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Actualidades en psicología

versão On-line ISSN 0258-6444

Actual. psicol. vol.25 no.112 San José  2011

 

ARTÍCULOS

 

El aporte de la teoría fundamentada al estudio de la culpa en estafadores clasificados como altos y bajos en psicopatía

 

 

Benjamin Reyes Fernández

Posgrado en Psicología, Universidad de Costa Rica

Dirección para correspondencia

 

 


RESUMEN

Se plantea como problema de investigación: ¿cómo se relacionan cogniciones como la atribución causal y el sentido de los demás con la experiencia de culpa? Además, se reflexiona sobre qué es la Teoría Fundamentada y cómo contribuye a abordar el problema de investigación. Se entrevistaron 10 sujetos privados de libertad en Costa Rica por delito de estafa.. Se aplica la Lista de Chequeo de la Psicopatía a 34 privados de libertad. A aquellos con los puntajes más altos y más bajos se les realiza una entrevista. Las respuestas son analizadas según la versión straussiana de la Teoría Fundamentada. Se encuentran categorías novedosas que aparecieron a partir de los datos. Cuando se compara la presencia de éstas según los puntajes de psicopatía, se encuentra que la culpa se asocia con un locus más interno y controlable, y con un sentido de los demás que enfatiza los aspectos morales de las personas y sus situaciones.

Palabras clave: teoría fundamentada, culpa, psicopatía, atribución causal, sentido de los demás.


ABSTRACT

Objective: How are related the causal attribution and the sense of others with the guilt experience? Furthermore, there is a reflection on what the Grounded Theory is and how it contributes to approach the research problem. Participants: 10 prison inmates by fraud in Costa Rica were interviewed. Method: The Psychopathy Checklist-Revised is applied to 34 prison inmates. Then, those individuals with the highest and lowest scores in psycopathy are interviewed. The answers of the participants are analyzed according to the principles of the Grounded Theory, in its straussian version. Results: Novelty categories, about sense of others and causal attribution, appeared from data. When comparing its presence according to psychopathy scores, it can be concluded that guilt seems to be associated with a more internal and controllable locus and with a sense of the others that emphasizes in the moral aspects of people and its situations.

Keywords: Social grounded theory, guilt, psychopathy, causal Attribution, sense of others.


 

 

Introducción

En este artículo se expone un estudio realizado con sujetos privados de libertad por delito de estafa, clasificados como altos y bajos en psicopatía. A los estafadores se les aplicó el Lista de Chequeo de la Psicopatía, versión revisada (PCL-R) (Hare, 1990) para determinar si eran o no psicopáticos, y después se realizó una entrevista con algunos de ellos para valorar la presencia de cogniciones asociadas a la culpa. La información recogida fue analizada según los principios de la teoría fundamentada (TF). Además de describir la investigación, se reflexiona sobre la metodología seguida en cuanto a la concepción de la TF y su articulación dentro de un diseño de investigación que incluye también características usuales de las aproximaciones cuantitativas.

La pregunta general de la investigación es: ¿ Cómo se relacionan la atribución causal y el sentido de los demás con la experiencia de culpa en estafadores? Se examina cómo la experiencia de culpa se refleja en las cogniciones de los sujetos privados de libertad quienes, previamente a ser entrevistados para el análisis cualitativo, fueron clasificados según su nivel de psicopatía.

La psicopatía es considerada un desorden psiquiátrico que incluye un conjunto de conductas y rasgos interpersonales, afectivos y antisociales (Hare y N eumann, 2 009). Dos de sus rasgos en el nivel afectivo son la falta de empatía y la falta de culpa (Hare y Neamann, 2009; Hare, 1998). Por otro lado, según Hoffman (1992), la culpa es una emoción de base empática en la que se atribuye la causa del dolor de otro a uno mismo. En la culpa estarían presentes ciertos patrones de atribución causal y de sentido de los demás. Por lo anterior, se puede esperar que sujetos con capacidades distintas de experimentar culpa presenten diferencias en sus atribuciones y en su sentido de los demás.

El análisis de los datos permite construir una teoría con distintas categorías sobre cómo conciben los sujetos que son los demás y cómo hacen atribuciones causales en situaciones sociales. Dentro del sentido de los demás emergen sub-categorías como el trasfondo (el contexto, la historia e identidad de los p ersonajes) y los estados internos (emociones y pensamientos). En lo que es la atribución causal, se encontraron categorías semejantes a las presentes en la literatura, aunque en ocasiones los sujetos hicieron atribuciones de locus mixtas (locus interno y externo). Al compararse si las categorías de la teoría emergente se presentan de igual forma entre los sujetos con bajos y altos puntajes de psicopatía, los hallazgos sugieren que la capacidad de experimentar culpa se relaciona con una valoración moral de las situaciones y de las personas, mientras que la falta de culpa se relaciona con la valoración de las personas en términos de la posición jerárquica que ocupan. También se encuentra que la culpa se caracteriza por un locus más interno y controlable.

Culpa y cognición

¿Cómo son las emociones morales? ¿Cuáles son las características de la culpa? ¿Hay algunos tipos de pensamientos que suelan acompañar a la culpa? ¿Cuál es el contenido de la culpa? Este tipo de preguntas fueron las que inspiraron inicialmente la investigación.

El siguiente paso fue revisar la literatura existente sobre la culpa. Entre otras cosas, se encontró que, según Etxebarría (1999), durante muchos años el sentimiento de culpa fue abandonado como objeto de estudio de la psicología, pero en los noventa la situación comenzó a cambiar, y la importancia de las emociones en el ámbito de la Psicología de la Moral empezó a ser reconocida. Dentro de los hallazgos se ha encontrado que la culpa propicia la conducta solidaria y correlaciona positivamente con estadios de razonamiento moral y niveles de empatía (De la Caba & Etxebarría, 1999), además de promover conductas de reparación del daño a las víctimas (Klein, 1948/1973, citado por Etxebarría, 1999; Hoffman, 2000; Tangney, 1995; y Baumeister, Stillwell y Heatherton, 1995). Además, se afirma que se puede experimentar culpa ante quienes no son víctimas, sino más bien victimarios (Etxebarría, 2001). Éste puede ser el caso de situaciones de violencia doméstica, donde son las víctimas quienes sienten culpa. Pero la carencia de culpa también es problemática, pues se relaciona con la conducta violenta e inapropiada y con niveles bajos de desarrollo moral (Cauley, 2001).

Desde la perspectiva de Baumeister (1994, citado por Etxebarría, 1999) se concibe la culpa como una emoción de carácter interpersonal que tiene sus raíces en la capacidad de sentir el dolor ajeno y en la ansiedad ante el rechazo de otros. Ésta aparece ante acciones u omisiones que conllevan un daño a otros, sobre todo si se trata de gente cercana.

De acuerdo con Hoffman (1992), la culpa es una emoción empática. La empatía es la "respuesta afectiva más acorde con la situación de otro que con la de uno mismo" (Hoffman, 1992, p. 60). Ella sirve de base para que se sienta culpa cuando se crea que se causó un daño o perjuicio a otro. Ello encaja con la Teoría Atribucional de Weiner (1986) sobre la motivación y la emoción. Según él, en la culpa hay un locus causal interno y se percibe que quien hace daño tenía control sobre sus actos. Esto es, la culpa se relaciona con las dimensiones de controlabilidad y locus causal. También, más desde suposiciones propias que desde la literatura "científica" o "especializada", se creyó que la capacidad de prever los resultados de las acciones (la "previsibilidad") podía jugar algún papel en la aparición de la culpa. Como el mismo Hoffman (2000) reconoce, su perspectiva de la culpa es atribucional, aunque considera que, antes de que estas atribuciones aparezcan debe existir la capacidad afectiva de ser empático. El correlato cognitivo de la empatía es el "sentido de los demás", que es la conciencia que tiene el individuo de la existencia de otros.

Este autor considera que el "sentido de los demás" se desarrolla en fases, pasando por: a) fusión sí mismo-otro; b) permanencia del objeto: el otro es una entidad física distinta de sí mismo; c) toma de perspectiva: el otro tiene estados internos independientes; d) identidad personal: el otro tiene experiencias que trascienden la situación inmediata y la historia e identidad propias. El sentido de los demás, a su vez, incidiría en las situaciones en que se experimenta empatía, y por ende, en las que se experimenta culpa (Hoffman, 1992).

Para Hoffman (según Gibbs, 1991), los sentimientos de culpa aparecen gracias a que en la enseñanza inductiva se indica el rol causal del niño en la angustia del otro. En este proceso, el niño 1) reconoce el sufrimiento del otro, 2) reconoce su papel causal en ese sufrimiento, y 3) puede llegar a desarrollar cogniciones prosociales que se concreten en conductas específicas si hay emociones que proveen "fuerza" motivacional.

Esta literatura sugiere que la culpa se asocia con pensamientos sobre "los demás" y con pensamientos sobre las causas del daño de alguien. Una manera de conocer cómo son las cogniciones características de la culpa consiste en explorar y comparar los pensamientos de sujetos que difícilmente experimentan culpa con los pensamientos de sujetos que la experimentaran con facilidad.

Psicopatía, estafa y culpa

Con el fin de abordar el problema anteriormente expuesto se utiliza el constructo de "psicopatía" que, dentro de otros rasgos, incluye la "falta de culpa" (Hare, 1998). Para valorar la presencia de esta condición se utiliza la Lista de Chequeo de la Psicopatía (PCL-R, por sus siglas en inglés), de Hare (1990). Este instrumento divide la psicopatía en dos factores, el "Factor 1", que incluye aspectos emocionales e interpersonales, y el "Factor 2", que incluye comportamientos socialmente desviados. Cada uno de estos factores agrupa una serie de características. La falta de culpa se encuentra dentro del Factor 1. También hay algunas características que no pertenecen estrictamente a ninguno de los dos factores.

Lykken (2000) sostiene que las personas psicopáticas parecen tener un coeficiente escaso de miedo, de tal manera que necesitan estímulos más intensos para experimentarlo, como los muestra una serie de evidencias biológicas (Damasio, 1994; Kiehl, Smith, Hare, Mendrek, Forster, Brinck y Liddle, 2001). Otros investigadores han encontrado que los individuos psicopáticos tienen dificultades para reconocer emociones, particularmente miedo y tristeza (Blair, Colledge, Murray & Mitchell, 2001; Blair et al. 2002; Hervé, Hayes, y Hare, 2003).

Para poder encontrar sujetos con capacidad (no psicopáticos) y sin capacidad (psicopáticos) de experimentar culpa, se pensó originalmente en buscar personas privadas de libertad. ¿Qué tipo de delito podría servir de criterio para escoger a los participantes? La estafa apareció como una buena opción. De acuerdo con Serrano (1997), hay tres elementos presentes en toda estafa: a) lesión del patrimonio ajeno, b) por medio de engaño que conlleva a error, c) obteniendo un beneficio para sí o para un tercero. Quien estafa lo hace aprovechándose de la buena fe de otros y sabiendo que perjudica a otros, para beneficiarse él o algún allegado. Ello haría pensar que un estafador debe hacer uso de su labia para inducir a error a otro, y podría ser insensible al dolor ajeno, lo que quizá sea reflejo de psicopatía. Pero también, por el contexto institucional que rodea a los estafadores privados de libertad, en el cual se les insta a meditar en las consecuencias de sus actos, se creyó que estos podrían tener experiencias "ricas" en culpa.

Teoría fundamentada: conceptos básicos y discusiones

Si bien es cierto que la T. F. fue propuesta inicialmente por Glaser y Strauss (1967), posteriormente hubo un distanciamiento entre ambos autores, lo que ha hecho que algunos consideren que se trata de dos metodologías en vez de una (Boychuk y Morgan, 2004). Ciertamente cada uno de ellos tiene su énfasis, pero hay conceptos comunes entre ambos. A continuación se hace una breve exposición sobre estos.

Conceptos básicos de la teoría fundamentada

La T. F. supone que las teorías deben emerger estrechamente fundamentadas en los datos. Según Glaser y Strauss (1967), el análisis comparativo permite generar teoría fundamentada en los datos. Este tipo de análisis puede servir para generar teorías sustantivas, que son las que se desarrollan a partir de un área empírica específica. Pero cuando las investigaciones sustantivas son dirigidas teóricamente pueden dar lugar al desarrollo de teorías formales, enfocadas a áreas conceptuales de interés.

La teoría que se fundamenta recoge los datos según un muestreo teórico, en el cual el analista recoge, codifica y analiza los datos conjuntamente y, a partir de los conceptos que van emergiendo, decide cómo y dónde recoger más datos (Glaser &Strauss, 1967). Es decir, la teoría emergente dirige la recolección de datos. El criterio para finalizar el muestreo es la saturación teórica, que se alcanza cuando ningún dato adicional ayuda a darle más desarrollo a las categorías (Glaser & Strauss, 1967).

Con el muestreo teórico no se pretende obtener una muestra representativa de una población, como en las investigaciones cuantitativas. Se trata de un muestreo de datos, más que de sujetos. Si se decide trabajar con sujetos, éstos serán, a los umo, fuentes de datos de un fenómeno, ya sea mediante entrevistas, observaciones, grabaciones de video, etc. Este muestreo dependerá del acceso y disponibilidad de las fuentes de datos. Aunque en principio los datos dirigen el proceso de recolección, el lugar o grupo inicial del que se obtienen datos es escogido a partir de la pregunta de investigación. Una vez recogidos los primeros datos van emergiendo conceptos que sugieren buscar datos diferentes, ya sea mediante nuevos sujetos, nuevas entrevistas o mediante una nueva revisión del material ya analizado. Todas estas son formas de llevar a cabo el muestreo. Como reconoce Corbin (mediante comunicación personal, 2010), en el muestreo teórico se preselecciona una población. Eso es lo que se hace en la investigación expuesta en este artículo, al preseleccionar sujetos estafadores con distintos niveles de psicopatía.

Para Strauss y Corbin (1998) el proceso de fundamentar una teoría incluye una serie de estadios que son llamados codificación abierta, codificación axial y codificación selectiva. Señalan que las técnicas y fases de la T. F. deben entenderse de manera flexible. No obstante, consideran que es necesario dividir el proceso de codificación en estadios para facilitar la comprensión de la lógica detrás del análisis. Los estadios de codificación son descritos e ilustrado brevemente en un momento posterior del artículo.

Cabe resaltar que Strauss y Corbin (1998) señalan que, en la codificación axial, existen dos niveles: 1) el de las palabras de los respondientes y 2) nuestra conceptualización de estos. Ello refleja su postura en cuanto que, aunque las hipótesis provienen de los datos, cuando se desarrollan hipótesis se está interpretando, y en ello hay una forma de deducción.

Es importante señalar que el proceso de codificación y el proceso de muestreo teórico están profundamente entrelazados de tal manera que los datos recogidos dan forma a las categorías que emergen en los distintos estadios de codificación, las cuales, a su vez, indican dónde recoger más datos.

El debate entre Glaser y Strauss y el enfoque de la presente investigación

Actualmente existe un debate sobre las diferentes maneras en que Glaser y Strauss conciben la T. F. (McCann y Clark, 2003; Boychuk y Morgan, 2004; Cutcliffe, 2005; Mills, Bonner y Francis, 2006). La Tabla 1 expone en términos generales las diferencias entre Glaser y Strauss encontradas por diversos autores.

 

 

Cabe destacar que los autores que tratan el tema sostienen diversas opiniones sobre el papel de las ideas previas y la revisión de literatura, basadas en concepciones epistemológicas distintas. Durante el proceso de investigación se desarrolló afinidad hacia la postura de Strauss sobre la importancia de la revisión previa de literatura. Si no fuera por esa revisión ¿cómo valorar la aportación de las nuevas investigaciones? Solo plantear una pregunta presupone que se conoce el fenómeno lo suficiente como para pensar en él. La literatura previa puede ayudar a desarrollar sensibilidad hacia el fenómeno. En la sección siguiente se describe cómo se articula la TF en relación con conceptos provenientes de la literatura previa, con la población preseleccionada, con distintos instrumentos de recolección de la información y con todo el diseño y los procesos de la investigación.

 

Método

Ahora es presentado el método, con el cual se ha intentado responder la cuestión de cómo se relacionan distintos aspectos de atribución causal y sentido de los demás, con la experiencia de la culpa en estafadores. La escogencia de participantes, procedimientos e instrumentos procuró servir al esfuerzo por responder a esta pregunta.

Participantes

Los conceptos presentes en la pregunta de investigación guiaron la preselección (Corbin, 2010) de la población, de tal manera que permitieran conocer si la culpa se refleja de alguna manera en la atribución causal y el sentido de los demás. Por esto se escogió trabajar con estafadores, clasificados como altos y bajos en psicopatía, procedentes de los Centros de Atención Institucional La Reforma y San Rafael, ambos en Alajuela, Costa Rica.

Los internos que tenían registrado uno o más delitos de estafa en su expediente penitenciario fueron contactados y se les explicó en qué consistía la investigación (consentimiento informado). A quienes mostraron deseo de participar se les aplicó el PCL-R. Para esta etapa se contó con un total de 34 sujetos, todos hombres, con distintos niveles educativos desde la ausencia de educación formal hasta la educación universitaria completa y distintas edades entre los 26 y los 58 años. Para que en su respectivo momento se pudieran comparar las cogniciones de quienes tienen menos capacidad de experimentar culpa con quienes más tienen capacidad, se escogieron a los 10 sujetos con puntajes extremos, los 5 más altos y los 5 más bajos.

Instrumentos

PCL-R. Los 34 participantes fueron evaluados en psicopatía mediante el PCL-R (Hare, 1990). Dicho instrumento está constituido por dos factores, cada uno de los cuales agrupa una serie de características o ítems. A cada uno de los 20 ítems que conforman el instrumento se les brinda un puntaje (0, 1 ó 2) según se presente esta característica en el sujeto evaluado. Al final del proceso se suman los puntos de los 20 ítems. La evaluación se basa en una entrevista semi-estructurada, diseñada para valorar cada uno de estos aspectos. El criterio para valorarlos se encuentra en el manual de evaluación del autor. Para que un sujeto sea clasificado como psicopático debe obtener un puntaje mínimo de 30.

El PCL-R es un instrumento ampliamente reconocido a nivel internacional, siendo utilizado en diversas culturas (Hare, 1990). Además, se ha confirmado su validez para predecir reincidencia en ofensas sexuales y conductas violentas en el contexto costarricense (Arce y Gutiérrez, 2003). Para esta investigación se obtuvo un alpha de Chronbach de 0.83.

 

 

Con el propósito de observar fácilmente las diferencias en las cogniciones entre los en las entrevistas, se decidió trabajar con los cinco participantes con los puntajes más altos y los cinco más bajos en el PCL-R. Es importante señalar que, dentro de los particpantes con puntajes más altos, tres de ellos no alcanzaron el puntaje mínimo para ser calificados como psicopáticos. No obstante, distan mucho de los sujetos con los puntajes más bajos. Esto formó parte de la preselección de una población, previa al proceso de muestreo teórico.

Instrumento para la valoración de la atribución causal y el sentido de los demás.

Se diseñaron una serie de historias que serían narradas a cada uno de estos diez participantes. Las historias tenían una estructura similar general, de tal forma que en ellas siempre había alguien que realizaba alguna conducta, o personaje A, y alguien que sufría un daño o perjuicio, o personaje B. El personaje A podría ser visto como un victimario o agresor y el B como una o unas víctimas. Tras narrar cada una de estas historias, se hacían preguntas al entrevistado para observar qué pensaba éste sobre los personajes, su situación y qué podrían pensar o sentir los personajes unos con respecto a otros. Además, se hacían preguntas sobre las causas del daño o sufrimiento de "B". El apéndice 1 presenta un breve resumen de cada historia y el apéndice 2 presenta el esquema general de las preguntas que conforman la entrevista.

En el proceso de construcción del instrumento una serie de historias y preguntas fueron redactadas y entregadas a un conjunto de expertos quienes brindaron retroalimentación. Se hicieron observaciones sobre el sexo de los personajes, así como sobre la cantidad de las historias. Como consecuencia, se reelaboraron las historias de tal forma que todos los personajes fueran hombres y se redactaron más historias, para que hubiera mayor cantidad de material para el análisis. Después de las modificaciones, se aplicaron dos pruebas piloto a privados de libertad por delito de estafa. Durante las entrevistas se prestaba atención a cuanto comprendían los participantes por lo que al final de cada entrevista se preguntó si habían entendido las historias y preguntas. Con los datos recogidos se procedió a realizar la codificación abierta y se corroboró la utilidad del instrumento para brindar material apto para ser codificado. Aunque existían preguntas guía, de respuesta abierta, el entrevistador podía hacer preguntas complementarias libremente para ampliar en algún tema. A partir de este proceso y la retroalimentación brindada por los entrevistados se hicieron los cambios pertinentes y se decidió narrar cada historia dos veces antes de hacer las preguntas, para garantizar que los entrevistados las escucharan correctamente.

Las historias también tenían una secuencia definida, de tal manera que aquellas que abordaban de forma más directa el tema de la estafa quedaban en medio, y se comenzaba y terminaba con historias de mayor facilidad para el respondiente.

Procedimientos

Como ya se mencionó, la selección de participantes y aplicación del PCL-R se realizó en momentos anteriores a la recolección y codificación. Esto forma parte de la preselección de una población según la lógica de la TF. Luego se aplicó la Entrevista sobre Atribución Causal y Sentido de los Demás. Los datos recogidos en las transcripciones de las primeras entrevistas fueron codificados. Los códigos y categorías que estaban emergiendo se tomaban en cuenta a la hora de realizar nuevas entrevistas, según el proceso de muestreo teórico, de tal manera que se hacían nuevas preguntas para ampliar información y se prestaba especial atención a detalles específicos.

Hay que señalar que se tenía un acceso limitado a los sujetos, por ser estos privados de libertad y porque, en algunos casos, ellos no deseaban ser entrevistados más de una vez por temor a que los compañeros pensaran que estaban cooperando con "la ley". Ello es una limitación para la investigación, pues en ocasiones fue difícil ampliar aquellos aspectos que iban emergiendo sobre las categorías y la teoría.

Para la codificación se empezó con los datos presentes en una de las transcripciones. Posteriormente, se fueron codificando los datos del resto de las transcripciones. Después se comparaban códigos entre sujetos y entre las respuestas a cada historia, se construían categorías y subcategorías, nuevamente comparando cada participante e historia. También se analizaba sobre qué categorías giraban los datos, qué subcategorías eran prescindibles y podían eliminarse y qué categorías podían ser reagrupadas dentro de otras. Debe resaltarse que, durante todo este proceso de construcción teórica, no se hizo distinción alguna entre los sujetos clasificados como altos y bajos en psicopatía. Los mismos datos guiaban la construcción de la teoría, ayudados por anotaciones con hipótesis sobre las categorías (memos) que se iban formulando. De acuerdo con el muestreo teórico, en el proceso de codificación de pronto se descubre un nuevo concepto que despierta sensibilidad hacia algún aspecto del fenómeno que estudiamos. Entonces se regresó a los datos previamente revisados y se les reagrupaba y codifica a la luz de la sensibilidad desarrollada.

 

 

Este proceso permitió que emergiera una teoría general sobre la atribución causal y el sentido de los demás en situaciones sociales en las que se da el perjuicio de alguna de las personas involucradas. Después de contar con esta teoría, se dio un paso no usual dentro de la TF, pero que tampoco es opuesto a ella. Este paso fue comparar la frecuencia con que aparecieron estas categorías en los sujetos según el puntaje de psicopatía. Es decir, se observaba, por ejemplo, si la mención de aspectos morales se encontraba tanto en los sujetos con más alto y más bajo puntaje de psicopatía, o si el locus interno era mencionado igualmente por todos los sujetos. Este último paso permite ver posibles relaciones entre la capacidad de experimentar culpa y las características de las cogniciones. La Figura 1 presenta en forma esquemática la articulación entre conceptos, claves en la pregunta de investigación y los procesos de recolección y análisis de datos.

 

Resultados

A modo de ilustración de los pasos del proceso de codificación, se presentan a continuación fragmentos de transcripción y la codificación o análisis correspondiente. Según los pasos básicos de la TF, e nun primer momento, junto al texto se hacen anotaciones de algunas observaciones, como se ilustra en la Tabla 3.

 

 

En este momento se abre el texto y se conceptualiza, es decir, se le ponen etiquetas a los fenómenos (Strauss y Corbin, 1998). De esta manera, fueron apareciendo etiquetas como "emociones", "cogniciones", "situación", "identidad". Esto es lo que se llama codificación abierta.

En un segundo momento se intenta discriminar los aspectos subyacentes a dichas frases y agrupar la información según categorías y subcategorías. Las subcategorías aparecen en un intento de apresar todos los detalles por fuera, por lo que en un principio se llegó a contar hasta con 329 categorías. Desde la TF esto recibe el nombre de codificación axial, ya que hay ejes a partir de los que giran las subcategorías. Por ejemplo, se habla de emociones positivas (alegría, gratitud) y negativas (tristeza, culpa), que giran en torno a emociones que a su vez, giran en torno al eje estados internos, los cuales son deducidos, por parte de los entrevistados, a partir de la situación o características de los personajes. Este proceso se puede complementar con memorandos, que cuestionan cuál es la relación entre categorías y de las categorías con los datos. Uno de los memos que se escribió decía lo siguiente:

"En el sentido de los demás, quizá haya que prestar especial atención a elementos que, por "prejuicio teórico", no se han revisado exhaustivamente: las estrategias de acción que los entrevistados conciben que tiene el personaje en cuestión. Pero esto quizá deba verse en relación con la identidad (memo 3)."

En este momento ya existen categorías como "estrategias de acción de los personajes" e "identidad". Se menciona que, quizá por prejuicio teórico, la categoría "estrategias de acción" no ha sido revisada tan exhaustivamente, y que quizá guarde relación con la categoría "identidad". Esto es un buen ejemplo de cómo, durante el proceso de codificación, lo inductivo y lo deductivo interactúan, y la literatura previa entra en contacto con los datos (debiendo prevalecer los datos sobre aquella).

Con el fin de observar la distribución y frecuencia con que estas sub-categorías aparecían entre los sujetos e historias, se llevó a cabo una segunda revisión de las transcripciones. Para ello se usó una rejilla como la siguiente, pero con trescientas veintinueve filas para las categorías. Esto fue, ciertamente, un intento de acercarse más a los datos y ser fiel a estos.

 

 

A partir de aquí se comenzaron a ver algunos elementos comunes entre las respuestas de los entrevistados. Se reagrupa la información de forma más sintética y explicativa, pues muchos detalles parecían irrelevantes. De esta manera se revisaron las categorías construidas y sus correspondientes subcategorías, preguntando constantemente cuáles deberían permanecer, según su importancia en los datos y qué relación tendrían entre sí. Mediante este proceso se refinó la categorización y las relaciones que se postulaba había entre categorías. Esto es lo que se conoce como codificación selectiva.

A continuación se exponen brevemente las categorías y teoría sobre culpa, atribución y sentido de los demás que fueron emergiendo de los datos, para compararla luego con lo existente en la literatura previa.

Categorías del sentido de los demás

Hay dos grandes categorías del "sentido de los demás" dentro de las cuales se pueden encontrar otras sub-categorías. En primer lugar, están los estados internos, que incluyen las emociones y cogniciones que los entrevistados atribuyeron a los personajes. En segundo lugar, pero en muy fuerte relación con estos, se encuentra lo que el investigador denominó trasfondo de la situación e identidad. En el caso del "sentido de los demás" se observaron diferencias con respecto a lo existente en la literatura previa. Cuando cada sujeto respondió a la entrevista reconstruyó lo que había escuchado en la historia. Es decir, agregó o completó y omitió o refutó elementos de las "historias originales". Al hacer estas reconstrucciones no parece que los entrevistados se detuvieran a pensar conscientemente, en términos de la teoría de Hoffman (1992) sobre el sentido de los demás (distinción física sí mismo-otro, distinción de estados internos entre uno y otro personaje, identidad del otro).

Ciertamente los datos no confirman la teoría de Hoffman (1992) sobre las etapas de desarrollo del sentido de los demás. Más bien surge una perspectiva distinta sobre lo que piensan de otros, es decir, sobre su "sentido de los demás". Por ejemplo, ninguno de los entrevistados mencionó explícitamente la separación sí mismo-otro. Pero no se puede concluir por esto que los sujetos no supongan dicha distinción. Sin embargo, estos aspectos no les parecieron relevantes de mencionar, quizás por obvios.

También es interesante observar que al hablar de los personajes, los entrevistados pasaban constantemente de describir sus estados internos a describir su situación o identidad, como si efectivamente la construcción de lo uno se diera en relación con lo otro. La descripción de los estados internos parece depender de la descripción de la situación (inmediata o "situación de vida") o de la "identidad", y viceversa. Esto se refleja en el siguiente fragmento:

"¿Cómo se siente Fernando? "Ah, el típico ejecutivo que se cree triunfador y dueño de todo. Ajá. El típico ejecutivo que se siente exitoso, que las mujeres le llueven, que todos les sonríen, que todo está bonito para él". Después que se fue con Carmen, ¿cómo se siente?"Ah, ¿estamos hablando después que se fue con Carmen o antes de irse con Carmen?" Después. "Ah, después de que se fue con Carmen, je, je, je, je. ¿¡Cómo se va a sentir!? Muerto de la risa porque consiguió un imbécil que le fue y le llevó a la mujer y se la puso" (J: historia de Fernando, pregunta 1; cursivas corresponden al entrevistador).

En otros fragmentos de las entrevistas también hay una relación entre lo que el sujeto dice sobre la identidad o situación de vida y la situación más inmediata. Es decir, el sujeto va construyendo su interpretación de un elemento a otro:

Okay, los hijos de Oscar no pueden ir a estudiar. ¿Cuál es la causa de ello? "Diayyy, la situación económica". ¿Y cuál es la causa de la situación económica? "Diay, el despido de Oscar de la fábrica, que no puede trabajar en la empresa esa y tal vez es una persona que no tiene títulos ni nada" (O: historia de Oscar, pregunta 3; cursivas corresponden al entrevistador).

En este fragmento el entrevistado, a partir de la situación económica de un personaje (más inmediata) supone una situación más permanente, relacionada con su historia: la falta de títulos. Estos aspectos, que en términos generales se han llamado "trasfondo", pueden incluir tanto elementos temporalmente más inmediatos, como elementos más permanentes, pero los entrevistados tampoco hacen una clara distinción entre unos y otros, y más bien hay una especie de continuo.

Lo que sí se encuentra son algunas dimensiones o temas con los que es descrito este trasfondo. Estos son:

- Economía: referencias a la situación económica de los personajes.

- Salud: referencias a la condición de salud-enfermedad de los personajes.

- Vínculos: referencias a las relaciones con familiares, amigos u otras relaciones extrafamiliares.

- Profesión: referencias a la profesión, ya sea en términos de estatus laboral o de virtudes y saberes asociados a la profesión.

- Apreciaciones morales: valoraciones que hace el entrevistado sobre la moralidad de la conducta, situación o identidad de los personajes.

Los temas del trasfondo muestran una clara diferencia entre la teoría emergente de esta investigación y lo que aparece en la literatura previa. Esta última, cuando trata sobre el sentido de los demás no señala contenidos de éste, sino que se limita a una descripción formal de sus fases.

Cada una de estos temas tiene, a su vez, una serie de matices que fueron agrupándose en subcategorías. Aunque los datos fueron clasificados en determinados grupos de temas, a partir de preguntas que se formulaba el investigador, se buscaba otras formas de clasificación. Por ejemplo, la economía, los vínculos y la profesión podían reflejar en ocasiones que el entrevistado estaba hablando de la historia en términos jerárquicos e instrumentales.

Ahora bien, la categoría de los estados internos tiene también sus subcategorías. Por una parte, cabe señalar la distinción entre pensamientos o cogniciones y emociones. Por otra parte las emociones pueden clasificarse básicamente atendiendo a si son positivas (agradables) o negativas (desagradables). Además, se diferenció entre emociones estrictamente sociales (referidas a otros o hacia uno mismo) y emociones no estrictamente sociales. A su vez estas subclasificaciones tienen sus divisiones (por ejemplo, "emociones de seguridad").

Cuando se revisaba la transcripción se tenía presente si estas emociones se referían al personaje A (victimario), al personaje B (víctima), o a algún otro personaje. También se consideraba a qué momento se refería (antes o después del acontecimiento clave de la historia), si bien usualmente el entrevistado hablaba libremente y, a partir de ello, se concluía a qué momento se refería.

De igual manera las cogniciones que los entrevistados atribuían a los personajes fueron clasificadas en múltiples subcategorías. Entre ellas están las cogniciones sobre el manejo de los estados afectivos, las cogniciones sobre decisiones y cursos de acción, las cogniciones de apreciación de la situación o conducta de alguien, cogniciones sobre causalidad y otras cogniciones. Cada uno de estos tipos tiene subcategorías.

Ahora bien, al igual que en el caso del trasfondo las distintas categorías de cognición se relacionaban entre sí. Por ejemplo, cogniciones sobre el manejo de los procesos afectivos se relacionaban con cogniciones sobre decisiones y cursos de acción, lo que muestra que los entrevistados relacionaban lo afectivo con la conducta.

Cabe destacar que los entrevistados hablaron de las causas que los personajes percibían de los acontecimientos, además de las causas que ellos como entrevistados atribuían. Es decir, se pudo apreciar dos niveles: "pienso que la causa es…" y "pienso que ‘Leonardo' piensa que la causa es…". Igualmente, los entrevistados hicieron apreciaciones morales y mencionaron apreciaciones morales que hacían los personajes. La causa de los acontecimientos fue atribuida, en ocasiones, a los estados internos o decisiones de los personajes y, en ocasiones, a aspectos de la situación lo que muestra un claro vínculo entre el sentido de los demás y la atribución causal. Conviene entonces exponer las categorías de la atribución causal.

Categorías de la atribución causal

En cuanto a atribución causal, la revisión previa de literatura ha señalado como aspectos importantes el locus causal (la causa es interna o externa a la persona), la controlabilidad (grado en el que se pueden controlar los acontecimientos) y la previsibilidad (grado en el que se pueden prever las consecuencias de las acciones).

A la hora de recoger y codificar los datos se procuró tener apertura ante estos y que ellos fueran dirigiendo el proceso. No obstante, al hablar sobre las relaciones causales de la situación narrada, los entrevistados dieron respuestas asociadas con las categorías presentes en la literatura. Pese a ello, las respuestas aportan matices a lo que aparece en la literatura previa. Por ejemplo, aunque los sujetos solían atribuir la causa de los acontecimientos en un personaje (locus interno) o bien en las circunstancias (locus externo), en varias ocasiones realizaron ambos tipos de atribuciones simultáneamente. Es decir, según ellos hay acontecimientos con causas múltiples y en ocasiones con locus mixto (interno y externo). Incluso, dentro de una misma historia los sujetos reflexionaron y fueron cambiando de postura sobre a qué atribuir la causa del acontecimiento.

Con respecto a la controlabilidad, los entrevistados también hicieron combinaciones. Para algunos las situaciones eran controlables, pero otros sujetos hablaron de poca controlabilidad y otros señalaron que ambas (controlabilidad y no controlabilidad) coexistían. Unos pocos sostuvieron que no había control.

Finalmente, en cuanto a la previsibilidad, algunos de los entrevistados hablaron de que los personajes tenían capacidad de prever, otros señalaron que los entrevistados no previeron (aunque quizá tuvieran capacidad), unos hablaron de falta de previsibilidad y otros dijeron que eso no estaba claro pues la historia no contaba nada al respecto. En un caso, el sujeto cambió de opinión durante la entrevista.

Las categorías por sujeto, historia y condición de psicopatía

Una vez se tenían las categorías, subcategorías y sus dimensiones, se procedió a observar cómo se presentaban en cada historia. También se comparó cómo y con qué frecuencia se presentaban en cada sujeto y en grupos por condición (los más psicopáticos y los menos psicopáticos).

Con respecto al sentido de los demás se encontró lo siguiente. En términos generales, todos los sujetos entrevistados tendieron a describir las situaciones de quienes "causaron" el daño como posiciones de ventaja: con mayor estatus laboral o profesional, con buena salud, con más alto estatus económico o con roles de autoridad en sus vínculos. No hubo un perfil definido con el que fueran descritas las emociones de los victimarios, si bien se tendió a concebir a las víctimas con emociones negativas. No se encontró un perfil para las cogniciones. En cuanto a las historias, no hay mayores diferencias entre unas y otras, aunque cuando en la historia se menciona algún aspecto sobre la relación jerárquica entre personajes, los entrevistados suelen destacarla. Cuando se comparan los entrevistados con los mayores y menores puntajes de psicopatía, tampoco se nota un patrón distintivo de un grupo u otro, ni hay diferencias entre grupos en cuanto a los pensamientos o cogniciones atribuidos a los personajes. Pero en lo que es el trasfondo, fue más frecuente que los sujetos con mayores puntajes de psicopatía mencionaran la posición jerárquica de los personajes, mientras que los sujetos con menores puntajes describían con mayor frecuencia las situaciones en términos morales.

En cuanto a la atribución causal, esto es lo que se encuentra. La mayoría de los entrevistados concibieron que la causa del sufrimiento de los personajes "B" está en los personajes "A". Cuando se les pedía que especificasen, solían hablar de estados internos de "A" ("él pensó solo en él mismo") y consideraban que él pudo haber controlado la situación y actuar de otra manera. Es decir, el locus suele ser interno y controlable. También, la mayoría de entrevistados suponía que las consecuencias de los actos eran previsibles para "A". No obstante, los menos psicopáticos ubicaron con más frecuencia la causa del perjuicio dentro del personaje "A" (locus interno) y la consideraron como controlable. En lo que es la previsibilidad no se observaron diferencias entre los que obtuvieron mayores y menores puntajes de psicopatía.

Las diferencias encontradas entre las respuestas a cada historia obedecen a las diferentes circunstancias que rodean a los personajes. Por ejemplo, en la historia de Adrián, en la que se habla de una huelga de médicos, los sujetos hablaron más frecuentemente del gremio y la profesión del médico.

La teoría que emerge en el proceso de investigación posee entonces categorías y subcategorías generales, como se ha venido observando a lo largo del artículo. No obstante, si se observa la frecuencia con que éstas aparecen en el grupo de sujetos con mayores puntajes de psicopatía y en el grupo de menores puntajes, puede observarse algunas semejanzas y diferencias que darían cuenta de las cogniciones que acompañarían la capacidad de experimentar culpa, por lo menos dentro de esta área sustantiva de investigación.

¿Qué sugieren los resultados en cuanto a la experiencia de culpa?

Para responder a la pregunta de investigación, se tienen que recuperar las categorías de la teoría emergente con los sujetos privados de libertad sobre el sentido de los demás y sobre la atribución causal. Cada categoría refleja características de las cogniciones. La comparación entre los sujetos con altos y bajos puntajes de psicopatía en cuanto a la presencia de estas características, permite describir las cogniciones relacionadas con el fenómeno de la culpa. A partir de ello, dentro del sentido de los demás se encuentra que la capacidad de experimentar culpa se relaciona con la presencia de cogniciones de apreciación moral, pues los sujetos con menores puntajes de psicopatía valoraron más frecuentemente las situaciones, los actos y las personas en términos morales.

La culpa también se relacionó con menos cogniciones sobre la posición jerárquica de otros. Los individuos psicopáticos mencionaron más frecuentemente las relaciones de ventaja de los agresores y la posición jerárquica de los personajes. Con respecto a las emociones que los entrevistados mencionaron que tenían los personajes no hubo diferencia según puntaje de psicopatía.

En cuanto a la atribución causal, la capacidad de experimentar culpa se relaciona con la presencia de mayor controlabilidad y locus más exclusivamente interno. Así fue como tendieron a responder los menos psicopáticos.

 

Discusión

Como puede observarse, la investigación realizada se ubica más cerca de la postura de Strauss y Corbin (1998) que de la de Glaser y Strauss (1967). En este sentido, hay una valoración positiva sobre el papel de la literatura previa y se reconoce que los investigadores tienen conceptos y una subjetividad que participan de la investigación.

Las ideas y experiencias previas se concretan en la pregunta de investigación, que a su vez influye en la escogencia de la población y las fuentes para recoger datos, lo cual es el paso inicial del muestreo teórico. Las ideas y experiencias no son obstáculo en la generación de conocimiento, siempre y cuando se entre en diálogo franco con los datos.

Una forma de valorar el aporte de las investigaciones hechas mediante la TF en relación con la literatura previa es comparando unas con otras. Tanto en el caso de la atribución causal como en el del sentido de los demás, la teoría emergente aportó nuevas categorías y subcategorías de análisis. En el caso de la atribución causal se encontraron subcategorías mixtas para el locus causal (causas múltiples, externas e internas) y la controlabilidad (los sujetos atribuyen controlabilidad y no contrabilidad en distintos momentos de la entrevista).

Pero el aporte más novedoso se dio en el caso del sentido de los demás, en donde aparecen las categorías estados internos y trasfondo, las cuales, a su vez, tienen múltiples subcategorías. De éstas cabe mencionar los temas en los que se clasificó el contenido del trasfondo: economía, salud, vínculos, profesión y apreciaciones morales. Si se reagrupan algunos de estos (economía, vínculos, profesión) se visibilizan posiciones jerárquicas entre los personajes.

En este sentido, el so de la TF permite ampliar y reconfigurar la comprensión del sentido de los demás, brindando una serie de detalles y matices, más allá de lo que menciona la literatura previa. En el caso de la atribución causal, si bien hay un aporte, este es menor. Cuando se da un paso más allá de lo usual en la TF y se compara la presencia de las categorías emergentes en las entrevistas de quienes tienen más altos y más bajos puntajes de psicopatía, se encuentra que la capacidad de experimentar culpa (bajo puntaje de psicopatía) se caracteriza por cogniciones sobre la moralidad de las personas y sus situaciones, así como por un locus causal interno y atribuciones de controlabilidad. Por el contrario, la falta de capacidad para experimentar culpa (alto puntaje en psicopatía) se caracteriza por la presencia de cogniciones sobre la posición jerárquica de las personas en situaciones sociales, así como por ausencia de cogniciones sobre moralidad y por un locus causal externo y menor controlabilidad. Los hallazgos sobre la moralidad en psicopáticos pueden verse como coincidentes con lo que indica Cauley (2001) sobre el menor desarrollo del juicio moral de estos individuos. En cuanto a las cogniciones sobre posición jerárquica de los psicopáticos, quizás se relacionen con lo manipuladores que son estos individuos, según Kirsch y Becker (2007). No obstante, hay muchos vacíos teóricos y conceptuales entre lo encontrado mediante la TF y lo que señalan los otros autores. Los hallazgos sobre la atribución causal característica de la culpa también parecen coincidir con la propuesta de Weiner (1986).

Los aportes de la teoría emergente pueden guiar hacia el planteamiento de nuevas preguntas de investigaciones, como por ejemplo, ¿en una situación social, las personas que experimentan menos culpa son las que llegan a ocupar una posición jerárquica más elevada?, ¿las personas que tienden a experimentar culpa usan razonamientos morales para escoger en qué situaciones se involucran, sean proyectos laborales, relaciones de amistad, actividades recreativas? Si se piensa en un contexto empírico más próximo al explorado en esta investigación, puede preguntarse cómo es el sentido de los demás y la atribución causal en privados de libertad por delitos sexuales o por homicidio.

Una serie de consideraciones sobre las limitaciones de la investigación deben ser mencionadas. Primero, el muestreo teórico tuvo la limitación de acceso a fuentes de datos. Se contó con permiso para contactar con privados de libertad por delito de estafa. Pero a la luz de los hallazgos se hubiera deseado poder tener acceso a privados de libertad por otros delitos. Otra limitación se relaciona con el acceso a sujetos psicopáticos. Para poder comparar según condición de psicopatía se deseaba contar por lo menos con cinco sujetos psicopáticos y cinco sujetos no psicopáticos. Aunque casi todos los privados de libertad por delito de estafa estuvieron anuentes a participar, éstos eran pocos y quienes calificaron como psicopáticos fueron solamente dos. No obstante, las diferencias entre los sujetos con los puntajes extremos fueron de 16 puntos o más. Estas limitaciones no desmeritan la exhaustiva recolección y análisis de datos, que hicieron emerger gran diversidad de categorías y subcategorías sobre el sentido de los demás y la atribución causal. Puede observarse entonces que los procedimientos de la TF permiten realizar aportaciones novedosas a conceptos presentes en la literatura previa.

Finalmente, con el propósito de que los conceptos y teoría elaborados trasciendan el contexto empírico de esta investigación, se deberían realizar investigaciones con otras poblaciones de privados de libertad y con otras poblaciones de personas con distintas calificaciones de psicopatía. También sería útil que en algún momento se tomaran estos conceptos y se intentara elaborar constructos, que a su vez pasaran por los procesos de validación y evaluación correspondientes.

 

 

 

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Dirección para correspondencia
215-Tibás, San José
Ce:benjarfe@yahoo.com

Recibido: 12 de agosto de 2008
Aceptado: 11 de enero de 2010