene relación más directa con la construcción de la identidad y de los objetivos, así como de las expectativas de vida (instrumentación subjetiva). El segundo (plan de acción) representa un conjunto de acciones con su respectiva finalidad (instrumentación objetiva). Ambas modalidades de instrumentación son marcadas por las posibilidades y limitaciones del grupo socio-cultural de origen y por el contexto sociohistórico.
Instrumentación aquí significa el desarrollo de estrategias para la relación y construcción de proyectos en el mundo social y laboral, bajo dos dimensiones: la instrumentación subjetiva (estrategias de las identidades que permiten una representación de sí mismo y para sí por los demás, lo que permite la relación y la comunicación intersubjetiva); y la instrumentación objetiva (estrategias operativas para el ingreso y la creación de proyectos en el mundo en términos de cómo la persona puede utilizar su repertorio de habilidades, convirtiéndolos en herramientas para planificar su acción y actuar sobre el mundo).
Así, las personas no deberían adaptarse a una estructura predefinida o a un proyecto social configurado colectivamente (como la carrera organizacional), sino que ellos deberían tener la capacidad de transformar las incertidumbres del contexto actual en espacios legibles (espacios entendidos como construcciones de carreras, que ocurren en las relaciones sociales y hacen frente a la variabilidad de circunstancias, sin estar atado a ellas, porque esa situación impediría el futuro) (Ribeiro, 2009a: 212).
En este sentido, esos espacios se construyen sobre la base de proyectos de acción socializados, a través de un proceso básico de deconstrucción y reconstrucción de sí mismo y de la realidad a través de la co-construcción, pero siempre contextuando.
En un mundo cambiante, la principal estrategia para la Orientación Profesional es ayudar en la creación de modelos para la construcción de proyectos de vida laboral, los cuales pueden ser activados en cada momento de crisis o de transición.
Así, tener recursos para el desarrollo de proyectos debe ser más importante que la preparación de un proyecto, ya que un proyecto es siempre preparado en un determinado contexto socio-histórico. Frente a una crisis, ese proyecto debe ser reformado o cambiado por completo, necesitando hacer uso de las estrategias de construcción de la identidad (proyecto de vida) y de construcción de los proyectos (planes de acción). ¿Cuál sería la principal contribución del enfoque propuesto?
Esta concepción nos hace pensar en los procesos de transformación de la realidad, en las condiciones psicosociales de esta transformación, y en las nuevas realidades generadas a través de estos procesos, dejando las estructuras y regresando al campo de las prácticas sociales. Ya que, actualmente, el proceso de construcción sería más importante que los resultados ya existentes (los productos), lo cual hace de este proceso, una producción continua (Ribeiro, 2009a: 213).
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1) Este texto es una construcción basada en los materiales utilizados en la disciplina enseñada en el curso de Doctorado en Psicología de la Universidad del Valle (Cali - Colombia) con el nombre de "Trabajo, identidad y carrera", y en la disciplina enseñada en el curso de extensión en "Perspectivas críticas de la orientación educativa en Latinoamérica (Argentina - Brasil - México)" organizado por Punto Seguido (Argentina) y por la revista Remo (México) nombrada "El conflicto epistemológico de la Orientación en la contemporaneidad".
2) Doctor en Psicología Social, master en Psicología del Desarrollo Humano, experto en asesoramiento de carrera, y licenciado en Psicología por la Universidad de San Pablo (Brasil). Actualmente, profesor de pregrado y posgrado del Instituto de Psicología de la Universidad de San Pablo (Brasil). Correo: marcelopsi@usp.br.
3) El abordaje de Super se cambia a lo largo del siglo XX y se vuelve más psicosocial en los años 80.