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Aletheia

versão impressa ISSN 1413-0394

Aletheia  n.25 Canoas jun. 2007

 

RELATO DE EXPERIÊNCIA

 

La intervención psicosocial en un contexto investigativo: “Lecturas psico-sociales sobre jóvenes agrópolis* &– sector rural &– desde diversos actores que los intervienen”

 

The psycho-social intervention in an investigative context:“Psycho-social readings on young people agrópolis &– rural area &–from diverse actors who intervene

 

 

Peláez Romero Martha Patricia1; Cañon Ortiz Oscar Enrique2; Noreña Noreña Nestor Mario3

Endereço para correspondência

 

 


RESUMEN

En el presente documento se conceptualiza la intervención desde diferentes acepciones, siendo el sentido psicosocial de la intervención, la opción de sus autores. Los avances conceptuales sobre intervención psicosocial reflexionan sobre los “planes de desarrollo” municipales colombianos, en contextos y escenarios en los cuales intervienen los diferentes profesionales &– funcionarios expertos en el diseño de políticas, en el desarrollo de programas y proyectos dirigidos a la juventud agrópolis en municipios. Este documento se acoge también al saber interdisciplinario, al reconocimiento de las redes sociales, a la importancia de la cotidianidad y de los proyectos de vida, lo mismo que al lenguaje como generador de realidades a través de acuerdos de significación. La conceptualización mencionada está respaldada por una investigación en curso con jóvenes que viven en algunos municipios del Departamento de Cundinamarca (Colombia).La pretensión de esta investigación es trabajar con los funcionarios sobre la concepción que tienen de juventud, es de tipo cualitativo con carácter interventivo, reconociendo al sujeto que se encuentra en este periodo del ciclo vital como alguien con recursos o potencialidades. Finalmente se enuncian en este artículo las categorías que orientan la investigación en cuestión, propias de su orientación construccionista y que se relacionan directamente con el concepto de intervención.

Palabras-claves: Intervención psicosocial, Jóvenes agrópolis, Socio-construccionismo.


ABSTRACT

The present document conceptualizes the intervention from different meanings, being the psycho-social sense of the intervention the option of its authors. The conceptual advances on psycho-social intervention reflect on the “Colombian municipal development plans”, in contexts and scenes in which different professionals intervene &– experts in policies design civil employees, in the development of programs and projects directed to youth agrópolis in municipalities. This document also takes refuges in the interdisciplinary knowledge, the recognition of the social networks, the importance of the daily life and the projects of life, just like in the language as generator of realities through meaning agreements. The mentioned conceptualization is endorsed by an in course investigation with young people who live in some municipalities of the Department of Cundinamarca (Colombia). This investigation pretends to work with the civil employees on the conception they have of youth; is of qualitative type with intervening character, recognizing the subject in this period of the vital cycle as somebody with resources or potentialities. Finally the categories that orient the investigation at issue due to their constructionist direction and that are related directly to the intervention concept are enunciated in this article.

Keywords: Psycho-social Intervention, Young people agrópolis, Partner.


 

 

Introducción

Significados para el término “intervenir”: tomar parte en un asunto, mediar en algo o entre algo, interponer uno su autoridad, sobrevenir algo, acaecer.

En los avances conceptuales se considera que se puede organizar en cuatro acepciones o aplicaciones.

1. Intervenir en algo o sobre alguien, viene a expresar una participación activa intervenir es entrar dentro de un sistema de individuos en progreso y participar de forma cooperativa para ayudarles a planificar, conseguir y/o cambiar sus objetivos.

2. La intervención “psicológica” o reconocida para nuestro caso como “psicosocial” se podría definir como la utilización de procedimientos de observación no intrusitos con la finalidad de recabar y construir información con la que definir el “hecho-problema” objetivo de la intervención, aunque asumiendo que la relación de cualquier observación lleva consigo ya una cierta intervención.

3. Se trata del mundo de la evaluación y valoración, promoviendo evaluaciones continúas de las acciones con el fin de reflexionar sobre sus resultados y consecuentemente proponer su reorientación.

4. Es intervención la acción de asesoramiento del profesional a ese otro, por consiguiente y en sentido estricto la intervención se refiere a la actuación especial y excepcional, que, desde la perspectiva de la psicología aplicada, se dirige de manera programada y sistemática, con la iniciativa o apoyo institucional, a la comunidad, organización, colectivo o grupo para proporcionarles ayuda, asesoramiento, acompañamiento y hasta tratamiento, con el objeto de informar, advertir, asesorar, acompañar, aconsejar habilidades y comportamientos anacrónicos para optimizar los adecuados.

La intervención también se vale de los correspondientes mecanismos de evaluación y educación, que cumplen distintas finalidades diferentes, así al inicio como diagnóstico para desarrollar el diseño de la intervención, durante el proceso para supervisar y redefinir objetivos y/o procedimientos, y tras la finalización como valoración para mediar su vigencia e impacto.

Según Hernández (2003), hay cuatro axiomas para orientar la intervención:

1. La vida psíquica de un individuo no es exclusivamente un proceso interno. El mundo subjetivo no es más que una puntuación dentro de las secuencias repetitivas de interacción en un contexto que le da sentido.

2. Las modificaciones en los patrones de interacción del sistema, generan cambios tanto en el sistema de interacción como en los procesos psíquicos internos de los miembros de ese sistema. En este reconocimiento se fundamenta la idea de resolver “síntomas “, si no lo miramos en contexto.

3. Cuando un agente de intervención trabaja con los consultantes, su gestión se incluye en ese contexto. Como el agente de intervención hace parte del sistema de ayuda, no es trivial la forma como las instituciones y los particulares establecen las relaciones con los jóvenes. Puede haber casos donde si el agente de intervención no hace una meta-mirada sobre su acción, puede entrar a fortalecer una acción o dinámica que de hecho ya era negativa o que se vuelve todavía mas inconveniente a partir de la situación o evento particular.

4. Agentes de intervención y consultantes forman en conjunto un nuevo sistema que regula la gestión o dirección de sus miembros.

La intervención psicosocial se sitúa en la relación que se establece entre categorías sociales y psicológicas. Las categorías sociales sería el objeto sobre el que se interviene, ya se trate de sistemas o estructuras sociales. El efecto inmediato que se busca es el cambio social. El objetivo final sería el cambio personal. Se interviene sobre sistemas y estructuras sociales para resolver problemas psicológicos (objetivo final) a través del cambio social (efecto inmediato). Esto se puede aplicar tanto en la psicología social &– comunitaria como a la psicología de las organizaciones y al análisis institucional.

Según Bernstein D. y Nietzael M. (1.982), citado por Hernández, (2003). “…es un movimiento de gran alcance que intenta aplicar los principios psicológicos a la comprensión de los problemas sociales y la creación del cambio social verdadero”

En términos mas amplios se trata no sólo de hacer acciones en la comunidad, sino que las personas identifiquen los problemas emocionales, relacionales, sociales y económicos en un proceso de reflexión personal &– grupal y que a través de la reflexión &– acción se contribuya al cambio individual y social.

La acción de este concepto va orientado a la búsqueda de la autonomía de los grupos y personas involucradas en las alternativas de solución a las diferentes problemáticas, donde la categoría psicosocial juega un papel importante pues articula todas las áreas hacia un contenido más social y más humano, donde las relaciones humanas entre los integrantes de un proyecto, su relación familiar, relación de grupos, relación de parejas, relación con la comunidad y otros.

A continuación se conceptualiza sobre el término de intervención desde diferentes acepciones:

La intervención psicosocial un concepto integrador

La investigación denominada, Lecturas psico-sociales sobre jóvenes agrópolis desde diversos actores que los intervienen, tiene como objetivo construir comprensiones sobre la concepción de juventud, que elaboran los diversos actores que intervienen a los jóvenes y las relaciones que generan para resignificar las narrativas que faciliten la construcción de tejido social.

Entendemos desde la perspectiva construccionista que una lectura psicosocial, trasciende una visión del yo individual, reconociendo, más bien, una psicología social de las relaciones. Una psicología así, tiene la competencia de reconocer la interdisciplinariedad, los recursos y talentos más que centrarse o hacer énfasis en el déficit o la psicopatología.

La conceptualización más significativa para el desarrollo de este documento es la intervención psicosocial que integra una intervención psicológica con una intervención social; la primera centrada en el individuo y la segunda dirigida tanto a comunidades como a organizaciones e instituciones. Esta última implica también, cambios importantes desde la racionalidad del interventor en comunidades que han elaborado necesidades, aspiraciones, problemas. Se explicita la comunidad en tanto que, la intervención actual no apunta al individuo sino que en términos de Ayestarán (1993), citado por San Juan (1996), ha ido a contextos sociales más amplios como familia, escuela, vecindad, organizaciones, instituciones, estructuras sociales, económicas y políticas. Considera además que la intervención psicosocial necesita un modelo ecológico relacional basado en el análisis de los factores físicos, culturales, económicos y políticos que condicionan la estructuración de las redes sociales las cuales a su vez, condicionan la conducta individual.

Urgen nuevas miradas sobre el joven

Se establece aquí la idea de resignificar, lo que indica cuestionar la mirada que sobre el joven tienen los actores sociales expertos que trabajan en políticas o programas de juventud, advirtiéndose así su orientación interventiva. Desde un principio construccionista se “cuestiona lo incuestionable”, (Gergen, 1.996), es decir, aquellas construcciones sociales que naturalizan lo cultural, en otras palabras, lo que es hechura del hombre. Se pondría en cuestión entonces el conocimiento que tienen estos actores a quienes la sociedad les ha asignado autoridad y en buena medida credibilidad. La resignificación permite la construcción de nuevas miradas y también nuevas formas de acción y relación con los jóvenes.

Una concepción del joven desde la edad, que lo denomina como adolescente, invisibiliza al joven como constructor de realidad en el presente y lo conmina a ser simplemente una promesa hacia el futuro.

Relación entre las intervenciones psico-sociales, sociales y psicológicas

Desde Sánchez (1991), la intervención, en términos generales, se refiere a la introducción, interposición o intermediación desde una postura de autoridad de un elemento externo con la intención de modificar o interferir con el funcionamiento de un proceso o sistema en una dirección dada. La intervención comporta un proceso intencional de interferencia o influencia y persigue un cambio. De igual forma se vehiculiza teóricamente, de esta forma ”…la intervención desencadena una serie de expectativas y consecuencias fuertemente ligadas a la construcción simbólica y a las representaciones de quien esta interviniendo. De esta forma, una modalidad de intervención se vincula a un determinado marco conceptual que, ligado a una serie de aportes teóricos y empíricos relacionados con el contexto, genera “formas típicas” de intervención” (Carballeda 2002 p.94).

La intervención como acción es un proceso que da cuenta de los contextos, de la historia, de la situación, y en general de procesos que permean al sujeto singular o colectivo. Así la acción comporta el sentido de las relaciones presénciales o representadas, es decir, simbólicas. La acción es un movimiento intencional que se construye en la relación, cuando ésta es significada, generando procesos interactivos, es decir, sociales más allá de la simple estimulación, que encarna una psicología del individuo.

Desde una intervención con énfasis psicosocial el joven debe comprenderse en relación con otros, ya que es en esas relaciones que la vida adquiere sentido, debe entenderse desde su racionalidad, desde su contexto para comprender su proyecto de vida. Lo anterior señala que la intervención no se expresa exclusivamente desde la lógica del agente externo sino que es un proceso interactivo, de intercambio. La afirmación anterior da cuenta de la diferencia entre intervención como un dispositivo de poder del interventor y la intervención psicosocial que representa un diálogo constructivo entre interventor e intervenido.

De otra parte, la intervención psicosocial es temporal, situación que protege al sujeto intervenido, dado que es la comunidad quien acentuará el proceso de cambio y quien lo validará desde los acuerdos construidos en torno a las acciones iniciales de los agentes externos. El agente externo debe sobrar en un momento dado; así “…desde la perspectiva sistémica, la intervención es una acción deliberada; pero una acción provisional y un proceso inestable que en general durará corto tiempo” (Hernández 2003 p.65).

La diferencia con la intervención psicológica estriba en que ésta última enfatiza la exploración de aspectos intrapsíquicos, sin apostarle a la conexión de sentido entre lo social y lo individual. Digamos que lo psicosocial pretende integrar la dualidad sujeto y sociedad, relación permanentemente abordada por la Psicología social.

Lenguaje como constructor de realidad

La función del lenguaje se destaca en los procesos de intervención psicosocial, ya que aquél es un generador de realidades y en el intercambio de los grupos sociales, las conversaciones son un punto esencial, pues, como señala Hernández (2003, p.60) “hablar de algo es contribuir a construirlo”, de allí que se procure establecer conversaciones que permitan lenguajear sobre los procesos interventivos, en los que los actores sociales reflexionan su vida desde sus propios recursos, lo que familiariza al joven con discursos cotidianos de empoderamiento, así quien trabaja narrativas progresivas permanentemente las convierte en estilo de vida. El señalamiento postmoderno, cada vez más fuerte, de que los seres humanos somos narrativos desestimando el fuerte énfasis moderno que nos conmina casi exclusivamente a lo cognitivo, da al lenguaje un tono menos informativo y más interactivo y creador de realidad. Esto nos pondría, parodiando a Calderón de la Barca, en la idea de que la vida es “cuento”.

Aspectos polémicos de la intervención

La intervención plantea problemas teóricos importantes, pues la presencia de agentes externos tiende a ser considerada como invasiva hacia la comunidad dado que la sociedad occidental tiende a imponer de manera sutil, valores como el consumo, el individualismo, la discriminación, la competitividad en sectores de población que no “producen”, en los que encontramos, en general, a los jóvenes. Por ejemplo, el actor social o profesional que interviene a los jóvenes agrópolis, lo haría desde su racionalidad e impondría su narrativa como experto que es a los grupos de jóvenes, así como el profesor impone sutilmente el conocimiento a los estudiantes, lo que es visto por la sociedad como algo apenas normal. Es común encontrar en docentes de educación básica secundaria y media vocacional narrativas regresivas respecto al potencial ético de los jóvenes, entre otros.

La intervención como compromiso social

No obstante, la acción de la academia &– en la que se mueven los autores de éste documento &– basada en una intervención comunitaria coherente con los postulados de una psicología social comunitaria, pretende respetar la forma en que las comunidades se expresan, viendo en esta expresión una oportunidad para que las comunidades transformen su realidad desde sus propias lógicas, lo que les da autonomía no solo frente al agente externo sino en todas las decisiones que tomen. En palabras de San Juan (1996) “…el modelo de intervención comunitaria, cuya acción preventiva y de promoción de la salud y la calidad de vida está dirigida a la comunidad desde la interdisciplinariedad, no solo a sus miembros enfermos sino también a los sanos o en situación de riesgo promoviendo un estilo activo en todos ellos a través de los niveles básicos de atención primaria…se opone a unos recursos exclusivamente profesionalizados y unidisciplinares en los que el usuario se convierte en un receptor pasivo” (p. 30).

La intervención social, por el contrario, implica un apoyo que promueve un proceso de desarrollo tanto grupal como individual. Varios aspectos importantes a tener en cuenta según Taboada, en San Juan (1996), son: “Universalidad que viene a significar la toma de conciencia de la similitud de situaciones y problemas con otras personas; Información que viene a incluir la explicación y aclaración de la compleja realidad circundante; Altruismo que viene a recoger la importancia de dar algo a otro miembro en parecidas circunstancias; Catarsis que viene a significar la posibilidad de significar la posibilidad de socializar en un contexto de grupo pequeño las emociones que desbordan en un momento determinado el control cognitivo” (p. 92-93)

Sin embargo la intervención social comporta generalmente una racionalidad impersonal, que puede imponer sutilmente su orientación. Vale decir que lo social debe ser cuestionado permanentemente como portador de dispositivos ideológicos que el saber y la orientación comunitaria contrastan.

Lo social como proceso relacional

Es necesario aclarar que aunque lo psicosocial parece estar anclado en una dualidad, para efectos de la orientación de este artículo, lo social comprende al otro, se plantea la alteridad, el reconocimiento del otro, lo relacional. Lo social implica la comunidad que aunque nace en la sociedad va construyendo una racionalidad propia, en la que el sujeto se hace con otros desde la solidaridad, el reconocimiento de las diferencias y un sentido colectivo de vida desde la particularidad del sujeto.

En buena medida, la intervención es una prueba de fuego para sopesar el carácter de una comunidad, su sentido de cohesión, de pertenencia, de proyección al futuro, su sentido de cooperación y las redes que teje con otras organizaciones además de su progresiva independencia con relación a la lógica de la sociedad, pero también es una forma de establecer la disposición con que el agente externo se relaciona con grupos orientados comunitariamente.

Desde esta perspectiva, profesionales que desarrollan trabajos con grupos humanos, consideran a los sujetos como protagonistas o actores sociales de sus propias historias y por tanto estos &–los actores- son convocados para la coordinación y construcción de acciones posibles con ellos y desde ellos y no como si solo fueran espectadores, mientras que desde afuera otros les señalan las rutas y derroteros a seguir.

En la intervención parece jugarse, de forma decisiva, la permanencia de las comunidades, su desarrollo, su independencia, su creatividad, puesto que el agente externo recrea su ideología en relación con la comunidad y es de alguna forma un representante de la sociedad. En esta relación el agente social, o agente externo, tiende a imponer sutil ó explícitamente sus reglas de juego. En este sentido podemos advertir una contradicción fuerte si el agente externo no ha respetado las reglas de juego de la comunidad y aprovecha la intervención como una forma de sacar ventaja de las necesidades sociales de otros. Esta contradicción se puede ubicar en lo que Gergen, (1.996) denomina epopeya heroica que combina lo progresivo &– regresivo, es decir, que el interventor o agente externo se presenta como salvador en las situaciones de la comunidad, reivindicándose como protagonista y quedando la comunidad como espectadora respecta a la acción de ese agente externo. Aunque la intervención tiene un acento externo puede jugar un papel clave en el diagnóstico y solución de los dilemas comunitarios.

Interventor y compromiso social

Aquí es importante hacer una reflexión sobre uno de los actores de este proceso &–el interventor-. Una vez que se ha considerado que en la intervención hay un agente externo, un profesional, que concebido desde la cibernética de segundo orden, no comporta acciones objetivas ni tienen que ver con un criterio de verdad. En este actor reinan las subjetividades inscritas en la construcción de sus marcos referenciales, sus experiencias en el contexto y los fenómenos a abordar, así como sus tonos emocionales en cuanto a los sujetos y temas a trabajar; de allí que muchas de las pautas relacionales se constituyen desde lo expresado por este sujeto el cual puede por su poder, orientar el trabajo de una comunidad o una organización hacia sectores de su interés y no de la comunidad, de allí que éste profesional deba desarrollar habilidades en los procesos auto referenciales y de meta observación toda vez que el acto de intervención lo involucra y lo afecta a él mismo. Así Foerster (1974) en Ibáñez (1998) resalta la importancia del “observador” respecto a lo observado al señalar que “Las observaciones no tienen valor absoluto sino que son relativas al punto de vista de un observador” (p. 146). Añade, que se requiere de una teoría del observador que devele ciertas dificultades. De esta forma expresa que, “Se trata de un nuevo estado de cosas en el discurso científico; pues, siguiendo la óptica tradicional, que establece una separación entre el observador y sus observaciones, toda referencia a ese discurso era cuidadosamente evitada” (p. 146). Esta evitación tiene razones, en tanto que, no bastaría la complejidad de un objeto determinado sino que se añadiría la mirada del observador que conduciría a paradojas como en la expresión <soy un mentiroso>.

Intervención como proceso teórico &– práctico

Otro aspecto clave de la intervención es la fusión de la teoría con la práctica, puesto que las transformaciones inmediatas del encuentro entre el agente externo y la comunidad, establece una reflexión o mediación teórica que permite contextualizar y orientar la comprensión de los procesos psicosociales implicados. La intervención debe ser un proceso de doble vía, puesto que el discurso popular contiene un conocimiento que provoca modificaciones en la manera de pensar del agente externo y viceversa. En este sentido, la intervención es una interacción en la que ambas partes se enriquecen. El usuario resuelve sus necesidades y el agente externo alcanza parcial o totalmente sus metas investigativas o transformativas.

Podríamos decir que aunque la intervención es definida como el propiciamiento del cambio desde una autoridad externa, si éste ha sido generado desde la lógica de las dos partes implicadas hay una elaboración conjunta de conocimiento. Esta construcción conjunta es comprendida así por el construccionismo social, enfoque en el que nos apoyamos.

La investigación interventiva en jóvenes del sector rural implica &– en el caso de los docentes universitarios que realizan este documento y la investigación en curso &– buscar que el profesional que los interviene comprometa reflexivamente al joven, es decir, que ponga en duda sus certezas, sus seguridades de conocimiento, sus experiencias, sus creencias y así sea gestor y transformador en organizaciones juveniles municipales a través de su visión del mundo. En este sentido la intervención, aunque incluye la postura de autoridad de los investigadores, recoge la significativa forma de construir la realidad por parte de los jóvenes desde la óptica de sus interventores.

Esta disposición de la investigación es una forma comunitaria de establecer las relaciones con los jóvenes. Esta forma implica partir de la lógica y el sentido de ellos enfrentándose a dilemas y problemas, reconociendo por parte de quienes los intervienen un contexto histórico, social y cultural. Estas relaciones con los jóvenes están sujetas a la observancia de políticas, planes, programas y proyectos para ser desarrollados por autoridades municipales, interventores, líderes comunitarios y vecinos entre otros, quienes promueven espacios de solidaridad, de apoyo, de intimidad, de cohesión, de pertenencia, de integración; en este sentido lo comunitario significa también el reconocimiento de la diversidad, la alteridad, cuestionando los elementos ideológicos impuestos sutil o directamente por la sociedad.

Es necesario señalar aquí que el concepto de lo social se diferencia del concepto de sociedad, así lo social es del orden de las relaciones y de lo que genera significados, o que se constituye en significativo, mientras que la sociedad hace alusión a un dispositivo a través del cual los hombres se organizan en conjunto. La intervención social comprende o engloba lo comunitario, sólo que al emerger lo comunitario va tomando distancia de los dispositivos de la sociedad sin desconocer las relaciones. Lo comunitario está ligado entonces a la concreción de los sujetos en acción situada sin desconocer lo social, pero contrastando entonces los dispositivos ideológicos de la sociedad.

Esta orientación comunitaria reconoce el compromiso social del investigador, así Martín Baró (1983) citado por Álvaro (1996), afirma que: “A pesar de que muchos psicólogos sociales siguen insistiendo en la necesidad de que la ciencia permanezca ajena a la opción axiológica, la crítica formulada ha roto el espejismo de la asepsia científica. Quien se atrinchera en su negativa a optar concientemente, sabe que sirve de hecho a aquellos cuyo poder opera, es decir, a la clase dominante en cada sociedad y ello no solo en las aplicaciones prácticas de su quehacer, sino, más fundamentalmente en la estructuración misma de su saber hacer y operar científico” (p.23).

Así el científico social se relaciona con otros sujetos, que como él, son susceptibles de valores, principios, intereses y de esta forma no puede hacer caso omiso de su incidencia en los procesos de vida de las personas que estudia. Así Páez, en San Juan (1996) señala que “…desde los recursos políticos por un lado y recursos comunitarios por otro, ha de ser armónica y equilibrada, por lo que el interventor psicosocial deberá poner especial atención en este aspecto, ya que incidir en unos en detrimento de los otros podría llevar a contrariar los propios principios de la intervención psicosocial. Así, el riesgo de delegar toda la responsabilidad en el Estado favorece el desarrollo de la desmovilización social con la consiguiente revalorización de las soluciones individuales y la progresiva reducción de los derechos sociales” (p. 30).

Conceptos alrededor del concepto de intervención

El recurso conceptual de la investigación está conformado por significados, resignificación, promoción, creatividad social y narrativas como categorías principales y cultura, diversidad cultural, cotidianidad, saber popular, políticas de juventud, interdisciplinariedad, ciclo vital, jóvenes, redes, agrópolis, ciudad-región, procesos formativos, como categorías subsidiarias de la investigación. Las categorías principales direccionan la investigación, mientras las subsidiarias son el contexto que es preciso reconocer para comprender a los jóvenes agrópolis. Estas categorías a pesar de su sentido deben ser refrendadas desde la intervención pues así cobran un significado concreto.

La intervención como un proceso de encuentro entre un interventor y un sujeto colectivo a través del cual se resignifica el proyecto de vida del intervenido desde sus propios recursos y potencialidades. Esto último se logra reconociendo el contexto del sujeto intervenido &–este contexto nos invita a realizar lecturas antropológicas desde la cultura, sociológicas desde las instituciones sociales, psicológicas desde las narrativas del sujeto, del poder desde la política, entre otras- . Se habla de sujeto colectivo en tanto que se acepta su relacionalidad, es decir, su construcción con otros y desde otros.

Además, considerar la intervención psicosocial como una acción de todos los profesionales con un perfil desde las ciencias sociales involucradas implica reconocer el contexto, el discurso y el posicionamiento de los profesionales “expertos” con el fin de continuar proponiendo programas y proyectos que reivindiquen la presencia de los jóvenes agrópolis como protagonistas.

La investigación reportada indica que la conceptualización se aterriza cuando hay dispositivos sistemáticos y rigurosos. Digamos que pensar la intervención desde este escrito ha significado relacionar producción teórica, aplicación y práctica de la intervención.

 

Reflexiones finales

Hablar de intervención psicosocial y no meramente de intervención psicológica o psicoterapéutica porque se considera que lo que caracteriza al fenómeno o al problema social esta en el mundo de la complejidad, que implica un abordaje, dado que hay muchos actores y dimensiones que están participando. Nuestra responsabilidad como profesionales en la psicología requiere por lo tanto darle sentido a lo intrasíquico en el contexto relacional.

Es por esto, que como marco de referencia para ubicar la intervención propiamente dicha, es necesario mencionar algunas reflexiones:

En primer lugar, la intervención necesita estar preparada porqué en ella se necesita abordar los problemas complejos con estrategias complejas, y para aceptar que, aunque parezca absurdo emergen unas grandes contradicciones, pero es justamente en estas contradicciones donde está la fuerza de todo un sistema complejo.

La complejidad de los fenómenos implica diversidad en vez de reduccionismo, es decir, diversidad en las personas, diversidad de subsistemas sociales, de intereses, de alternativas y de relaciones.

Identificar la conexión entre diversos componentes del sistema involucrado, más que su disyunción. Es decir, que alguien que pretende intervenir en una situación, como miembro de una institución o en la práctica privada, tendrá que aceptar que ninguno de los fenómenos que ocurren en uno de los individuos &– jóvenes participantes en la situación o en algunos de los subsistemas presente puede aislarse y que ninguno de los actores puede por sí solo resolver el problema. Un agente de intervención requiere contemplar esas distintas instancias para poder diseñar una estrategia de intervención que sea potente, oportuna y relevante para la situación.

También es importante considerar la diversidad de las reacciones de las personas y de las jóvenes que significan el fenómeno o el problema, aunque aparentemente se trate de un mismo evento, pues de hecho las circunstancias nunca son las mismas. Por esto mal podríamos pensar que todos los “jóvenes” puedan ser sujetos de un mismo programa o de una estrategia de intervención demasiada rígida.

La noción de conexión se asocia con la noción de implicación, esto significa que los intereses de los jóvenes del sector rural pueden ser isomórficos con los intereses de otros jóvenes de otro sector rural.

Para efectos de la intervención psicosocial es necesario comprender un mapa de interacciones para que estratégicamente puedan elegirse los puntos sobre los cuales ejercen las acciones más potentes.

El campo psicosocial permite visualizar la construcción que cada joven involucrado hace de los eventos, situaciones o problemas. Cualquier idea que como agentes de intervención tengamos va a ser determinante para poder abordar la situación.

Con lo anterior, se asume que el agente de intervención, sea psicólogo, agente investigador o trabajador social, inevitablemente hace una definición del sistema sobre el cual interviene en función de lo que sabe y en función de lo que es. Por esto son muy relevantes encuentros interdisciplinarios que, como este, nos permita reflexionar y sobre lo que cada uno piensa y cree acerca del fenómeno o problema en cuestión y sobre cual es su posición personal al respecto, incluyendo el meta análisis de las nociones teóricas a las que acudimos para abordar la intervención.

Es ineludible reconocer que a su vez el observador aborda el sistema a través de la que sería una sobredeterminación proveniente de su subjetividad, de la influencia cultural y del contexto social.

Infortunadamente, nuestra formación profesional y nuestra formación científica en general nos han llevado a considerar los fenómenos más bien dividiéndolos en partes que a mirar las conexiones entre sus componentes.

La intervención psicosocial es, en definitiva la relación entre teoría “psicológica” y metodológica aplicada ante un problema concreto. La forma de trabajar en ambientes o áreas de un alto nivel de incertidumbre y donde éticamente no se puede dejar de intervenir, sería otra característica adicional a la definición de intervención psicosocial.

 

Referencias

Álvaro, J. (1996). Psicología social aplicada. Mc Graw Hill, Madrid.        [ Links ]

Cañón, O., Noreña, N., & Peláez, M. (2005). Procesos psicosociales en relación con abordaje del conflicto, participación y liderazgo, en jóvenes escolarizados de estratos socioeconómicos 4, 5 y 6 de la ciudad de Bogotá. Investigación en desarrollo.        [ Links ]

Carballeda, A. (2002). La intervención en lo social: exclusión e integración en los nuevos escenarios sociales. Buenos Aires: Paidós.        [ Links ]

Gergen, K. (1996) Realidades y relaciones. Barcelona: Paidós.         [ Links ]

Hernández, A. (2003). Aportes y limitaciones de la noción de trauma y del paradigma de la resiliencia en la intervención psicosocial, en La Universidad frente al secuestro. Imprenta nacional de Colombia, Bogotá.        [ Links ]

Ibáñez, J. (1998). Nuevos avances en la investigación social I. Barcelona: Proyecto a ediciones.        [ Links ]

Sánchez, A. (1991). Psicología Comunitaria. Barcelona: PPU.        [ Links ]

San Juan, C. (1996).Intervención Psicosocial. Barcelona: Anthropos.        [ Links ]

 

 

Endereço para correspondência
E-mail: mpatpelaez@yahoo.com.mx

Recebido em maio de 2006
Aceito em março de 2007

 

 

* Agrópolis: se define como la conjunción del espacio rural y urbano, comprende la función rural con predominio de la producción primaria y la función urbana de actividades económicas primarias y secundarias. La agrópolis es una respuesta de vida a los procesos de muerte que presenta la ciudad grande en el mundo contemporáneo. Ofrece una salida diferente de la metrópolis, megápolis y cosmópolis, urbes enjuiciadas por el efecto letal que producen sobre la población y sus alrededores. La agrópolis aporta una producción postmoderna, amplia, generosa y digna de ser trabajada. La agrópolis armoniza las funciones de campo y ciudad, integra elementos urbanos y rurales, unifica la población campesina y ciudadana y dispone la sostenibilidad total del área; con todo ello supera los conceptos de área metropolitana y ciudad-región.(En Ciudadviva, publicación del Instituto Distrital de Cultura y Turismo Bogotá Febrero de 2004 No.2)
1 Paláez Romero Martha Patricia é psicóloga; especialista em Intervención Sistémica de la Familia (Universidad Santo Tomás); Master en Psicología Social-comunitaria (Pontificia Universidad Javeriana &– Colombia)
2 Cañón Ortiz Oscar Enrique é psicólogo; Master en Psicología Social-comunitaria (Pontificia Universidad Javeriana &– Colombia)
3 Noreña Noreña Néstor Mario é psicólogo; especialista en teorías, métodos y técnicas de investigación social. (Universidad Pedagógica Nacional)

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