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Revista Psicologia Política

versão On-line ISSN 2175-1390

Rev. psicol. polít. vol.22 no.54 São Paulo maio/ago. 2022

 

ARTIGO ORIGINAL

 

Análisis de la crisis política de Brasil del 2013 al 2018: una perspectiva psicosociológica

 

Analysis of the political crisis in Brazil from 2013 to 2018: a psychosociological perspective

 

Análise da crise política no Brasil de 2013 a 2018: uma perspectiva psicossociológica

 

 

Leoncio Francisco CaminoI; Tatiana Cavalcanti de Albuquerque LealII; Saulo Bagatini SilvaIII; Roberto MendozaIV

IUniversidade Federal da Paraíba. leocamino@uol.com.br
IIUniversidade Federal da Paraíba. tatianacaleal@gmail.com
IIIUniversidade Federal da Paraíba. saulobasil@gmail.com
IVUniversidade Federal da Paraíba. cir.mendis@gmail.com

 

 


RESUMEN

El texto analiza la crisis política que enfrentó Brasil, del 2013 al 2018. Se analiza cómo se vivió la crisis y cómo se articularon en la conciencia de los ciudadanos los diferentes elementos que constituyen esa coyuntura. Se realizó un estudio empírico con 158 universitarios para entender cómo se traduce la lucha ideológica en Brasil en la opinión de las personas sobre los tipos de conflicto político y cómo se reflejan estas representaciones en las percepciones sobre la crisis. Los datos muestran la existencia de una fuerte polarización política y corroboran que la forma en que el individuo se ubica en el espacio político es muy importante para comprender el significado que le dará a la crisis. Finalmente, el estudio muestra la importancia de las representaciones de la estructura social del conflicto como matriz ideológica subyacente al comportamiento político.

Palabras llaves: Crisis Política; Espacio político; Identificación partidaria; Polarización Ideológica, Representaciones.


ABSTRACT

This text analyzes the political crisis that Brazil faced, from 2013 to 2018. It analyzes how the crisis was experienced and how different elements that constitute this context were articulated in citizens consciousness. An empirical study was carried out with 158 undergraduate students in order to understand how the ideological struggle in Brazil translates into people's opinion about the types of political conflict and how these representations are reflected in perceptions about the crisis. The data show the existence of a strong political polarization and corroborate that the way in which individuals locate themselves in the political space is very important to understand the meaning that they will give to the crisis. Finally, the study shows the importance of the representations of the social structure of the conflict as an ideological matrix underlying political behavior.

Keywords: Political Crisis; Political space; Party identification; Ideological polarization; Representations.


RESUMO

O texto analisa a crise política que o Brasil enfrentou, de 2013 a 2018. Analisa como a crise foi vivida e como os diferentes elementos que compõem essa situação foram articulados na consciência dos cidadãos. Foi realizado um estudo empírico com 158 estudantes universitários para entender como a luta ideológica no Brasil se traduz na opinião das pessoas sobre os tipos de conflito político e como essas representações se refletem nas percepções da crise. Os dados mostram a existência de uma forte polarização política e corroboram que a maneira pela qual o indivíduo está localizado no espaço político é muito importante para entender o significado que dará à crise. Por fim, o estudo mostra a importância das representações da estrutura social do conflito como matriz ideológica subjacente ao comportamento político.

Palavras-chave: Crise política; Espaço político; Identificação partidária; Polarização ideológica; Representações.


 

 

Introducción

Este texto pretende analizar la crisis que enfrentó Brasil, desde el comienzo de las manifestaciones en el 2013 hasta las elecciones de 2018. Crisis que se desarrolló en varios niveles: en lo económico (la crisis financiera internacional del 2008 y sus diferentes efectos en Brasil); en lo político con el agotamiento de la hegemonía del Partido de los Trabajadores (PT) y el aumento del rechazo a los partidos políticos tradicionales; en lo jurídico, con la operación anticorrupción, 'Lava Jato', y la politización del poder judicial y, en lo social, con el cambio de dinámica de la movilidad social, después de que casi 30 millones de personas salieran de la pobreza (IBGE, 2012)1.

Nuestro objetivo es entender la crisis en sus aspectos psicológico/sociales, analizar cómo la población entendió y experimentó la crisis y cómo se articularon, en la conciencia de los ciudadanos, los diferentes elementos que constituyeron esa coyuntura. El ciudadano, cuando experimenta una crisis social, no lo hace como mero espectador externo, sino como alguien incluido como agente en ese proceso. Así, la forma en que la gente se autodefine en el espacio político y el modo como reconoce su inserción, será muy importante para comprender cómo percibe la crisis y por qué la percibe así. Así, nuestro objetivo principal es analizar la relación entre la auto ubicación de las personas en el espectro político izquierda-derecha y el modo como perciben y se sitúan en el conflicto político brasileño.

En la medida en que nuestro interés no era solo describir los diversos elementos de la crisis, sino analizar cómo se articulan y qué creencias ideológicas subyacen a esta articulación, se decidió, para el estudio empírico, utilizar una muestra homogénea con un cierto nivel de politización. En este sentido, la elección de estudiantes universitarios nos pareció la más conveniente. Si bien es evidente que una muestra de estudiantes universitarios no representa la población general, pensamos que este colectivo puede ser visto como una especie de vitrina donde se exponen de una manera más clara los conflictos y dilemas ideológicos de una sociedad o al menos parte de ellos.

Escogimos una amuestra de estudiantes de la Universidad Federal de la Paraíba porque ya se habían llevado a cabo allí en las décadas del 1980-90 varias investigaciones sobre el comportamiento político de sus estudiantes (Costa, Torres, Burity, & Camino, 1994; Torres, 1992). Por lo tanto, al comparar los datos actuales con los datos de 1988 - 1991, un período en el que Brasil reanudó la democracia, podremos entender mejor la crisis.

En las ciencias sociales se habla de crisis económicas y políticas para indicar estados de tensión, transición o conflicto. En la medida en que las crisis económicas y políticas afectan los sistemas sociales, ambas generalmente, se muestran operando recíprocamente en la misma coyuntura, como sucedió en la crisis de 2013 -2018. Aunque cabe destacar que, en la actual crisis, el sistema jurídico tubo también una importante participación.

Para comprender mejor el contexto socio-político donde se desenvuelve nuestro análisis psicosociológico, a saber, la crisis actual en Brasil, debemos remitirnos al segundo mandato del presidente Fernando Henrique Cardoso (1999-2002) cuando la devaluación de la moneda, el racionamiento de la energía y la inflación, crearon una fuerte insatisfacción con la situación económica, que facilitó a Luís Inácio Lula da Silva (candidato del PT) el triunfo en las elecciones del 2002 (Del Priore & Vennancio, 2013). De hecho, los dos mandatos de Lula (2003 -2010) crearon una sensación de progreso económico, basado en un pacto social más o menos implícito entre los empresarios y los trabajadores, ambos sectores restringiendo sus demandas. Gracias al éxito de sus políticas sociales, Lula en el 2010 consigue imponer a Dilma Rousseff (también del PT) como su sucesora. Ya en el primer mandato de Dilma (2011-2014) los diversos efectos de la crisis financiera internacional del 2008 se hicieron sentir en Brasil.

La crisis política se inicia en junio de 2013, con las primeras manifestaciones contra los reajustes en el transporte público, organizados por el Movimento Passe Livre (MPL). Posteriormente, se agregan demandas por vivienda, organizadas por el Movimento Social de Trabalhadores Sem-Teto (MSTS). Al principio, las protestas tenían un perfil de izquierda, pero rápidamente se unieron grupos de diferentes perfiles ideológicos. Así en 2014, se realizan protestas contra Dilma lideradas por el Movimento Brasil Livre (MBL) y Vem pra Rua, movimientos con perfiles claramente de derecha (Nogueira, 2015).

Las enormes manifestaciones populares en este período formulaban un clamor general contra las condiciones de vida, salud y vivienda, contra la corrupción (principalmente en la organización de la Copa 2014 y de la Olimpiada en Rio de Janeiro) y contra la ineficiencia del establishment político. Es a partir de 2015, que se inician las manifestaciones que tienen connotaciones más partidarias a favor y contra el impeachment de Dilma. Se observó que los manifestantes a favor del impeachment de Dilma, fueron más numerosos en el sur del país, en su mayoría blancos y de clase media y media alta (Firmino, 2017). Ya las manifestaciones contra la destitución de Dilma fueron numerosas en el noreste del país, participaron más personas negras y mestizas, de los colectivos populares, en general, con ingresos medio bajos y bajos (Nogueira, 2015).

Al mismo tiempo, la operación 'Lava Jato' coordinada por el juez Sérgio Moro comienza a investigar un vasto esquema de corrupción en la mayor empresa estatal del país, la Petrobras. Esta operación que inicialmente involucró a políticos y empresarios se fue centrando en el PT y principalmente en la figura de Lula. Esta estrategia quedó simbolizada por una laminilla en Power Point donde el procurador da la República Deltan Dallagnol, coordinador de la Lava Jato, colocó a Lula como la figura central de un enorme esquema nacional de corrupción Souza (2016, pp. 19-20).

A finales de diciembre, el Congreso nacional inicia el proceso de impeachment de la presidenta Dilma Rousseff, acusada de retrasar deliberadamente las transferencias de dinero del Tesoro Nacional (el llamado pedaleo fiscal). En abril de ese año, el impeachment es aprobado en el Congreso, en una sesión marcada por una gran emotividad y la insuficiencia de argumentos propiamente políticos por parte del conjunto de los legisladores, que justificaban su voto a favor de la destitución usando las mismas expresiones inflamadas de las manifestaciones públicas (Bucci, 2016). En julio de 2017, el juez Sérgio Moro condenó al expresidente Lula a nueve años de prisión por la presunción, sin prueba fehaciente, de haber aceptado la promesa de una propiedad a cambio de contratos públicos. Durante el período del juicio y después del arresto de Lula, se llevaron a cabo varias manifestaciones callejeras, tanto a favor como en contra de la condena de Lula. Ambas manifestaciones tuvieron los mismos organizadores y las mismas características sociodemográficas que las demostraciones públicas a favor y en contra del juicio político de Dilma.

Si los primeros movimientos callejeros en 2013 se basaron en una insatisfacción difusa contra las condiciones de vida, la corrupción y la ineficiencia del establishment político, es a partir de 2014 que se estableció la idea, con la colaboración de la prensa conservadora y las redes sociales, de que los culpables de la crisis económica y la corrupción serían el PT, Lula y la presidente Dilma. En ese momento, la sociedad parecía haberse dividido en dos partes: una contra el PT y su hegemonía política electoral y la otra a favor del PT y sobre todo de la mejoría social adquirida en su gobierno. Como consumación de esta disputa política, Dilma sería depuesta de su cargo y Lula sería sentenciado a prisión e impedido por la ley de ser candidato a presidente en las elecciones de 2018. Así, al comienzo de esas elecciones se podría decir que la crisis había llegado a su fin con la derrota del PT. Pero la polarización política se mantuvo como aparece en los resultados de esa elección presidencial, donde el exmilitar Bolsonaro del PSL de extrema derecha liberal, ganaría con el 55.17% de los votos en la segunda vuelta, mientras que Fernando Haddad, del PT, substituyendo Lula, obtenía el 44.87%.

En la perspectiva psicosociológica adoptada es interesante verificar cómo se construye e internaliza un lugar de inteligibilidad de la política, que está impregnado por la apropiación de argumentos ideológicos en disputa en el ámbito político. Este lugar de inteligibilidad es el llamado 'espacio político', un área de conflicto que forma la base de las relaciones entre votantes y partidos en un sistema político en un momento histórico determinado (D'Alimonte, 1986). En este sentido, el espacio político debe entenderse como un facilitador que permite al individuo apropiarse de discursos ideológicos sobre las alternativas políticas en juego en una sociedad. De hecho, este espacio se construye en términos de discursos antagónicos en uno o varios aspectos. ¿Cómo organizar las posiciones opuestas que constituyen el universo conflictivo del discurso político?

La dimensión derecha-izquierda, una dicotomía clásica en el campo político, se ha utilizado desde la 'Revolución Francesa' para designar dos campos opuestos en la política (Bobbio, 1995). Pero es evidente que el significado ha ido cambiando. Desde principios del siglo XX y durante la guerra fría, la confrontación ideológica tuvo lugar en torno de la propiedad de los medios de producción: la derecha defendía la propiedad privada y la izquierda defendía la propiedad colectiva (Hobsbawm, 1995). Para algunos autores, la diferencia sería el nivel de intervención estatal en la economía: la izquierda se identificaría con las políticas intervencionistas y la derecha con el liberalismo económico (Seoane, 1988).

Pero se podría pensar más simple, que, en occidente, la derecha se identifica con el mantenimiento del estatus quo, mientras que la izquierda busca cambios sociales (Bobbio, 1995). De hecho, pensamos que lo conflictos se desarrollan en varios niveles. Así al nivel de la estructura social se puede afirmar que fundamentalmente la derecha se caracteriza hoy en día por la defensa de estatus social (real o imaginario) y de los valores de posición social (Bourdieu, 2004): supremacía blanca, cultura patriarcal, xenofobia, etc. Ya la izquierda se caracteriza precisamente por la lucha contra las injusticias sociales. Esto se refleja, por ejemplo, en el fuerte valor motivacional de las campañas "Me Too" e "Black Lives Matter". Al nivel económico la diferenciación se da en el papel que se le atribuye al Estado. Para la derecha neoliberal este no debería intervenir en la economía en cuanto que la izquierda defiende un Estado activo principalmente en la realización de políticas públicas y sociales. Finalmente, en el nivel político se observa un fuerte desgaste general de los partidos políticos tradicionales, pero más acentuadamente este desgaste ocurre entre los que se ubican a la derecha y al centro2 En otras palabras, es a partir de un proceso de disyuntiva política específica que cada ciudadano capta, se apropia e interpreta los diferentes eventos que componen la crisis. Pero los procesos de aprehensión de argumentos políticos no se guían exclusivamente por procesos cognitivos racionales, como lo propone la Teoría de la Acción Racional (Downs, 1957). Hoy, estudios muestran la importancia de las emociones (Lavareda, 2009). Así, los postulados ideológicos abstractos serían transmitidos a través de imágenes o símbolos simples que tienen repercusiones emocionales, un papel que la prensa oral y escrita como también las redes sociales, con su carga frecuente de fake news, juegan a la perfección. Se debe tener en cuenta que, en las redes sociales, no solo intercambian mensajes los ciudadanos, sino, también, empresas especializadas que usan chatbots para propaganda política y que cuentan con bastante financiamiento.

Por lo tanto, en el espacio político, no se contraponen los argumentos ideológicos de una manera cristalina, sino en imágenes y/o fórmulas verbales que de alguna manera se refieren a posiciones ideológicas. Consideramos que, en la comprensión de este espacio político, las visiones o representaciones de la estructura social del conflicto juegan un papel importante, porque de manera simple indican dónde la persona está o cree estar y cuáles son sus adversarios.

Específicamente en este estudio empírico trataremos de responder la siguiente pregunta: ¿Cómo se traduce en la opinión de las personas, a partir de su auto - ubicación en el espectro político, la lucha de creencias ideológicas sobre los tipos de conflicto presentes en la sociedad brasileira? Para tanto:

1. Inicialmente, realizamos una encuesta sobre cómo los jóvenes universitarios se definen en el espectro político de izquierda-derecha.

2. Estudiamos cómo las diferentes formas de situarse en el espectro político afectan la atribución de causalidad a la crisis. Esperábamos observar que los estudiantes identificados con la derecha atribuirían la causa de la crisis a la falta de valores y moralidad de los políticos (la operación Lava Jato culpó al PT por la corrupción existente). Entre los de la izquierda, las causas atribuidas serían principalmente políticas.

2. También analizamos el papel de la ubicación política en la evaluación que los estudiantes hacen de los personajes centrales de la crisis (expresidenta Dilma, exvicepresidente Temer, Lula y el juez Moro), de sus dignidades personales y sus contribuciones al país. Esperábamos constatar que los estudiantes que se situaron a la derecha del espectro político atribuirían poco valor a Dilma y Lula, mientras que evaluarían positivamente a Moro e Temer. Evidentemente, esperábamos una imagen opuesta en los estudiantes ubicados a la izquierda: evaluaciones positivas de Dilma y Lula y negativas en relación con Moro e Temer.

4. Finalmente, queríamos analizar las relaciones existentes entre: la posición de los estudiantes en la escala izquierda - derecha; su simpatía por los partidos políticos y sus puntos de vista sobre la estructura social del conflicto, ya que asumimos una estrecha relación entre estas tres variables. Esperábamos mostrar, a través de la simpatía partidaria, que las visiones sociopolíticas estarán relacionadas con las ideologías subyacentes en las fuerzas políticas actuales.

 

Método

La encuesta se realizó en septiembre de 2018, un mes antes de las elecciones, y participaron 159 universitarios. Con la autorización de los docentes, se contactó a los estudiantes durante las clases y aquellos que se ofrecieron como voluntarios respondieron los cuestionarios individualmente en la sala, siguiendo las precauciones éticas con respecto a la investigación con seres humanos (Resolución nº 510/2016 del CNS). La edad promedio de los participantes fue de 21.5 años (DE = 5.6), con un número prácticamente igual de participantes masculinos (49.7%) y femeninos (50.3%). La renta familiar de 36% de los participantes situaba se entre 1 y 4 Salarios Mínimos (S. M.); 45% declararon una renta familiar entre 4 y 10 S. M. y 19% tenían una renta familiar superior a los 10 S. M. Análisis mostraron que estas características no afectan las conclusiones del estudio.

En la medida en que nuestro interés fue analizar cómo los estudiantes entendieron la crisis y sus causas, cómo se evaluaron los personajes centrales de la crisis, cómo los estudiantes se situaron en el espectro político y finalmente cuál sería el contenido ideológico de esta ubicación, elaboramos un cuestionario ad hoc que evaluó estos factores siguiendo el siguiente procedimiento:

1. Atribución de causalidad a la crisis: el participante debería ordenar 4 posibles elementos (económico, político, valores y moral) de acuerdo con la importancia que atribuía a cada uno de estos como causante de la crisis, atribuyendo 1 al más importante y 4 al menos importante. Gran parte de los debates públicos o privados sobre la crisis se centraban en sus causas reales o imaginadas. De hecho, en la necesidad humana de dar significado al mundo se encuentra nuestra tendencia de atribuir causas a los eventos sociales (Heider, 1958). Escogimos los 4 aspectos anteriormente citados porque algunos estudios empíricos muestran que estos conceptos son frecuentemente citados en la opinión popular, como elementos importantes de la actual crisis (Lima, Lins, & Monteiro, 2018) o son valores relacionados con la ubicación en el Espectro Político (Malka, Lelkes, & Soto, 2019).

2. La evaluación de los personajes principales de la crisis: dado que, durante la crisis se debatía no solo sobre sus causas, pero también sobre el papel que los políticos ejercían, nos pareció importante estimar como los políticos más destacados durante la crisis fueron evaluados en función de la ubicación política de los estudiantes. Como colocamos en la resumida descripción de la crisis, cuatro políticos desempeñaron papeles cruciales durante esta: Dilma Rousseff, la presidenta depuesta; Luís Inácio Lula da Silva, el expresidente declarado culpable de corrupción y encarcelado; Sergio Moro, juez que condenó al expresidente Lula y Michel Temer, quien, aunque fue vicepresidente de Dilma, apoyó el impeachmen y después como presidente sustituto, aprobó medidas económicas liberales contrarias a las del PT. Se les pidió a los estudiantes que calificaran en una escala de 1 (ninguna) a 4 (mucho) tanto la dignidad como la contribución al país de cada uno de ellos.

3. Con respecto a la ubicación de los estudiantes en el espectro político, su relación con la simpatía partidaria y la visión sobre la estructura sociopolítica del conflicto, seguimos el procedimiento propuesto por Camino, Silva e Sousa (1998).

a. Ubicación en el espacio político: inicialmente, se le preguntó al participante si se incluía o no dentro del espectro político de izquierda- derecha. Si respondía afirmativamente, debería situarse en una de las posiciones políticas clásicas: izquierda, centro, derecha. Teniendo en cuenta que el problema de situarse políticamente a menudo está relacionado con el rechazo de los partidos políticos existentes (Corporación Latinobarómetro, 2018), se les preguntó a aquellos que no se habían ubicado en ese espectro, dónde se ubicarían en un contexto político ideal: a la izquierda, el centro o la derecha. Combinando las respuestas dadas en la situación política actual con las dadas en una situación ideal, se construyó la variable auto ubicación política.

b. Visión de la estructura sociopolítica: inicialmente se preguntó a los participantes si simpatizaban con algún partido político. Quien respondió afirmativamente debería indicar con qué partido simpatizaba, a qué personas o grupos su partido favorecía y qué partidos se oponían en mayor medida a su propio partido. A quienes dijeron que no simpatizaba con ningún partido se le pidió que imaginaran un partido ideal y luego indicaran a las personas o grupos que ese partido ideal favorecería, y los partidos y/o grupos que se más se opondrían a su partido ideal.

 

Resultados

Auto-ubicación en el espectro político

Cuando se preguntó a los entrevistados si se ubicaban en algún lugar del espectro político, el 56.1% respondió afirmativamente, mientras que el 43.9% respondió que no. Se puede ver (Tabla 1, columnas 2 y 3) que prácticamente 2/3 de los que se posicionan en el espectro, eligieron a la izquierda (65.9%) y que más de 1/4 de los entrevistados se considera a la derecha. Pero pocos eligieron el centro (8%). Entre los estudiantes que no optaron por la dimensión izquierda-derecha en el espacio político brasileño actual, pero si en un marco político ideal (Tabla 1, columnas 4 y 5), un poco más de la mitad (55.7%) estaban ubicados políticamente en el centro (Esto parece indicar no una posición ideológica definida sino un distanciamiento de los partidos políticos existentes sea de izquierda o de derecha) y un poco más de 1/4 optó por la posición de izquierda. Finalmente, juntándose las dos formas de ubicarse, se observa (Tabla 1, columnas 6 y 7) que en general, 49% (n = 77) de la muestra declara situarse en la izquierda, en cuanto 29,3% (n = 46) se considera de Centro y 19,1% (n = 30) de Derecha.

Se puede ver (Tabla 2) que el porcentaje de estudiantes que no se ubicaron en el espectro político (43.9%) es similar al obtenido por Torres (1992) en un estudio realizado en la misma universidad en 1990 donde el 45.9% de los estudiantes no se posicionaron en la escala izquierda - derecha. Las diferencias se encuentran en las preferencias. Las posiciones de izquierda y derecha fueron más preferidas en 2018 que en 1990, mientras que el centro prácticamente se vació en 2018 en comparación con el período de 1990. No es sorprendente que en un período de polarización política como el experimentado en Brasil en 2018, el año de la investigación, los estudiantes eligieron los extremos de la escala más que el centro. Puede llamar la atención que más de un tercio (37.7%) de los estudiantes eligiese a la izquierda en 2018, ya que el movimiento conservador contra el PT salió victorioso, pero estos resultados pueden explicarse por el hecho de que eran estudiantes de una universidad pública con trayectoria de luchas contra la dictadura y fuerte militancia de izquierda. Pero también se puede pensar que los reiterados ataques contra ella han revivido el espíritu democrático de lucha de los años 90.

Como ya lo señalamos, es sorprendente notar que prácticamente una cuarta parte de la muestra total de los estudiantes (19,9%) se presenta actualmente como de derecha (Tabla 2). De hecho, en el período de transición a la democracia, la posición de la derecha era rechazada no solo por los votantes sino también por los políticos, incluso aquellos que pertenecían a partidos liberales debido a la relación con la dictadura militar (Pierucci, 1987). Los resultados de este estudio indican una disminución del prejuicio a declararse ser de derecha.

Causas atribuidas a la crisis

Como esperado, los estudiantes de izquierda consideran que la crisis es principalmente política (Tabla 3). Son los estudiantes de derecha quienes otorgan la mayor importancia a la moralidad o mejor inmoralidad, como la causa de la crisis. Con respecto al análisis del factor económico como causa de la crisis, no se encontraron diferencias significativas porque los debates se centraron particularmente en la corrupción política que se atribuyó al gobierno del PT y no en los aspectos más técnicos como política fiscal, reforma tributaria, etc. que también, en buena medida, fueron presentados como corruptos. La derecha proclamaba la inmoralidad y la corrupción del gobierno petista como las causas más importantes de la crisis. Pero para la izquierda esta falsa acusación constituía, en verdad, una tentativa política de acabar con la hegemonía del PT y sus logros.

Evaluación de los personajes principales

Con respecto a la dignidad atribuida a cada uno de los personajes críticos en la crisis, se puede ver (Tabla 4, segunda columna) que, en la muestra total, Dilma Rousseff recibe significativamente la mayor atribución de dignidad, en segundo lugar, empatados, están el expresidente Lula y el juez Sergio Moro. El presidente Michel Temer, en último lugar, recibió una asignación cercana a "sin dignidad", pues después de que asumió la presidencia con la deposición de Dilma, la prensa publicó varias acusaciones de corrupción en su contra. Además de ser "traidor" para la izquierda, era corrupto para la derecha.

Como se esperaba, la auto ubicación de los estudiantes en el espectro político influyó fuertemente en la forma de evaluar la dignidad de los personajes. Así, los estudiantes de la izquierda evalúan a Dilma y Lula más positivamente que Moro, relegando a Temer al último lugar (Tabla 4, 3ra columna). Los de la derecha, por otro lado, evalúan a Moro más positivamente que Dilma; Lula y Temer ocupan el último lugar (tabla 4, quinta columna). Los estudiantes ubicados en el Centro no siguen un patrón definido de respuestas, aunque con cierta inclinación a la derecha.

En cuanto a la evaluación dada a la contribución a Brasil de cada uno de estos políticos, se puede observar que Lula es el mejor calificado (Tabla 5; segunda columna), reflejando los análisis positivos de textos recientes sobre la historia de Brasil (Del Priore & Vennancio, 2010, p. 300; Schwarz & Starling, 2015, p. 503). En segundo lugar, están al mismo nivel Moro y Dilma y, por último, Temer evaluado como que no hizo ninguna contribución.

Analizando las evaluaciones sobre la contribución al país basadas en la auto ubicación política, se observa que los estudiantes de la izquierda del espectro político consideran que Lula y Dilma contribuyeron más a Brasil que Moro y Temer (Tabla 4; líneas 2 y 3), los alumnos de derecha consideran que fue Moro quien más contribuyó a Brasil, pero rescatan un poco a Temer, aliado importante para poner fin a la hegemonía del PT. Los jóvenes de centro, acompañan en sus respuestas, a las evaluaciones de la derecha con la excepción de las evaluaciones sobre Dilma (Tabla 5; líneas 4 y 5).

Simpatía partidaria

Desde el trabajo pionero de Lazarsfeld y cols. (1948), el factor psicológico que ha recibido más atención en la investigación electoral es la identificación partidaria que implica en un compromiso persistente, que influye fuertemente en cómo los votantes ven el mundo político. Hasta la década de 1960, 2/3 de los votantes en los Estados Unidos simpatizaban con algún partido. En Brasil, hasta hace algún tiempo, las tasas de simpatía partidaria eran relativamente altas, desde 64% en marzo de 64 (Lavareda, 1991) hasta más del 80% en plena vigencia de la dictadura militar (Lamounier, 1978). Pero desde hace algún tiempo, se observa una disminución en el número de personas que se declaran simpatizantes de un partido, fenómeno llamado de "Declive de la identificación partidaria" (Balbachevsky, 1989).

De hecho, los resultados de este estudio muestran una disminución muy fuerte en la identificación partidaria en comparación con los datos obtenidos en las elecciones de 1988, 1989 y 1990 con muestras de estudiantes universitarios (Torres, 1992).

Como se puede ver (tabla 6), la gran mayoría (80.8%) de los estudiantes entrevistados en el 2018 no poseen simpatía partidaria, mientras que las tasas de simpatía en las últimas tres décadas oscilaron entre 45% y 55%. Sin embargo, se puede ver que el declive de la simpatía partidaria no es generalizado, sino selectivo.

Así se observa (Tabla 7) que la gran mayoría de las citas son hechas por estudiantes que se identifican con la izquierda; los estudiantes de la derecha hicieron solo 3 citas (10%) y los del centro solo 1 (0.3%). Entre los estudiantes de la izquierda, el partido más citado es PT (13 citas), pero también fueron citados partidos más a la izquierda del PT, como PSOL (8 citas), PSTU, PCR y PCO (1 cada uno de ellos). Cabe señalar que el único partido mencionado por estudiantes que se ubican en el centro y en la derecha es el NOVO, un partido alineado con el ultraliberalismo económico, fundado en 2011 por personas que no tenían una trayectoria pública. Esto corrobora los resultados obtenidos por el Latino barómetro 2018, que constató que un 73% de brasileños no menciona partidos al citar su voto.

Visiones de la estructura social

Postulamos inicialmente que, los aspectos subjetivos vinculados a la polarización presente en la crisis política podrían entenderse a partir de las diferentes formas en que las personas perciben el conflicto. El análisis de a cuáles sectores sociales representaría cada partido, podría arrojar luz sobre estos puntos de vista. Por lo tanto, se puede ver (Tabla 8) que una grande parte de los estudiantes de izquierda, creen que su partido de simpatía representaría a los sectores socialmente desfavorecidos (63% se refieren a minorías sociales oprimidas etc., 13% clase media baja y 10.9% a los pobres) y consideran a los partidos de derecha como el principal antagonista (84.2%).

En el otro extremo político, los estudiantes de derecha creen que su partido representa a toda la población (85%) y colocan como antagonistas tanto a los partidos de izquierda (50%), como a los partidos políticos tradicionales (27, 8%).

Finalmente, los estudiantes que se ubicaron en el centro del espectro político consideran que sus partidos de simpatía representan, al igual que la derecha, a toda la población (52.3%), pero un pequeño grupo se refiere a las minorías sociales oprimidas (28.6%) y a los pobres (4.8%) como lo hace la izquierda. Con respecto a los partidos antagonistas, estos estudiantes también muestran poca consistencia: Así, un tercio (33.3%) dice que no sabe, un 23% considera opuestos a todos los partidos, mientras que el 30,8% restante de los estudiantes en este grupo coloca como partidos opuestos a los partidos de la derecha.

En los estudios realizados en las elecciones de 1992 y 1996, Camino, Silva y Souza (1998) observaron que el tipo de visión que tenían los electores sobre la estructura social del conflicto estaba relacionado con las ideologías de sus partidos de simpatía. Por ejemplo, los que se identificaron con los partidos de izquierda, en ese período, opusieron los trabajadores urbanos y rurales a los partidos de derecha que representarían industriales, banqueros y terratenientes, es decir, al capital. Este no parece ser el caso con los resultados actuales, donde subyace en la izquierda de hoy una visión que opone fundamentalmente las víctimas de la injusticia social a los partidos de derecha que serían los victimarios.

Estos datos parecen reflejar los cambios en la situación sociopolítica que han ocurrido en las últimas tres décadas en Brasil. De hecho, la idea de un partido de trabajadores surge en los años 1980, a partir de las huelgas de los obreros metalúrgicos en São Paulo, cuyo liderazgo era Lula. No es sorprendente que los partidarios del PT en ese momento tuvieran una visión de la lucha política en términos de clases sociales. Pero han pasado casi 40 años y el PT ha sido gobierno durante más de 12 años, lo que hizo que las luchas sindicales, paradojalmente, perdieran protagonismo. Lo que surgirá en estas últimas décadas es un conjunto de luchas de diferentes minorías sociales: feministas, movimiento gay, personas sintecho, sintierra, movimiento negro, indígenas etc. De hecho, el PT asumió esta nueva orientación, redefiniéndose en 2015, en sus estatutos, como una asociación partidaria que lucha por eliminar la desigualdad y la injusticia social. Este estudio constata que, la matriz ideológica que actualmente subyace a la simpatía por los partidos de izquierda es la visión de los conflictos políticos en términos de injusticia social, y como su principal enemigo, permanece las políticas de derecha.

Al otro lado del espectro político, en la derecha, parece configurarse una forma de percibir el conflicto político en el que los intereses reales de la población, en general, se ven frustrados por la corrupción y mala administración de los partidos políticos de izquierda en primer lugar, pero también de los partidos tradicionales, con la excepción del nuevo partido de derecha NOVO.

 

Conclusiones

Este trabajo tuvo como objetivo verificar cómo se construye e internaliza un locus de inteligibilidad de la política en una situación de crisis. Específicamente, nos preguntamos cómo la actual lucha ideológica en Brasil se traduce en las opiniones de los jóvenes universitarios sobre los tipos de conflicto presentes en la crisis. En la perspectiva psicosociológica, es necesario articular los aspectos psicológicos con la percepción de los factores económicos, sociológicos y políticos inherentes a la crisis en Brasil.

Así, en lo que se refiere a la economía, se considera que uno de los factores de la crisis política fue provocada por el fracaso del primer gobierno de Dilma (2011-2014) en contener los efectos de la crisis financiera internacional (2008-2009). El debate sobre quién fue el responsable hizo parte de la crisis. Pero cualquiera que fuese la causa, las élites económicas, especialmente el bloque financiero, decidieron disociarse del pacto más o menos implícito que habían suscrito durante la gestión del PT (Teixeira & Pinto, 2012).

La dificultad en administrar la crisis económica produjo insatisfacción en diversos sectores sociales. Por un lado, la clase media percibió su "posición de clase" (Bourdieu, 2004) amenazada por el ascenso de la clase baja apoyadas por las políticas públicas de incentivos directos a los sectores populares del PT (Estanque, 2017; Pochmann, 2012). Así, en un estudio con la población brasileña, Lima, Lins y Monteiro (2018) observaron que las personas con los ingresos más altos fueron las que se sintieron más afectadas por la crisis, cuando en la realidad no sufrieron pérdidas objetivas. Pero los sectores populares también sintieron los efectos de la mala administración de la crisis económica tanto en el primer gobierno Dilma como principalmente en el segundo, debido a la austera política económica y sus efectos de cortes en políticas públicas, como habitación, educación y salud.

 Al nivel político, la derrota del PSDB (un partido socialdemócrata liberal) por un pequeño margen en las elecciones de 2014 creó un terreno fértil para las élites económicas y los partidos de derecha y centro derecha (algunos de los cuales habían sido aliados del PT) para comenzar una lucha política y poner fin a la hegemonía electoral que ejerció el PT durante 12 años, forzando la destitución de Dilma con una justificativa muy frágil. Pero ¿cómo las élites económicas y los partidos de derecha lograron aprovechar esta insatisfacción para movilizar a una buena parte de la población, cuando todo indica que la ideología liberal, por si misma, no tendría esa capacidad movilizadora (Malka, Lelkes, & Soto, 2019)?

En Brasil, al igual que en otros países latinoamericanos, el proceso anticorrupción desempeñará un papel decisivo, especialmente cuando la operación judicial Lava Jato, coordinado por una justicia tendenciosa y políticamente interesada, centrará sus ataques en torno a Lula y el PT (Silva & Castro 2020). En este proceso de culpabilización, los medios y las redes sociales jugaron un papel decisivo.

El desdén premeditado con que gran parte de los medios trató a Dilma y a Lula fue enorme. Baste decir que las portadas de las revistas conservadoras, a menudo, mostraban al expresidente Lula vestido estereotipadamente como un presidiario y a Dilma sola y desamparada, antes de cualquier veredicto de la justicia (Nascimento & col. 2016). Pero, también se debe a las redes sociales la intensa polarización que se observó durante la crisis. Estas redes se estructuraron en forma de subredes, en gran medida altamente profesionales y con gran apoyo financiero por parte de la derecha, en torno a intereses políticos comunes. Así, en cuanto las noticias circulaban fuertemente polarizadas a favor y en contra del impeachment y la condena de Lula, las personas se exponían selectivamente a las informaciones de su propio grupo, lo que facilitó el mantenimiento de puntos de vista similares entre los participantes de cada subred y totalmente opuestos a los miembros de las otras redes. Por otro lado, especialmente en las redes de la derecha, se hizo un uso descontrolado e ilegitimo de fake news, que tienen un mayor poder de repercusión que las noticias reales, ya que lo extravagante y lo raro atraen más la atención que los acontecimientos comunes (Hamilton, 1981).

Así dada la contienda política, los datos de este estudio muestran la existencia de una fuerte polarización política. Por un lado, los jóvenes universitarios identificados con la izquierda creen que la causa de la crisis fue estrictamente política, consideran que las figuras de Dilma y Lula son dignas de respeto y que serán recordadas como personas que contribuyeron a la historia (especialmente Lula). Por otro lado, los estudiantes de la derecha están convencidos de que la crisis es moral (el PT era corrupto) y que la gran figura en esta crisis fue el juez Sergio Moro. Los estudiantes que se ubicaron en el centro no muestran un patrón determinado en sus opciones políticas. Se ubican en el centro especialmente en la situación ideal como indicando distanciamiento de la disputa política real. Con la derecha tienden a coincidir en que no conocen ni reconocen los partidos actuales y que sus partidos representarían a todos los ciudadanos por igual. Con la izquierda tienden a coincidir en que sus partidos opuestos serían preferentemente los de derecha, aunque no reconozcan a ningún partido. En este sentido, este subgrupo de jóvenes de centro, tienden a coincidir con el moralismo de la derecha y con la recusa genérica del establishment político, aunque una parte de ellos recusa específicamente a los partidos más liberal/conservadores.

Los resultados corroboran lo afirmado en el inicio del trabajo: la forma en que el individuo se ubica en el espacio político será muy importante para comprender qué significado le dará a la crisis. Así para los estudiantes de izquierda la crisis consistió en una confrontación política entre las minorías sociales oprimidas y la política neoliberal de los partidos de derecha. Para los estudiantes de derecha la sociedad estaría amenazada por las políticas corruptas e incompetentes de los partidos de izquierda. Es interesante señalar que este estudio muestra la existencia de un grupo significativo de estudiantes (en torno de 20%) que se coloca claramente a la derecha, algo que tendría sido imposible de ser observado hace 30 años en una universidad federal. De hecho, la visión de estos estudiantes es totalmente sistémica. Para ellos los partidos de derecha representarían a toda la población y se opondrían a los partidos de izquierda que tiende a ideologizar e introducir divergencias. Ya los estudiantes que se ubican en el centro y que en su mayoría no se identifica con ningún partido real rechazan tanto los partidos tradicionales, incluido el PT, como no concuerdan con ningún partido nuevo y muestran tener una visión inmediatista, despolitizada de la crisis. De hecho, el antipetismo junto con el rechazo de los partidos tradicionales abrió el espacio para el surgimiento de figuras populistas de extrema derecha, capaces de movilizar a las personas principalmente indefinidas políticamente y conservadoras, contra los valores y logros progresista del 1988. Los resultados de las elecciones presidenciales, dos meses después de este estudio, lamentablemente confirman nuestra predicción (Fuks, Ribeiro, & Borba, 2021; Setzler, 2021).

Finalmente, se puede concluir afirmando que este estudio muestra la importancia de la auto ubicación en el espectro político, asociado a las representaciones de la estructura social del conflicto como una matriz ideológica que subyace al comportamiento político de los ciudadanos. Aunque se observa una defección tanto en la identificación partidaria como de los propios partidos, y un cambio en la forma en que esta se manifiesta en las últimas décadas, ésta continúa teniendo un papel importante, ya sea por su presencia o ausencia, en la percepción de la realidad política y en las consecuentes actitudes de los ciudadanos. Se deben realizar nuevos estudios para mostrar cómo se desarrollan estas representaciones en las inserciones sociales que tienen lugar en las relaciones intergrupales que, a su vez, se realizan en las relaciones políticas y de producción (Camino & Costa, 1995).

 

Referencias

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Submissão: 13/06/20
Aceite: 03/09/21

 

 

1 Un estudio del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística [IBGE] (2012), o PNAD, da cuenta que entre 2009 y 2011 se redujo la brecha entre ricos y pobres, aunque la distancia aún es enorme, porque los ricos ganaron 87 veces más en 2011 que los más pobres, contra 107 veces más en 2009.
2 Podemos colocar como un ejemplo actual los resultados en Chile de las elecciones para la Convención Constituyente (15-16/05/2021): los partidos tradicionales de derecha (UDI) y de centro izquierda (PS) que venían alternándose el poder después da la dictadura de Pinochet, obtuvieron menos de un tercio de los votos.

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