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Revista de Psicología (Lima)

versión impresa ISSN 0254-9247

Rev. psicol. (Lima) vol.35 no.2 Lima jul./dic. 2017

 

IN MEMORIAM

 

Jerome Seymour Bruner (1915-2016)

 

Julio César Abarca Cordero

Universidad Nacional de San Agustín

 


 

 

El 1 de octubre de 1915 en New York, en el seno de una familia judía, comenzó la historia de vida de Jerome S. Bruner. Sus padres Herman y Rose eran inmigrantes polacos, y Bruner fue el menor de tres hijos, teniendo un medio hermano mayor. Nació invidente y sólo pudo ver luego que le operaron debido a cataratas profundas en dos oportunidades de forma experimental, obteniendo una visión limitada. Luego usó lentes gruesos por el resto de su vida, lo que en palabras de sus amigos más cercanos le motivó a tratar de concebir cómo ocurre la percepción del mundo. Posteriormente confesaría que los recuerdos de los colores que observó siempre los tuvo presentes en su accionar.

Su padre luchó por brindarle una educación superior de calidad, organizando un fondo para financiar sus estudios en la Universidad que él eligiera. Sin embargo, falleció cuando Bruner contaba con 12 años de edad, luego de vender el negocio familiar, lo que permitió cierta holgura económica a la familia. Posteriormente, la familia se mudó a la Florida, donde Bruner asistió a varias escuelas públicas, culminando la secundaria en 1933. A los 16 años ingresó a la carrera de Psicología en Duke University y estudió su Maestría en Psicología en la Universidad de Harvard, graduándose en 1939. Antes de ingresar al programa de doctorado conoció a Katherine Frost, quien sería su primera esposa y le daría sus dos únicos hijos: Whitley Bruner y Jane Bruner Mullane de quienes gozaría de sus tres únicos nietos. Posteriormente se casó hasta en dos oportunidades más. En el año 1941, a los 25 años de edad, Jerome Bruner obtuvo el PhD en Psicología.

Durante la Segunda Guerra Mundial se enroló en el Ejército de los Estados Unidos, siendo designado a la División de Psicología de Guerra de los Cuarteles de la Fuerza Aliada Europea en Francia, a cargo del General Eisenhower. Su trabajo consistió en acciones de inteligencia militar para lo cual examinó la propaganda y las actitudes populares, realizando investigaciones sobre los fenómenos psicosociales que ocurrían producto de los combates. Finalizada la guerra regresó a la Universidad de Harvard de 1945 a 1972, como investigador y profesor, donde publicó estudios interesantes sobre la percepción y las necesidades, afirmando que los valores y las necesidades determinan la percepción humana.

Desde que llegó al Departamento de Psicología de Harvard se opuso al dominio del paradigma conductista sustentado por la investigación en Psicofísica, planteando que la Psicología era la ciencia de los sentidos y que se debería estudiar solo la relación entre la magnitud de un estímulo físico y la intensidad con la que este es apreciado por parte de un observador. Bruner junto a otros científicos desarrolló un programa denominado: New Look. Bruner sostenía que la percepción no es inmediata, sino que es un tipo de procesamiento de la información que implica interpretación y selección, lo cual demostró con Goodman (1947) en una investigación experimental, donde los niños pobres percibieron que el tamaño de unas monedas era significativamente mayor que la percepción que tenían niños más ricos; resultando que cuanto mayor era el valor monetario de la moneda, más grande se imaginaban que era. Por lo que concluyó que la motivación humana es más compleja de lo que se pensaba en esa época y que también influye la emoción, la imaginación y el entrenamiento cultural, por lo que la percepción de las personas sobre objetos y acontecimientos frecuentemente es influenciada por condiciones sociales y culturales no previstas ni vistas por la percepción. Bruner pensó que el conductismo desconocía diversas dimensiones de la experiencia mental humana debido a que se había enfocado en experimentos con animales.

A lo largo de la década de 1950, Bruner avanzó en el estudio de la Psicología a la par de las teorías conductistas de Skinner. Posteriormente, del estudio de la percepción paso a la cognición, afirmó que la mente es activa y no puede ser considerada pasiva, ni como un artefacto de estímulos y respuestas, agregando que está llena de motivos, instintos y propósitos que permiten comprender la realidad de una forma integral. En 1956, la publicación A Study of Thinking que escribió con Goodnow y Austin, fue valorada como el inicio del estudio de la ciencia cognitiva, donde exploraron el pensamiento y su asociación en categorías y clasificaciones. Bruner descubrió que la elección de agrupar los objetos y sujetos implica procedimientos y criterios. Además, involucra la focalización en un indicador básico y la aglomeración de nociones en torno a ese indicador. Más aún, el agrupamiento sería en función de la propia memoria y de la atención, y buscaría en forma reiterada la comprobación de sus hipótesis inclusive innecesariamente.

Bruner no apreció la importancia de la educación hasta 1957, cuando lanzaron el primer satélite soviético Sputnik de la pasada Unión Soviética, y como consecuencia fue llevado al debate educacional de su país, justo cuando los funcionarios estaban alarmados y temerosos de que los estudiantes estuvieran rezagados en ciencia, sus ideas tomaron fuerza y les pidió a funcionarios y educadores un compromiso más profundo con la educación. En 1959, Bruner fue llevado a la American Academy of Sciences and Arts en Massachusetts para presidir la reforma del currículum, donde hubo una gran lluvia de ideas sobre las posibilidades a futuro, la reunión estuvo conformada por destacados científicos, escolares y educadores que aclararon los lineamientos de un nuevo currículum en ciencias para las escuelas estadounidenses. De todo este trabajo trascendió su libro The process of education"(1960), que fue un best seller y se tradujo a 19 idiomas, donde propuso un sistema para la enseñanza, teniendo un impacto notable en la política de su nación e influyó en el pensamiento y orientación de gran parte del profesorado mundial.

Tomó a la psicología evolutiva y a la psicología social a fin de superar los modelos reduccionistas ligados a los conductistas, que concebían a los estudiantes como simples receptores de conocimiento. La aseveración de Bruner más recordada por ese entonces fue: "cualquier asignatura puede ser enseñada eficientemente en una forma intelectualmente honesta a cualquier niño en cualquier nivel de desarrollo".

En 1960 se casó por segunda vez con Blanche Ames Marshall, de quien gozaba de gran empatía en todo aspecto; pese a ello, luego de unos años se divorció. Bruner por esos tiempos colaboró con Miller en un estudio acerca de cómo la gente desarrolla modelos conceptuales y cómo codifica la información de tales modelos. En el mismo año de su segundo matrimonio, se inauguró el Center for Cognitive Studies en Harvard, con Bruner como director, lo que favoreció el estudio de la mente humana sobre el comportamiento puro. Ellos compartieron la certeza que la Psicología debía tener como objeto de estudio a los procesos cognitivos. Allí estableció los fundamentos de la psicología cognitiva, priorizando la parte evolutiva del conocimiento y el ambiente de enseñanza. Aseguró que la especie humana logró su propia evolución moldeando tecnológicamente el ambiente; transmitir esa tecnología y la herencia cultural incluyen la supervivencia de las especies, con lo que concluyó que la educación es de extrema importancia.

Al dirigir una revolución en la Psicología, evidenció el papel del aprendizaje a través de interacciones interpersonales, a la exploración de la información, y al significado o a escaso conocimiento que se produce. Al Center for Cognitive Studies concurrieron algunos líderes de aquellos tiempos de la psicología, filosofía, antropología, educación, lenguaje y otras ciencias, quienes contribuyeron a estudiar lo cognitivo, como son Chomsky, Luria, Piaget, Wiener, entre otros. Skinner, que fue uno de sus grandes amigos, desarrolló el condicionamiento operante siendo ambos profesores de la misma Universidad. Bruner, al evocar lo que más deseaba allí, afirmó que era descubrir un principio de orden mayor basado en que el pensamiento humano enlaza las capacidades del lenguaje y las condiciones culturales más que contentarse con ser una ordinaria respuesta a estímulos.

Bruner trabajó en otro currículum de estudios sociales para los Servicios de Educación en su país, denominado Man: a course of study (M.A.C.O.S.), fundado federalmente, este proyecto fue bastante controversial por lo que varios grupos conservadores se opusieron rotundamente ya que no se apoyaba en valores y tradiciones considerados importantes para ellos. A pesar de eso, fue ampliamente utilizado en las escuelas en los años 1960 y 1970, ya que luego apareció una oposición política contundente debido a las referencias interculturales y al énfasis que se daba a la teoría de la evolución. La polémica obligó a varias escuelas a dejar tal currículum, y los fondos federales fueron negados totalmente. No obstante, en algunos lugares continuó y algunos colegios de Inglaterra y Australia lo adoptaron. Su libro: On Knowing. Essays for the left hand (1962), incluye temática sobre la importancia de la espontaneidad y la intuición en el pensamiento.

En 1963 recibió un Premio Científico Distinguido de la American Psychological Association (APA), y fue presidente de la APA en 1964. Durante la década de 1960, fue asesor científico de los presidentes John F. Kennedy y Lyndon B. Johnson, y conformó el panel de educación del Comité del Consejo Presidencial de Ciencias. Su propuesta educacional contribuyó al perfeccionamiento del programa preescolar Head Start Federal, que fue introducido en 1965 para mejorar el desarrollo preescolar. Desarrolló el "currículum en espiral", en el que los profesores encuadran a los estudiantes en diferentes temas tempranamente, en un lenguaje apropiado para la edad, y retornan a ello en los años posteriores con los mismos sujetos, agregando profundidad y complejidad. Muchos distritos escolares lo han incorporado, que comienza en la escuela primaria y existen temas de gran dificultad, incluyendo antropología y ciencia, que se implementan a los estudiantes año tras año en niveles más y más complejos.

Más adelante, publicó los libros Toward a theory of instruction" (1966) y The Relevance of Education (1971), donde realizó investigaciones sobre cómo la pobreza afectaba severamente el proceso de enseñanza-aprendizaje y reducía las oportunidades de superación de aquellos que vivían en los ghettos miserables de las grandes ciudades estadounidenses, y expresó: "Si usted construye un aula en la que los niños deben mantener sus asientos, está asumiendo que habrá un síndrome de hiperactividad". En 1972, el Center for Cognitive Studies fue cerrado. A pesar de esto, la crisis del conductismo empeoró y se promovió el fortalecimiento de la corriente cognitivista, que actualmente domina casi todo nuestro planeta. Bruner se mudó a Inglaterra navegando su propio barco a través del Atlántico, tras ser convocado por Watts, que era profesor de Psicología de la Universidad de Oxford, aceptando el cargo de profesor de psicología experimental. De 1972 hasta 1980, efectuó exploraciones sobre cómo se adquiere el lenguaje en niños y se concentró en el desarrollo cognitivo en la pequeña infancia.

En 1972, Bruner afirmó que la psicología cognitiva tendría un amplio espectro si incorporase a la construcción narrativa y a la cultura a su campo, ya que son estrategias necesarias para dar un orden al entendimiento de nuestro mundo. En 1973, publicó su obra Beyond the Information Given: Studies in the Psychology of Knowing. En 1974 ganó la Medalla de oro CIBA por investigación original y excepcional. En 1980 retornó a su patria por unos meses como profesor a Harvard, y en 1981, fue invitado a tomar el lugar de George Mead en la School for Social Research en New York, y ser el director del Instituto de Nueva York para Humanidades. En 1983 publicó su obra In Search of Mind: Essays in Autobiography. Bruner contribuyó en el cassette educacional Baby Talk basado en el libro Child’s Talk: Learning to Use Language que publicó sobre niños y lenguaje (1983) donde provee una maravillosa comprensión de los procesos mentales por los que los niños adquieren habilidades lingüísticas.

En 1986, causó revuelo con una formidable posición entre ciencias, literatura y antropología y logró gran cantidad de ventas con su libro Actual Minds, Possible Worlds. En este, detalla que la ciencia cognitiva se ha volcado estrictamente a aspectos sistemáticos y lógicos de la vida mental, como por ejemplo la habilidad de resolver problemas, no obstante cree que ello es valioso sugiere el uso de imaginación para optimizar nuestras propias vivencias. Bruner acuña el término modalidad narrativa resaltando su gran valor en la vida cotidiana. Sobre la base de literatura, lingüística, antropología, simbología, psicología cognitiva y psicología del desarrollo, Bruner inspecciona todo acto mental que pueda imaginar nuevos mundos posibles y demuestra cómo esa actividad es beneficiosa para las ciencias humanas y para toda idea. Durante ese mismo año expuso en un simposio en la Universidad de Yale acerca de las acciones afirmativas en el contexto universitario.

En 1987 ganó el Premio Balzan que es un reconocimiento internacional debido a sus aportes para entender la mente humana. También en tal año, dijo: "se hacen tan habituales contar historias que finalmente se convierten en recetas para estructurar la experiencia misma, para establecer rutas en la memoria", y por eso pensó que la narrativa era una forma primordial para concebir la naturaleza del mundo real. En 1990 publicó un cúmulo de exposiciones en su libro Acts of Meaning, donde objeta que el estudio de la mente se logre con procesamiento digital. Acentúa los procesos cognitivos producto de aspectos culturales y ambientales, y culpa a quienes confundidos con problemas técnicos y de experiencia han perdido el enfoque de la revolución cognitiva tergiversando la psicología cognitiva de ese tiempo. Patrocinó la creación de una psicología cultural ante ello, enfatizando la naturaleza del significado, de su construcción y conformación cultural, y su rol vital en la existencia humana, dando a entender que la psicología que se ocupa fundamentalmente del significado es una psicología cultural.

En la década de 1990 se convirtió en un embajador educativo, ya que trabajó con los centros preescolares en Reggio Emilia, una ciudad italiana cercana a Bolonia, y en otros lugares. Un buen número de centros preescolares en todo el mundo utilizan el enfoque Reggio Emilia, inspirado en el trabajo de Bruner. Ya en 1991, fue nombrado profesor visitante de la Facultad de Derecho de la Universidad de New York y siete años más tarde, fue nombrado profesor allí. Realizó investigaciones acerca del funcionamiento cerebral y de la adquisición del lenguaje. Trabajó en el desarrollo de una teoría de la construcción narrativa de la realidad. En palabras de los profesores de esta institución, usó todas las ciencias para explicar las relaciones del derecho, la ley, la sociedad y de la cultura, siendo llamado "El flautista de Hamelín de maravilla interdisciplinaria". Allí laboró con Anthony Ámsterdam, John S.R. Shad, Peggy Cooper Davis, Russell D. Niles, y Oscar Chase; y enseñó, entre otros temas: seminarios de la teoría de la abogacía, el coloquio sobre la cultura y la ley.

En 1996, publico otro libro, The Culture of Education. En 1997 recibe la condecoración de ciudadano honorario de la ciudad de Reggio, en Italia. Escribió con Ámsterdam: Minding the Law (2000), un estudio de la ley y del pensamiento jurídico como reflejo de la narración, la cultura, el lenguaje y la ideología. En junio del año 2003 le otorgaron la licenciatura ad honorem del Ateneo de Módena y de Reggio Emilia en Italia.

Su tercer matrimonio fue con Carol Feldman. Bruner, junto con su esposa, gustaban de pasar largos períodos de vacaciones fuera de la ciudad y del estudio. No era raro verlo a él buen tiempo sentado en una mesa, dispuesto a dialogar con todos siendo muy simpático y expresivo. Siendo profesor emérito de la Universidad de New York, se retiró de la enseñanza universitaria habiendo cumplido 90 años. Su tercera esposa, murió antes que él en el año 2006, y no volvió a casarse. Él siguió conduciendo seminarios ocasionales sobre teorías cognitivas hasta que cumplió 98 años. Se retiró de toda actividad académica en 2013. En 2014, Philip Meyer escribió el libro Storyteller for lawyers, donde dedica un capítulo a los profesores de la Universidad, donde afirma que Bruner "construía puentes de transición maravillosos con gran elocuencia". Se tiene que resaltar la vitalidad y fortaleza de Bruner que en 2015 seleccionó al ganador inaugural del Premio Jerome S. Bruner a la Excelencia en Investigación de Pregrado que sirve y servirá para reconocer anualmente a un estudiante de último año en la Universidad de Duke por su excelencia en actividades de investigación, curiosidad intelectual y potencial futuro para el desempeño académico. En 2016 sus amigos, colegas psicólogos, abogados y educadores celebraron su cumpleaños número 100 con el libro Jerome S. Bruner beyond 100: Cultivating Possibilities. Su muerte ocurrió el domingo 5 de junio de 2016 en su casa de Manhattan en New York a meses de cumplir 101 años de edad.

A lo largo de su vida, Jerome Bruner obtuvo reconocimientos de instituciones importantes como el Ministerio de Educación de Italia. Asimismo, se le otorgó el título de doctor honoris causa por parte de las siguientes universidades: Yale y Columbia (Estados Unidos), Berlín (Alemania), Roma, Bolonia y Salerno (Italia), Autónoma de Madrid en 1986 y Girona en 1997 (España), la Sorbona y Toulouse (Francia), Nacional del Rosario en 2010 (Argentina). Fue miembro de la Association of Law and Society, Society for Research in Child Development, APA, y la American Academy of Sciences and Arts, entre otras.

La trascendencia de la obra de Bruner se encuentra en campos tan variados como la psicología educativa, la adquisición del lenguaje, la interacción de los humanos con los símbolos y la literatura, y la comprensión de la práctica legal. Se basó en la teoría cognitiva, la crítica literaria, y la antropología cultural. Asimismo, promovió con gran fuerza la psicología cognitiva (Arias, 2015). En un momento dado, hizo contribuciones desde la psicología militar hasta la psicología forense (Arias, 2015).

Una de sus contribuciones más importantes en el ámbito de la educación fue el "currículum en espiral"; profundizó el conocimiento de la psicología en los campos de la percepción, el desarrollo infantil, el aprendizaje, la teoría del andamiaje del aprendizaje, la aproximación concreta-pictórica y abstracta al aprendizaje infantil que se comparan y complementan con las de Lev Vigotsky y Jean Piaget, o la teoría de la narración como construcción de la realidad. Fue influenciado por los filósofos de la línea pragmática Ludwig Wittgenstein (1969) y John Austin. Se enfrentó a Noam Chomsky respecto a la visión innata del desarrollo del lenguaje, planteando una teoría donde la interacción social juega un rol céntrico en el desarrollo cognitivo y del lenguaje. Bruner es considerado uno de los más grandes hombres sabios de las ciencias y uno de los educadores más importantes del siglo XX, cuya obra trasciende hasta nuestros días y perdurará por siempre.

 

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