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Revista Latinoamericana de Psicología

Print version ISSN 0120-0534

Rev. Latinoam. Psicol. vol.40 no.1 Bogotá  2008

 

LIBROS

 

Miguel Andrés Puentes Escamilla

Universidad Nacional de Colombia

 

 

Judson, H. F. (2006). Anatomía del fraude científico. Barcelona: Crítica, pp. 497.

“La práctica de la ciencia premia de
manera excepcional la honradez.
Es característico de la ciencia que cualquier
falta de honestidad conduce
inmediatamente al desastre.”
B. F. Skinner (1953/1981)

A lo largo de la historia reciente, algunos hallazgos en ciencia han sido seriamente cuestionados debido a ciertas prácticas que ponen en duda la veracidad o la validez de los mismos. De hecho, una de las recomendaciones en el ejercicio científico consiste en verificar la limpieza en la descripción de una investigación en toda su extensión, lo cual requiere (al menos idealmente) una revisión de todas y cada una de las partes que la componen, así como evaluar el grado de honestidad del investigador al momento de exponer sus descubrimientos. Sin embargo, a pesar de todos los esfuerzos que se han hecho para mantener la virtud del ejercicio científico, de vez en cuando salen a la luz nuevos casos de conductas deshonestas que conforman lo que hoy se conoce como fraude científico.

Algunos organismos de control de la actividad científica, tales como la Oficina de Integridad en Investigación (ORI, 2000) o la Food and Drug Administration de los Estados Unidos (2003; citado en Salinas, 2005), han intentado proponer definiciones de fraude científico con el propósito de delimitar y diferenciar esta actividad ilegal de otras conductas dolosas. Cabe destacar la definición dada por este último:

“El registro y/o reporte intencional de información o de datos prefabricados, falsos o delusorios dentro de las actividades pertinentes al negocio, al proyecto o al estudio; así como también, el hecho de retener información o datos de reporte o que se haya intencionalmente registrado, reportado o retenido la información como resultado de un acto de crasa negligencia.” (p. 42)

Si bien estas definiciones pretenden ser concretas, la creciente complejidad del tema hace pensar en la necesidad de replantear los criterios con los cuales se juzga la honestidad de un trabajo, para así descubrir y detectar otros posibles casos de fraude. Es en este contexto en el que aparece este libro, el cual constituye una buena aproximación para quien quiera conocer más a fondo las diferentes prácticas fraudulentas que han sido detectadas y expuestas en la historia de la ciencia.

En su libro, Judson hace un completo recorrido sobre casos representativos de fraude registrados en los diferentes ámbitos que componen la labor científica, haciendo un análisis profundo de los detalles de estas prácticas, así como de las circunstancias en las cuales hicieron su aparición, el seguimiento que se hizo de cada caso, y el desenlace de los mismos, mostrando las consecuencias que tuvieron que afrontar tanto los trabajos sometidos a indagación como las personas involucradas –de manera directa o indirecta– en la elaboración de éstos.

En varios capítulos de su libro, Judson expone al lector algunos de los casos de fraude científico más famosos y, por consiguiente, más estudiados por las personas dedicadas a dilucidar cómo operan las distintas formas de mala conducta científica, y sus perjudiciales alcances. Desde antecedentes históricos, sorprendentes en mayor o menor grado, como situaciones de fraude en las que se vieron involucrados Isaac Newton, Gregor Mendel, Charles Darwin, Louis Pasteur, o Sigmund Freud, hasta sucesos recientes como el caso Baltimore, el cual sigue siendo uno de los mayores escándalos de fraude científico en los Estados Unidos; el hecho de no vigilar las investigaciones llevadas a cabo por sus colaboradores hizo que David Baltimore –reconocido con el premio Nobel de Medicina en 1975 por sus trabajos a nivel celular– dimitiera como presidente de la Universidad Rockefeller y, además, viera seriamente comprometida la imagen de su labor investigativa en años posteriores. A partir del análisis de este caso, Judson logra realizar un análisis pormenorizado de las características del fraude en ciencia, así como del modo en el cual operan las personas involucradas en dicha actividad ilegítima, e incluso hace mención del proceso seguido en este caso, señalando las lamentables consecuencias ocurridas alrededor de dicho suceso.

Una de las características interesantes de Anatomía del fraude científico es el hecho de que se mencionan varias definiciones e intentos de clasificación del fraude y otras conductas irregulares en la labor científica, todas ellas basadas en las primeras clasificaciones hechas por Charles Babbage en su libro Reflections on the decline of science in England, and on some of its causes de 1830 (citado por Judson). Judson resalta especialmente la labor desarrollada por la Comisión sobre la Integridad Investigadora, adscrita al Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos, equipo creado con el objetivo de “proteger la integridad de la bibliografía y el proceso científicos” (p. 202). A esta comisión le sucedieron otros grupos de trabajo, destacándose la Oficina de Ciencia y Política Tecnológica, la cual llevó a cabo un nuevo intento de definición y clasificación bajo la idea de “proteger la integridad de la investigación científica” (p. 206). En esto se ve que, a pesar de las diferencias y desacuerdos que estos grupos expresaron frente a la definición de fraude y otras conductas dolosas en ciencia, es innegable el hecho de que ha existido -y existeun marcado y genuino interés por proteger la labor investigativa de todos aquellos sucesos desafortunados que deterioran la reputación de la ciencia.

Otros aspectos observados en el libro de Judson tienen que ver directamente con aquellas actividades posteriores a la elaboración de trabajos investigativos, las cuales juegan un importante papel en la evaluación de la integridad y legitimidad de los mismos. La evaluación entre pares es analizada con gran detalle, mostrando tanto sus aspectos positivos (ésta se constituye en el medio más efectivo de evaluación de la calidad de las investigaciones en la mayoría de las disciplinas científicas), como los negativos (en la revisión entre pares existen casos de conductas irregulares, tanto por acción como por omisión; estas revisiones han pasado por alto serios problemas de fraude, e incluso los mismos revisores pueden estar involucrados en conductas irregulares). Igualmente se revisan aspectos relacionados con la propiedad intelectual, y la intervención de organismos legales que surgen como respuesta ante el aumento de los casos de plagio y de violación de los derechos de autoría en las publicaciones científicas: publicación de estudios en varias revistas, adjudicación de autorías a personas ajenas a la investigación, u omisión (o exclusión) de autorías, son algunos de los tipos de plagio analizados en el libro. Por último se analizan algunos asuntos de tipo legal, los cuales van tomando una mayor fuerza de regulación en la investigación científica, en la medida en que la aparición de casos de fraude ha ido en aumento. Sin embargo, y a pesar de los esfuerzos realizados para combatir estos males por medio de argumentos legales, suceden casos cada vez más complicados de fraude, en modalidades que ni siquiera estaban consideradas dentro de las clasificaciones realizadas.

Sin duda, Anatomía del fraude científico es un texto que recoge y analiza en profundidad las modalidades de fraude en ciencia, y los casos más representativos de las mismas. Uno de los mayores valores que tiene el libro es su grado de accesibilidad; al ser este un libro redactado en un lenguaje sencillo, que incorpora una mínima cantidad de términos técnicos, puede ser leído y entendido fácilmente por cualquier tipo de lector, esté o no involucrado en la actividad científica o académica en general.

Otro valor agregado del texto es, a mi parecer, el hecho de que abarca situaciones de fraude y otras conductas indebidas vistas en todo tipo de disciplinas científicas, incluyendo casos desde la Psicología y ciencias afines. Esto nos hace pensar que ningún área del conocimiento está exenta de presentar este problema, y por tanto nos obliga a conocer a fondo las tipologías de fraude en ciencia para evitar caer en situaciones comprometedoras, y así mismo impedir que ocurran a nuestro alrededor, ya que, como se da a entender en el libro, la incidencia de casos de fraude conduce al detrimento de la actividad científica, tanto en su credibilidad como en su reputación.

Anatomía del fraude científico es un libro recomendable para todos aquellos que quieran conocer aspectos del quehacer científico que no son mostrados con tanta facilidad en los medios de comunicación, y de los cuales frecuentemente se crean mitos y malos entendidos debido a su desconocimiento. De manera especial, recomiendo una lectura detenida del libro para las personas que participan en la vida académica, ya que resultaría muy útil y deseable generar conciencia de la magnitud y la importancia que tiene el problema del fraude en ciencia, así como hacer que estas personas expresen opiniones críticas y constructivas con el fin de buscar los medios más adecuados de erradicación de malas conductas en la actividad científica.

 

REFERENCIAS

Salinas, P. J. (2005) Fraude científico en el ambiente universitario. Medula, 13. http://www.saber.ula.ve/db/ssaber/Edocs/pubelectronicas/medula/Vol13num1-4/articulo9.pdf .        [ Links ]

Skinner, B.F. (1953/1981). Ciencia y conducta humana. Barcelona: Fontanella.        [ Links ]

Office of Research Integrity (2000). Managing allegations of scientific misconduct: A Guidance Document for Editors. U.S. Department of Health and Human Services. http://ori.hhs.gov/documents/masm_2000.pdf        [ Links ]