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Cuadernos de neuropsicología

versão On-line ISSN 0718-4123

Cuad. neuropsicol. vol.6 no.1 Santiago  2012

http://dx.doi.org/10.7714/cnps/6.1.104 

EDITORIAL

DOI: 10.7714/cnps/6.1.104

El científico en busca de sentido

 

 

Ezequiel Benito1

 

 

- Luis, estoy preocupado porque mi índice-s está en 0.56

- ¿No había entrado tu último paper en la ley que salió la semana pasada?

- No, lo aceptaron en Science, pero no prosperó mi reunión en la UVCS

-¿Volvieron a decirte lo mismo?

- Sí, los números dan, la metodología está bien... (suspiro)

-Ya sé, no la consideran porque no tuviste encuentros institucionales previos...

 

Esta conversación podría estar teniendo lugar en cualquier universidad latinoamericana. Podría, pero es improbable. ¿Y tú, cuándo revisaste tu índice-s por última vez?

Cada año, en nuestra región se publican miles de artículos científicos en psicología, las agencias gubernamentales de ciencia y tecnología distribuyen el equivalente a millones de dólares en concepto de becas y subsidios a la investigación. Ingresan en nuestras universidades públicas cientos de miles de nuevos estudiantes, muchos de los cuales serán algún día serán doctores. En la mayoría de los países, la psicología se organiza en torno a modelos empíricos y sus mecanismos de autoregulación se adaptan al "sistema de la ciencia", es decir, los psicólogos son formados y desarrollan sus carreras científicas de modo similar a los biólogos, físicos, médicos, etc. ¿Acaso no eres o planeas ser parte de un programa doctoral, subsidio o proyecto de investigación? ¿No tienes pautadas fechas límite para realizar informes y presentarte a renovaciones o nuevas convocatorias? ¿No es cierto que tienes por delante una agenda más o menos apretada de papers que enviar para que sean publicados en -idealmente- revistas de alto factor de impacto y con indización de Thomson (ISI) o Scopus? Tu permanencia, progreso y crecimiento académico depende de eso, lo sabes muy bien. Esto es el sistema de la ciencia, el modo que ofrece la ciencia para ser parte de ella.

Una inversión económica y humana inmensa tiene lugar para sostener esta dinámica, se destinan decenas de años a hacer de cada individuo un elemento más de este aparato, para que incorpore su lógica, sus reglas, para que halle en él un sentido. ¿Y todo esto para qué? Es una muy buena pregunta. ¿Por qué elegiste integrar este espacio? ¿Para qué investigas en psicología?

Antes de continuar con esto que parece ser una revisión crítica a la ciencia quiero dejar en claro que apoyo la existencia de un sistema con este nivel de organización para contener y fomentar el avance del conocimiento sistemático sobre el mundo. En mi concepción, la psicología debe ser una ciencia que avance fundamentalmente a través de la investigación empírica, con la búsqueda de algún tipo de evidencia contrastable y que promueva el debate y superación permanente dentro de sus modelos y teorías. La discusión aquí será sobre sus límites y acerca de cómo superarlos.

 

De factores e impactos

Seguramente sepas que tu capacidad como investigador es evaluada esencialmente a través de cuánto y dónde publicas. Posiblemente tengas presente que se han creado diferentes medidas para cuantificar eso. Finalmente, quizás hayas escuchado nombrar el "factor de impacto" o el "índice h". Ambos constituyen los principales indicadores dentro de lo que se conoce como cienciometría, un campo que estudia esencialmente los productos de la ciencia, es decir, los papers: quiénes publican más, con quiénes y en qué revistas publican, a quiénes leen y citan más, entre muchas otras variables de análisis.

A menudo, el seguimiento de estos valores resulta en una verdadera competencia, porque suelen traducirse en las razones para renovar becas o subsidios. Esto configura el terreno común para la investigación y publicación científica en nuestros días, para muchas de sus modalidades y sentidos. Lo que actualmente se pone en juego dentro del campo científico es la importancia, ante todo, de publicar.

¿Pero hacia dónde estamos mirando cuando nos sumimos en cavilaciones respecto de la variabilidad de esto dígitos? Con todo el interés que pueda suscitar estos indicadores hablan del espacio interno de la ciencia, estamos exclusivamente mirando hacia adentro de nuestra comunidad ¿Qué hay más allá?

La ruta hacia una mayor relevancia social de la psicología atraviesa el conjunto de mecanismos y dinámicas que conforman la cultura de investigación actual. Cuando se forman investigadores, se discute De factores e impactos fundamentalmente la necesidad de que su entrenamiento incluya una cobertura de los método de investigación, de los hábitos de búsqueda en base de datos, de la claridad con la que se redacten los manuscritos, etc. Lo que no se discute con suficiente determinación es cual es el sentido de su investigación, para qué se está formando como investigador.

En nuestros días, se ha instalado el interés en las agencias de ciencia y tecnología por definir áreas prioritarias para la investigación, en conectar universidades con empresas, en construir mecanismos para vincular tecnológicamente los espacios académicos y la industria. Todo esto funciona con un objetivo principalmente económico, para mejorar la eficiencia de la producción, aumentar el rendimiento de los equipos o las cosechas, mejorar la precisión del instrumental. Allí podemos decir que hay científicos buscando generar conocimiento que está en contacto con los espacios donde será aplicado. Pero esto no sucede así con la psicología ¿Cuando fue la última vez que estuviste reunido con un representante de algún espacio ajeno a la academia preguntando por tu trabajo? ¿Cuándo asististe por primera vez a una reunión respecto de cómo una porción de los resultados de tu investigaciones representaban parte de la fundamentación de un proyecto legislativo? ¿A partir de qué fecha tu instituto funciona también como Unidad de Vinculación Científico-Social (UVCS)? Si estas preguntas te resultan extrañas, si incluso te son algo incómodas, es que posiblemente no pienses en que la investigación psicológica pueda o deba rendir algún tipo de cuenta sobre su utilidad social. Yo pienso que sí. Y mi opinión es que el principal problema es que no veamos el problema. Porque resulta ser que hemos aprendido a investigar, a proyectar nuestra carrera científica con la misma matriz ciudadana con la que la psicología se constituyó para muchos como profesión liberal, donde cada uno es responsable y responde por su propio trabajo. Si lo piensas, ¿en cuantas asignaturas de la licenciatura y en cuántos seminarios de doctorado te propusieron pensar tu carrera científica en relación con la sociedad?

Yo planteo que existe y debe existir un conjunto investigación que se desarrolle simplemente con la lógica de generar nuevo conocimiento, investigación que pueda funcionar hacia adentro de los grupos especializados; a esta investigación la llamo investigación académica. Se hace preguntas generales, está comandada por la curiosidad científica y son los propios científicos sus mejores jueces. Yo creo que este modo de ciencia es el más difundido. Cuando yo pregunto a mis estudiantes por qué harían investigación su respuesta da cuenta de esta representación del psicólogo investigador, "Me intriga el funcionamiento de la mente humana","Deseo saber mejor cómo se forma nuestra personalidad","Me resulta interesante saber más sobre la memoria y por qué las personas olvidamos cosas". Estos son sólo ejemplos de lo que podemos encontrar en el modo académico de hacer ciencia. Para esto alcanza en los más de los casos con una buena formación teórica, metodológica y estadística.

Pero también debemos distinguir otro tipo de investigación, que tiene por origen distintos intereses: "Me gustaría desarrollar tratamientos para las personas que sufren fobias", "Quisiera aportar a la educación de las personas con dificultades de aprendizaje en las escuelas", "Deseo ayudar a prevenir la violencia doméstica". ¿Estas personas equivocaron su carrera? Existe una cantidad incontable de preguntas que no puede ser respondida haciendo ciencia académica, no son simplemente preguntas teóricas, tienen un componente político (en el sentido de la intervención de aspectos de gobernanza), este aspecto las lleva más allá del plano científico actual. Quiero reservar, para estos procesos el nombre de ciencia traslacional.

Vamos a revolver un poco más dentro de esta categoría preguntándonos sobre qué le ofrecemos desde la ciencia psicológica a alguien que ha despertado interés por estos campos. En primera instancia, es muy posible que una gran mayoría busque una afectación directa al asunto y siga el camino profesional exclusivamente. Pero muchos seguramente tengan un interés genuino por obtener nuevo conocimiento sobre esos fenómenos y vean una carrera centrada en la ciencia como más tentadora. Pues bien, el sistema de la ciencia los estará esperando con un caudal de estrategias académicas para abordar esa temática y poco a poco se contentarán con haber generado nuevas teorías, nuevas ideas, nuevas propuestas sobre un objeto que se volverá cada vez más teórico y será cada vez más academizado. ¿Por qué? Porque discutirán sus resultados casi únicamente hacia adentro de la disciplina, publicarán solo en revistas especializadas, restringirán tantas variables para darle coherencia a su objeto que será una charada de la realidad. Planteo las cosas de este modo porque opino que es un desperdicio de talento que esto sea así, estamos metiendo en un corsé organizacional un modo de hacer ciencia en psicología que podría ampliar notablemente nuestro de trabajo y limitando desde el comienzo la utilidad social de esa investigación.

Si vamos a hacer investigación traslacional debemos tener un manejo y contacto profesional minimamente desarrollado. Lo que es esencial es el conocimiento avanzado de los actores involucrados y del contexto institucional donde los resultados de la investigación luego podrían -o no- ser aplicados, de la viabilidad de que sean aprovechados, qué grado de apropiación tendría ese conocimiento por parte de cada uno de los potenciales usuarios, (psicólogos profesionales, otros profesionales, actores institucionales, los propios afectados). El avance de la investigación y sentido de los resultados no puede discutirse sólo hacia adentro de la comunidad académica, puede darse allí también, pero el foro de debate prioritario será un espacio institucional externo.

En la actualidad, tenemos textos de base para explicar la obtención de muestras, los diseños de investigación, los estadísticos y todo un caudal altamente sistematizado de temas científicos para dar forma a los intereses investigativos de nuestros estudiantes y, sin embargo, contamos con poco y nada para ofrecerles en relación a los aspectos sociales y ciudadanos de su potencial carrera científica. Existen grandes bases de datos con los artículos publicados en revistas especializadas y entrenamos a los alumnos a bucear en ellas con total destreza; pero en qué momento los formamos para percibir más adecuadamente el marco institucional y social que rodea el desarrollo de sus investigaciones. ¿A qué bases los dirigimos para obtener información contextual sobre esos "problemas" que van a estudiar? Luego, nos sorprende y preocupa cuando descubrimos que los profesionales no leen investigaciones, cuando observamos que no aplican lo "ya estudiado" o cuando proliferan intervenciones sobre el comportamiento con raíces en todo tipo de creencias, menos en la ciencia. Es claro por qué es así, porque no estamos ofreciendo alternativa.

No resulta casual que la psicología quede a menudo marginada de las categorías prioritarias, que sea desatendida en las convocatorias de proyectos de CyT, que la opinión de muchos agentes institucionales y de decisores políticos sea muy disminuida respecto de nuestro rol en la sociedad. La psicología ha demostrado una enorme capacidad para dar cuenta de diversos fenómenos de la mente y la conducta humana a nivel conceptual y teórico, pero aun se encuentra en la prehistoria respecto de lograr un alcance ciudadano a partir de su investigación. De hecho, ha continuado mucho más cerca del modelo médico de centramiento en la enfermedad, áreas donde alcanzó mucho mayor éxito, pero sin comparación con los aportes en otras áreas, tanto en salud positiva como en diferentes ámbitos de inserción. Tenemos toneladas de investigaciones sobre ellos, pero ¿cuánto ha generado un efecto, una acción, una retroalimentación más allá de los papeles?

Las recomendaciones para la formación de investigadores suelen ser siempre de dejar "para después" los intereses de intervención o articulación social de la investigación. La propuesta parece ser "primero te enseño a investigar y luego te dejo librado a tu suerte respecto del uso social de ese conocimiento". Lo importante se reduce a alcanzar un grado académico -el doctorado- investigando sobre cualquier tema que se tenga más o menos a mano. Se espera que la conciencia social surja por sí misma cuando todo el proceso instruccional se centró sobre el ámbito académico y el modo académico de investigar. Nuevamente, no sorprende el resultado.

Voy a hablar ahora de un tercer modo de hacer ciencia: la investigación estratégica. Trato de movilizarsus ideas para que ya no suene tan lejano lo que estoy planteando. El espacio de investigación puede ser entonces modelizado bajo una perspectiva académica o traslacional de acuerdo a los tipos de preguntas e intereses que guíen principalmente la investigación. La variante estratégica es la que tiene lugar en el contexto de las políticas públicas, donde la información no es sólo un concepto que pueda ser estudiado teóricamente, ni tampoco se encuentra restringida a una institución o grupo de referencia puntual, aquí estamos hablando de grandes espacios de intervención, cuyos efectores serán un conjunto muy amplio de actores, cuya programática incluye una serie de intervenciones mucho más compleja que la modalidad traslacional. Estamos hablando aquí de espacios en secretarías, en ministerios, en ámbitos legislativos. Este espacio, largamente olvidado por los psicólogos, constituye uno de los modos más definitivos de articular la producción científica con la sociedad y el desarrollo nacional. En el marco de la investigación estratégica las competencias investigativas se encuentran impulsadas fundamentalmente por la posibilidad de informar alguno de los procesos de toma de decisiones que tienen lugar en estos niveles. En similar grado que la investigación traslacional, los contenidos de la investigación pueden aportar al debate académico y ser discutidos en revistas especializadas, pero su principal eje será el conjunto de variables que entren en juego dentro de un proyecto mayor.

 

De horizontes y fronteras

La propuesta resultante de estas reflexiones no deja por fuera todo lo que conocemos como ciencia psicológica, sino que lo amplifica, extiende su alcance y su legitimidad mucho más allá de los laboratorios, dando cuenta de la capacidad potencial que como estudiosos del comportamiento humano tenemos y debemos ejercer con mayor determinación.

La psicología latinoamericana debe continuar avanzando a paso firme en su consolidación científica, al mismo tiempo que incorpora como parte de sus competencias los indicadores sociales que pueden dar forma a una práctica contextualizada, que más allá de las restricciones de la ciencia global, tengan un objetivo y meta las realidades locales.

Desde nuestro punto de vista, encarar una carrera científica centrada en la ciencia traslacional o estratégica tiene el mismo valor y -permítanme decir- requiere de más coraje, que el rumbo académico. Este tipo de carrera científica debe obtener ante todo la legitimidad cultural de otros investigadores, tiene que hallar su lugar en los programas de estudio, aunque sea de modo primigenio, pero tiene que estar presente. El cambio generacional no tendrá un De horizontes y fronteras efecto renovador si no liberamos gradualmente la creencia de que el buen científico es sólo aquel de dedicación plena a la academia. Debe volverse natural la asignación de recursos, temporales y económicos a estas nuevas etapas que se habilitan en el contexto del "ejercicio científico-social de la psicología". Asumir una ampliación del rol del investigador no significa renunciar al anterior y clásico científico académico, sino incluir para el fortalecimiento de la psicología, como ciencia, un conjunto de prácticas que actualmente están quedando por fuera de su horizonte de acciones, pero cuyo dominio no está tanto más allá de sus posibilidades técnicas.

El abandono de viejos esquemas no implica la necesidad de asumir roles totales, no pienso que conduzca a buen puerto la auto-denominación como investigador académico, traslacional o estratégico; tales intenciones "nomencladoras" suelen conducirnos hacia nuevos atascamientos intelectuales y suponen ingenuamente una filosofía realista de nuestra práctica cotidiana. Se trata más bien de nombres orientadores cuyo principal objetivo es otorgar mayor saliencia, dar visibilidad a un grupo de procesos que de otro modo podrían continuar pasándose por alto. De hecho, es perfectamente posible que el rol articulador no lo realice el mismo psicólogo que lleva adelante la investigación, algo así como una Unidad de Vinculación Científico-Social podría funcionar enlazando la tarea contextual de muchos desarrollos, asistiendo al investigador en su tarea y facilitando sus otras actividades.

Si ponemos esto en práctica y se vuelve cotidiano el pensar más allá del paper, entonces sería posible que alguna vez una conversación como la que abría esta editorial tenga lugar; y es probable que de algún modo tomen forma espacios de evaluación de estas actividades. ¿Cómo podríamos dar cuenta del grado de implicación social de un investigador? Debido a que mi referencia conceptual es el modelo científico-social en la psicología − que promueve investigadores con ambas perspectivas vigentes: como hombres de ciencia y como sujetos socialmente responsables, deberíamos considerar la relación entre las actividades académicas y las "utilidades sociales" Una posibilidad esquemática sería la razón entre la cantidad de "citas técnicas" − entendidas como aquellas registradas en ámbitos institucionales o de políticas públicas− y las recibidas en el contexto académico, sobre la cantidad de papers publicados. Por ejemplo, un investigador con cierta participación social podría tener 3 citas en ese ámbito; luego, si obtuvo 8 "citas académicas", sobre un total de 4 papers, tendría por resultado 0,9. Pues bien, esta podría ser una primera aproximación a nuestro índice s. Lo importante, más allá de estas cuestiones cienciométricas es que tenemos por delante un desafío cultural, técnico, científico, organizacional y por sobre todo, político. Espero que las ideas volcadas aquí nos den algo más de impulso para encararlo.

 

 

1 Presidente - Asociación para el Avance de la Ciencia Psicológica. / Centro de Ciencia, Tecnología y Sociedad - Universidad Maimónides (Argentina)