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Universitas Psychologica

Print version ISSN 1657-9267

Univ. Psychol. vol.9 no.2 Bogotá Aug. 2009

 

 

Representaciones sociales del habitante de la calle*

 

Social representations of homeless people

 

 

Oscar Navarro Carrascal**; Marta Gaviria Londoño

Universidad de Antioquia, Medellín, Colombia

 

 


RESUMEN

En el presente artículo nos interesamos en el análisis de las representaciones sociales de objetos socialmente importantes, como es el caso de la vulnerabilidad. A través de este enfoque buscamos entender como las personas conciben y explican los diferentes aspectos del vivir en la calle. Para ello, se entrevistaron 100 personas y su producción semántica fue analizada a través de un análisis estructural de representación social. Se encontró que existen por lo menos dos tipos de representación social del habitante de la calle: una “compasiva” y otra “temerosa”.

Palabras clave autores: Representación social (RS), Habitante de la calle, Análisis estructural de representación, Núcleo central de RS, Sistema periférico de RS.

Palabras clave descriptores: Representaciones sociales, Personas indigentes, Funcionalismo (Ciencias Sociales).


ABSTRACT

In the following text, we will work on the social representations analysis of socially important subjects as social vulnerability. Through this objective, we try to understand how the people conceive and explain the different aspects of living in the street. With this purpose, 100 people have been interviewed, which semantic production has been analyzed through a structural analysis of social representation. At least two kinds of the “living in the street” social representation have been found: a “sympathetic” representation and a “timorous” representation.

Keywords authors: Social representation (SR), People living in the street, Structural analysis of representation, Central stone of SR, Peripheral system of SR.

Keywords plus: Social representations, Destitute, Functionalism (Social Sciences).


 

 

Introducción

El termino Representación ocupa un lugar de importancia en Psicología, así como en las Ciencias Sociales y Humanas en general. Inspirada en la tradición sociológica de Durkheim, la idea de conocimiento o de saber especifico, fue retomada en el trabajo fundador de Serge Moscovici de 1961 “El psicoanálisis, su imagen y su publico”, que introduce la noción de Representación Social (RS en adelante). La noción de representación social se diferencia de la de representaciones colectivas en tanto las primeras son más dinámicas y cambiantes. Por otra parte, las representaciones colectivas obedecen a contextos sociales extensos, en tanto que las representaciones sociales son restringidas, limitadas, propias a los grupos sociales; las representaciones sociales obedecen al consenso intra-grupo en oposición al consenso inter-grupos, propio de las representaciones colectivas (Moliner, Rateau & Cohen-Scali, 2002). Las representaciones sociales se construyen en la diferencia existente al interior de una sociedad en relación a un objeto social. Ellas nacen del debate, de las diferencias entre grupos que comparten un mismo contexto social, en función a la experiencia que ellos tienen de un objeto de representación. En ese sentido, las representaciones sociales están íntimamente relacionadas con la experiencia (social), en tanto que ellas influencian y orientan las acciones. Ellas definen la particularidad de un grupo.

En este sentido los Habitantes de la Calle, en tanto población excluida que interpela la cotidianidad de muchos citadinos, puede constituir un objeto de representación social. Muchos son los interrogantes que se generan en torno a la “decisión” o el hecho de vivir en la calle y lo que eso implica en términos estéticos y morales; explicaciones del sentido común intentan dar respuesta a esta situación y es eso lo que constituye la base del conocimiento comprendido en las representaciones sociales. Como primer elemento tenemos que la exclusión social se basa en un fenómeno conocido como la estigmatización. Para Goffman (1980), estigma es una situación del individuo inhabilitado para una plena aceptación social. Los griegos, crearon el término estigma para referirse a signos corporales con los cuales se intentaba exhibir algo malo y poco habitual en el estatus moral de quienes los presentaban. Actualmente, es utilizada ampliamente de una manera cercana al sentido original del término, pero designa principalmente al mal en sí mismo y no a sus manifestaciones corporales. De la mano de este fenómeno, la extinción (o exterminio) como un continuum social de la exclusión, de acuerdo con la perspectiva de autores como Fleury (2003), expresa un método de invisibilización, donde lo que se extingue cobra la apariencia de autoeliminación casi natural. Ésta parece tener un efecto más hondo: la profunda desestructuración subjetiva que genera una fuerte dificultad de actuar, constituyendo lazos colectivos (Mota, 2003). Esto tiene grandes repercusiones en la reflexión acerca de las políticas públicas de asistencia social, en tanto que es posible que la realización de prácticas asistenciales de ayuda e inserción, se puede convertir en una “trampa” para las instituciones, si mediante ellas eluden políticas preventivas dirigidas a evitar que la gente caiga en tales condiciones de exclusión (Castel, 2004), o perpetuar la formas de la misma si no es capaz de descifrar los códigos sociales comprendidos, entre otras, en las representaciones sociales.

 

Presupuestos y definición de representación social

Un primer presupuesto es el hecho de la existencia de una división interna al interior de las sociedades. Así, toda sociedad esta marcada por la cohesión social, por las relaciones de dependencia y de poder. El resultado de estas formas de relación es la diferenciación de grupos, de roles, de estatus, de profesiones, de castas, de clases, etc., al interior de la colectividad. De esta manera, los unos necesitan a los otros, pero los unos no se confunden con los otros: la complementación y la diferenciación son dos operaciones solidarias y complementarias. Por otra parte, partimos del presupuesto que expone que cada grupo humano, en una época determinada, codifica y decodifica su experiencia del mundo de una manera especifica, llevando la marca de las relaciones sociales. En ese sentido toda sociedad construye de manera especifica la realidad que experimenta, en aras de apropiársela para afrontarla, dominarla o acomodarse a ella (Berger & Lucckman, 1996), es decir se la representa: “no existe a priori una realidad objetiva. Toda realidad es representada, es decir, apropiada por los individuos y los grupos, reconstruida en sus sistemas cognitivos, integrada a sus sistemas de valores dependiendo de su historia y del contexto social e ideológico que los rodea. Y es esta realidad apropiada y reestructurada la que constituye para ellos la realidad misma” (Abric, 1994, p. 12).

Las representaciones sociales son formaciones cognitivas socialmente producidas, y por extensión, socialmente diferenciadas, es decir, estas no pueden entenderse separadamente de los procesos de comunicación y de las formas de socialización. Definida como un proceso cognitivo, la noción de representación social marca fuertemente el carácter social del proceso de construcción del conocimiento. Para Jodelet (1989, p. 36), las Representaciones Sociales son “una forma de conocimiento, socialmente elaborado y compartido, que tiene un objetivo práctico y de construcción de una realidad común a un grupo social”, lo que enfatiza su condición de modalidad de pensamiento específicamente social.

En la misma vía, Fischer (1997, p. 167) define las representaciones sociales como “construcciones sociales de saberes ordinarios elaborados a partir de valores y creencias compartidos por un grupo social, dando lugar a una visión del mundo que se manifiesta en el seno de las interacciones sociales1. De esta manera la noción de RS hace referencia a fenómenos colectivos irreductibles a fenómenos individuales.

De manera general podemos identificar dos características de las representaciones sociales (Rouquette & Rateau, 1998): su carácter histórico, es decir, el hecho que ellas son producto de la historia y participan al mismo tiempo a su transformación. Y el hecho que ellas provienen de relaciones inter-grupos o de las posiciones sociales de los sujetos. Así mismo, las representaciones sociales tienen como características las siguientes (Flament & Rouquette, 2003): como primera medida, una RS es un conjunto organizado, es decir, no se trata de una colección de elementos cognitivos, sino de una estructura. En segundo lugar, una RS es colectivamente producida por un proceso global de comunicación (intercambios interindividuales y exposición a la comunicación de masa). De esta característica se desprende la tercera y es que toda RS es compartida por los individuos de un mismo grupo social. Y por último, una RS es socialmente útil. Su finalidad se define en tanto que las RS son sistemas de comprensión y de interpretación del entorno social, por un lado, y ellas intervienen en las interacciones entre los grupos al respecto de un objeto social.

Por otra parte, a las representaciones sociales se les atribuye la función de construcción, de organización, y de comunicación del conocimiento. Pero fundamentalmente, su función es la de permitir la adaptación del individuo a su contexto físico y sociocultural. En resumen, las representaciones sociales permiten la comprensión del mundo en tanto ellas son: organizadoras de la experiencia, reguladoras de la conducta y dadoras de valor.A partir del trabajo de Jean-Claude Abric (1976), aplicando una metodología experimental y manteniendo el marco teórico propuesto por Moscovici, se generó un desarrollo importante de los estudios de representación social. Según este enfoque cuando hablamos de representaciones sociales, hacemos referencia a dos componentes: los elementos constitutivos o contenido (en términos de Moscovici, de informaciones y actitudes), y las relaciones que mantienen esos elementos u organización (campo representacional para Moscovici). Es justamente la dependencia de los elementos que componen las representaciones sociales la que establece su coherencia, y es a partir de ahí que se genera su sentido. Así, el estudio de representación social implica conocer no solamente sus elementos sino también las relaciones que ellos establecen, por un lado, y por otro, implica conocer la jerarquía establecida entre estos elementos, pero también entre las relaciones.

El principal postulado expone que las representaciones sociales funcionan como una entidad organizada alrededor de un núcleo central (Abric, 1994). Moscovici había demostrado la importancia de un proceso llamado de “objetivación” dentro de la formación de las RS, según el cual el individuo privilegia ciertas informaciones en detrimento de otras, al tiempo que las descontextualiza. Esta información readaptada forma un “núcleo figurativo” de la representación; es decir, una estructura jerárquica que contiene una imagen naturalizada del objeto representado. Abric retoma esta noción pero no desde su aspecto procesal, sino como contenido de la representación y es así como el núcleo figurativo se convierte, según la perspectiva estructuralista, en “núcleo central”. Se parte de la hipótesis según la cual las representaciones sociales poseen una organización interna. Esta organización esta marcada por la existencia de una jerarquía entre sus elementos e incluso entre las relaciones que éstos establecen. De esta manera, reconocemos dos sistemas:

• Un sistema central o núcleo central que determina la organización y el significado de las representaciones sociales. Este sistema central está asociado a los valores y a las normas (condiciones históricas e ideológicas) y se caracteriza por su estabilidad (perennidad). Tiene tres funciones: es generador de sentido; es decir, que crea y transforma el significado de los otros elementos. Es también organizador en tanto que determina la naturaleza del lazo existente entre los elementos de la representación social. Este sistema es estabilizador de la RS y por extensión de la identidad grupal. Finalmente, el nodo central posee dos dimensiones: una dimensión normativa en la cual se encuentran los elementos socioafectivos e ideológicos, fuertemente marcados al centro de la representación social. Encontramos, igualmente, una dimensión funcional que tiene una finalidad operacional dirigida hacia la idea de funcionamiento del objeto de representación.

• Un sistema periférico fuertemente relacionado con el contexto inmediato de la representación social. Este sistema tiene tres funciones (Bonardi & Roussiau, 1999): la prescripción de las conductas que permiten al sujeto saber cual tipo de comportamiento es pertinente o no, en el contexto y la situación social. Permite la adaptación de la representación social; es decir, la personalización, la apropiación que hacen los sujetos de ella. Finalmente, funciona como un sistema de defensa del núcleo central, frente a los cambios del contexto social. Este sistema periférico permite el anclaje de la RS en el grupo, dándole su carácter particular.

 

Objetivo

Abordar la cuestión del habitante de la calle como objeto de representación, implica entender esta situación como un objeto de debate y conflicto social. Si bien podemos decir que no hay representación sin objeto, podemos afirmar también que hay objetos sin representación. Esto es, que pueden existir ciertos objetos que no hayan suscitado, dentro de un grupo dado, la emergencia de una RS. Esta es la hipótesis que nos preocupamos en explorar tratando de saber si un objeto de interés social, como lo es la existencia de una población de personas que viven en la calle en condiciones de marginalidad, ha generado una representación social (saber especifico que guía las acciones y los juicios) o no, en la ciudad de Medellín. En ese sentido buscamos explorar el campo semántico con el cual los medellinenses se refieren y definen al “habitante de la calle”, y a partir de allí identificar la estructura subyacente al contenido de la representación social del habitante de la calle, que le da el sentido y la particularidad al grupo entrevistado.

 

Método

Para este estudio se entrevistaron 100 personas, estudiantes universitarios de Ciencias Sociales y Humanas y de Ciencias de la Salud. Si bien es claro que no es una muestra representativa de los medellinenses, en este caso y dado el enfoque teórico y metodológico elegido, lo que se favoreció fue la diversidad social y disciplinar de los sujetos. Se trata de una muestra heterogénea, estudiantes de medicina, enfermería, Psicología, Trabajo Social, Antropología y técnicos en análisis de sistemas de salud. La heterogeneidad nos permite explorar la existencia de una representación social, a partir de la homogeneidad semántica en torno al objeto. El alcance del análisis es limitado y corresponde a un estudio exploratorio, que busca identificar la existencia o no de una eventual representación social del habitante de la calle.

El método que se utilizó para explorar la RS del habitante en situación de calle, fue de Análisis Prototípico y Categorial de Representación Social, desarrollado por el profesor Pierre Vergès (CNRS, Francia). Para la recolección de la información se propuso a los entrevistados una tarea de asociación libre de palabras, evocadas a partir de la palabra inductora “Habitante de Calle”. La premisa invitaba a declarar todas las palabras o expresiones que a los entrevistados se les ocurriera, cuando pensaban en esta palabra inductora. La hipótesis de partida de esta técnica de recolección de información es la existencia de un funcionamiento cognitivo, a partir del cual “algunos términos son inmediatamente movilizados para expresar una representación” (Vérges, 1994, p. 235). En efecto, el carácter espontáneo y proyectivo de esta técnica permite acceder a los elementos que hacen parte del universo semántico del objeto de estudiado (Abric, 1994).

A partir de la lista de términos evocados, se realiza un análisis lexicográfico que pone en evidencia el “prototipo” de la representación, que busca descubrir la organización del contenido, cruzando dos indicadores: la frecuencia de aparición de los ítems en la población encuestada, con el rango de aparición de estos ítems (definido como el rango promedio calculado sobre el conjunto de la población), es decir, determinar si la palabra fue evocada en primer lugar, en segundo, etc. Este análisis genera un cuadro de dos entradas como el siguiente:

 

 

La interpretación que se hace es que los elementos que tienen una alta frecuencia y débil rango promedio de aparición (porque fueron citados en los primeros lugares) son los elementos que hipotéticamente constituyen el núcleo central de la RS. Los elementos del periférico 1 ayudan a operacionalizar o contextualizar los elementos del núcleo central, y tienen un grado de importancia en tanto que o son palabras con una fuerte frecuencia de evocación (consensuales en el grupo) o fueron citadas en los primeros lugares, es decir, accesibles en el campo representacional. En el periférico 2 está la mayor cantidad de palabras que enriquecen el campo semántico de referencia del objeto, pero que están en último lugar en la escala jerárquica.

Estos indicadores dan dos tipos de información diferente: de un lado, una dimensión colectiva ya que se trata de términos fuertemente consensuales y, de otro lado, una dimensión individual, ya que se trata de una distribución estadística hecha sobre la base del orden establecido por los sujetos. Basados en estos resultados se puede realizar un análisis de categorías que ponga en evidencia los temas o las unidades de sentido que organizan la RS para el grupo.

 

Resultados

Este grupo produjo 733 palabras o expresiones de las cuales 319 son palabras diferentes, es decir, un promedio de 6.4 palabras diferentes por persona. A partir de este primer corpus, realizamos un análisis del prototipo de la RS del habitante en situación de calle en este grupo, según la técnica Vergès descrita anteriormente, con el fin de reconocer la jerarquía de los elementos que la componen y plantear una hipótesis sobre su estructura (organización), permitiéndonos comprender el sentido particular que para este grupo tiene la RS.

Obtenemos, luego del análisis de prototipicidad, un segundo corpus de 32 palabras (véase Figura 2); las más importantes para referirse al objeto de representación. En primer lugar descubrimos que el núcleo central está formado de tres palabras; dos de ellas (indigentes y gamín) hacen referencia a las denominaciones que comúnmente se usan para nombrar a las personas que viven en la calle; la otra, “pobreza”, hace referencia a la condición socioeconómica propia del que vive en la calle, pero que no es exclusiva de esta población. Esta palabra expresaría una preocupación general.

 

FIGURA 2
Prototipo (rango X frecuencia) de la RS del HSC2

 

En el periférico 1 encontramos otras denominaciones utilizadas para nombrar y categorizar a las personas que viven en la calle. Son denominaciones negativas que expresan la diversidad de percepciones o la percepción de diferentes características de esta población: unas hacen referencia a la condición económica (mendigos), otras a la condición social (marginados, desplazados), otras a la condición de salud mental (locos), otras a la apariencia (desechables) y, por último, otras, a la relación que establecen con las drogas. La necesidad de categorizar, de reducir la complejidad de darle forma a lo desconocido, a lo extraño, sabemos que es una característica propia del sujeto social que busca crear una visión coherente y clara de la realidad social para controlarla (cognitivamente hablando). Sabemos también que éste proceso de categorización de las personas (extrañas o extranjeras) se hace a través de una simplificación, de una reducción abusiva de las características del objeto que va a permitir y justificar las generalizaciones (véase la noción de estigma propuesta por Goffman (1980) presentada en la introducción del presente artículo).

A partir de esta primera lectura, un análisis de categorías sobre la base de la proximidad temática (concurrencia y similitud semántica) es propuesto para conocer los temas que componen la RS del HSC. Inicialmente surgieron seis categorías (véase Cuadro 1) organizando el sentido de las 32 palabras del prototipo. Como era de esperarse, la categoría “marginación social” es la que más palabras comprende y puede dividirse en dos subcategorías: “marginalidad social” y “marginalidad económica”, dado el carácter especifico de las palabras que las componen. En la primera, llama la atención la palabra “desplazados”, que hace referencia a una de las causas percibidas del por qué las personas llegan a vivir en la calle, y en la segunda la palabra más importante es “pobreza”, en tanto central. Además de la categoría “categorías sociales” que mencionamos anteriormente, encontramos una categoría que hace referencia exclusivamente a la drogadicción, lo que indica la importancia de este tema para referirse al habitante en situación de calle. Así mismo, sentimientos de compasión son expresados a través de las palabras “tristeza”, “soledad”, “injusticia”. Las necesidades o dificultades físicas que viven los habitantes en situación de calle son expresadas también, así como el tema de seguridad relacionada usualmente con esta población. Estos temas evocan al tiempo causas, consecuencias y una descripción del habitante en situación de calle, pero también de la condición del vivir en la calle.

 

 

Para comprender mejor el sentido de estos temas, siguiendo la hipótesis teórica de la existencia de un sistema central de RS, realizamos un análisis categorial que nos permitiera ver la jerarquía (peso) entre estas categorías y otras que surgieron (véase Cuadro 2). Otro indicador utilizado para probar la hipótesis de centralidad en las cogniciones que hacen parte de la RS del HSC, fue el de la de similitud que nos permitía ver el tipo de relaciones establecidas entre las categorías. Recordemos que las RS se definen como un conjunto de elementos cognitivos que se relacionan entre sí; así que no solamente son los elementos de contenido y su jerarquía la que define el significado de la representación, sino también las relaciones y sus jerarquías. Para realizar este análisis, se calculó un índice de similitud sobre la base del criterio de coocurrencia; es decir, el número de veces en que las categorías fueron evocadas juntas. Con este índice de similitud calculado, es posible realizar un Graph de similitud que exprese gráficamente las relaciones establecidas por los elementos de contenido de la RS (véase Figura 3). Tres rangos han sido identificados, expresando diferentes niveles de importancia de las relaciones, representados gráficamente por el grosor de la línea. En este nuevo análisis, que incluye todas las palabras evocadas por el grupo, surgieron tres categorías nuevas que no están representadas en el prototipo y que hacen referencia a la percepción del vivir en la calle como un “estilo de vida”, atribuyéndole aspectos incluso positivos, de carácter “romántico” (aventureros, libres, exploradores, etc.), una elección de vida o una forma de vida.

 

 

También surgió la categoría “lugares” que menciona los sitios en los cuales los habitantes en situación de calle viven o pasan su tiempo (garajes, puentes, centro, zonas deshabitadas, etc.). Finalmente la categoría “apariencia” que hace referencia a la percepción del aspecto físico de los habitantes en situación de calle, pero sobre todo a la higiene, necesariamente descuidada, en esta población.

 

 

La categoría con más riqueza semántica, es decir, la que más palabras contiene, es indiscutiblemente la de “marginación social” (34.5% del total de palabras diferentes evocadas), seguida en su orden por las categoría “seguridad” (12%), “categorías sociales” (11%), “estilo de vida” (11%) y “sentimiento/compasión” (10.7%). En cuanto al porcentaje de evocaciones la categoría “marginación social” es nuevamente la mas importante (34% de las evocaciones), seguida de la categoría “categorías sociales” (18.4%). Sin embargo, cuando se trata del porcentaje de evocación de las palabras más salientes (o frecuentes), es la categoría “categorías sociales” que aparece como la más importante (73%). Esto se explica en tanto dos de sus palabras constitutivas (gamín, indigentes) pertenecen al núcleo central del prototipo y, como ya lo anotamos anteriormente, entre las palabras más frecuentes encontramos otras denominaciones del habitante en situación de calle (desechables, por ejemplo). Otra categoría altamente formada por palabras frecuentes (consensuales en el grupo) es la categoría “drogadicción” (64%), seguida de “necesidades físicas” (51%). Este último dato nos permite ir configurando la hipótesis de la existencia de una representación dividida del habitante en situación de calle en este grupo de no-implicados. Como elementos centrales continúan estando la condición de marginalidad socioeconómica y las categorías sociales (denominaciones) que permiten “nombrar” el objeto, pero pareciera que hay dos tendencias para comprender, o que operacionalizan, el rol central de estas dos categorías.

Un análisis de similitud (Moliner et al., 2002) que explora las relaciones fuertes de proximidad o semejanza, entre dos elementos de una RS a fin de evidenciar la estructura subyacente a la organización de ésta, nos permitirá reconocer las relaciones de sentido que este grupo establece entre las categorías. Este análisis se basa en un índice de co-ocurrencia; es decir, en la medida en que las personas citaron dos elementos juntos. El análisis de similitud que surge de este indicador nos permite elaborar un Graph3 de similitud (Flament & Rouquette, 2003) que expresa las relaciones y su jerarquía (Gráfico 1).

Una primera lectura nos permite corroborar la centralidad de la categoría “marginación social” que, recordemos, contiene entre sus ítems la palabra “pobreza”, central en el prototipo de la RS. Esta categoría está fuertemente relacionada con la categoría “categorías sociales” compuesta por las palabras “indigentes y gamín”, igualmente centrales en el prototipo de la RS del HSC para este grupo de no implicados. Notamos también que la categoría “lugares” sale del panorama debido a su débil capacidad de relación. La categoría “marginación social” establece, además, relaciones fuertes con las otras categorías, en su orden: “seguridad, necesidades físicas, sentimiento/compasión, drogadicción”, en un primer lugar y seguidamente, relaciones menos fuertes con las categorías “apariencia y estilo de vida”. Notamos además el rol de importancia de la categoría “drogadicción” que, como lo dijimos anteriormente, puede jugar un rol de importancia en la explicación del sentido de la RS del HSC.

De esta manera podemos decir que, para los no implicados, un habitante en situación de calle es un “gamín o indigente” (categorías sociales) que ha sido “marginado” por razones de pobreza o de desplazamiento forzado, que vive “necesidades y dificultades físicas”, tales como experimentar “hambre” y “frío”. Esa percepción de necesidades y dificultades físicas propias del vivir en la calle generan sentimientos de compasión tales como “tristeza e injusticia” (clic “marginación-necesidades físicas-sentimiento/compasión”). Sin embargo, por otro lado, esos “gamines e indigentes” marginados pueden generar un sentimiento de inseguridad, expresados a través de sentimientos como el “miedo” o la vivencia de actos de “violencia”, específicamente el “robo”.

Podríamos pensar entonces que la primera tendencia puede estar en relación con la posibilidad de actuar en favor de o juzgar necesario (actitud favorable) la puesta en marcha de estrategias de ayuda a esta población (altruismo propio de la compasión). La segunda tendencia, marcada por la temática de la “seguridad”, puede estar en la base de la exclusión caracterizada por el aislamiento o evitación con respecto a esta población, e incluso en la ideología de la discriminación que validaría las prácticas de exterminio social. Vemos como esta segunda tendencia se ve reflejada en la relación (clic) que establecen las categorías “marginación-seguridaddrogadicción”, en primer lugar, y en segundo lugar, el clic “marginación-seguridad-apariencia”. En este caso este sentimiento de inseguridad está relacionado con las prácticas de consumo de sustancias psicoactivas en los habitantes en situación de calle, quienes pueden perder la noción de la norma por estar bajo efectos de estas sustancias, o según una creencia generalizada, “son capaces de hacer lo que sea con tal de obtener dinero para consumir”. Así mismo la apariencia del habitante en situación de calle y particularmente su mala higiene, hace que las personas tengan temor de ellos. En palabras de un entrevistado:

un habitante de la calle, simboliza inmediatamente en mi mente, al gamín, desechable, loco drogadicto y persona peligrosa que vive por lo general alterando el curso normal de la vida y que además viven o duermen debajo de un puente o junto a un garaje de taller o de zona deshabitada en las noches.4

En síntesis, la RS del HSC en los sujetos de nuestra muestra se desarrolla en lo que podríamos llamar una doble tendencia o, eventualmente, en una paradoja: por un lado, la compasión que despierta la percepción de las dificultades que implica el vivir en la calle (frío, hambre), pero, por otro, el sentimiento de inseguridad que genera la percepción de unas personas sucias y desarregladas que consumen drogas todo el tiempo y que pueden constituir una amenaza.

 

Referencias

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Recibido: mayo 20 de 2009
Revisado: septiembre 1 de 2009
Aceptado: septiembre 20 de 2009

 

 

Para citar este artículo. Navarro Carrascal, O. & Gaviria Londoño, M. (2010). Representaciones sociales del habitante de la calle. Universitas Psychologica, 9 (2), 345-355.
* Proyecto realizado dentro del convenio entre la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Antioquia y la Alcaldía de Medellín.
** Correos electrónicos: oscar@navarrocarrascal.net; gaviria.marta@gmail.com
1 La traducción y las cursivas son nuestras.
2 HSC: habitante en situación de calle.
3 Palabra utilizada en francés, no traducida.
4 Estudiante de Psicología, Universidad de Antioquia.

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