SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.51 número1A psicanálise e seu objeto de pesquisa índice de autoresíndice de assuntospesquisa de artigos
Home Pagelista alfabética de periódicos  

Tempo psicanalitico

versão impressa ISSN 0101-4838versão On-line ISSN 2316-6576

Tempo psicanal. vol.51 no.1 Rio de Janeiro jan./jun. 2019

 

ARTIGOS

 

Cultura contemporánea: ciencia y capitalismo, la cuestión de la subjetividad1

 

Contemporary culture: science and capitalism, the question of subjectivity

 

Cultura contemporânea: ciência e capitalismo, a questão da subjetividade

 

 

Samir Ahmed Dasuky QuicenoI*; Lina María López VélezI**

IUniversidad Pontificia Bolivariana - Colômbia

Endereço para correspondência

 

 


RESUMEN

Se abordará el mundo contemporáneo a través del discurso de la ciencia y el discurso del capitalismo para advertir las consecuencias sobre la subjetividad. El objetivo de este escrito es comprender cómo es forcluido el sujeto por el discurso de la ciencia, vía la ley universal científica y el capitalismo, vía la estandarización de los modos gozar a través de los mismos objetos de consumo. Ambos discursos suponen un "para todos", desconociendo la singularidad del sujeto. Se justifica pensar este asunto en tanto que implica una dimensión ética, ya que en el centro de la reflexión se encuentra el sujeto y su deseo.
El tema se desarrolla en tres momentos: En el primero se conceptualizan las características de la ciencia y del sujeto moderno cartesiano, mostrando como desde el método de la ciencia se forcluye al sujeto, paradoja, porque el sujeto de la ciencias es condición de posibilidad para el sujeto del psicoanálisis; En un segundo momento se muestra cómo el discurso del capitalismo realiza un giro con respecto al discurso amo, que coloniza la subjetividad con los objetos de consumo, proponiendo a la diversidad de las satisfacciones humanas los mismos objetos, advirtiendo algunas consecuencias subjetivas. Concluyendo, el psicoanálisis, como reverso de los discursos contemporáneos, tiene como objetivo restituir la singularidad del sujeto, vía el dispositivo clínico, propuesto por Freud y formalizado por Lacan, que tiene como eje central de su experiencia el vínculo transferencial, como aquello que posibilita acoger lo más íntimo del sujeto.

Palabras clave: discurso, psicoanálisis, sujeto, transferencia.


ABSTRACT

By means of the discourse of science and capitalism the article will address the contemporary world in order to warn of its consequences on subjectivity. The objective of this text is to understand how the discourse of science forcludes the subject by means of the universal, scientific law, capitalism, the standardization of the modes of jouissance through consumer objects. Both discourses suppose a "for all", ignoring the subject's singularity. It is necessary to analyze this topic as it implies an ethical dimension, given that at its heart there is a reflection on the subject and its desire.
The article will elaborate the thesis in three moments: in the first moment, the characteristics of science and the Cartesian, modern subject are conceptualized in order to show how the subject is forcluded in the scientific method, which is paradoxical considering that the sceintific subject is the condition that makes possible the psychoanalytic subject; the second moment demonstrates how the discourse of capitalism twists the master discourse, that colonizes the subjectivity with consumer objects as the solution to the diversity of human needs with concomitant subjective consequences; finally, psychoanalysis, the reverse of the contemporary discourses, has as its objective restituting the singularity of the subject by means of the clinical apparatus, proposed by Freud and formalized by Lacan, that has as its central axis of its experience the transferential bond, that permits accommodate the intimacy of the subject.

Keywords: discourse, psychoanalysis, subject, transference.


RESUMO

Vai ser abordado o mundo contemporâneo através do discurso da ciência e o do captilalismo para perceber as consequências sobre a subjetividade. O objetivo deste escrito é compreender como é forcluído o sujeito pelo discurso da ciência por meio da lei universal e do capitalismo, por meio da estandardização dos modos de gozar através dos objetos de consumo. Ambos os discursos supõem um "para todos", desconhecendo a singularidade do sujeito. Pensar esse assunto é justificado na medida em que implica uma dimensão ética, já que no centro da reflexão se encontram o sujeito e seu desejo.
O tema é desenvolvido em três momentos. No primeiro, são conceituadas as características da ciência e do sujeito moderno cartesiano, mostrando como a partir do método da ciência se foraclui o sujeito, paradoxo, porque o sujeito da ciência é condição de possibilidade para o sujeito da psicanálise. Em um segundo momento, mostra-se como o discurso do capitalismo faz um giro em relação ao discurso do mestre, que coloniza a subjetividade com os objetos de consumo, propondo à diversidade das satisfações humanas os mesmos objetos, informando algumas consequências subjetivas. Concluindo, a psicanálise, como avesso dos discursos contemporâneos, tem como objetivo restituir a singularidade do sujeito, por meio do dispositivo clínico, proposto por Freud e formalizado por Lacan, que tem como eixo central de sua experiência o vínculo transferencial como aquilo que possibilita acolher o mais íntimo do sujeito.

Palavras-chave: discurso, psicanálise, sujeito, transferência.


 

 

1. El sujeto de la ciencia y el sujeto del psicoanálisis

La ciencia moderna tiene sus orígenes en el renacimiento, se consolida a partir de los siglos XVI y XVII con principios y valores diferentes a los de la ciencia medieval, que era sustentada en la subordinación de todo saber a la teología: "El renacimiento, pues, es aquel periodo histórico que con su ruptura con el mundo medieval [...] da origen a la ciencia moderna" (Beltrán, 1995, p. 63).

La nueva ciencia se asegura como discurso válido y hegemónico, dentro de una visión del mundo centrada en el hombre, donde el sujeto es el fundamento del saber.

La ciencia, puede definirse como el conocimiento basado en pruebas y evidencias, que tiene por objetivo explicar cómo se estructura y funciona el mundo, para esto crea teorías que cuenten con rigurosidad, de allí que la ciencia: "puede caracterizarse como conocimiento racional, sistemático, exacto, verificable y por consiguiente falible" (Bunge, 2003, p. 7).

E l surgimiento de esta nueva ciencia, La Ciencia, fue posible gracias al desarrollo de dos aspectos fundamentales: la observación experimental y las matemáticas, esta sustituye a la ciencia aristotélico-tomista que tenía por objetivo expresar las cualidades y la esencia de las cosas, por la forma en que se expresan las propiedades de los objetos, mediante datos o variables cuantitativas: el cómo matemático.

El esquema Dios-Hombre-Mundo que predominaba en la Edad Media dio un giro en la modernidad, donde se desacraliza la explicación del mundo en tanto creación divina, quedando el esquema reducido a Hombre-Mundo, a lo que Heidegger (1960, p. 69) plantea como la desdivinación del mundo, concomitante a la absolutización del sujeto.

La modernidad se centra en el cogito como valor fundamental, donde todo puede ser, en principio, conocido y explicado a través de él (Descartes, 2011a).

Mariano Fazio (2001, p. 63) describe la finalidad del método cartesiano de la siguiente manera: "El método tiene como finalidad facilitar el uso de la razón para tener en todo conocimiento, ideas claras y evidentes" y está constituido por cuatro reglas.

La primera regla hace alusión a la evidencia (Descartes, 2011a, p. 114), que indica no admitir como verdadero nada en un principio, no precipitarse frente a lo que se conoce y no comprender nada más "que lo que se presentase tan clara y distintamente a mi espíritu, que no hubiese ocasión de ponerlo en duda". La segunda regla se ocupa del análisis: "Dividir cada una de las dificultades que examinare en cuantas partes fuere posible y en cuantas requiere su mejor solución" (Descartes, 2011a, p. 114); La tercera regla es la síntesis (Descartes, 2011a, p. 114): para conocer las cosas, es necesario partir de los elementos evidentes y seguir hacia los elementos menos conocidos, para poder recomponer la realidad que una vez fue desarticulada. La última regla es la de la comprobación (Descartes, 2011a, p. 114): que se encarga de mirar si las demás reglas anteriores tuvieron el debido control sistemático del método. Con esta regla se pretende evidenciar el carácter exhaustivo de la razón.

La filosofía cartesiana se relaciona con Galileo y Newton a partir de la lógica-matemática. Galileo (1981a) confluye en el estudio de las cuestiones de la naturaleza, la intervención de la razón y la necesidad de apoyo entre la teoría y experiencia. Newton (2011) a su vez propone en la física leyes universales para el conocimiento2 del universo, por medio de un lenguaje general: "la naturaleza es un libro escrito en el lenguaje matemático, en el que se puede aprender todo" (Magalhaes, 2001, p. 113).

La matemática es el lenguaje de la ciencia, que permite obtener conclusiones ciertas acerca de los fenómenos naturales. Galileo (1981b, p. 69) refiriéndose a las matemáticas, dice: "Y puesto que doy por supuesto que la materia es inalterable, es decir siempre la misma, es evidente que de ella pueden deducirse demostraciones no menos que las puras y abstractas matemáticas".

Newton, según Koestler (1986), plantea un modelo de universalizar las leyes como ruta para el conocimiento valido y seguro que permite explicar el funcionamiento de los cuerpos por medio del movimiento. Es así como todo debe pasar por el estudio de la física y ceñirse a estas leyes para su demostración, en que "cualquier objeto en la superficie de la tierra se comportaba como si toda la masa de la tierra estuviese concentrada en su centro; lo cual hizo posible tratar a todos los cuerpos celestes como si fueran puntos matemáticos" (Koestler, 1986, p. 407).

De esta forma se puede entrever como esta conexión entre física y matemática va a determinar la forma en cómo el sujeto conoce y se relaciona con el mundo. El mundo fenoménico el cual los hombres percibían en todos sus matices, colores, aromas, sabores, afectos y belleza se reduce a la concepción de praecisio mundi, es decir, un mundo calculado, medido, precisado, ya no es el mundo de las cualidades sino el mundo de las cantidades, de regularidades mecánicas de la naturaleza. Burtt, citado por Koestler (1986), lo ejemplifica de la siguiente manera: " El glorioso universo romántico de Dante y Milton, que no ponía límites a la imaginación del hombre mientras jugaba con el espacio y el tiempo, había quedado barrido ahora. El espacio se identificaba con el reino de la geometría; el tiempo con la continuidad de los números" (Koestler, 1986, p. 436).

De esta manera se puede decir que la ciencia consiste en el conocimiento puesto en leyes y fórmulas de lo real de la naturaleza, fórmulas que tienen por función fijar un sentido simple de las cosas sin ir más allá de su significación. Lacan (2007, p. 359), dice al respecto: "El silencio eterno de los espacios infinitos, que causaba espanto a Pascal, es algo adquirido después de Newton: las estrellas no hablan, los planetas son mudos porque se los ha hecho callar, única verdadera razón, pues finalmente nunca se sabe lo que puede ocurrir con una realidad".

Los planetas no hablan por el efecto del mundo calculado del lenguaje matemático, que se expresa en la teoría del campo unificado de la ley de la gravedad. La naturaleza se silencia, el hombre es silenciado, en tanto que es otro objeto para la ciencia, como en el caso de la psicología denominada científica en su relación con la neurociencias, donde se reduce al sujeto al cerebro, a la bioquímica, a conexiones sinápticas, a lo genes o la herencia entre otras, a leyes de la biología como explicación de las causas del comportamiento, deseos y motivaciones humanas, implicando un "para todos iguales", de allí que Lacan (1977, p. 62) diga que "la ciencia es una ideología de la supresión del sujeto", idea que supone la forclusión del sujeto de su propia verdad singular: el psicoanálisis reconoce en el sujeto del inconsciente aquello que la ciencia rechaza, la verdad del goce y el deseo como causa.

El sujeto a diferencia de los planetas habla, se sirve de la palabra y a la vez el lenguaje lo posee y por este mismo hecho puede mentir. Esto indica que el sujeto no se puede localizar porque puede estar en un lugar distinto, para el otro como para sí mismo, porque él habita en el mundo de lo simbólico, a diferencia de los planetas que se les puede localizar por estar en el "mismo lugar": no existe fórmula matemática que lo defina en tanto que subjetividad.

El sujeto moderno es concomitante a la ciencia moderna, que tiene como punto de partida la duda como método, buscando la certeza del conocimiento en la razón misma, para ello rechaza todo aquello que se ha aceptado como evidente, las opiniones falsas admitidas como ciertas y todo el conocimiento que se ha edificado sobre ellas. En su primera meditación Descartes (2011c, p. 125) dice que debía: "deshacerme de todas las opiniones a las que hasta entonces que había dado crédito y comenzar todo de nuevo desde los fundamentos, si quería establecer algo firme y constante en las ciencias".

Esta misma idea está presente en El discurso del método donde indica que debía: "rechazar como absolutamente falso todo aquello en que pudiera imaginar la menor duda, con el fin de ver si, después de hecho esto, no quedaría en mi creencia algo que fuera enteramente indudable" (Descartes, 2011 a, p. 123). Para argumentar esta duda, centra su atención en las cosas sensibles como engañosas y cambiantes: "nadie ignora que éstos engañan a veces, y tenemos razón en desconfiar siempre de los que alguna vez nos han engañado" (Descartes, 2011 b, p. 83).

También pone el acento en los posibles errores que pueda tener la razón, es decir, que duda de la razón misma: "Y puesto que hay hombres que yerran al razonar, aun acerca de los más simples asuntos de geometría [...], juzgué que yo estaba tan expuesto al error como otro cualquiera" (Descartes, 2011 a, p. 123).

Continuando con la reflexión sobre los sentidos como interferencia al conocimiento, la duda como método y el sujeto como ser racional, Descartes (2011c) en la tercera meditación propone lo siguiente:

Ahora cerraré mis ojos, taparé mis oídos, apartaré todos mis sentidos, hasta borraré de mi pensamiento todas las imágenes de las cosas corporales, o al menos, dado que esto apenas se puede hacer, las consideraré como vanas y como falsas; y así, conversando sólo conmigo mismo y considerando mi interior, me esforzaré por volverme poco a poco más conocido y más familiar a mí mismo. Soy una cosa que piensa, es decir, que duda, que afirma, que niega, que conoce pocas cosas, que ignora muchas, que ama, que odia, que quiere, que no quiere, que también imagina y que siente. Porque, tal como lo he señalado antes, aunque las cosas que siento y que imagino tal vez no sean nada fuera de mí (Descartes, 2011c, p. 178).

Esto último indica que el sujeto debe rechazar todo conocimiento preexistente, renunciar y suspender el conocimiento con atributos sensibles, vaciar de contenido los objetos dados a la experiencia y tomar estos como falsos, poniendo el interés al servicio de la propia reflexión acerca de lo que proviene de su interior. Con el fin de cerciorarse que todo lo que lo habita (imágenes, sentimientos, pensamientos), aunque no existan fuera de él, son las que le dan la seguridad de que él existe, en tanto que piensa.

A partir de la posición radical frente a las cosas por medio de la duda, Descartes se pregunta si no habrá una sola cosa cierta e indudable, por medio de la cual pueda construir su evidencia y su método para acceder a la verdad. Es allí donde la duda es tomada en sí misma como un pensamiento, un pensamiento propio. Desde este enfoque, la duda como pensamiento, está sujetada a la existencia de ese yo que piensa, que duda. Así se configura el primer principio de la filosofía cartesiana:

Pero advertí luego que, queriendo yo pensar, de esa suerte, que todo es falso, era necesario que yo, que lo pensaba, fuese alguna cosa; y observando que esta verdad: "yo pienso, luego soy", era tan firme y segura que las más extravagantes suposiciones de los escépticos no son capaces de conmoverla, juzgué que podía recibirla, sin escrúpulo, como el primer principio de la filosofía que andaba buscando (Descartes, 2011 a, p. 124).

La duda cartesiana se detiene ante el pensamiento mismo, es decir, ese pensamiento tiene necesariamente un objeto, se puede dudar del objeto, pero nunca del propio pensamiento. García Morente (1994) explica la relación que existe entre el yo y el pensamiento:

El objeto del pensamiento, lo pensado en el pensamiento, entra en contacto conmigo a través del pensamiento. Es, pues, con respecto a mí, mediato. Necesito el intermedio del acto de pensar para ponerme yo en contacto con él. En cambio el pensamiento de lo pensado me es inmediato; no necesita de intermedio alguno para estar en mí en la más inmediata presencia. Cuando yo pienso algo, el algo que pienso está, por decirlo así, más lejos de mí. Mi pensamiento de ese algo, en cambio, es lo que está más cerca de mí; tan cerca de mí que soy yo mismo pensando (García Morente, 1994, p. 116-117).

Lacan (2003 a, p. 837) afirma que "El sujeto sobre el que opera el psicoanálisis no es otro que el sujeto de la ciencia". El sujeto de la ciencia moderna es condición de posibilidad para el surgimiento del sujeto del psicoanálisis a partir del cogito, teniendo en cuenta el concepto de "duda" en la concepción de la subjetividad compartida tanto por Descartes como por Freud.

Los dos a través de las dubitaciones se encuentran de cara con la verdad, Descartes en el momento del cogito y Freud, en los lapsus, los olvidos, los chistes, los actos fallidos, los sueños, el síntoma, allí donde el yo duda porque ya no sabe lo que le pasa en tanto que sujeto racional.

La teoría de Descartes fundamentada en el cogito plantea a un sujeto soportado desde el yo, naturaleza del hombre moderno que se centra en el sí mismo, en la razón como sinónimo del pensamiento, es decir, de un sujeto pensante sin cualidades: "una sustancia cuya esencia y naturaleza toda es pensar, y que no necesita, para ser, de lugar alguno, ni depende de cosa alguna material" (Descartes, 2011 a, p. 160).

Concebir al sujeto como sustancia pensante tiene el efecto de anudarlo solo al pensamiento y por consiguiente excluir todo lo que no es contenido como pura razón. Jacques-Alain Miller (1986, p. 53-54) acerca de esto dice: "el vaciado de la esfera psíquica, el vaciado del universo de las representaciones, el vaciamiento de todo lo que es imaginario. El cogito en su identidad sólo surge como el residuo ineliminable de ésta operación de vaciamiento". Es así como solo es válido el saber que genera el sujeto en el instante mismo en que piensa. Ser sustancia pensante muestra que sólo por el pensamiento el sujeto puede conocerse y desde la razón puede dar cuenta del conocimiento acerca del mundo y de sí mismo.

Como se había enunciado anteriormente, es en el sujeto cartesiano donde hay que situar al sujeto del psicoanálisis, Milner (1996, p. 41) desarrolla este presupuesto a partir del siguiente silogismo:

Si Descartes es el primer filósofo moderno, lo es debido al cogito;
Descartes inventa el sujeto moderno;
Descartes inventa el sujeto de la ciencia;
El sujeto freudiano, en la medida en que el psicoanálisis es intrínsecamente moderno, no podrá ser otro que el sujeto cartesiano.

Freud escuchando atentamente a sus pacientes encontró que el pensamiento del sujeto cartesiano actúa y existe sin que esté mediado necesariamente por la conciencia, el inconsciente piensa antes de tener la certeza de ello, "nosotros sabemos gracias a Freud, que el sujeto del inconsciente se manifiesta, que piensa, antes de entrar, en la certeza" (Lacan, 1995, p. 45).

Freud (1991) encuentra que en las formaciones del inconsciente hay pensamientos inconscientes, un saber del cual el sujeto no sabe, saber que está por fuera de la conciencia.

¿Qué nos dice entonces del inconsciente? Afirma que está constituido esencialmente, no por lo que la conciencia puede evocar, explicitar, detectar, sacar de lo subliminal, sino por aquello que por esencia le es negado a la conciencia. ¿Y qué nombre le da Freud a esto? El mismo que le da Descartes a lo que antes llamé su punto de apoyo: Gedanken, pensamientos (Lacan, 1995, p. 52).

En el inconsciente hay pensamiento, independientemente si el sujeto es consciente o no de ello, por lo tanto hay sujeto del inconsciente, así en él no haya conciencia de lo que se piensa, entonces, "El cogito psicoanalítico sería donde hay pensamientos inconsciente tu eres" (Lacan, 1995, p. 52).

Freud (1970) dice al respecto sobre la relación pensamiento e inconsciente o dicho de otro modo, pensamientos inconscientes lo siguiente:

El mecanismo de los actos fallidos y causales, tal y como nos lo ha enseñado la aplicación del análisis, muestra en los puntos más esenciales una coincidencia con el mecanismo de la formación de los sueños [...]. En uno y otro lado pueden hallarse las condensaciones y las formaciones transaccionales (contaminaciones), siendo, además, la situación idéntica: pensamientos inconscientes que por desusados caminos y asociaciones externas llegan a manifestarse como modificaciones de otros pensamientos (Freud, 1970, p. 297).

 

2. El discurso del capitalismo

La revolución Francesa, realizada por la burguesía, implico un cambio político, donde se declaraba la importancia de instaurar derechos de libertad y de igualdad para todos los hombres (Fmm Educación, 1789), ya que la monarquía privilegiaba solo a unos pocos. Como resultado de esta revolución, la libertad de pensamiento otorgó en el hombre la posibilidad de reconocerse como propiamente libre en su saber sobre sí mismo y en su hacer en el mundo. Esta nueva forma de pensar también facilitó el cambio en los medios de producción dándole fuerza al capitalismo industrial.

Los factores que contribuyeron en el éxito del capitalismo industrial fueron el liberalismo económico y la implementación de la técnica para la producción en masa. Ambos elementos dieron fuerza al incremento y producción del capital, siendo este el fundamento primordial del sistema capitalista desde dos puntos de vista: desde el lado económico tomado como aquello que se puede producir y reinvertir, y desde una nueva relación social "entre la clase de los capitalistas, que poseen los medios de producción, y la clase obrera, que carece de dichos medios y, en consecuencia, se ve obligada a subsistir vendiendo la fuerza de trabajo a los capitalistas" (Borizov, Zhamin, & Makarova, 1976, p. 24).

El capitalismo industrial fue determinante para conformar y establecer nuevas formas de relación social entre los dueños del capital y los que lo producían; división que produjo la idea de la lucha de clases. Al respecto Colette Soler (2001, p. 140), refiere esta relación de la siguiente manera: "Hay una parte del trabajo que no es remunerado a los trabajadores [...] que el capitalismo se apropia [...] la plusvalía que es sustraída del trabajo del proletario para engrosar el capital".

Lacan (1992, p. 41) se interesa por los vínculos humanos y lo denominó discurso, que lo define en como aquello que permite hacer lazo social, definición que implica a la vez que el discurso es una regulación de los goces humanos, y que puede ser constituido sin palabras: " El discurso como una estructura necesaria que excede con mucho a la palabra, siempre más o menos ocasional. Prefiero, dije, incluso lo escribí un día, un discurso sin palabras. Porque en realidad, puede subsistir muy bien sin palabras" (Lacan, 1992, p. 10).

Si los discursos pueden ser sin palabras es porque están constituidos por cuatro lugares y en cada lugar un símbolo, estos giran al contrario de las manecillas del reloj, surgiendo cuatro discursos, cada uno de ellos plantea una manera particular de lazo social: discurso del amo, donde el vínculo se da entre el amo y el esclavo; discurso universitario, relación del maestro que posee el saber de las bibliotecas y el alumno que aprende las lecciones de su maestro; discurso de la histeria, del sujeto dividido en su saber de goce que lleva su cuerpo sufriente al otro para ser auscultado; y el discurso del analista, donde hay alguien quien habla y el otro que lo escucha (Soler, 2001, p. 144).

Los cuatros lugares del discurso:

 

 

Figura 1. Lugares del discurso
Tomado de Dasuky, S. A. (2011)

El agente es el que ocupa el lugar dominante del discurso, el Otro es a quien se dirige el agente, la verdad es el lugar que soporta cada uno de los discursos y la producción es el lugar donde se hace presente el resultado de la relación con el agente. El discurso además plantea relación entre los lugares: de la verdad al agente, de la verdad al Otro, del agente al Otro, del Otro a la producción y de la producción al agente. Pero entre la verdad y la producción del discurso se encuentra una barra (//) que impide y separa, no permite el acceso del uno al otro.

Los símbolos del discurso: S1 = el significante amo, el que representa al sujeto, S2 = el saber, cadena significante, $ = el sujeto barrado o sujeto del inconsciente, y a = el plus de goce y objeto causa del deseo.

El primer discurso que formaliza Lacan, es el discurso del amo, el cual da cuenta de dos cosas: el lazo social entre el amo (S1) y el esclavo (S2), pero fundamentalmente la teoría del sujeto del inconsciente por el efecto del lenguaje, en tanto que "el significante representa a un sujeto para otro significante" (Lacan, 1962, p. 74):

 

 

Figura 2. Mathema el discurso del amo o del inconsciente
Tomado de Dasuky, S. A. (2011)

Lacan toma de Hegel a través de la lectura de Kojève la dialéctica entre el amo y el esclavo, para mostrar que el deseo humano es deseo de reconocimiento, para esto el sujeto debe imponerse sobre otro, lo cual suscita a una lucha por el reconocimiento, una lucha a muerte por puro prestigio; esta lucha cesa cuando uno de los dos contrincantes renuncia a la libertad para conservar su vida, convirtiéndose en esclavo, trabajando para otro y reconociendo a ese otro como su amo (Dasuky, 2010, p. 100-124). El hombre adquiere humanidad sólo cuando es reconocido por otro humano, el amo, para poder ser amo, depende de un esclavo que lo reconozca y el esclavo a su vez es reconocido por el amo; la lucha a muerte por el reconocimiento no implica quitar la vida, porque si alguien muere en el enfrentamiento no habría reconocimiento.

Lacan (1992) lee este discurso psicoanalíticamente, el S1 (amo) se encuentra en el lugar del agente del discurso, en el lugar del Otro se encuentra el S2 (esclavo) aquel que tiene un saber y lo pone al servicio del amo, el sujeto $ está en el lugar de la verdad y revela la castración del amo que es taponada por el S1, dándole la ilusión de unidad y completud, excluyendo su división y en el lugar de la producción del discurso se encuentra el pequeño a, el objeto causa del deseo del amo, del cual está desconectado. Más allá del Discurso del Amo pensado en clave histórica, en la lógica antigua, lo que se plantea son los efectos del lenguaje sobre el sujeto (Dasuky, 2010, p. 110).

Lacan (2003b, p. 799) concibe al sujeto como efecto del lenguaje, "el sujeto es representado por un significante para otro significante"; entonces, el sujeto nace cuando es representado por un significante que lo representa (S1), este significante se articula a otros significantes que le dan un sentido, una significación (S2), pero el sujeto ($) no está ni el S1 ni en el S2, el sujeto esta "entre" los significantes, entre el enunciado que lo representa y los que le dan un significado, el sujeto es efecto del lenguaje y de esta operación surge como producto el objeto "a", que simboliza una pérdida del lado del sujeto por efecto del lenguaje: en esta perspectiva lo fundamental no es el deseo de reconocimiento, en el sentido hegeliano, sino el reconocimiento del deseo por parte del sujeto.

Ahora bien, el discurso del amo también permite pensar el capitalismo de la producción, en el cual se da la relación capitalista-proletario, es decir, que el Discurso del Amo se mimetiza en el capitalismo de la producción industrial, siendo una nueva forma del amo moderno. En el lugar del agente, se encuentra el capitalista (S1) y dónde estaba el esclavo, el lugar del Otro, se encuentra el proletario (S2). El proletario posee un saber hacer y lo pone al servicio de su amo, fabricando objetos para el consumo y el capitalista se apropia de aquello que no le paga al proletario por sus servicios: la plusvalía.

El proletario al sentirse explotado por el capitalista se precipita a una lucha de clases, que, sin embargo, supone un vínculo que está mediado por valores, así sean estos de carácter vertical: valores del superior - mandar, ordenar; y valores del inferior - obedecer, cumplir, entre otros.

Pero hoy asistimos a "todos proletarios" (Soler, 2007, p. 74), porque tanto el proletario como el capitalista tienen los mismos objetos de deseo que crea la técnica producto de la ciencia, ofrecidos por la publicidad en los medios de comunicación, garantizando la lógica del mercado, produciendo una analogía entre el objeto plus valía y objeto plus de goce (a).

Lacan (1972) en la conferencia de Milán propone como quinto discurso, el capitalista, que hoy se denomina de consumo, que, a diferencia de los otros cuatro discursos, no hace lazo social, sino que más bien los deshace, porque en el capitalismo la relación es cada vez más con el objeto de consumo y cada vez menos con el otro. Pero además es concomitante a la ausencia de regulación de los goces humanos que imprime la lógica del mercado: hoy los slogan son: cada vez más..., sin límites..., no te cohíbas..., prueba de todo..., sólo hazlo...

 

 

Figura 3. Discurso Capitalista
Adaptado de "El discurso capitalista ¿quinto discurso? El discurso de los mercados (pst) ¿sexto discurso?", Braunstein, N, (2017). Adaptado de <http://www.mxfractal.org/RevistaFractal5354NestorABraunstein.html>.

Se hace un giro del discurso del amo antiguo y de su resemantización en el capitalismo de la producción al discurso capitalista de la sociedad de consumo, donde el sujeto tiene la ilusión de dirigir el discurso, cuando en realidad también es dirigido y ordenado por los objetos que produce el capitalismo en copulación con la ciencia (Lacan, 1992, p. 126), en un juego sin fin, sin ninguna barrera que impida que la cadena de producción continúe y el sujeto siga consumiendo. La lógica es producir para consumir, consumir para producir cada vez más nuevos objetos que son lanzados al mundo con la fantasía de satisfacer la falta del sujeto, quedando la relación reducida a $-a.

Los cuatro discursos proponen una pareja (amo-esclavo, maestro-alumno, histérica y científico, analista y analizante) que permiten vínculos sociales regulados, mientras que el capitalista de hoy, primero, no establece lazo social (Soler, 2007, p. 75) y segundo, no trata, ni regula el goce, más bien empuja a gozar, borrando la barrera que impide el encuentro con el objeto (a), surgiendo el slogan de que tengo derecho a gozar sin ningún límite: se goza con los mismos objetos, globalización de las maneras de gozar, paradoja en la medida que genera una desposesión generalizada acompañada de una falta de gozar del sujeto (Soler, 2007, p. 73).

Vattimo (2003, p. 17) plantea una teoría contraría a la globalización, donde afirma que los efectos que producen los medios de comunicación sobre la realidad generan la constatación del despliegue de la multiplicidad, la fluctuación y la pluralidad de culturas, produciendo no propiamente una unidad, sino un distanciamiento del eje central de una humanidad única y verdadera, manifestándose la liberación de las diferencias.

En la perspectiva del psicoanálisis cuando se habla de globalización se hace referencia a la homogenización de los modos de gozar, a la forma de satisfacción de los sujetos por la vía de la sociedad de consumo y los objetos del mercado. Para todas las culturas y todos los hombres los mismos objetos, reduciendo la multiplicidad de satisfacciones humanas a los mismos objetos del de consumo, produciendo la estandarización y la homogenización de los gustos, las preferencias, los hábitos, los nuevos valores, las costumbres e ideales que se deben seguir: forma de vida Americana.

"Hay que hablar inglés, saber de sistemas, tener celular, y ver los mismos programas que ven los estadounidenses" (Sanmiguel, 2008, p. 80). Su pretensión y su acción es globalizar esta forma de vida, es decir de gozar, que se ha canalizado a través de dos vías: los medios de comunicación y el mercado. Los primeros han "sido el principal canal de expansión con el que cuenta el discurso capitalista, y constituyen una de sus principales fortalezas. A través de las comunicaciones las grandes potencias se han encargado de expandir e imponer su idea de globalización" (Sanmiguel, 2008, p. 81).

Uno de los ideales del neoliberalismo que se globaliza es "el sujeto psicológico de la "libre elección", dando forma al emprenderismo, la autoayuda, al coaching entre otras formas de la administración de uno mismo, ser el gerente de sí mismo tan de moda hoy en la cultura (Muñiz & Dasuky, 2016). El sujeto ya no plantea la lucha de clases contra el capitalista que lo explota porque es él mismo el que se explota en el pleno derecho al ejercicio de la libertad, siendo a la vez amo y esclavo.

En la cultura actual cobra gran valor el verbo poder, el tú puedes..., que es concomitante a la "llamada a la motivación, a la iniciativa, al proyecto (que) [paréntesis nuestro] es más eficaz para la explotación que el látigo y el mandato" (Han, 2014, p. 11), donde el sujeto tiene la ilusión de ser amo de sí mismo y no sabe reconocer que se explota a sí mismo como un esclavo, reinventando nuevas formas de la depresión porque él es el culpable de no ser capaz de poder satisfacer sus deseos y no el otro.

Lacan (1972) reconoce al discurso del capitalismo como astuto porque le promete al sujeto el goce, que por estructura es imposible y es el sujeto quien carga con la culpa de no gozar, expresión del súper yo, en la medida en que le exige al sujeto el cumplimiento de la satisfacción cobrando mayor ferocidad porque siempre es poco, no te conformes, se puede más..., sujeto dedicados al autoservicio, capturados "en la carrera por el nivel de vida, al legitimar la búsqueda de la realización personal" (Lipovetsky, 1987, p. 106).

 

3. Conclusiones

El psicoanálisis es la salida del discurso capitalista.
(Lacan, 1977)

El discurso de la ciencia y del capitalismo produce efectos sobre el sujeto en su relación al deseo y al goce respectivamente: la forclusión del sujeto realizada por la ciencia y la estandarización y empuje al goce vía el consumo, escamoteando lo singular del sujeto del inconsciente.

¿El psicoanálisis qué propone en la cultura del "todos proletarios"? El psicoanálisis plantea una salida para restituir al sujeto del deseo forcluido por la ciencia y al reconocimiento del goce singular negado por el capitalismo, es decir, en el "todo" bajo la ley científica y en el "para todos" los mismos objetos de goce de consumo, se introduce al sujeto del inconsciente en tanto singular, reconociendo su dimensión simbólica y real, es decir, restituir al sujeto por vía de lo simbólico, en tanto que está articulado al deseo y a lo real del goce, que implica una verdad del inconsciente que es tratada como saber, siendo esto posible por el lugar que ocupa el analista en la transferencia.

La posición del analista no es la del amo que se impone a través de una teoría prefabricada acerca del sufrimiento del sujeto, como ocurre con la ciencia, para circunscribir y modelar el síntoma del sujeto, mucho menos es un orientador que empuja a una forma de vida, como prescribe el capitalismo, a unas maneras de gozar, tampoco es un reeducador de conductas problemáticas socialmente establecidas como lo proponen los saberes "psi" con la salud mental, o un consejero que conduce al bien en tanto se alía al discurso de la época.

El analista se destituye así mismo de esas posiciones mencionadas porque la misma técnica analítica lo exige (la asociación libre), se invita al sujeto a hablar sin pensar, pareja entonces de la palabra del analizante, la escucha del analista que Freud (1991, p. 111) denomina atención flotante. Nueva forma de lazo social, creada por Freud y formalizada por Lacan, en tanto que la transferencia es condición necesaria para la existencia del inconsciente, aquí dos elementos esenciales; el amor y la repetición.

Freud (1991a) indicaba en "Puntualizaciones sobre el amor de transferencia" la presencia del amor en el vínculo analítico. ¿Qué hace el analista con el amor que se le transfiere en la relación analítica? El analista esta advertido de este amor, es provocado por el análisis y se sirve de este amor para ponerlo al servicio de la cura, aunque paradójicamente también hace obstáculo al análisis (Freud, 1991a, p. 166). Amor de transferencias y Sujeto supuesto saber son concomitantes, en tanto que se dirigen al analista para advenga una respuesta, pero es a través de la transferencia que se pueden traer esos afectos olvidados y reprimidos a la consciencia: "Hemos hecho la experiencia de que la relación transferencial que se establece respecto del analista es particularmente apta para favorecer el retorno de tales vínculos afectivos" (Freud, 1986, p. 260).

Ahora bien el sujeto no recuerda lo olvidado, no lo trae en forma de recuerdos directos a la consciencia, sino que la transferencia permite escenificar el inconsciente en tanto que repetición, es decir, el saber inconsciente al cual no se puede acceder por vía del recuerdo directo, lo actúa, lo pone en acto. ¿Y qué es lo que se repite más allá del olvido? La repetición empuja a volver a las vivencias que en el pasado procuraron alguna satisfacción y quedaron reprimidas, extraviadas en el olvido, se repite en el intento de encontrarlo y de actualizar el pasado en el presente. Ya que en el inconsciente no hay pretérito y lo vivido no desaparece, queda allí pero expulsado de la conciencia (Freud, 1991b).

Es por la vía de la repetición en la transferencia que se empieza a recordar el pasado olvidado, hablar de lo que se repite es introducir la repetición en la asociación libre, lo cual implica dar un sentido al acto compulsivo mudo.

La lógica entonces es que el repetir lleva a recordar. Lo dicho hasta aquí se puede resumir con un fragmento de "Construcciones en análisis", que a la vez introduce la reelaboración y construcción como sinónimos.

Sabemos que sus síntomas e inhibiciones presentes son consecuencias de esas represiones [...] ¿Qué clase de material nos ofrece [...] por el que ha de reconquistar los recuerdos perdidos? [...] jirones de esos recuerdos en sus sueños [...] ocurrencias que él produce cuando se entrega a la "asociación libre" [...] retoños de las mociones de afecto sofocadas, así como las reacciones contra estas; por último, indicios de repeticiones de los afectos pertenecientes a lo reprimido en las acciones más importantes o ínfimas del paciente, tanto dentro de la situación analítica como fuera de ella (Freud, 1986, p. 259-260).

Ahora bien, el analizante cuando llega al análisis con su sufrimiento, sus síntomas, se queja de no poder cumplir con las prescripciones del discurso contemporáneo, no logra sintonizarse con las exigencias de la época, con las demandas del capitalismo y la ciencia, en boca de los padres, los maestros, lo social, los miembros del área de la salud entre otros, ¿y el analista? Él hace entrar los síntomas del analizante en la transferencia, síntomas que hablan, que tienen un mensaje pero que hay que descifrar con la intermediación del analista, que se puede saber algo de ese sufrimiento que para el analizante es opaco.

El analista no es el objeto (a), hace de semblante de (a), que está en la posición de agente y opera como aquello que provoca, causa el deseo de saber del analizante sobre su sufrimiento, sobre su modo de goce, a diferencia del discurso del capitalismo que pone a los objetos de consumo como causa del deseo para el sujeto, deseo que anima el circuito imparable de la economía. El analista hace un deslinde entre los objetos del consumo como semblantes del (a) y el (a) como causa del deseo, diferencia que implica lo singular del sujeto en tanto su modo de gozar, porque genera el reconocimiento de un deseo otro que le permita una vida más vivible y no cargar con la confusión que genera el discurso del capitalismo tratando la imposibilidad como si fuera la impotencia.

 

 

Referências

Askofare, S. (2001). De la ciencia al psicoanálisis. Heteridad 1 Revista de Psicoanálisis, 1, 207-233.         [ Links ]

Beltrán, A. (1995). Revolución científica, renacimiento e historia de la ciencia. Madrid: Siglo Veintiuno de España Editores, S.A.         [ Links ]

Borizov, E. F., Zhamin, V. A., & Makarova, M. F. (1976). Diccionario de economía política. Buenos Aires: Ed. Futura.         [ Links ]

Bunge, M. (2003). La ciencia, su método y su filosofía. Colombia: Ed. Fundación Promotora Colombiana de Cultura.         [ Links ]

Dasuky, S. A. (2010). El discurso del amo: de Hegel a Lacan. Revsita Escritos Universidad Pontificia Bolivariana, 18 (4), 100-124.         [ Links ]

Dasuky, S. A. (2011). Comentarios sobre la relación psicoanalisis y libertad: La cuestión del sujeto del inconsciente. Medellín: Universidad Pontificia Bolivariana.         [ Links ]

Descartes, R. (2011a). El discurso del método. Madrid: Gredos.         [ Links ]

Descartes, R. (2011b). Investigación de la verdad por la luz natural. Madrid: Gredos.         [ Links ]

Descartes, R. (2011c). Meditaciones metafísicas. Madrid: Gredos.         [ Links ]

Fazio, M. (2001). Historia de la filosofía 3-Filosofía Moderna. Madrid: Ed. Palabra.         [ Links ]

Fmm Educación. (1789). Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano.         [ Links ]

Freud, S. (1970). Psicopatología de la vida cotidiana. Madrid: Ed. Alianza.         [ Links ]

Freud, S. (1986). Construcciones en análisis. In Freud, S. [Autor], Obras completas, v. 23. Argentina: Amorrortu Editores.         [ Links ]

Freud, S. (1991). Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico. In Freud, S. [Autor], Obras completas, v. 12. Buenos Aires: Amorrortu Editores.         [ Links ]

Freud, S. (1991a). Puntualizaciones sobre el amor de transferencia. In Freud, S. [Autor], Obras completas, v. 12. Buenos Aires: Amorrortu Editores.         [ Links ]

Freud, S. (1991b). Recordar, repetir y reelaborar. In Freud, S. [Autor], Obras completas, v. 12. Buenos Aires: Amorrortu Editores.         [ Links ]

Galileo, G. (1981a). El ensayador. Buenos Aires: Editorial Aguilar.         [ Links ]

Galileo, G. (1981b). Consideraciones y demostraciones matemáticas sobre dos nuevas ciencias. Madrid: Editora Nacional.         [ Links ]

García Morente, M. (1994). Lecciones preliminares de filosofía. México: Porrúa.         [ Links ]

Han, B.-C. (2014). La agonía del Eros. Barcelona: Herder.         [ Links ]

Heidegger, M. (1960). Sendas pérdidas (La época de la imagen del mundo). Buenos Aires: Ed. Losada.         [ Links ]

Koestler, A. (1986). Los sonámbulos (Tomo 2). Barcelona: Ed. Salvat.         [ Links ]

Lacan, J. (1962). Seminario la Angustia. Buenos Aires: Ed. Paidós.         [ Links ]

Lacan, J. (1972). Du discours psychanalytique. In Jacques Lacan à l'Université de Milan le 12 mai 1972. (Ed.), Lacan in Italia 1953-1978 (Discours d, p. 32-55). Milán: ecole-lacanienne.net. Retrieved from <http://ecole-lacanienne.net/wp-content/uploads/2016/04/1972-05-12.pdf>         [ Links ].

Lacan, J. (1977). Radiofonía y Televisión. Buenos Aires: Ed. Anagrama.         [ Links ]

Lacan, J. (1992). Seminario 17. El reverso del psicoanálisis. Barcelona, España: Ed. Paidos.         [ Links ]

Lacan, J. (1995). Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis: El Seminario 11. Ed. Paidos.         [ Links ]

Lacan, J. (2003a). Ciencia y verdad. In Lacan, J. [Autor], Escritos 1 y 2. México: Siglo XXI Editores.         [ Links ]

Lacan, J. (2003b). Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano. In Lacan, J. [Autor], Escritos 1 y 2. México: Siglo XXI Editores.         [ Links ]

Lacan, J. (2007). Seminario 2. Introducción del Gran Otro. Ed. Paidos.         [ Links ]

Lecourt, D. (1978). Para una crítica de la epistemología. México: Siglo veintiuno Editores.         [ Links ]

Lipovetsky, G. (1987). La era del vacío: ensayos sobre individualismo contemporáneo. Barcelona: Editorial Anagrama.         [ Links ]

Magalhaes, C. (2001). Ética y política: violencia y segregación como síntoma del lazo social en el mundo contemporaneo. Heteridad 1 Revista de Psicoanálisis, número, 109-125.         [ Links ]

Miller, J.-A. (1986). Elementos de epistemología. Buenos Aires: Manantial.         [ Links ]

Milner, J. C. (1996). La obra clara. Buenos Aires: Manantial.         [ Links ]

Muñiz, O., & Dasuky, S. (17 de Junio de 2016). CEPRI: Universidad Pontificia Bolivariana. Obtenido de Centro de Estudios de Política y Relaciones Internacionales: https://cepri.upb.edu.co/index.php/ensayo-filosofico/neoliberalismo-psicoanalisis        [ Links ]

Nestor A. Braunstein. (2017). El discurso capitalista ¿quinto discurso? El discurso de los mercados (pst) ¿sexto discurso? Retrieved August 16, 2017, from <http://www.mxfractal.org/RevistaFractal5354NestorABraunstein.html>         [ Links ].

Newton, I. (2011). Principios matemáticos de la filosofía natural. Madrid: Editorial Alianza.         [ Links ]

Sanmiguel, O. (2008). Efectos del discurso capitalista en el amor, la sexualidad y las relaciones de pareja en el hombre contemporáneo. Pereira: Universidad Católica de Risaralda.         [ Links ]

Soler, C. (2001). El padre síntoma. Medellín, Colombia: Asociación Foro del Campo Lacaniano.         [ Links ]

Soler, C. (2007). Declinaciones de la angustia. Bogota, Colombia: Ánfora.         [ Links ]

Vattimo G y otros. (2003). En torno a la posmodernidad. Barcelona: Anthropos Editorial.         [ Links ]

 

Artigo recebido em: 26/02/2018
Aprovado para publicação em: 30/01/2019

Endereço para correspondência
Samir Ahmed Dasuky
E-mail: samir.dasuky@upb.edu.co
Lina María López Vélez
E-mail: linalopezv26@hotmail.com

 

 

*Doctor en Filosofía de la Universidad Pontificia Bolivariana. Magister en Filosofía y Especialista en Ética de la misma universidad; docente de postgrados y pregrado de la Universidad Pontificia Bolivariana. Psicólogo. Pertenece al grupo de investigación Epimeleia de la facultad de Filosofía de la Universidad Pontificia Bolivariana.
**Psicóloga de la Universidad Pontificia Bolivariana.
1Este artículo es un producto parcial de la investigación del doctorado en Filosofía, que se intitula "Mundo contemporáneo, angustia y subjetividad, de la Universidad pontificia Bolivariana, de la línea de investigación Epimeleia, de la Escuela de Teología, Filosofía y Humanidades. A su vez es un producto de la asesoría de la tesis para optar el título de psicólogo de la Universidad pontificia Bolivariana, que se titula Discurso de la ciencia, Discurso del capitalismo y Discurso del analista.
2El saber científico tiene cuatro características: La universalización, retomando a Bunge, con respecto a esta característica de la ciencia, explica: "El conocimiento científico es legal: busca leyes (de la naturaleza y de la cultura) y las aplica. El conocimiento científico inserta los hechos singulares en pautas generales llamadas "leyes naturales" o "leyes sociales" (Bunge, 2003, p. 31). La homogeneización "Es suponer que se puede tratar el conjunto de prácticas científicas como una realidad homogénea que constituye por lo menos en principio, la unidad de una totalidad indiferenciada" (Lecourt, 1978, p. 12). La formalización, Sidi Askofaré (2001) cita a Heidegger en su análisis de La época de las concepciones del mundo: "El rigor de las ciencias matemáticas de la naturaleza, es la exactitud. Todos los fenómenos deben ser determinados por anticipado como magnitud espacio-temporal del movimiento, para luego poder llegar a ser representados como fenómenos naturales. Semejante determinación se consuma en la medida, efectuada con la ayuda del número y del cálculo." (p. 201-233). Y la objetivación, Bunge (2003) dice que la objetividad es un rasgo fundamental del conocimiento científico: "a) que concuerda aproximadamente con su objeto; vale decir, que busca alcanzar la verdad fáctica; b) que verifica la adaptación de las ideas a los hechos recurriendo a un comercio peculiar con los hechos (observación y experimento), intercambio que es controlable y hasta cierto punto reproducible" (p. 16).

Creative Commons License