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Revista Latinoamericana de Psicología

versão impressa ISSN 0120-0534

Rev. Latinoam. Psicol. v.40 n.1 Bogotá  2008

 

LIBROS

 

Juan Manso-Pinto

Universidad de Concepción, Chile

 

 

Zimbardo, P. G. (2007). The Lucifer Effect. Understanding how good people turn evil. New York: Random House, pp 551.

Philip Zimbardo es un bien conocido psicólogo social -profesor Emérito en la Universidad Stanford, ex presidente de la Asociación Estadounidense de Psicología y, en la actualidad director del Centro Interdisciplinario Stanford para el estudio de la Educación e Investigación del Terrorismo- que ha dedicado gran parte de su actividad académica y profesional a investigar y proponer soluciones a problemas sociales que inquietan a la humanidad.

En este libro de reciente publicación en los Estados Unidos bajo el título El Efecto Lucifer: Comprendiendo como la gente buena se vuelve mala, Zimbardo analiza y ensaya dar respuestas a cómo y por qué personas buenas, comunes y corrientes se convierten en seres perversos. Transformación ésta a la que Zimbardo denomina Efecto Lucifer, en alusión al relato bíblico en que Lucifer, el ángel favorito de Dios, termina transformándose en Satanás.

El texto se estructura en 16 capítulos. En el primero de ellos, sostiene Zimbardo que las causas de la conducta perversa no hay que buscarlas tanto en las características de personalidad de las personas como en el impacto que sobre ellas ejercen las poderosas fuerzas situacionales que configuran el ambiente en que se encuentran. Para ello desarrolla un marco conceptual que denomina como disposicional, situacional y sistémico.

A lo largo de los capítulos 2 al 9, Zimbardo retoma su ya clásico y controvertido experimento de la Prisión Stanford. Describe detalladamente lo que fue el desarrollo del mismo, día a día, hora a hora, así como los tipos de conductas y de reacciones psicológicas que se fueron generando entre quienes hacían de guardias y de prisioneros. Zimbardo analiza una amplia variedad de situaciones sociales similares, por la perversidad de los actos cometidos en ellas, a su experimento.

En los capítulos 10 y 11 el autor comenta las debilidades y fortalezas metodológicas de su experimento. Además, da a conocer los instrumentos que se emplearon para asegurar la normalidad psicológica de los sujetos que tomaron parte en dicho estudio. Zimbardo concluye esta parte del libro analizando las implicaciones éticas del experimento.

En los capítulos 12 y 13 con el objeto de enfatizar cómo la conducta humana puede ser moldeada, orientada hacia el bien o hacia el mal, por el impacto que en ella pueden llegar a ejercer las características situacionales así como de la dinámica grupal en que las personas se encuentran envueltas, Zimbardo repasa los conocidos experimentos de Musafer Sherif, Salomón Asch, Stanley Milgram y de Bibb Latané.

Los capítulos 14 y 15, bien pudiera decirse, constituyen la razón de ser de este libro. En efecto, en ellos Zimbardo abandona su estilo académico para asumir un estilo más bien político. A través de estos capítulos, hace un detallado relato de la participación que como experto - en conducta deshumanizada- le cupo en testificar a favor de uno de los soldados que fueran sometidos a corte marcial (2004) por abusos que cometieran contra prisioneros iraquíes en la cárcel militar Abu Ghraib, Irak. Zimbardo sostiene que tal juicio fué sesgado y su fallo errado. Que la corte marcial no tomó en cuenta su testimonio, condenado a su defendido a ocho años de prisión. Zimbardo, apoya su crítica a la corte marcial analizando lo ocurrido en Abu Ghraib desde la persona que fue sometida a proceso (su defendido) hasta la situación donde se produjeron los hechos (la prisión Abu Ghraib) para llegar al complejo sistema (altos funcionarios de gobierno y altos oficiales del estado mayor del ejercito) que permitió que todo ello ocurriera. Zimbardo concluye advirtiendo que lo ocurrido en la prisión Stanford y lo ocurrido en la prisión Abu Ghraib son una ilustrativa lección acerca de cómo “sistemas perversos” originan “situaciones perversas” y cómo éstas, a su vez, originan “conductas perversas” aún en personas buenas (pag, 445).

El capítulo final del libro se inicia con un pensamiento esperanzador. Sostiene Zimbardo que la mayor ventaja que posee la especie humana es su capacidad para explorar y comprender el mundo social que ha creado y aplicar lo aprendido a hacer la vida mejor. Para Zimbardo una de las tareas de la psicología es ayudar a las personas a alejarse del mal, a saber resistir el impacto indeseable de las influencias sociales. Agrega, que para ello es necesario estimular en las personas normales y corrientes la “banalidad del heroísmo”, esto es, el desear comportarse de manera ejemplar, heroica. Para el logro de tal propósito Zimbardo ofrece un Decálogo de Aforismos a tener presente a la hora de relacionarse cada persona con otras, y una Taxonomía de Conductas de Heroísmo a seguir de acuerdo a la naturaleza de la situación en que cada persona se encuentre.

En suma, aún cuando El Efecto Lucifer está escrito en inglés, su lenguaje sencillo y coloquial facilita su lectura. Un aspecto notable del texto es la amplia y actualizada cantidad de citas y referencias que apoyan cada uno de sus capítulos. Podría decirse que el Efecto Lucifer más que un libro constituye todo un manual de psicología social sobre el mal. En este sentido, su lectura habrá de resultar útil tanto para académicos, estudiantes y profesionales de la psicología, como para profesionales de otras ciencias sociales. Esperamos El Efecto Lucifer sea prontamente traducido al español.