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Interamerican Journal of Psychology

Print version ISSN 0034-9690

Interam. j. psychol. vol.42 no.3 Porto Alegre Dec. 2008

 

 

Comunicación intergeneracional: el Cuestionario de Percepción de la Comunicación Intergeneracional (CPCI) en el contexto costarricense

 

Intergenerational communication: the Perceptions of Intergenerational Communication Questionnaire (PIQS) in the costa rican context

 

 

Rolando Pérez-Sanchez1; Vanessa Smith-Castro

Universidad de Costa Rica, San José, Costa Rica

 

 


RESUMEN

En el presente estudio, 156 estudiantes costarricenses entre los 19 y los 29 años (promedio de edad = 22,7, SD= 2,35 años, 59% mujeres) describieron sus percepciones sobre la comunicación intergeneracional a través de la versión costarricense del Cuestionario de Percepción de la Comunicación Interpersonal (CPCI). En este cuestionario se le solicita a los y las entrevistados pensar en sus encuentros cotidianos con personas de diferentes grupos de edad fuera del ambiente familiar y evaluar tanto las conductas de comunicación de los otros como las propias. Los análisis de factores exploratorios mostraron que el CPIC accede a tres dimensiones evaluativos sobre las conductas comunicativas de los otros (acomodación, sub-comodación y control de la comunicación) y dos dimensiones de evaluación de la propia conducta comunicativa (descontento/obligación y manejo del discurso). Los análisis de consistencia interna mostraron índicas Alfas de Cronbach satisfactorios para todas las escalas. Diferencias significativas en la percepción de la comunicación dependiendo del grupo etario de los interloculores indican que el instrumento es sensible a las variaciones de la comunicación intergeneracional dadas por las características específicas de las personas involucradas en la interacción. Las correlaciones de las escalas con mediciones de la frecuencia de contacto intergeneracional e identificación social con el endogrupo etario muestran evidencia mixta sobre la validez de constructo del instrumento. Los resultados se discuten en términos de las propiedades psicométricas del instrumento y las características de la comunicación intergeneracional en contextos latinoamericanos.

Palabras clave: Comunicación intergeneracional; Cuestionario; Costa Rica.


ABSTRACT

In this study, 156 Costa Rican students between 19 and 29 years old (Mean age = 22.7, SD= 2.35 years; 59% female) reported their perceptions of intergenerational communication, using a Costa Rican version of the Perceptions of Intergenerational Communications Questionnaire. This questionnaire requires respondents to think of their communications with non-family members of different age groups, and to evaluate both the others´ and the own communication behaviors. Factor analyses show that the PICQ assess three evaluative dimensions of others´ communication behaviors (accommodation, subacommodation and communication dominance) and two dimensions of the own communication behaviors (discontent/obligation and discourse management). Reliability analysis yielded satisfactory Cronbach’s alphas for all scales. Mean differences between targets groups indicate that the measure is sensitive to the variability of intergenerational communication due to the specific characteristics of the participants in the interaction. Correlations with frequency of intergenerational contact and in-group identification provide mixed evidence of construct validity. Results are discussed in terms of the psychometric properties of this instrument and the characteristics of the intergenerational communication in Latin American contexts.

Keywords: Intergenerational communication; Questionnaire; Costa Rica.


 

 

Los acelerados cambios demográficos que han llevado a un aumento progresivo de los adultos mayores, así como la diferenciación y segregación social del curso de la vida, han dirigido la atención de los y las investigadores sobre las particularidades de la comunicación intergeneracional. Se trata del estudio de las formas comunicativas entre grupos los diferentes grupos de edad (Harwood, 1998; Harwood, Mckee, & Mei-Chen, 2000; Williams & Garret, 2002; Williams, Ota, Giles, Pierson, Gallios, & Ng, 1997).

La comunicación intergeneracional puede tomar formas diversas. Idealmente jóvenes, adultos y adultos mayores podríamos comunicarnos efectivamente, expresar nuestras ideas, intenciones, sentimientos y alcanzar nuestros objetivos relacionales de manera satisfactoria. Lamentablemente, la experiencia cotidiana y la investigación reciente muestran que la comunicación intergeneracional es particularmente susceptible a los malentendidos y el conflicto, sobre todo cuando la distancia cronológica entre los participantes de la interacción implica supuestos, habilidades, necesidades y experiencias muy distintas (Williams & Nussbaum, 2001).

Más precisamente, la investigación muestra que la comunicación intergeneracional está fuertemente marcada por una serie de expectativas estereotípicas sobre los otros, que definen y limitan la comunicación, resultando que los más afectados parecen ser tanto los grupos juveniles como los adultos mayores. Las consecuencias de ello no se limitan a simples malentendidos, los efectos se extienden a la imposibilidad de satisfacer necesidades relacionales, el estrés, la insatisfacción personal y el conflicto.

En el ámbito internacional, la psicología social de la comunicación y la sociolingüística son las disciplinas que mayor interés han mostrado sobre el tema, recurriendo para esto al uso tanto de métodos intensivos como extensivos (Williams & Nussbaum, 2001). En el ámbito latinoamericano los estudios que se ocupan de las comunicaciones intergeneracionales cotidianas y su impacto en la interacción social y la satisfacción personal son escasos.

El interés del presente estudio, es llevar a cabo un primer acercamiento al análisis psicosocial de las relaciones intergeneracionales en nuestros contextos. Para ello, hemos identificado como tarea central la adaptación a nuestro contexto del Cuestionario de la Percepción de la Comunicación Intergeneracional de Williams y Garrett (2002). El presente artículo resume los resultados del proceso de adaptación de este instrumento que consideramos de gran valor para aumentar el conocimiento sobre los procesos de comunicación entre generaciones en América Latina.

 

La Medición de la Comunicación Intergeneracional

Las bases conceptuales del Cuestionario de Percepción de Comunicación Intergeneracional (CPCI) se derivan de de la Teoría de la Identidad Social (TIS) de Tajfel y Turner (1979), la Teoría de la Comunicación Intergrupal (TCI) de Giles y Powesland (1997) y evidencia empírica previa sobre la satisfacción experimentada en encuentros intergeneracionales (Williams & Nussbaum, 2001).

De acuerdo a la TIS, las personas tendemos a categorizar a los otros y a nosotros mismos como miembros de grupos sociales. De esta manera, no sólo organizamos y simplificamos la complejidad del ambiente social que nos rodea, sino que además construimos un marco de referencia para nuestra identidad social, la cual es entendida como aquel componente del sí-mismo que se deriva de la pertenencia a colectivos sociales. La TIS postula también que los seres humanos estamos motivados a mantener y proyectar un sí-mismo coherente y positivo, y esto lo logramos en buena medida, a través de los grupos sociales a los que pertenecemos. Precisamente porque estos colectivos representan importantes fuentes de información sobre nosotros mismos, las personas tendemos a buscar estrategias que les permitan evaluar de manera positiva a nuestros grupos de referencia cuando los comparamos con otros grupos relevantes. Una valoración positiva del endogrupo, asegura una valoración positiva del sí-mismo. Así, bajo ciertas condiciones, las categorizaciones sociales, motivadas por la tendencia a diferenciarnos positivamente de los exo-grupos pueden derivar en la llamada conducta intergrupal. La conducta intergrupal hace referencia a un patrón de comportamiento particular caracterizado por percepciones estereotipadas y homogenizadoras de los otros, por malentendidos e insatisfacción en la interacción y, en condiciones extremas, por la hostilidad intergrupal (el prejuicio y la discriminación).

Ahora bien, dependiendo del contexto interactivo, la edad puede ser utilizada como una señal para la categorización del sí mismo y de los otros en grupos sociales distintos, y de esta manera, la comunicación intergeneracional puede ser estudiada como una forma particular de interacción mediada por los principios de la categorización social y sus correlatos cognitivos y conductuales.

Siguiendo esta misma línea de razonamiento, la TCI (Giles & Powesland, 1997) postula que en los contextos de comunicación intergeneracional las personas tienden a realizar ajustes en sus estilos de comunicación verbal y no verbal a partir de las características y competencias comunicativas que le atribuimos a nuestros interlocutores en tanto miembros de una categoría social distinta a la nuestra. Este tipo de estrategias pueden observarse más fácilmente en la comunicación que involucra adultos mayores y/o niños y niñas. En la comunicación con los adultos mayores, los miembros de grupos más jóvenes tienden a hablar más pausadamente y a aumentar el volumen de la voz. En la comunicación con niños y niñas las personas mayores tienden a cambiar el tono de la voz y a utilizar un lenguaje menos complejo. Estas y otras estrategias de acomodación pueden subsumirse en dos grandes tendencias generales de ajuste comunicativo, a saber, la sub-acomodación (underaccomodation) y la sobre-acomodación (overaccomodation). La subacomodación ocurre cuando los participantes en la interacción adecuan muy poco sus estilos comunicativos; mientras que la sobreacomodación ocurre cuando el ajuste es (o es percibido como) exagerado. De esta manera, la comunicación intergeneracional puede ser vivida como un encuentro satisfactorio o como un desencuentro frustrante a partir de las tendencias generales de ajuste que se pongan marcha.

Los estudios sobre satisfacción en la comunicación intergeneracional han documentado precisamente la percepción que tienen las personas de este tipo de encuentros (ver Williams & Nussbaum, 2001). En términos generales los estudios indican que los encuentros se perciben como satisfactorios cuando los comportamientos comunicacionales tienden a responder a las necesidades y objetivos de todos los participantes en la interacción; mientras que la insatisfacción ocurre sobre todo cuando se percibe sub-acomodación por parte de alguno de los miembros de la interacción. Específicamente cuando se percibe al interlocutor como poco atento, poco dispuesto a escuchar, poco abierto a las ideas de otros o exigente de atención, o bien cuando se percibe al si mismo como obligado a acomodarse a un interlocutor particularmente insatisfactorio.

El Cuestionario de Percepción de la Comunicación Intergeneracional (CPCI) fue desarrollado precisamente para medir los resultados percibidos de la comunicación intergeneracional a lo largo de esta dimensión de satisfacción-insatisfacción y ha sido aplicado exitosamente en una variedad de muestras en distintos contextos culturales (ver Williams & Garret, 2002). Los resultados obtenidos mediante el CPCI muestran que la comunicación intergeneracional puede ser caracterizada a partir de diferentes dimensiones evaluativas, incluyendo la acomodación, la sub-acomodación, la ausencia de comunicación, el respeto/obligación y la autocategorización estereotipada. Adicionalmente los resultados indican que la percepción de la comunicación intergeneracional está vinculada con expectativas estereotípicas sobre los interlocutores en tanto representantes de grupos sociales distintos al propio. Específicamente, los adultos mayores y los adolescentes son aquellos grupos de edad percibidos de manera más negativa. Consecuentemente, las conductas comunicativas hacia estos grupos implica por lo general la acomodación forzada. Ahora bien, estas percepciones varían dependiendo de múltiples factores individuales y contextuales como la frecuencia de contacto intergeneracional, la edad del interlocutor y el contexto cultural. Finalmente los datos sugieren que las percepciones y estrategias de comunicación varían a lo largo del ciclo de la vida (Williams & Garret, 2002;Williams et al., 1997).

En síntesis, tanto la teoría como la investigación empírica coinciden en señalar la comunicación intergeneracional como un logro social complejo, fuertemente mediado por las actitudes, creencias y expectativas de los participantes en la interacción, quienes desarrollan estrategias de acomodación o ajuste ante los interlocutores para alcanzar metas y satisfacer necesidades de orden interpersonal y/o intergrupal. La satisfacción con los resultados de la comunicación intergeneracional depende en gran medida de las estrategias de acomodación activadas y percibidas. El CPCI pretende medir estas dimensiones.

 

El Presente Estudio

El foco de la presente investigación son las características psicométricas de CPCI (Williams & Garret, 2002). Para ello se aplicó el CPCI a una muestra de jóvenes universitarios costarricenses entre los 20 y 29 años de edad.

En esta versión del cuestionario se solicita a los participantes pensar en los encuentros intergeneracionales fuera de su ámbito familiar con personas adultas mayores (entre los 65 y 85 años de edad), con personas de su propia edad o grupo de pares y con adolescentes (entre los 13 y 16 años de edad). Inmediatamente se les solicita hacer una valoración de las conductas comunicativas de los miembros de estos tres grupos de edad y las propias conductas y estrategias para comunicarse con ellos.

Si bien este estudio representa una primera exploración del cuestionario en un contexto distinto, asumimos que los patrones de comunicación intergeneracional observados en otros países pueden ser observados también en nuestras latitudes y que el CPCI es un instrumento útil para medir de manera válida y confiable los patrones observados en otras culturas. Es por ello que deseamos someter el instrumento a una primera validación siguiendo cuatro hipótesis básicas.

Primero, consideramos que este instrumento es capaz de cubrir el carácter multidimensional del constructo en cuestión. Específicamente esperamos encontrar al menos dos dimensiones básicas en la percepción de la comunicación intergeneracional, a saber, la acomodación y la sub-acomodación. Por eso, nuestro primer objetivo es determinar si la estructura factorial del cuestionario refleja los principios teóricos que la sustentan.

Segundo, asumimos que la comunicación intergeneracional depende la información (estereotípica) que se activa a partir de las características de los interlocutores. En la medida en que el CPCI explora la percepción de la comunicación de (y ante) tres distintos grupos de edad (adultos mayores, grupo de pares y adolescentes), esperamos encontrar diferencias en las evaluaciones de la comunicación dependiendo del grupo de edad evaluado. En otras palabras, esperamos que el instrumento sea suficientemente sensible para captar diferencias en las percepciones de la comunicación dependiendo si el interlocutor hipotético es un adulto mayor, un miembro del grupo de pares o un adolescente. Ahora bien, la evidencia empírica previa indica que la comunicación con los adultos mayores y los adolescentes resulta ser particularmente "problemática" a los ojos de los adultos medios, por lo tanto es esperable que estos grupos sean percibidos como menos acomodados o "exijan" más acomodación desde la perspectiva de los y las estudiantes consultados. Sin embargo, debido a la escasa información sobre este tópico en nuestro contexto, no podemos adelantar una hipótesis direccional específica en este primer estudio.

Tercero, asumimos que la comunicación intergeneracional es un tipo particular de conducta intergrupal. Por lo tanto, esperamos que las dimensiones medidas a través del CPCI estén empíricamente vinculadas con el contacto intergeneracional. Específicamente esperamos que el contacto frecuente con personas de distintas generaciones este asociado a la acomodación y satisfacción en el encuentro intergeneracional, precisamente porque (bajo ciertas condiciones) el contacto posibilita la disminución de estereotipos y prejuicios, contribuye a la interdependencia positiva y facilita la atracción inter-personal (ver Allport, 1954; Pettigrew, 1998). Consecuentemente esperamos que las personas con poca experiencia de contacto intergeneracional expresen más insatisfacción y sub-acomodación que las personas que han acumulado experiencias de contacto positivo.

Finalmente partimos del supuesto de que la comunicación intergeneracional depende también de la identificación con el grupo de pares. Siguiendo la TIS (Tajfel & Turner, 1979), asumimos que existe variabililidad en el grado en que las personas se identifican como miembros de su generación o grupo de pares, y que el grado de identificación afecta las conductas y percepciones de los otros, en tanto miembros de categorías sociales distintas. Las personas altamente identificadas con sus categorías sociales están más dispuestas a verse a sí mismas como miembros (estereo) típicos de su grupo, están más involucradas afectivamente con sus grupos de referencia y tienden a seguir más fielmente los valores y normas de sus grupos de referencia que las personas menos identificadas. Por lo tanto esperamos que los y las estudiantes altamente identificados con su grupo de pares o generación muestren actitudes más positivas en la comunicación con miembros de su propio grupo que con miembros de otros grupos de edad.

En síntesis, la utilidad de CPCI como instrumento para medir la valoración y satisfacción de los encuentros intergeneracionales estaría en función de (H1) que el CPCI pueda captar diferentes dimensiones de la comunicación intergeneracional, siendo la acomodación y la sub-acomodación dos de sus principales componentes, (H2) que el patrón de respuestas en estas dimensiones varíe dependiendo del grupo de edad de los interlocutores, (H3) que las dimensiones evaluativas medidas por el instrumento estén empíricamente correlacionadas con mediciones de contacto intergeneracional y (H4) mediciones de identificación con el grupo de pares.

A continuación se exponen los procedimientos para contrastar empíricamente estas hipótesis.

 

Método

Participantes y Procedimientos

En el estudio participaron 156 estudiantes de diversas carreras de grado de la universidad de Costa Rica, ubicada en San José/CR, la capital de país. El 60% de las participantes son mujeres. El rango de edad de los y las estudiantes es de 19 a 20 años de edad (M = 22.7 años, SD = 2.35 años). El 90% de los y las entrevistadas se definen a sí mismos como "blancos/mestizos" el grupo etnocultural mayoritario del país.

Distintas clases de las facultades de Ciencias Naturales y Ciencias Sociales de la Universidad de Costa Rica (CR) fueron visitadas para la recolección de los datos. En cada clase se invitó a los y las estudiantes a participar de manera voluntaria y se distribuyeron los formularios que contenías las distintas mediciones de interés. Los estudiantes expresaron su acuerdo de participar en la investigación llenando el formulario en su totalidad. Quienes no deseaban participar, eran libres de devolver el formulario en blanco. Completar el formulario les tomo entre 45 y 50 minutos.

Instrumentos

El formulario incluía la versión costarricense del CPCI, seguido por las mediciones de contacto, identificación grupal y el módulo de datos sociodemográficos (ver Anexo 1).

CPCI. El Cuestionario de Percepción de la Comunicación contiene tres grandes secciones, una para cada uno de los grupos evaluados (adultos mayores, personas de la misma edad y adolescentes). Cada una de estas secciones se divide en dos partes, la evaluación de las conductas comunicativas de los interlocutores y la evaluación de las propias conductas comunicativas. En la primera parte de cada sección se presentó la siguiente introducción: "En conversaciones con PERSONAS MAYORES que NO son FAMILIA MIA o quienes yo no considero ‘como familia’, encontré que generalmente ELLOS/AS…": Esta frase es seguida por 35 ítems que reflejan distintas percepciones y evaluaciones de las conductas de los interlocutores (ej. "me contaron historias interesantes", "se veían forzados a escucharme", "hicieron que la diferencia de edad pareciera mayor").

La segunda parte iniciaba con una premisa similar, pero referida a las propias percepciones y actuaciones: "Durante conversaciones con PERSONAS MAYORES entre 65 y 85 años, que NO son FAMILIA MIA o quienes yo no considero ‘como familia’, encontré que generalmente yo…". La frase se completa con 21 reactivos (ej. "cambié la forma en que suelo hablar debido a su edad, "tuve que ser cortés", mostré respeto por su edad"). Para expresar su acuerdo con cada frase, los y las encuestados contaban con una escala Likert de siete puntos de "totalmente en desacuerdo" (1) a "totalmente de acuerdo" (7).

Frecuencia de Contacto. Al final de cada una de las secciones del CPCI se incluyó una pregunta directa sobre la frecuencia de contacto cotidiano con los miembros de los grupos de edad evaluados, utilizando una escala de siete puntos de "ningún contacto" (1), a muy "frecuente" (7)

Identificación con el Grupo de Edad. La escala de identificación con la propia generación fue construida a partir de literatura sobre identificación social y estudios previos realizados en el contexto costarricense (Ellemers, Kortekaas, & Ouwerkerk, 1999; Luhtanen & Crocker, 1992; Phinney, 1992; Smith, 2005). La escala está compuesta por nueve reactivos del tipo "soy un miembro típico de mi generación" o "Las personas de mi generación son un reflejo de lo que soy". Los ítems son contestados en una escala Likert de 1 = (muy de acuerdo) a 7 (muy en desacuerdo). Para construir el índice de identificación con el grupo de pares se calcula el promedio de las respuestas a los 9 ítems (una vez recodificados los ítems inversos), en donde altas puntuaciones indican altos niveles de identificación. Los nueve ítems forman una escala de identificación normalmente distribuida (K-S z = .99, n.s.) con una consistencia interna satisfactoria indicada por un coeficiente Alfa de Cronbach de .83 y correlaciones ítem-total de .37 a .70.

Datos Demográficos. Al final de cuestionario se solicita información demográfica básica: edad en años, sexo y grupo etnocultural de referencia.

 

Resultados

Análisis Exploratorio de Factores

Con el fin de determinar la estructura subyacente a la covaración de los ítems, llevamos a cabo análisis de factores exploratorios para cada una de las secciones del cuestionario (adultos mayores, personas de mi misma edad, adolescentes). En cada sección llevamos a cabo separados para los ítems referidos a las conductas comunicativas de los interlocutores y para los ítems referidos a las propias conductas comunicativas. En todos los casos se utilizó el método de extracción de componentes principales y el método de rotación varimax del paquete estadístico SPSS para Windows 12. Debido a que nuestro objetivo era poder hacer comparaciones entre los distintos grupos de edad evaluados por el cuestionario, exploramos varias soluciones factoriales hasta arribar a una estructura factorial que fuera aplicable a todos los grupos evaluados. Esto implicó hacer una selección de ítems a partir de los resultados de los distintos análisis de factores. Específicamente retuvimos sólo aquellos reactivos que presentaban cargas factoriales mayores a .30 en el mismo factor en los tres grupos evaluados (adultos mayores, grupo de pares y adolescentes). Los resultados finales de estos análisis se presentan en las Tablas 1 y 2.

 

 

 

Estructura de la Percepción de las Conductas Comunicativas de los Interlocutores

Para el caso de las percepciones de las conductas comunicativas de los interlocutores, la estructura más adecuada para describir el comportamiento de los reactivos involucraba tres factores que explicaban el 42% de la varianza de todos los reactivos en todos los grupos de edad evaluados. En concordancia con los resultados de los estudios previos en otras latitudes, un factor refleja descontento y resultados negativos en la comunicación. Este factor aparece como el primer componente para el caso de las evaluaciones de las conductas comunicativas de los adultos mayores y de los adolescentes, con valores propios de 5.13 y 4.45, respectivamente, explicando el 20% y el 18% del total de la varianza de los ítems. En el caso de las percepciones de las conductas comunicativas de las personas del propio grupo de edad este factor aparece en un segundo lugar con un valor propio de 3.36, explicando el 13% del total de la varianza. Este factor esta compuesto por 12 ítems con cargas factoriales entre .33 y .77, que reflejan percepciones negativas de los otros como sarcásticos, poco tolerantes, cerrados o desconsiderados ("Me hablaban como si yo fuera menos que ellos", "Me trataron como si fuera un/a niño/a"). Por ello, denominamos este factor como sub-acomodación

Un segundo factor reúne aquellos ítems relacionados con resultados positivos en el encuentro comunicativo intergeneracional y la satisfacción ("Me dieron consejos útiles, "Me prestaron atención", "me escucharon"). Este factor aparece como el primer componente para las evaluaciones de las conductas comunicativas de personas del mismo grupo de edad con un valor característico de 5.91, explicando el 23,6% de la varianza total. Para el caso de las evaluaciones de las conductas comunicativas de los adultos mayores y los adolescentes este factor aparece como el segundo componente con valores propios de 3.28 y 4.16, explicando aproximadamente el 13% y 17% del total de la varianza respectivamente. Los ocho ítems que componen este factor indican percepciones de los interlocutores como personas cooperativos y amables durante el proceso comunicativo, con cargas factoriales que oscilan entre .41 y .83. Consecuentemente denominamos este factor como acomodación.

El tercer factor que emerge de los análisis incluye los reactivos que reflejan a los interlocutores como monopolizadores de la conversación. Este factor presentó valores propios de 2.31, 2.24 y 2.36 para los adultos mayores, el grupo de pares y los adolescentes, respectivamente y explicó aproximadamente el 9% de la varianza de los reactivos en todos los tres grupos evaluados. Este factor podría estar vinculado a una percepción negativa de los otros, en la medida en que los ítems involucrados en este factor indican que los interlocutores dominaron los temas de conversación en los encuentros comunicativos ("hablaron mucho", hablaron sin parar"). En investigaciones previas aparece un tercer factor que refleja percepciones de los interlocutores como dominantes, arrogantes y despectivos durante los encuentros comunicativos. Este factor fue explicado por Williams y Garret (2002) como una estrategia de autoafirmación. Sin embargo, los siete ítems que componen este tercer factor en la muestra costarricense parecen estar más ligados al control excesivo de los contenidos de las conversaciones y menos a la autoafirmación. Por lo tanto decidimos denominar este factor como control de la comunicación. Los siete ítems que componen este factor tienen cargas factoriales entre .39 y .77.

Estructura de la Percepción de las Propias Conductas Comunicativas

Los reactivos que componen la escala de evaluación de las propias conductas en los encuentros comunicativos se estructuraron en dos grandes factores, que explicaron más del 45% de la varianza de todos los reactivos.

El primer factor que emerge refleja descontento con los resultados de la comunicación incluyendo aquellos reactivos que describen la propia conducta como forzada y poco autentica. Los y las participantes reportan aquí sentimientos de inadecuación e insatisfacción con los encuentros comunicativos en la medida en que se sintieron coercidos a reprimir sus necesidades y sentimientos, se sintieron forzados a ser corteses, o bien se vieron obligados a adoptar una actitud defensiva ("tuve que morderme la lengua", Busqué la manera de terminar la conversación"). En concordancia con investigaciones previas (Williams et al., 1997), este factor describe los encuentros comunicativos como una obligación incomoda y estresante, y por tanto lo denominados obligación/descontento. El factor obligación/descontento presentó valores propios de 3.32, 4.96, y 3.87 para la evaluación de la propia conducta ante adultos mayores, el grupo de pares y adolescentes respectivamente, y explicó más del 27% del total de la varianza en todos los tres grupos evaluados. Las cargas factoriales de los ítems que componen este factor tenían un rango de .41 a .80.

El segundo componente describe las estrategias de ajuste utilizadas ante las necesidades de los interlocutores y satisfacción en los encuentros intergeneracionales. Los valores propios de este factor fueron 2.24, 2.29, y 2.45 para las percepciones de la propia conducta ante adultos mayores, grupo de pares y adolescentes, respectivamente, y explicó más del 18% de la varianza de los reactivos en los tres grupos evaluados. Este factor agrupa cuatro reactivos: "traté de encontrar temas de conversación comunes", "mostré respeto por su edad", "toqué temas que ellos disfrutan", y "me sentí satisfecho". Las cargas factoriales de estos cuatro ítems tenían un rango de .58 a .79 en los tres grupos evaluados. Si bien este factor refleja acomodación de las propias conductas comunicativas, decidimos denominar este factor como manejo del discurso, no sólo con el fin de diferenciarlo la acomodación de los interlocutores, sino también porque refleja una preocupación por las necesidades de los interlocutores y los consecuentes ajustes para satisfacerlas (ver al respecto Williams & Nussbaum, 2001).

En síntesis, estos primeros resultados indican que el CPCI parece reproducir la multidimensionalidad que se asume a nivel teórico. A nivel de la percepción de los interlocutores, la escala mide tres dimensiones evaluativas: la sub-acomodación, la acomodación y el control de la conversación. A nivel de la valoración de las propias conductas comunicativas la escala mide dos grandes dimensiones: descontento/obligación y manejo del discurso. Esta es una estructura aplicable a la percepción de la comunicación de adultos mayores, personas de la misma edad y adolescentes y coincide con los fundamentos teóricos que sustentan la escala, a saber, la presencia de tendencias generales de acomodación y sub-acomodación.

Consistencia Interna y Distribución de las Escalas

Con e fin de estudiar las propiedades de las escalas derivadas de los análisis factoriales calculamos coeficientes de consistencia interna Alfa de Cronbach y correlaciones ítem-total para cada uno de los grupos evaluados por separado (adultos mayores, grupo de pares, adolescentes). Exploramos además posibles violaciones al supuesto de normalidad mediante el coeficiente de asimetría (g1) y la prueba Kolgomorov-Smirnov. La Tabla 3 resume los resultados de estos análisis.

 

 

Conductas Comunicativas de los Interlocutores. Del análisis de factores derivamos tres escalas sobre la percepción de las conductas comunicativas de los interlocutores: la sub-acomodación, la acomodación y el control comunicativo. Para el caso de la escala de sub-acomodación, el análisis de confiabilidad arrojo coeficientes de consistencia interna de .82, .84, y .80, para adultos mayores, grupo de pares y adolescentes, respectivamente. Los doce ítems presentaron coeficientes de correlación ítem-total entre .23 y .67. Los ocho reactivos que miden la dimensión de acomodación arrojaron Alfas de Cronbach de.83, .81 y .82 para adultos mayores, grupo de pares y adolescentes respectivamente. Todos los reactivos de esta escala presentaron correlaciones ítem-total por encima de .30 en todos los grupos evaluados por los y las participantes. Los seis reactivos que componen la escala de control sobre la comunicación presentan una consistencia interna menor, con Alfas de Cronbach de .69, .66, y .64 para adultos mayores, grupo de pares, y adolescentes, respectivamente. Los reactivos de esta escala presentaron correlaciones ítem-total entre .22 y 62 en todos los grupos evaluados.

Si bien algunos reactivos presentaron correlaciones ítem-total menores a .30, tomamos la decisión de retenerlos debido a que su eliminación no implicaba un aumento sustancial de los valores del Alfa de Cronbach.

Basados en esta información, los reactivos de cada escala fueron agregados para construir los respectivos índices. Todas las escalas tienen un rango teórico de 1 a 7 (debido a formato de respuesta), en donde altas puntuaciones indican altos niveles en las dimensiones estudiadas.

Para el caso de la percepción de las conductas de los adultos mayores, la escala de sub-acomodación presentó un rango empírico de 1 a 5.75, con un promedio general de 3.33 y una desviación típica de .94. Las puntuaciones de la escala de acomodación oscilaron entre 2.14 y 7, con un promedio de 5.08 y una distribución estándar de 1.06. Finalmente el promedio de la escala de control sobre la comunicación presentó un rango de 1.67 a 7, con un promedio de 4.57 y una desviación estándar de .96.

En el caso de la percepción de las conductas comunicativas del grupo de pares, la escala de sub-acomodación fluctuó entre 1 y 5.25 para el total de la muestra, con un promedio general de 2.96 y una desviación típica de .92. Las puntuaciones de la escala de acomodación tenían un rango de 1.43 a 7, con un promedio de 4.44 y una desviación estándar de 1.04. La puntuaciones de la escala de control sobre la comunicación oscilaban entre 1.83 y 7, con un promedio de 4.70 y una desviación estándar de .90.

Para el caso de la valoración de las conductas comunicativas adolescentes las puntuaciones empíricas de la escala de sub-acomodación oscilaron entre 1 y 5.42, con un media de 2.99 y una desviación típica de .92. La escala de acomodación presentó puntuaciones entre 1 y 6.71, con un promedio de 3.69 y una desviación estándar .1.10. Las puntuaciones de la escala de control de la comunicación fluctuaron entre 2.77 y 7, con una media de 4.48 y una desviación estándar de .96.

Las puntuaciones de todas estas escalas presentaron una distribución normal, tal y como lo indica el la prueba Kolmogorov-Smirnov (zs < 1.121, n.s.).

Las Propias Conductas Comunicativas. Recuérdese que las propias conductas comunicativas en los encuentros intergeneracionales fueron evaluadas a partir de dos dimensiones básicas: el descontento/obligación y el manejo del discurso. Los ocho reactivos que miden el descontento y obligación frente al interlocutor obtuvieron coeficientes Alfa de Cronbach de .78, .83, y .84 para adultos mayores, el grupo de pares y los adolescentes, respectivamente. Todos los reactivos presentaron correlaciones ítem-total superiores a .30. Por otro lado, la consistencia interna de los reactivos que miden el manejo del discurso resultó ser menor, en parte por que sólo se trata de cuatro reactivos. Los coeficientes de consistencia interna de estos reactivos fueron .67, .60 y .70 para adultos mayores, el grupo de pares y los adolescentes, respectivamente. Las correlaciones ítem-total de estos reactivos oscilaron entre .24 y .60 en los tres grupos evaluados.

De nuevo, decidimos retener los reactivos cuyas correlaciones ítem-total eran menores a .30, debido a que su exclusión no implicaba un aumento sustancial en los valores del Alfa de Cronbach.

Los reactivos fueron agregados para construir las dos escalas correspondientes (descontento/obligación y manejo del discurso). Al igual que en las anteriores, el rango teórico de estas escalas varía entre 1 y 7 (debido al formato de respuesta), en donde altas puntuaciones indican altos niveles en los constructos medidos.

En el caso de la valoración que hicieron los encuestados sobre sus conductas comunicativas ante los adultos mayores, las puntuaciones de la escala de descontento/obligación oscilaron entre 1.63 y 7, con una media empírica de 4.33 y una desviación estándar de 1.08. Por el otro lado, las puntuaciones de la escala de manejo del discurso fluctuaron entre 2.50 y 7, con un promedio de 5.25 y una desviación típica de .97.

En el caso de las conductas comunicativas antes personas del mismo grupo de edad, las puntuaciones de la escala de descontento/obligación oscilaron entre 1 y 6. El promedio general de esta escala fue de 3.02, con una desviación estándar de 1.11; mientras que las puntuaciones de la escala de manejo de discurso tuvieron un rango de 1 a 7, con una media empírica de 4.68 y una desviación estándar de 1.10.

Finalmente, las puntuaciones de la escala de descontento/obligación ante los adolescentes oscilaron entre 1 y 6.50, con un promedio general 3.48 y una desviación estándar de. 1.23; mientras que los puntajes de la escala de manejo del discurso presentaron un rango empírico de 1 a 7, con un a media de 4.34 y una desviación típica de 1.02.

De acuerdo con el test Kolmogorov-Smirnov, estas subescalas estaban normalmente distribuidas (zs < 1.15, n.s.), con excepción de la escala de manejo del discurso ante interlocutores adolescentes, cuyos puntajes presentaban una leve asimetría negativa (muchas puntuaciones altas y pocas puntuaciones bajas). Tal y como lo demostró la prueba Kolmogorov-Smirnov, las puntuaciones se desviaron ligeramente de una distribución normal (g1 = -.44, z = 1.70, p = .04). Ahora bien, debido a que esta desviación con respecto al supuesto de normalidad resultó ser leve y los análisis subsecuentes son suficientemente robustos, decidimos continuar con el resto de las pruebas de validez de constructo sin llevar a cabo ninguna transformación de los datos.

Resumiendo, los datos hasta ahora presentados aportan evidencia a favor del CPCI en tanto un instrumento sustancialmente confiable para la medición de diferentes dimensiones de la comunicación intergeneracional. A continuación se analiza la capacidad del instrumento para detectar diferencias en los procesos comunicativos antes interlocutores de diferentes grupos de edad.

Diferencias en los Patrones de Comunicación según la Edad del Interlocutor

Para examinar los potenciales efectos de la edad del interlocutor (adulto mayor, miembro del grupo de pares o adolescente) sobre la comunicación intergeneracional llevamos a cabo dos Análisis de Varianza Multiple Multivariada Intrasujetos (MANOVA por sus siglas en inglés) con los tres grupos de edad evaluados como factor intrasujetos; uno para las tres escalas de las conductas comunicativas de los interlocutores y otro para las dos escalas de las propias conductas comunicativas. Los resultados de estos análisis se resumen en la Tabla 4.

 

 

Como se esperaba, el primer MANOVA indicó un efecto multivariado significativo de la edad del interlocutor sobre la percepción de las conductas comunicativas de estos (F multivariada (6, 584) = 29.16, p < .001, h2 = .55). A nivel univariado, el efecto se observó tanto en la no-acomodación, (F (2, 294) = 77.59, p < .001, h2 = .34), como en la acomodación (F (2, 294) = 13.02, p < .001, h2 = .08), pero no se encontró efecto alguno en el control sobre la comunicación (F (2, 294) = 2.48, n.s.)

Específicamente, las pruebas post hoc con correción Bonferroni para comparaciones múltiples mostraron que los adultos mayores fueron percibidos como menos sub-acomodados (M = 3.36, SD = .94), en comparación con las personas de la misma edad (M = 2.96, SD = .92) y los adolescentes (M = 2.98, SD = .93). Ahora bien, entre estos dos últimos grupos no presentaron diferencias significativas. Para el caso de la acomodación percibida, los adolescentes fueron percibidos como el grupo con menor capacidad de acomodación (M = 3.69, SD = 1.11), seguidos por el grupo de pares (M = 4.42, SD = 1.04), mientras que los adultos mayores fueron percibidos como el grupo con mayor capacidad de acomodación (M = 5.07, SD = 1.06). Todas las diferencias, en este caso, fueron significativas al p = .001.

El segundo MANOVA también reveló el efecto esperado de la edad del interlocutor sobre las percepciones de las propias conductas comunicativas, (F multivariada (4, 602) = 51.05, p < .001, h2 = .25.) El efecto de la edad del interlocutor fue observado a nivel univariado tanto para la escala de descontento/obligación (F (2, 302) = 42.66, p < .001, h2 = .22), como para la escala de manejo del discurso, F(2, 302) = 75.95, p < .001, h2 = .34. Los y las participantes reportaron sentir mayor descontento e insatisfacción en las interacciones con adultos mayores (M = 4.34, SD = 1.87) que con adolescentes (M = 3.47, SD = 1.23) y con personas de su misma edad (M = 3.02, SD = 1.11), siendo todas las diferencias en los promedios significativas al p < .001. Finalmente, los y las participantes reportaron emplear significativamente más ajustes comunicativos al interactuar con adultos mayores (M = 5.22, SD = 0.96), que con miembros de su grupo de pares (M = 4.65, SD = 1.08) y adolescentes (M = 4.34, SD = 1.02, siendo estas diferencias significativas a p < .01).

En síntesis, los resultados muestran que los patrones de comunicación intergeneracional varían dependiendo de la brecha intergeneracional. Los adultos mayores exigen más ajustes comunicativos que los adolescentes, pero los adolescentes son percibidos con menores capacidades de ajuste que los primeros. En otras palabras, los encuestados conciben a los adultos mayores más competentes socio-comunicativamente que los adolescentes; no obstante, es con los adultos mayores con los que encuentran mayores problemas de comunicación. Estos datos concuerdan con los resultados de investigación internacional y se ajustan a los principios teóricos que sustentan el instrumento de medida, aportando evidencia de la validez del mismo.

Frecuencia de Contacto Intergeneracional e Identificación con el Grupo de Pares

Para examinar las correlaciones entre las dimensiones de la comunicación estudiadas y las mediciones de constructos teóricamente relacionados con ellas, calculamos las correlaciones simples entre las distintas escalas de comunicación intergeneracional, la medición del contacto intergeneracional y la escala de identificación con la propia generación. La matriz de correlaciones muestra asociaciones moderadas, pero estadísticamente significativas entre las variables, indicando que se trata de mediciones de distintos constructos, pero teórica y empíricamente relacionados. Las correlaciones bivariadas más relevantes son presentadas en la Tabla 5.

 

 

Para el caso de los adultos mayores, la frecuencia de contacto se observó significativamente correlacionada con la acomodación (r = .32, p < .001) y el manejo del discurso (r = .33, p < .001). Tal y como se esperaba, los y las participantes con mayores experiencias de contacto con adultos mayores, son aquellos que perciben a los adultos mayores como más acomodados y están más dispuestos a realizar ajustes comunicativos con los adultos mayores que aquellos participantes con menores experiencias de contacto con adultos mayores. Por otra parte, la identificación con el grupo de pares no presento correlaciones significativas con ninguna de las dimensiones de la comunicación intergeneracional con adultos mayores.

Para el caso de la percepción de la comunicación con personas del propio grupo de edad, la frecuencia de contacto se encontró negativamente asociada con la dimensión de obligación/descontento (r = -.30, p < .001). Tal y como la teoría lo postula, aquellos participantes que tienen poco contacto con personas de su propio grupo de edad, reportan mayor disconformidad e insatisfacción en los encuentros comunicativos que aquellas personas que reportan mayor contacto. Por otra parte, la identificación con el grupo de pares presentó correlaciones positivas tanto con acomodación (r = .33, p < .001), como con manejo del discurso (r = .35, p < .001), y correlaciones negativas con el descontento y obligación (r = -.26, p < .001). Estos datos indican que los y las estudiantes altamente identificados con su grupo de edad reportan mayor satisfacción en las comunicaciones cotidianas con sus pares que aquellos poco identificados con su generación. Por otro lado, los y las estudiantes poco identificados con su generación tienden a percibir a sus interlocutores como menos acomodados que los y las estudiantes altamente identificados con su grupo de pares.

Para el caso de las percepciones de la comunicación con adolescentes no encontramos correlaciones significativas entre la frecuencia de contacto y las dimensiones evaluadas por el CPCI. La identificación social, por su parte, se encontró positivamente asociada a la acomodación (r = .27, p < .01), y negativamente relacionada con la sub acomodación (r = -.24, p < .01).

En resumen, el patrón general de correlaciones muestra, en concordancia con las hipótesis derivadas de la teoría, que la frecuencia de contacto se encuentra asociada a la satisfacción y la acomodación en los encuentros intergeneracionales, mientras que la falta de experiencias de contacto está asociada a la insatisfacción y la sub-acomodación. Por otro lado, la identificación con el grupo de pares está vinculada con actitudes más positivas hacia el propio grupo de edad y una mejor percepción de las conductas comunicativas de los miembros del endogrupo. Sin embargo, estas tendencias generales, no se observan para todos los grupos de edad evaluados de manera consistente, presentando evidencia parcial sobre la validez de constructo del instrumento.

 

Discusión

El presente estudio evidencia que las interacciones cotidianas con miembros de otros grupos de edad posuen diferentes significados psicológicos que pueden ser medidos de manera confiable a través del CPCI. Además, en este primer acercamiento hemos adquirido importantes conocimientos sobre las características de la comunicación intergeneracional en contextos latinoamericanos, un tema hasta ahora poco explorado desde esta perspectiva en nuestro medio.

Los datos muestran que la comunicación intergeneracional está muy lejos de ser un proceso unidimensional de transmisión de información, y apuntan más bien a la presencia de distintas dimensiones evaluativas que inciden en los resultados percibidos de la interacción y en la satisfacción durante y después de los encuentros intergeneracionales cotidianos. Estas dimensiones varían dependiendo las características atribuidas a los participantes de las interacciones en tanto miembros de distintos grupos de edad y de la información esterotípica sobre los interlocutores y sobre el sí-mismo que se activa (muchas veces por debajo del umbral de la conciencia) en los encuentros intergeneracionales.

A pesar de esta gran variabilidad, nuestros datos apuntan a la presencia de patrones generales que pueden ser aplicados en distintas situaciones y ante distintos interlocutores: La acomodación, la sub-acomodación y el control de la comunicación aparecen como las principales dimensiones que explican la variabilidad de la percepción de las conductas comunicativas de los interlocutores; mientras que la percepción de las propias conductas comunicativas aparece explicada a través de dos dimensiones básicas: el descontento y obligación en los encuentros comunicativos y los ajustes comunicativos en la forma de manejo del discurso.

Algunos de estos factores ya han sido reportados en investigaciones previas en distintos contextos culturales, sugiriendo que la comunicación intergeneracional sigue patrones generalizables en sociedades modernas occidentales y/o occidentalizadas y que el CPCI es capaz de medirlas fiablemente (ver Williams & Garret, 2002). Otros factores, sin embargo, revelan aspectos idiosincrásicos. Por ejemplo, en investigaciones anteriores el descontento y el respeto ante el interlocutor aparecen como dimensiones independientes; mientras que nuestros datos apuntan a que el respeto ante el interlocutor está asociado a disconformidad y estrés. Otra particularidad de nuestros datos es que los ajustes comunicativos de cualquier tipo se agrupan en una sola dimensión, mientras que en otras investigaciones los ajustes comunicativos tienen a diferenciarse más. Específicamente, los estudios previos indican que las temáticas de conversación en los encuentros intergeneracionales aparecen como un factor independiente de otros tipos de ajuste como el cambio en tono de la voz, el vocabulario, etc. En general nuestros datos muestran menos dimensiones evaluativas que en otras investigaciones, en donde aparece un cuadro más diferenciado con al menos 8 factores (ver Williams & Garret, 2002).

Estas particularidades tienen importantes implicaciones para la investigación intercultural. Los estudios que han comparado la comunicación intergeneracional de las llamadas sociedades colectivistas (asiático-orientales) con las sociedades individualistas, indican que en las primeras los encuentros intergeneracionales con adultos mayores son percibidos como menos satisfactorios e implican mayores ajustes que los encuentros con miembros de grupos de edad más cercanos al propio (Williams et al., 1997). Sin embargo, y a diferencia de lo que muchos autores podrían suponer, los patrones de respuesta costarricenses (una sociedad que suele ser considerada colectivista) se asemejan a los patrones de las sociedades individualistas como la canadiense en el hecho de que la comunicación con los adultos mayores se percibe de forma más positiva. Al mismo tiempo, algunos patrones costarricenses se asemejan a las tendencias observadas en sociedades colectivistas cuando los entrevistados reportan mayores problemas en la comunicación con los adultos mayores, tanto en el comportamiento de estos hacia los jóvenes, como viceversa. Estos resultados hacen referencia al carácter híbrido de la sociedad costarricense, una mezcla de modernización y tradición.

Estos datos apuntan a la necesidad de investigar más detenidamente las particularidades culturales de la comunicación intergeneracionales en Latinoamérica desde la perspectiva de la comparación cultural, tomando en cuenta las dimensiones clásicas del individualismo y el colectivismo (Triandis, Bontempo, Villareal, Asai, & Lucca, 1988), pero también propuestas que relativicen estos supuestos.

Evidentemente nuestros datos son insuficientes para dar una respuesta inequívoca a las particularidades encontradas y necesitamos desarrollar más estudios para estimar la validez de las dimensiones y la consistencia de las particularidades culturales evidenciadas. Por el momento podemos decir que nuestros datos apoyan la tesis central de la TAC (Giles & Powersland, 1997) de que la acomodación y la sub-acomodación representan dos dimensiones básicas de la comunicación intergeneracional y que el instrumento aquí adaptado parece medirlas de forma consistente.

Por otro lado, la mayoría de las subescalas del instrumento presentan índices de consistencia interna satisfactorios en los tres distintos grupos de edad evaluados. Las escalas presentan además una distribución cercana a la normal en la mayoría de los grupos valorados por los y las participantes. Estos datos son consistentes con las propiedades psicométricas del cuestionario en estudios previos con muestras universitarias de distintas latitudes (Williams & Garret, 2002). Los Alfas de Cronbach apoyan además nuestra decisión de combinar los reactivos en diferentes subescalas que miden distintos aspectos de un proceso general de comunicación intergeneracional de carácter multidimensional. La única importante excepción es la subescala de manejo del discurso, la cual presentó las puntuaciones de consistencia internas más bajas en todos los grupos evaluados y cuyos puntajes presentaron una leve asimetría negativa para el caso de los interlocutores adolescentes (muchas puntuaciones altas y pocas puntuaciones bajas). Esta subescala debe ser estudiada con mayor detalle en el futuro. Evidentemente, el hecho de que la escala esté compuesta por sólo cuatro reactivos incide en el Alfa de Cronbach, por lo que el desarrollo de más reactivos para esta subescala se perfila como una tarea importante.

Las diferencias en los promedios de las subescalas por grupo de edad del interlocutor apuntan hacia la activación de procesos comunicativos diferenciados dependiendo de las características percibidas de los participantes en la interacción. En concordancia con la teoría y la investigación previa, los interlocutores de los exogrupos (adultos mayores y adolescentes) fueron percibidos de manera más estereotipada que los miembros del endogrupo (grupo de pares).

Las percepciones sobre los adultos mayores parecen reflejar las creencias consensuales sobre la "los viejos" como cerrados, irrespetuosos y egoístas, en su dimensión negativa, y como cálidos y sociables, en su dimensión negativa. En concordancia, los y las participantes reportan hacer un mayor uso de ajustes comunicativos con los adultos mayores que con los pares y los adolescentes. De nuevo, estos resultados podrían ser explicados en términos de las creencias sociales generalizadas sobre los adultos como menos competentes que los jóvenes. Finalmente, los y las participantes sienten más respeto y la vez más insatisfacción cuando se comunican con los adultos mayores que cuando se comunican con sus pares y los adolescentes. Esto puede ser interpretado por la presencia de normas culturales que regulan las formas socialmente válidas de interactuar con los adultos mayores.

Los adolescentes fueron percibidos como el grupo de edad que se ajusta menos a las necesidades de los interlocutores. Esto podría responder a los estereotipos sobre los adolescentes como inmaduros, es decir, menos capaces y preocupados por atender a las necesidades de los interlocutores en la comunicación. Sin embargo, los y las participantes tienden a emplear menos ajustes comunicativos con adolescentes, lo cual puede ser interpretado en términos de la proximidad generacional con los adolescentes.

Se puede notar la coexistencia de estereotipos positivos y negativos sobre los interlocutores, lo cual podría indicar una cierta inconsistencia del instrumento. Sin embargo, hay que hacer notar que los estereotipos mixtos han sido ampliamente observados en distintas culturas (Fiske, Cuddy, Glick, & Xu, 2002) y que el CPCI tiene la capacidad de captar las diferentes facetas de la comunicación en contextos en donde las percepciones de los interlocutores están basadas en información esterotípica mixta. Así, podemos afirmar que el instrumento es capaz de diferenciar las percepciones de las conductas comunicativas intergeneracionales de una manera acorde con la teoría que lo fundamenta.

Las correlaciones entre las sub-escalas y el reactivo sobre la frecuencia de contacto intergeneracional apoyan parcialmente la validez de constructo del instrumento. La frecuenta de contacto sigue un patrón esperable de acuerdo a la teoría para el caso de la percepción de la comunicación con adultos mayores. Para este grupo, los datos indican que los y las participantes con experiencia de contacto con adultos mayores expresan mejores actitudes intergeneracionales que aquellos participantes con escasas experiencias de contacto, tal y como lo predice la hipótesis de contacto de Allport (1954). Sin embargo, ninguna de las otras subescalas del CPCI se encontraron consistentemente relacionadas con la frecuencia de contacto. El hecho de que midiéramos la frecuencia de contacto con un solo reactivo podría explicar estos resultados.

Las correlaciones entre las subescalas del CPCI y la identificación endogrupal también siguieron el patrón esperado por la teoría de manera parcial. Aquellos participantes que se ven a sí mismos como miembros típicos de su generación y se sienten fuertemente identificados con su grupo de edad, son precisamente aquellos participantes que reportan mayor satisfacción interactuando con miembros de su propio grupo. Por otro lado, aquellos participantes poco identificados con su generación, son precisamente aquellos que reportan menor satisfacción en los encuentros inter- e intrageneracionales y aquellos menos dispuestos a realizar ajustes comunicativos en la interacción cotidiana. Esto se observa para algunas de las dimensiones de la comunicación intergeneracional ante ciertos interlocutores, pero no es generalizable para todas las experiencias de los entrevistados.

En general, las correlaciones entre el CPCI y las mediciones distintivas de conductas intergrupales (contacto e identidad social) indican que la comunicación intergeneracional opera no sólo a nivel interindividual si no también a nivel de los procesos intergrupales, en línea con los principios postulados por la TIS (Tajfel & Turner, 1979). Evidentemente, debemos desarrollar más y mejores mediciones de conductas intergrupales para aportar mayor evidencia sobre esta tesis.

 

Limitaciones

Evidentmente el CPCI es un instrumento que necesita de una mayor validación para su uso en contextos latinoamericanos. Una de las limitaciones más importantes del instrumento es que no está completamente balanceado (sólo uno de los reactivos es inverso). Esto puede introducir potenciales sesgos de respuesta. Otra limitación importante es la deseabilidad social, en particular en las dimensiones de acomodación y manejo de discurso. En la investigación futura se deberá administrar el CPCI junto a mediciones directas de deseabilidad social para examinar si los constructos aquí estudiados están contaminados por este tipo de sesgos. Adicionalmente el cuestionario solicita las impresiones de los entrevistados sobre personas de distintos grupos de edad cuyo rango de edad es variable. Nótese que se solicita información sobre adolescentes entre los 13 y 16 años, y personas adultas mayores entre los 65 y 85 años. Este último rango de edad resulta mucho más amplio que el primero. Las capacidades y necesidades comunicativas de adultos de 65 años son muy distintas a las necesidades y capacidades de adultos de 85 años; igualmente distintas pueden ser las imágenes de los participantes sobre un adulto de 65 años de las imágenes de un adulto de 85 años. Si bien, estas diferencias en los rangos no cuestionan los principios de la comunicación generacional, futuras investigaciones podrán realizar un importante aporte estudiando las implicaciones de los rangos de edad de los grupos evaluados2. Finalmente, en el presente estudio trabajamos con una muestra limitada tanto en tamaño como en términos de la variabilidad en las características sociodemográficas. Más estudios de replicación, con distintas muestras de distintos tipos de edad, de distintas procedencias socioeconómicas y culturales deben ser realizados para ampliar el dominio de experiencias de comunicación intergeneracional que se presentan en nuestros contextos.

 

Conclusiones

A pesar de las limitaciones anteriormente señaladas, el presente estudio proporciona información relevante sobre la comunicación intergeneracional en contextos latinos, su estructura y correlatos. Al mismo tiempo el estudio representa un primer paso para el desarrollo de una medición que permita captar los aspectos éticos y émicos de la comunicación intergeneracional siguiendo estándares psicométricos adecuados. El fin último de este trabajo es proporcionar información útil sobre cómo los miembros de diferentes grupos de edad perciben a sus interlocutores, cómo actúan durante los encuentros comunicativos y cómo se sienten durante y después de estos encuentros. De esta menara, esperamos proporcionar información relevante sobre nuestras comunicaciones intergeneracionales en un contexto en donde el contacto intergeneracional se ha vuelto cada vez más frecuente, más intenso y en muchas ocasiones más problemático.

 

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Received 01/12/2007
Accepted 09/08/2008

 

 

Rolando Pérez Sanchez. Universidad de Costa Rica, San José, Costa Rica
Vanessa Smith-Castro. Universidad de Costa Rica, San José, Costa Rica.
1 Dirección: Universidad de Costa Rica, Instituto de Investigaciones Psicológicas, San José, Costa Rica. E-mail: rolando.perez@ucr.ac.cr
2 Agradecemos a los revisores anónimos del manuscrito por hacernos ver las implicaciones de estos rangos de edad en las percepciones de los participantes.

 

 

ANEXO A