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Revista Psicologia Política

versión impresa ISSN 1519-549X

Rev. psicol. polít. vol.14 no.30 São Paulo ago. 2014

 

Tres décadas de democracia en América Latina: una reflexión

 

Three decades of democracy in Latin America: a reflection

 

Três décadas de democracia na América Latina: uma reflexão

 

Trois décennies de démocratie en Amérique Latine: une réflexion

 

 

Carlos Sixirei

Historiador e doutor em História da América pela Universidade Complutense de Madrid, Espanha. Professor de História da América na Faculdade de História da Universidade de Vigo, Espanha. Atualmente também é professor do doutorado em História, Territórios e Patrimônio da Universidade de Vigo, Ourense, GA, Espanha, e professor visitante na Escola de Artes, Ciências e Humanidades da Universidade de São Paulo, São Paulo, SP, Brasil. carlos@sixirei.eu

 

 


RESUMEN

Se desarrolla en este trabajo una reflexión sobre la democracia en Latinoamérica en las últimas tres décadas, los problemas derivados de su reimplantación y los retos a que se ve sometida. El nuevo marco mundial caracterizado por el triunfo de la globalización y la aparición de nuevas ideologías ha condicionado la reinstauración democrática de modo que hizo inviable el regreso a los modelos democrático-populistas anteriores. En todas partes se ha percibido un debilitamiento del Estado incluso en aquellos regímenes (chavismo, kirchnerismo...) que han intentado colocar de nuevo en el centro al Estado, no ha habido otra salida que pactar con las fuerzas del mercado un reparto de atribuciones una vez que cuestiones como el precio de las materias primas o el pago de la deuda externa escapan en parte a la acción gubernamental.

Palabras clave: Democracia, globalización, ideología, América Latina, Psicología Política.


ABSTRACT

It is developed in this work a reflection on democracy in Latin America over the past three decades, the problems derived from their redeployment and the challenges to which it is subjected. The New World March characterized by the triumph of globalization and the emergence of new ideologies, conditioned the democratic reinstatement donate so that made it impossible to return to pre democratic populist models. Everywhere it was noticed the same State shrinkage in those regimes (Chavez, kirchner...) who fought to put the state at the center of decisions. There was to reach agreements with market forces, as issues such as the price of raw materials or the payment of the foreign debt are not exclusively under government control. That said of course there is need for a reflection that looks these elements in perspective.

Keywords: Democracy, Latin America, Ideology, Globalization, Political Psychology.


RESUMO

Desenvolve-se neste trabalho uma reflexão sobre a democracia na América Latina nas últimas três décadas, os problemas derivados de sua reimplantação e os desafios a que está submetida. O novo marco mundial caraterizado pelo triunfo da globalização e a aparição de novas ideologias, condicionou a reinstauração democrática doe modo que fez inviável o regresso aos modelos democrático-populistas anteriores. Em toda parte percebeu-se um encolhimento do Estado mesmo naqueles regimes (chavismo, kirchnerismo...) que lutaram para colocar ao Estado no centro das decisões. Houve que chegar a pactos com as forças do mercado, pois questões como o preço das matérias primas ou o pagamento da divida externa não estão exclusivamente sob o controle governamental. Posto isso é claro que há necessidade de uma reflexão que olhe esses elementos em perspectiva.

Palavras-chave: Democracia, América Latina, Ideologia, Globalização, Psicologia Política.


RÉSUMÉ

Il est développé dans cet ouvrage une réflexion sur la démocratie en Amérique latine au cours des trois dernières décennies, les problèmes découlant de leur redéploiement et les défis auxquels il est soumis. Le Mars Nouveau Monde caractérisé par le triomphe de la mondialisation et l'émergence de nouvelles idéologies, conditionné le rétablissement démocratique don sorte que fait qu'il est impossible de revenir à des modèles démocratiques pré-populistes. Partout, on a remarqué la même retrait de l'État dans ces régimes (Chavez, kirchnerisme...) qui ont combattu pour mettre l'Etat au centre des décisions. Il était de parvenir à des accords avec les forces du marché, que des questions telles que le prix des matières premières ou le paiement de la dette extérieure ne sont pas exclusivement sous le contrôle du gouvernement. Cela dit il ya bien est pas nécessaire pour une réflexion qui ressemble ces éléments en perspective.

Mots clés: La démocratie, L'Amerique latine, L'Idéologie, Mondialisation, Psychologie Politique.


 

 

Introduccion

En el año 2013 celebramos 30 años de democracia en América Latina partiendo de la fecha en que la dictadura argentina cayó. A lo largo de esa década otras dictaduras fueron desapareciendo siendo sustituidas por regímenes democráticos (Bolivia, 1982; Argentina, 1983; Uruguay, 1984; Brasil, 1985; Guatemala, 1985; Haití, 1986; Paraguay, 1989; Chile, 1989; Panamá, 1989...) (Ansara, 2008; Sixirei, 2013b).

Estos cambios formaron parte de lo que se denominó "tercera ola democrática" que tuvo su inicio en la década de los 70 en Portugal, España y Grecia y luego se expandió por América Latina, aunque con contenidos y características muy diferentes en cada caso. El único país que permaneció al margen del proceso fue Cuba. En realidad si nos atenemos a los escenarios geográficos y a una correcta ordenación cronológica, l ocurrido en Latinoamérica constituye la segunda ola democratizadora. La tercera sería la que afectó a los países europeos llamados "de socialismo real", y la cuarta, frustrada, a la denominada "primavera árabe".

Es en este enfoque que una mirada interdisciplinaria pero histórica al la vez viene oportuna (Silva, 2012; 2013) pues los echos que se pasaron están relacionados com los cambios que viven sociedade y sujetos (Dorna, 2007; Silva, 2013).

 

Los Cambios Ideológicos

En 1979 China adaptaba una estrategia de competir con el capitalismo con sus propias armas volviéndose un país donde podía existir una economía de mercado, aunque controlada, compatible con un régimen político de partido único e inspiración marxista. Esta mezcla de mercado y autoritarismo reeditaba una fórmula que habían aplicado con notorio éxito los llamados "tigres asiáticos" (Corea, Malaysia, Singapur y Taiwan) aunque en el caso chino se apelaba a un marco ideológico diferente pues mientras los primeros eran ferozmente anticomunistas, en China el poder estaba completamente en manos de un Partido Comunista.

Por otra parte la caída del Imperio Soviético fue el resultado de un proceso en el que varios países liquidaron el régimen existente. Con la excepción de Rumania y el intento fracasado de golpe de estado de 1991 que enterró definitivamente a la URSS, no hubo escenas de violencia. Fue el producto de lo que algunos llaman "Velvet Revolutions". Garton Ash señaló acertadamente que fueron procesos que revirtieron la idea tradicional de revolución asociada a hechos violentos tal como se venía manteniendo desde 1789 (Sixirei, 2011; 2013b). Los acontecimientos de fines del S.XX que acabaron con el "socialismo real" fueron sustancialmente pacíficos, anti-utópicos, policlasistas, producto de movimientos sociales, que culminaron en acuerdos y compromisos, eliminando la etapa del terror propia del pasado de los movimientos revolucionarios. Según François Furet no se trato de revoluciones, dado que no aportaron ninguna idea nueva y, por primera vez en 150 años, no se plantearon alternativas innovadoras, sino que se recurrió a conceptos ya existentes como los de ciudadanía, garantías democráticas, libertad de expresión y de mercado etc.

No hay duda de que estos acontecimientos influyeron en el pensamiento y la acción de las élites latinoamericanas. Buena parte de los movimientos insurreccionales que pudieron abandonar el camino armado, trataron de reconvertirse para poder alcanzar sus (nuevos) objetivos por medios políticos y algunos lo hicieron con notorio éxito. Así el Movimiento Farabundo Martí en El Salvador se transformó y se coaligó con otros sectores emergentes logrando alcanzar la Presidencia de la República en el 2009. Antes, los antiguos tupamaros uruguayos y otros pequeños grupos que practicaron la subversión armada en los años 60 y 70, pasaron a ser parte del triunfante Frente Amplio en el 2004 y uno de sus líderes históricos alcanzó la Presidencia en 2009. El derrotado Sandinismo de los años 90 se reconvirtió en una coalición de intereses que abarcó a antiguos enemigos, recuperando la Jefatura del Estado en el 2007 con su líder histórico Daniel Ortega a la cabeza. Otros sectores pasaron a integrarse en nuevos movimientos de diferentes países de la región y militantes que individualmente estuvieron próximos a los movimientos revolucionarios de los años 70 del S.XX también accedieron a la máxima magistratura como ocurrió con el matrimonio Kirchner en Argentina.

En todos los casos el camino para llegar a obtener el control del gobierno fue el electoral, logrando el apoyo de las mayorías para tener legitimidad de origen en un marco democrático. Se reivindicó la vigencia de los derechos humanos, abandonando la idea de que los derechos colectivos predominan sobre los individuales, tan cara en el discurso revolucionario anterior. Se asumió la idea del ciudadano individuo como sujeto de derecho, se reivindicaron las garantías propias de la democracia liberal y se aceptó el principio del juego electoral para alcanzar el gobierno. Aunque no todos siguieron este camino y algún movimiento de nuevo cuño se lanzó por la vía de las reivindicaciones colectivas o corporativistas utilizando los elementos democráticos justamente para destruir los principios ligados a los derechos individuales.

 

La Influencia de los Cambios Tecnológicos

Un punto sustancial que se debe considerar en esta exposición es que en treinta años se ha producido un cambio sustancial en la tecnología que ha influido notoriamente en la vida cotidiana y en las formas de pensar y relacionarse de la gente en todo el mundo. Las computadoras personales comenzaron a utilizarse en los años 80. La red Internet se desarrolla a nivel masivo en el último lustro del S.XX. Casi al mismo tiempo se difundía y popularizaba la telefonía celular que ha llegado a buena parte de los habitantes del mundo. Hay que señalar el impacto de la telefonía celular en la expansión del comercio y de los muy diversos servicios y pequeñas industrias informales para apreciar cuanto ha cambiado la vida cotidiana, especialmente en los ambientes urbanos. Esto también influye en la manera de ver el mundo y valorar la institucionalidad.

En los últimos treinta años la penetración de la TV ha sido sustancial en América Latina. Hoy, la totalidad de los países de la región dispone de emisiones de TV en color por cable o vía satélite y, en su forma más simple, la televisión abierta está presente en la mayoría de los hogares incluidos los más pobres. La TV es la principal fuente de noticias y a través de ella se elabora el conocimiento convencional de los sectores populares con respecto al mundo que los rodea. La TV se ha convertido en el principal medio de transmitir información e influir sobre la opinión pública complementada por la densa red de emisoras de radio existentes.

 

America Latina y Estados Unidos

En el todavía existente debate de por qué los países latinoamericanos no han alcanzado el nivel de los países desarrollados se dan múltiples explicaciones: Los intereses colonialistas e imperialistas, la herencia ibérica, la conspiración exterior, la propia responsabilidad de los latinoamericanos... En el caso concreto de la responsabilidad de los Estados Unidos, todavía invocada hoy y a los que se alude, incluso en ciertas retóricas oficiales, con el término de "el Imperio", debemos considerar que, salvo en el área geográfica de influencia inmediata (México y en menor medida Centroamérica y el Caribe), la supuesta presencia fuerte norteamericana no ha sido, al final, tan fuerte como se ha proclamado y desde luego mucho menor que la ejercida por las potencias europeas a través de sus imperios formales o informales.

Durante la década inicial del S.XXI la política exterior de Washington mostró un progresivo desinterés hacia América del Sur continuando así una práctica iniciada en los años 70 del pasado siglo cuando Henry Kissinger consideró que el país clave de la región era Brasil y que la política con el subcontinente debería pivotar alrededor de este gigante. Brasil ha sido un fiel aliado de Estados Unidos aunque últimamente comienza a recorrer un camino autónomo que no siempre coincide con los intereses de los Estados Unidos.

Si se atiende a cifras concretas, se observa, por ejemplo, que Estados Unidos tienen menos intereses empresariales en la región que en otras partes del mundo. De acuerdo al BEA (Bureau of Economic Analysis) de la Secretaría de Comercio del gobierno norteamericano, el total de inversión directa de EEUU en 2008 se cifraba en 311.000 millones de US$ de ellos AL, descontando México, recibía 17.000 millones. De un total de ganancias estimadas en 228.000 millones, AL proporcionaba, sin incluir México, 9.200 millones, o sea, el 4% del total. Como dato comparativo indicamos que México recibió inversiones directas por valor de 7.000 millones de US$ y produjo ganancias por 1.300 millones. A su vez Canadá atraía 13.000 millones de inversión y las ganancias fueron de 2.000 millones. Con cifras como éstas parece claro que los intereses económicos norteamericanos están en otras regiones del mundo. Los intereses que Washington tiene en AL no son económicos, son estratégico-políticos.

Visto de ese modo tenemos que considerar que México es percibido como parte integrante de los intereses nacionales de los EEUU y no solo en términos de seguridad nacional. Para el "poder duro", utilizando la terminología de Nye, los temas militares de la frontera mexicanonorteamericana no están atendidos por el Southern Command que si en cambio incluye en su campo de acción a Centroamérica, Caribe y Suramérica, sino por el doméstico North Command que incluye un territorio que va desde la frontera de Guatemala con México hasta el Polo Norte y ese comando actúa conjuntamente con las FFAA de México, Bahamas y Canadá.

Desde el punto de vista comercial, México está plenamente integrado en la economía de los EEUU. En 2008, el 83% de las exportaciones mexicanas tuvieron como destino el NAFTA (80% para Estados Unidos, 3% para Canadá) mientras que las que tenían como destino Centroamérica y los países de ALADI solo representaban el 6%. En cuanto a las importaciones el 52% procedían del área NAFTA (49% de Estados Unidos, 3% de Canadá) mientras que las procedentes de Centroamérica y ALADI suponían el 4%. Desde el punto de vista económico es evidente la clara orientación de México hacia el norte del continente, especialmente en sus estados de frontera que tienen un nivel de integración mayor con el Sun Belt que con el resto del territorio mexicano. Solo la historia, la cultura y el imaginario popular hacen de México un país latinoamericano.

Pero en el plano intelectual esta "latinoamericanización" comienza a debatirse. Un ejemplo es la posición de Jorge Castañeda quien conjuntamente con Héctor Aguilar Camín, publicaban un provocador artículo en la revista Nexos (6-XI-09) instando a sus compatriotas a que definieran a qué mundo querían pertenecer. Los mexicanos deberían elegir entre "el universo de Zelaya y su sombrero, de Chávez y su boina, de Raúl y su senectud, de Brasil que no nos quiere en el vecindario o de América del Norte" añadiendo "no hay mucho margen para decidir. México tiene su corazón en América Latina, pero tiene su cartera, su cabeza y la undécima parte de su población en América del Norte".

En consecuencia, el papel de México en AL se ve cada vez más mediatizado por sus intereses y también su acontecer político se diferencia notablemente de lo que ocurre en el resto del continente.

 

Las Bases Económicas de la Democracia Latinoamericana en las Tres Últimas Décadas

En treinta años de vigencia de la oleada democrática, en AL se ha pasado de un concepto primario y formal de la democracia a diferentes concepciones que van desde la poliarquía a una democracia de contenidos económicos y sociales. Aunque ya desde el inicio del proceso se citaban esos contenidos la realidad fue que en los años 80 y 90 lo que primó fueron los principios del mal llamado Consenso de Washington. Por otra parte la "ampliación de la ciudadanía" en los términos expuestos por Thomas H. Marshall (1950) se ha abierto camino en el pensamiento de muchos de los ciudadanos de la región, aunque su realización práctica es difícil y suele quedarse en los enunciados programáticos de las constituciones.

En las últimas dos décadas se aprobaron diversas normas para asegurar la disciplina fiscal y monetaria de los países de la región. La capacidad de tener iniciativa legislativa en el área presupuestal y fiscal se ha dejado exclusivamente en manos del Poder Ejecutivo que la ejercen a través de los equipos económicos del gabinete o de instituciones especializadas. A los Parlamentos solo les queda la capacidad de aprobar o rechazar esas iniciativas y, como mucho, pueden negociar algunos cambios de detalle. Salvo la excepción paraguaya el Congreso no puede imponer sus criterios en este campo.

Todos los gobiernos de la zona echan mano de la retórica integracionista en el discurso oficial pero los avances en este campo son muy reducidos al tratarse de economías que compiten entre sí. México, como ya quedó indicado, se ha separado notoriamente del resto de la región en razón de sus intereses comerciales. El motor de Sudamérica ha pasado a ser Brasil que mezcla su condición de proveedor de materias primas con las de aspirante a tener una economía mucho más diversificada e integra el núcleo de países emergentes en la nueva economía mundial. Otros países han asumido claramente su vocación de proveedores de materias primas (Argentina, Venezuela, Perú) dirigidas hacia el mercado asiático y han dejado de lado o colocado en un estado de subordinación cualquier proyecto industrializador. A su vez la fase de la economía basada en el conocimiento y la tecnología avanzada de comunicaciones registra todavía progresos muy modestos.

 

Las Nuevas Formas de Hacer Politica

En 30 años en la región se han registrado numerosas crisis y cambios políticos muy relevantes. En ese periodo fueron depuestos más de una docena de presidentes. En la mayoría de los casos las crisis se resolvieron con salidas para-constitucionales aunque en la práctica se trataba de golpes de estado camuflados. A esta situación se llegó por la conjunción de diversos factores:

En primer lugar por la expansión del número de ciudadanos, es decir, del número de personas con conciencia de sus derechos, y por el reclamo de participación en perjuicio de los mecanismos tradicionales de representación que no podían responder a las nueva demandas y con electores más jóvenes reacios al encuadramiento partidario a la antigua usanza y que quieren ser oídos y atendidos.

En segundo lugar los procesos democratizadores coinciden con el acceso de nuevas generaciones al ejercicio de la política. Este cambio generacional implicaba:

a) El incremento del número de individuos involucrados en actividades políticas. El ejercicio de la política pasó de los sectores ilustrados a los sectores populares muchos de ellos excluidos hasta ese momento;

b) Incremento del número de demandas centradas en cuestiones de identidad (etnias, lenguas), género y ecología; c) Impacto de nuevas formas de comunicación y organización social en constante evolución (p. ej. el poder de convocatoria a través de las redes);

d) Crecimiento de las reclamaciones por parte de los sectores que forman la base de la pirámide social. El modelo económico adoptado acentuó las diferencias sociales y afectó a la clase media, normalmente factor estabilizador, pasando el protagonismo de esta a los sectores subalternos;

e) La capacidad de imponer impuestos por parte del Estado no se potenció mucho pues los sectores aportantes continúan siendo minoritarios. El peor parado resultó ser la clase media que no puede eludir la presión fiscal directa mientras que la clase alta puede resistirla y las bajas no son en gran parte sujeto de imposición.

El cambio generacional no solo implicó mayor número de ciudadanos sino también una diferente calidad de los mismos al haberse expandido los niveles de cobertura educativa. Esos nuevos sectores minimamente ilustrados presionaron sobre el sistema para conseguir un espacio en un marco en el que las oportunidades de mejora no son muy numerosas a pesar del crecimiento de la urbanización que ha permitido multiplicar el número de las grandes ciudades con más de un millón de habitantes e incluso desarrollar megalópolis por encima de los 10 millones.

La acción combinada de estos y otros factores ha puesto en crisis el método tradicional de hacer política y colocó a partidos y Parlamentos en el campo de lo poco fiable. Se abrió paso la idea de la participación directa de los ciudadanos muchas veces nucleados en organizaciones "ad hoc" cuya representatividad puede ser cuestionada pero que han llevado a que las posiciones de la llamada "antipolítica" sean muy importantes.

A su vez los partidos y organizaciones de izquierda han experimentado un fuerte cambio en su ideología. Desde los años 60 del S. XX es frecuente la presencia de líderes y militantes motivados por sus creencias religiosas. La Teología de la Liberación se desarrolla en este marco en el que la política se mezcla con el ideario religioso. En el campo estrictamente marxista en donde predominaba la idea del "centralismo democrático" y había una práctica de funcionamiento partidario claramente autoritaria se ha evolucionado hacia el caudillismo, idea renovada que asume formas de antipolítica y antiorganización al mismo tiempo que se consagra la persona del líder quien ejerce su influencia directamente y sin aparatos intermediadores. En otros movimientos de izquierda lo que se contempla es la creación de un pasado mitificado con supuestas vinculaciones a los llamados "pueblos originarios" y defendiendo igualmente supuestos valores tradicionales de los que, sin embargo, no parecen percibir todo el bagaje de aculturación y sincretismo que dichos valores han experimentado a lo largo del tiempo. En conjunto la izquierda latinoamericana hoy ha renunciado a las viejas utopías y se limita a ocupar un espacio y una voz para debatir los asuntos corrientes.

En los cambios de las formas de hacer política han sido muy relevantes las campañas en defensa de los derechos humanos. La experiencia del exilio latinoamericano en los años de las dictaduras militares fomentando grupos de defensa de esos derechos tuvo su correspondencia con la creación de grupos civiles internos que también los defendían en casi todos los países. Sin duda esto significó un avance importante al incorporar a muy diversos sectores ciudadanos en la reclamación del reconocimiento de los derechos del ciudadano. La izquierda ha acabado por asumir ese discurso renunciando a su tradicional posicionamiento que promovía los derechos colectivos por encima de los individuales. En el nuevo discurso se incluyen aspectos como la preocupación por el medio ambiente para defender los niveles de calidad de vida, la multiculturalidad (defensa de los pueblos indígenas, del uso y enseñanza de lenguas no oficiales, de la libertad religiosa) o las cuestiones relacionadas con el género en un sentido amplio que no solo incluyen los derechos de las mujeres sino también la defensa de los colectivos hasta no hace mucho discriminados como los homosexuales, los transexuales etc.

Sin embargo en medio de todos estos avances se registra mucho más atraso en la reivindicación de trato equitativo con las poblaciones negras, que un lenguaje políticamente correcto trata de afroamericanas, aunque su vinculación con África en sus formas de reivindicación social y de acción política, sea prácticamente nula y solo se mantenga en el terreno del folklore, parcialmente en la gastronomía, y en el sincretismo religioso.

 

Crisis de los Partidos Políticos

La debilidad de los partidos políticos latinoamericanos es un tema recurrente sobre el que se ha escrito y debatido mucho. Una de las consecuencias más visibles de la carencia de partidos fuertes y del desprestigio del Parlamento es el crecimiento del personalismo y del caudillismo. Los cambios en la estructura social, el desarrollo de las nuevas tecnologías y las nuevas fórmulas de producir, distribuir y consumir propaganda han hecho que las viejas sociedades, más o menos homogéneas, estallaran. Los partidos de masas "atrapa todo", de carácter interclasista, o los que articulaban un vasto sector social (partidos blanco y colorado en Uruguay, liberal y conservador en Colombia, socialista y demócrata cristiano en Chile, adecos y copeyanos en Venezuela, radical y peronista en Argentina etc.) hoy ya no tienen la capacidad de convocatoria que tenían en el pasado. En un mundo fuertemente estratificado en muy diversos sectores en el que la referencia sustancial ya no es el trabajo formal, la representación política tradicional se vuelve muy difícil.

El papel de intermediación entre sociedad y Estado que anteriormente ejercían los partidos y los políticos, se ha reducido drásticamente. Organizaciones mal llamada "no gubernamentales" (en realidad deberían ser llamadas "paraestatales"), han sustituido parcialmente a los partidos. Las instituciones que deberían ejercer la representación han perdido confianza y prestigio, especialmente los Parlamentos. Los medios de comunicación se han transformado en campo alternativo para hacerse escuchar, aunque carecen de responsabilidad para implementar, y han pasado a ser una de las vías no institucionalizadas para hacer política. Incluso una función sustancial como la que corresponde al Poder Judicial está tan devaluada que han tenido que crearse instituciones paralelas como las Defensorías del Pueblo para cubrir el déficit de eficiencia de atención a los derechos de la ciudadanía.

Referenda, plebiscitos, consultas revocatorias de mandatos, asambleas populares, audiencias públicas y toda clase de mecanismos de participación colectiva intentan dar forma a un modelo de representación que de voz a todos o, por lo menos, a muchos y, si es posible también, capacidad de decisión. Lo ideal parece ser que cada persona se represente a sí misma y no delegue en intermediarios con lo que el antiguo sistema que se elaboró durante siglos y tiene su máxima representación en los Parlamentos, entró en crisis.

Por otra parte los Parlamentos tienen los poderes restringidos en beneficio del Poder Ejecutivo lo que alcanza su máxima expresión en la incapacidad de los representantes para poder fijar el presupuesto del Estado. Todo ello conduce a que las fórmulas presidencialistas tiendan a imponerse. El manejo de las finanzas públicas ha quedado cada vez más en manos de una tecno-burocracia que determina los parámetros de recaudación impositiva, la cuantía de la emisión monetaria, de las tasas de interés y del nivel de inversión y gasto público. Poco es lo que queda como poder de los representantes (y, por ende, de los partidos políticos) cuando la capacidad de nombrar funcionarios y la redacción del presupuesto queda en manos del Ejecutivo con escasa incidencia de los parlamentarios.

Pero, para la percepción popular, quien "manda" todavía importa mucho y sabe que quien manda dicta normas que les afectan. Un régimen de tipo presidencialista facilita la personificación de la actividad política pues el Jefe del Estado es percibido como un "cuasi monarca" cuyo poder se impone a cualquier otro con pequeñas limitaciones. Aunque depende mucho de la personalidad de quien ejerce la Primera Magistratura y de cómo la ejerce, está claro que es quien maneja la maquinaria del Estado e influye directamente con sus decisiones en la vida cotidiana de la mayoría de la población.

En este marco el partido u organización aparece subordinado. En principio muchos de los partidos o movimientos políticos carecen de la mínima estructura formal siendo exclusivamente máquinas de enganche electoral. Es más, la retórica que desarrollan es claramente antipartidaria razón por la cual escapan a utilizar este término para definirse prefiriendo el de "movimiento" "Frente" o cualquier otro que evite la palabra maldita. Sus dirigentes no hablan de ser electos y, como expresaba Lilita Carrió en Argentina en 2001, piden "que se vayan todos" aunque semejante deseo los incluya a ellos también.

Sin embargo, con excepciones, estos movimientos no tienen mayorías absolutas por la polarización del voto que provoca su líder principal que es amado u odiado pero que no deja a nadie indiferente. Por lo tanto se necesita negociar apoyos parlamentarios para aprobar los presupuestos y las normas sustanciales que permiten aplicar los proyectos gubernativos, eso obliga a pactar con otra fuerzas aunque los acuerdos sean de carácter "usurario" (tema por tema) y no se planteen alianzas permanentes. Los partidos tradicionales, sin embargo, están en descomposición en muchos casos dividiéndose internamente en facciones comandadas por nuevos líderes. El sistema bipartidista predominante en la región desde el S.XIX entró en crisis definitiva y en el propio Chile donde parece mantenerse la ficción, en realidad lo que se enfrentan electoralmente no son dos partidos sino dos coaliciones multipartidarias. En 2008 nueve Presidentes de los 18 países de la región contaban con suficiente apoyo parlamentario bien por haber obtenido mayoría absoluta, bien por haber establecido una alianza firme con otros grupos. Los otros nueve tenían que negociar constantemente de acuerdo al cuadro 1:

 

 

Las dificultades de los partidos y movimientos políticos para lograr gobernabilidad favorecen a los que defienden los liderazgos fuertes y la personalización de la política lo que ha llevado a implantar la reelección de los titulares del Ejecutivo. Más de dos tercios de los países de la región ya la implantaron de acuerdo a dos modalidades: Los que pueden ser reelegidos de forma inmediata (Argentina, Venezuela, Colombia, Brasil, República Dominicana) y los que obligan a dejar al menos un mandato intermedio antes de poder ser reelegidos (Bolivia, Ecuador, Costa Rica, Chile, El Salvador, Nicaragua, Panamá, Perú y Uruguay). Tan solo cuatro países prohíben totalmente la reelección (Guatemala, Honduras, México y Paraguay). La reelección ha beneficiado a líderes como Menem, Cristina Kirchner, F.H. Cardoso, Luis Inácio da Silva, Chávez, Uribe, Leonel Fernández y Correa mientras que líderes como Alan García, Michelle Bachelet y Oscar Arias debieron dejar transcurrir unos años antes de volver a presentarse y ganar.

La revocación del mandato estaba introducida a nivel local pero la reforma constitucional promovida por Chávez en 1999 extendió la práctica a todos los niveles incluida la Presidencia de la República. Este mecanismo se ha introducido también en las nuevas constituciones de Bolivia y Ecuador.

Además de la iniciativa legislativa privativa sustancialmente importante en materia financiera, la constitución y los poderes presidenciales allí reconocidos permiten al Presidente, en la mayor parte de los países, controlar fuertemente al Parlamento mediante la aplicación del veto. Además al estar previsto el sistema de urgencia, hay decretos que no necesitan pasar por las Cámaras para ser aprobados. El sistema más conocido es el de poder de legislación por ley habilitante vigente en Venezuela que le permitió a Chávez en más de una ocasión prescindir del Congreso.

La gobernabilidad es un ejercicio dificultoso. En principio, en muchos países, es necesario superar conflictos étnicos que se arrastran desde hace siglos y que se han visto exacerbados por las reivindicaciones que buscan acabar con la postergación y la exclusión de sectores identificados o autoidentificados como "pueblos originarios" o "afrodescendientes" en las nuevas jergas al uso. Estos sectores sociales han sufrido una grave exclusión social dado que, por lo general forman parte de los estratos pobres de la sociedad, tienen un nivel muy bajo de educación y su salud no ha sido atendida teniendo niveles de vida notoriamente inferiores a los del resto de la población. Si bien se ha intentado paliar estos problemas creando enclaves de protección o representaciones reservadas en los Parlamentos el mal se ha agravado en vez de solucionado o atenuado.

Las disputas ideológicas hacen que en muchos países aparezca una fuerte polarización entre los que defienden regímenes integrados y abiertos al mundo exterior y los que defienden una justicia social en defensa de los intereses de los sectores postergados que es incompatible con la globalización (Rial & Sixirei, 2006). Si bien la crisis económica tendió a cambiar los términos de la discusión y sus contenidos, muchos de los elementos de la disputa ideológica han reaparecido bajo diversas formas. La confrontación de clases parece haberse escondido tras estos problemas, pero sigue existiendo aunque hoy no es tan fácil reconocer "clases" en medio de la fuerte fragmentación social, de los cambios tecnológicos, de los movimientos de población, de las tendencias de la demografía o de las variaciones en las formas de producción y distribución. En la práctica política todo esto ha llevado a una multidivisión del espectro político como ya se ha indicado y, en algunos países, han cobrado protagonismo los "golpes de calle" que se han tenido que encauzar con soluciones constitucionales o paraconstitucionales para apoyar la continuidad de un Presidente o para echarlo.

Los cambios en la representación política son claros cuando se visualiza un Congreso como el boliviano en el que más de la mitad de los legisladores son mestizos que tienen ancestros aymaras o quechuas o cuando personas como Lula, Morales o Chávez, procedentes de estratos bajos e incluso muy bajos, llegan a la Presidencia de la República. En una entrevista, Lula afirmaba que lo más importante de su elección era haber demostrado que un obrero sin mucha educación formal podía llegar a la más alta magistratura del país lo que abría la puerta a que en lo sucesivo otros representantes surgidos de sectores sociales bajos pudieran alcanzar el mismo objetivo.

 

El Discurso de la Refundación

Como las nuevas formas políticas que buscan un cambio en las orientaciones gubernamentales predominantes, no apuntan a un mañana utópico sino a tener amplias bases de apoyo, algunas de las cuales reivindican un pasado mítico, en ciertos países tal situación ha derivado en la aparición de movimientos y discursos "refundacionales" vinculados a la figura de caudillos que actúan de "poliactores" o "poliactrices" en un marco que para algunos estudiosos cabe calificar de neopopulista.

La actividad política se ha personalizado con fuerza en los Jefes de Estado. Los intentos de parlamentarizar la vida política en AL no han funcionado. En Bolivia el Congreso fue arrasado con la caída de Sánchez de Losada y en Brasil un referéndum en 1993 cerró las puertas a la iniciativa de reforma que respaldaba buena parte de la clase política ilustrada.

El "neoconstitucionalismo" ha consagrado en algunos países normas para una acción afirmativa a favor de las reivindicaciones indigenistas como ha ocurrido en Bolivia y Ecuador definiendo la existencia de entidades multinacionales con un sistema judicial y de representación paralelo al que rige para los demás sectores y de distinto carácter. Al mismo tiempo se puenteó a los Parlamentos convocando Asambleas Constituyentes ajenas a los mismos para superar las trabas que impedían a los Presidentes aplicar las reformas proyectadas ante la oposición de Cámaras no controladas. Chávez lo tuvo muy claro cuando fue electo y juró el cargo en 1998 "sobre esta moribunda Constitución" refiriéndose a la entonces vigente. Los nuevos caudillos han buscado alterar las reglas de juego para poner en su favor la correlación de fuerzas. Así Rafael Correa fue electo presidente en 2007 sin lista de parlamentarios que lo apoyase y apenas comenzó a sesionar la Constituyente electa, ésta disolvió el Parlamento preexistente.

 

El Uso de Reglas Democráticas para Instalar Regímenes Bonapartistas

Un rasgo fundamental de la democracia es la división de poderes y el establecimiento de un juego de equilibrios entre ellos para impedir preeminencias. El precio por este sistema a veces es la ineficiencia o la lentitud burocrática. Winston Churchill lo expresó irónica y contundentemente: "La democracia es el peor sistema de gobierno con excepción de todos los demás". En varios países de AL se ha apelado al uso de instrumentos democráticos, especialmente los que suponen democracia directa como referenda o plebiscitos, o al recurso de una Asamblea Constituyente "refundadora", para lograr con el apoyo de las mayorías sociales imponer regímenes que se alejan del patrón democrático. Ciertamente tales regímenes son también una respuesta a la tradicional carencia de respuestas a las demandas populares y a la negación de voz a aquellos sectores postergados, discriminados y oprimidos. También es cierto que dichos regímenes se justifican en nombre de la justicia social como han hecho Correa, Chávez, Ortega o Morales o en nombre de la seguridad ciudadana como ha hecho Uribe. Estos nuevos caudillos concentran en sí mismos el poder y son reelegidos con el apoyo general del "pueblo" apelando a una retórica nacionalista a la que se añaden elementos indigenistas o de género y siempre en nombre de las mayorías. Las constantes consultas electorales, el mecanismo plebiscitario que en la historia se denomina "bonapartismo", es el método más utilizado para lograr una forma de acceso al poder que erosiona la democracia tradicional.

Las elecciones han pasado a ser la principal forma de disputa por el control del poder político en toda la región. Se ha avanzado en los mecanismos de registro ciudadano, en las formas de ejercer y fiscalizar el voto, se ha mejorado (y en muchos casos reformulado) el mecanismo de gestión electoral (p. ej. por la creación de órganos separados de gerencia y de jurisdicción contenciosa electoral), se han aprobado nuevas legislaciones sobre creación de partidos y sobre la forma de financiar las campañas electorales. En algunos países se ha implantado el sistema de votación digital (Venezuela y Brasil lo tienen al 100%). Todos estos hechos se han producido cuando para la masa ciudadana se trata de obtener mayorías sin tener claro que deben respetarse las minorías. La desigualdad social contribuye a la emergencia de regímenes que establecen, con el apoyo del voto, una suerte de "dictadura de las mayorías" como lo acabamos de mencionar. En conjunto la región muestra en mayor o menor grado un deterioro de la institucionalidad, a veces buscada, a veces producto de la inadecuación de esa institucionalidad para canalizar las demandas de una sociedad que percibe fuertes inequidades y quiere corregirlas.

 

Otros Instrumentos de Control Político y Social

Los medios de comunicación sociales han convertido en buena medida en actores políticos de primerísimo orden apoyando o combatiendo a los gobiernos y a los cambios por éstos promovidos. Una buena parte de la batalla política se concentra en el control de los medios y los contenidos que emiten. Los principios democráticos garantizan la libertad de prensa pero en la realidad desde el poder se procura condicionar la información e incluso imponer vetos.

Los principales medios siguen siendo la televisión y la radio que, en gran medida, continúan controlados por conglomerados empresariales con intereses cercanos a los de los sectores privilegiados. Por ello los nuevos caudillos procuran imponer normas limitativas para acotar su espacio de crítica. Las formas más rupturistas del poder concentrado en los medios de comunicación se dan en las nuevas tecnologías que todavía no han llegado masivamente a los medios populares con la excepción de la telefonía. Es por ello que el medio más usado para transmitir mensajes a gran escala sea la telefonía móvil pero a medida que la penetración de internet sea más alta se va a producir un fuerte cambio en las percepciones de los sectores populares con lo que los intentos por crear un pensamiento único se irán diluyendo.

 

La Violencia como Presencia Constante

La violencia producida por aquellos que en un determinado momento optaron por esta vía para construir un modelo alternativo de sociedad, prácticamente se ha acabado. Siguen actuando las FARC en Colombia y restos de Sendero Luminoso en Perú. Existe también un pequeño grupo guerrillero con actividad en el estado mexicano de Guerrero pero ninguno de ellos tiene capacidad para disputar el poder y, en realidad, ni siquiera está en su intención.

Pero en el espacio dejado por los grupos guerrilleros tradicionales ha aparecido una nueva alternativa, ligada a las condiciones de pobreza y exclusión y que abre una vía de carácter delictivo para muchos de los "in-empleables". Y todavía hay otra más peligrosa a la que están vinculados empresarios que recorren el camino ilegal de la delincuencia organizada en sus más variadas formas: Comercio de drogas, armas, fraudes financieros, lavado de dinero, prostitución etc. La violencia se ha acentuado en los grandes centros urbanos debido a la expansión de estas actividades y las posibilidades de neutralización por parte de los gobiernos, son bajas.

El impacto de la violencia sobre las sociedades latinoamericanas se ha magnificado por la manera que se presenta en los medios de comunicación. Podríamos hablar de una cierta "pornografía de la violencia" amplificada en programas periodísticos que explotan el producto primario muchas veces con enormes dosis de frivolidad y procurando provocar reacciones emocionales en la audiencia. Aunque la exageración puede tener como efecto la anestesia de la opinión pública ante estos hechos, también expande el miedo y la exigencia de acciones radicales sin importar si se atienen a la ley o no. El fenómeno subsiguiente es la acentuación de las diferencias sociales expresada por aquellos que pagan su seguridad en forma de rejas, alarmas, cámaras de televisión, vigilantes privados etc. y los que no pueden hacerlo: En AL la mayoría de los muros que se alzan para defenderse separan, en realidad, sectores sociales.

Se acentuó también, como efecto perverso, el consumo de drogas baratas (pasta base, crack, paco o cualquier otra denominación) que se une a fenómenos de anomia de la organización social básica que es la familia.

La violencia se puede presentar de forma más o menos "espontánea" o como instrumento para conseguir fines de carácter económico y social al margen de las prácticas establecidas. Puede ser ejercida por cuenta propia o como parte de la actividad de las organizaciones delincuenciales. En este último caso la violencia aparece como una actividad normalizada en un esquema empresarial que busca obtener beneficios para sus practicantes.

No hay duda de que en un régimen democrático la falta de seguridad pública y ciudadana erosiona la capacidad de convivencia y es una de las preocupaciones sustanciales de los habitantes, especialmente en las grandes urbes metropolitanas. El manejo del problema de la violencia es lo que le permitió a Uribe mantenerse dos periodos seguidos en la Jefatura del Estado y a intentar un tercero. Fue también uno de los puntos principales en la agenda del Presidente Calderón de México. En países como Guatemala, El Salvador y Honduras las autoridades han fracasado estrepitosamente por falta de medios y también de voluntad política. En Venezuela fue un fenómeno muchas veces negado o ninguneado hasta que le estalló en las manos al Presidente Maduro. En Argentina, manteniéndose en cifras más moderadas, la delincuencia urbana que acaba en asesinatos, es un fenómeno en alza. En Brasil continúa manteniendo altos niveles que hacen de algunas ciudades espacios peligrosos en su conjunto. Los esfuerzos gubernamentales para frenar esta violencia tienen como respuesta la fragmentación de los grupos criminales que practican formas descentralizadas en sus actividades. La existencia de organizaciones de tipo "boutique" hace más difícil lidiar con el fenómeno, además, en el imaginario popular, los delincuentes son a veces admirados cuando no glorificados como fue el caso de Pablo Escobar lo que impide una enérgica condena social. Todo ello actúa contra la cohesión social y, aunque no representan un grave peligro para la estabilidad del Estado, debilitan la confianza de los ciudadanos en la eficacia de sus instituciones, especialmente las que tienen que ver con el mantenimiento de la ley y la seguridad colectiva.

Las fuerzas militares perdieron su viejo papel de organismos tutelares del Estado que, cada tanto, ejercían directamente el Gobierno, ya fuera como "partido sustituto" apareciendo como una fracción autónoma del Estado con intereses propios (Argentina, Uruguay, Brasil, Bolivia), o bajo un régimen caudillista que apoyaban y del que se beneficiaban como fue lo ocurrido en Chile en el gobierno de Pinochet. Hoy las FFAA se han convertido en grupos burocratizados que han encontrado una nueva doctrina para justificar y legalizar su acción. Son fuerzas dependientes de la Jefatura del Estado (aunque no necesariamente del Jefe del Estado) que tienen una obediencia formal a la Constitución al tiempo que tratan de conservar su estatus corporativo de entidad diferenciada. Como no tienen ahora un fin trascendente tampoco quieren involucrarse en procesos de excepción y prefieren mantenerse comodamente instalados en sus funciones de defensa nacional que no implican la probabilidad de un conflicto entre Estados al tiempo que eluden compromisos políticos y, como mucho, actúan en misiones para-policiales para la lucha contra el narcotráfico como ocurre en México o en Brasil.

Entre los problemas de gobernabilidad, los derivados de la seguridad pública que se ha deteriorado durante las últimas décadas ya que el delincuente se ha hecho mucho más violento, han pasado a primer plano. Aumenta el número de muertos por la violencia casi igualando su cifra al número de muertos por accidentes automovilísticos. Muchos de los delincuentes son jóvenes y actúan, según víctimas y testigos, bajo el influjo de la droga y para conseguirla. La inseguridad limita las posibilidades de libre uso de los espacios públicos y, sobre todo (lo que es mucho peor), instala la sospecha y la desconfianza sobre los que no son socialmente idénticos.

Digamos finalmente que la violencia causada por factores de distinta naturaleza afecta a pobres y ricos, solo que los pobres tienen muchas menos posibilidades de organizarse, defenderse y hacerse escuchar. Reconocidas todas estas condiciones se puede agregar que, en conjunto y salvo excepciones, las grandes ciudades latinoamericanas no están entre las más violentas del mundo pero este dato no tiene ninguna importancia para las víctimas de los delitos existentes porque para ellas la seguridad o la inseguridad no se miden por comparación.

 

El Sueño de la Integracion

Los esfuerzos para integrar económicamente AL han llevado en muchos casos a los que los técnicos llaman "desviación del comercio", pero al mismo tiempo han producido integraciones efectivas de ciertos sectores de la economía aunque no siempre las que los gobiernos quisieran. Basta citar como ejemplo la integración de los empresarios de maquila del norte de Centroamérica (Guatemala, Honduras, el Salvador) o la acción de quienes actúan como la "patria sojera" (gran parte de la Pampa argentina, de Paraguay, del sur de Brasil, del Oriente boliviano y del Uruguay). En cambio falta mucho por hacer para lograr una infraestructura integrada en los campos de las comunicaciones físicas, virtuales y de la energía.

Se han multiplicado los foros de encuentro de Jefes de Estado, ministros, técnicos, parlamentarios etc. El Grupo de Río, los diversos mecanismos subregionales centroamericano, antillano, andino y sureño o la recientemente creada UNASUR son ejemplos del aumento de plataformas que no pasan más allá de la retórica, pero, eventualmente han constituido eficaces instancias de negociación para solucionar conflictos entre Estados.

A pesar de los problemas señalados se debe destacar que la región ha crecido en población y en riqueza. Que si bien sigue habiendo un número importante de individuos con necesidades básicas no cubiertas, también se ha hecho un esfuerzo para atender ese problema. La pobreza, concepto relativo, se mantiene alta pero es cierto que los pobres de hoy viven mejor que los pobres de los años 70 del siglo pasado.

En este escenario la política y los políticos no siempre tienen el papel central que la masa de los estratos subalternos le atribuyen, pero seguirá recayendo sobre ellos gran parte de la dinámica futura de la región.

 

Hacia Nuevos Tiempos

En este año 2014 pocos son los sistemas de organización partidaria supervivientes en AL. México continúa manteniendo una estructura tripartita pero el actual PRI tiene poca afinidad con las prácticas del pasado y hasta su ala disidente, el PRD, se encuentra inmersa en una profunda tarea renovadora. Aún la estable Costa Rica ha contemplado la debacle de su sistema partidario. Solo en la República Dominicana, y con notorias variaciones, subsiste el esquema tradicional emergido del pacto de 1996. En el Sur del continente la Concentración chilena debió hacer tareas de ingeniería partidaria y con evidentes dificultades. En Brasil todo apunta a que nuevos protagonistas estarán en condiciones de discutir la Presidencia en muy breve plazo y en Argentina el Peronismo y el Radicalismo responden más a lealtades de líderes o a la carencia de ellos que a la tradición del discurso político respectivo. La crisis de estabilidad del sistema partidario, algunos países la han neutralizado con el neoconstitucionalismo refundacional que surgió en Venezuela y tuvo continuidad en Ecuador y Bolivia. La solución dada fue reforzar todavía más el papel del líder en perjuicio del de la organización. Si se han podido hacer cambios sin provocar grandes terremotos es porque el continente ha tenido una buena etapa económica en los últimos años gracias a la demanda de materias primas y al alza de sus precios por una parte y a la diversificación de actividades económicas que incluyen las claramente ilícitas por otra. Y por primera vez en su historia no fue afectado de lleno por las crisis del centro capitalista.

Ciertamente toda la región tiende hacia la democracia, con la excepción de Cuba, pero la gestión política contribuye a que en vez de reforzar las bases de la democracia liberal, se asienten regímenes bonapartistas o, por lo menos, fuertemente personalistas y caudillistas. En cualquier caso la AL homogénea para lo bueno y lo malo que había pervivido hasta los años 90, ha desaparecido y en su lugar aparecen múltiples fracturas y un mapa político muy diverso en donde coexisten democracias liberales, dictaduras de inspiración marxista, bonapartismos, populismos etc.

El poder seguirá siendo contestado por viejos y nuevos actores y el Estado, que pretende estar en "todo", tendrá que pelear duramente para no perder espacios. En el pasado muchas organizaciones recurrían a actividades ilegales para financiar su lucha por el poder o para imponer futuros más o menos auspiciosos. Hoy ya no pueden hacerlo. Como mucho, las organizaciones políticas que se financian con actividades ilegales (narcotráfico, por ej.) lo hacen en situación de igualdad con otras no políticas y dedicadas en exclusiva a los negocios y al no haber ningún "lendemain qui chante" en perspectiva para justificarlo ya no se pueden diferenciar de las organizaciones puramente delictivas.

Con un poder más disperso, con un deseo ciudadano de tener más voz, con lealtades muy cruzadas y dispersas, la región se encamina hacia nuevas formas políticas que convertirán los esquemas que manejamos hasta hoy en poco útiles. Continuar hablando de la necesidad de fortalecer los partidos tradicionales con sus formas de hacer propias de la primera mitad del S.XX, no parece muy adecuado. Las nuevas organizaciones políticas, además de captar a un tipo de ciudadano distinto del que había anteriormente, deben aceptar que cada una de ellas es solo una más en un juego donde el poder real ya no está concentrado en pocas manos. Puede haber situaciones engañosas como las proyectadas por el chavismo, pero se trata de situaciones transitorias. Ante un Poder Legislativo débil, ante una burocracia poco eficaz y poco apreciada por la ciudadanía y ante una Justicia de la que se desconfía, es lógico que los individuos, que siempre aguardan que su situación mejore, coloquen su fe en nuevos dirigentes que estimulen la esperanza de que las cosas pueden ir a mejor. Como expresaba hace años un grafitti en una pared limeña del Paseo de la República "Basta de realidad, queremos promesas".

 

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Recebido em 03/01/2014.
Aceito em 27/04/2014.

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