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Salud & Sociedad: investigaciones en psicologia de la salud y psicologia social

versão On-line ISSN 0718-7475

Salud & Sociedad vol.3 no.3 Antofagasta  2012

 

ARTIGO

 

Inteligencia emocional en la mejora de los estilos educativos de padres con hijos en edad escolar

 

Emotional intelligence in the improvement of parental styles

 

 

Norma A. Ruvalcaba RomeroI; Julia Gallegos GuajardoII; Francisco A. Robles AguirreIII; Adriana Morales SánchezIV; Noé González GallegoV

IDepartamento de Clínicas de Salud Mental, Universidad de Guadalajara, México. E-mail: nruval@hotmail.com
II
Centro de Tratamiento e Investigación de la Ansiedad de la Universidad de Monterrey, México. E-mail: juliagallegos@centrocies.com.mx
III
Centro Universitario del Norte de la Universidad de Guadalajara, México. E-mail: franciscoara@live.com
IV
Centro Universitario del Norte de la Universidad de Guadalajara, México. E-mail: advic93@yahoo.com.mx
V
Centro Universitario del Norte de la Universidad de Guadalajara, México. E-mail: trenmx@hotmail.com

 

 


RESUMEN

Este trabajo, parte la hipótesis de que mejores niveles de inteligencia emocional, están asociados a mejores patrones de comunicación de tipo afectivo y a la adopción de un estilo parental eficiente. Se aplicó a una muestra de 468 padres de familia mexicanos, un cuestionario con preguntas de tipo sociodemográfico, el Trait Meta Mood Scale (TMMS-24) para evaluar la Inteligencia emocional percibida, la Escala de Normas y Exigencias (ENE-P) para identificar el estilo parental ejercido y la Escala de Afecto versión para padres (EA-P) que genera información sobre el tipo de comunicación que se establece entre padres e hijos. Los resultados muestran una sólida asociación entre las variables y una validez predictiva tanto de las habilidades emocionales como del tipo de comunicación en el ejercicio de un estilo parental inductivo.

Palabras clave: Estilos parentales; inteligencia emocional.


ABSTRACT

This paper tries the hypothesis that higher levels of emotional intelligence are associated with better patterns of affective communication and the adoption of effective parenting styles. Participants were 468 Mexican parents who answered a demographic questionnaire, the Trait Meta Mood Scale (TMMS-24) to assess perceived emotional intelligence. The same participants also took the Scale of Standards and Requirements to identify the parental style and the Scale of Affection to assess the communication style established between parents and children. The results indicate a strong association between the variables and the predictive validity of both emotional skills and communication styles in the adoption of inductive parenting styles.

Key words: Parent styles; emotional intelligence.


 

 

INTRODUCCIÓN

Desde la categorización de los estilos parentales que realizó Diana Baumrind en 1966, la investigación en esta temática se ha centrado en establecer las relaciones entre los estilos educativos y las pautas de crianza con las repercusiones en los hijos (Cuervo, 2010), por ejemplo en el desarrollo socioafectivo positivo, específicamente para la salud mental, las estrategias de afrontamiento, las habilidades sociales (McDowell, Parker & Wang, 2003), el comportamiento prosocial (Mestre, Samper, Tur & Diez, 2001; Mestre, Tur, Samper, Nacher y Cortés, 2007), logro académico (Georgiou, 1999; González-DeHass, Willems & Doan, 2005; Spera, 2005) y la Calidad de Vida (Urzua, Godoy y Ocayo, 2011).

Así mismo esta relación con los estilos parentales se ha explorado con conductas de desajuste (Aunola & Nurmi, 2005; Gray & Steinberg, 1999; Palacios y Andrade, 2008) como ejemplo encontramos emocionalidad negativa (Cuervo, 2010; Gracia, Lila y Musito, 2005; Newcomb, MIneka, Zinbarg & Griffifth, 2007; Ramírez, 2002; Vallejo, Osorno y Mazadiego, 2008), conductas antisociales (Florenzano, Valdés, Cáceres, Casassus, Sandoval, Santander y Calderón, 2009; Gracia, Lila y Musitu, 2005; Hoeve, Dubas, Gerris, Van Der, Smeenk, 2011; Jiménez, Musitu & Murgui, 2005; Pons, Berjano & García, 1996; Quiróz, Villatoro, Juárez, Gutiérrez, Amador & Medina Mora, 2007; Ramírez, 2002; Ramírez, 2007) o bajo desempeño académico (Georgiou, 1999), entre otros. Respecto al tipo de comunicación implicada en el ejercicio de la parentalidad, Fuentes, Motrico y Bersabé (2003), señalan que cuando los conflictos surgen dentro de un clima caracterizado por el afecto y la comunicación entre padres e hijos y los padres son flexibles a la hora de exigir y poner las normas a sus hijos, los conflictos ayudan a la transformación de sus relaciones y potencian el desarrollo de los adolescentes. Por el contrario cuando en dicha relación existe escaso afecto y comunicación, los padres son rígidos y tienen una visión negativa de los hijos, los conflictos entre ellos puede producir consecuencias negativas en el desarrollo personal y social de los hijos. Así mismo, se ha encontrado que el trato cálido que ofrecen los padres, influye en el desarrollo de las habilidades emocionales en los hijos (Alegre y Pérez, 2009; Alegre, 2011; Gottman, Katz & Hooven, 1996; Morris, Silk, Steinberg, 2007; Páez, Fernández, Campos, Zubieta y Casullo, 2006; Zukauskiené, Malinauskiené & Erentaité, 2011).

Específicamente bajo el rótulo de inteligencia emocional y respecto al entrenamiento que ejercen los padres sobre los hijos, se ha encontrado que las habilidades emocionales de los padres están relacionadas con la inteligencia emocional de los hijos. Martínez Pons (1999) bajo el enfoque de la teoría socio cognitiva, propone que es específicamente a través de cuatro mecanismos que los padres pueden favorecer que los hijos entiendan sus propias emocionales. Dichos mecanismos son el modelamiento, es decir cuando los padres muestran adecuada expresión y regulación emocional, siendo éstas observadas por los hijos, la motivación, que se refiere al hecho de animar a los hijos a desarrollar conductas de autoregulación, la facilitación, ofreciendo la guía necesaria para cuando se requieren respuestas más complicadas y el reforzamiento, que es la recompensa de las conductas que evidencien el aprendizaje de la autoregulación emocional. Así mismo la apertura de los adultos para discutir temas de carácter emocional con los hijos (Denham Grout, 1992; Denham, Mitchell, Standberg, Auerbach & Blair, 1997).

En contraparte, en otros estudios se ha observado que las madres con poca aceptación y expresión emocional, pueden favorecer sintomatología depresiva en sus hijos (Fainsilver & Hunter, 2007) o que las reacciones punitivas ante las emociones de los niños están asociadas al desarrollo de estrategias inapropiadas de regulación emocional (Eisenberg & Fabes, 1994) y a bajos niveles de competencias socioemocionales (Jones, Eisenberg & Fabes, 2002).

Sin embargo, poco se ha explorado acerca de las características propias de los padres y su relación con su percepción de cómo ejerce la parentalidad (Alegre, 2011), ya que como menciona Morris, Silk, Steinberg, Myers y Robinson (2007), que a pesar de que la literatura ha hecho énfasis principalmente en la salud mental de los padres, son muchos los factores que intervienen, entre ellos su propia experiencia como hijo, sus creencias sobre las emociones, niveles de estrés y soporte social, además de los factores sociales contextuales (externas al ámbito familiar).

Para este estudio, estamos considerando que también la Inteligencia emocional, podría ser un predictor para la adopción de un estilo parental inductivo, precisamente a través de una mejor comunicación afectiva entre padres e hijos. Nos basamos en el modelo de Inteligencia Emocional de Mayer y Salovey (1997), quienes la definen como la habilidad para percibir, asimilar, comprender y regular las propias emociones y la de los demás, promoviendo un crecimiento emocional e intelectual.

Es por estas razones que esperamos que el desarrollo de las habilidades emocionales en los padres y los patrones de comunicación de tipo afectivo, tengan una validez predictiva en la adopción de un estilo parental inductivo.

 

MÉTODO

Se trata de un estudio de tipo Transversal, Descriptivo y Correlacional.

Participantes

La muestra se constituyó por 468 padres de familia con al menos un hijo en edad escolar (5 a 12 años). El 16% de los participantes pertenecían al sexo masculino y 84% al sexo femenino. La muestra se obtuvo por conveniencia en distintas escuelas públicas y privadas de la Zona Metropolitana de Guadalajara (México). La media de edad fue de 36.6 años. El 72% de los participantes mencionaron estar casados, mientras que el 14% son padres solteros, el 4% divorciados, 8% viven en unión libre y el 2% son viudos.

Instrumentos

Se aplicó una encuesta para identificar las características sociodemográficas como edad, género, estado civil, datos generales de la vivienda, escolaridad y ocupación del padre, así como ingreso familiar mensual. Además se consideró edad, género, grado de escolaridad y el tipo de escuela a la que asiste el hijo o hija del encuestado.

Para evaluar la Inteligencia Emocional, se aplicó el Trait Meta Mood Scale (TMMS- 24: Salovey, Mayer, Goldman, Turvey y Palfai, 1995). Versión en Castellano adaptada por Fernández-Berrocal, Extremera y Ramos (2004). Es una medida de auto informe de 24 ítems con escala tipo Likert de 5 puntos, compuesta por tres dimensiones: Atención a las Emociones, Claridad Emocional y Reparación Emocional, en este estudio el análisis de fiabilidad arrojó un alfa de Cronbach de .811, .887 y .851 respectivamente para cada una de las escalas.

Para examinar los estilos parentales se aplicaron los siguientes instrumentos:

  • Escala de Normas y Exigencias, versión para padres (ENE-P; Fuentes, Motrico y Bersabé, 1999). Esta escala de auto reporte, evalúa los estilos parentales y consta de tres factores: forma inductiva (α=.843) refiriéndose a aquellos padres que explican a sus hijos el establecimiento de las normas y exigen su cumplimiento, teniendo en cuenta las necesidades y posibilidades de sus hijos, forma rígida (α=.708), que define a aquellos padres que imponen a sus hijos el cumplimiento de las normas y mantienen un nivel de exigencia demasiado alto o inadecuado a las necesidades de los hijos y forma indulgente (α=.734), que caracteriza a aquellos padres que no ponen normas ni límites a la conducta de los hijos y si lo hacen, no exigen su cumplimiento.
  • Escala de Afecto versión para padres (EA-P; Fuentes, Motrico y Bersabé, 1999). Se compone de dos factores: afecto-comunicación (α=.862) definida por el afecto, interés y comunicación que manifiestan los padres a sus hijos y crítica-rechazo (α=.768) que se refiere a la crítica, rechazo y falta de confianza de los padres hacia sus hijos. Cada uno de los factores consta de 10 ítems que se contestan en una escala tipo Likert con 5 grados de frecuencia (nunca, pocas veces, algunas veces, a menudo y siempre).

 

RESULTADOS

Respecto a los resultados descriptivos de las variables sociodemográficas, cabe destacar que el 41.5% de los encuestados refirió dedicarse al hogar, mientras que el 26.3% laboraba como empleado, el 15.2% refirió ser profesionista independiente y el 10.3% se desempeña como comerciante. En lo que concierne al nivel educativo de los participantes, el 16% cuenta con estudios de primaria o menos, el 31% con estudios de secundaria, el 26% con estudios de bachillerato y el 26% con estudios de licenciatura o posgrado. Los resultados descriptivos de los instrumentos utilizados se plasman en la tabla 1.

 

 

Al realizar un análisis de la varianza por género, encontramos que las variables que mostraron diferencia fueron en las escalas de Afecto-Comunicación F(1,467)=4,094 p<.05 y Estilo Parental Rígido F(1,467) = 4,097 p<.05, en donde las madres puntuaron más alto que los padres de familia, estas diferencias de género no se encontraron respecto a la Inteligencia Emocional Percibida. En contraste al separar los grupos por el sexo del hijo, no se encontró ninguna diferencia significativa.

Así mismo al comparar las medias en relación a otras variables sociodemográficas encontramos que aquellas madres de familia que laboran de manera remunerada puntúan más alto en la sub escala de claridad emocional F (1,465) = 5,768 p<.05 en relación a las madres que desempeñan como amas de casa; por otro lado al comparar las habilidades emocionales y el estilo parental de acuerdo al nivel educativo, encontramos que aquellos participantes cuyo nivel de escolaridad es de bachillerato o más, obtiene puntuaciones más altas en las sub escalas de Atención emocional F (1,465) = 5,216 p<.05, Claridad emocional F (1,465) = 20,557 p<.001, Afecto Comunicación F (1,467) = 12,910 p<.001 y Estilo parental inductivo F (1,467) = 15,044 p<.001.

De acuerdo a uno de los objetivos de este trabajo, en la tabla 2, se presentan los resultados del análisis de correlación realizado con el propósito de verificar la asociación entre la Inteligencia Emocional Percibida y las escalas correspondientes al estilo parental.

 

 

Como podemos observar existen correlaciones importantes entre las subescalas de la Inteligencia Emocional Percibida y tanto el estilo parental ejercido como la percepción del tipo de comunicación que los padres tiene con sus hijos.

Cabe señalar que al hacer también correlaciones con algunas características sociodemográficas de la muestra encontramos que la edad de los encuestados presentó ligeras correlaciones con claridad emocional (r = .144 p<.01) y con la reparación emocional (r = .133 p<.01). De la misma manera el ingreso mostró relación ligera con el afecto comunicación (r = .106 p<.05) y de manera negativa con el estilo parental rígido (r = - .113 p<.05), es decir, a mayor ingreso mejor la comunicación afectiva y disminuye la adopción de un estilo parental rígido. Cabe señalar al respecto que al analizar la varianza de los grupos por el factor de tipo de escuela en la que asisten sus hijos, encontramos que aquellos padres de Familia que tienen a sus hijos en escuelas privadas, manifestaron también mayores puntajes en la escala de comunicación afectiva F (1,467) = 7,839 p< .001.

Por su parte, fue la escolaridad de los padres la variable sociodemográfica que presenta una mayor asociación con las variables de Atención emocional (r = .109 p<.05), Claridad emocional (r = .212 p<.01), Afecto comunicación (r = .178 p<.01) y estilo inductivo (r = .172 p<.01).

Finalmente con la intención de verificar la validez predictiva que tienen en la adopción de un estilo parental inductivo las variables de Inteligencia emocional y comunicación afectiva, realizamos un análisis de regresión lineal (Step Wise) cuyos resultados se muestran en la tabla 3, donde la claridad emocional predice el 3.6% sobre la adopción de un estilo parental aun cuando se controla las variables relativas a la comunicación, mismas que explican el 44.6% de la varianza.

 

 

Así mismo y para constatar la validez predictiva de la Inteligencia emocional percibida en la variable de Afecto comunicación, realizamos una regresión lineal, donde las subescalas de claridad y reparación, tienen un valor predictivo de 23% sobre la Comunicación Afectiva.

 

 

DISCUSION

Nuestros resultados confirman nuestra hipótesis de trabajo. Como podemos observar se encontró una sólida relación entre la Inteligencia Emocional percibida y las variables de comunicación entre padres e hijos, así como en la adopción de un estilo parental inductivo, al respecto coincidimos con el estudio realizado por Fuentes, Motrico y Bersabé (2003) en donde señalan la importancia de la comunicación de tipo afectivo y por los distintos autores que también identifican el papel decisivo que tiene esta comunicación cálida entre padres e hijos (Alegre y Pérez, 2009; Alegre, 2011; Gottman, Katz & Hooven, 1996; Morris, Silk, Steinberg, 2007) o en contra parte de cómo una comunicación basada en la crítica y el rechazo está asociada a estilos parentales menos eficientes como el indulgente o el rígido (Fuentes, Motrico y Bersabé 2003).

Por otro lado y al igual que en las investigaciones realizadas por Páez et al (2006), Palomera (2009) y Zukauskiené et al. (2011), destacamos la influencia recíproca que tienen la inteligencia Emocional y el ámbito familiar.

Así mismo concluimos que, como señala Martínez Pons (1999), al mostrar los padres de familia una mayor inteligencia emocional, favorecen el desarrollo de mejores habilidades emocionales en sus hijos a través de la facilitación que necesariamente implica un nivel de comunicación a nivel afectivo, hecho que se ve constatado en nuestro estudio con la varianza que explica la Inteligencia emocional sobre la comunicación afectiva.

Respecto a las diferencias de género encontradas en las variables de afecto comunicación, coincidimos con Solís y Díaz (2007) quienes también encontraron que las madres muestran más énfasis en la comunicación y en la expresividad; así mismo con Solís, Díaz, Medina y Barranco (2008), quienes señalan que el estilo rígido se presenta significativamente más en mujeres.

Otro aspecto que es importante señalar es el papel que juega el nivel educativo de los padres en todas las variables que aborda este estudio, donde una mayor escolaridad está asociada a mejores habilidades emocionales, con la comunicación afectiva y con la adopción de un estilo parental inductivo. En este estudio, se observó que la labor remunerada de las madres está asociada a una mejor comprensión de las emociones, por lo que se sugiere explorar a fondo esta relación para poder identificar otros mecanismos que fomenten la inteligencia emocional y cómo poder equiparar estas habilidades en las madres de familia que se dedican al hogar

Los resultados de este estudio indican que el tipo de comunicación es la variable que predice en mayor porcentaje el estilo parental ejercido, por lo que debe de ser uno de los componentes principales en el diseño de futuros programas de inteligencia emocional para padres de familia y que a su vez repercutirán en el desarrollo de habilidades emocionales en los hijos y aumentarán en general el bienestar de sus miembros.

 

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Recibido: 15 de Septiembre del 2012
Aceptado: 06 de Diciembre del 2012