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Interamerican Journal of Psychology

Print version ISSN 0034-9690

Interam. j. psychol. vol.41 no.3 Porto Alegre Dec. 2007

 

 

Entrevista de Prototipos de Apego Adulto (EPAA): propiedades psicométricas de su versión en Chile

 

Adult Attachment Prototype Rating (AAPR): psychometric properties of chilean version

 

 

Claudio Martínez GuzmánI,1; Carlos Nuñez MedinaII

I Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile
II Universidad de Chile, Santiago, Chile

 

 


RESUMEN

En la extensa producción de instrumentos para evaluar apego en adultos ha surgido una alternativa en formato de entrevista: “Adult Attachment Prototype Rating (AAPR)”. Este artículo presenta los resultados de la adaptación al español y el estudio de las propiedades psicométricas de la AAPR en el contexto sociocultural chileno. A partir de un diseño muestral de dos etapas, el estudio de confiabilidad se llevó a cabo utilizando jueces ciegos y la validez fue probada con dos cuestionarios como criterio. Los resultados muestran una confiabilidad interjueces similar a estudios que emplean el instrumento original. El estudio de validez mostró resultados satisfactorios y consistentes. Se discuten los resultados a la luz de la problemática de utilizar instrumentos que evalúan constructos diferentes.

Palabras clave: Conducta de apego, Entrevistas, Psicometría.


ABSTRACT

In the extensive production of adult attachments measures, an alternative has arisen in the format of an interview: the “Adult Attachment Prototype Rating (AAPR)”. This article presents the results of a Spanish adaptation and the AAPR´s psychometric properties in the sociocultural Chilean context. Based on two stages sample design, the study of reliability was achieved through blind judges and validity was proved by two questionnaires as criterion. The results show a similar interrater reliability to studies that have used the original instrument. The study of validity showed satisfactory and consistent results. These results are discussed in the light of the constraints of using instruments that assess different constructs.

Keywords: Attachment behavior, Interviews, Psychometrics.


 

 

La capacidad que tenemos los seres humanos para relacionarnos afectivamente unos con otros permite que nos constituyamos en seres sociales y tendamos activamente a construir comunidades organizadas que cobijen y regulen esta interacción social. La formación de parejas y de familias es parte esencial de cómo construimos una comunidad. Ambas instancias se edifican sobre la base de vínculos interpersonales afectivos, los que, a su vez, están íntimamente relacionados con la capacidad individual que posee cada uno para establecer estos lazos. Las competencias individuales para relacionarnos se adquieren en las tempranas interacciones con nuestros cuidadores y ha sido la “teoría del apego” (attachment) una de las aproximaciones que mejor ha explicado cómo se forman y se adquieren estas capacidades. Desarrollada hace más de tres décadas, es una teoría acerca del efecto de las experiencias tempranas sobre el desarrollo emocional del niño. El sistema de “apego” es visto como una configuración interna que permite un conjunto de comportamientos de apego (llorar, buscar, aproximar) que se organizan flexiblemente alrededor de una particular “figura de apego” (Buchheim & Kachele, 2001). Bajo ciertas condiciones de estrés, el sistema de apego se activa intensamente, llevando al niño a buscar protección y seguridad a través de la proximidad con esa particular figura.

John Bowlby, creador de esta teoría (véase Bolwby, 1969, 1979, 1980), propuso que el niño construye representaciones de sí mismo y de la relación con sus figuras de apego, las que a su vez se constituyen en lo que llamó “modelos internos operantes”. Estos modelos organizan pensamientos, memoria, sensaciones y sentimientos acerca de estas relaciones tempranas y sirven de guía para comportamientos de apego con futuras relaciones significativas. La particular configuración que adopten estas relaciones tempranas generarán en el niño una forma específica de relacionarse con la figura de apego, lo que dentro de la teoría significó desarrollar una clasificación de los estilos o patrones de apego más habituales (Ainsworth, Blehar, Waters, & Wall, 1978) en: seguros, ansioso-evitativo y ansioso-resistente/ambivalente.

 

Evaluación del Apego Adulto

Desde las investigaciones naturalistas de Mary Ainsworth (Ainsworth et al.,1978) con la llamada “situación extraña”, la evaluación de los estilos de apego ha ido incorporando progresivamente los niveles más representacionales, permitiendo con ello la identificación de estos patrones de relación en etapas más avanzadas del desarrollo (Main, 2000). En los últimos 10 a 15 años los estudios del apego en los adultos han generado dos líneas paralelas de investigación (véase Tabla 1) basadas en diferentes conceptualizaciones y maneras de evaluar este constructo (Bartholomew & Shaver, 1998; Cassidy & Shaver, 1999; Shaver, Belsky, & Brenann, 2000). La primera línea de investigación fue comenzada por psicólogos del desarrollo como Ainsworth, con sus observaciones sobre la relación entre padres e hijos, y luego por psicólogos clínicos, quienes diseñaron entrevistas para estudiar el “estado mental” o sistema representacional de los padres con respecto al apego (Main, Kaplan, & Cassidy, 1985).

 

 

Quizás, la más conocida y citada medida sobre apego adulto basada en el modelo representacional es la Adult Attachment Interview (AAI) (George, Kaplan, & Main, 1984, 1986, 1996, citados en Main, 2000). El análisis de la AAI depende exclusivamente del estudio literal de las transcripciones de las entrevistas. Main (2000) hace notar que a diferencia de lo que ocurre con los niños, en que el apego se evalúa con respecto a una persona en particular, el estilo del adulto no se identifica con ninguna relación en particular. Lo que se codifica con este instrumento son diferencias individuales en el estado de la mente con respecto a la historia global del apego, tal y como se manifiesta en el contexto de la entrevista. “En tanto en cuanto se pueda inferir diferencias de las transcripciones, puede indicarnos si la conciencia con respecto a este aspecto de la historia personal está razonablemente bien integrada o no.” (Main, 2000, p.1003). Por tanto, al hablar de un determinado estilo de apego en los adultos, en realidad se está hablando de un particular “estado de la mente”, del que Main y Goldwyn (1982, 1998, citados en Main, 2000) describieron tres tipos generales, a saber: Patrón Seguro-Autónomo; Patrón Inseguro- Rechazante; Patrón Inseguro-Preocupado. A estos grupos originales se agregó más tarde un grupo de individuos cuyas clasificaciones eran más cambiantes y difíciles de clasificar en los tipos anteriores. Este grupo tendría relación con el apego desorganizado-desorientado descrito por Salomon y Main (1990, citado en Main, 2000): Patrón Desorganizado.

La segunda línea de investigación en apego adulto fue iniciada a mediados de la década del 80’ por psicólogos sociales (Hazan & Shaver, 1987), quienes aplicaron las ideas de Bowlby y Ainsworth al estudio de relaciones amorosas. Estos investigadores encontraron paralelos entre las cualidades de apego infantiles y patrones de conducta y sentimientos en relaciones de pareja de adolescentes y adultos. Esta línea de investigación ha desarrollado múltiples cuestionarios y escalas de autoreporte para evaluar el apego en adultos y sus clasificaciones incluyen tanto categorías cualitativas similares a las tradicionales como también dimensiones cuantitativas que subyacen a los diferentes estilos de apego en relaciones interpersonales cercanas (Bartholomew & Horowitz, 1991; Collins & Read, 1990; Hazan & Shaver, 1987; Simpson, 1990).

A simple vista podemos distinguir que las mayores diferencias entre estas líneas de investigación son los constructos sobre los que trabajan y los sistemas de clasificación a los que aspiran. En la literatura encontramos variados argumentos que apoyan la idea de que ambas formas de evaluar el apego adulto no estarían relacionadas. Las mediciones del apego en relaciones amorosas conciernen al rol del apego en el contexto de pareja lo que, entre otras cosas, está influenciado por variables tan diversas como el atractivo sexual. Por su parte, las mediciones como las que realiza el AAI se concentran principalmente en las formas en que el estado mental con respecto al apego afectan la investidura parental, lo que podría estar influenciado por otras variables como la viabilidad de descendencia o las condiciones ambientales en que la paternidad se desarrolla (Shaver et al., 2000). Además, las escasas comparaciones directas entre mediciones con el AAI y con autoreportes no han arrojado asociaciones estadísticamente significativas, particularmente con respecto a las categorías entregadas por ambos tipos de instrumentos. Por último, un cuestionamiento de peso es el de George y West (1999, citados en Buchheim & Strauss, 2002), quienes plantean que las mediciones basadas en el modelo representacional son más cercanas a lo que Bowlby consideraba como “modelo operante” que en el adulto incluiría, entre otras, variables inconscientes. En cambio, las mediciones que utilizan un modelo comportamental sólo lograrían captar estados superficiales y conscientes de relaciones interpersonales.

A pesar de lo anterior, otras investigaciones han entregado evidencias que apoyan la idea de que ambos tipos de mediciones estarían asociadas, al menos en algunos aspectos. Algunas de ellas muestran que autoreportes sobre apego en relaciones amorosas predicen conductas y sentimientos asociadas a la parentalidad (Rholes, Simpson, & Blakely, 1995), y otros enfatizan la capacidad de predicción del AAI de conductas y sentimientos en relaciones de pareja (Shaver et al., 2000).

Al parecer, aún no existen suficientes evidencias para apoyar una u otra postura, probablemente porque ambos modelos podrían estar íntimamente contectados (Stein et al., 2002). Tanto la representación mental con respecto al apego como los comportamientos de apego en relaciones amorosas emergen de la historia de múltiples relaciones de apego de una persona, comenzando con los padres. Ambos, el AAI como las mediciones de auto-reporte se relacionan con la seguridad y las estrategias de regulación emocional (también llamadas estrategias de hiperactivación y desactivación emocional, Dozier & Kobak, 1992), y ambas clases de medidas arrojan categorías psicodinámicamente similares a las identificadas por Ainsworth et al. (1978). Asumiendo que el grado de seguridad de una persona, su capacidad para enfrentar la intimidad de las relaciones y las formas características de manejar la ansiedad son producto de una larga historia de interacciones con figuras de apego, es claro que no pueden existir similitudes en todos los aspectos entre su estado mental acerca del apego y su estilo en las relaciones amorosas. Sin embargo, en ambos dominios la capacidad de depender del cuidado de otro es fundamental, como también lo es la disposición para que otro pueda depender de nosotros cuando sea necesario (Shaver et al., 2000).

 

La AAPR y el Modelo de Prototipos

Una tercera vía a los modelos representacional y comportamental es la que utiliza una visión de prototipos para evaluar y conceptualizar el constructo del apego en adultos. Según esta aproximación, un prototipo es un miembro ideal de una categoría, definido en términos de reunir las características más comunes de esa categoría, pero en que ninguna de tales características tomadas individual o conjuntamente es suficiente para definir a un miembro del grupo (Griffin & Bartholomew, 1994; Pilkonis, 1988). Los miembros del grupo difieren en el grado de correspondencia con respecto a este miembro ejemplar o prototípico. De una u otra manera, este modelo integra las categorías prototípicas con variaciones individuales de acuerdo a dimensiones cuantitativas. Las mediciones basadas en este modelo parecen ser particularmente apropiadas para la investigación en apego. Es muy difícil que adultos correspondan perfectamente a alguno de los patrones clásicos de apego, dado las múltiples influencias del pasado (e.g., predisposiciones genéticas y experiencias de vida) y también por las influencias de específicas relaciones actuales que están actuando sobre su orientación a las relaciones de apego. Más bien, a través del tiempo y de las situaciones, muchos adultos mostrarían variados grados de dos o más patrones de apego y el modelo de prototipos permitiría evaluar, tanto cómo un individuo se ajusta a cada prototipo en un momento dado y también cómo esta adaptación puede variar a través del tiempo (Griffin & Bartholomew, 1994; Lyddon & Sherry, 2001).

 

Adult Attachment Prototype Rating (AAPR)

En comparación con la AAI2 , la implementación de la AAPR es menos compleja para personas con formación clínica y tiene la ventaja de estar accesible a la comunidad científica. Esta es una de las principales razones por la que se eligió esta entrevista para ser adaptada en Chile. Es un instrumento en formato de entrevista desarrollado por Bernhard Strauss y Audrey Lobo-Drost (2001) basado en una versión original de Paul Pilkonis (1988), construida desde la teoría de apego de John Bowlby y Mary Ainsworth y diversas teorías interpersonales. Ha sido confeccionado sobre el supuesto que los estilos de apego deberían combinarse con conductas específicas de los pacientes y que estas combinaciones podrían ser usadas para diseñar estrategias terapéuticas. El instrumento entrega una forma alternativa de operacionalizar las cualidades del apego y está basado en una perspectiva clínica. El método de evaluación consiste en tres elementos principales:

Entrevista de relaciones interpersonales: Esta es una entrevista semi-estructurada sobre apego adulto que se concentra en el pasado del entrevistado y en eventos y relaciones interpersonales actuales. Fundamentalmente se enfoca en representaciones de apego con miembros de la familia nuclear y luego en otros significativos como, por ejemplo, parejas y amigos íntimos. Para realizar esta entrevista, un terapeuta clínicamente experimentado no necesita entrenamiento explícito, aún así el manual entrega una guía con los temas y preguntas directrices. Comparativamente con otras entrevistas de apego para adultos, el entrevistador se enfoca tanto sobre experiencias comunes tempranas y también actuales (ver Anexo).

Clasificación de prototipos: La entrevista video o audiograbada debe ser codificada por jueces entrenados e independientes, siguiendo los criterios de codificación explicitados en el manual y llenando una “hoja de codificación” especialmente construida para este estudio. Los evaluadores deben calificar la similitud de la persona entrevistada con un total de siete prototipos que se resumen en la Figura 1.

 

 

Estos prototipos diferencian las características de apego seguro de aquellas que describen tres subtipos de estilos de apego inseguro: evitativo/rechazante; preocupado/ ambivalente e inseguro/mixto 3 . Cada persona tendría algún puntaje en cada uno de los prototipos, de modo que finalmente el instrumento entrega un “perfil” de apego para cada individuo evaluado. Además, sobre la base de esta codificación, si se desea los evaluadores pueden categorizar a las personas de acuerdo a las “categorías clásicas” seguro, evitativo y ambivalente, así como las de apego inseguromixto. Las descripciones generales de cada prototipo se señalan a continuación:

 

Prototipo 1: Características Seguras

Usualmente la persona no tiene dificultades para confiar en otros, ni en tener personas que lo necesitan. Tiene un sólido sentido de quien es y de sus sentimientos hacia otros. Al mismo tiempo, acepta las diferencias en los otros, que piensen o sientan distinto. Tiene algunas buenas relaciones, lo que encuentra muy enriquecedor. En general, sus relaciones con otros son principalmente satisfactorias y no ligadas a malos sentimientos o ansiedad. Siente la seguridad que los otros estarán allí cuando los necesite y es, en cierto modo, optimista acerca de las relaciones interpersonales.

 

Prototipo 2: Excesivamente Dependiente

La persona es dependiente de la presencia de otros y tiende a hacerse dependiente de otras personas. Busca consejo y guía de los demás. A veces deja que otros tomen obligaciones y responsabilidades porque piensan que se manejan mejor que él o ella. A veces le preocupa que otro significativo podría cambiar con el/ella y abandonarlo. Sus propios deseos de autonomía no son percibidos o son reprimidos con el fin de mantener una relación.

 

Prototipo 3: Inestable en sus Relaciones

La persona tiene sentimientos extremos: Ya sea le gusta algo o alguien inmediatamente o no puede tolerarlo. Por un lado, desea que otros la(o) cuiden, y por el otro, no puede soportar cuando los otros cumplen sus deseos. La persona aborrece que le nieguen aquello que siente que merece. Cuando quiere algo, lo quiere casi inmediatamente. A veces siente que la vida no vale la pena vivirla, especialmente cuando se siente desilusionado por otros. También tiende a tener “altos” y “bajos” en sus sentimientos por otros. Como resultado, tiende a cambiar constantemente de amigos, más que permanecer con los mismos amigos por un largo tiempo.

 

Prototipo 4: Excesivamente Sobreprotector

La persona prefiere cuidar a otras personas más que cuidar de sí misma. Siente una gran simpatía por personas devaluadas o poco apreciadas, por lo que es amigable con mucha gente, quienes probablemente no son sus amigos realmente. Se siente herida cuando alguien a quien quiere ayudar rehusa su ayuda. A veces, siente que los demás no aprecian lo que hace y que entrega más de lo que recibe. El principal rol en su vida es el cuidar de otras personas.

 

Prototipo 5: Excesivamente Autocontrolado

Usualmente, la persona no es muy emocional, e intenta llevar adelante sus problemas de una manera racional. No encuentra de utilidad el hablar acerca de los sentimientos. Normalmente, hace su trabajo debidamente, a pesar de estar a veces molesto o frustrado. A veces uno puede sentir su necesidad de cercanía, pero ella (él) realmente no puede mostrarla, debido a las expectativas imaginadas en los demás. Situaciones emocionalmente estresántes la llevan a sobreadaptarse o a abandonarlas. Otras personas, a veces, lo perciben como torpe, poco espontáneo y reservado en los contactos sociales.

 

Prototipo 6: Excesivamente Autónomo

Para la persona es muy importante ser independiente. No le gusta que los demás le digan qué hacer o qué no hacer. Atesora el sentimiento de ocuparse de sí misma y no ser dependiente de los demás. No cuida de lo que los otros hagan. No le gusta involucrarse en cosas de otros o ser cuidado por otra persona. Trata de evitar situaciones en las cuales pueda sentirse “paralizado” o incapaz de hacer lo que necesita hacer por sí mismo. No le gustan las relaciones de compromiso porque experimenta el compromiso como un peligro para su propia autonomía.

 

Prototipo 7: Emocionalmente Indiferente

La persona no se preocupa por lo que los demás piensen de él. De hecho, gasta muy poco tiempo en preocuparse acerca de lo que los demás pueden estar sintiendo o pensando en general. Le disgusta cuando sus acciones son bloqueadas por reglas u otros obstáculos. Si es algo importante, no se preocupa mucho en como lo consigue. Simplemente trata de encontrar una forma de alcanzar su meta. Las demás personas son irrelevantes en su vida.

Autoevaluación: Instrumento adicional de autoreporte basado en la misma clasificación de prototipos. Cada participante debe autoclasificarse de acuerdo a siete descripciones prototípicas y luego jerarquizar dicha codificación desde la que más lo representa hasta la que menos lo representa. Es posible comparar los resultados de esta autoevaluación con la realizada por los jueces. En este artículo no se presentarán los resultados de la autoevaluación.

Hasta ahora la AAPR ha sido adaptada sólo en Alemania y los estudios que se han hecho sólo provienen de ese país. Con la versión en alemán (Lobo, 1997, citado en Buchheim & Strauss, 2002) se han hecho variados estudios con muestras clínicas de diversas patologías y con procesos psicoterapéuticos (Kraft, 2000; Mosheim et al., 2000; Pohle, 2000; Schauenberg, 2000; Schmidt, 2000; todos citados en Buchheim & Strauss, 2002). Las características psicométricas del instrumento arrojan resultados satisfactorios, como es un estudio de validez de Hess (1996, citado en Buchheim & Strauss, 2002) que muestra correlaciones de r=0,63 (p< 0,01) o de Mosheim et al., (2000, citado en Buchheim & Strauss, 2002) con correlaciones de r=0,80 del método con otras medidas de apego y separando el factor seguridad como un factor independiente, manteniendo a los otros seis prototipos en una estructura circunfleja (Buchheim & Strauss, 2002; Strauss, Lobo-Drost, & Schmidt, 2001). El estudio de confiabilidad más completo es de Schmidt (2000, citado en Buchheim & Strauss, 2002) con 150 pacientes somáticos y se resume en la Tabla 2 en comparación con los resultados chilenos.

 

 

La adaptación de una versión en español de la AAPR para Chile permite no sólo contar con un nuevo instrumento para evaluar apego adulto sino, también, contribuye al proceso de validación de esta nueva e innovadora forma de evaluación, con importantes potencialidades para la investigación en clínica y psicoterapia. El propósito de este estudio es la adaptación de la Adult Attachment Prototype Rating (AAPR) a la realidad sociocultural chilena y estudio de sus características psicométricas, de validez y confiabilidad. Específicamente interesa: 1) analizar la consistencia interna de las diferentes dimensiones de la AAPR a través de la confiabilidad interjueces; y, 2) evaluar la validez concurrente del instrumento mediante el empleo de pruebas paralelas (Parental Bonding Instrument) y (Escala de Relaciones Interpersonales) como criterio. A partir de este momento y hasta el final del artículo se utilizará el nombre que le hemos dado en español al AAPR, a saber: Entrevista de Prototipos de Apego Adulto (EPAA).

 

Método

Participantes

Se utilizó un diseño muestral bietápico, en el que en una primera etapa se tomó una muestra (N=293) probabilística (azar simple), no estratificada en edad ni género, de una población de estudiantes de college (error muestral aceptado de 6% con un 95% de confianza) de la ciudad de Santiago y que aceptaron voluntariamente participar en el estudio. Esta muestra fue evaluada con el Parental Bonding Instrument (PBI) y con la Escala de Relaciones Interpersonales (ERI). Los resultados de esta aplicación cumplieron la función de ser una medición criterio que permitiera realizar una elección intencionada de la segunda parte del diseño muestral.

En la segunda etapa, desde la muestra inicial se extrajeron de manera intencional 40 casos que representan las categorías principales de estilos de apego y se les aplicó la entrevista AAPR, cuyas transcripciones fueron codificadas por cinco jueces independientes para el estudio de validez y confiabilidad. La elección de estos 40 casos corresponde a una proporción razonada de individuos en cada categoría general de apego. La determinación de las categorías fue realizada según resultados obtenidos con PBI y ERI, y luego ponderadas para obtener una sola categoría de apego sobre la base de los dos instrumentos tomados como uno4 , asignando a los sujetos más representativos de cada categoría. La proporción de cada categoría fue determinada según los resultados de la primera evaluación muestral. Los participantes de esta segunda muestra fueron 26 mujeres y 14 hombres, quienes aceptaron voluntariamente participar en esta segunda etapa de la investigación y firmaron una carta de consentimiento informado. El promedio de edad fue de 21,4 años, con una moda de 20 en un rango de edad de los 18 a los 35 años.

Instrumentos

Adult Attachment Prototype Rating (AAPR): Para el estudio se utilizó la versión en inglés de Strauss & Lobo- Drost, 2001). Esta versión fue traducida al español y luego retraducida al inglés. Con los ajustes linguísticos necesarios sobre la versión en español, el instrumento fue presentado a un grupo de tres jueces expertos para evaluar su validez de contenido, quienes se pronunciaron sobre el ajuste de la traducción al español con los aspectos teóricos del apego. Con los resultados de esta evaluación se realizaron las últimas adaptaciones linguísticas a la traducción y se aplicó el instrumento a una muestra piloto de cinco casos clínicos para ver su comportamiento y, al mismo tiempo, entrenar en la codificación de la entrevista a 5 jueces independientes.

Parental Bonding Inventory (PBI): Es un instrumento desarrollado por Parker, Tupling y Brown en 1979. Basado en la teoría del apego de Bowlby, tiene como objetivo evaluar los estilos vinculares tempranos (Parker, 1989) a través de un método de autoreporte en el cual se miden dos dimensiones definidas como cuidado y sobreprotección. Estas dimensiones se cuantifican a través de la percepción de un sujeto sobre la relación con sus padres en los primeros 16 años de su vida. Se aplica de manera independiente para cada padre. Las dos dimensiones son medidas de acuerdo a su presencia o ausencia, lo que permite formar dos escalas que se asocian a distintos estilos parentales, pudiendo ser usadas separadamente o en conjunto. La conversión de estas dimensiones en las categorías de apego se realiza siguiendo las definiciones de Parker (1989) al respecto: Apego seguro equivale a la dimensión cuidado con puntaje alto y sobreprotección bajo; Apego preocupado equivale a las dimensiones cuidado alto y sobreprotección alto, y cuidado bajo y sobreprotección alto; Apego evitativo equivale a las dimensiones cuidado bajo y sobreprotección bajo (Albala & Sepúlveda, 1997).

Las características psicométricas del cuestionario muestran una consistencia interna (n=185) para la escala cuidado de un alpha de Cronbach de 0,89 (padre) y 0,89 (madre), y un coeficiente de Spearman Brown de 0,93 (padre) y 0,91 (madre). Para la escala sobreprotección aparece un alpha de Cronbach de 0,80 (padre) y 0,80 (madre), y un coeficiente de Spearman Brown de 0,77 (padre) y 0,79 (madre). La consistencia interna evaluada con ambos coeficientes arrojó resultados similares al del instrumento original (Parker, 1989). Para este proyecto se utilizó la versión adaptada y validada en Chile por Albala y Sepúlveda (1997) y las normas de estandarización para población chilena.

Escala de Relaciones Interpersonales (ERI): El instrumento es una adaptación de Medida de estilo de apego (ASM) de Simpson (1990) y Escala de Apego Adulto de Collins y Read (1990), por Gempp y Silva (2003) de la Universidad Mayor de Temuco. Este es un cuestionario autoadministrado de 25 preguntas sobre relaciones interpersonales actuales. Se responde con un sistema de escala Lickert, lo que arroja puntajes y entrega un resultado traducido en las tres categorías principales de apego. Este cuestionario posee sólo un estudio de validez de contenido y no existen datos psicométricos de validez y confiabilidad.

 

Procedimiento

Con el instrumento definitivo se aplicó la entrevista a una muestra piloto de cinco casos clínicos, con el fin de ver el comportamiento de la prueba y utilizar este material como parte del entrenamiento de los jueces y de quienes harían las transcripciones de las entrevistas. Estas transcripciones fueron realizadas por tres egresados de psicología entrenados en el método de transcripción de Mergenthaler y Grill (1996).

El entrenamiento de los cinco jueces fue de dos horas semanales, durante cinco semanas, donde se revisaron los criterios de codificación y se realizaron codificaciones ciegas a las cinco entrevistas piloto. El Dr. Strauss colaboró en esta etapa a través del correo electrónico resolviendo dudas. Con las últimas dos entrevistas piloto se hizo, además, un cálculo del grado de acuerdo, según el índice de kappa, obteniéndose 0,66 y 0,75 respectivamente. Estos valores indican un acuerdo moderado a bueno, lo que fue indicativo de finalizar el entrenamiento.

 

Análisis de Datos

La confiabilidad de la EPAA se realizó a través de un análisis de la consistencia de las mediciones a través de la confiabilidad interjueces. Se calcularon las correlaciones de los cinco jueces para cada uno de los prototipos y también agrupando los prototipos en tres grandes categorías principales (Seguro, Preocupado y Evitativo/Rechazante). En los cálculos se utilizaron correlaciones y ANOVA y se siguieron los procedimientos de cálculo de correlación intraclase (R) de Ebel (1950, citado en Tinsley & Weiss, 2000), pero calculando R en tres variantes, tal como sugieren Tinsley y Weiss (2000). Los autores proponen utilizar Rd (descriptivo) como cálculo estándar de correlación intraclase, siendo esta una descripción de la confiabilidad de estos datos y poco generalizable a otra muestra de mediciones o de jueces, pues la variabilidad entre los jueces no se incluye en el error. Para el caso en que se desee incluir la variabilidad entre los jueces en el error, se calcula Rg (generalizable), lo que significa que la correlación intraclase es generalizable a la población de jueces de la cual la muestra de jueces fue extraída. La interpretación de los dos casos anteriores se hace sobre la base de las evaluaciones individuales de cada juez, pero si se toman las evaluaciones como una información combinada del conjunto de jueces se calcula Rc (compuesto) lo que aumenta la confiabilidad (análogo a la profecía Spearman-Brown).

Para la validez de criterio a través de la concordancia entre EPAA con PBI-ERI, se utilizaron estos dos últimos como escalas nominales, considerando siempre las tres categorías generales de apego: Seguro, preocupado y evitativo/rechazante. El análisis siguió dos procedimientos: 1) Al tener los datos del PBI-ERI como escala nominal y los del EPAA como intervalar, no se pudo calcular correlaciones, sino que utilizando el ya mencionado agrupamiento de los prototipos en las tres categorías de apego, se realizó una análisis de la varianza (ANOVA) para ver las diferencias de promedios de los prototipos (agrupados en las tres categorías) calificados por los jueces de acuerdo a su presencia dentro de las categorías nominales del PBI-ERI. La hipótesis nula subyacente era que los promedios de los tres grupos EPAA eran iguales. Luego del ANOVA se buscó la direccionalidad de las diferencias con pruebas post hoc. 2) Se procedió a categorizar (nominalizar) los promedios de los jueces, utilizando la mediana como punto de corte y luego se analizó el grado de asociación del AAPR con las pruebas criterio (PBI-ERI). Para ver grado de concordancia se construyeron tablas de contingencia y se calcularon el coeficiente de Contingencia y Kappa de Cohen.

 

Resultados

El propósito general de este estudio fue adecuar los contenidos de la EPAA a la realidad social y cultural chilena desde un punto de vista lingüístico y semántico, y el estudio de la validez de contenido y de las características operativas del instrumento. Tanto la evaluación de los jueces expertos, el entrenamiento a los jueces codificadores y la aplicación de la entrevista a la muestra definitiva permitieron completar este propósito al poner a prueba en la realidad el comportamiento de sus contenidos. Globalmente se puede concluir que las preguntas de la entrevista EPAA deben adecuarse del punto de vista lingüístico a cada muestra dónde esta se aplique, particularmente con personas de distinto nivel educacional que la utilizada en este estudio. Distinto es el caso de las descripciones de los prototipos contenidas en el manual, las que no requieren grandes transformaciones linguísticas, pues los jueces codificadores habitualmente están entrenados en la teoría y poseen un nivel educacional homogéneo.

Para el objetivo de evaluación de la consistencia interna entre los reactivos de las diferentes dimensiones de la EPAA, se realizó un análisis de la confiabilidad interjueces siguiendo las condiciones de correlación intraclase (R) explicadas anteriormente (véase Tinsley & Weiss, 2000). Tal como se puede ver en la Tabla 2, las correlaciones obtenidas con la medida intraclase estándar (Rd) son aceptables para la mayor parte de los prototipos y similares a las correlaciones intraclass (CCI) obtenidas en el estudio realizado en Alemania por Schmidt (2000, citado en Buchheim & Strauss, 2002). Consistentemente menores son las correlaciones con la medida Rg (generalizable) que incluye en el error la variabilidad entre los jueces, pero que constituye la medida más realista si se pretende generalizar los resultados a otras muestras de evaluadores de la misma población. Finalmente los resultados obtenidos utilizando la correlación compuesta (Rc) se incrementan de manera significativa, siendo similares a los obtenidos en la muestra alemana utilizando el Alpha de Cronbach5 .

En el análisis de las correlaciones interjueces utilizando los prototipos agrupados en las tres categorías principales de apego se observan para la categoría Seguro un R = 0,88, para la categoría Preocupado/ambivalente un R=0,92 y para Evitativo/rechazante un R=0,95, siendo todas correlaciones significativas (p<0,01) e igualmente aceptables que en la muestra alemana (Tabla 3).

 

 

Con respecto al objetivo de evaluar la validez concurrente del instrumento, utilizando el PBI-ERI como pruebas paralelas, la Tabla 4 muestra que los tres grupos de apego señalados por PBI-ERI tienen diferencias estadísticamente significativas en promedios EPAA, por lo que se rechaza la hipótesis nula de que los tres grupos serían iguales entre sí. Esto equivale a decir que los sujetos categorizados según el criterio PBI-ERI como seguros, efectivamente obtuvieron promedios más altos en el prototipo P1 del EPAA, con un F(2,37)= 10,19, p=.000; en cambio los otros grupos de sujetos (preocupados y evitativos) mostraron promedios más bajos en el mismo prototipo. A su vez, los sujetos catalogados en la categoría preocupado en PBI-ERI obtuvieron promedios más altos en P234, con un F(2, 37)=10,88, p=.000; en cambio los sujetos seguros y evitativos promedios más bajos en estos prototipos. Por último, los sujetos evitativos según PBI-ERI obtuvieron promedios más altos en los prototipos P567 de la EPAA, con un F(2,37)=7,23, p=.002, que los sujetos seguros y preocupados en los mismos prototipos. Por otra parte, al realizar la misma operación con los prototipos no agrupados en las categorías principales de apego, se observa (ver Tabla 5) que no todos los grupos presentan diferencias significativas en los promedios de la EPAA

 

 

Los prototipos P2, P4, P6 y P7 obtienen diferencias estadísticamente significativas (ANOVA). El prototipo P2 obtiene un F(2,37)=5,31, p=.009; P4 un F(2,37)=5,53, p=.008; P6 un F(2,37)=4,71, p=.015, y P7 un F(2,37)=23,8, p=.000. Se observa que en el P3, con un F(2,37)=2,37, p=.10, las diferencias entre los grupos o categorías PBI-ERI (seguro, preocupado, evitativo) no son tan significativas como las que muestran en P2 y P4, por tanto es un prototipo menos discriminativo si se analiza individualmente. Lo mismo ocurre con P5, cuyo F(2,37)=2,23, p=.12, no es significativo y no logra diferenciar entre los grupos como lo hacen los prototipos P6 y P7.

En el análisis de concordancia de la EPAA con las pruebas PBI-ERI, se puede observar en la Tabla 6 (de contingencia) que hay un 72,5% de acuerdo entre ambas pruebas. Específicamente, de los 23 sujetos nominados como seguros por el PBI-ERI, 18 fueron categorizados en AAPR de la misma manera. De los 15 sujetos categorizados como preocupados por PBI-ERI, en nueve de ellos la EPAA coincide, y los dos participantes evitativos para PBI-ERI, coinciden con la categorización de EPAA.

 

 

La tabla 7 muestra la fuerza de concordancia entre las variables, con un coeficiente de Contingencia de 0,60 que es aceptable, y un índice Kappa de 0,51 moderado. Ambos valores son significativos (p=0,000), por lo que se concluye que existiría un acuerdo significativo entre ambas pruebas.

 

 

Discusión

El propósito de esta investigación fue obtener un instrumento que permita evaluar el apego en adultos, que estuviera adaptado a Chile, y cuente con un adecuado nivel de validez y confiabilidad en su capacidad de medición. La opción de adaptar una entrevista tuvo que ver, en primer lugar, con poder paliar la escasez de instrumentos de medición en esta área en nuestro país, en segundo lugar, este formato permite mejor confiabilidad, pues el entrevistador puede adaptar las categorías semánticas y linguísticas a las características de su entrevistado y así evitar los históricos problemas con las traducciones o con los conceptos habituales que se emplean en los instrumentos de autoreporte y que las personas de menor nivel sociocultural tienen dificultad en comprender, y en tercer lugar, por las características de la EPAA, al ser un instrumento inspirado en la teoría de apego, pero con aspectos muy cercanos a la clínica, lo que permite su utilización en ambientes psicoterapéuticos.

Por otra parte, al ser una entrevista, la EPAA tiene la dificultad de pretender dar cuenta de las representaciones mentales del apego en un individuo adulto y, por tanto, extraer desde el encuentro entre un entrevistador y su entrevistado la operacionalización de un constructo que aún está en discusión en la literatura. Sin embargo, en este estudio se pudo demostrar a través del análisis de confiabilidad de las dimensiones y prototipos de la EPAA, que la prueba es capaz de dar cuenta de tal constructo. Este resultado es consistente con los obtenidos con el instrumento original (Schmidt, 2000, citado en Buchheim & Strauss, 2002). Además, se utilizó una técnica de análisis de la confiabilidad que aporta elementos novedosos e interesantes en la utilización del instrumento y en la interpretación de su aplicación. La incorporación de tres medidas de correlación interjueces (Tinsley & Weiss, 2000) permite diferenciar la interpretación de los resultados según el propósito o contexto de uso de la prueba. Las correlaciones más altas se obtuvieron al considerar al grupo de jueces como un conjunto de observaciones (Rc) o un compuesto, donde cada nuevo evaluador aporta fuerza a la confiabilidad de estas observaciones. El problema es que esto implica contar con un grupo de jueces entrenados y con características similares entre sí, lo que dificulta su implementación en ambientes clínicos.

Claramente se ha podido demostrar que la confiabilidad de los resultados disminuye considerablemente cuando en la interpretación de éstos se considera un solo juez u observador (Rd). Más aun, si en el cálculo de la correlación se consideran los sesgos (error) del codificador en su medición, la confiabilidad disminuye, pero aumenta la posibilidad de generalizar (Rg) los resultados a otros jueces provenientes de la misma población de jueces (e.g. Psicoterapeutas). De modo que, a pesar de la facilidad de aplicación de la AAPR, es necesario tener en cuenta estos aspectos y ponerlos en juego al momento de utilizar la prueba y considerando los propósitos con lo que será utilizada. En cualquier caso, es importante tener claro que el entrenamiento de los jueces en la codificación deberá ser profundo y exhaustivo.

Otro aspecto que habla de la calidad del instrumento es su capacidad de evaluar aquello para lo cual fue construido, es decir, la validez de su medición en relación directa con el rasgo latente o constructo que pretende medir. Esta es un área de mayor cuidado, pues, tal como se dijo antes, la medición del apego en adultos es un área muy discutida en la literatura sobre el tema. La polémica de más de una década, que se inició con los estudios sobre la estabilidad del apego a través del desarrollo y la obvia pregunta de si en la adultez, estamos midiendo representaciones mentales de los vínculos tempranos tal y como estos se configuraron en la temprana infancia, o bien transformaciones que se configuran alrededor de relaciones significativas específicas. Ya en el antiguo trabajo prospectivo de Kirkpatrick y Hazan, (1994) se planteaba que las medidas de apego en adultos probablemente reflejan tanto “rasgos” característicos que subyacen un estilo de apego determinado y estable desde la infancia como, al mismo tiempo, características de “estado” derivadas de experiencias relacionales más actuales. Estudios posteriores hablan de múltiples modelos representacionales internos y como estos se ordenan jerárquicamente, desde representaciones de episodios específicos tempranos, pasando por representaciones particulares de vínculos tempranos (e.g. padre-hijo), hasta representaciones genéricas más actuales (e.g. relaciones de pareja) (Shaver & Mikulincer, 2002).

Al parecer estas múltiples representaciones se establecerían como redes relacionales, con configuraciones afectivas y cognitivas. Un estudio reciente realizó una comparación entre estos modelos y propone que los patrones relacionales específicos (e.g. familia, amigos, pareja) se ordenarían en representaciones dominantes dependiendo de las interacciones o momentos relacionales, y estos, finalmente, estarían anidados bajo un modelo interno más global y transversal de relaciones y dominios (Overall, Fletcher, & Friesen, 2003). El corolario de esto, es que aquello que los instrumentos de medición del apego adulto pretenden medir, puede ser más complejo y multidimensional que las capacidades de cada una de estas pruebas por sí sola y se hace necesario aclarar el contexto y limitación de cada aplicación.

En el estudio actual, si bien se obtuvieron resultados satisfactorios respecto de la validez de la EPAA, es necesario hacer varios alcances. La validez de contenido obtenida con el conjunto de jueces expertos al inicio del estudio, fue un aspecto que le da poco peso al proceso de validación general, pues el número de expertos fue reducido (tres), con formaciones dispares y con, probablemente, el conocimiento de los mismos instrumentos del conjunto de pruebas para medir apego en adultos. Respecto a las características lingüísticas del conjunto de preguntas de la entrevista, se observó que estas estaban bien adaptadas a los rasgos socioculturales de la muestra, pero no se evaluó su nivel de adaptación a otros grupos de diferentes niveles educacionales y/o socioculturales.

Empero, el mayor problema con respecto a la adaptación del contenido lo constituye el aspecto semántico de las descripciones de los prototipos, pues algunos de ellos poseen descripciones más ricas y completas que otros, lo que afectó al entrenamiento de los evaluadores. Además, los resultados muestran que algunos de los prototipos funcionan mejor que otros, quizás también por la interacción que se establece entre los prototipos y las características de los jueces. En esta ocasión fueron jueces con un entrenamiento clínico reconocido, por lo que si bien eran adecuados desde el punto de vista de la población objetivo a la que el instrumento está destinado, claramente tienen un sesgo a la hora de interpretar y codificar una entrevista de un sujeto al que no pueden ver. Si se miran en detalle los resultados de sus correlaciones, vemos que los prototipos extremos, seguro (P1) y emocionalmente indiferente (P7), fueron los más bajos en su confiabilidad, lo que probablemente tiene que ver con sus sesgos profesionales: los clínicos tienden a ver patología con mayor facilidad, pero evitan los extremos. En ese sentido, es importante recordar para futuras aplicaciones que el patrón seguro puede ser evaluado de manera independiente al resto de los prototipos, en la línea de analizar el monto de seguridad de una persona como un factor aislado.

El análisis cuantitativo de comparaciones de la EPAA con las pruebas criterio PBI-ERI mostró resultados aceptables, ya sea desde el punto de vista de diferencias de promedios como en las concordancias discretas. Sin embargo, claramente funcionó mejor este análisis al utilizar las categorías principales de apego que tomando en cuenta todos los prototipos por separado. Si bien esto fue funcional al objetivo del estudio, advierte la necesidad de estudiar más finamente el comportamiento de las subcategorías de los patrones preocupado y evitativo. Estas subcategorías tienden a superponerse, tanto semántica como estructuralmente, ya que desde el punto de vista del constructo de apego adulto, en definitiva lo que estamos evaluando son modos de funcionamiento de la personalidad y representaciones mentales inconscientes (Bowlby, 1979; Shaver & Mikulincer, 2002).

Un aspecto interesante de analizar son las subcategorías del patrón evitativo/rechazante (P5, P6 y P7), ya que, claramente en su descripción, cada uno de estos prototipos sólo abordan la dimensión “alejamiento de los otros” y no la dimensión “ansiedad frente a los otros”, lo que equivale a decir que dan cuenta más bien de las estrategias defensivas de los individuos que de la ansiedad subyacente. Esta es una postura distinta a la de otros autores, como Batholomew y Horowitz (1991), quienes en su modelo de cuatro categorías y dos dimensiones, reconocen esta distinción. Esto muestra posiciones diferentes al momento de construir un instrumento de evaluación y evidencia el tema del constructo del apego como un tema no resuelto. El modelo de la EPAA es más cercano a nociones clínicas y de los modelos internos como estructuras más permanentes que operan desde el mundo inconsciente.

Diversos autores puntualizan el hecho que los individuos responden a una situación de evaluación del apego con los modelos internos que son más accesibles a la situación en particular. Es más probable que frente a una situación de enfrentamiento con alguien desconocido, como el caso de una entrevista, el individuo recurra a sus modelos internos más permanentes y conocidos, versus al enfrentamiento a un conjunto de preguntas predeterminadas y específicas sobre sus relaciones interpersonales actuales o sobre sus relaciones de pareja o con algún padre en particular (Baldwin & Fehr, 1995; Cozzarelli, Hoekstra & Bylsma, 2000). Esto puede explicar por qué las entrevistas para evaluar apego en adultos y los autoreportes muestran, en general, una baja correspondencia (Bartholomew & Shaver, 1998; Shaver et al., 2000). Las personas cuya inseguridad se refleja en inestabilidad a través de múltiples relaciones podrían no reportarse, frente a sí mismos, como inseguros si en ese momento se encuentran en una situación estable. Sin embargo, podrían ser clasificados como inseguros sobre la base de una entrevista de evaluación, al reflejar incoherencias en la interacción (Davila, Burge, & Hammen, 1997). Si bien en el estudio de validez de la EPAA hubo una aceptable concordancia con las pruebas PBI-ERI, cuya estructura es de autoreporte, esta se logró al utilizarlas en conjunto y maximizando las categorías principales de apego. Es probable que la correspondencia hubiera sido menor con estas pruebas actuando separadamente. En todo caso, tal como sugieren Shaver y Mikulincer (2002), es discutible que instrumentos de autoreporte sirvan como criterio o “gold standard” de entrevistas de evaluación, pues sólo logran dar cuenta de un nivel de asociación escaso y que aún no está claro. Como sea, la validez de constructo de un instrumento como la EPAA se construye por una amplia red de relaciones (“red nomotética” de Cronbach & Meehl, 1955, citado en Shaver & Mikulincer, 2002) empíricas y teóricas. El aporte de las pruebas aquí utilizadas sólo contribuye con una pequeña parte del tejido.

Finalmente, es importante tener en cuenta que la validez de un instrumento de medición es un proceso que no tiene fin y este estudio es sólo un aporte en ese sentido. Es fundamental recordar que la muestra es limitada, no sólo en número, sino también en sus características, ya que fueron estudiantes universitarios de un nivel sociocultural elevado, lo que acota las conclusiones del estudio. La EPAA está lejos de obtener normas para toda la población, pues nunca fue diseñada como un instrumento masivo y claramente orientada para su utilización en la clínica. De modo que la presente investigación constituye un estudio preliminar de su validación, que requeriría estudios futuros con una muestra más amplia y estratificada, representativa de la población, y luego efectuar estudios con grupos clínicos, por patologías mentales específicas o en procesos terapéuticos de diverso tipo.

 

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Received 18/11/2005
Accepted 08/05/2007

 

 

Claudio Martínez: Master in Clinical Psychology and PhD© in Psychology, Pontificia Universidad Católica de Chile. Professor and supervisor in Psychotherapy at Instituto Psiquiátrico «Dr. José H. Barak» - Santiago-Chile
Carlos Nuñez: Clinical Psychologist and Professor of Psychology at the Desarrollo and Medicine College, Universidad de Chile - Santiago-Chile
1 Dirección: Programa de doctorado, Escuela de Psicología, Universidad Católica de Chile. Av. Vicuña MacKenna 4860, Macul, Santiago, Chile. E-mail: claumagu@terra.cl.
2 El entrenamiento y acreditación de la AAI se realiza exclusivamente en Berkeley, CA y tiene un costo de US$3.000 lo que para la realidad de la investigación latinoamericana y chilena es prohibitivo.
3 La categoría Inseguro-Mixto no posee en este instrumento criterios particulares, sino que se extrae a partir de un perfil que presente puntajes altos en alguno de los prototipos de la categoría Preocupado/ambivalente y, al mismo tiempo, puntajes altos en alguno de los prototipos de la categoría Evitativo/rechazante.
4 PBI y ERI son dos cuestionarios que provienen de tradiciones de medición del apego diferentes, de modo que permiten abarcar los diferentes aspectos que evalúa la EPAA. Además, en Chile, el ERI sólo posee adaptación al español y no cualidades psicométricas publicadas. Por estas razones, se decidió utilizar estos instrumentos en conjunto, como si fueran uno solo para categorizar a los participantes. Ambos instrumentos otorgan puntajes y permiten categorizar a las personas, de modo que sus resultados fueron ponderados otorgando siempre mayor peso al PBI (ver anexo 2).
5 Según la literatura (Tinsley & Weiss, 2000), la R compuesta sería similar al Alpha de Cronbach.

 

 

ANEXO 1

Pauta de Entrevista de Apego AAPR

1. Para comenzar me gustaría que me contara brevemente acerca de su hogar cuando ud. era pequeño.

¿Cómo era su familia cuando ud. nació? ¿Quiénes la constituían?

¿Quién vivía con ud.? (hermanos, edades en relación al paciente. ¿Habían algunos miembros de la familia extendida viviendo de allegados? ¿Por cuánto tiempo? ¿Qué edad tenía el paciente?).

2. ¿Qué palabras usaría para describir a su madre?

¿Puede describirme cómo era su relación con su madre cuando ud. era chico?

¿Se sentía cercano a ella?

¿Cuándo ella se enojaba, cómo lo demostraba?

¿Qué pasaba si ud. hacía algo que a ella le molestaba?

¿Cómo ejercía disciplina?

¿Cómo lo premiaba o alababa?

¿En esa época hubo alguna circunstancia inusual en la vida de su madre que podría haber afectado el cómo ella lo trataba?

3. Ahora quisiera que me contara sobre la relación con su padre. ¿Qué palabras usaría para describirlo?

¿Cómo fue su relación con él cuando ud. era pequeño?

¿Se sentía cercano a él?

¿Cómo era él cuando se enojaba?

¿Qué pasaba si ud. hacía algo que a él le molestara?

¿Cómo ejercía disciplina?

¿Cómo lo premiaba o alababa?

¿En esa época hubo alguna circunstancia inusual en la vida de su padre que podría haber afectado el cómo él lo trataba?

4. ¿Sentía ud. más cercanía con su padre o con su madre? ¿Por qué piensa que era así?

¿Ud. a quién se parece más físicamente?

¿A quién se parece más en la manera de ser (personalidad)?

¿Con cuál de ellos se identifica más?

¿Qué hacía su madre si ud. estaba enfermo o herido? (preguntar por ejemplos).

¿Qué hacía su padre si ud. se enfermaba o estaba herido?

¿ Qué hacían ellos si ud. estaba enojado o molesto por algo? (pedir ejemplos)

¿Sintió alguna vez que sus padres no lo entendían?

¿Cómo reaccionaban sus padres frente a sus logros?

¿Qué pasaba cuando ud. estaba entusiasmado por algo?

En algunas familias a los niños les asignan algunos roles, como el malo de la familia, el inteligente, el gracioso, el bonito. ¿Ud. tenía algún rol en su familia?

5. ¿Cómo era la relación con sus hermanos?

¿De quién se sentía más cercano? (preguntar las razones)

¿Con quién tenía más problemas?

6. ¿Cómo era con los amigos cuando era chico?

¿Jugaba con niños fuera de su familia?

¿Tenía amigos durante la educación básica?

¿Tuvo un mejor amigo?

¿Cómo fueron sus relaciones durante la educación media?

¿Cómo fue la escuela en general?

¿Qué clase de experiencia fue para ud?

7. ¿Hubo otros adultos, aparte de sus padres, que fueran significativos para ud.? ¿Podría contarme brevemente acerca de esas personas?

8. ¿Estuvo alguna vez separado de sus padres cuando era pequeño? (separación, divorcio, servicio militar, enfermedad, etc.)

¿Qué sentimientos tuvo?

9. ¿Experimentó alguna pérdida significativa o alguna separación cuando era un niño?

¿Alguien cercano a ud. murió cuando ud. era un niño?

¿Qué edad tenía cuando ocurrió?

¿Cómo se sintió acerca de eso?

10. ¿Qué palabras usaría para describir su propia personalidad?

¿Cómo otros lo describirían?

¿Cuán importante fue conseguir cosas durante su vida?

11. ¿Cómo piensa que sus experiencias de infancia han afectado su personalidad de adulto?

12. Ahora me gustaría que me contara algo de sus relaciones actuales. ¿Cómo es su relación con su padre ahora?

¿Cómo es la relación con su madre ahora?

¿Cómo se lleva con sus hermanos?

13. ¿Hay personas en su vida actual, aparte de miembros de su familia, a quienes ud. considere cercanas y significativas?

14. (si está casado o tiene una relación de pareja) ¿Cómo describiría la personalidad de su pareja?

¿Cómo caracterizaría la relación con su pareja?

¿Cómo se ve a sí mismo en términos de relaciones de pareja?

¿Nota ud. algún patrón o conflicto típico que se le repita en sus relaciones?

¿Cómo reaccionaría ante situaciones conflictivas?

¿Qué haría en caso de problemas con su pareja?

¿Cuál es su concepto de una relación ideal?

15. Si ud. tiene niños, ¿cómo es su relación con ellos?

16. Como un adulto, ¿ha tenido la experiencia de perder a alguien cercano?

¿Qué edad tenía cuando ocurrió?

¿Puede decirme cómo se siente al respecto?

17. ¿Habitualmente ud. debe separarse temporalmente de su pareja o familia, por ejemplo por viajes de trabajo?

¿Cuán frecuente ocurre esto? ¿Qué le sucede con eso?

¿Qué siente? Imagine una separación, ¿qué sentiría?

18. Dígame algo acerca de su trabajo y cómo organiza diariamente su vida