OBITUARIO

Patricia Martínez U.

El 14 de julio de 2008 se fue María Martina Casullo, una gran investigadora y una gran amiga. Ha sido una pérdida muy grande para la psicología argentina e iberoamericana, así como para todos los que la conocimos y admiramos. Su partida nos deja un tremendo vacío y muchas tareas por cumplir: continuar con su trabajo, con su sueño, el ver a todos los países iberoamericanos trabajando juntos por el desarrollo de nuestra disciplina.

María Martina fue una persona muy activa y productiva, fundadora de la Asociación Iberoamericana de Evaluación y Diagnóstico Psicológico (AIDEP) y de su revista RIDEP, de las cuales no solo fue su presidenta durante muchos años sino su corazón. Fue miembro del comité editorial de nuestra Revista de Psicología, a la vez que frecuente colaboradora con artículos de gran calidad y nivel.

Conocí a María Martina en Buenos Aires hace más de 10 años en un seminario de evaluación organizado por ella y, desde ese momento, nos unió una gran amistad que se fortalecía en cada uno de nuestros encuentros. Cada año nos encontrábamos en algún evento y era fascinante conversar con ella, pues siempre tenía nuevas ideas y proyectos. María Martina solía decir que lo más importante de todos los congresos a los que asistíamos eran los momentos de café y largas conversaciones e intercambios, en una mesa que siempre iba creciendo con colegas y amigos de diferentes nacionalidades. Estuvo en Lima en un par de ocasiones apoyándonos en algún seminario o congreso. Sus ponencias siempre tenían esa combinación de contenido, humor y afecto que las hacían especiales. Rápidamente se ganó el respeto y el corazón de todos.

En los últimos años su interés se centró en la Psicología Positiva o Salugénica. Fue una de las principales gestoras del I Encuentro Iberoamericano de Psicología Positiva, que continúa realizándose. Los temas que le interesaban la describen perfectamente: la capacidad de perdonar, la empatía, el sentido del humor, el bienestar humano, la sabiduría.

Ella se fue, pero nos dejó muchas cosas. Nos dejó una rica producción de textos y artículos, nos dejó lazos, nos dejó una tarea que continuar, nos dejó su alegría y entusiasmo, su sentido del humor, su sabiduría.

María Martina siempre estará presente en los corazones de todos aquellos que tuvimos la suerte de conocerla, y compartir momentos y proyectos con ella.