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Psicologia da Educação

versão impressa ISSN 1414-6975

Psicol. educ.  no.29 São Paulo dez. 2009

 

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Universidad e discapacidad: algunas consideraciones

 

 

Crispim Antonio Campos

Professor Adjunto da Universidade Federal de Goiás (UFG), campus Catalão, curso de Psicologia. E-mail: crispimacampos@sigmanet.com.br

 

 

Señores miembros organizadores de este Congreso, profesores, estudiantes, autoridades, Prof. Beatriz Miranda, Prof. Mark Priestley, señoras y señores: muchas gracias por la invitación para estar presente en este evento.

Es una gran satisfacción participar en este Congreso, como uno de los representantes de Brasil y de la Fundación Síndrome de Down, de la ciudad de Campinas, San Pablo, y como padre de Felipe, un joven de 12 años con Síndrome de Down. Es un placer participar con todos ustedes de momentos de intercambio de informaciones, reflexión, experiencias y conocimiento. Estas oportunidades de intercambio son siempre muy valiosas para todos nosotros y, seguramente, llevaré en mi equipaje desde aquí en Quito para Brasil muchos aprendizajes, esperando haber dejado en ustedes algunas contribuciones.

Para comenzar, quiero tomar prestado del antropólogo Clifford Gertz, un pensador que considera la cultura importantísima en la composición en la contemporaneidad, y que posee un discurso instigante cuando hace referencia a la universidad, él dice:

"Los viejos académicos, como los padres ancianos y los atletas jubilados, tienden a ver el presente como un pasado desvitalizado, hecho de pérdidas, descreencia e desistencia. Pero parece haber, de hecho, una buena dosis de mal-estar por ahí, una sensación de que las cosas estén difíciles y quedando cada vez más duras, de que se viene formando una subclase académica y de que, probablemente, no es muy sabio, justamente ahora, correr riesgos, innecesarios, tomar nuevas direcciones o desafiar los poderes instituidos. Es difícil conquistar estabilidad (creo que ahora son necesarios dos libros y sabe Dios cuántas cartas, muchas de las cuales, soy yo que tengo que escribir) y el proceso se tornó tan largo que extingue las energías y vence las ambiciones de los que en él se dejan atrapar. Las cargas lectivas son más pesadas, los estudiantes tienen menos preparación y los administradores, imaginándose altos ejecutivos, son obcecados con la eficiencia, los costos y el lucro."

Las palabras de Geertz reflejan la aprehensión y cierto desencanto que hoy atraviesan la actividad académica dentro de nuestras universidades, no importa se ellas están en América Latina o si están en países del Norte, con más recursos y ciertamente con más control sobre los académicos. Por cierto, nosotros, de los países del sur, estamos acostumbrados a importar modelos que no se adecuan a nuestras características culturales y sociales, como podemos concluir, no apenas en Brasil, mas en varias otras partes del mundo.

Em este contexto de cambios, hablar de la universidad brasilera es una tarea que exige algunas observaciones puntuales sobre algunas cuestiones fundamentales para entender aspectos de su complejidad. Entre los cuales, aspectos históricos: el portugués como lengua materna en Brasil, es la única dimensión cultural portuguesa en América Latina, sumando a esto factores socio políticos que tienen que ver con la historia de las dictaduras latino-americanas.

• La primera de las cuestiones es que la universidad brasilera (en su historia) carga consigo el hecho de haber sido una de las últimas universidades constituidas en América Latina.

• Otros países en la América Hispánica, ya poseían universidades hace tres o cuatro siglos.

• El aspecto tardío de la emergencia de esa institución en mi país, provocó una corrida en la cual el país tuvo que se empeñar sobremanera, con todos los esfuerzos posibles.

Otros factores y desdoblamientos vendrían a sumarse a ese, tornando aún más grave e hiriente el panorama de la universidad en Brasil. Por ejemplo, en los años 60 y 70, años de dictadura en Brasil, y en otros países de América Latina, la universidad lócus del saber y de la intelectualidad era considerada por el poder autoritario y arbitrario, como amenaza social, sospechada de fuertes concentraciones activistas e ideológicas.

También era común en ese período la tortura, la degradación, el exilio no apenas de los profesores y profesoras de enseñanza superior crítico-reflexivo que se produjo en esa institución. En esa época, las universidades se hicieron la fama (a través de seus detractores) de ser activamente agitadoras, marcadamente militantes y cuestionadoras, no solamente de su realidad intrínseca, como de las ideologías políticas de su constitución, como si no pudiesen contener ideologías, que dirá actividades políticas.

Hoy, las universidades nos hacen reflexionar sobre su silencio, algunas veces pasivo, como si el silencio fuese emblemático de un consentimiento presente, de una ausencia de participación. Hoy, hace algún tiempo, las universidades se encuentran ausentes de las noticias, periódicos o notas en los noticiarios, y recordamos nostálgicamente de las barricadas de 1968 en la ciudad de París. En contrapartida, no es exactamente lo que vemos, cuando consideramos el movimiento de las personas con discapacidad - por lo menos en mi país, donde las personas salen más a las calles, participan de la vida en sociedad con mayor frecuencia, se hacen sentir como ciudadanos aplicándose a la vida en sociedad con más vehemencia, con justas reivindicaciones, con representaciones ciudadanas.

Las universidades habrían perdido su importancia por una carencia de funciones realmente necesarias? En palabras aún más directas: se tornaron superfluas?- nos indaga el profesor João Francisco Regis de Moraes (1995) filósofo estudioso de Henri Bergson, y gran educador en el libro La universidad desafiada.

Y, hablando de universidad que desafía o que es desafiada, recientemente, una investigación hecha en los Estados Unidos en 586 facultades autónomas y universidades presentan y delinean cierto perfil del universitario norte-americano (lo que a veces no nos distancia de la realidad brasilera, o latino americana):

a. ser orientado para una carreira - 48%

b. (estudiantes) con preocupación consigo mismo - 73%

c. (estudiantes) preocupados con éxito material - 63%

d. Bien preparados - 57% e. Ser prácticos - 55%

(CARRIER, 1984, p. 16. apud Moraes)

Así, si a realidad en las universidades se presenta como una secuencia de datos que más privilegian el individuo, (o el narcisismo en ese caso) sin tomar en cuenta aspectos sociales de la formación en la universidad o como el conocimiento adquirido en ella es necesario a la vida social.

Por otro lado, datos de la Organización de las Naciones Unidas sobre la discapacidad mundo, no dejan dudas del esfuerzo colectivo que se hace necesario para la superación de la realidad mundial en términos de deficiencia, y como ejemplo, cito algunos de esos datos:

a. Existen 165 [ciento sesenta y cinco] millones de personas con deficiencia en todo el mundo, cerca de 10 por ciento de la población mundial.

b. Solamente 3% de los niños con deficiencia en todo el mundo, están en la escuela.

c. El mayor contingente de adultos com deficiência está excluído del mercado de trabajo.

d. La violencia contra las personas con deficiencia viene acompañada de uno o más factores de riesgo: pobreza, vivienda precaria, aislamiento social, marginación, minorías étnicas, madres adolescentes, alcoholismo, enfermedades mentales, drogas.

e. En Brasil, 33% (treinta y tres por ciento) de los jefes de familia (según el último estúdio demográfico) de personas con deficiencia no tienen ninguna instrucción.

Según Cavalcante & Minayo (apud United Nations Rights of the Child, General Assembly ,29 August, 2006. ELWAN, E. Poverty and disability- a survey of the literature. Washington D.C. World Bank, 1999.)

Estos datos nos muestran que la universidad deberia ser o ocupar nuevamente el lugar "de tareas tan delicadas de atender el crecimiento personal de los educandos e integrar la ciencia en la trama... humana de los conflictos, de la transformación social y de la cultura" como nos apunta Moraes (1995, p. 30).

Así, si la universidad todavia es una alternativa posible en el camino del conocimiento, deber ser una posibilidad plausible en el camino del enfrentamiento de complejidades sociales, de cuestiones espinosas del debate y de la discusión.

Al final, fue Claude Lévy-Strauss en el Pensamiento salvaje que hace la siguiente consideración:

"la explicación científica no consiste, como nos llevaron a imaginas, en la reducción de lo complejo a lo simple." "Ella consiste en la sustitución de una complejidad menos inteligible por otra más inteligible" (GEERTZ, Clifford, apud STRAUSS, La interpretación de las culturas, p. 45).

Al considerar la deficiencia, es notória la urgencia de su intelegibilidad y de su claridad persuasiva, delante de las dificultades de todo tipo que se vive en la universidad. Cuando lidiamos con las complejas trampas de los medios de comunicación, con dimensiones de conflicto abierto y de la violencia cotidiana, de la injusticia estampada y a veces legitimada, de una sociedad alienante que nos torna presas fáciles e inmersas.

En Brasil, el tema deficiencia, o más específicamente la inclusión social de las personas con deficiencia en la escuela regular es una cuestión que surge en las discusiones de la academia hace unos catorce años. De forma más puntual, los primeros trabajos de antropología surgen con Roth Benedict en los años 30, considerando una antropología de la deficiencia, Maud Mannoni, tiene una contribución en Psicoanálisis hacia final de los años 30, y uno de sus méritos, fue el de mostrar que el discurso de los niños con deficiencia puede ser articulado o articulable al de los padres, esas perspectivas ayudaron enormemente al entendimiento, comprensión y articulación de las cuestiones de la deficiencia y la universidad. Esos estudios, como uno mpas de los marcos históricos, sirvieron de base a otros estudios, que a su vez fueron sumergidos, desdoblados en las temáticas conceptuales que transitamos hoy en la universidad y en las investigaciones sobre deficiencia.

Para que este avance sea perpetuado, se hace necesario un gran acuerdo de trabajo conjunto entre personas con deficiencia, universidad, políticas públicas, leyes reglamentarias para que podamos ir más allá del despedazamiento, del astillamiento o desmontaje (en las expresiones de Geertz o de Zygmunt Baumann) en las sociedades contemporáneas.

De hecho hoy, un buen número de propuestas e investigaciones han sido formuladas en la universidad, lo que refuerza el papel destacado de la universidad en esa perspectiva. Para un país como Brasil, que hasta la década de 1910 no contaba con ninguna universidad, avanzamos bastante.

Produjimos algunos centros notorios que investigan la deficiencia, tenemos investigadores perspicaces que igualmente hacen su trabajo, a veces, inmersos en grandes dificultades de financiamiento, para dar sustentación a sus investigaciones, qeue podrían evidentemente cambiar a vida de decenas o miles de personas.

A pesar de todo este avance, necesitamos de un mayor empeño para que esos trabajos e centros se tornen redes amplias que puedan avanzar y hacer fructificar los caminos conductores de una propuesta que sea de salud colectiva, política y social.

En la cuestión de la deficiencia tenemos mucho a conquistar: en el sentido de desalojar viejos y cómodos pavitos, aparte del desafio de luchar contra los prejuicios de toda orden, cuya deficiencia aparece como una de esas caras. Haciendo recordar recordar que, el discurso académico debe ser lo más sonoro, inteligible y audible posible, para toda la sociedad, retirando el áurea (comun en los medios académicos en relación a la inaccesibilidad, excentricidad y hermetismo), o por otra, de impermeabilidad, refugio o elitismo.

Cabe aquí una deferencia transformada en pregunta a la universidad de forma más genérica:

Por qué la universidad se pronuncia tan poco en algunas cuestiones como la deficiencia, por ejemplo? Digo esto en relación a las otras áreas más privilegiadas cuando se trata de sustentabilidad, o aún de tecnologías. Por otro lado, porque ella es tan eficiente cuando se vuelca para si propia y a veces indiferente, cuando se trata de la via en sociedad, de la vida allá afuera, de forma más amplia? Es evidente que quiero decir que la universidad de forma alguna está ausente en relación a la sociedad, o indiferente de ella, quiero decir que, en gran medida la universidad se descuida de la comunicación y de las relaciones sociales, con ese mismo mundo a su alrededor, de sus contornos.

Quería presentar algunos datos a los presentes de una gran universidad de Brasil: el trabajo insistente de algunos profesionales en apenas un instituto de investigación y enseñanza, produjo en el año 2008, 585 [quinientas ochenta y cinco] tesis y disertaciones (llegando a la cifra de diez por semana). A pesar de esas cifras tan importantes en lo que dice respecto a productividad y desempeño (es importante no olvidar que también en Brasil son innumeras las evaluaciones), cuántas de estas tesis o disertaciones son sobre discapacidad?

Pocas, tal vez uno por ciento, tal vez dos... quién sabe!? Es un monto de noventa y ocho por ciento de tesis y disertaciones? La universidad, dentro de varios desafíos, es instigada a aumentar cifras en su reracionamiento con la propia sociedad, considerando todos los dilemas y discusiones en está inmersa.

Por su propia forma y naturaleza de ser, la universidad absorve tendencias y dilemas de la sociedad, asimila tensiones internas, incorporándolas a sus ritmos internos. Corriendo el riesgo inevitable de quedar a merced y rehén de conflictos internos cuyas versiones tienen origen externa.

Y, en ese aspecto, la universidad aun tiene un papel importantísimo y destacado a cumplir: celar por la consciencia y por la ecuanimidad social. José de Souza Martins - sociólogo brasileño - considera que:

"La verdadera exclusión está en la deshumanización propia de la sociedad contemporánea... que nos torna indiferentes en relación a sus indicios visibles en la sonrisa pálida de los que no tienen un techo, no tienen trabajo y, sobretodo, no tienen esperanza" (p. 21), o aún "a novedad de la llamada exclusión social es su vejez renovada", en La Sociedad Vista del Abismo (2002, p. 14).

Resta a la universidad también desalojarla de ese sitio o destino determinado propiciando investigaciones, estudios que objetiven trabajo en conjunto pleno e irrestricto a favor de la discapacidad y, de todos los que aun no tienen lugar, ni vez, ni voz.

El desafio, por lo tanto, es incluir aquellos que no están incluidos en la sociedad, o en la expresión de uno de los militantes de la deficiencia en Brasil:

"nada sobre nosotros que no nos incluya, nada sobre nosotros, a no ser que seamos consultados";

La universidad debe "empoderar", en la expresión de Patton (1997) e dar voces formulando perspectivas y directrices, promoviendo investigaciones incorporando voces y objetivos, que fomenten la transformación social de las personas con deficiencia. Así, la universidad será capaz de incorporar diferencias tornándolas igualitarias.

Según las consideraciones de Gabriel Cohn sobre la universidad:

"explicar a la sociedad lo que legítimamente le cabe hacer para justificar el papel reservado a ella. Involucrando un aprendizaje mutuo en el cual la sociedad aprende a exigir de la universidad aquello que la universidad con maestría y competencia comúnmente hace: a investigación de punta, aliada a la buena formación, propiciando la abertura de la sociedad para su mayor entorno social" (COHN, Gabriel, O Estado de S. Paulo, 14 de Junio de 2009, Caderno Aliás, p. 3).

Así, como entiende Geertz: "la cultura es también un consenso", en Una nueva visión sobre la Antropología (p. 196). La universidad debe tornar plural y tornar según la lucha por mejores condiciones de vida y de ciudadanía, reinstalando su papel en defensa de un mundo más humano y más justo.

Es los que me gustaría decirles.

Muchas gracias.

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