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Junguiana

On-line version ISSN 2595-1297

Junguiana vol.38 no.2 São Paulo July/Dec. 2020

 

Construyendo la Psicología Analítica: el papel de las mujeres estadounidenses

 

 

Victor de Freitas HenriquesI; Marina de Carvalho OliveiraII

IDoutorando em história e filosofia da psicologia pela Universidade Federal de Juiz de Fora. Mestrado em psicologia pela Universidade Federal de São João del-Rei e Graduação em psicologia pela Universidade Federal de São João del-Rei. e-mail: <vf_henriques@hotmail.com>
IIMestrado em psicologia pela Universidade Federal de São João del-Rei. Graduação em psicologia pela Universidade Federal de Sergipe. e-mail: <marina.carvalho.psi@gmail.com>

 

 


RESUMEN

Buscamos rescatar el papel activo y determinante del trabajo de algunas mujeres estadounidenses en la construcción de la psicología analítica. Inicialmente, cuestionamos el mito de la construcción solitaria e individual de teorías y áreas del conocimiento poniendo los proyectos de psicología general y el desarrollo de la psicología analítica dentro de este contexto. Discutimos cómo el trabajo de Carl Gustav Jung puede ser considerado como una práctica individual y un proyecto de psicología general utilizando sus consideraciones sobre el lugar de la teoría en su trabajo, así como su punto de vista sobre la posibilidad de transmitir ese conocimiento y la formación de profesionales dentro de este sesgo. Argumentamos que la participación de ciertas mujeres fue crucial para configurar y traducir el trabajo de Jung del campo de la práctica individual a la difusión teórica que hoy conocemos en forma de trabajos completos y seminarios.

Palabras clave: Palabras clave psicología analítica, mujeres, historia de la psicología, teoría, edición.


 

 

1. Introducción

Para Shamdasani (2003), libertador de las mujeres y misógino son dos de los numerosos títulos considerados posibles de atribuirse a C. G. Jung caso se pregunte al gran público cuál opinión poseen sobre el psiquiatra suizo. Tal consideración indica que el trabajo de Jung, así como su vida personal, fue objeto de especulaciones diversas y diferentes por la temática del feminismo y de las mujeres.

La importancia y dimensión de la cuestión se encuentran bien ilustradas por el término Jung-Frauen, literalmente: las mujeres de Jung, en alemán, puesto peyorativamente para designar las alumnas y participantes de los seminarios por él impartidos y que tenían la costumbre de agruparse a su alrededor (ANTHONY, 1991). Sin embargo, más de que pensar que esta proximidad funcionara a veces de cortejo y adulación como el término buscó sugerir, es importante tener en cuenta que muchas de las conferencias y hablas de Jung no eran terminadas en el tiempo propuesto por el autor en estos eventos y, como consecuencia, él y los demás participantes comúnmente se aglomeraban en otros locales para continuar los debates y trocas de informaciones, siendo común que Jung invitase algunos grupos a sus habitaciones para tales fines (BERNARDINI et al., 2015). El hecho de que muchas participantes en estos eventos y situaciones hayan sido mujeres acabó siendo usado para agredir tanto a ellas como también al autor.

La participación del público femenino en las propuestas de Jung nos parece ser factor de gran importancia en respecto a la transmisión del trabajo del autor de práctica exclusivamente individual a un proyecto de psicología general, la psicología analítica. Considerando que un proyecto de psicología general también se encuentra seguro a un corpus teórico, cuando analizamos cómo el trabajo de Jung fue organizado y planeado en cuanto teoría divulgada en el formato de obras completas y seminarios, es posible percibir cuán fundamental fue el trabajo de diversas mujeres involucradas en los procesos de idealización, financiamiento, editoración, traducción y divulgación de sus escritos, así como en el patrocinio y coordinación de instituciones con la finalidad de divulgar su obra.

En este sentido, rescatamos algunas de esas contribuciones y contribuyentes reconociendo el papel activo y determinante de sus trabajos en la construcción de la psicología analítica. Nuestro recorte recae en las mujeres estadounidenses por haber desarrollado papeles estratégicos en la diseminación de la teoría y práctica junguiana además de los reductos suizos y europeos en la primera mitad del siglo XX.

Sabiendo que la historia de cualquier movimiento no contempla ni hace justicia a todos los personajes involucrados en la creación y construcción del mismo, es importante señalar que las mujeres aquí presentadas no corresponden a todas las estadounidenses involucradas con la obra de Jung. El criterio que utilizamos para elegirlas como representativas dentro de la estructuración de la psicología analítica se debe a su protagonismo en las actividades que han desarrollado: creación de espacios de estudio y difusión de la obra de Jung y edición, traducción y divulgación de sus manuscritos.

 

2. La narrativa mítica en la creación de la psicología analítica en cuanto práctica individual y proyecto de psicología general

La segunda mitad del siglo XIX vio surgir diversos sistemas de psicología general que buscaron consolidarse como matrices disciplinarias, abordajes y campos del conocimiento. No obstante, el desarrollo y hasta mismo la creación de estos sistemas fueron atribuidos a algunos pocos individuos, escuelas y, en algunos casos, a un único sujeto. Tal narrativa mítica que evoca la imagen de un investigador solitario dotado de extrema capacidad intelectual y capaz de revolucionar por sí propio la historia del conocimiento termina por desconsiderar todos los eslabones que se construyen la amplia cadena de la Historia de las Ideas con relación al desarrollo y producción de sentido.

Steele (1986), Roazen (1992), Ellenberger (1994) y Shamdasani (2003) demuestran cómo algunas importantes propuestas dirigidas hacia la comprensión del psiquismo humano tuvieron sus concepciones asignadas a figuras como Sigmund Freud y Carl Gustav Jung, respectivamente al psicoanálisis y a la psicología analítica, sin mayores cuidados. Para los autores, los motivos de las atribuciones equivocadas son diversos, variando desde el fenómeno que especialmente en el caso del psicoanálisis quedó conocido como freudismo, en el cual la gran visibilidad de un autor termina por aglomerar en sus propuestas otras concepciones que hayan emergido en la misma época o que fueron rescatadas y ventiladas con mayor impacto durante y/o en conjunto con las suyas, incluso casos de omisión de colaboraciones y/o insuficiente atribución de créditos a estos colaboradores.

Por más que Jung y Freud hayan reconocido y rescatado en sus escrituras sus influencias, hay pasajes y eventos que corroboran con la manutención de la narrativa mítica construida alrededor de los mismos. En el caso de Jung, éste reconoce la influencia en su trabajo de las propuestas de filósofos como Platón, Von Hartmann, Kant, Leibniz, entre otros (GEWEHR, 2019); de médicos, como el psiquiatra Richard von Kraft-Ebing y psicólogos como Pierre Janet y William James (JAFFÉ, 2016).

Para Roazen (1992), la idea de que Freud habría omitido deliberadamente la colaboración de compañeras creció, en parte, debido a la personalidad del autor y su fuerte determinación en erigir y ser el portavoz de una práctica. Sin embargo, en cartas a Jung, podemos observar cuánto Freud también estimaba el trabajo psicoanalítico desarrollado en otros lugares, como en la Clínica Burghölzli, en Suiza, por el psiquiatra Eugen Bleuler, y reconoció estas contribuciones para la práctica y expansión del movimiento (MCGUIRE, 1993).

Al escribir en 1914 Historia del Movimiento Psicoanalítico y romper con los colaboradores suizos que hasta ahora se habían dedicado al psicoanálisis, Freud delimitó lo que debería ser la práctica y la teoría psicoanalítica centrando tales directrices en su imagen y contribuyendo para fomentar la narrativa mítica de la misma. Jung también se dedicó a escribir sobre la psicología analítica diferenciándola del psicoanálisis en textos como: Sobre Psicanálisis, de 1916, y La divergencia entre Freud y Jung, de 1929.

La actitud de Jung se diferencia de Freud en algunos aspectos en cuanto al lugar del autor y su práctica dentro de un sistema psicológico. En la obra del psiquiatra suizo, percibimos un conflicto en relación a la existencia de un corpus teórico en la medida en que, diversas veces, el autor afirma no poseer una teoría (JUNG, 2012a; 2012b; 2012c; 2013a; 2013b e 2013c), pero, en sentido contrario, también encontramos pasajes significativos en los cuales el autor se dedica a presentar en el formato de teorías, propuestas sobre el funcionamiento de aspectos psíquicos (JUNG, 2012d; 2012e; 2012f; 2012g; 2012h; 2013b; 2013c).

Jung reconoce que las teorías, así como los conceptos, son etapas necesarias dentro del proceso de comprensión de fenómenos psíquicos. Para el autor, estas deberían ser usadas como puntos de apoyo momentáneos a ser abandonados para que la dimensión individual de los casos predominase sobre las consideraciones generales (JUNG, 2012f; 2012i).

El lugar paradójico de la no-teoría en el trabajo de Jung nos parece ser uno de los puntos que nos invita hacia la idea de que la construcción solitaria de un proyecto de psicología se manifieste. Al mismo tiempo en que Jung decía ser un investigador empírico, atento a las manifestaciones de los fenómenos, decía valerse, mismo que momentáneamente, de teorías, las cuales describió como siendo confesiones propias de sus autores trayendo consigo contornos y limitaciones de los mismos (JUNG, 2012d; 2012j; 2014a).

Si en algunos momentos Jung parece resignarse y asumir el papel del investigador solitario cuyas teorías temporarias son confesiones que caben apenas a si propio ya que orientan solamente a su práctica siendo, incluso, incomprendido por los demás, en otros el deseo de la creación de un sistema general de psicología y la transmisión del mismo se hace presente. Tomemos tres ejemplos en los cuales las ideas de aislamiento e incomprensión nos parecen presentes.

En carta a Jürg Fierz en 13 de enero de 1949, Jung dice que son muchas las tonterías hechas por sus alumnos a partir de lo que él dice, siendo que nada podría hacer en respecto a eso, pues no podría impedirle a las personas de expresarse por lo que dijeron (ADLER, JAFFÉ, 2015a).

En carta de 6 de febrero de 1960 direccionada a la Madre Superiora de la orden del padre Victor White, Jung dice lamentar saber del estado de salud del mismo y que había nutrido esperanzas de que White daría continuidad a sus estudios sobre religión (ADLER, JAFFÉ, 2015b). En la versión en inglés de las cartas de Jung, fue añadida a esta carta una nota al pie diciendo que él mismo poseía un sentimiento de que aquellos en los cuales él vía la posibilidad de continuación de su obra murieron relativamente jóvenes, enumerando entre éstos al padre Victor White, el sinólogo Richard Wilhelm, Heinrich Zimmer conocedor de los estudios índicos, el psicólogo Erich Neumann y el físico de partículas Wolfgang Pauli.

En la segunda conferencia realizada por Jung en 1935 en la Clínica Tavistock, en Londres, el psicoanalista Wilfred Bion pidió más detalles de su exposición cuanto a la correspondencia entre estados fisiológicos y psicológicos del cuerpo, especialmente acerca de los sueños. Jung dice que no podría adentrarse en los detalles, pues ésta era una percepción y comprensión que le llegó a través de sus experiencias y al intentar explicar tal relación podría ser tajado como oscurantista. Jung dice que los miembros de la conferencia necesitarían realizar varios semestres de cursos sobre mitología comparada y simbolismo para comprender su raciocinio y que eso no debería ser tomado como arrogancia y prepotencia de su parte, pero como un gran problema generado cuando hay tanta inmersión de un investigador en determinado campo llevándolo a desarrollar su atención en un único sentido (JUNG, 2014b).

Por más que estos pasajes puedan sugerir sentimientos de incomprensión y aislamiento, los mismos también revelan deseo de transmisión del conocimiento adquirido y formulado por Jung, pues, se habla de pupilos, aunque puedan no haber comprendido su trabajo, y de la posibilidad de acercamiento y entendimiento de sus propuestas a través del esfuerzo, estudio y dedicación necesaria a ciertos temas, así como a la esperanza de la continuación de sus ideas. Pensamos que la tensión entre la práctica individual de Jung y la construcción de un proyecto de psicología general a ser divulgado, debe ser circunscrita dentro de las propias experiencias e intentos del autor de inserirse en el campo de la trasmisión del conocimiento.

 

3. Jung, la experiencia de la enseñanza y formación de psicoterapeutas

La Clínica Burghölzli, en la cual Jung inició su actividad como psiquiatra, era el nombre por el cual el Hospital Psiquiátrico Universitario de la Universidad de Zúrich también se volvió conocido. Por estar conectados a una institución de enseñanza, era requerido por la Universidad que los médicos del Hospital cumpliesen dentro de su trabajo y de su formación algunas horas de docencia. Entre 1904 y 1913, Jung enseñara temas de psiquiatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de Zúrich (GRAF-NOLD, 2005).

Si por un lado las clases de Jung en la Universidad poseían como recorte temas en psiquiatría direccionadas solamente para estudiantes de Medicina, las conferencias que dio en el Instituto Federal Suizo de Tecnología a partir de 1933 eran abiertas al público, ocurrieron en el Departamento de Disciplinas Electivas (FALZEDER, 2019).

Aunque Jung abordara temas de psicoanálisis en sus clases, la formación de psicoanalistas no era su objetivo y tampoco el de la Universidad. En el Instituto, Jung presentó muchas de sus teorías, pero la naturaleza electiva de sus clases también no permitía ni pretendía formar psicoterapeutas. Fue en 1938, aún como profesor del Instituto, que Jung y un grupo de compañeros de distintas áreas de enseñanza se reunieron con la intención de crear un instituto de formación en psicoterapia. Inicialmente, el proyecto fue presentado a la Universidad de Zúrich y, después, al Instituto, habiendo ambos recusado cualquier participación a pesar de apoyar la idea. Sin soporte, la idea fue abandonada (FALZEDER, 2019).

Los treinta años que separan las dos experiencias de Jung en la docencia vinculadas a las instituciones de educación superior fueron llenos de actividades que también pueden ser circunscritas en el campo de la enseñanza como conferencias, seminarios y cursos. Además de los diversos formatos, las hablas de Jung ocurrían en diferentes lugares y para diferentes públicos, variando de auditorios de ayuntamientos hasta conmemoraciones de centenarios de instituciones de prestigio. Delante de tal diversidad, sobresale como característica común entre los eventos la considerable búsqueda por los mismos, resultando en la capacidad máxima en gran parte de los casos. Entre la justificación para eso, se destacan tres factores: la curiosidad cuanto al tema, la intención de parte de los oyentes de someterse al análisis con Jung y, consecuentemente, tornarse analistas (KIRSCH, 2000).

Los caminos por los cuales alguien se tornaba analista junguiano al inicio del siglo XX eran poco estructurados. A través de una carta, Jung comprobaba o no la capacidad de determinada persona en iniciar la práctica de analista con base en sus métodos. La aptitud era medida por el nivel de familiaridad y comprensión de sus propuestas, éstas eran adquiridas casi que exclusivamente a través de la participación en sus seminarios y bajo análisis con el mismo. Sin embargo, al mismo tiempo en que las condiciones existentes para tornarse analista con base en las premisas de Jung fueran ésas, no había garantías de que el cumplimento de las mismas resultaría en un certificado de capacidad para la práctica de la psicoterapia (KIRSCH, 2000).

Kirsch (2000) señala que hasta el final de la década de los 40 la idea de un proyecto personal de psicología no era algo que instigaba Jung. Estando él delante de la Sociedad Internacional Médica general de Psicoterapia y de la Sociedad Suiza de psicología Práctica, siendo presidente de ambas instituciones, el interés de Jung era de buscar bases comunes de actuación y comprensión entre las técnicas psicoterapéuticas existentes, con el objetivo de evitar el sectarismo entre las mismas. Fue solamente en 1948 con la creación del Instituto C. G. Jung, en Zúrich, que se estableció como un centro oficial de formación en psicología analítica para que su trabajo pudiera ser estudiado como proyecto de psicología (FALZEDER, 2019).

Así, podemos decir que la psicología analítica como campo del saber se ha desarrollado a partir de y además de Jung, puesto que la creación de una asignatura formadora no fue su objetivo principal, siendo, también, fruto del trabajo de colaboradores. Si el estudio formal de su trabajo como técnica profesional se marca en 1948, de ninguna manera esta fecha inicia el interés por el aprendizaje y la aplicación del mismo por parte del gran público. Fue el propio interés de ciertas personas por el trabajo de Jung, entre las cuales diversas mujeres estadounidenses, que tornó viable la estructuración y formalización de los procedimientos y eventos que posibilitaron ese intercambio entre la práctica individual, teoría y formación de analistas décadas antes de la existencia del Instituto C. G. Jung.

 

4. El Club Psicológico de Zúrich y los Seminarios

Edith Rockefeller McCormick

Los primeros pasos hacia la estructuración de un proyecto de psicología centrado en el trabajo de Jung poseen como un telón de fondo la ruptura de la colaboración entre la Sociedad Psicoanalítica de Zúrich, el brazo suizo del psicoanálisis, y Sociedad Internacional de Psicoanálisis, en 1914. Después de desvincularse del psicoanálisis, los suizos se reagruparon como Sociedad de Psicología Analítica. El perfil de la Sociedad de Psicología Analítica era homogéneo: médicos, la mayoría psiquiatras, con algún tipo de entrenamiento en psicoanálisis (KIRSCH, 2000). La Sociedad tuvo fin en 1918 cuando fue incorporada a otra institución que surgió con el objetivo de divulgar el trabajo de Jung, el Club Psicológico de Zúrich, porque éste tenía mayores recursos y soporte para el mantenimiento y la creación de actividades.

En la concepción y fundación del Club Psicológico orbita la figura de Edith Rockefeller McCormick, filántropa norteamericana cuya riqueza tiene origen tanto en la Standard Oil, principal refinería de petróleo del mundo en el siglo XIX y que pertenece a su familia, como en la International Harvester, fabricante internacional de maquinaria agrícola heredada por su marido (BAIR, 2006). Edith McCormick y Jung se conocieron en Nueva York, en 2012, en la ocasión de la conferencia por él proferida en la Universidad Fordham. Tras su presentación, Jung consultó brevemente Edith McCormick por encargo de su primo, Medill McCormick, que había sido paciente de Jung en 1909 en el Burghölzli. Jung sugirió a ella que le buscara en Suiza para empezar un tratamiento. La estadía de Jung en los Estados Unidos hasta 1913 permitió que los dos se encontrasen para algunas sesiones, teniendo ambos retornado a Zúrich en la misma comitiva, todavía en 1913, en que continuaron con el análisis (BAIR, 2006).

El Club seguía el modelo de clubes sociales norteamericanos con los cuales Edith McCormick tenía familiaridad: poseía cuartos disponibles para alquilar, comida, entretenimiento, estudios y numerosos empleados a disposición del local. Esta configuración fue de gran importancia para la divulgación del trabajo de Jung, pues permitía la acomodación de visitantes interesados que conseguían encontrar en un mismo lugar tanto el estudio deseado cuanto el alojamiento y demás necesidades que, caso fuesen buscadas de otras maneras en locales variados, resultaría en costos que impediría el esfuerzo (BAIR, 2006; ANTHONY, 2018).

Los objetivos del Club generaron controversias en cuanto a las actividades que allí deberían ser enseñadas y cómo el mismo debería ser ocupado en términos de convivencia. Entre los miembros, había los que se interesaban por las conferencias y grupos de estudio y los que promovieron bailes, juegos y otras actividades expresivas. Todos los gastos del Club los cubría Edith McCormick, en un total anual de 200 mil dólares, y la falta de gerencia del mismo agravaba la dificultad en sostener la institución ya que los miembros no se veían inclinados a contribuir con algo que difería de sus intereses (BAIR, 2006).

La principal actividad que reunía un número mayor de participantes eran las conferencias y seminarios promovidos por Jung. Por mucho que Jung hubiera rechazado la presidencia del Club, es innegable la importancia del mismo para su trabajo. El rompimiento con la Sociedad Internacional de Psicoanálisis fue citado por él como un momento de gran impacto emocional (JAFFÉ, 2016) y, el Club reflejó el interés local e internacional por su práctica, invitándolo a exponer sus viejas y nuevas investigaciones, tenemos en su creación la reanimación de su trabajo.

Las dificultades económicas que se involucraban con la manutención del Club llevaron a Edith McCormick a endeudarse con préstamos bancarios para asegurar el local, lo que hacía sin reservas en nombre de su interés por el trabajo de Jung. Sin embargo, en 1918 el propietario de la residencia no renovó el contrato y el Club tuvo que mudarse para un local más barato y de pocos cómodos, lo que, irónicamente, permitió un mejor funcionamiento del mismo en términos de delimitación del objetivo debido al espacio disponible (BAIR, 2006).

De esta manera, el Club finalmente pasó a ser un local de reunión, estudio y divulgación de las ideas de Jung, con la asimilación de la Sociedad de Psicología analítica contribuyendo para la seriedad de la empresa.

Mary Foote

De entre las actividades desarrolladas en el Club Psicológico de Zúrich, los seminarios presentados por Jung se pueden destacar como la más considerable y la que contó con mayor participación de mujeres vinculadas a la psicología analítica. La importancia de los seminarios está en el hecho de ser el principal medio de divulgación del trabajo de Jung en una época en la que su obra escrita no poseía tanto volumen, traducción y circulación. El hecho de que los seminarios ocurrieran también en lengua inglesa, mismo algunos realizados en Suiza, contribuyó para la adhesión de diversos participantes en estas actividades que llegaban a durar varios semestres distribuidos en diferentes años.

Además del seminario presencial como fuente de diseminación de la psicología analítica, las anotaciones y transcripciones del mismo cumplieron importante papel en este sentido. Por más que las copias de las transcripciones tuviesen circulación cerrada para el gran público siendo distribuidas en pocas copias y solamente para los miembros del Club, era común que algunos textos hubieran ido encontrando el camino de algunas bibliotecas y de un público más grande.

A través de la bibliografía general de las obras de Jung, revisada y editada por Lisa Ress, encontramos junto al registro de los seminarios la información de las personas involucradas en la transición de los mismos. Identificamos 31 personas involucradas en procesos como calificación crediticia por taquigrafía, revisión, distribución, edición, compilación y traducción de las transcripciones de los seminarios, siendo 28 mujeres (Esther Harding; Bárbara Hannah; Sallie Pinckney; Kristine Mann; Jane Pratt; Riwkah Schärf; Cary F. de Ângulo; Patricia Berry; Mary Briner; Carol Baumann; Tony Wolff; Mary Barker; Marianne Stark; Anne Chapin; Cary Baynes; Margaret Game; Liliane Frey; Charlotte H. Deady; Linda Fierz; Una Gauntlett Thomas; Cornelia Brunner; Mary Foote; Carol Sawyer; Elizabeth Baumann; Aniela Jaffé; Ethel Taylor; Elizabeth Welsh y Eleanor Bertine) y 3 hombres (Gustav R. Heyer; Hans H. Baumann y Eugene H. Henley).

No todos los involucrados fueron listados siendo que en algunos registros está solamente la información de que múltiples anotaciones se usaron como fuente, sugiriendo que la lista puede ser aún más grande (RESS, 2014). Entre las principales involucradas en la edición de los seminarios en Zúrich se destaca Mary Foote.

Foote, pintora norteamericana, contactó a Jung por carta en 1927 buscando tratamiento psicológico. Llegó a Suiza en julio del mismo año por poco tiempo y volvió en 1928, dónde se quedaría por los próximos 25 años. Foote pronto quedó encargada de transcribir los seminarios impartidos en inglés por Jung y pagaba con sus propias finanzas los costes de las copias de las transcripciones y el envío de las mismas a los participantes inscritos en los seminarios (ANTHONY, 2018).

Anthony (2018) afirma que el trabajo de Foote para consolidación del público junguiano de lengua inglesa fue extremadamente importante y, curiosamente, en el inicio de sus notas ella parecía no percibir la relevancia de su trabajo.

Foote pasó a contar con la colaboración de una secretaria, Emily Köppel, en la transcripción y producción de notas a partir de las hablas de Jung (MCGUIRE, 2014) siendo que los textos publicados que componen los seminarios impartidos originalmente en inglés provienen casi que en su totalidad de sus notas. Durante la Segunda Guerra los seminarios fueron interrumpidos, pero Foote continuó su trabajo de corrección y edición de las notas reunidas hasta el empeoramiento de su demencia, regresando a los Estados Unidos donde se quedó hasta el fin de su vida (ANTHONY, 2018).

 

5. Beatrice Hinkle, Kristine Mann, Eleanor Bertine y Esther Harding: la diseminación de la práctica junguiana fuera de Europa

Desde antes de su primer viaje a Estados Unidos en 1909 por ocasión de la conferencia en la Universidad Clark, el trabajo de Jung ya era conocido en el país debido a las traducciones a la lengua inglesa de sus estudios sobre asociación de palabras, realizadas por los médicos Adolf Meyer, psiquiatra nacido en Suiza, y Frederick Peterson, neurólogo norteamericano que obtuvo entrenamiento en psicología dinámica en Viena y Zúrich. Peterson se hizo profesor en la Escuela Médica de Cornell, en Nueva York, donde diseminó el trabajo de psiquiatras suizos, incluso el de Jung (GIESER, 2019).

En 1908 fue fundada en la Escuela Médica de Cornell la primera clínica de psicoterapia del país. Entre los miembros fundadores estaba la médica Beatrice Moses Hinkle, que ha sido la primera médica norteamericana que ha ocupado un cargo público en el país. Las técnicas suizas de psicoterapia ya eran conocidas en la institución cuando Hinkle, en 1909 se fue a Viena para estudiar psicoanálisis con Freud. Feminista, Hinkle rechazó las concepciones freudianas acerca del psiquismo femenino ser condicionado al masculino y terminó acercándose al trabajo de Jung que hablaba de la necesidad de independencia y expresión de la psique femenina. Así, en 1916 diseñó la primera traducción de la principal obra de Jung en la época para el inglés, Transformaciones y Símbolos de la Libido, con el nombre de La Psicología del Inconsciente (GIESER, 2019).

Hinkle era miembro del primer grupo feminista norteamericano, el Heterodoxy Club, y puso a Jung en contacto con otras participantes que comparecieron a los seminarios de él en Nueva York y en Bailey Island en los años 20 y 30. Entre las participantes estuvo la médica Kristine Mann, paciente de Hinkle, que se graduó en la Escuela Médica de Cornell, y tuvo contacto con el trabajo de Jung tanto en su análisis cuanto en su formación. Mann inició su práctica en psicoterapia en Nueva York atrayendo el interés de personas por el trabajo de Jung. Inició en 1928 un proceso de análisis con Jung que duró una década (GIESER, 2019).

Mann se volvió profesora en la Universidad Vassar, Nueva York, donde conoció a Eleanor Bertine, médica también graduada en la Escuela Médica de Cornell, y conectada al trabajo de Jung, y realizando terapia con el mismo. Juntas viajaron a Londres para el seminario de Jung en la Cornualles, donde conocieron a Mary Esther Harding, también médica y que había tenido sesiones de terapia con Jung en Zúrich (GIESER, 2019).

Mann y Bertine regresaron a Nueva York y Harding decidió se juntar a ellas y, en 1936, las tres fundaron el Club de Psicología Analítica en Nueva York, tornándose el primer centro de práctica psicoterápica y de formación basada en el trabajo de Jung fuera de la Europa. Mann, Bertine y Harding mantuvieron contacto con Jung hasta su muerte en 1961 y, ocasionalmente, iban a Suiza para encontrarlo.

En carta para Harding en 8 de junio de 1947, Jung dice:

Estoy contento que la señora y otros más lleven adelante un trabajo que comencé en tiempos pasados. El mundo necesita eso con urgencia [...]. Suiza se convirtió en una isla de sueños en medio de ruinas de muerte. Europa es un cadáver en descomposición (ADLER, JAFFÉ, 2018, p. 75).

El pasaje nos permite dimensionar la importancia que una institución al modelo del Club Psicológico de Zúrich fuera del contexto europeo poseía para Jung en términos de estructuración de un proyecto de psicología general, pues, al decir que comenzó algo que otros dieron continuidad el autor está hablando de un trabajo apacible de ser revisitado, ampliado y cuestionado más allá del círculo cerrado y de las vivencias de los suizos, lo que implica en el reconocimiento de que la psicología analítica mientras proyecto de psicología general, no podría limitarse en su práctica individual.

 

6. Mary Conover Mellon: las obras de C. G. Jung

En 1947, Jung firmó contrato con las editoras Pantheon Books y Kegan Paul para iniciar un proceso de reedición y publicación de sus escritos en el formato de Obras Completas1. La misión surgió años antes por la voluntad de Mary Conover Mellon, otra filántropa estadounidense interesada en psicología analítica; El primer encuentro de Mary con Jung ocurrió en 1937 en Yale cuando Jung presentó sus conferencias sobre Psicología y Religión (MCGUIRE, 1989).

Mary conoció el trabajo de Jung en 1934 por los textos disponibles en inglés traducidos por Hinkle. Su esposo, Paul Mellon, también compartía el interés por el trabajo de Jung y, cuando lo conocieron en 1937, comunicaron su deseo de irse a Zúrichpara sesiones de psicoterapia. La ida a Zúrichocurrió en 1938 cuando recibieron permiso de Jung para frecuentar el seminario sobre Zoroastro de Nietzsche, pero la agenda apretada de Jung no permitió la realización de sesiones clínicas. Mary volvió a Zúrich en 1939 para dar continuación al seminario y comparecer a las conferencias presentadas por Jung en el Instituto Federal, realizando, aún, sesiones de terapia (MCGUIRE, 1989).

El contrato de Mary con el mundo de las transcripciones de los seminarios la llevó a manifestar interés en reunir y reeditar los trabajos ya publicados de Jung, así como publicar los textos inéditos. Al regresar a Nueva York en 1942 debido a la situación de la Guerra en Europa, dio inicio a la construcción de la editora Bollingen Foundation. Un mes después de la creación, Mary le escribió a Jung reforzando el plan de publicación de sus textos en una única edición para que su trabajo fuera preservado y sobreviviera a la destrucción de aquellos tiempos. La respuesta de Jung indicaba que había estado pensando en cuáles textos deberían ser publicados (MCGUIRE, 1989).

El empeoramiento de la Guerra y la entrada de los Estados Unidos en el conflicto suspendieron las actividades de la editora, y Mary, volviendo en 1943 contrató a Kurt Wolff, director de la editora Pantheon Books, para ser editor en Bollingen. De esa manera, los libros idealizados por Mary serían publicados como Bollingen Series por Pantheon Books. En 1946, un año antes de que Jung firmara el contrato con la editora, Mary Mellon falleció. En el mismo año, su esposo decidió continuar el proyecto de publicación de los textos de Jung en 1947, junto a la editora inglesa Kegan Paul, firmaron un contrato de derechos de publicación en lengua inglesa en Estados Unidos y Reino Unido (MCGUIRE, 1989). Fue el formato en inglés de la edición de los manuscritos de Jung que estableció el estándar a partir del cual sus textos deberían ser reproducidos en otras lenguas, siendo Mary Mellon la visionaria del proyecto.

 

7. Consideraciones Finales

La combinación del espíritu empresarial y aventurero con las ganas de poder y la proactividad observada por Jung (2012f; 2013a) en las mujeres estadounidenses, permitió que las mismas se involucraran en el paradigma de la responsabilidad del sujeto en desarrollarse individualmente y socialmente conectadas por el trabajo de Jung. De esa manera, la psicología analítica constituye terreno fértil para que las mujeres pioneras pudiesen involucrarse y contribuir con el escenario de la estructuración de la psicología moderna en el inicio del siglo XX, descartando la idea de que Jung era rodeado de admiradoras y seguidoras pasivas.

Más allá de las ya debidamente reconocidas colaboradoras de Jung dentro del desarrollo de sus propuestas, como von-Franz, Jaffé, Wolff, Jacobi y su esposa Emma, buscamos traer visibilidad a otras mujeres igualmente importantes en la estructuración y divulgación de la psicología analítica.

El presente trabajo se realizó con el apoyo de la "Coordenação de Aperfeiçoamento de Pessoal de Nível Superior - Brasil (CAPES)" - Código de Financiamento 001.

 

References

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Recibido en: 10/08/2020
Revisado en: 18/11/2020

 

 

1 Por mucho que el nombre Obras Completas sugiera la totalidad de los textos de un autor, en el caso de Jung es necesario hacer ciertas consideraciones. La intención de Mary Mellon fue, inicialmente, reeditar las obras más conocidas de Jung hasta el momento y publicar todas las demás obras inéditas, así como posibles nuevos escritos. Esta edición se llamaría The New Edition (La Nueva Edición), pero cambió su nombre a Collected Works (HOERNI, 2011). La expresión Collected Works se puede traducir como Obras Recopiladas, reforzando la idea de que los volúmenes que componen la obra publicada no representan toda la producción del autor. En Brasil, la publicación de los textos de Jung que sigue el modelo estandarizado de su obra recibió el nombre de Obras Completas de C. G. Jung, publicadas por Editora Vozes, pero son las obras recopiladas. El título de Complete Works, sí, Obras Completas, es el título otorgado por la Fundación Philemon al proyecto de edición de texto inédito de Jung. La Fundación estima que la Obra Completa constará de treinta volúmenes, además de los veinte ya existentes.

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