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Revista Latinoamericana de Psicología

versão impressa ISSN 0120-0534

Rev. Latinoam. Psicol. v.37 n.2 Bogotá ago. 2005

 

LIBROS

 

Luis Valero Aguayo

Universidad de Málaga, España

 

 

Wilson, G. K y Luciano, M. C. (2002) Terapia de aceptación y compromiso (ACT): un tratamiento conductual orientado a los valores. España: Ediciones Pirámide, pp. 256.

Nos hallamos ante el primer libro específico en castellano sobre la denominada Terapia de aceptación y compromiso (ACT), aunque ya habían aparecido textos explicándola como el de "La psicoterapia desde un punto de vista conductista" (Marino Pérez, 1996), diversos capítulos y artículos con casos clínicos. Comenzó a desarrollarse desde mediados de los 80 por el equipo de Steven C. Hayes, que ha elaborado diversas versiones, desde el concepto inicial de "distanciamiento comprensivo" hasta el "manual oficial" de esta terapia que conserva su acrónimo ACT (Hayes, Strosahl & Wilson, 1999), para resumir el objetivo final de la terapia que debe llevar al individuo a "ACT-uar" y comprometerse con una orientación de vida.

Esta terapia ha surgido en un contexto clínico, que supone una revisión del análisis funcional del lenguaje y la consideración conductista de los eventos privados, además de la experimentación con relaciones de equivalencia y la teoría del marco relacional. Todos ellos conceptos y experimentos novedosos en una aproximación del conductismo radical. En palabras del propio Hayes prologando el libro: "...es una forma de psicoterapia experiencial conductual y cognoscitiva basada en la teoría del marco relacional del lenguaje y de la cognición humana, y representa una perspectiva sobre la psicopatología que enfatiza el papel de la evitación experiencial...". De hecho, se plantea como una alternativa conductista para enfrentarse a los problemas de conductas cognoscitivas, o trastornos que habitualmente han estado en manos de psicólogos cognoscitivos-conductuales.

El libro tiene dos grandes apartados: unos capítulos iniciales explicando los principios teóricos en que se basa, y otros seis capítulos describiendo las etapas y forma de llevar a cabo esta terapia. En el primero, Los trastornos psicológicos y la cultura, los autores tratan de explicar la teoría subyacente a esta terapia, puesto que se asume una serie de principios sobre el origen de los problemas psicológicos y un análisis funcional de los eventos privados. Por ejemplo, la utilización de los sentimientos u otros eventos privados como causa-excusa del comportamiento, el aprendizaje verbal de esos eventos privados, el aprendizaje de reglas verbales, y la evitación constante de esos sentimientos como fuente de sufrimiento. De aquí surge una nueva categoría funcional ideada por Hayes y colaboradores, el trastorno de evitacion experiencial, que englobaría todos aquellos problemas psicológicos donde la persona evita estar en contacto con sus sentimientos, sus recuerdos, su experiencias traumáticas, etc., por lo que sería aplicable a formas muy distintas de psicopatología. De hecho esta terapia comenzó aplicándose a personas con graves problemas depresivos, obsesivos, emocionales, de personalidad, y después se ha extendido a problemas de adicciones o alcoholismo, trastornos psicóticos, estrés laboral, dolor crónico, trastornos alimentarios, sexuales, etc.

En el segundo apartado, Definiendo y aplicando la terapia de aceptación y compromiso, se exponen las características de la ACT, los componentes y puesta en práctica de esta terapia. Los objetivos serían: la clarificación de valores, la aceptación de los eventos privados y el fortalecimiento del yo como contexto. Mientras que los métodos empleados en la terapia son: las metáforas, las paradojas y los ejercicios experienciales. Se trata fundamentalmente del manejo del lenguaje, el uso de un método dialéctico con diálogos, metáforas, ejercicios en la propia sesión; de forma que con todo ello el cliente deje de caer en la trampa del lenguaje, deje de evitar sus emociones, y acepte esos eventos internos como algo natural y propio. La terapia de ACT es un tratamiento que se centra también en los valores personales (como construcción verbal) para producir el cambio conductual, y esto, a través del cambio del contexto verbal de los eventos privados en vez de modificar su contenido como tratan de hacer las terapias cognoscitivos-conductuales.

Aquí los autores describen cómo ir creando el contexto terapéutico, el contexto verbal donde comienza la terapia, y las distintas fases (desesperanza creativa, los eventos internos como problema, la desliteralización, el yo como contexto, aceptación, adoptar valores propios, y compromiso con el cambio al final de la terapia). En cada capítulo van mostrando los distintos ejemplos, desarrollando las metáforas y los ejercicios experienciales, así como trozos de diálogos terapéuticos donde puede observarse el proceso verbal terapéutico.

El libro incluye también un capítulo sobre las evidencias empíricas de la terapia, en muchos de los casos se trata de casos clínicos resueltos con éxito, y también algunos estudios comparativos de grupos frente a terapias cognoscitivosconductuales. Finalmente una serie de cuestionarios para la evaluación de los conceptos de "evitación experiencial" y el proceso de cambio durante la terapia.

El problema principal del libro es que resulta difícil de leer para cualquier clínico que quiera iniciarse, comprender o comenzar a utilizar esta terapia. Aunque se intentan explicar los términos, muchos conceptos sobre eventos internos y los marcos relacionales quedan oscuros (y es una opinión de varios lectores). Realmente se requieren bastantes conocimientos sobre análisis funcional de la conducta, por un lado, y experiencia clínica en el tratamiento psicológico de adultos, por otro, para comprender en toda su riqueza lo que supone esta terapia. En caso contrario, el lector seguro que saltará los capítulos iniciales y se quedará sólo con los ejemplos, metáforas y ejercicios, que constituyen la parte más "glamorosa" de la terapia. Más que ver una psicoterapia verbal, de corte conductista y radical, donde el abordaje funcional del lenguaje es la parte principal, verá otra psicoterapia cognoscitivo-conductual. De hecho, algunos de los ejercicios se han cambiado al adaptarlos al castellano (ej., el más famoso de "leche, leche, leche"), y aparecen otras nuevas metáforas, y algunas otras han cambiado de fase o momento de la terapia, suponemos que fruto de la experiencia de los autores. Siendo estrictos, el porqué funcionan las metáforas verbales no se ha establecido empíricamente, y la "teoría del marco relacional" es una teoría (muy discutida) y no puede utilizarse a su vez para explicar el funcionamiento de la terapia. De hecho, cuando se tiene experiencia con esta forma de terapia, se aprecia que además de eventos privados, seguimiento de reglas y equivalencias verbales, hay también otros principios conductuales presentes que no se explicitan (ej., exposición, extinción, condicionamiento de segundo orden, reforzamiento diferencial, castigo verbal). Para aplicarla es imprescindible tener cierta experiencia clínica y vital-existencial, por ello la lectura de este libro estaría indicada a clínicos que ya conocen o se han iniciado en la terapia.