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Junguiana

versão impressa ISSN 0103-0825

Junguiana vol.36 no.2 São Paulo jul./dez. 2018

 

Las siete dinámicas de la conciencia, la hominización, la inteligencia espiritual y el proceso de individuación

 

 

Maria Zelia de Alvarenga

Médica por FMUSP, clase 49. Psiquiatra por ABP, registro en CRM-SP 12766. Analista Junguiana por La Sociedad Brasileña de Psicología Analítica (SBPA), filiada a la International Association for Analytical Psychology (IAAP). E-mail: <emza@boitata.org>

 

 


RESUMEN

Este artículo propone la existencia de siete dinámicas de conciencia, y no sólo las cuatro actualmente descritas por la Psicología Analítica. A la par de la proposición de siete dinámicas, hago comentarios sobre la inteligencia espiritual y sobre el proceso de hominización, dados éstes que concurrieron a la proposición de las siete dinámicas de Conciencia. Algunos datos aquí presentes fueron presentados en el VIII Congreso Latinoamericano de Psicología Analítica - julio de 2018, en Bogotá-Colombia bajo el nombre de "Las siete Dinámicas de Conciencia". El texto actual se ha añadido a descripciones detalladas de las nuevas dinámicas propuestas como componentes del elenco de dinámicas de conciencia regentes de la personalidad humana, a la par de tejer comentarios sobre aspectos de la séptima dinámica que paso a nominar como de la Comprensión Universal. Las dinámicas enumeradas son: del Origen o Urobórica, bajo la regencia del arquetipo de la Naturaleza Divina; de lo Femenino o de la Gran Madre, bajo la regencia del arquetipo de la Diosa Madre; de lo Masculino o del Padre, bajo la regencia del arquetipo del Dios Padre; del Encuentro, bajo la regencia del arquetipo de la Coniúntio; de la Comunicación, bajo la regencia del arquetipo del Verbo encarnado; de la Videncia o Antevisión del Futuro, bajo la regencia del arquetipo de la Profecía; de la Comprensión Universal, bajo la regencia del arquetipo de la Totalidad.

Palablas clave: inteligencia espiritual, proceso de hominización, siete dinámicas de conciencia, proceso de individuación.


 

 

El alma debe atreverse para

poder generar crecimiento

(Rabino Nilton Bonder, El Alma Inmoral).

 

1. La Inteligencia Espiritual

La Inteligencia Espiritual es un concepto reciente, divulgado por los trabajos de Zohar e Marshal (2016), ascomo de Wigglesworth (2012). Descrito por Zohar e Marshal (2016, p.19) "como una capacidad de elegir bien (y que) nos brinda con un sentido moral, una capacidad de amenizar normas estrictas con comprensión y compasión". Esa capacidad se explicita por la disponibilidad para asumir la responsabilidad y solucionar conflictos cuyas demandas no tienen un carácter personal sino colectivo.

En otros tiempos, la inteligencia espiritual se expresaba a través de avatares como: Buda, Jesucristo, Francisco de Asís, Teresa de Ávila y tantos otros. En los últimos tiempos, esa capacidad ha sido divulgada y ejercida por grandes líderes como Gandhi, Martin Luther King, Madre Teresa de Calcutá, Chico Xavier etc., resonando sincrónicamente y de forma sintónica con miles de personas.

El emerger de la Inteligencia Espiritual se debe a fenómenos de interacción de campos morfogenéticos (SHELDRAKE, 2016) o a intercomunicaciones, interdependencias e interacciones resultantes del universo colectivo (McTAGGART, 2004). Este suceso transforma a las personas en seres carismáticos y traduce la maravillosa realidad de que todos los que componemos la Humanidad estamos realmente haciéndonos humanos cuando constatamos que el proceso de evolución de nuestra conciencia para alcanzar el Omega está en marcha (tal como predijo Chardin (1995) en "O Fenómeno Humano"). Es de Chardin la proposición de que la emergencia de la conciencia se presenta desde el reino mineral, seguido por el vegetal y por el animal, evolucionando como conciencia reflexiva solamente en las criaturas humanas. En su afirmación la conciencia camina desde Alfa hacia Omega.

En este texto, propongo que la emergencia de la Inteligencia Espiritual, a par de impulsar el proceso de individuación, revela a la conciencia que la marcha hacia su consecución se convierte en la mayor demanda de la Vida. Hacernos humanos implica el autoconocimiento, meta del proceso de individuación que se concreta por la coniunctio de sí con el sí mismo o del Yo con el Self.

La Inteligencia Espiritual, al expresarse con más intensidad - como sucede en esos últimos tiempos - concurre a que los humanos tomen conciencia de la importancia profunda de la demanda por la libertad de ser, hacer, pensar, querer y asumir voluntariamente la decisión de caminar hacia el Self. Cuando realmente los seres se hacen humanos, cada uno de per sí quiere ser la solución de los problemas familiares, sociales y/o de la Humanidad.

La Inteligencia Espiritual nos capacita a, voluntariamente, hacernos cargo del otro y de la solución de problemas y conflictos del colectivo, pues nos sabemos y nos sentimos partícipes e integrantes de la comunidad. Zohar e Marshal (2016, p. 33) que describe el habla de un joven empresario sueco y su fantástica declaración de querer ser la solución de los problemas con los que se depara. Me sirvo de esta información para traducirla como:

Al hacernos humanos ¡queremos ser la solución y hacer el cambio!

 

2. Las Siete Dinámicas de Conciencia

Cuando me di cuenta del fenómeno "Inteligencia Espiritual" y de la importancia de que se explicite de forma clara en este momento de la Tierra, me sentí impulsada a repensar las constataciones que se me habían revelado mientras escribía mi último libro: "Ánima/Animus de Todos los Tiempos" (2017), en el que tuve la colaboración de muchos analistas junguianos, mis amigos. En esa época, me encantó descubrir el texto de D'Ávila, "Las Moradas del Castillo Interior (1981), escrito en 1577, como guía para el desarrollo espiritual a través del servicio y de la oración, y publicado solamente en 1588, tras su muerte. Constaté que el texto confirmaba mis proposiciones de que el proceso de individuación traduce la búsqueda y el encuentro del autoconocimiento. D'Ávila afirma que la coniunctio con Dios, realizada tras recorrer su largo camino por las siete moradas del Castillo Interior, redunda en autoconocimiento.

Constato que la condición del autoconocimiento, a la par de conferir a los que lo alcanzan la entereza de la hominización, concurre a la conciencia de que, cuanto más humanos nos hacemos, más experimentamos la presencia de criaturas disociadas de nosotros mismos; esas criaturas, nuestras sombras, las más sombrías, siguen habitando nuestra psique, dificultando más y más el proceso de individuación.

La búsqueda de la coniunctio simbólica con Dios, habla de D'Ávila, o el caminar hacia el Self (demanda mayor del proceso de individuación, propuesto por Jung en toda su obra), configura, en mi opinión, la instauración de una dinámica de conciencia eminentemente de carácter de Totalidad. El logro, traducido por esa coniunctio, convierte a la criatura Una con el Self.

Cuando esa realidad se realice, ya no habrá el Yo-Otro, sino el Kainos Anthropos, o sea, el hijo del tiempo nuevo, expresión que introduzco para representar la plenitud de la hominización, realidad estructurada en nosotros cuando alcanzamos la coniunctio con Dios y/o con el Self.

Kainos anthropos es una expresión griega, y la palabra kainos se emplea para designar algo "nuevo en la cualidad", es decir, algo que presenta una naturaleza distinta. En el Nuevo Testamento, kainos anthropos, "nuevo hombre", describe la "nueva humanidad" creada en Cristo, de la que participan todos los creyentes, tanto individual como colectivamente (Holman Treasury of Key Bible Words de Eugene E. Carpenter y Philip W. Comfort).

Al llegar a ser Unos con el Self, nos haremos plenamente humanos, comprendiendo la gran paradoja de que "libertad implica elegir a Dios". Este enigma me fue propuesto por una doctora en Filosofía y Teología, en clases de religión, en mis primeros tiempos en la Facultad de Medicina. Dicha paradoja me costó años de reflexión, análisis, dudas, hasta constatar que esa realidad solamente podría ser comprendida por el Self y nunca por el Ego (Alvarenga, 2016).

Teresa de Ávila tuvo que sufrir y elaborar sus muchas tentaciones y desafíos vividos, al pasar por los siete niveles o moradas del Castillo. Se me ocurrió, entonces, que las Dinámicas de Conciencia, hasta ahora propuestas por la Psicología Analítica, eran insuficientes para traducir el proceso vivido y sufrido por Teresa de Ávila, tanto como por las demás criaturas que lo buscaron.

Desde entonces reflexiono sobre este hecho y he concluido que siete son las Dinámicas de Conciencia necesarias para alcanzar la coniunctio con el Self, y constatar que realmente el proceso de individuación se realiza.

Propongo que las siete Dinámicas de Conciencia estarían correlacionadas a los siete Chakras.

Las Siete Dinámicas de Conciencia son:

1. del Origen o Urobórica, bajo la regencia del arquetipo de la Naturaleza Divina;

2. de lo Femenino o de la Gran Madre, bajo la regencia del arquetipo de la Diosa Madre;

3. de lo Masculino o del Padre, bajo la regencia del arquetipo del Dios Padre;

4. del Encuentro, bajo la regencia del arquetipo de la Coniúntio;

5. de la Comunicación, bajo la dirección del arquetipo del Verbo encarnado;

6. de la Videncia o Antevisión del Futuro, bajo la regencia del arquetipo de la Profecía;

7. de la comprensión universal, bajo la regencia del arquetipo del Self.

 

3. Descripción de las siete dinámicas de conciencia

3a. La primera Dinámica, del Origen o Urobórica, vivida y actualizada en los tiempos de vida intrauterina, está correlacionada con el chacra básico (Muladdhara), acorde con los primeros tiempos de vida de la criatura que se forja, en la condición intrauterina, poco después de la concepción.

El óvulo fertilizado se convierte en huevo o cigoto, y el fenómeno ocurre en la pared de la trompa de Falopio para luego descender hacia el interior del útero, fijándose en su pared mucosa, proceso que se denomina nidificación o nidación. En el cigoto, transformaciones espectaculares son desencadenadas pues, al cabo de pocos días, emergen varios mecanismos previamente codificados en su constitución genética. Y, en función de la demanda que se establece, por procesos desconocidos, la aglomeración celular, denominada mórula, derivada de las divisiones del propio cigoto, en su fase de segmentación, se diferenciará en varias estructuras que constituirán el futuro embrión y, de este mismo agrupamiento, se presentará la bolsa amniótica y la placenta, órganos responsables de la oxigenación, nutrición y protección del futuro embrión feto. La primera fase del desarrollo, denominada segmentación, corresponde al período inmediato a la fertilización y nidificación de la blástula en la mucosa uterina. La segunda fase, llamada embrionaria, ocurre entre la segunda semana después de la fecundación hasta la novena semana, período a lo largo del cual todos los órganos del cuerpo serán formados. Durante esta fase, el nuevo ser se llama embrión. La tercera fase, la más prolongada, denominada fase fetal, comprende el tiempo que queda hasta el momento del nacimiento, período de maduración, a lo largo del cual los órganos, ya formados en la etapa anterior, acaban por adquirir su estructura definitiva. Los órganos alcanzando plena actividad, concurren para que factores esenciales posibilitadores de una vida independiente, fuera del organismo materno, se completen. A lo largo de esta fase, el producto de la fertilización se llama feto (MOORE, 2016).

La dinámica Urobórica, pertinente al período intrauterino, durante el cual el milagro de la vida ocurre, refleja una complejidad sublime de la naturaleza, expresada por metamorfosis espectaculares, bajo la regencia de competencias inherentes a la célula primordial, fuente de posibilidades no inteligibles, pero, profundamente inteligente, dirigida a un propósito único: hacer que la vida suceda.

Y este embrión forja en pocas semanas, nunca más que diez, todos los órganos, piel, músculos, nervios, cerebro, estructura ósea, desarrolla los sentidos y competencias para oír, ver, saborear, experimentar la temperatura, sentir emociones, y luego soñar, pensar y "saber". La dinámica Urobórica, expresión impar del Self, prepara al ser en gestación para volverse, en el futuro, consciente de sí mismo y de su relación con los demás, haciéndose humano.

La Uroboros, siendo una referencia a la creación del Universo, representa un tiempo en que el embrión estructura todas sus competencias, como también estructura su primera dinámica de conciencia. Esta dinámica de conciencia, al principio, confiere al embrión la condición de él "sentirse" como entidad Una con el Self, pero, sin aún "saber", en su condición reflexiva, como criatura impar. La conciencia Urobórica se estructura, pues se incorpora de atributos derivados de las transformaciones embrionarias que forjan dispositivos mnemónicos, con lo que el feto pasa a conocerse como criatura que siente, experimenta sonidos, luminosidades. Estos dispositivos mnemónicos darán competencia, al futuro nacido, para reconocer la frecuencia cardíaca de la madre cuando se coloca sobre el tórax de ella; reconocer el timbre de la voz de la madre y llorar con el mismo repertorio musical de la voz materna de tal manera que la madre pueda reconocer y saber cuando el llanto es de hambre o de dolor o de otra incomodidad.

Así, la dinámica Urobórica, inherencia de esa sabiduría intrínseca de la naturaleza del huevo primordial - cigoto, se forja como factor determinante y fundante de todas las demás dinámicas de conciencia que se presentarán a posteriori. La dinámica de conciencia Urobórica es la matriz de las demás dinámicas. Ella y el cuerpo que la gesta, simplemente, son Uno solo con el Self. La Dinámica Urobórica rige la forja de la totalidad corporal, tanto física como mental/emocional.

El desarrollo del cerebro, según investigaciones recientes (ARAUJO, 2018), prepara al futuro nacido con competencia para hacer vínculo, o apego, con la madre o sustituta, sin lo que la supervivencia no sucede. El huevo primordial sale de la condición concreta y simbólica del Khaos griego (fuente de todas las posibilidades) para estructurarse como un venir a ser humano. Al hacerlo, integra en su naturaleza la condición de: para llegar a ser humano es fundamental tener al otro y, para ello, es necesario hacer vínculo. La Dinámica Urobórica retrata la condición del contenido y del continente ser Unos y su dependencia con el otro, cuerpo gestante, es total, sin lo que la Vida no se consuma. El ser nace porque alguien lo gestó, soportó, hizo que la Vida sucediera.

Kohler, analista junguiano, subraya la importancia crítica del desarrollo prenatal para la estructuración y funcionamiento del cerebro y de la personalidad. Este autor cree que la constelación de los arquetipos y el desarrollo de los complejos ya ocurren en el embrión y el feto, y busca describir el impacto de la relación entre el embrión y el feto y la madre y el mundo donde está insertado. Basó sus consideraciones en las investigaciones neurobiológicas de Huther y Krens acerca de los misterios de los primeros nueve meses de vida, acerca de nuestras tempranas influencias formativas (ARAUJO, 2018).

Todo el desarrollo del ser humano y de sus dinámicas de conciencia implican la reflexión de cuánto cada uno de nosotros necesita del otro para ser, sin lo que la Vida no sucede. El ser en gestación "se sabe" acogido sin lo que nunca desarrollaría competencia para acoger al otro en sí mismo, meta del proceso de individuación.

La Dinámica Urobórica pide que la acogida suceda para que el cuerpo gestante acepte lo diferente en sí, constatando ser él, cuerpo gestante, el receptáculo de la sacralidad de la existencia. Cuando el cuerpo gestante no acoge al gestado, concurre para el rompimiento de la unidad original, con lo que no habrá posibilidad de mantenimiento del proceso que compone la Vida del nuevo ser en gestación.

La dinámica Urobórica ciertamente se hace bajo la regencia de una condición arquetípica, que propongo ser acreditada al arquetipo de la Naturaleza divina, realidad primordial portadora de todas las competencias, fructificadoras de la Vida y de la Muerte.

La primera dinámica traduce y se ocupa con el origen y el mantenimiento de la vida.

3b. La segunda dinámica paso a denominarla como la Femenina o la Gran Madre, ampliamente estudiada por la Psicología Analítica bajo la denominación de Matriarcal, está correlacionada al chacra de la sexualidad (Svãdhistãna). La dinámica de lo Femenino, bajo la regencia de la Gran Madre, retrata la instauración del encuentro yo-otro, sin conciencia reflexiva de quién es el Yo y de quién es el Otro, con la finalidad de la conservación de la especie; el descubrimiento de los placeres derivados de la sexualidad, junto al establecimiento de los cuidados con el concepto, son inherentes a esta dinámica. A medida que los diversos otros se diversifican, el Yo se estructura, la relación deja de ser de exclusividad, pero siempre en la interdependencia de un Otro. En la dinámica de la Gran Madre, la Vida es siempre soberana.

¡La segunda dinámica se traduce y se ocupa con el mantenimiento de la especie!

3c. La tercera dinámica, denominada del Hombre o del Padre, previamente denominada Patriarcal, también ya ampliamente estudiada por la Psicología Analítica, está correlacionada al tercer chacra, el umbilical o solar (Manipuraka), y representa la expresión de los tiempos de conquista de territorio y de la sumisión de los conquistados. En esa dinámica la discriminación entre el Yo y el Otro se establece y los principios básicos que rigen la relación componen el Código, con discriminación de lo que puede y de lo que no puede. La relación se hace asimétrica y el ejercicio del poder se establece entre los partícipes, cuando entonces el Orden es establecido. En la tercera dinámica los cánones del Estado de Derecho son establecidos y la Vida se vuelve soberana solamente dentro de la tribu o del clan.

La tercera dinámica se traduce y se ocupa de la implantación del Código.

3d. La cuarta dinámica traduce el Encuentro entre las personas e implica el establecimiento de una relación de paridad entre el Yo y el Otro, según el referencial anímico o fraterno, y el reconocimiento de las diferencias entre los pares, así como de los mismos derechos prevalecientes para todos. En el cuarto chacra, el corazón (Anãhata), [previamente descrito por Byington (1983) como de Alteridad y por mí misma como Dinámica del Corazón (ALVARENGA, 2000), en la cuarta dinámica la instaura plenamente el proceso reflexivo de conciencia, con la discriminación del uno y del otro como seres diferentes y con derechos inalienables. La vida es soberana dentro de la tribu como fuera de ella.

¡La cuarta dinámica traduce y se ocupa de la consumación de la paridad!

3e. La quinta dinámica, correlacionada al quinto chacra, laríngeo, (Visuddha) llamé de la Comunicación o del Verbo, por la cual nos haremos competentes para hablar y oír comprendiendo a todos y siendo por todos oídos y comprendidos, tal vez de forma independiente del idioma de expresión, una vez que el entendimiento y la comprensión se harán mucho más por la sintonía vibratoria y armónica entre los seres. No será significativo lo que se habla, sino lo que se comunica por la vibración de los sonidos emitidos y recibidos. La palabra, o cualquier otro tipo de comunicación pasan a tener la competencia de la curación.

La comunicación, cuando ejercida de forma creativa, pedirá fundamentalmente Congruencia entre lo que se habla y lo que se hace, así como la complacencia hacia el otro que aún no ha alcanzado ese nivel de comunicación/comprensión. Cuando se ejerce en su plenitud mayor, no sólo corresponderá a la comprensión del comunicado, como también la voz del emisor tendrá competencia para vibrar en sintonía con el Otro, creando resonancias de apaciguamiento.

El don del habla, atributo de la dinámica de la comunicación, confiere al ser humano un poder asustadizo, un poder de convencimiento, de arrebatar plateas, de despertar en lo colectivo el sentido de la justicia, la demanda por el empoderamiento, la convicción de la responsabilidad de querer ser la solución y hacer los cambios necesarios para lo colectivo.

El don de la Palabra es una dádiva cuando se ejerce con discriminación de propósitos que buscan el bienestar general, se profería sobre los cimientos de la ética y era usada para despertar al héroe dormido. La Palabra promueve cambios que la guerra no conquista, alcanza profundidades en los escenarios de la psique que ni la amenaza de la muerte sacude, plantea desafíos asustadores que el alma acepta con tranquilidad.

En el sentido simbólico, el don de la Palabra está explicitado, por ejemplo, en los relatos de "Las mil y una Noches", en función de la actitud de Sherazade hacia el Sultán, así como del arte mayor de la heroína en contar historias (CORDEIRO, 2017).

La palabra es un don que puede promover acciones constructivas como puede disuadir esperanzas de transformación. La palabra tanto acoge como destruye, apacienta como instiga la furia; en cuanto continente, invade como si fuera una violación, asustadiza y violenta, causando heridas incurables, ofendiendo la dignidad, movilizando la vergüenza.

El don del habla tiene su camino más espinoso cuando se ocupa en decir lo que el otro necesita oír y no decir lo que el otro quisiera oír. Este, supongo, es el mayor desafío para los que se ejercen como avatares de un tiempo nuevo, que se presentan como propulsores de milagros transformadores a ser realizados o desafíos instigadores a ser vencidos. Entonces, el don del habla se presenta con la competencia más aterradora para llegar a ser propensa al desarrollo sombrío.

La persona que se ejerce por la dinámica de la Comunicación, por sus aspectos sombríos, constata cuánto tiene competencia para atraer adeptos y defensores. Como consecuencia, teniendo sus demandas narcísicas satisfechas, por la devolución de los seguidores, podrá pasar a pregonar soluciones de carácter populista en que, como ejemplo, los derechos por el usufructo de la dependencia monetaria, por trabajos no ejecutados, se convierten en la regla.

Así, mantenerse en la integridad de propósitos representa un desafío enloquecedor, pues la tentación por provechos escudos se hace presente con mucha frecuencia. El uso abusivo de la dinámica de la Comunicación moviliza, en gran parte, a las personas, lo que cada uno tiene de demanda por el "paraíso perdido", o sea, de mantenerse como un eterno alguien alimentado por las regalías de un Estado, al cual, se ha asignado la condición de ser un eterno proveedor.

La comunicación también puede llevarse de la intencionalidad de seducir, envolver, engañar. Cuando la palabra del comunicador se encuentra poblada de persuasión y convenciones, ciertamente necesita el matrimonio entre el habla emitida con el oído que escucha. Pero, para tanto, es necesario que tanto quien habla como quien escucha, estén ambos poblados por las demandas de ganancias secundarias.

La dinámica de la comunicación cuando se ejerce según el contexto arriba descrito, configura comportamiento criminal, ofensivo e injuriante para con el colectivo. El uso abusivo de la Palabra pervierte la relación y hace que el encuentro entre las personas sea corrompido. El uso pervertido de la dinámica de la comunicación lleva a la quiebra del sistema, de las familias, de la sociedad civil y a la quiebra del Estado de Derecho.

La comunicación entre las personas es un fenómeno tan complejo como inédito por ser continente de las más espectaculares creaciones humanas, como de las peores aberraciones, motivos de peleas, crímenes, guerras.

Las ideas, cuando promulgadas, en su reclamo primordial, traduce también el anhelo de la criatura por ser reconocida como autora de la proposición, demandando ser autenticada y calificada por el mérito de la creación, como también necesitada que el Otro le conceda la honorabilidad por el hecho.

Por otra parte, la comunicación implica poesía, música, besos y abrazos, toques sutiles entre almas que se encuentran. Es inseminadora y fertilizante, creadora que genera criaturas.

La condición de oír al otro, en un proceso de análisis, tiene más que ver, entiendo yo, con las vibraciones emitidas por el cliente que con lo realmente verbalizado. Hablar y ser entendido, oír y comprender, acoger y ser complaciente con el otro demandan coherencia, generosidad, continencia, integridad y ética. Sin embargo, el proceso analítico puede ser escenario de muchas molestias. Cuando el fenómeno del encuentro ocurre entre el analista que habla tan sólo lo que el cliente desea oír, la sombra se vuelve constelada. El don transformador de la palabra naufraga en la solutio que encharca. El cliente y el analista se aplauden y el incesto se establece.

La dinámica de la comunicación, junto a su correlación explícita entre el habla emitida por el comunicador y el oído de quien la oye, tiene conexión directa con los demás órganos del sentido.

La expresión comunicadora podrá ser dialogal entre el habla que expresa un contenido intelectivo inédito de descubrimiento y alcanza el oído que escucha y se deslumbra, se envanece, se encanta, se asombra, se conmueve, se descubre desnudo, se sabe comprendido y tantas otras emociones que las palabras causan. La expresión comunicadora podrá, por otra parte, ser propuesta por la música que el Uno ejecuta y que el oído del Otro oye y siente despertar en sí nostalgia, tristeza, alegría, miedo, reverencia, extrañamiento, embellecimiento, audacia, coraje, y tantas otras emociones que las canciones pueden causar. O la expresión comunicadora podrá ser propuesta por el cuerpo en movimiento, en danza, en éxtasis, en súplica, y que alcanza el ojo que ve un pedido para ser tocado, acogido. También la expresión comunicadora podrá ser propuesta por la pintura, por la película, por las fotos, y que al poblar los ojos, llenan de imágenes, expresión de la belleza o de lo terrible. La expresión comunicadora podrá ser propuesta por los perfumes emanados, que impregnando los receptores olfativos del otro, movilizan memorias agradables o sufridas. Como también la expresión comunicadora podrá ser propuesta por los sabores que traen de vuelta momentos de la infancia, de figuras parentales y sus manifestaciones de ternura. O venir de toques, caricias evocadoras de momentos dramáticos espeluznantes o deliciosamente mágicos.

Así, la comunicación se hará por los más diversos canales, pero, innegablemente, la Palabra es el vehículo primero que más alcanza, más convence y seduce, hipnotiza y arrebata el alma de los que se sienten principalmente abandonados, incomprendidos, mal amados, llevando a los hijos, oídos de quien oye algún comando de orden.

La dinámica de la comunicación, atributo singularmente desarrollado por los seres humanos, confiere un poder de mando, como también confiere certezas y esperanzas de cambio, a la par de explicitar las decepciones y amarguras ante lo que la criatura tiene de más sórdido, más degradante y sombrío.

Para ilustrar cito por debajo de las palabras de grandes líderes que marcaron los tiempos de gloria o la sensación de derrota:

"I Have a dream!" - y todos los que soñaron un día con el trato igualitario, a los diferentes colores de piel, se regocijaron por haber sido soñados por alguien que hablaba su lengua (1 de abril de 1964, en los escalones del Lincoln Memorial, en Washington DC, https://en.wikipedia.org/wiki/I_Have_a_Dream).

Nosotros somos las personas por las que esperábamos. "Somos el cambio que buscamos (Discurso de Campaña del Presidente Barack Obama en 2008 [DIONE JUNIOR; REID, 2017]).

De tanto ver triunfar las nulidades; de tanto ver prosperar la deshonra, de tanto ver crecer la injusticia, de tanto ver agigantarse los poderes en manos de los malos, el hombre llega a desanimarse de la virtud, a reírse del honor y a tener vergüenza de ser honesto (Trecho del discurso parlamentario proferido en el Senado de la República por Rui Barbosa en 1914).

La comunicación es lo que mejor expresa el proceso de humanización por traducir en palabras (habladas, escritas, poéticas, cifras musicales, imágenes, gesticulaciones) lo que la criatura piensa y reflexiona sobre lo reflejado, lo que tiene de ideas y lo que con ellas construye, lo que siente y cómo sufre, lo que la emociona y se traduce en vibraciones epifánicas. En fin, la comunicación es la marca indeleble del ser humano y del cómo hacerse humano.

¡La quinta dinámica expresa y se ocupa de la encarnación del Verbo!

3f. La sexta dinámica de conciencia, correspondiente al sexto chacra, frontal o del tercer ojo (Ãjñã). Llamé de Dinámica de la Videncia o de la Prevista del Futuro, la cual nos habilitará para divisar las demás dimensiones del Universo, además de las tres dimensiones del espacio ya conocidas y descritas.

Buscando en la mítica y en su incontable acervo de respuestas a las preguntas por nosotros formuladas, nos encontramos con relatos aparentemente increíbles, como si los mismos sólo fueran criaturas del imaginario colectivo. Sin embargo, al ocuparnos de la simbología de sus contenidos, verdades impensables se revelan.

El místico Tiresias (BRANDÃO, 1992) así se convirtió en el hecho de haber sido transformado en mujer después de matar a la serpiente hembra, cuando encontró una pareja de ofidios copulando. Vive, entonces, plenamente, como hembra, por siete años. En un segundo momento, reencontró otra pareja de ofidios en cópula. Intuyó que para recobrar su condición primera necesitaría matar al macho. Y así lo hizo, volviéndose de nuevo un hombre. En un tercer tiempo, Zeus y Hera entretenidos en una discusión interminable sobre quien promovería mayores placeres al compañero, en los encuentros sexuales: y sin posibilidades de componer un acuerdo, decidieron convocar a Tiresias para que les diera un veredicto sobre esas cuestiones placenteras, tanto por haber sido mujer como por ser hombre. El futuro místico, después de escuchar la descripción del impasse entre la pareja olímpica, les respondió que si el placer se medía de uno a diez, el macho promovería nueve medidas de placer a la mujer y la mujer promovería una medida de placer al macho.

Hera, incontinente, ante la descomunal ofensa causada por Tiresias a las hembras, como que calificándolas de incompetentes para dar placer a los compañeros, lo cegó como castigo por su ignorancia y su estupidez.

Sabemos que las bendiciones o los castigos infligidos a los personajes, por una divinidad, no pueden ser retirados o negados por otro divino y ni siquiera por quien las impuso. Zeus, condolido con la condición de Tiresias, le dio el don de la mántica, con lo que lo transformó en un ciego vidente.

Yo estaba pensando en eso, hace algunos años (ALVARENGA, 2014), que supuestamente castigos, a los seres humanos, por lo divino, en última instancia, es una nueva oportunidad al trillar el proceso de individuación.

Hera, estructura primordial de la psique, denuncia la ceguera de Tiresias por no haber constatado, como mujer, cuánto de placer había recibido, así como cuánto había promovido de satisfacción al compañero (ALVARENGA, 2011a). Tiresias había vivido como mujer, pero no incorporó en sí la sabiduría derivada de la vivencia explícita de lo femenino. Precisaría, pues, descubrir la verdad en una condición viable solamente por la reflexión introspectiva; nada del mundo visible debería impedirlo. Así, el aparente castigo era una dádiva, pues Zeus le dio, como premio, la posibilidad de la previsión del futuro, o sea, la videncia.

Tiresias explicita su dotación por los alertas dados a sus consultores, proponiendo la posibilidad de que exista más de un futuro posible. Así, el mántico responde a Liriope sobre su hijo Narciso: "él vivirá si no se ve", o la Tetis sobre el futuro de Aquiles: "él vivirá por muchos años si se mantiene como un simple campesino o lejos de las batallas" (BRANDÃO, 1992).

Muchos son los otros ejemplos de la actuación de magos, videntes y hablantes oraculares en cuanto a posibles diferentes futuros que cambiarían los destinos trágicos.

El mensaje primordial del relato mítico reside en la proposición de la existencia de diferentes posibilidades de un ser, que depende de elecciones hechas en momentos cruciales en los que se deja la condición de un porvenir probable para un diferente futuro posible.

Los momentos cruciales se traducen, en la realidad de todos nosotros, como desafíos en los que el riesgo de vida (de sí mismo, del hijo, del amado) es inminente, ya sea por procesos físicos o psíquicos; o por condiciones de pérdidas catastróficas con vivencias de extrema soledad y desamparo; o por realidades invasivas con pérdida de autonomía y libertad; o cuando el otro de nosotros es robado, secuestrado, abusado...

Momentos cruciales movilizan angustias, activan heridas del alma, desencadenan miedos antiguos, desorganizan la vida y piden soluciones inmediatas. Sin embargo, estos momentos también despiertan la fe y las demandas por constricción, así como evocan recuerdos de nuestros antepasados creyentes en el poder de las oraciones.

Y, he aquí, los "milagros" ocurren trayendo la certeza de que las transformaciones en cuanto a posibles futuros posibles despiertan como realidades, tal vez, nunca antes pensadas por la conciencia. La física cuántica afirma que diferentes futuros posibles aguardan por ser despertados en el momento presente en que los deseamos (BRADEN, 2017) expresando la realidad del nuevo ser nacido en el que nos convertiremos. Ya somos el futuro posible y distanciados nos sentimos del futuro probable que seríamos.

Interesante atentar en cuanto a que las reclamaciones emergen en el seno de una dinámica familiar cuando uno de sus componentes, en proceso de análisis, presentando las modificaciones derivadas de sus epifanías analíticas, oye: "¡Usted está muy diferente! ¡Ya no es el mismo! ¿Qué sucedió con usted? ¡Parece que no lo reconozco!".

Y entonces, cuando se atenta a memorias pasadas, que en realidad son muy recientes, las personas se sienten tan distantes de lo que fueron, se sienten diferentes, asustadas con lo que hacían, consentían o dejaban pasar, sin contestaciones.

¡Quisiera parecer que el proceso de individuación es una demanda imperiosa por la instauración de un futuro posible diferente de lo probable, futuro que se adormece en los escenarios de la psique y que aguarda la emergencia de la revelación!

Al actualizar la sexta dinámica de conciencia en nuestro proceso existencial nos volvemos videntes (ALVARENGA, 2018), impregnados por un patrón de inteligencia espiritual que nos hace cada vez más "más humanos", ¡sea por incitarnos a ser la solución de los conflictos, como a obligarnos a realizar los cambios!

La sexta dinámica de conciencia, como todas las demás, al ser una condición arquetípica, sufre con los percances de la sombra. "Videntes" son consultados por personas que buscan respuestas a sus conflictos y demandas, como también son consultados por los buscadores de bendiciones electoras. Sin embargo, ningún consultante pregunta sobre lo que necesita hacer para no ser el conflicto o qué plan de acción debe componer y ejecutar para llegar a ser merecedor del futuro.

La dinámica de la Videncia y su competencia para divisar posibles diferentes futuros está íntimamente ligada al poder de la oración y bajo la regencia del "efecto Isaías" que propone como oración más poderosa aquella que mentaliza un futuro diferente de lo probable y que ya es realidad, pues, despertado se hizo por el deseo inquebrantable de la fe. Sin embargo, para alcanzar un futuro diferente de lo probable necesitaremos estar en una nueva Ética instituida y fundamentada, a mi entender, en cuatro principios, cuales sean: en el Fuego de la más profunda conciencia reflexiva que nos hace reflexionar sobre asumir la responsabilidad por todo lo que nos rodea porque todo tiene que ver con nosotros; en la Tecknè más inventiva que somos y tenemos para cambiar nuestro momento histórico; en la Dikè como conciencia plena del sentido de la justicia para todos y con todos; y, finalmente, en la plena virtud de la ayuda que nos conduce a realizar y hacer lo que somos de mejor para el otro, quienquiera sea y para el bien común (ALVARENGA, 2011b).

Por lo tanto, próximos estaremos de la séptima morada, de la séptima dinámica de conciencia y allí nos aguarda la ceremonia ritualística de la coniúntio con la divinidad, según el supuesto de D'Ávila (1981), o la ceremonia ritualística de la coniúntio con el Self, las proposiciones de Jung, con lo que el autoconocimiento se hace, meta mayor del proceso de individuación.

La competencia para transitar entre esas dimensiones será ideal a alcanzar. Tanto la quinta dinámica como la sexta confieren a quienes las conquistan un poder fabuloso que dificulta en mucho la confrontación con la Sombra y representa una defensa de acomodación por la reanudación del ejercicio del poder por ellas conferido. La propia D'Avila relata en su texto (1981) las dificultades crecientes que el alma experimenta a medida que avanza por las moradas del castillo. Estas dos dinámicas representan grandes dificultades para el logro del proceso de individuación.

Hay que recordar no tener las diferentes dinámicas un carácter secuencial, pues pueden ocurrir, tanto la quinta como la sexta, en una condición eventual, expresando momentos de sabiduría no inteligibles para quienes las enuncia. La fijación defensiva en cualquiera de ellas es posible, y puede impedir el caminar hacia el Self.

La videncia implica la anticipación de futuro y configura la mejor y la mayor oportunidad para divisar el camino para la individuación.

¡La sexta dinámica expresa y se ocupa de la previsión del futuro!

3g. La séptima Dinámica de Conciencia, realmente de carácter Cósmico o de Totalidad, [denominación anterior usada por Byington (1983) para nominar la actual cuarta dinámica] corresponde al séptimo chacra, coronario (Sahasra), y representa la condición plena de la conquista del proceso de individuación. Propongo que se llame dinámica de la comprensión universal. Ella confiere la conciencia plena de ser Uno con el Otro y responsables para que el Otro también alcance esa plenitud.

¡La séptima dinámica expresa y se ocupa de la coniúntio con el Self!

 

4. Desafíos a ser enfrentados en las siete dinámicas de conciencia

La conquista del proceso de individuación y el alcanzar el autoconocimiento, como consecuencia de la coniúntio con el Self, implica ser Uno con Él, y será logrado tras la superación de los desafíos de esas varias Dinámicas.

Los desafíos a ser superados, tanto los ya relatados como los por relatar, se refieren a las ofensas o crímenes cometidos según los referentes respectivos de esas dinámicas y de cómo nos conducimos ante ellos, por lo tanto:

4a. El crimen, ofensa, agravio, cuando cometido bajo la vigencia de la Dinámica Urobórica clama por Acogida a fin de que el cuerpo que gesta acepte lo diferente en sí y asuma el de receptáculo de la sacralidad de la Existencia. En la ausencia de ello la Vida corre peligro. Cuando el cuerpo gestante no acoge al gestado, concurre para romper la unidad original, lo que implicará en la imposibilidad de mantener el proceso que compone al nuevo Ser.

4b. El crimen, ofensa, agravio, cuando cometido bajo la vigencia de la Dinámica Matriarcal exige Venganza hacia el ofensor o sus familiares. En ese caso, dicha dinámica se dará bajo la vigencia de las Furias, diosas de la venganza de la sangre parental derramada, que exigen que se pague la muerte con la misma moneda pues la Vida es soberana.

4c. El crimen, ofensa, agravio, cuando cometido bajo la vigencia de la Dinámica del Padre, pide Justicia en contra del ofensor, la cual será ejercida por el Estado de Derecho establecido por los cánones de los Códigos Morales de la comunidad.

4d. La relación simbólica establecida por la cuarta dinámica será siempre de lealtad y fidelidad hacia el otro. De ese modo, crimen en dicha dinámica configura traición a ese binomio que compone la relación simétrica entre el uno y el otro, distintos entre sí. El crimen, ofensa, agravio, cuando cometido bajo la vigencia de la Dinámica del Encuentro, insta al ofensor el Reconocimiento de la acción practicada y la Responsabilidad por el acto cometido. La condición de reconocer y confesar la acción, asumiendo la responsabilidad, reclama un carácter público. Se vuelve realidad como consecuencia del diálogo establecido entre el reo y el ofendido o entre el reo y el pariente más próximo de la víctima. El reconocimiento público por la responsabilidad del agravio contra el ofendido apacigua el psiquismo de la víctima y/o del familiar. Esa condición de reconocimiento y responsabilidad no excluye el ejercicio de la Justicia por el foro del Estado. Sin embargo, ese ejercicio se debe llevar a cabo siempre que haya anuencia entre los pares involucrados, o sea, entre víctima y ofensor. Es importante recordar que las demandas de venganza estarán siempre presentes en la psique, aunque no siempre de forma explícita. Es fundamental que se conciencie que la demanda de venganza es una realidad primordial arquetípica, presente en todos los seres humanos. Dicha conciencia es fundamental para que la venganza no sea ejercida por la sombra (ALVARENGA, 2012). De ese modo, cuando se comete un crimen contra la víctima (o sus familiares y agregados) bajo la vigencia de la Dinámica del Encuentro, lo que se propone y se ruega es el ejercicio del Perdón.

La condición de ejercer el perdón tras los actos de agravio implica una relación entre ofensor y ofendido en la que el reconocimiento y la responsabilidad ya se hayan establecido. El perdón, cuando bien ejercido es un fenómeno que decurre de una certidumbre oriunda de lo más profundo del ser. El perdón no es una actitud egoica, sino del Self y reclama por reciprocidad entre ofensor y ofendido, y viceversa.

El ejercicio del perdón, restaurativo de las relaciones, condición histórica propuesta por Nelson Mandela en la promoción de una política de reconciliación nacional en África del Sur, decurre del presupuesto filosófico del ejercicio del Ubuntu y, sobretodo, del ejercicio del perdón implica saberse uno con la comunidad.

Ubuntu es una filosofía africana cuyo significado se refiere a la Humanidad hacia los demás. Es un concepto amplio sobre la esencia del ser humano y la forma como se comporta en sociedad. Para los africanos, Ubuntu es la capacidad humana de comprender, aceptar y tratar bien al otro, idea semejante a la de amor al prójimo. Ubuntu significa generosidad, solidaridad, compasión hacia los necesitados, y el deseo sincero de felicidad y armonía entre los hombres. (Https://pt.wikipedia.org/wiki/Ubuntu_(filosofia)

4e. El crimen, ofensa, agravio, cuando cometido bajo la vigencia de la Dinámica de la Comunicación insta Congruencia entre lo que se dice y lo que se hace, y Complacencia hacia el otro. La condición de oír en un proceso de análisis tiene que ver más con las vibraciones emitidas por el cliente que con lo realmente verbalizado. Hablar y hacerse entender, oír y comprender o aún, ser complaciente hacia el otro, demanda: coherencia, generosidad, acogida, integridad y ética. El don del habla, entre el decir lo que el otro necesita oír y lo que le gustaría oír representa una capacidad asustadoramente propensa al desarrollo sombrío. ¡Cuanto más nos acercamos a la séptima dinámica más somos tentados a abandonar el camino que conduce al Self! En cambio, la Dinámica de la Comunicación cuando ejercida en su plenitud mayor no sólo corresponderá a la comprensión de lo comunicado, sino que también la voz sabrá vibrar en sintonía con el Otro, creando resonancias de cura.

4f. El crimen, ofensa, agravio, cuando cometido bajo la vigencia de la Dinámica de la Visión y/o de la Videncia reclama Templanza para consigo mismo en el sentido de no vacilar ante las demandas del Self, con determinación continua y constante para no perderse de la meta mayor.

4g. El crimen cuando cometido bajo la vigencia de la Dinámica de la Comprensión Universal implica, al sujeto conocedor del crimen, saberse como kainos Anthropos. El mayor crimen de esa dinámica será traicionar el proceso de individuación, negándose voluntariamente a caminar hacia el Self. Cuando un agravio es practicado por cualquiera y el sujeto toma conocimiento del hecho, se convierte en parte del proceso y, para tanto, responsable por el agravio. La conciencia de ser responsable por dicho agravio lo hace partícipe del proceso una vez que el sujeto y el Universo son Unos. Asimismo, la necesidad de restaurar la armonía se presenta y se hace necesario que el sujeto - también responsable, en la condición de partícipe del crimen cometido - se rinda al Self, y pueda perdonarse a sí mismo bien como al otro, amándose a sí mismo y al otro, purificándose de la desarmonía que lo destroza, compitiendo para que la armonía en el otro se (re) instaure. Purificarse implica cuidar del otro en sí mismo. De esa forma, cuando un crimen es cometido en esa dinámica, lo que se pide es tener y ser Amor, Amor por el otro y por sí mismo (proposición inspirada por el Ho´oponopono).

Hay que convenir que cuando estemos bajo la vigencia plena del Encuentro, con sus presupuestos de Reconocimiento de la acción y Responsabilidad por el acto cometido, debemos actuar por la consigna del Perdón, trabajando por un bien mayor; asimismo, al estar bajo la vigencia de la Dinámica de la Comunicación Universal debemos buscar congruencia entre lo dicho y lo hecho, siendo complacientes con el otro; por fin, cuando nos mantengamos diligentemente en la actividad de trabajo y determinación para no perdernos de la meta mayor, entonces sí alcanzaremos la Dinámica Universal. Al alcanzarla, conscientes de sus presupuestos de reconocerse y saberse responsable del agravio cometido por cualquiera, y por conocernos y convertirnos en Unos con la Totalidad, actuaremos a través del Amor al Otro, vibrando y mentalizando el restablecimiento de la armonía, los fenómenos de guerra, hambre, violencia, conquista del poder y tantas otras aberraciones cometidas por los desvaríos de nuestra condición primordial, arquetípica, no humanizada, habrán realmente acabado.

Alcanzar la plenitud de la Conciencia Universal nos hará totalmente humanos, desapegados de las posesiones, por conocernos perecederos, conscientes de que venimos de la tierra y a ella volveremos. La trascendencia tan deseada de ser en la Unidad no significa sobrepasar a la Humanidad. Trascender será superar nuestra condición arquetípica primordial para tornarnos la plenitud de la condición humana, alcanzando la entereza del ser, sin las escisiones, sin los desvaríos, sin las extemporaneidadesde Poseidón, sin las demandas de venganzas de las Furias, sin la rigidez de Apolo y la astucia engañosa de Hermes, sin el anhelo de poder de los "Zeuses", que se intitulan divinos, sin la sed guerrera de las Atenas y de los Ares y sin tantas otras conductas arquetípicas que nos componen.

Cuando Moisés convocó al pueblo judío a abandonar Egipto -donde se hallaba en la condición de esclavo -y caminar hacia el encuentro con Dios, buscando la tierra prometida, el fenómeno se volvió conocido como "Exodus", o sea, abandonar el lugar estrecho donde uno ya no cabe.

Estamos realizando un nuevo Exodus cuando caminamos hacia la Dinámica Universal, inspirados por la condición esencial del Amor y la aceptación plena del otro, cualquiera que sea, sin condenaciones. Aceptar al otro sin evaluaciones condenatorias implica acogernos por entero. La realización de este nuevo Exodus significa hacernos libres.

 

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Recebido em: 30/08/2018
Revisão: 12/12/2018

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