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Tempo psicanalitico

versão impressa ISSN 0101-4838versão On-line ISSN 2316-6576

Tempo psicanal. vol.53 no.2 Rio de Janeiro jul./dez. 2021

 

ARTIGOS

 

Alteridad en los Estados Límites y adultez joven: Una perspectiva psicoanalítica

 

Alterité dans les états Limites et l'âge adulte: Point de vue psychanalytique

 

Alteridade nos estados-limite e idade adulta jovem: Uma perspectiva psicanalítica

 

Otherness in Borderline States and young adulthood: A psychoanalytic perspective

 

 

Daniela Fernández Olguin*

Endereço para correspondência

 

 


RESUMEN

En este trabajo se analizan las dimensiones de la relación con el otro como problemática dentro de los Estados Límites (EL) en adultos jóvenes desde una perspectiva psicoanalítica. Se propone el reconocimiento de la sintomatología de estos estados a partir de la inclusión de los aspectos psíquicos e intersubjetivos que se manifiestan. Finalmente se realizará una discusión en torno al análisis de los EL desde la perspectiva psicoanalítica que permita comprenderlos no sólo como una categoría diagnóstica, sino también como una expresión de un sufrimiento psíquico particular para estos casos vinculado con el desamparo, los discursos simbólicos y la transición hacia la adultez.

Palabras clave: Estados Límites, Psicoanálisis, Adultez Joven, Alteridad.


RÉSUMÉ

Le document analyse les configurations de la relation à l'autre comme problématique dans les États Limites (EL) chez de jeunes adultes d'un point de vue psychanalytique. Il propose de reconnaître la symptomatologie de ces états à partir de l'inclusion des aspects psychiques et intersubjectifs qui se manifestent. Enfin, une discussion relative à l'analyse des EL d'un point de vue psychanalytique sera menée, permettant de considérer les EL non seulement comme une catégorie de diagnostic, mais aussi comme une expression d'une souffrance psychique particulière pour ces cas, liée à l'abandon, aux discours symboliques et à leur relation avec le passage à l'âge adulte.

Mots-clés: États Limites, Psychanalyse, Jeunes Adultes, Altérité.


RESUMO

No trabalho são analisadas as dimensões da relação com o outro como problemática dentro dos Estados-Limite (EL) em jovens adultos de uma perspectiva psicanalítica. Propõe-se o reconhecimento da sintomatologia desses estados a partir da inclusão dos aspectos psíquicos e intersubjetivos que se manifestam. Finalmente, haverá uma discussão sobre a análise dos EL a partir da perspectiva psicanalítica que permite compreendê-los não apenas como uma categoria diagnóstica, mas também como uma expressão de um sofrimento psíquico particular para esses casos ligados ao desamparo, discursos simbólicos e seu relacionamento com a transição para a vida adulta.

Palavras-chave: Estados-Limite, psicanálise, idade adulta, alteridade.


ABSTRACT

The research analyses the otherness dimensions as a problematic in Borderline States during Young Adulthood through a psychoanalytic perspective. It proposes the recognition of the symptomatology of these states from the inclusion of the psychic and intersubjective aspects. Finally, the research discusses how the analysis of Borderline States from psychoanalytic perspective could enable the understanding of these States not only as a diagnosis category, yet also as a particular psychic suffering expression related to psychic abandonment experiences, symbolic discourses, and the transition towards adulthood.

Keywords: Borderline States, psychoanalysis, young adulthood, otherness.


 

 

Introducción

Los Estados Límites, también llamados Organizaciones Límites, Casos Límites, Fronterizos o Borderline han aumentado su prevalencia durante los últimos años (Lieb et al., 2004), si bien es necesario aclarar que estos términos no siempre pueden considerarse como sinónimos (Fisher, 2009). Considerando esto, resulta pertinente integrar la perspectiva psicoanalítica como modo de analizar las complejidades psíquicas e intersubjetivas que pueden encontrarse en este tipo de cuadros.

Los Estados Límites (EL) corresponden a "un término descriptivo que se refiere a un grupo de condiciones que manifiestan, tanto fenómenos psicóticos como neuróticos, sin caer inequívocamente en ninguna de dichas categorías diagnósticas" (Marinópulos & Huidobro, 1991, p. 50). Green (1990) describe que el concepto límite más que una línea de demarcación implica un territorio donde no existe una división precisa entre locura y no locura. Bajo estos significantes se agrupan pacientes con manifestaciones diversas y difusas, siendo su exactitud descriptiva poco precisa (Rassial, 2001).

Si bien dentro de este artículo se realizará un análisis vinculado a la noción de EL propuesta por Green (1990, 1999, 2001, 2010) y Bergeret (1975, 1996), se hace pertinente revisar cómo este concepto se ha construido desde el psicoanálisis. Según Green (1990), los trabajos psicoanalíticos que contribuyen al estudio y buscan definir los EL incluyen autores de distintas líneas teóricas y con diferentes conceptos que han buscado aportar a comprender esta problemática.

Por ejemplo, si bien Freud no expone directamente el concepto de EL, aparecen diversos trabajos vinculados a la escisión como mecanismo de defensa de ciertos individuos en los que su Yo buscaba separarse del mundo exterior, a modo de defensa de la psicosis (Freud, 1924), lo cual podría también ser analizado en el caso del Hombre de los Lobos, en donde, si bien se describe la emergencia de una estructura obsesiva, una lectura posterior puede llevar a pensar en la posibilidad de pensar en EL (Green, 1983). Adicionalmente dentro del trabajo de Freud "muchos conceptos y teorías pueden ser conectadas con los casos límite, como la importancia de los primeros traumas y de las primeras distorsiones del Yo, la fijación a mecanismos de defensa más antiguos, la concepción de la pulsión de muerte (...)" (Cosentino et al., 2017, p. 3).

Desde la denominada Escuela de las Relaciones Objetales, si bien tampoco existe una conceptualización directa respecto a los EL, muchos de los conceptos trabajados por autores de esta escuela son una contribución al estadio de los EL. Un ejemplo es el trabajo de Bion (1962), quien a través de su concepto de "reverie" construye una manera de comprender las relaciones objetales y la relevancia de la función de continente por parte de la madre en el desarrollo temprano: "Así, la capacidad de tolerancia que el bebé tendrá en relación a las frustraciones, dependerá tanto de sus demandas pulsionales innatas como de la respuesta real de la madre externa" (Cosentino et al., 2017, p. 4). Es debido a la capacidad de continente de la madre, es que el niño construirá internamente la barrera que permitirá la aparición de los procesos secundarios y juicio de realidad. Por otro lado, los trabajos vinculados al estudio del mecanismo de identificación proyectiva (Klein, 1930; 1946) también son un aporte a la comprensión de los mecanismos que subyacen los estados límites.

Dentro del "middle group", Winnicott enfatiza elementos como el ambiente facilitador y la zona intermedia o transicional que se construye en la relación madre hijo (Winnicott, 1971), lo cual contribuye al estudio de los EL, junto a conceptos del mismo autor como angustia al derrumbe (1963), sentido del vacío y la representación del setting terapéutico como un entorno materno (1989). Estas conceptualizaciones, de manera directa e indirecta, permitirían pensar una clínica para los EL, incluyendo particularidades y problematizaciones respecto a los fenómenos transferenciales en estos pacientes.

Respecto a Kernberg (1979), quien define estos cuadros dentro de la llamada Personalidad Borderline, Green (1990) propone que se encuentra a sí mismo en un "límite" entre la corriente freudiana y la kleiniana, considerando el estado límite como un continuum evolutivo y organización estable. La propuesta de Kernberg, orientada con criterios psicoestructurales, evalúa tres áreas en la organización del individuo: integración/difusión de identidad, mecanismos de defensa predominantes, y naturaleza de la prueba de realidad. En base a esto, el núcleo de las organizaciones borderline es la difusión de la identidad, los mecanismos de defensa primitivos y una prueba de realidad adecuada que puede perderse en momentos de mayor angustia. Adicionalmente, Kernberg (1984) propuso la denominada "Psicoterapia focalizada en la transferencia" como método de trabajo clínico en estos pacientes.

También se encuentra el trabajo realizado por Fonagy (2000) quien, además de proponer la vinculación de los EL - comprendidos por el autor dentro de la línea de los Trastornos Borderline - con traumas tempranos relacionados con las relaciones de apego, propone la terapia basada en la mentalización (Bateman y Fonagy, 2010). La mentalización implica la interpretación de la conducta de uno y los otros con relación a los estados mentales intencionales. Esta capacidad se logra durante el desarrollo en el contexto de un vínculo afectivo seguro en donde la madre tiene la capacidad de contener en su mente complejos estados mentales y mantener en mente la experiencia emocional de su hijo. Los pacientes identificados dentro de los EL poseen dificultad en funcionar de manera simbólica, es decir, desde un modelo "como si". Esto afectaría sus relaciones y a su vez la relación terapéutica a nivel transferencial.

Finalmente, dentro de los autores que trabajan el concepto de EL se expone el trabajo de autores vinculados a la denominada "Escuela Francesa", destacándose -entre otros- Bergeret (1974) quien, al definir "el tronco de los estados límites" expone la noción de un trauma temprano "desorganizador", describiendo a los estados límites como "a-organizaciones" y organizaciones provisionales. Para el autor, el Yo de los EL enfrenta su problemática en el inicio del Edipo, ya que la situación relacional triangular y genital no logra ser abordada de manera normal, viviendo una frustración viva y eventual pérdida de objeto, siendo esto denominado por Bergeret como "traumatismo psíquico precoz", el cual corresponde a "(...) una intensa emoción pulsional que sobreviene en un estado todavía muy deficientemente organizado y poco maduro en cuanto a su equipamiento, sus adaptaciones y sus defensas como para hacerle frente en condiciones inofensivas" (Bergeret, 1974, p. 185). Los EL serían un estado intermedio entre neurosis y psicosis, siendo una enfermedad relacionada con el narcisismo, estando la relación de objeto centrada sobre la dependencia anaclítica del otro. Es relevante destacar que para Bergeret, lo "límite" no correspondería a una estructura como tal -como lo plantea Kernberg (1969)- sino a una estructura en potencia, siendo un estado.

Dentro de esta misma línea Green también describe este cuadro como EL, siendo estos parte de las problemáticas clínicas de nuestro tiempo, comprendiendo estos cuadros como "(...) u n término descriptivo que designa a un grupo de condiciones que manifiestan fenómenos tanto neuróticos como psicóticos sin entrar de manera inequívoca en ninguna de esas dos categorías diagnosticas, en donde ni los síntomas neuróticos ni los psicóticos se corresponden con la concepción de neurosis o psicosis" (Green, 1990). Green caracteriza a los EL con elementos vinculados a la exclusión somática, expulsión por el acto, escisión y desinvestidura. En cuanto a las relaciones de objeto, los déficits en los procesos de simbolización presentados por estos pacientes favorecen la angustia de separación e intrusión, siendo éstas decisivas en estos estados.

En base a esta revisión teórica, surge como un tema relevante dentro de los diferentes autores la noción de las relaciones con el otro como parte de las problemáticas presentadas en la organización de los EL. Por esto, dentro de este trabajo se busca analizar cómo se construye la noción de alteridad dentro de los EL, considerando una etapa particular del desarrollo: la adultez joven, con el fin de conocer las particularidades que la noción del otro y alteridad poseería en este grupo, mediante un análisis teórico-clínico.

 

Análisis Teórico-Clínico

Experiencias de desvalimiento

Dentro de los EL, la dinámica preedipica tiende a vincularse a la construcción de una imagen totalitaria de las figuras parentales, con una carencia de límites respecto a la organización tríadica: "Los padres de los sujetos límites han alentado las fijaciones en una relación estrechamente anaclítica. El plano aparente es tranquilizador: "Si permaneces en mi órbita, no te ocurrirá nada desagradable", pero el plano latente sigue siendo inquietante: "No me dejes, de lo contrario correrás grandes peligros"" (Bergeret, 1974, p. 198. Comillas del autor).

El modo de vinculación que se configura dentro de esta organización preedipica podría asociarse con la denominada experiencia de desvalimiento (Hilflosigkeit) (Freud, 1895). El estado de prematuración con el cual el ser humano nace, hace que deba estar enfrentado a tareas que son demasiado exigentes para su nivel de maduración psicofisiológica y, para resolver el problema de la supervivencia, entonces necesita ayuda externa (Laplanche, 1987). La presencia del otro, entonces, se hace imprescindible para mediar este estado, ya que si no se logra facilitar la creación de representaciones simbólicas que organicen las excitaciones en torno a los estímulos, habrá desvalimiento, y tales tramitaciones se mantendrán en el aparato psíquico del sujeto sin elaboración. El otro actúa como sostén que ofrece una barrera protectora contra todos estos estímulos, significándolos, protegiendo y facilitando el aprendizaje de los procesos de regulación y significación de estímulos (Freud, 1895).

Es posible pensar los EL como una reconstrucción de una falla en esta experiencia debido a cómo se han establecido sus relaciones tempranas y preedipicas, a través de un sostén y auxilio confuso, en el cual el otro regula de una manera desregulada los estímulos y afectos relacionados. Esto facilita una lógica que prioriza la inmediatez y evacuación de los afectos mediante el acto, sin representación ni historización, en tanto el otro emerge desde su niñez cómo agresivo -desde la madre- y lejano -desde el padre-, imposibilitando la regulación sostenedora de sus afectos: "(...) aquello del orden de lo psíquico que se encuentra en el borde de la palabra, allí donde fracasa la posibilidad de simbolización y que, por esa razón, quedaba situado en el límite de lo analizable" (Untoiglich, 2009, p. 16).

Estas representaciones en torno al desamparo se reactualizan en los vínculos parentales durante la adultez. En los EL, se describen relaciones complejas con los padres: "No quiero saber nada de mis papás, me tienen harto" (A). La particularidad de las experiencias de desvalimiento psíquico puede ayudar a comprender el desarrollo psíquico en los EL, así como la organización del malestar.

 

El otro anaclítico durante la adultez

Además de la persistencia de elementos conflictivos dentro de la organización preedipica, durante la adultez joven en los EL se da cuenta de conflictivas vinculadas con el modo de establecer relaciones con otros en la actualidad. En los adultos jóvenes en EL, pueden describirse relaciones propias de lo descrito por Bergeret (1974) y Green (1990), vinculadas a la fijación de necesidades narcisistas internas en donde lo anaclitico se torna tranquilizador.

Pareciera que las configuraciones construidas durante el desarrollo temprano son internalizadas y reeditadas en relaciones posteriores significativas. Considerando la emergencia de la adultez joven y el impacto de los criterios normativos respecto a esta etapa, sobre todo vinculados a la formación de una relación de pareja estable (Undurraga, 2011), es que los discursos se vinculan mayormente este tema como una problemática dentro de sus vidas, con relaciones de pareja tormentosas, idealizadas, en ocasiones pasivo-agresivas y anaclíticas.

A nivel general, las relaciones de pareja y amistad tienden a estar atravesadas por una intensa necesidad de afecto: "Su lucha sin fin contra la depresión los obliga a una incesante actividad. Su dificultad para comprometerse los coloca en la necesidad de aparecer como disponibles y adaptables en todo momento, a falta de poder adaptarse real y duraderamente" (Bergeret, 1974, p. 190). Su fragilidad narcisista mantiene una evidente y excesiva necesidad de comprensión, respecto, afecto y sostén, viviendo los objetos muchas veces como perseguidores. Esto se describe sobre todo en el vínculo con sus pares en relaciones de amistad, con modos de vincularse algo demandantes que promovían la lejanía del otro. La internalización de la frustración respecto al otro, así como la posibilidad de elaborar un proceso de duelo frente a este vínculo se ve imposibilitada debido a la persistente lucha por mantener los vínculos, posiblemente por las dificultades en la elaboración y simbolización de la pérdida.

Los adultos jóvenes en EL tienden a explicitar dificultades y sufrimiento respecto a las relaciones de pareja. Por un lado, debido a los discursos sociales vinculados a la necesidad de iniciar una relación de pareja estable dentro de este período vital. Por otro lado, debido al modo de vinculación ligados a lo anaclitico. Por ejemplo, encontrarse en relaciones de pareja con componentes violentos, pero luego del término por parte del interlocutor aparece la angustia ligada a la pérdida, lo que llevaba a la búsqueda del interlocutor por no poder tolerar la idea del abandono, así como la aparición de una pérdida de la estabilidad yoica después del término de la relación, con una fragilidad respecto a sus límites y reeditando la llamada organización dual edipica (Bergeret, 1975) descrita en estos pacientes y que afecta la elaboración de lo ausente. Se muestra una idealización del interlocutor, negando los aspectos agresivos de la relación.

Otro elemento critico es la elaboración de la soledad, una problemática recurrente en los tiempos actuales, donde es posible describir una fragilidad simbólica respecto a la elaboración de las pérdidas y la soledad, construyendo los objetos como totales y únicos, similar a la estructuración de los ideales puestos en el padre, debido posiblemente a que el objeto no puede hallarse por completo introyectado. De este modo, no hay espacio -al igual que en la infancia- para la ambivalencia en los objetos de amor, siendo estos totalmente buenos o malos, lo cual organiza la vida cotidiana de los adultos jóvenes en EL. La angustia y depresión vinculada a la pérdida de los objetos de amor es particularmente dolorosa en los adultos jóvenes en EL.

 

De la transferencia al lazo social

Otro elemento relevante en el análisis de la otredad en los Estados Límites corresponde al análisis transferencial. Si bien el proceso transferencial se construye de acuerdo con las particularidades de cada caso, es posible identificar algunos elementos comunes dentro de los adultos jóvenes en EL.

Transferencialmente, es posible reconocer defensas vinculadas a la identificación proyectiva, atribuyendo las preguntas o intervenciones desde una interpretación agresiva y cómo modo de evacuar a su vez afectos agresivos. De este modo, el pensar las particularidades que adquiere el otro en los EL lleva a analizar las coordenadas históricas y sociales que se articulan en la presentación de los EL en la actualidad. La noción de otro, entonces, va a relacionarse no sólo con un agente individual, sino también con el discurso sociosimbólico que esté presente en el advenimiento del sujeto, el otro en tanto lugar: de resguardo, de protección, de amor. La alteridad parece desaparecer en su función de auxilio ajeno, noción propia de nuestros tiempos, para invisibilizarse e individualizar el psiquismo como autoengendrado (Aulagnier, 1977). Debido a este vacío, se busca la sobrecompensación a partir de la omnipotencia limítrofe donde el yo ideal está sobre el ideal del yo.

El psiquismo individual, desde sus inicios, está relacionado con lo grupal, lo histórico, lo intergeneracional y transgeneracional. El desvalimiento invoca la dependencia como relación fundante con la otredad, no sólo a su figura sino también al lugar que representa: un sistema cultural que se le impone. El sujeto se enfrenta a su desvalimiento en el sufrimiento de la renuncia frente a un sistema que lo antecede, a cambio de protección. El lazo social también involucra sufrimiento, ya que el otro no es solo auxiliar, sino también puede ser una tentación para satisfacer la agresión.

Frente a esto, es relevante destacar las particularidades que adquiere el lazo social en el contexto actual dentro del grupo de adultos jóvenes, categoría reciente en la conceptualización de la Psicología del Desarrollo, abordada como una transición hacia la adultez desde la adolescencia para el Psicoanálisis. En los casos analizados pareciera que el lazo social, construido desde discursos normativos respecto a lo "esperado" dentro de la adultez, así como el desamparo psíquico vivenciado en la adultez, dificultara la transición hacia la adultez.

Se hace relevante problematizar hasta qué punto los EL en este período del desarrollo se construyen desde el desamparo y el Yo anaclítico, y también desde modos de transición que se tornan problemáticos para los sujetos desde su historia y particularidad. El lazo social articula demandas particulares dentro de la Adultez Joven, las cuales emergen en el discurso de los adultos jóvenes en EL como un fondo -destacando las demandas respecto a tener una relación de pareja estable y separación de los padres- en el cual se desenvuelven las particularidades subjetivas de cada caso.

Las dificultades en las elaboraciones psíquicas que estos estados presentan, necesitan de otro que sostenga y facilite sentidos para su comprensión, al modo del desvalimiento del bebé descrito. En la adultez no deja de ser necesario el auxilio ajeno, no sólo comprendido como figura particular, sino también como el entorno sociosimbólico que sostenga y en el cual puedan significarse estos momentos de constitución psíquica. La precaria valorización social del otro simbólico en las sociedades posmodernas provoca una duda permanente respecto a la presencia del otro que puede contribuir a la emergencia de sentimientos de desamparo respecto al vacío de no tener un lugar ni un discurso auxiliar para mediar las elaboraciones propias de este cuadro.

De este modo, esta carencia de lugares, objetos y significantes que faciliten un apuntalamiento psíquico al desborde corporal, gestiona la percepción de una pérdida de la trama vincular hacia el otro, lo que es denominado por Calzetta (2004) como "deprivación simbólica (...) la exclusión de una franja de sujetos de los bienes simbólicos propios de su cultura, huérfanos entonces en ese sentido y obligados a inventarse una forma de autosostén que, a menudo, no puede orientarse sino en el sentido de la destructividad" (p.122).

 

Discusiones

Si bien este estudio no busca realizar una generalización respecto a los posibles modos en que se construye la otredad dentro de los EL, teniendo la limitación de ser un análisis teórico con ilustraciones clínicas, si se torna importante el poder analizar cómo la otredad es construida dentro de los EL en un momento especifico de la vida de los pacientes, como es la adultez joven.

Las problemáticas vinculadas a la transición hacia la adultez son descritas en todos los casos, dentro de las cuales surgen como relevantes los discursos sociosimbólicos identificados dentro de los ideales normativos. Frente a esto, se hace relevante pensar las particularidades que adquiere el sufrimiento respecto de los elementos culturales y normativos de los sujetos, lo que también puede ser pensado dentro de los EL. En los casos analizados se presentaban demandas iniciales vinculadas a dificultades en el cumplimiento de hitos normativos construidos desde la Psicología del Desarrollo pero que ya son parte de los discursos sociales para la adultez: establecimiento de una relación de pareja y diferenciación de las figuras parentales.

Las problemáticas descritas en los EL se pueden comprender como una forma en la cual el narcisismo del sujeto busca reorganizar el desamparo vivenciado en la elaboración psíquica sin auxiliar ajeno. En su estatuto de desamparo, da cuenta de la fragilidad de los procesos identitarios y de la constitución subjetiva, ya que el límite con la otredad es difícil de establecer, por lo cual los EL se encuentran atravesados a su vez por la experiencia de fragilidad corporal y psíquica. De este modo, se establece como aporte al estudio de los EL no sólo indagar en torno al período preedipico, sino además analizar cómo las experiencias de desamparo emergen dentro de los discursos en los EL.

La subjetivación en su plano psicopatológico también se ve tensionada en este contexto epocal, ya que en tanto conflicto, hace síntoma respecto a las condiciones, deseos y represiones en las cuales el sujeto se ancla no sólo desde su historia vincular como portavoz de un orden sociosimbólico, mediante lo cual busca expresar un sufrimiento psíquico relacionado con experiencias actuales así como tempranas de relación con el otro y de reconocimiento de las experiencias de desvalimiento propias de la constitución subjetiva. De este modo, no se hace sólo referencia a pensar en que lo límite se relaciona directamente con la construcción del sujeto moderno, sino a su vez que lo límite adquiere una particularidad dentro de lo sociosimbólico siendo subjetivizado.

De este modo, la fragilidad construida en las relaciones preedipicas se presenta dentro de los EL durante la adultez joven desde una tensión hacia el buscar un modo de posicionamiento vinculado a lo edipico y fuertemente influenciado por la cultura y lo normativo, hasta la imposibilidad de lograr esto, construyéndose así un sufrimiento que se describe desde la necesidad de reconocimiento situada en desincribirse de esa lógica preedipica conflictiva sin elaborar estos aspectos, en donde la otredad posee un lugar muy relevante. Las intervenciones clínicas en los EL debe considerar la particularidad de los EL, no sólo a nivel de intervenciones terapéuticas, sino también respecto al lugar de la otredad que el analista corporiza, lo cual requiere de un trabajo de análisis personal importante y necesario en estos casos.

Finalmente, la revisión teórica respecto a los EL muestra distintos elementos problemáticos en estos pacientes, así como de sus figuras parentales, los cuales al mismo tiempo pueden transformarse en elementos estigmatizadores para estos pacientes, considerando como el psicoanálisis y la psicología clínica se han vuelto parte de los discursos psi (Rose, 1996). Una parte importante de las intervenciones debe reconocer no solo las problemáticas que los sujetos traviesan, sino también sus recursos.

 

 

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Artigo recebido em: 10/10/2020
Aprovado para publicação em: 01/03/2021

Endereço para correspondência
Daniela Fernández Olguin
E-mail: daniela.paz.f@gmail.com

 

 

*Psicóloga, Magister en Psicoanálisis.

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