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Revista Mexicana de Orientación Educativa

versão impressa ISSN 1665-7527

Rev. Mex. Orient. Educ. v.6 n.16 México abr. 2009

 

 

La función del tutor en ambientes presenciales y no presenciales

 

 

Javier Vales GarcíaI; Dora Ramos EstradaII; Karen Michelle Olivares CarmonaIII

Instituto Tecnológico de Sonora

 

 


RESUMEN

El presente trabajo describe el desarrollo de la función de tutoría como herramienta de las instituciones educativas para apoyar a los alumnos que enfrentan dificultades en su desempeño académico. Además, describe los beneficios y dificultades que el alumno puede encontrar tanto en la tutoría tradicional (presencial) como en la a distancia (no presencial) y el papel que desempeña el tutor como orientador que fomente la motivación al estudio y la aplicación del conocimiento para que el alumno incremente su desempeño académico.

Palabras clave: Tutor; Orientación; Tecnologías de la información y la comunicación; Desempeño académico.


 

 

Uno de los aspectos más importantes en cualquier labor educativa es la relación humana que se establece entre profesor y alumno; este último necesita de un interlocutor entre el equipo de profesores, los directivos de la institución y él mismo, al que pueda plantarle problemas concretos, ya sean personales o de grupo, y que le oriente a la hora de escoger y planificar el trabajo en el ámbito académico, profesional o personal.

Con base en lo anterior, la tutoría es considerada una estrategia educativa para la atención a los alumnos donde el profesor discute con el tutoriado sobre diversos temas y vigila estándares de calidad (Ortega, 1994). La misión es prevenir futuros problemas de adaptación al escenario educativo, e intervenir en cuestiones de desempeño académico. Por ello, la tutoría se ocupa de atender problemas relacionados con habilidades de estudio, lectura y comprensión, dificultades de aprendizaje, ansiedad ante los exámenes, estabilidad emocional, actitudes hacia la profesión, opciones de trayectoria, entre otros.

Si bien los antecedentes de la tutoría se remontan a cuando alguien aceptó la responsabilidad de guiar la formación de una persona, en la historia existen muchas aproximaciones al concepto. Un buen ejemplo del origen de esta función se encuentra en la obra Examen de Ingenios para las Ciencias, escrita por Huarte de San Juan (1930), aparecida originalmente en 1575; en ella el autor propone que cada persona debe ejercitar solo aquel arte para el cual tiene talento natural, y alejarse de los demás; para ello la persona con más experiencia en el arte guiará a la segunda en su perfeccionamiento. En realidad se estaba refiriendo a la importancia de la tutoría en el proceso de aprendizaje de un oficio.

 

APARICIÓN DE LA TUTORÍA

Con el surgimiento de la educación sistematizada, la tutoría se formaliza y gradualmente empieza a aparecer en la mayoría de los centros educativos, convirtiéndose con el tiempo en una práctica generalizada que cobra cada vez mayor importancia a nivel mundial (ANUIES, 2001).

Dentro de los ejemplos recientes de tutoría destaca el sistema inglés, cuya mecánica se basa en la elaboración de trabajos escritos o ensayos, utilizando temas que son propuestos por el profesor para que el alumno desarrolle sus habilidades de pensamiento, crítica y argumentación. Uno de los más conocidos es el utilizado en la universidad de Oxford, en donde el estudiante tiene un encuentro semanal con el tutor para revisar diferentes tareas asignadas (Albadejo, 1992).

La Open University Britannica utiliza un sistema de tutoría a distancia que consiste en dejar a los alumnos estudiar los materiales de forma autónoma, para luego realizar encuentros con los tutores y resolver los problemas correspondientes (Maya, 1993).

En Estados Unidos y Canadá, existen desde la década de los años treinta, los Centros de Orientación Académica, los cuales están integrados por especialistas en pedagogía y psicopedagogía principalmente. El Instituto Tecnológico de Massachusetts propone la tutoría asistida por computadora, utilizada fundamentalmente para optimizar el aprendizaje en general y para objetivos relacionados con la tutoría en particular. Es considerada un recurso útil para motivar a los estudiantes a mejorar sus habilidades de comunicación, de trabajo y de estudio. Otros casos también significativos se ubican en las universidades de Minnesota, Chicago, Ohio, Missouri, Michigan y Dakota del Norte, las cuales incluyen cursos acerca de cómo estudiar, de orientación, higiene mental, entre otros (Enciclopedia General de Educación, 1999; ANUIES, 2001).

En España se destaca la Universidad Nacional de Educación a Distancia, donde la figura del profesor tutor es de vital importancia para el desarrollo de los alumnos; la función de éste es orientar el aprendizaje autónomo de los estudiantes. Por otra parte, la Universidad Complutense de Madrid establece que el trabajo del tutor tiene una eficacia comprobada y supone un trabajo de enriquecimiento personal tanto para el profesor como para el alumno (The International Encyclopedia of Education, 1994).

En el caso de México, sobresale la Universidad Nacional Autónoma de México, cuyo sistema de tutorías se ha venido practicando desde los inicios de la década de los años cuarenta en el nivel posgrado. El sistema de tutoría consiste en responsabilizar al estudiante y al tutor de desarrollar un conjunto de actividades académicas y de la realización de proyectos de investigación de interés común. En el caso del nivel licenciatura, la aplicación es reciente en muchas otras universidades mexicanas, teniendo como principal objetivo resolver problemas relacionados con la deserción, el abandono de los estudios, el rezago, la baja eficiencia terminal, entre otros (Cárcamo, 2003; Lara, 2005).

Los ejemplos anteriores ponen de manifiesto la importancia de la tutoría en un mundo globalizado, en donde con la ayuda de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TICs) exige la diversificación del actual rol del profesor.

Sin embargo, la utilización de estas nuevas tecnologías en el escenario educativo no deben verse como medios para llevar acabo en el salón de clase las mismas acciones que antes se realizaban sin ellas, pero tampoco deben concebirse como recursos capaces de sustituir la labor del maestro; por el contrario, el papel de éste es ahora diferente (Visser, Visser, Simonson & Amirault, 2005). En este mismo sentido el uso de las TICs suponen la necesidad de una serie de cambios dentro de la educación, entre los que destaca la función de tutoría del profesor.

 

LA ACCIÓN DE LA TUTORÍA

De acuerdo con la Asociación Nacionales de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) de México, la acción de tutoría es un proceso de acompañamiento durante la formación de los estudiantes, que se realiza a través de la atención personalizada a un alumno o a un grupo reducido de alumnos, por parte de profesores competentes, apoyándose en teorías del aprendizaje más que en las de enseñanza. Mientras que el tutor es el profesor que orienta, asesora y acompaña al alumno durante su estancia en la universidad, desde la perspectiva de guiarlo hacia su formación integral, estimulando en él la capacidad de hacerse responsable de su propio aprendizaje y de su formación (ANUIES, 2001).

En consecuencia, al tutor se le delegan las responsabilidades correspondientes para que fomente la motivación al estudio, la crítica de los contenidos transmitidos, la aplicación del conocimiento, entre otros, por lo que no es una tarea fácil.

En el caso de los estudiantes a distancia es común que se desanimen fácilmente al no contar con tutores para comentar los contenidos, ni con compañeros con los cuales compararse, de manera tal que les permitan comprender que no son los únicos que tienen dificultades académicas (Vázquez & Hernández, 2004).

Así mismo, el alumno bajo esta modalidad se caracteriza principalmente por ser solitario; las ventajas de estar cursando estudios en la comodidad de la casa u oficina, evitando los ritmos de compañeros y maestros, enfrenta las desventajas del aislamiento intelectual. La función del tutor entonces es la de orientar, encargándose de reducir al mínimo el sentimiento de soledad del estudiante, imprimiéndole el contacto personal que sea necesario (Rinaudo, Chiecher & Donolo, 2002).

La falta de discusión de ideas, planteamientos verbales e improvisaciones en discurso, aminoran las habilidades que un estudiante puede llegar a desarrollar en un modelo presencial. También, la falta de hábitos de estudio que pueden compensar la dinámica del grupo es otro de los problemas a los que se puede enfrentar el alumno a distancia (Moreno, 1998; García, 2001).

Visto de esta manera, el tutor con la ayuda de la tecnología puede contribuir a reducir el estrés generado por la distancia del profesor y los demás compañeros de clase; aspectos que suplen los largos trayectos geográficos y motivan la participación de los discentes. Así mismo puede favorecer a disminuir la reprobación y a mejorar el desempeño académico de los estudiantes, proporcionando apoyo y orientación en la adaptación al nuevo escenario no presencial (Valverde & Garrido, 2004).

El proceso de retroalimentación también debe de ser cubierto por el tutor, por ello el trabajo del tutor a distancia es de primer orden, ya que es la válvula de escape de la mayor dificultad del modelo de educación a distancia. Visto desde otro punto de vista, el tutor puede actuar como mediador entre los profesores, los cursos y el estudiante, es quién vincula al estudiante con la institución. Así mismo, las funciones del tutor bajo esta modalidad son múltiples, van desde el carácter puramente formativo hasta el plano motivacional (Donolo, Chiechen & Rinaudo, 2004).

 

FUNCIONES DE LA TUTORÍA

Orientar es entrar a un juego personal, en el que la relación del tutor con el alumno debe de ser de confianza y mucha comprensión; el tutor asume un papel de vital importancia donde influye en la motivación del estudiante a falta de tener puntos de comparación.

En general las funciones académicas del tutor, se refieren a un trabajo de mediación o facilitación entre los alumnos y los contenidos de las asignaturas. De acuerdo con García (2001), entre estas funciones está el aclarar los prerrequisitos de los cursos, y en caso de que un alumno tenga dificultades con alguno de ellos, ayudarle a nivelarse. Por otro lado, destaca el reforzamiento de los materiales de estudio por medio de la discusión, el cuestionamiento y la aclaración de dudas, así como facilitar y fomentar el uso de bibliotecas, laboratorios y todos los recursos necesarios para que el alumno tenga una óptima formación.

Otra función primordial del tutor es la de enlace o nexo entre las cuestiones burocráticas de la institución y el alumno. El alumno tiene que ser informado de las condiciones en las que está trabajando y cualquier duda al respecto debe ser aclarada por el tutor (Lara, 2005).

También, el éxito de la evaluación del aprendizaje del alumno depende en gran medida de la eficiencia del tutor con respecto a la capacidad de motivarlo, atendiendo a las diferentes necesidades comentadas en las sesiones de tutoría. El resultado de estas acciones necesariamente influirá en los resultados del desempeño académico de los estudiantes (Duart & Sangrà, 2000).

Al respecto Lacruz (2002) comenta que el tutor debe favorecer el desempeño de los estudiantes, actuando más como facilitador del aprendizaje que como dispensador de conocimientos, por lo que debe considerarlos como receptores y elaboradores del conocimiento y por lo tanto protagonista de su adquisición.

En este caso, la tutoría se considera como una alternativa útil para atender a los estudiantes e intervenir en su proceso de enseñanza-aprendizaje, por lo que representa uno de los mejores medios para favorecer el desarrollo de habilidades académicas que les faciliten el aprendizaje y contribuyan al mejoramiento de su desempeño académico (Lara, 2005).

Así mismo, Martínez-Guerrero y Sánchez Sosa (1993), en un estudio con jóvenes mexicanos, encontraron que el uso de estrategias como la organización del texto y la programación de las actividades de estudio, predicen significativamente el desempeño académico de los estudiantes. Por ello, una de las actividades prioritarias de las sesiones de tutoría es el desarrollo de estas estrategias que contribuyen a facilitar la adaptación del estudiante al ambiente escolar, mejorar sus habilidades de estudio e incrementar su desempeño escolar.

Los anteriores argumentos justifican la importancia de poner atención a los programas de tutoría desarrollados en las instituciones educativas, dando cabida a la inclusión de las TICs y ampliando las posibilidades de la cobertura a través de la utilización de la modalidad a distancia. Son claros los retos de la educación hoy, y es claro que la tutoría es un recurso necesario y efectivo, que necesita seguir comprobando su utilidad.

 

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I Javier Vales García es profesor investigador Titular C del departamento de Psicología del Instituto Tecnológico de Sonora, licenciado en Psicología por la Universidad de Monterrey, maestro en Docencia e Investigación Educativa por el Instituto Tecnológico de Sonora, doctor en Educación por la Nova Southeaster University de Florida. Correo: jvales@itson.edu.mx.
II Dora Ramos Estrada es jefa del Departamento de Psicología del Instituto Tecnológico de Sonora. Licenciada en Psicología por la Universidad Nacional Autónoma de México, maestra en Docencia e Investigación Educativa por el Instituto Tecnológico de Sonora; estudios doctorales en la Nova Southeastern University de Florida.
III Karen Michelle Olivares Carmona es alumna del 8º semestre de la carrera de Psicología del Instituto Tecnológico de Sonora; ha sido ponente en Congresos de Psicología y ha participando en diversos proyectos de investigación relacionados con el campo del aprendizaje.