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Revista Latinoamericana de Psicología

versão impressa ISSN 0120-0534

Rev. Latinoam. Psicol. v.38 n.1 Bogotá  2006

 

EL MUNDO DE LA PSICOLOGÍA

 

Horacio Rimoldi (1913-2006)

 

 

María Cristina Richaud

Centro Interdisciplinario de Investigaciones en Psicología Matemática y Experimental, Argentina

 

 

A NUESTRO QUERIDO MAESTRO

El Dr. Rimoldi obtuvo su doctorado en medicina en la Universidad de Buenos Aires con medalla de oro y Premio Tesis y poco después viajó a Inglaterra a estudiar la que por entonces era una nueva ciencia y lo atraía con pasión: la psicología. Fue admitido como estudiante avanzado en Oxford, donde trabajó bajo la dirección de William Stephenson, discípulo de Spearman y con quien aprendió los primeros rudimentos del análisis factorial. A punto de terminar su doctorado fue llamado desde Argentina e invitado por las autoridades de la recién creada Universidad de Cuyo para ingresar a su plantel de profesores. El Dr. Rimoldi decidió regresar al país para colaborar con esta nueva Universidad, para lo cual se instaló en Mendoza donde fundó el Instituto de Psicología Experimental de la Universidad de Cuyo. Este fue el primer laboratorio de psicometría creado en la Argentina. Entre sus primeras discípulas se encontraba Nuria Cortada, que luego sería una de las figuras más importantes de la psicología en el país y que de una u otra manera siguió vinculada al Dr. Rimoldi durante toda su vida.

En 1946, el Dr. Rimoldi obtuvo una beca Guggenheim y se transladó a la Universidad de Chicago para trabajar como investigador asociado en el Psychometric Laboratory de Thurstone. Allí investigó en temas de renovada actualidad, relacionados con la inteligencia y en especial con la unicidad que subyace a las teorías de Spearman y Thurstone. Al mismo tiempo, obtuvo un nuevo doctorado, esta vez de la Universidad de Chicago, en Psicología Matemática y Experimental. Durante su estadía en Chicago tuvo la oportunidad de frecuentar a grandes investigadores como Kohler, Guilford, Cronbach, Rogers, Grinker, Bloom, entre muchos otros. Durante un período fue a trabajar a la Universidad de Harvard para desarrollar sus estudios sobre tiempo personal, dirigido por Allport y Boring. Luego fue nombrado investigador asociado en el Educational Testing Service de Princeton, donde comenzó con sus trabajos en resolución de problemas, que fueron pioneros en el campo de la psicología cognitiva. De regreso a Chicago, fundó el Loyola Psychometric Laboratory de la Universidad de Loyola y como “distinguished professor” continuó sus investigaciones sobre procesos cognitivos en múltiples áreas, para lo cual debió desarrollar diversos métodos de evaluación, algunos de gran complejidad. En dicha institución formó numerosos estudiantes provenientes de diferentes países. Debido a la excelencia de sus investigaciones, fue invitado a dar seminarios y conferencias en diversos centros universitarios de EEUU, Latinoamérica y Europa.

En ese período y como fruto de diferentes viajes a la Argentina, participó en la creación de la carrera de psicología de la Universidad Nacional de Córdoba, de la carrera de psicología de la Universidad de la República, Uruguay, y mantuvo relaciones fructíferas con la Universidad Nacional de San Luis, a través de su amigo el Dr. Plácido Horas y con la Universidad de Buenos Aires, a través de los Dres. Mario Bunge, Risieri Frondizi y Telma Reca, entre otros.

A su regreso definitivo al país en 1970, fundó el Centro Interdisciplinario de Investigaciones en Psicología Matemática y Experimental (CIIPME), haciendo entrar por la puerta grande a la psicología en el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, hasta entonces reservado a las ciencias duras. Y lo hizo nada menos que de la mano del primer Premio Nobel de la Argentina, el Dr. Bernardo Houssay, su maestro.

Su interés por la constante actualización en el conocimiento lo llevó a crear una de las mejores hemerotecas de psicología del país y de Latinoamérica, altamente valorada por los científicos del área. Debido a su preocupación por la comunicación científica, fundó la Revista Interdisciplinaria, que actualmente está entre las más prestigiosas revistas científicas de psicología de Latinoamérica. Pero sin duda uno de sus aportes más relevantes ha sido la formación de un gran número de investigadores y becarios, entre los cuales me encuentro.

A lo largo de su fructífera carrera, el Dr. Rimoldi demostró no sólo ser un gran investigador preocupado por los problemas básicos de la ciencia, sino también una personalidad brillante, un espíritu inquieto y creativo, tesonero, luchador, de una profunda solidaridad humana, y un maravilloso sentido del humor.

Si bien vamos a extrañar mucho su presencia física, nos deja el regalo de su extensa obra, que se continúa en sus discípulos diseminados por todo el mundo. Y a quienes tuvimos el privilegio de formarnos y trabajar muchos años junto a él, nos quedan sus enseñanzas, la formación en la ética y el rigor científico, el recuerdo de su apoyo y consejo permanentes y la riqueza de las horas compartidas.

Me gustaría terminar estas palabras de homenaje a nuestro Maestro a través de las suyas propias: “El viaje ha sido …a través de fértiles dehesas, de inesperados riscos, de precipicios, de cumbres, de amaneceres y de ocasos… Miro hacia adelante y veo que se delinean en el futuro nuevos paisajes. Porque hay una secuencia que une el ayer con el hoy y con el mañana y hace del ayer, un temprano mañana, y del mañana, un tardío ayer”.