EDITORIAL

 

Los Jóvenes y los Políticos

 

 

México es un país de jóvenes y paradójicamente, lejos de ser esto un bono poblacional se ha convertido en uno de sus mayores problemas; porque muchos se preguntan: ¿qué hacer con los y las jóvenes?, ¿cómo ocuparles?, ¿qué futuro tienen?

Algunos políticos proponen fórmulas para abatir el desempleo juvenil. Uno de ellos propone que los millones de jóvenes que no estudian ni trabajan (ninis) sean reclutados por las fuerzas armadas mexicanas. Otros rescatan la propuesta, poco o nada seria, que Vicente Fox se atrevió a plantear para, según esto, sacar al país de la pobreza: abrir"changarros" para resolver el desempleo.

Algunos más promueven ostentosos foros de análisis; ahí se presentan sesudos estudios sobre el desempleo, la adicción, la violencia, etcétera, pero son estos, eventos de relumbrón que solamente calman las culpas y lavan la imagen del político, pues un día después en su bancada legislativa votan sin recato iniciativas contrarias a los intereses y condiciones de los jóvenes: incremento a los productos de la canasta básica, al gas, la luz, el agua o la gasolina, entre otros. Lo que no toman en serio es el problema que representa la pobreza extrema y la ausencia de perspectivas de progreso para 7 millones de ninis.

Una alternativa de solución para este escenario está en la educación: cubrir el rezago escolar y al mismo tiempo generar condiciones que incidan en la calidad educativa; recuperar a los niños y los jóvenes obligados a desertar; incrementar las plazas y mejorar la infraestructura del bachillerato y las Instituciones de Educación Superior; detener la deserción en estos niveles y preparar adecuadamente a los estudiantes; generar, en fin, programas de posgrado en la formación de los docentes, en lugar de diplomados improvisados, emergentes y de dudosa calidad impuestos burocráticamente.

Pero la inversión educativa requiere de una política económica diametralmente distinta a la actual, de una economía que reactive y fortalezca el mercado interno, que rescate al sector primario, que apoye verdaderamente al sector de la transformación; y de una política social orientada al abatimiento, por lo menos, de los grandes rezagos. Por supuesto que sí hay solución a los graves problemas de los jóvenes mexicanos, y no por la vía de violencia institucional; por supuesto que es posible encontrar un antídoto para alejar a los jóvenes de las adicciones, al ofrecerles un mejor desarrollo social y laboral, en el corto, mediano y largo plazo. El problema es que en lugar de aplicar las soluciones a los grandes problemas nacionales, con base en sus ambiciones e intereses personales y de camarilla los políticos se esmeran en imponer la falsa idea de que vamos en el camino correcto del crecimiento y el desarrollo, que sólo es cuestión de ganar la"guerra" al narcotráfico, mejorar el sistema económico y adaptarse con más oportunidad a la globalización mundial para salir de la crisis.

Pero…, ¿habrá alguien que les crea?

 

Consejo Directivo de la REMO
Invierno 2011