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Revista Psicologia Política

On-line version ISSN 2175-1390

Rev. psicol. polít. vol.19 no.46 São Paulo Sept./Dec. 2019

 

ARTIGOS

 

¿Colonización de subjetividades en el sub-desarrollo?

 

Colonization of subjectivities in sub-development?

 

Colonização de subjetividades em subdesenvolvimento?

 

¿Colonisation des subjectivités dans le sous-développement?

 

 

Jose Eduardo Viera

Mag. en Estudios Latinoamericanos. Director del Programa Psicología y Derechos Humanos; edujoviera@gmail.com

 

 


RESUMEN

Nuestros países presentan singularidades contradictorias y complejas que devienen en un conjunto de enfoques y acciones hacia la modernidad en la invención del sujeto llamado Ciudadano. Esa construcción simbólica del sujeto, produce subjetividades que hacen a la institucionalización de ciertas prácticas sociales, políticas, culturales. El ciudadano se definió en lógicas heterónomas que lo constituyen como tal y, en ese sentido, construir gobernabilidad ha sido un constante problema de nuestras sociedades, transitando procesos no siempre dialécticos entre la búsqueda casi frenética por el progreso y el desarrollo, con un desprendimiento del pasado identificado con el atraso y la barbarie. Pretendemos en este trabajo reflexionar sobre esa idea de desarrollo, sus implicaciones para la Independencia dependiente y las producciones de subjetividad colonizadas, desde conceptos sustantivos de la Psicología de la Liberación de Martín-Baró como la naturalización y la ideologización.

Palabras clave: Desarrollo; Dependencia; Colonización; Subjetividad; Liberación


ABSTRACT

Our countries have become singularities as a set of approaches and actions towards modernity contradictory and complex in the invention of the subject called “Citizen”. We think that this symbolic construction of the subject, produces specific subjectivities that make the institutionalization of social practices, political, cultural. The “citizen” was defined in heteronomous logics that constitute as such and, in that sense, build governance has been a problem in our societies dialectical processes are not always traveling between almost frantic search for “progress” and “development” with detachment of the past, identified with backwardness and “barbarism”. We aim in this work reflect on the idea of development, its implications for Independence Productions dependent and colonized subjectivity, from substantive concepts of the Psychology of Liberation of Martín-Baró as naturalization and ideologization.

Keywords: Development; Dependence; Colonization; Subjectivity; Liberation.


RESUMO

Nossos países apresentam singularidades contraditórias e complexas que se tornam um conjunto de abordagens e ações em direção à modernidade na invenção do sujeito chamado Cidadão. Essa construção simbólica do sujeito produz subjetividades que fazem a institucionalização de certas práticas sociais, políticas e culturais.O "cidadão" foi definido em lógicas heteronomas que constituem, como tal, e, nesse sentido, a construção de uma governação tem sido um problema em nossas sociedades, em trânsito de processos não sempre dialéticos, viajando entre a busca quase frenética de "progresso" e "desenvolvimento" com desapego do passado, identificado com atraso e "barbárie". Nosso objetivo neste trabalho e refletir sobre a idéia de desenvolvimento, suas implicações para a independência dependente e as produções de subjetividades colonizadas, a partir de conceitos substantivos da Psicologia da Libertação de Martín-Baró como naturalização e ideologização.

Palavras-chave: Desenvolvimento; Dependência; Colonização; Subjetividade; Libertação.


RÉSUMÉ

Nos pays présentent des singularités complexes et contradictoires qui deviennent un ensemble d'approches et d'actions vers la modernité dans l'invention du sujet appelé Citizen. Cette construction symbolique du sujet produit des subjectivités que font-ils a l'institutionnalisation de certaines pratiques sociales, politiques et culturelles. Le citoyen s'est défini dans des logiques hétéronomes qui le constituent en tant que tel et, en ce sens, la construction de la gouvernance a été un problème constant de nos sociétés, en transit processus pas toujours dialectiques entre la recherche presque frénétique du progrès et le développement, avec un détachement du passé, identifié avec le retard et la barbarie. Dans cet article, nous avons l'intention de réfléchir à cette idée de développement, à ses implications pour les productions d'indépendance-dépendante et de subjectivité colonisée, à partir des concepts de fond de la psychologie de la libération de Martín-Baró comme la naturalisation et l' idéologisation.

Mots-clés: Développement; Dépendance; Colonisation; Subjectivité; Libération.


 

 

Desarrollo Sub-Desarrollado

Desde pequenos/as hemos escuchado y asumido frases diversas -principalmente de políticos y periodistas- que refieren a la noción del desarrollo y la constante búsqueda de él. Hemos naturalizado la asociación de América Latina y Tercer Mundo1 como sinónimos de sub-desarrollo y un camino siempre incompleto de búsquedas de salir de éste para progresar como sociedad y nación. Los caminos de este progreso - de la modernización- deberían conseguir el ansiado desarrollo de los países avanzados que, lógicamente, son los países del norte, rico y poderoso, definidor de legitimidades ideológicas, culturales, científicas, sociales del mundo válido. Desde la colonización quedó instaurada esa lógica imperial, donde debíamos dejar atrás nuestras historias, creencias, tradiciones, culturas, para acceder a la "Luz", la "Sabiduría", la "Verdad", la "Fe", que con sangre y religión se nos obligaba a asumir. El mundo civilizado, colocado frente al mundo bárbaro, necesitado de desarrollo a imagen y semejanza de los dominadores desarrollados. Partimos entonces de una naturalización fundante de nuestras búsquedas: existe un modelo de desarrollo imprescindible y único, que nos permite acceder a la adultez nacional y continental. Solo y en tanto estemos a tono con el sistema de los países hegemónicos, podremos ser reconocidos y reconocernos.

Seguramente, en tanto construcción de liberaciones necesarias y posibles, debemos encontrar y/o reencontrar caminos propios, autónomos, que definan rumbos auto-gestionados desde nuestras identidades y memorias. Por esto, apoyados en aportes teórico-prácticos de la Psicología de la Liberación (Martín-Baró, 1983), la Educación Popular (Rebellato, 2000), la Pedagogía de la Liberación (Freire, 1970), la Sociología Crítica (Fals Borda, 1967), consideramos sustantivo construir acciones comprometidas con nuestras realidades y nuestras liberaciones posibles y necesarias, como sujetos singulares y colectivos a partir de los saberes y prácticas de una psicología situada. Parece una mirada acotada y limitada pensar en sujetos y subjetividades desde nuestra disciplina, sin tomar en cuenta los procesos macro que constituyen dichos sujetos y subjetividades. Desde la psicología de la liberación tomamos un primer y sustantivo proyecto: liberar a la propia disciplina de las naturalizaciones e ideologizaciones que le impiden mirar con ojos propios y descolonizados nuestras realidades, nuestras vidas para desde allí y con ellas, actuar en pro de la liberación de esas dominaciones pre o inconscientes que obstaculizan caminos autónomos. Desde la educación popular, identificada con los planteos de Freire, cooperar en la búsqueda de autonomía (Rebellato & Gimenez, 1997) que permita la liberación y la construcción del Sujeto activo en la producción de la vida y no un objeto hablado por los otros (Fals Borda, 1967). En esa lógica, seguramente el planteo de Quijano (2000), que ha problematizado la colonialidad del poder, convoca y desafia a las disciplinas y las ciencias de este sur epistemológico (Sousa Santos, 2011) a pensar y producir desde un otro lugar, menos colonizado, sub-desarrollado y heterónomo para en verdad constituir vida propia y tal vez, acercamos a esa noción de buen vivir2 acunada por las poblaciones andinas.

Bourdieu (1968) dice, refiriéndose a la tarea del sociólogo, que ésta debe apuntar a: desnaturalizar y des-fatalizar el mundo social; destruir los mitos que envuelven el ejercicio del poder y perpetúan la dominación; producir aprendizajes críticos; poner en duda lo que sabe y como lo ha aprendido y analizar las representaciones propias. Pretendemos aquí cooperar a esas tareas necesarias para las ciencias sociales y, seguro, para y con nuestros pueblos, trabajando con conceptos sustantivos de la Psicología de la Liberación (Martín-Baró, 1986) tales como la desnaturalización y la desideologización, pues, sostenemos, se ha asumido en los discursos hegemónicos de gobiernos, medios de comunicación, opinión pública, e incluso académicos, una idea de desarrollo y progreso que ha definido acciones productoras de subjetividades dominadas y sumisas a un cierto orden de cosas que nos mantiene en un mundo colonizado. En este sentido, planteamos una revalorización de la subjetividad en tanto fundamento cuestionador de la razón occidental, que desde pequenos/as hemos ido aprendiendo como razón universal y única. Otras formas de ver, sentir, pensar y hacer existen y han existido. Nuestras construcciones naturalizadas e ideologizadas desde los diversos aparatos de producción de subjetividad del Estado, entre los cuales no debemos olvidar el papel que nos ha tocado jugar como "ciencia oficial", han cooperado en invisibilizar otros modos de ser y estar en el mundo opuestos al sistema dominante, "desarrollado", que legitima una manera de ser única, definida en el tener y competir individualmente.

 

El Mundo Desarrollado y Globalizado

"la esencia de una nación es que todos los indivíduos tengan muchas cosas en común y que todos hayan olvidado las mismas cosas " (Renan, 2000, p. 57)

En nuestro mundo3 una de cada seis personas, más de mil millones de habitantes en el mundo, pasan hambre y otros tantos se encuentran desnutridos (Banco Mundial, 2008). En el ano 2005 el ingreso recibido por mil cuatrocientos millones de personas era de menos de dos dólares por día, lo cual les impedía tener acceso a servicios básicos del mundo contemporâneo, indispensables para mantener condiciones de vida mínimamente aceptables (Banco Mundial, 2009). Ciento noventa mil ninos menores de cinco anos mueren semanalmente a causa de enfermedades previsibles. Diez mil mujeres fallecen cada semana por complicaciones del embarazo, fâcilmente tratables. Casi dos millones de personas mueren de tuberculosis y alrededor de un millón de paludismo (Banco Mundial, 2009). "El ingreso total de los 500 individuos mâs ricos del mundo es superior al ingreso de los 416 millones mâs pobres" (Informe sobre el Desarrollo) (Banco Mundial, 2005). Utilizamos datos del Banco Mundial, en tanto una de las agencias símbolo del mundo desarrollado y dictaminador de avances y retrocesos hacia ese mundo validado, justamente, para dar cuenta como desde este símbolo del desarrollo, se deben reconocer las contradicciones y deficiencias del sistema mundo que legitima. Algunos datos básicos de "nuestro mundo" que nos muestran su estado de situación. Estos datos interrogan porque seguir tomando como modelo de desarrollo a ese propuesto por el mundo hegemônico que sigue produciendo víctimas. ¿Es ese el modelo único para nuestros países?, ¿sí o sí lo que toca es adecuarse a la lógica irracional del extractivismo, la renta y la propiedad privada como valor máximo? De alguna manera hemos asumido como conceptos naturalizados las nociones de tercer mundo, adjudicada por los poderes hegemónicos en litigio, y la de subdesarrollados, en tanto un modelo único de desarrollo y progreso hacia el cual deben transitar todas las sociedades, no importando sus diferencias históricas, políticas, sociales, econômicas, subjetivas y culturales. Adaptamos al capitalismo mundial integrado para no ser asesinados, destruidos, excluidos, por dicho sistema hegemônico. Anderson (1983) decía: "las comunidades se distinguen no por cuan genuinas o falsas son, sino por el estilo en que son imaginadas" (p. 12) y, en cierto modo, nosotros, los y las latinoamericanas, aprendimos a imaginamos, a construimos a imagen y semejanza del dominador, del colonizador. Desde la independencia de nuestros países se ha venido intentando alcanzar la modernidad, sinónimo de constituirnos como Estados parecidos al estado de los Estados que nos colonizaron. Ellos eran y son el modelo de la civilización frente a la barbarie de nuestras poblaciones originarias, conectadas con la tierra, sus ritos y mitos. Octavio Paz (2004) dice que la distancia se vuelve "la condición del descubrimiento", distancia de culturas, de historias, de civilizaciones, de cosmogonías y proyectos. Las declaraciones de derechos humanos, que defendemos e intentamos promover, están impregnadas de esa visión desde la distancia, que universaliza un ser occidental único al cual todos debemos aspirar construir individual y colectivamente. Si eso no se logra, siempre sigue quedando la clasificación como modo de ordenación del mundo. No olvidemos que la colonización consideró que nuestras poblaciones originarias no eran humanas, en tanto no se asemejaban al occidental.

¿Será que en estos tiempos, buscando el desarrollo y el progreso, seguimos aspirando a encontrar esa condición de "lo humano"? ¿Será que aun hoy, en pleno siglo XXI, seguimos legitimando que lo humano es el modelo neoliberal y consumista hegemónico? Rotker (1999) decía: "En realidad, toda construcción del Ellos conlleva su desaparición, sea por asimilación o por muerte, extremos perfectamente contemplados en el olvido" (p. 20) ¿Ese "ellos" fueron los colonizadores o los colonizados, derrotados militar, política y culturalmente?4 En todo caso, podemos observar con Quijano (2000) que hasta el día de hoy se ha mantenido la colonialidad del poder, impidiendo proyectos singulares desde acciones autónomas y, decimos nosotros, eso no sólo en el ámbito de los desarrollos estatales, sino en el más íntimo y profundo ámbito de las subjetividades singulares y colectivas. Desde esa colonialidad subjetiva instalada en nuestro ser como sujetos, se instalaron también dos proyectos constantemente incompletos: el logro del desarrollo y el progreso que además parecen ser categorías entendidas y reconocidas por todos y todas con un significado único. Dice Portillo (2008): "Lo que es convencionalmente denominado desarrollo -una evolución dinámica de la economía, instituciones modernas y la disponibilidad de abundantes bienes y servicios - es simplemente una posibilidad entre muchas" (p. 41) y agrega Goulet (1999) que el desarrollo es por sobre todo una cuestión de valores. Seguramente, la noción de desarrollo queda inscripta en una visión del mundo que establece paradigmas, no sólo económicos sino morales, para la consecución de una vida buena. Una racionalidad, occidental y única, define categorías que se instalan en nuestro psiquismo como valores o definiciones naturalizadas. Desde ellas, el desarrollo sería la superación del modelo tradicional, considerado vetusto e ignorante. Progreso y desarrollo es lograr ser libre, asimilado al concepto de libertad del liberalismo y el neoliberalismo; ser racional asimilado a marchar acorde a la lógica de la reproducción del capital y la propiedad privada; ser individuo, competitivo, eficaz y eficiente, asimilado a poder tener para ser.

Frente a esa racionalidad ideológica y naturalizadora, proponemos la sustantiva necesidad de dar cuenta que no hay un único mundo posible y que otros mundos existieron y existen, aunque sean invisibilizados. Otros mundos, con mirada plural y colectiva, otros mundos donde la propiedad privada no es el bien supremo y las búsquedas pasan por ser y no por tener. Hacia esos mundos, y desde esos mundos, proponemos desnaturalizar y desideologizar los lugares de habitar en el mundo en que se nos ha colocado desde afuera (tercer mundo, subdesarrollados, periféricos, carenciados). Son demasiados siglos en que nos hemos auto enunciado desde el discurso del colonizador. Los propios "Padres de la Patria"5 en muchos casos parecen haber actuado como reproductores del discurso del colonizador sin siquiera problematizarlo, esto es, manteniendo los términos de dominación basados en la racionalización de la superioridad de la raza blanca, su misión de civilizar al resto del mundo y la incapacidad de los nativos para gobernarse a sí mismos. Esos nativos, indígenas, pueblos originarios, en todos los tiempos han planteado otros discursos, que confrontan estos modos de definir el mundo único. En las diversas mesas de diálogo de los pueblos originários de nuestro continente se han planteado otras miradas sobre el mundo, otras cosmovisiones que demandan de la memoria histórica para ser recuperadas. Como ellos mismos dicen, recuperar lo que ya fue pensado y entendido. Pero no sólo los indígenas han pensado y entendido. Son múltiples los planteos que dicen de la necesidad de otra forma de hacer mundo y seguirlo reproduciendo. La misma Arendt (1958) ha cuestionado como el homo faber, productor de su mundo de vida se ha convertido en un homo alienado6 constituido desde una visión utilitarista del mundo, donde los criterios fundamentales de valorización son la utilidad, comodidad y adquisición, transformándose más que en referentes o fines delas distintas actividades de trabajo en un significado totalizador de la experiencia humana.

Como otras formas de construir mundo, la "Carta de la Tierra", producto de diálogos interculturales realizados durante una década a nivel mundial, en torno a objetivos y valores compartidos inició como una propuesta de las Naciones Unidas, pero se desarrolló y finalizó desde la sociedad civil en el ano 2000 (29 de junio, La Haya, Holanda). En ella se diagnostican varios aspectos del mundo hegemónico dominante al que importa transformar: Los patrones dominantes de producción y consumo causantes de devastación ambiental, agotamiento de recursos y extinción masiva de especies. Las comunidades destruidas. La brecha entre ricos y pobres que se profundizan. La injusticia, la pobreza, la ignorancia y los conflictos violentos que se manifiestan por todos lados generando grandes sufrimientos. El aumento sin precedentes de la población humana sobrecargando los sistemas ecológicos y sociales. Los fundamentos de la seguridad global amenazados. Esos y otros aspectos significan un peligro que, según el documento, pueden ser evitables. Se considera que el desarrollo tiene beneficios y la propuesta es que se compartan éstos de mejor manera, pero, a su vez, revisar los criterios valorativos que hacen a ese desarrollo, en tanto privilegio del tener al ser, basada en el homo economicus que compite en un sistema libre para acceder a más cosas para triunfar. Se dice en el documento: "Debemos darnos cuenta de que, una vez satisfechas las necesidades básicas, el desarrollo humano se refiere primordialmente a ser más, no a tener más".

Se definen criterios (principios) para construir esa sociedad necesaria y posible, alternativa al modelo imperante:

1. Respetar la Tierra y la Vida en toda su diversidad;

2. Cuidar la comunidad de la vida con entendimiento, compasión y amor;

3. Construir sociedades democráticas que sean justas, participativas, sostenibles y pacíficas;

4. Asegurar que los frutos y la belleza de la Tierra se preserven para las generaciones presentes y futuras;

5. Proteger y restaurar la integridad de los sistemas ecológicos de la Tierra, con especial preocupación por la diversidad biológica y los procesos naturales que sustentan la vida;

6. Evitar dañar como el mejor método de protección ambiental y cuando el conocimiento sea limitado, proceder con precaución;

7. Adoptar patrones de producción, consumo y reproducción que salvaguarden las capacidades regenerativas de la Tierra, los derechos humanos y el bienestar comunitario;

8. Impulsar el estudio de la sostenibilidad ecológica y promover el intercambio abierto y la extensa aplicación del conocimiento adquirido;

9. Erradicar la pobreza como un imperativo ético, social y ambiental;

10. Asegurar que las actividades e instituciones económicas, a todo nivel, promuevan el desarrollo humano de forma equitativa y sostenible;

11. Afirmar la igualdad y equidad de género como pre-requisitos para el desarrollo sostenible y asegurar el acceso universal a la educación, el cuidado de la salud y la oportunidad económica;

12. Defender el derecho de todos, sin discriminación, a un entorno natural y social que apoye la dignidad humana, la salud física y el bienestar espiritual, con especial atención a los derechos de los pueblos indígenas y las minorías;

13. Fortalecer las instituciones democráticas en todos los niveles y brindar transparencia y rendimiento de cuentas en la gobernabilidad, participación inclusiva en la toma de decisiones y acceso a la justicia;

14. Integrar en la educación formal y en el aprendizaje a lo largo de la vida, las habilidades, el conocimiento y los valores necesarios para un modo de vida sostenible;

15. Tratar a todos los seres vivientes con respeto y consideración;

16. Promover una cultura de tolerancia, no violencia y paz.7

Como se plantea, el proceso requiere un cambio de mentalidad y de corazón, integrando lo que desde la lógica instrumental políticamente correcta se plantea como la integralidad bio-psico-social, que en las prácticas queda muy lejos de realizarse. Por ello, hablar de "corazón" en su representatividad como símbolo de afectos, implica toda una otra forma de cosmovisión del mundo. Asimismo, requiere de un nuevo sentido de interdependencia global y responsabilidad universal, desarrollando un modo de vida sostenible a nivel local, nacional, regional y global; a partir del reconocimiento y respeto de la diversidad cultural, considerada como "herencia preciosa" y no como obstáculo para el desarrollo. Hay aquí una concepción de desarrollo, donde la sostenibilidad, la equidad y un nuevo paradigma de valores construidos y acordados desde el diálogo intercultural, son la base de su concreción real. Estamos hablando de otro desarrollo, donde el Tercer Mundo, América Latina en específico, tienen mucho para aportar desde sus saberes silenciados y/o excluidos.

Hinkelammert (2005) habla de la necesidad de construir sistemas donde la reproducción de la vida sea posible y, para ello, hay que superar al capitalismo como "sistema sacrificial" (productor de víctimas) En ese sentido el autor hablará del "imperativo categórico de la acción concreta", que instituye una razón práctica, distinta al pragmatismo occidental dominante que define al desarrollo como el logro del avance económico sin más consideración que la acumulación.

 

Ser o Tener...¿Esa es la Cuestión? - Desarrollismo y Liberación en América Latina

La idea del desarrollismo en América Latina ha sustentado nuestro "Norte", es decir, nuestro rumbo para alcanzar un modelo de industrialización que nos permitiera salir de la dependencia, de la mala calidad de vida, del sub-desarrollo. Nuestro norte es el Norte dominante. La ideología de la Liberación Nacional y la formación de Frentes de Liberación Nacional (década de los 50-60) construyeron otra lógica, anti-imperialista y autónoma. Organismos multilaterales y las propias ciencias sociales se plantearon y plantean temas diversos que cuestionan el desarrollismo dominante. La explotación, la frustración social, la marginación, la pobreza se constituyeron en problemáticas centrales a investigar e intentar revertir. La Revolución Cubana, paradigma de liberaciones posibles en los 60,' puso en tema una forma diversa de entender el proceso de desarrollo autónomo latinoamericano, estableciendo como prioridad la liberación nacional, para luego establecer procesos de industrialización propios y no sustentados en las ideologias económicas y políticas hegemónicas desde los países dominantes. Fueron esos tiempos donde los trabajos teóricos sobre el desarrollo dependiente tenían su auge. Estos trabajos proponían búsquedas de independencia conceptual y procedimental para construir otras estrategias de desarrollo en América Latina y el Tercer Mundo. Ideas inicialmente propuestas por Raúl Prebisch (1962), que sostenían una alternativa económica de control de precios que sacaría a los países latinoamericanos de la dependencia. Gunder Frank (1991), en este sentido, planteaba que muchas zonas pobres latinoamericanas no lo eran por ausencia de capitalismo y su modelo de desarrollo, sino justamente por su presencia. El capitalismo, el desarrollo capitalista propuesto, significó para nuestro continente ser agentes pasivos de las políticas expansionistas de los países dominantes, para invertir y extraer de forma más barata a sus desarrollos. La caída (el derrumbamiento provocado) del muro de Berlín, la crisis del socialismo real, la derrota de los movimientos sociales y políticos de liberación nacional, a partir de la instalación de regímenes autoritarios en el continente, dejó de lado estos avances en teorías y prácticas de autonomía y construcción de sistemas de desarrollo propios. Parece haberse instalado un cierto posmodernismo donde lo que cabe es asumir "el fin de las ideologías", "el fin de la historia" , "el fin del trabajo", "el fin de la ética"..muchos fines para aceptar pasivamente como principio universal el sistema mundo global y globalizado, en el cual el mercado define lo necesario y posible. Estar fuera del mercado es quedar fuera del mundo, por lo cual se naturaliza un único mundo posible; una sola forma de desarrollo, eficaz y eficiente.

No se tardó en observar que ese sistema mundo, único y legitimado, no estaba produciendo los efectos que afirmaba necesariamente producir. Muy por el contrario, múltiples datos daban resultados exactamente contrarios. La idea de desarrollo humano, donde no sólo las variantes econômicas importan, profundizaba aún más los datos terroríficos de un sistema que para su despliegue y evolución debe producir cada vez más víctimas (marginados, excluidos, vulnerados) y destruir en forma irreversible el ecosistema. Para enfrentar esa lógica de devastación, movilizaciones diversas comienzan la búsqueda urgente de sistemas alternativos (Seattle, 1999; Davos, 2000; Génova, 2001; Foros Sociales regionales y mundiales). Surge el movimiento alter mundista.

 

Subjetividades colonizadas de la colonización

Resulta sustantivo considerar, desde las naturalizaciones aceptadas, nuestras propias complicidades inconscientes. Hemos asumido al mundo desarrollado, al modelo hegemônico, como el sentido único y válido de nuestras búsquedas y acciones.8

"El lenguaje manipula y construye; hablando, silencia" (Rotker, 1999, p. 118)

El capitalismo y su propuesta filosófico-política-cultural, ha sido naturalizado como el único orden posible del mundo; panacea del desarrollo, del progreso, de la civilización. Algo de lo que Boaventura de Sousa Santos (2002) plantea con su concepto de localismo globalizado. Un modo de ser, hacer y tener, expandido por el globo como único modo posible de la subjetividad normalizada. Sostenemos que el orden de la dominación y la colonización construyen estos conceptos, estos proyectos en nuestras sociedades, quitándonos autonomía y formas propias de construir desarrollo. Los saberes de nuestros pueblos originarios, así como las tradiciones y culturas propias, quedan subsumidas en un registro mágico, ignorante, primitivo, desvalorizado. En esa desvalorización, en esa sumisión un tipo de sujeto se constituye como el sujeto de la modernidad y/o la hipermodernidad o postmodernidad. Sujeto individual, consumista y competitivo, apropiado al modelo hegemónico. La propia academia demuestra una cierta actitud de deslumbramiento por los saberes de los espacios dominantes, relegando a los otros saberes a un espacio de vulgarización y desprestigio, legitimando a ese sujeto y esa subjetividad. Dice Lander (2000), "... el neoliberalismo es debatido y confrontado como una teoría económica, cuando en realidad debe ser comprendido como el discurso hegemónico de un modelo civilizatorio." (p. 246), agregando después que, de ese modo, se efectúa una "...naturalización de las relaciones sociales, la noción de acuerdo a la cual las características de la sociedad llamada moderna son la expresión de las tendencias espontâneas, naturales del desarrollo histórico de la sociedad" (p. 246)

Consideramos que es fundamental de-construir el carácter universal y natural de la sociedad capitalista-liberal, para construir acciones y proyecciones propias; políticas de desarrollo, autónomas y pertinentes a nuestras realidades e historias.

El Occidente dominante y colonizador estableció una serie de separaciones que hemos asumido en forma acrítica, algo así como el sentido común o el único mundo posible y racional. La separación o fragmentación de mundos (Dios, Hombre, y Naturaleza); la ruptura ontológica sustantiva entre cuerpo y mente, razón y mundo de vida; la construcción de un conocimiento des-corporeizado, des-contextualizado, de-subjetivado, para afirmarlo como objetivo y universal; la división entre el mundo de los expertos y el conocimiento vulgar. Estas, como otras tantas fragmentaciones ha promovido la continuidad de la mirada colonizadora, entre el mundo de los modernos y avanzados y el resto de la humanidad que debería acceder a esa racionalidad. Seguimos en lo bárbaro y lo civilizado construyendo los ejes sustantivos en la producción de subjetividad. Como decía Guattari (1998): "Lo que constituye, en la actualidad, lo esencial del poder del capitalismo, no es tanto su ejército, su policía, su carácter soberano, sino su capacidad mucho mayor que los movimientos progresistas para producir subjetividad, para modelarla." (p. 126)

Para sostener las fragmentaciones de las que hablábamos antes, se necesita crear un sujeto disciplinado al orden hegemónico y legitimado como el único posible; se necesita crear una transformación profunda del individuo, su cultura y sus relaciones sociales. El sujeto "normal" es el sujeto medio europeo, colonizador, detentador de un sistema social y económico específico. Lo que queda afuera es el rebelde a la institucionalidad, el que no logra adaptarse pasivamente al sistema económico, político y cultural hegemónico; sujeto que hay que eliminar pues es un anormal, un excluido del sistema válido. Los Otros, los colonizados, tienen dos opciones: civilizarse pasivamente o ser aniquilados (excluidos, marginados, asesinados directamente). Con la modernización, con las teorías del desarrollo, no se introducen sólo lógicas económicas definidas, sino una forma de reproducción de la vida, de producción de sujetos aptos para ese sistema. Es en ese sentido que Escobar (1996) plantea, "La economía no es sólo, ni siquiera principalmente, una entidad material. Es ante todo, una producción cultural, una forma de producir sujetos humanos y órdenes sociales de un determinado tipo" (p. 59).

No sólo se construyen economías dependientes, como decía Fanon (1973), sino culturas dependientes y así, el discurso colonizador, el sistema de vida, la visión de la "buena vida" pasan a ser parte de nuestra filosofía existencial, como un injerto que ya no es visto como tal. Dice Coronil (1997): "El ambivalente discurso latinoamericano, en su rechazo a la dominación europea, pero en su internalización de su misión civilizadora, ha asumido la forma de un proceso de auto-colonización, que asume distintas formas en diferentes contextos y períodos históricos" (p. 73). Un discurso ambivalente, que a veces parece lindar con lo "políticamente correcto" para las audiencias, pero que asume el modelo de un único mundo posible como guia práctica de la construcción política de la nación y sus proyecciones posibles. Siguiendo a Coronil, un proceso de auto-colonización que ya no requiere la presencia física constante del colonizador pues éste se ha internalizado en las prácticas de los colonizados.

 

Construcción de Autonomias y Liberaciones en el Siglo XXI - Desafío para las Ciencias Sociales

La historia de nuestra ciencia, y específicamente de las ciencias sociales, registra comienzos vinculados a esas lógicas dominantes de las que venimos hablando. Para legitimarse como ciencias, y ser reconocidas académica y económicamente, se deben instalar construyendo objetividades y diagnósticos acordes al sistema hegemónico. La modernidad se establece con su visión del mundo y su definición de los sujetos y las relaciones aceptables a ese mundo: visión universal de la historia asociada a la idea del progreso; naturalización de las relaciones sociales como cuestión de "naturaleza humana" identificada con la sociedad liberal capitalista; naturalización u ontologización de las múltiples separaciones propias de esa sociedad; necesaria superioridad de los saberes que produce esa sociedad (ciencia). Estas nociones básicas han sido y son un dispositivo de conocimiento colonial e imperial y desde él nos referimos para hacer muchos de nuestros análisis científicos y nuestras propuestas de acción. ¿Para qué y para quién investigamos?, ¿Desde qué noción de sujeto, sociedad, pasado, presente y futuro necesario?

Los diversos enfoques sobre desarrollo, las teorizaciones que desde CEPAL se han realizado, muchas veces muestran algo parecido a las "cegueras de segundo orden"9 (Von Foerster, 1995) en las lecturas teóricas, acadêmicas y políticas de nuestras sociedades. No hemos dejado de naturalizar el orden hegemónico; lo hemos confrontado, comparado, diagnosticado, pero de alguna manera nuestras evaluaciones siempre han tenido un dejo de culpa, carencia, desvalorización por lo que no pudimos ni podemos alcanzar. Discursos políticos, de análisis acadêmico, de medios masivos de comunicación, e incluso desde el famoso sentido común o la opinión pública, parecen hacernos cargo de la culpa de no poder lograr avanzar hacia aquello que los otros ya tienen.

Muchos son los aspectos que nos unen en nuestra América -también los que nos diferencian - pero esos aspectos no han sido evaluados suficientemente con toda la importancia de la memoria y los modelos identitarios propios para desde allí construir tácticas y estrategias más adecuadas para realizar nuestro desarrollo.

Como dice Rolando Mallapouma (2004, citado en Ganduglia & Revertez):

existen infinitas maneras de aplicar el desarrollo, pero se debe tener en cuenta primero, que para una colectividad determinada existe un tipo de desarrollo determinado; por lo tanto, más que adoptar un 'modelo', es necesario conocer quiénes van a foijarlo. (Ganduglia & Revertez, p. 276)

Bourdieu (1994) hablaba del habitus como historia incorporada, naturalizada y precisamente por ello olvidada, y ese habitus es generador de políticas automáticas e impersonales, productoras de un mundo de sentido común, cuya eficacia estriba en otorgar consenso sobre el sentido de las prácticas y del mundo. En ese mundo, y desde ese mundo, muchas veces se han sistematizado y promovido enfoques y perspectivas del desarrollo, el progreso, la evolución de nuestras sociedades. Complementando este enfoque, Morin (1994) plantea: "Creemos ver la realidad; en realidad vemos lo que el paradigma nos pide ver y ocultamos lo que el paradigma nos impone no ver" (p. 425).

Hablar de nuestro Continente, de sus regímenes políticos, de sus historias sociales, de sus búsquedas de crecimiento y transformaciones, significa re-conectarnos con nuestro pasado. En algún lado, un poblador originario guaraní decía algo así como que "los blanquitos" somos bastante tontos pues vivimos pensando en el futuro sin darnos cuenta que éste no existe y que lo que sí existe es el pasado. Desde él, y sólo desde él, es que proyectamos nuestro futuro.

Autoritarismos, populismos, democracias restringidas, democracias transicionales, democracias post transicionales, democracias delegativas o representativas (Nun, 2000; O'Donell, 1993); importación de manufacturas, sustitución de importaciones; desarrollo dependiente, desarrollo humano. Múltiples tácticas y categorías para construimos como sujetos; muchas más las desconexiones y desvalorizaciones de nuestras historias y saberes. Dice Ganduglia (2004):

En tiempos de crisis identitaria social y de un quiebre ya definitivo de la omni-potencia del conocimiento académico para la resolución de las necesidades sociales más elementales, la búsqueda de nuevas síntesis entre saberes se constituye en una necesidad urgente. (p. 112)

Esto implica un desafío fuerte para las ciencias sociales; construir saberes colectivos desde la negociación de saberes diversos, de-construir nuestros propios implícitos, liberar nuestras ciencias de sus propias colonizaciones para contribuir a emancipaciones reales de nuestro continente; recuperar prácticas y saberes oprimidos, colonizados, que han quedado en la invisibilidad por el peso de una cierta lógica hegemónica que definió el desarrollo deseable y posible; una lógica imperial que sostiene un sistema económico, político, cultural, social de opresión y producción de víctimas.

Resulta imprescindible debatir sobre las diversas modalidades de sojuzgamiento de las diferencias de cualquier índole -étnicas, culturales, políticas, etc., pues éstas se constituyen en sustrato de estrategias hegemônicas para imponer unilateralmente un discurso y accionar único posible. En nuestros estudios, investigaciones, desarrollos teóricos, constantemente estamos realizando una opción ética y política que define un cierto rango de visibilidad e invisibilidad. Decía Martín-Baro (1976);

En nuestro medio latinoamericano el problema es, todavía, si cabe, más agudo, ya que nuestra dependencia con respecto a los centros rectores de la producción del conocimiento refuerza nuestra enajenación cultural y la falta de significación social de nuestro trabajo. Gran parte de la psicología social que se hace hoy en América Latina es una reproducción deficiente de la que se hace en Estados Unidos, sin que la ubicación espacial signifique en modo alguno un enraizamiento histórico. Y si los psicólogos latinoamericanos de la vieja escuela corrían el peligro de ser una especie de "alevines de psiquiatra", muchos psicólogos de la escuela actual corren el peligro de ser "semi tecnólogos de laboratorio" (p. 12).

Aún hoy, en cualquiera de nuestras aulas preguntar por un autor del norte dominante resulta de fácil respuesta y conocimiento, pero muy dificultosamente puede darse cuenta de las producciones de nuestro sur, de todo nuestro sur, no el geográfico sino el cultural, social y político. Seguramente, cuando damos cuenta de esta invisibilización de nuestras producciones aparecen todas las naturalizaciones que nos dominan y reproducen la dominación. No casualmente las autoras femeninas son quienes menos aparecen, pero no sólo en las referencias bibliográficas sino en las historias de nuestros logros y avances como culturas y naciones procurando libertad y autonomía. No hay liberación posible sin autonomía no hay autonomía posible sin el logro de las liberaciones necesarias para ello, en todo sentido, liberaciones de capital, propiedad, género, estatus, reconocimiento formal. En esa tensión se debate el sujeto colonizado y su subjetividad. En ese sentido, como proponía Freire (1970) y retomado por Martín-Baró, es necesario un proceso de concientización y, "el proceso mismo de concientización supone un salirse de la mecánica reproductora de las relaciones dominación-sumisión" (Martín-Baró, 1985, p. 12). Supone entonces, trabajar con las ideologías instaladas en la vida cotidiana de los sujetos. Otra vez, basados en la propuesta de la psicología de la liberación decimos con Martín-Baró (1985) que la ideología realiza una labor naturalizadora de aspectos que, en un análisis científico, aparecen como producto de la historia. Así se consideran en muchas teorizaciones, necesidades básicas o primarias que para satisfacerse conllevan inmanentemente un estilo de vida que implica la explotación de unos sujetos respecto a otros, de unas subjetividades hegemónicas ante otras subsumidas a ellas. Esas consideraciones se sustentan en modelos de corte positivista que se reducen a reflejar la realidad y, en tanto eso, reflejan una realidad de opresión desde la perspectiva del opresor, considerando como natural y humano aquello que significa negar la humanidad de pueblos enteros. Seguramente muchas categorías, como las de las necesidades, han sido asumidas y naturalizadas desde ese enfoque profundamente ideológico, reproducido en saberes y prácticas. Nos sigue haciendo falta profundizar en nuestras alertas epistemológicas para construir vida y reproducción desde ella con epistemes del sur (Sousa Santos, 2011) a conocer y reconocer. Este trabajo busca contribuir a aportar a esos rangos de visibilidad en un siglo donde los bicentenarios han festejado una independencia siempre en construcción y con mucho efectivamente para construir para hacer independientes sentires, pensares y haceres, seguramente con nuevas concepciones del desarrollo y el progreso, basadas en viejas concepciones que fueron acalladas con violencia material y/o simbólica pero que siguen emergiendo de las entranas vivas de la memoria, tales como el sumakkawsay andino (lengua quechua), o el enfoque del buen vivir, donde lo que importa es ser y no tener; la austeridad confrontada al despilfarro; la integración en una sola unidad dialéctica de sujeto humano y naturaleza; la defensa de las identidades culturales y el diálogo entre ellas; defensa de la pluralidad y enfoque biocéntrico. Como se dice en la Constitución de Ecuador (2008) "El buen vivir requerirá que las personas, comunidades, pueblos y nacionalidades gocen efectivamente de sus derechos, y ejerzan responsabilidades en el marco de la interculturalidad, del respeto a sus diversidades, y de la convivencia armónica con la naturaleza." (p. 130) Buen vivir y buen convivir (suma qamana del aymara) son modelos ancestrales que hoy nos interrogan y desafían a otros modos de vida, a otros modos de encuentro con nosotros como sujetos autónomos y libres en una nosotridad por construir junto a otros pueblos del sur del mundo que están convocados a hacer real la consigna de que otro mundo es posible y necesario. Marcamos incluso, desde nuestro punto de vista, que es sustantivo defender la pluralidad y, por tanto: Otros Mundos Son Posibles y Necesarios y en ellos podremos ubicar ese desarrollo y progreso por seguir edificando.

 

Consideraciones finales

La modernidad se instituye en los sujetos desde la producción de subjetividades basadas en la noción de ciudadano. Esta noción, este eje de producción de subjetividades, tiene como modelo las constituciones del norte hegemónico, del mundo desarrollado que define el sujeto de la modernidad y desde ello, lo bueno, lo bello, lo válido e inválido, lo normal. Desde ese "norte" se definieron los modos de gobierno y gobernabilidad sobre los sujetos de los estados nacientes. Foucault, respecto a la noción de "gobernar" plantea:

Gobernar puede significar "conducir a alguien", sea en el sentido propiamente espiritual del gobierno de las almas -sentido muy clásico y que va a perdurar y subsistir durante muchísimo tiempo, sea de una manera levemente desviada con respecto a la primera, cuando quiere decir "imponer un régimen", imponer a un enfermo: el médico gobierna al enfermo, o el enfermo que se impone una serie de cuidados se gobierna. Así, un texto dice: "un enfermo que, después de haber dejado el hospital a causa de su mal gobierno pasó a mejor vida". Siguió un mal régimen. "gobernar" o "gobierno" pueden referirse, entonces, a la conducta en el sentido propiamente moral del término: una muchacha que ha sido de "mal gobierno", es decir, de mala conducta. "Gobernar puede aludir, además a una relación entre individuos capaz de adoptar varias formas, entre ellas las de mando y dominio: dirigir a alguien, tratarlo. O bien tener una relación con alguien, una relación verbal: "gobernar a alguien" puede querer decir "hablar con él", "entretenerlo", en el sentido de mantener una conversación. Así, un texto del siglo XV dice: "Dio un gran banquete a todos los que le gobernaban durante la cena". Gobernar a alguien durante su cena es conversar con él. Pero la palabra también puede referirse a un comercio sexual: "un fulano gobernaba a la mujer de su vecino e iba a verla con mucha frecuencia. (Foucault, 2006, p. 148)

Hablamos, en ese sentido de conducir, dirigir, y esa conducción del alma y la conducta, puede ser autónoma y/o heterónoma. Asimismo esa dirección, en cuanto heterónoma, puede ser asumida o elegida con decisión consciente o una imposición realizada desde el poder diferencial del otro. En nuestro caso, hablamos de una subjetividad producida desde una noción de ciudadano importada del norte poderoso, del norte colonizador, del norte desarrollado, para generar condiciones que permitieran gobernar cuerpos y almas, gubernamentalidad en el sentido foucaultiano10 11, donde el propio sujeto internaliza las consignas del poder para naturalizarias como parte de su propia ideologia de vida. Gubernamentalidad que produce tecnologias biopolíticas para la gestión de las poblaciones y modos de existencia, coherentes con los estándares predeterminados por el Estado.

El objetivo general que nos propusimos en el texto fue reflexionar sobre la idea de desarrollo que nos define los rumbos necesarios y posibles por donde transitar en los caminos nacionales, colectivos y singulares; "sus implicaciones para la independencia dependiente y las producciones de subjetividad colonizadas". Pretendimos pensar esa idea de desarrollo, problematizándola desde la psicología de la liberación y herramientas sustantivas como la desnaturalización y la desideologización.

A lo largo del texto observamos cómo nuestras subjetividades, singulares y colectivas, aparecen definidas, marcadas y reforzadas por una forma de ver, sentir y pensar el mundo, que parece ser la única posible. Esto es, la occidental y capitalista, o mismo la socialista, definida desde contextos muy diversos a los nuestros 11 Proponemos en el texto observar las acciones realizadas y las por realizar, para construir otros modos de miramos, para hacernos con autonomía y no definidos desde parámetros pocas veces elegidos y demasiadas veces asumidos por fuerza o legitimación acrítica.

De hecho, la misma producción de textos que nos permiten compartir gritos colectivos12,a veces aparecen demasiado definidos por normas y pautas que no emanan desde nuestras lógicas y necesidades, sino desde formas y formalidades que nos enajenan de lo que efectivamente queremos decir. ¿Cuándo un texto es adecuado para publicar?; ¿Desde qué criterios?; ¿Desde qué formas?; ¿Apuntamos al pensamiento crítico o a reproducir las normas que nos normalizan?; ¿Quién o quienes definen las normas, las indexaciones, las categorías, los procesos yprocedimientos válidos? Otras muchas preguntas más podemos hacernos en cuanto nuestras formas de producción de conocimiento y comunicación de ellos. En todo caso, con este artículo apuntamos a desnaturalizar una forma de sostener ideologías que decimos criticar desde nuestras disciplinas o desde nuestras prácticas cotidianas pero que, en la práctica, sin saberlo o quererlo, seguimos sosteniendo. Nuestra hipótesis central decía que parecemos responder a esta consigna: "Existe un modelo de desarrollo imprescindible y único, que nos permite acceder a la adultez nacional y continental. Solo y en tanto estemos a tono con el sistema de los países hegemónicos, podremos ser reconocidos y reconocernos". A lo largo del texto hemos intentado mostrar cómo esta afirmación es una construcción profundamente ideológica y naturalizada, que nos ha impedido caminos autónomos y libres por donde transitar y elegir transitar.

 

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Recebido em: 11/09/2018
Aprovado em: 30/01/2019

 

 

1 El término Tercer Mundo se instaló en los anos cincuenta como una construcción que identificaba a un bloque de países que no se alineaban al bloque capitalista -Primer Mundo- ni al bloque socialista - Segundo Mundo -organizado en torno a la URSS. En él se incluían países de Asia, África y América Latina poco avanzados tecnológicamente, con economía dependiente de la exportación de productos agrícolas y materias primas, altas tasas de analfabetismo, crecimiento demográfico galopante y gran inestabilidad política.
2 Según Aristóteles toda actividad humana debe tener como fin la felicidad y ésta se justifica en tanto realización del bien individual y colectivo. Para Epicuro la buena vida consistirá en saber elegir de acuerdo al deseo, esto conduce a la ataraxia o serenidad del alma. Kant remarcará a la buena vida no como el logro de la felicidad sino de la "dignidad" acorde a la realización de los valores morales. Sumak Kawsayen quechua, Suma Qamana, en aymara. La primera hace referencia a vivir bien, ni mejor ni peor que el de al lado, vivir bien, sin desvivirse por obtener más, y la segunda ('buen convivir') introduce la idea de lo comunitario, de una sociedad buena para todos/as. El Buen Vivir defiende un modelo de vida más justo para todos no basado en la posesión de bienes materiales sino en una ética de lo suficiente para toda la comunidad.
3 Aunque cabe interrogarse cuan nuestro es y cuan pertinente y real significa hablar de un solo mundo.
4 Considerando que pudiera hablarse de una derrota., Tal vez correspondería enunciar la invisibilización de las resistencias y luchas que permitieron la sobrevivencia de tradiciones y culturas en todo nuestro continente.
5 Donde además parece nunca hubieron Madres.
6 Definición propia
7 Ver "Carta de la Tierra". Recuperado de http://cartadelatierra.org/descubra/la-carta-de-la-tierra/
8 De hecho, aún hoy, esa perspectiva sigue sosteniendo discursos y prácticas políticas, académicas, culturales, sociales.
9 No sólo lo que no podemos ver, sino que ni siquiera podemos ver que no podemos ver.
10 Por gubernamentalidad entiendo el conjunto instituido por las instituciones, los procedimientos, análisis y reflexiones, los cálculos y las tácticas que permiten ejercer esta forma tan específica, tan compleja, de poder, que tiene como meta principal la población, como forma primordial de saber, la economía política, y como instrumento técnico esencial, los dispositivos de seguridad" (Foucault, 1999, p. 195).
11 Por algo de Marx todos nuestros estudiantes pueden dar cuenta, pero casi ninguno de Mariategui.
12 Estoy pensando en el "grito del sujeto", planteado por Franz Hinkellamert

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