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Revista Mal Estar e Subjetividade

Print version ISSN 1518-6148On-line version ISSN 2175-3644

Rev. Mal-Estar Subj. vol.6 no.1 Fortaleza Mar. 2006

 

ARTIGOS

 

Las fiestas populares en la modernidad: celebración y sufrimiento en la fiesta mayor de Gracia de Barcelona

 

 

Bertha Georgina Flores Mercado

Psicologa. Doctora en Psicología Social por la Universidad de Barcelona. Profesora-investigadora de Tiempo Completo en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI). End.: Constituyentes 206-5. Col. Obrera. CP. 58130. Morelia, Michoacán, México. E-mail: virtualina@yahoo.com

 

 


RESUMEN

El presente artículo es resultado de una investigación más amplia realizada en un barrio de la ciudad de Barcelona sobre la Fiesta Mayor de Gracia. En este artículo me centro en la relación de la fiesta, la celebración, el sufrimiento y la modernidad. De esta forma trato de argumentar que el proceso de modernización de la sociedad y por lo tanto de la fiesta popular ha producido un sujeto que tiene la libertad de celebrar sus fiestas populares pero a la vez este sujeto sufre la fiesta al estar ésta inmersa en relaciones individualistas y mercantilistas. Para llevar acabo lo anterior, en un primer momento describo cómo se entiende la fiesta popular en el contexto urbano moderno y sus modificaciones en relación con la sociedad rural, industrial y de consumo. El artículo tiene un sentido fenomenológico en tanto que trata de dar cuenta de las vivencias de los y las participantes durante la organización y celebración de la fiesta. Dichas vivencias son el resultado de 3 años de investigación etnográfica y de entrevistas realizadas a diferentes participantes de la Fiesta Mayor de Gracia.

Palabras clave: fiesta popular, celebración, sufrimiento, tradición y modernidad


ABSTRACT

The present article is the result of a wider investigation carried out in a neighborhood of the city of Barcelona concerning the "Fiesta Mayor" (annual popular celebration) of Gracia. In this article I concentrate on the relationship between the celebration, suffering and modernity. In this manner I try to argue that the modernization process in society, and therefore in the popular celebration, has produced a subject with the freedom to celebrate this but at the same time to suffer as the celebration is immersed in individualist and mercantile relations. In order to achieve the former at first I describe how the popular celebration is understood in a modern urban context and its modifications in relation to rural, industrial and consumerist society. The article has a phenomenological sense in that it tries to account for the experiences of participants during the organization and the celebration itself. These experiences are the result of 3 years of ethnographic investigation and interviews carried out with different participants of the Fiesta Mayor of Gracia.

Keywords: popular celebration, suffering, tradition and modernity


 

 

(EN LA MODERNIDAD) TODO LO SÓLIDO SE DESVANECE
EN EL AIRE, TODO LO SAGRADO SE PROFANA.
K. MARX

Las fiestas populares nos hacen pensar en las tradiciones, en los pueblos, la historia y en la ruptura de la continuidad del calendario laboral. Desde distintas culturas y visiones las fiestas representan diferentes significados por ejemplo para la tradición judeo-cristiana la fiesta es sinónimo de descanso y de ocio después del trabajo; es tiempo de reflexión, de rezos, es un tiempo suspendido asociado a la maldición del trabajo, lo que posibilita relacionar la fiesta al tiempo de ruptura con el tiempo profano del trabajo (Argüello & González, 2000).

Esta visión judeo-cristiana ha prevalecido y es por ello que cuando hablamos de fiesta hablamos en oposición al trabajo: dos dimensiones en las cuales se delimitan y contraponen prácticas sociales que organizan y estructuran la vida y el tiempo. Así es importante resaltar la relación estrecha entre la fiesta y el tiempo ya que siempre hay una concepción determinada y concreta del tiempo natural (cósmico) e histórico mediante las fiestas (Bajtín, 1987).

Según Bajtín (1987) la concepción dual del tiempo y del mundo no es reciente sino que ya existía en los pueblos antiguos, pues en su folklore, se encuentran paralelamente cultos serios (por su organización y su tono) y cultos cómicos que convertían las divinidades en objetos de burla y blasfemia. A su vez esta concepción dual del tiempo, nos aproxima a una concepción dual del ser humano: el homo ludens vs. el homo faber. Según Huizinga el homo ludens y el homo faber tienen una actitud distinta frente la existencia ya que el homo ludens hace del juego una actitud libre y de tipo irracional que produce placer por si mismo aunque también el juego es y crea orden. Sin embargo podríamos pensar que tanto el homo ludens como el homo faber están en una continua dialéctica y no es posible separarlos de manera tajante (Prat & Contreras, 1987).

Por otra parte, las fiestas como otros procesos sociales, responden a los constantes cambios sociales, los cambios que han dado paso a la vida moderna. La transformación de las sociedades rurales en sociedades industriales marcaron importantes cambios en la ritualidad festiva:

(...) la desaparición de la fiesta rural no es sino una parte de la desaparición de toda la cultura campesina, último refugio de la cultura popular. Lo que es interesante entonces en el caso de Cataluña no es esta desaparición sino la resistencia que esta cultura va a oponer a su destrucción (...)" (Marfany, 1997, p. 49).

Las fiestas actualmente se enmarcan dentro de la noción de tiempo libre, el tiempo de ocio, más que en el tiempo tradicional comunitario que enmarcaba a la fiesta rural. Como afirman Capdevila y García (1997):

La fiesta moderna estigmatiza la vieja, enmascara la percepción especialmente entre la juventud, la reduce en definitiva. La fiesta moderna, sobre todo lo que tiene más atractivo en sí misma es la estigmatización de lo viejo, y se pretende como una nueva cultura organizativa del ocio, esto será decisivo - pero por otro lado y al mismo tiempo tendrá las prohibiciones liquidacionistas - la desrusticización de la fiesta, lo que equivale a decir también en buena medida la descomunitarización de la fiesta (Capdevila & García, 1997, p. 9).

Sin embargo Thompson (1995), cuestiona la idea de que las sociedades modernas han provocado la pérdida de las prácticas tradicionales, ya que según este autor, las tradiciones no desaparecen todas a la vez del mundo moderno sino que sólo su estatus cambia en determinados aspectos. Así se entiende que las prácticas tradicionales no desaparecen por completo en la vida moderna sino que modifican su sentido y estatus de ahí que sea importante entender el sentido que adquiere la fiesta en las sociedades modernas capitalistas. Como señala García Canclini (1982) el capitalismo no avanza siempre eliminando las culturas tradicionales, sino también apropiándose de ellas, reestructurándolas, reorganizando su significado y la función de los objetos, creencias y prácticas.

En las sociedades modernas las formas de organización comunitarias devienen en formas más bien societarias (Dubar, 2000), marcadas por el estilo de vida individualista que ha promovido el capitalismo y el Estado liberal:

El capitalismo, en resumen ha transformado profundamente la fiesta - como lo ha transformado todo- pero no la ha matado. Y no la ha matado, entre otras razones, porque al fin y al cabo la fiesta es también negocio. No todo mundo hace fiesta durante las fiestas: al costado de los que se divierten están los que trabajan por la diversión de los otros, y más aún, todos aquellos para quienes la fiesta de los otros es justamente la ocasión de trabajo, de ganar dinero, como serían los músicos, los trabajadores en las ferias (...) (Capdevila & García, 1997, p. 32).

Entonces podemos ver que el capitalismo necesita de la fiesta para sostenerse y mantener la dualidad del tiempo: trabajo/fiesta. Desde la visión capitalista, la fiesta, es concebida como parte del intercambio económico y forma parte de la maquinaria que mueve al mercado.

Así desde esta ideología se resaltan los productos populares y no la gente que los hace, se valoran sólo por la ganancia que dejan, las artesanías, las fiestas y creencias tradicionales son residuos de formas de producción consideradas precapitalistas y por lo tanto tienen un valor inferior al que normalmente se ofrece en el mercado. Las fiestas tradicionales de orígenes rurales y comunitarios ahora se enmarcan bajo la lógica del mercado y del capital que determina las directrices de la diversión (García Canclini, 1982). Así la fiesta popular convive con fiestas privatizadas y exclusivas, que se desarrollan en espacios cerrados y con menor dependencia del calendario religioso. Las fiestas tradicionales se readaptan a los hábitos estéticos y recreativos del turismo o bien se reemplazan por juegos mecánicos y bailes modernos pero que se reservan el derecho de entrada.

La lógica mercantil ha convertido las fiestas en espectáculo para ser mirado, admirado y consumido en lugar de ser un evento participativo donde la ciudadanía se exprese:

Desde finales del siglo pasado se comprueba una inercia de reducción de celebraciones menores según un criterio de no interferencia en la producción de la privatización de los espacios de la fiesta comunitaria y de rentibilización mercantil de la fiesta como producto consmible. Las fiestas se convirtieron en kermeses cerradas; las kermeses dieron lugar a los salones de fiesta; las fiestas itinerantes van a ser desplazadas por un parque de atracciones permanente (...) (Cruces, 1998, p. 30).

Según Ariño (1998) en la sociedad moderna, capitalista, burguesa, democrática y secular, la fiesta mayor sólo tiene razón de existir si reúne una serie de principios o requisitos básicos. El calendario se estructura de acuerdo a cuatro principios o lógicas de acción: a) el principio de utilidad (eliminar los obstáculos para que funcione el mercado y la fiesta genere beneficios: la fiesta útil); b) el principio de legitimidad (posibilitar la participación tanto individual mediante el pago de cuotas para acceder a espectáculos así como la participación masiva mediante la creación de asociaciones mediadoras y de actos conjuntos); c) el principio del pluralismo (dar cabida a todas la diversidad de creencias: la fiesta secular); y d) el principio de especificidad (la homogenización del mercado y el racionalismo burocrático no sólo eliminan sino que potencian nuevas formas de singularidad: la fiesta como liturgia civil).

Según García Canclini (1982) para que la fiesta popular no se disuelva enteramente en espectáculo, la gente, ha de lograr controlar el goce y el gasto, o que no sean subordinados a los intereses del gran capital comercial. Los miembros de la comunidad han de conservar su papel protagónico en la organización material y simbólica.

Una vez hechos estos apuntes teóricos sobre la fiesta popular en la modernidad, me gustaría pasar al nivel fenomenológico de la fiesta es decir al espacio de la vivencia y la significación que hacen los propios participantes de la fiesta popular, en este caso los vecinos y vecinas que organizan y celebran la Fiesta Mayor de Gracia (Flores, 2004).

El principal objetivo de este texto es dar cuenta de cómo viven y sienten las personas la celebración y la organización de la fiesta. Mostrar ese otro rostro de la fiesta que pocas veces vemos. Argumentar que actualmente se construye en el contexto urbano y moderno un sujeto celebrante que se ve atrapado entre el discurso hegemónico económico, de competencia e individualismo y por otra parte el discurso comunitario que resalta como valores el vivir en comunidad, compartir y celebrar la identidad colectiva.

El artículo trata de dar cuenta de las voces particulares y del sentir personal en relación al proceso festivo en el contexto urbano y moderno. Es importante señalar que lo personal y lo social son dos categorías inseparables: lo personal es social.

De esta forma pretendo mostrar cómo la fiesta, ese momento de celebración asociado a la felicidad y la alegría, se puede convertir y vivir como un momento de ansiedad, tristeza, cansancio, enojo y frustración por las personas participantes, no sólo por el trabajo que representa la organización de una fiesta de todo un barrio, sino también por el contexto y las condiciones que las sociedades modernas y capitalistas plantean para este tipo de celebraciones.

En un primer momento definiré el método y las estrategias utilizadas para llevar acabo esta investigación posteriormente haré una breve descripción de la Vila de Gracia y su Fiesta Mayor de tal manera que el lector pueda contextualizarse y comprender mejor el proceso festivo. En otro momento presentaré las voces de los participantes entrevistados y mis interpretaciones a partir de lo dicho. Finalmente aparecerán las conclusiones de este trabajo.

Método y estrategias utilizadas

En la investigación los métodos utilizados fueron de tipo cualitativo. Principalmente trabajé con el método etnográfico y como estrategias de investigación la observación participante y el diario de campo (Goetz & Le Compte, 1988; Buxó 1995). El trabajo de campo tuvo la duración de un año (septiembre del 2001 a agosto del 2002) con la finalidad de dar seguimiento al ciclo festivo.

Elegí por diferentes razones (tiempo de participar, apego a la tradición, género y edad de participantes) a 6 organizaciones vecinales que podían subdividirse en función del tipo de espacio urbano que ocupaban durante la celebración de la fiesta así como por las características de sus participantes: 4 calles y 2 plazas. Las calles fueron: c/ Joan Blanques de dalt, c/ Puigmartí, c/ Torres, y c/ Verdi de dalt y las plazas del Diamant y Rius i Taulet.

En la etapa etnográfica realicé entrevistas a profundidad, abiertas y semiestructuradas (Aguirre, 1995) tanto a representantes vecinales, representantes de organizaciones civiles relacionadas con la fiesta, y a los y las vecinas participantes a partir de esto traté de reconstruir los significados y sentidos de la participación en la fiesta. Otra importante estrategia de investigación fue el grupo de discusión (Callejo, 2001) donde participaron vecinos y vecinas de las Juntas de calle y plazas en el cual se sometieron a discusión temáticas relacionadas con la fiesta.

Para aproximar al lector a los actores de la Fiesta Mayor entrevistados, haré brevemente una descripción de las personas que aparecen en el texto. La mayoría habían nacido y vivido toda su vida en la Vila de Gracia. Sus edades eran variadas pero la mayoría oscilaba entre los 40 y los 60 años. Todos ellos pertenecían a Juntas de calle que trataban de mantener la tradición, es decir, realizar buenos adornos a lo largo de todo el año. Estas personas algunas eran profesionistas (diseñador y periodista) y las otras personas tenían otros oficios (portera y obrero). Todos ellos habían ganado alguna vez el primer premio en su historia como Junta de calle participante en la fiesta.

Por otra parte, en las entrevistas sólo aparecen algunos jóvenes, entre 20 y 30 años, dado que había pocos jóvenes participando en las Juntas de calle. Estos jóvenes participaban en la decoración de las plazas del barrio y no precisamente de la calle donde vivían. Además de que la fiesta no era su fin principal como organización ciudadana sino que se habían constituido como organización con otros objetivos. Algunos eran estudiantes de nivel universitario y otros eran empleados.

 

La Fiesta Mayor de Gracia

El distrito de Gracia, mejor conocido por las personas del lugar como la Vila de Gracia, es uno de los 10 distritos de la ciudad de Barcelona. Es un espacio que tiene unas 200 hc y está habitado por unas 80.000 personas (Lafarga, 1999). Las plazas son una parte importante de la fisonomía y la dinámica social del barrio pues facilitan la convivencia vecinal. Actualmente Gracia, es considerada el quinto distrito más caro de Barcelona, su población ha envejecido considerablemente pero también se han dado cambios en la población debido a la llegada de personas migrantes en los últimos 10 años.

Antiguamente era una población rural que no formaba parte de la ciudad pero a principios del siglo XIX, las casas rurales empezaron a desaparecer y se construyeron viviendas para los obreros de las industrias textiles que se instalaron en Gracia. Tuvo varios momentos de municipalidad independiente (1821-1823; 1845; 1850) los cuales han marcado hasta la actualidad la identidad graciense. Una identidad local que se caracteriza e interpreta así misma como independiente de la ciudad de Barcelona. Esta localidad se distingue por su cultura y alta participación cívica en organizaciones sociales. Un evento muy relevante para la expresión de la identidad cultural local catalana en este distrito es la fiesta mayor.

A finales del siglo XVIII, los campesinos que vivían en la Vila de Gracia, celebraban dos fiestas mayores. Una por la Anunciación a la Virgen el 25 de marzo y la otra el día de San Isidro Labrador, el 15 de mayo. Los pocos habitantes del campo iban el 25 de marzo a la iglesia de los Carmelitas descalzos (Josepets) para celebrar la festividad de Nuestra Señora de Gracia. A la virgen se debe el nombre de la Vila, recordando las palabras del arcángel Gabriel: "llena eres de gracia (...)" en el acto de la anunciación. En esa época era una celebración sencilla y emotiva que no iba más allá de los límites de la fiesta religiosa del templo (Sanclemente, 1990).

Al inicio del siglo XIX los terrenos rurales de Gracia vivieron un cambio urbanístico muy importante. En 1817 se construyó el convento de Jesús, de los sacerdotes franciscanos y según el historiador local, Miquel Brasò la idea de cambiar la fecha de la celebración fue justo después de que se terminara la construcción del convento de los franciscanos. Este cambio de fecha, del 25 de marzo al 15 de agosto, parece que fue promovido por los jóvenes de la Vila para poder disfrutar de otras prácticas como el baile y celebrar la fiesta de la Asunción. Sin embargo existe otra versión, de Joan Amades, quien asegura que la patrona de Gracia no es la Asunción sino Sant Roque, cuya veneración comienza por las numerosas epidemias de la peste. Como podemos observar existe un debate sobre a que santo se dedica la fiesta mayor. Algunos consideran que es para la Asunción ya que el inicio de la fiesta, 15 de agosto, coincide con la fecha que la conmemora pero por otra parte se cree que la fiesta es para San Roque cuya fecha de celebración es el 16 de agosto. Se cree que era San Roque ya que se consideraba uno de los abogados más populares contra la peste aunque también implicaba un sentido campesino (Sanclemente, 1990).

Sanclemente describe que la primera mención escrita más antigua sobre la fiesta, aparece en el Diario de Barcelona del 19 de agosto de 1827 donde se publicaba: "Hoy si el tiempo lo permite habrá en el pueblo de Gracia, juego de sortija".

La fiesta se realiza cada 15 de agosto en el distrito de Gracia, y es considerada en Cataluña como Fiesta de Interés Nacional. Esta fiesta se caracteriza por la elaboración, por parte de vecinos y vecinas del barrio, de vistosos adornos, a lo largo de todo el año para engalanar sus calles y participar en uno de los actos centrales de la fiesta: el Concurso de calles.

El origen de los adornos de las calles es bastante difuso no se sabe exactamente bien como se crea la tradición de adornar las calles. Sin embargo se manejan algunas hipótesis como menciona el historiador local Jordi Pablo.

Jordi Pablo: "...Lo que originariamente transformaba las calles eran las enramadas y las enramadas se hacían básicamente para homenajear a alguien... a finales del siglo XIX y principios del XX los sitios que tenían dinero había salas de baile, como había un gran potencial de vivir y bailar y de relacionarse, se convirtieron las calles en salas de baile, de hecho es uno de los orígenes no solo de salas de baile, sino salas de teatro, la escenografía, una de las hipótesis es que las primeras calles adornadas probablemente eran escenografías para representar zarzuelas y la misma escenografía se quedaba como el adorno de la calle y la zarzuela que era el acto básico o la ópera o la obra de teatro pues servía para hacer bailes y chocolatadas, etc ..." (Entrevista a J. Pablo, historiador local, 2001).

Los temas de los adornos son muy variados aunque se pueden agrupar en 3 grandes temáticas: a) Críticas o ironías sobre temas de actualidad; b) Espacios exóticos o encantados y c) Recreación de la historia local de Barcelona.

Hay cuatro criterios para valorar los adornos:

• Portadas. La construcción de dos frontales en las entradas de las calles.

• Techo. La calle debe estar cubierta con el adorno.

• El conjunto. La buena relación entre las portadas, el techo y otros elementos internos como la tarima para las actuaciones.

• Iluminación. A veces la iluminación se utiliza para hacer efectos escenográficos.

El inicio siempre es el 15 de agosto y la celebración de la fiesta dura mínimo 7 días. En septiembre u octubre se inician las asambleas de las Juntas de calle para definir cuantas personas van a colaborar ese año y se hace el diseño del adorno. La construcción del adorno se hace durante todo el año, sea en locales alquilados o en espacios cedidos por algún particular. Ahí participan los vecinos según sus habilidades y recursos económicos.

En la fiesta se realizan diferentes actividades organizadas principalmente por los y las vecinas (cenas, bailes, juegos, etc.) aunque también el Distrito de Gracia organiza algunos eventos. En esta fiesta confluyen distintas expresiones de la cultura tradicional catalana como danzas, castellers o castillos humanos, collas de diablos, comidas, etc. Durante la fiesta la Vila de Gracia se transforma, los coches dejan de circular por sus calles y la gente puede pasear por las calles engalanadas.

La organización de la fiesta está a cargo de los y las vecinas del barrio, los cuales están articulados a través de la Federació de Festa Major de Gràcia, entidad privada sin ánimo de lucro, constituida por las asociaciones y comisiones de fiesta de cada una de las calles participantes. Cuenta con su propia Junta para la organización y gestión de acciones par la fiesta. La Junta de Federación está constituida por los cargos de presidente, vice-presidente, secretario, tesorero y vocales.

El número de calles y plazas participantes varía cada año pero aproximadamente participan 22 calles (incluidas las plazas) cada año en la fiesta. Cada Junta de Calle y asociación vecinal, tiene su propia dinámica y sus características particulares, sin embargo podemos encontrar algunos aspectos comunes entre las calles elegidas: el calendario festivo es similar ya que trabajan durante todo el año para elaborar los adornos: en septiembre se reúnen los vecinos de una calle para conformarse en Junta de Calle y para decidir si se hará fiesta o no el siguiente año y de ser afirmativo se comienza a pensar en el diseño del adorno, durante noviembre y diciembre se compra el material para posteriormente iniciar con la fabricación de este en enero y febrero. En marzo y abril se diseña la programación de los eventos para los días de la fiesta y el mes de julio se convierte en la recta final del camino para que el día 15 de agosto los adornos puedan engalanar las calles de la Vila de Gracia.

La mayoría de las Juntas de vecinos cuentan con un local para elaborar los adornos. Estos espacios además de ser auténticas fábricas donde todo el material se transforma, son importantes espacios de socialización donde la gente se encuentra y conversa, donde se actualizan las relaciones sociales y donde se reconstruye simbólicamente la realidad local y cotidiana. Sin embargo el pago de la renta del local es uno de los gastos más caros que los vecinos deben soportar para realizar la fiesta.

Por otra parte actualmente la fiesta a nivel participativo vive una crisis, en el sentido, de que cada vez son menos los y las vecinas que quieren participar en su organización y elaboración de los adornos de la manera tradicional. También experimenta un proceso de masificación al convertirse en una fiesta-espectáculo de cara a un público amplio y disperso. De esta forma la fiesta se ubica en la inercia capitalista que interpreta la fiesta como un mero acto de consumo cuyo objetivo se dirige a la atracción de un mayor número de personas, entre ellas los turistas.

Esta situación de masificación ha desatado diversos debates sobre el rumbo que ha de seguir esta fiesta de más de cien años. Para algunos la fiesta debe continuar siendo la fiesta de una comunidad local, es decir la Vila de Gracia, donde sean sus habitantes los que la disfruten principalmente y para otros la fiesta sería insostenible, económicamente hablando, y no tendría sentido sin la llegada de los visitantes.

 

La fiesta desde los vecinos y participantes

A continuación presento la re-interpretación, en el sentido de Thompson (1995) de las entrevistas realizadas a los diferentes actores sociales ya descritos en la parte del método.

Para los distintos actores hacer fiesta es hacer vecindad es decir la fiesta es para que los vecinos y vecinas se aproximen y se conozcan. Sin embargo, esta mirada comunitaria de la fiesta entra en conflicto con valores e ideas más individualistas que prevalecen en la sociedad de consumo como sería la idea de que cada uno ha de hacer su vida.

Interesante es resaltar que los lazos que se pretenden construir entre las personas a partir de la fiesta son más estrechos de los que existen en una ciudad. Esto es, la comunidad a la que se quiere pertenecer, tiene forma de familia:

Maite:...Ver por una unión entre nosotros que por eso estamos aquí dándole...yo me he encontrado con gente de otros años que dicen:- es que el que seamos de Junta no quiere decir que seamos amigos, venimos aquí trabajamos y luego cada uno hace su vida- eso también lo encuentro muy frío yo no se, lo veo de otra manera. Me gustaría que fuéramos de otra manera, una pequeña familia... (Vecina de la calle Puigmartí, entrevista etnográfica, 2001).

La comparación entre el antes y el ahora, el recuerdo nostálgico, es una forma discursiva recurrente entre los vecinos En este discurso se evidencia cómo los cambios en la sociedad, en la vida cotidiana, han afectado la forma de celebrar la fiesta. El sentimiento que se expresa revela cierta conformidad e indefensión ante los cambios que trajo el proceso de democratización y de modernización y el cambio de formas de organización comunitarias hacia formas más societarias:

Jordi: ¡Qué ha cambiado la vida, hombre!...

Gonzalo: Porque antiguamente la fiesta mayor, tu veías toda la calle, todas las aceras, que habían todos los vecinos sentados ahí con sus sillas y tal y ahora pues vamos a bailar, veías que la gente disfrutaba, ahora actualmente, los que ves sentados son de otras calles; son pocos los vecinos que veas que bajen a disfrutar de la fiesta mayor...

Jordi: Antes cogían y bajaban y de una escalera y la otra, los vecinos bajaban, bailaban, pues se compraban unas cocas o uno bajaba alguna cosa de su casa, otro, otra y comíamos algún bocadillo lo que fuera, pero la vecindad, el vecino de al lado de tu escalera... (Entrevista etnográfica con vecinos de la calle Puigmartí, 2001).

Se considera que se ha pasado de la fiesta comunitaria vecinal a la fiesta-espectáculo y masiva. Esta nueva forma de llevar la fiesta es la que prevalece en las calles ya que atrae a un buen número de visitantes. Sin embargo la fiesta se convierte en un trabajo duro de sostener y que por lo tanto no se disfruta:

Ricard: Antes la fiesta era para los vecinos era la fiesta vecinal, hoy no es posible hoy ya hacemos adornos potentes para que la gente nos venga a ver. Traemos buenos grupos de música y hacemos cosas espectaculares pues para que la gente nos venga a ver, ¿qué comporta esto? pues que a pesar de estar trabajando durante 6, 7, 8 meses durante el año, sábados y domingos, no vas a la playa, no haces nada, durante la fiesta mayor trabajas también o sea no la disfrutas... (Entrevista etnográfica, vecino de la calle Joan Blanques de dalt, 2001).

Para los vecinos que tienen toda la vida establecidos en la Vila de Gracia, la llegada de gente nueva es considerada un problema. La transformación del barrio comunitario al barrio residencial causa horror entre los participantes. La identidad urbana local de los actores se construye por oposición a la idea de barrio residencial es decir, a la forma de vida burguesa, de gente que no se implica en el barrio y en la vida colectiva. Se considera que estos nuevos vecinos sólo están para su vida privada, su trabajo y sólo usa el barrio para dormir lo que resulta desagradable y va en contra de la idea de barrio comunitario.

Josep: También hay otro problema la gente se muere y los que llegan... Gracia se está volviendo un barrio residencial ¡horroroso!....y los que llegan, unos se integran y otros no se integran... ¡esto es un problema!... (Entrevista etnográfica, vecino de la calle Verdi de dalt, 2001).

Las grandes empresas como la Coca-cola y la cerveza Damn son consideradas por algunos vecinos como una amenaza para la fiesta vecinal y comunitaria, en el sentido de que el poder de las empresas puede apropiarse de los espacios ciudadanos. Si los vecinos no continúan con la tradición de hacer ellos mismos los adornos entonces para las grandes empresas será más fácil apropiarse de la fiesta y hacer de ella un negocio:

Montse: Si los vecinos dejan de hacer fiestas, vendrá la coca-cola contratará a una gente y ya no son fiestas populares de los vecinos de la calle, de la juventud que se pone a currar voluntariamente porque quiere unas fiestas propias, unas fiestas populares de mi barrio y eso es lo que no se quiere perder... (Entrevista etnográfica, joven participante de la Plaza del Diamant, 2001).

Por otro lado, la fiesta popular de Gracia ha devenido en una fiesta masificada y ha dejado de ser el espacio donde se encontraban los vecinos, es decir dejó de ser el espacio comunitario y pasó a formar parte de la cultura de ocio masificada. Los vecinos ahora están más enfocados a las ganancias económicas para poder financiar la fiesta el próximo año y la fiesta no se disfruta sino que se padece:

Cisco: Vas muy por la cuestión económica el resultado del público, el no se que y que es un debate que siempre se hace pero siempre acabas en que la economía te manda y tiene que haber un resultado económico y mientras en los pueblos en barrios, las fiestas son para que los vecinos se lo pasen bien, aquí lo que está pasando es que te pegas un gran curro (trabajo) pues a veces hay momentos en que a la plaza te llegan 2000 personas y en un momento dado ¡es tremendo!...(Entrevista etnográfica, joven participante de la Plaza del Diamant, 2001).

Además se enfrentan a un público consumista, que siente que asiste a un bar y no que asiste y participa de las tradiciones comunitarias del barrio de Gracia. Así el público se convierte en un cliente de la fiesta que espera ser atendido como tal por los vecinos:

Cisco:...Con tanta gente de fuera que no sabe que estas trabajando gratuitamente, por amor al arte, a las fiestas y no se respeta, la forma de pedirte las cosas y eso cuesta y quema... (Entrevista etnográfica, joven participante de la plaza del Diamant, 2001).

Sin embargo a pesar de la masificación se trata de mantener una tradición, mantener los rituales y reproducirlos pero esta tarea se torna complicada dadas las actuales condiciones de la fiesta:

Ricard:...Lo habitual es esto somos gente romántica de fiesta mayor y que tenemos este sentido de una tradición que hace tantos años que dura, y queremos que dure y cada día es peor... (Entrevista etnográfica, vecino de la calle Joan Blanques de dalt, 2001).

Por otra parte la falta de participación de más personas del barrio, el envejecimiento rápido de la población hace que la organización y elaboración de los adornos sea una actividad que esclaviza a las personas:

Margarita:...si no nos sacrificamos nosotros en general aquí no se haría fiesta mayor, es esto, es muy esclavo... (Entrevista etnográfica, vecina de la calle Torres, 2001).

 

Conclusiones

Como expuse al inicio de este artículo, el contexto de análisis de la fiesta actualmente está vinculado al discurso hegemónico de lo económico y la utilidad. Las tradiciones como indican los diferentes autores (García Canclini, Ariño, etc.), se han redefinido y valorizado desde la visión mercantilista. Sin embargo esta interpretación de la fiesta desde la vida vecinal y las Juntas de calle está en debate y conflicto sea por la vivencia propia de los participantes, en tanto que, existe una añoranza de formas de convivencia que responden más a modelos comunitarios que no societarios propios de las sociedades modernas complejas.

El ideal del barrio que participa, convive y celebra la fiesta para seguir fortaleciendo sus vínculos e identidad colectiva y cultual, entra en conflicto con la visión más liberal de la sociedad, es decir, con la visión de la clase media y alta que prefieren la fiesta privada y reservada a un espacio cerrado y con un tiempo delimitado, con la idea del barrio como espacio dormitorio y reservado a la vida privada.

La búsqueda de la comunidad perdida es una constante entre los entrevistados, su lucha y resistencia silenciosa por mantener sus tradiciones, su identidad cultural, se ve envuelta en la inercia del mercado y del turismo de la cual es difícil escapar. La falta de participación de nuevas generaciones en la organización y elaboración de los adornos para la fiesta implica que el trabajo festivo se convierta en esclavitud por lo tanto mantener la tradición en estas condiciones hace que la fiesta deje de ser un momento de goce para pasar al sacrificio. En este sentido el sujeto celebrante y festivo que puede idealizarse desde afuera como un sujeto alegre y feliz, deviene en un sujeto que sufre. Este sufrimiento se construye en parte porque los vecinos quieren que asistan a la fiesta una gran cantidad de personas para tener mejores ganancias, pero por otro lado, esto implica perder el vínculo cercano con el vecino de al lado, representa la pérdida de la comunidad que acoge y da significado y sentido no sólo a la colectividad sino también al yo y su identidad.

Sin embargo considero a partir de lo analizado que el sujeto celebrante también sufre porque resiste, a pesar de todo, a formas de vida individualistas. El sujeto que celebra la fiesta sufre porque no está de acuerdo con el lugar que actualmente le otorga el mercado y el Estado: como un vendedor de fiesta o como un promotor de cultura. De esta forma me parece que el sufrimiento vivido no es un aspecto negativo de la fiesta ni del sujeto, sino la muestra y la evidencia de una resistencia y una lucha contra el conformismo hedonista al que invita la actual sociedad de consumo.

 

Referencias

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Recebido em 11 de janeiro de 2005
Aceito em 31 de janeiro de 2005
Revisado em 14 de novembro de 2005

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