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Revista Mexicana de Orientación Educativa

versão impressa ISSN 1665-7527

Rev. Mex. Orient. Educ. v.5 n.13 México fev. 2008

 

 

La orientación profesional en América Latina. Fortalezas, debilidades, amenazas y oportunidades

 

 

Julio R. González Bello*

Universidad de Carabobo, Venezuela

 

 


RESUMEN

La Orientación Profesional y los profesionales de la Orientación en América Latina han tenido una trayectoria bastante significativa y trascendente en el desarrollo de nuestros pueblos. En casi todas las épocas de la historia contemporánea siempre ha existido una voz que ha reclamado y propuesto planes e ideas de cómo abordar el campo vocacional y las necesidades de Orientación en la población latinoamericana. Ciertamente en algunos países se ha avanzado más que en otros en la práctica de la Orientación, pero en líneas generales podemos decir que la encontramos afianzada, como profesión, en casi el 90 por ciento de los países de América Latina. En el presente trabajo se pretende mostrar algunas de las Fortalezas, Debilidades, Amenazas, Oportunidades de la Orientación y se hace una reflexión, desde la Americalatinidad, de los aspectos básicos que deben cubrirse para continuar avanzando como disciplina científica adaptada a los nuevos tiempos de la humanidad y concretamente a las particularidades de nuestra región.

Palabras clave: Orientación, Orientación Profesional, Orientación en América Latina1.


 

 

La Orientación Profesional y los profesionales de la Orientación en América Latina han tenido una trayectoria, aunque corta, bastante significativa y trascendente en el desarrollo de nuestros pueblos. Resulta apropiado señalar que este I Congreso Latinoamericano de Profesionales de la Orientación de Brasil coincide con la celebración de los sesenta años de la creación, en 1947, en Río de Janeiro, del Instituto Nacional de Selección y Orientación Profesional, por el reconocido psicólogo Emilio Mira y López (Gavilán, 2006; Melo-Silva et al., 2004). En este punto también es justo reconocer que en 1931 fue creado por Lourenço Filho el primer servicio estatal de Orientación Profesional en Sao Paulo (Carvalho, 1995; citado por Melo-Silva, 2004).

Sólo a manera de ejemplo podemos indicar que la trascendencia y pertinencia de la Orientación se puede comprobar cuando observamos que ha sido considerada de tal importancia que está incorporada en las Constituciones Nacionales de muchos de nuestros países. En Argentina llegó a alcanzar rango institucional cuando en 1949 fue incorporada en el artículo 37 de la Constitución Nacional (Gavilán, 2006). También en Brasil estuvo contemplada en la Constitución Federal de 1937 y en las Leyes Orgánicas de 1942, 1943 y 1946 (Grinspun, 2002: citado por Leal Melo-Silva, 2004).

En Venezuela, en el Proyecto de Ley Orgánica de Educación presentado el 2001 se considera el artículo 74 donde se expresa que se formulen normas para que se organice la Orientación Educativa en el Sistema Educativo Venezolano.

En sentido general la Orientación siempre ha sido considerada como una función de vital importancia para el desarrollo de los pueblos y, por supuesto, esto ha significado que desde América Latina y desde el mundo en general se han levantado voces que sugieren reconsiderar, redefinir y actualizar los parámetros básicos que sugieran un mejor desempeño de los profesionales de la Orientación y de la Orientación misma. La Orientación, como disciplina joven siempre ha estado en constante renovación, en constante cuestionamiento y en la búsqueda de paradigmas que nos permitan estabilizarnos y fortalecernos como una actividad científica propiamente dicha. Todo esto se ha sobredimensionado por la época de cambios bruscos en la que, afortunadamente, nos ha tocado vivir, donde definitivamente hemos empezado a ver nuestra propia realidad. Tradicionalmente habíamos venido observando nuestra realidad con lentes prestados de otras latitudes. Esta nueva percepción de la realidad implica para la Orientación, como lo señala Durant (2002), la creación de nuevos escenarios para la interacción interdisciplinaria y transdisciplinaria mediante una nueva dialéctica interdependiente.

Dentro de este ámbito de cuestionamientos recientes, sólo a manera de ejemplo, vale la pena mencionar algunos de los aspectos señalados por el Dr. John Krumboltz en una de las conferencias centrales de la Asociación Internacional para la Orientación Educativa y Vocacional (IAEVG, siglas en Inglés), celebrada en Berna, Suiza, en 2003, cuando indicaba que: 1) El objetivo de la Orientación Vocacional/Profesional es crear una vida satisfactoria, no tomar una decisión vocacional; 2) Los tests estimulan el aprendizaje, no deciden una ocupación, y 3) La Orientación debe estimular las acciones exploratorias.

Pero también es realmente satisfactorio ver como desde América Latina se han levantado voces de distinguidos profesionales que han señalado en forma brillante la necesidad de la Orientación, y que han hecho aportes significativos, tanto en el ámbito teórico como al nivel de la práctica que definitivamente tienden a consolidar nuestra profesión. Considero que nos debemos sentir satisfechos y orgullosos de lo que se ha avanzado en el campo de la Orientación en América Latina pero que por supuesto debemos estar conscientes de todo lo que nos falta por avanzar y de los esfuerzos que debemos hacer para seguir avanzando como se ha hecho hasta ahora. Y allí deberíamos concentrar nuestros esfuerzos.

Dentro de los esfuerzos latinoamericanos merece destacar, entre otros, el trabajo de Rodolfo Bohoslavsky quien en 1971 con su libro la Orientación Vocacional: La estrategia clínica, representó «un fundamento fundacional diseñado para confrontar con la rigidez y cientificidad de la estrategia psicotécnica» (Rascovan, 2004. p. 3).

Desde épocas más recientes, como algunas de las voces que intentan hacer propuestas dirigidas a fortalecer a la Orientación Profesional/Vocacional como disciplina, se pueden mencionar, desde Argentina, entre otros, a Sergio Rascovan, Marina Muller, Mirta Gavilán y Silvia Gelvan de Veinsten.

Rascovan (2004) nos hace reflexionar cuando nos sugiere que una de las principales tareas de los profesionales de la Orientación en estos tiempos es «deconstruir uno de los conceptos más fuertes que instituyeron los discursos y las prácticas de Orientación Vocacional, desde una perspectiva clínica. Se trata de la identidad vocacional/ocupacional» (p. 3), y nos aclara un poco el camino cuando formula preguntas básicas tales como «¿Es saludable hoy, establecer un dispositivo para instituir una identidad vocacional? ¿Acaso los grandes y graves cambios en la vida social en general y el mundo del trabajo en particular, no son una feroz interpelación a esas categorías conceptuales propias de otro contexto socio- histórico? (p. 3).

Muller (2003-2004), nos sugiere tres ideas que pueden resultar muy útiles en este proceso de redefinición de la Orientación. La primera está relacionada con que la Orientación Profesional no implica sólo encontrar un trabajo. La segunda tiene que ver con que «Orientar busca desalienar al sujeto, ayudarle a tomar conciencia de sí mismo como actor, ampliar sus márgenes de autonomía, comprometerse en proyectos de cambio» (p. 39), y la tercera nos refuerza la idea de que «construir proyectos personales no puede realizarse sin atender lo social» (p. 42), con todas las implicaciones del caso.

Gavilán (2006) nos refuerza la idea de que «la orientación vocacional ocupacional, en la actualidad no se limita a la orientación hacia el sistema educativo formal; su tarea se ha diversificado, ampliado y complejizado en los diferentes contextos nacionales e internacionales » (p. 25). Y como producto de la inquietud producida por la necesidad de encontrar un modelo lo suficientemente amplio, profundo y abarcativo, ella misma nos sugiere en su más reciente publicación un Modelo Teórico Operativo en Orientación, el cual se condensa en que «La orientación debe tener una estructura conformada por ejes, campos y saberes, que permita afrontar los problemas complejos de una realidad multifacética con aceptables posibilidades de resolución» (p. 193).

Gelvan de Veinsten (2006), en uno de sus más recientes trabajos nos ubica en nuestra condición latinoamericana y nos recuerda que el discurso de hace un tiempo atrás donde lo más común era decirle a nuestros estudiantes que «tu serás lo que has resuelto ser» parece no seguir teniendo vigencia, ya que las elecciones de vida están hoy en día condicionadas «a las posibilidades que cada uno tiene en su propia familia, clase social y patrones de cultura…» (p. 45).

Desde México, López Cardoso (2004) nos invita a abandonar el modelo desarrollista de la Orientación el cual sólo pretende convertir a la «Orientación vocacional en un instrumento al servicio del aparato productivo » (p. 23), para que así el individuo esté a disposición de las políticas de desarrollo económico que propongan los gobernantes. Esta misma opinión es reforzada por Tunnermann (1977) cuando en su oportunidad afirma que es necesario cambiar del paradigma del desarrollo económico al de desarrollo humano sostenible o, como afirma el brasileño Cristovan Buarque, «necesitamos competitividad económica pero, sobre todo, necesitamos dignidad social.»

Desde Venezuela también se hacen esfuerzos para redimensionar la Orientación, y una de las personas más connotadas, desde lo teórico, es Vilera (2004). En un sentido bastante general, la autora mencionada considera que ese repensar la Orientación significa revisar, desde una perspectiva transdisciplinaria, los fundamentos y principios racionales en los cuales está basada la profesión, y que además se promueva la búsqueda de nuevas teorías, enfoques, modelos y prácticas que den cuenta de esos panoramas culturales múltiples y cambiantes del presente. Y por otro lado, la consideración en la Orientación Educativa no solamente de lo relacionado con el rendimiento estudiantil y la adaptación social, sino incluir aspectos tales como: « Inclusión social, fortalecimiento de la democracia y el Estado de Derecho, promoción de los Derechos Humanos, la restitución de la vida pública con deberes y derechos, la cultura de la paz, el impulso económico con igualdad de oportunidades, la participación ciudadana activa en procesos culturales locales, regionales y nacionales».

También desde Venezuela, Vera (2003) ha venido insistiendo en la necesidad de desarrollar una pedagogía formal para la formación de los orientadores, sobre todo si consideramos las características especiales que caracterizan nuestra profesión.

Desde Chile, Olivera (2004) nos enfatiza la idea de que los cambios no pueden ser enfrentados sólo con actitudes y roles técnico. La orientación requiere generar personas con «conciencia crítica, autorreflexivas, emancipadoras, centradas en la acción cotidiana» (p. 2).

También desde Brasil, han surgido planteamientos interesantes que ameritan ser considerados. Entre estos están Melo-Silva y otros (2004) que nos invitan a enfrentar algunas debilidades de la Orientación y de las cuales podemos mencionar: «1) falta de claridad en la definición de las competencias del orientador profesional educacional en el ámbito de las carreras de Pedagogía y Psicología; 2) ausencia de políticas públicas eficaces que hagan más efectiva la implementación de servicios destinados a la mayoría de la población; 3) ausencia de programas de formación profesional en Orientación Profesional; 4) insuficiencia de investigaciones de naturaleza evaluativa sobre los procedimientos de intervención y sus resultados» (p. 35).

Es nuestra opinión que lo presentado hasta ahora representa lo urgente sobre lo cual los profesionales de la orientación debemos iniciar un proceso serio de reflexión que conduzca a propuestas viables de solución que beneficien la disciplina, tanto en lo teórico, como en lo práctico, concretamente en el ámbito latinoamericano, es decir, desde la latinoamericanidad, en el entendido que, en opinión de García Canclini, (2002) (Citado en Editorial de la Revista Mexicana de Orientación Educativa. 2006. Contraportada)

«Siempre la latinoamericanidad fue una construcción híbrida..», y sin olvidar «la que quizás es la verdadera especificidad del continente americano centro- meridional, la multiculturalidad y la multietnia, el denominado mestizaje, el cruce entre la cultura original americana y la africana, o ese otro entre la cultura indígena y la criolla» (Cacciatore, 2004: 11), quien además nos recuerda las ideas de Simón Bolívar expresadas en 1819 en el Congreso de Angostura, cuando afirma «que nuestro pueblo no es el europeo, ni el americano del Norte, sino que es más una mezcla de África y de América, en vez de una emanación de Europa; porque España misma deja de ser Europa por su sangre africana, por sus instituciones y por su carácter. Es imposible determinar exactamente a qué familia humana pertenecemos» (p.11). Quizás por estas mismas razones, José Martí habla de nuestra América mestiza, o Vasconcelos la refiere como la «raza cósmica» para indicar a la nueva y original raza americana.

Después de estos breves párrafos introductorios pasemos ahora a la consideración de algunas de las fortalezas, debilidades, amenazas y oportunidades de la Orientación en América Latina.

 

Fortalezas de la Orientación.

En este caso consideraremos como fortalezas a los factores internos que han favorecido y fortalecen el proceso de desarrollo de la Orientación en nuestras regiones.

1. La incorporación de la temática de la Orientación Profesional/ Vocacional en las Constituciones Nacionales de la mayoría de los países de América Latina, lo cual le concede carácter institucional y constitucional.

2. Creación y fortalecimiento de asociaciones de profesionales de la Orientación. Entre las cuales tenemos conocimiento de la Asociación Brasileña de Profesionales de la Orientación, la Asociación Mexicana de Profesionales de la Orientación, la Federación de Asociaciones Venezolana de Orientación, la Asociación Puertorriqueña de Consejería Profesional y la Asociación de Profesionales de la Orientación de la República Argentina.

3. Inclusión de profesionales de la orientación en asociaciones internacionales, especialmente en la International Association for Educational and Vocational Guidance (IAEVG), lo cual constituye un reconocimiento al trabajo realizado en América Latina y también se destaca la presencia en foros internacionales del sentir latinoamericano.

4. Realización de eventos (congresos, jornadas, simposios, etc.) que permiten un intercambio de experiencias en el ámbito de los profesionales de la orientación que favorecen su actualización.

5. Creación de la Red Latinoamericana de Profesionales de la Orientación, lo cual ha facilitado el intercambio de ideas e información en tiempo real entre los profesionales de la Orientación en la región.

6. Largo historial y presencia profesional en la región.

7. Surgimiento de aportes significativos, desde América Latina, por parte de distinguidos profesionales de la Orientación.

8. Este es el momento preciso para el fortalecimiento de la Orientación por la existencia de una serie de factores motivacionales que hacen suponer que hay que declarar la transformación de la Orientación bajo los criterios de necesaria, urgente e impostergable.

9. Fortalecimiento de revistas especializadas en Orientación, tales como Orientación y Sociedad (Argentina), la Revista Mexicana de Orientación Educativa (México), la Revista Brasileña de Orientación Profesional (Brasil) y la Revista Orientación y Consulta (Venezuela).

 

Debilidades de la Orientación

En sentido general, se acepta que las debilidades son aquellos factores internos que impiden el desarrollo de algo. En el caso de la Orientación pudiéramos hacer las siguientes consideraciones:

1. Multiplicidad de enfoques o modelos conceptuales y prácticos.

2. Diferentes concepciones y definiciones. En este sentido se puede mencionar que para Puerto Rico el término más utilizado es el de Consejería; en Venezuela, Orientación; en Argentina, Orientación Vocacional y en Brasil, Orientación Profesional2. Lo cual sugiere la necesidad de un enfoque integrador u holístico compartido y aceptado por la región.

3. Insuficiente número de profesionales formados en el campo de la Orientación.

4. Uso de Modelos «adoptados» de otras latitudes y de pensadores extranjeros, lo cual afianza la idea de la minusvalía intelectual de América Latina. Dentro de estos nuevos enfoques, vale la pena mencionar las propuestas del Constructivismo atendiendo a los criterios de Peavy (1992, 2004), la Teoría de Sistemas (Patton y McMahon, 1999), la Teoría de la Acción de Valach y Young (2004), y las Teorías Paradójicas, en donde destacan La Incertidumbre Positiva de Gelatt (1989), la Casualidad Planificada de Mitchell, Levin y Krumboltz (1999), la Teoría del Caos aplicada al desarrollo de la carrera de Pryor y Bright (2003) y la Orientación Holística de Amundson (2006).

5. Pérdida de espacios laborales que son ocupados por otros profesionales.

6. Incapacidad para demostrar el valor cualitativo de la Orientación.

7. Acción limitada a la selección profesional o laboral. Deberían explorarse otras propuestas (por ejemplo, tercera edad).

8. No haber desarrollado la capacidad de involucrarnos en puestos de decisión política, para fomentar el crecimiento y desarrollo de la Orientación.

9. Ausencia de criterios uniformadores para la formación del profesional de la Orientación.

10. Abordaje de los diferentes campos o áreas de la Orientación en forma parcelada, sin ninguna conexión. Ejemplo: lo vocacional, lo familiar, lo sexual, lo personal, etcétera.

11. La descontextualización. Este punto es referido por Hansen (2006) cuando indica que «el contexto en el que se provee la orientación profesional difiere significativamente entre países de altos ingresos y aquellos de bajo y medianos ingresos» (p.20). Según la misma autora estas diferencias se pueden precisar en los valores políticos y sociales, en el contexto del mercado laboral y en la infraestructura institucional.

 

Amenazas a la Orientación

Las amenazas son los factores externos que frenan el desarrollo de cualquier proceso. En el campo de la Orientación podemos hacer las siguientes consideraciones relacionadas con las amenazas.

1. A la orientación en los países en desarrollo no se le asigna la importancia que se le da en los países industrializados (OIT), excluyendo a la mayoría de la población que no está incorporada en el sistema educativo.

2. Contratación de otros profesionales para el ejercicio de la orientación.

3. Falta de voluntad política para cumplir con lo establecido en las cláusulas contractuales donde se exige, como en el caso de Venezuela, un orientador por cada 10 secciones.

4. Culpar a la Orientación de los problemas de la juventud. Así se suele decir que la existencia del consumo de drogas, embarazos de adolescentes, de la repitencia estudiantil, de la indisciplina en el salón de clase, y de los egresados universitarios sin empleo, es producto de un mal desempeño de los orientadores.

Oportunidades de la Orientación

Las oportunidades son aquellas variables o factores externos que favorecen el desarrollo de un proceso. Con relación a la Orientación podemos enunciar lo siguiente:

1. Preocupación en el ámbito mundial y local de todo lo que se relacione con la Orientación.

2. Fortalecimiento del trabajo a través de las Tecnologías de Información y Comunicación. Pero en este caso no nos podemos limitar simplemente a recomendar la visita de una página o de un sitio específico. Son muchas otras cosas las que debemos considerar.

3. Surgimiento de nuevos escenarios sociales que requieren el accionar de nuevas concepciones y desempeños profesionales.

4. La llegada de un nuevo siglo XXI que despierta el interés por tratar de crear nuevos enfoques de abordaje en todas las disciplinas científicas.

5. Surgimiento de nuevas concepciones para el abordaje de la Orientación, siendo una de ellas la interdisciplinariedad y la transdisciplinariedad. Una propuesta interesante resulta la de Gelvan (2003) donde sugiere que todo proyecto de orientación debe contener por lo menos cuatro áreas concretas, tales como: salud, educación, trabajo y desarrollo social.

6. Reconsideración del ideario pedagógico de pensadores latinoamericanos. Ejemplo Pedagogía de la autonomía de Freire. Así como también la reconsideración de nuevos aportes y propuestas. En este sentido, del mismo modo en que Cacciatore (2004), nos refiere la idea de considerar el pensamiento de Leopoldo Zea, como la posibilidad de una filosofía para América, deberíamos también considerar la idea de una Orientación para América Latina. Y que estoy seguro que no es una propuesta novedosa, porque se ha escuchado incesantemente desde hace mucho tiempo.

7. Plantear las posibilidades de reagrupamiento de la FAPOAL (Federación de Profesionales de la Orientación de América Latina).

 

Reflexiones

Siempre es agradable ver como en Congresos, Jornadas o Simposios, la incorporación de jóvenes profesionales nos alivia y nos reconforta porque entendemos que las generaciones de relevo en el campo de la Orientación también son tomadas en cuenta y, lo que es más agradable aún, ver la forma entusiasta de su respuesta por involucrarse en esta profesión de la cual mucha gente espera que se solidifique como disciplina.

1. Rascovan afirma que en los actuales momentos se impone «el pasaje de una orientación para la elección de un objeto (carrera u ocupación) hacia una orientación que prioritariamente promueva el análisis y la reflexión sobre las coordenadas que caracterizan la vida social... lo mejor que podemos hacer por los jóvenes que tienen que elegir es promover sujetos pensantes, críticos y activos. No hay una carrera con futuro. Hay un futuro que puede hallarse en una carrera entendida ésta como un eslabón de un trayecto o itinerario de vida»

2. Otro reto importante en el campo de la Orientación Vocacional es empezar a hacerse otras preguntas más adecuadas al tiempo que vivimos, tal como lo plantea Benavent Oltra (2003), en el sentido de que las tradicionales interrogantes de los pensadores griegos y de Kant que giraban en torno a ¿quien soy? ¿a donde voy? ¿que podría hacer?, deben ser transformadas ahora en: ¿quienes somos? ¿a donde vamos? o ¿que podemos hacer? En el campo de la Orientación Vocacional «introducir el nosotros, supone construir de forma cooperativa nuestro futuro, asumir que sólo nos humanizamos cuando compartimos nuestro presente con los demás para iluminar nuestro futuro...» (p.54)

3. En el I Congreso Iberoamericano de Orientación, realizado en la Universidad de la Plata en el 2003 se propuso la búsqueda de un nuevo término que sustituya el de Orientación Vocacional y que dé una idea más exacta de lo que se trata. Algunos ponentes sugirieron Orientación para la Transición o para la Elección. Ya la Orientación Vocacional no es para una elección de carrera, es una elección a lo largo de la vida. En algunos casos una elección para la soledad, o para un compartir. La Orientación debe preparar a las personas para los períodos de transición en la vida de cada cual. Por ejemplo, la transición de estudiante a profesional, de empleado a jubilado, de empleado a desempleado, de empleado a subempleado, e incluso de soltero a casado, o de casado a divorciado.

4. Desde el punto de vista de los intentos de cambios que se están sucediendo en el mundo entero, y en cada país en particular, la totalidad de las personas, y especialmente los profesionales, están en la obligación de participar. En el caso concreto de América Latina, la idea de «exclusión social y de deuda social con los desposeídos» ha ganado el espacio necesario, de tal forma que requiere una consideración en serio de la situación planteada. En este momento la discusión de la pertinencia de la Orientación Vocacional/Profesional se puede plantear en términos relacionados con la competitividad para la individualidad (capitalismo) o la acción en equidad e igualdad (socialismo), o, la tercera opción, de la competitividad en la igualdad. Estoy convencido de que esta discusión hay que hacerla. La profesionalidad del Orientador/a debe ser puesta de manifiesta. No son los gobiernos ni siquiera el Estado quien establece los parámetros para el desempeño de una profesión. Somos los profesionales los que debemos establecer nuestros niveles de competencias e informárselas a los empleadores.

5. Es necesario redimensionar la praxis de la Orientación y vincularla a la propia realidad sociocultural a través de la aceptación de las diferentes etnias que coexisten en los países que conforman a América Latina.

6. Al decir de Vilera (2000) la práctica orientadora siempre ha estado basada en un modelo eurocentrista, centrada en la llamada relación de ayuda. Esa relación de ayuda se corresponde en modos de pensar a priori, es decir, modos dependientes de una visión utópica de personalidad autocentrada y además articulada con parámetros psicologizantes inscritos en una cierta idea de sujeto, de persona, del «deber ser» de la razón-conciencia. Esa relación de ayuda estuvo dirigida a moldear. No se trata de negar que esa práctica no nos haya proporcionado algún grado de utilidad social. También, como lo señala Vilera (Ob. Cit.), debemos reconocer que hemos sido muy amplios al momento de acomodarnos a cada movimiento teórico de vanguardia en estos tiempos (autoayuda, desarrollo emocional, etc.) lo cual es un reflejo del automatismo intelectual que nos limita a concepciones inmediatistas y por supuesto nos desgasta. Y con eso no vamos a lograr una identidad profesional militante, socialmente comprometida con los cambios, con transformaciones que tengan que ver con las desigualdades sociales y la injusticia.

 

Bibliografía

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* Doctor en Educación. Universidad de Carabobo, Venezuela. Correo.- juliogonzalez47@gmail.com
1 Para efectos de ubicación geográfica se considera como América Latina la región conformada por México, Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Brasil, Paraguay, Chile, Uruguay, Argentina, Cuba, República Dominicana y Puerto Rico.
2 En México, desde hace unas dos décadas se extiende el uso del concepto «Orientación Educativa» (nota del editor).