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Revista Mexicana de Orientación Educativa

versão impressa ISSN 1665-7527

Rev. Mex. Orient. Educ. vol.8 no.20 México  2011

 

 

Orientación que Transmiten los Padres a sus Hijos Adolescentes

 

 

José Luis Valdez Medina; Norma Ivonne González Arratia López Fuentes; Sergio González Escobar; Valeria Denisse Arce Valdez; Pedro Lechuga Farías; Itzel Ayerín Mancilla Guerrero; Lizbeth Morales Calderón; Alejandra Abigail San Juan Manjarrez*

Facultad de Ciencias de la Conducta de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM)

 

 


Resumen

El objetivo de la presente investigación fue el de conocer cuáles son las instrucciones que los padres intentan transmitirle a sus hijos adolescentes con la finalidad de que tengan una buena vida. Se trabajó con base en una muestra no probabilística de tipo intencional, compuesta por 174 participantes, repartidos equitativamente en padres e hijos y por sexo. Como instrumento de recolección de datos se utilizó la técnica de redes semánticas naturales. Las aplicaciones se hicieron de forma individual. Los resultados muestran que los padres orientan a sus hijos para que tengan una buena vida, fundamentalmente a través de la enseñanza de valores, de que logren una buena superación personal, y el auto-cuidado, que son básicamente dirigidos a tratar de cubrir el objetivo psicosociocultural de la vida humana, que es el de intentar llegar a ser alguien en la vida. Asimismo, se observó que se mantiene la tendencia a formar a los hombres con bases instrumentales, en comparación con las instrucciones dadas a las mujeres que llevan a desarrollar características de personalidad que pueden entrar en conflicto, debido a que se les enseña a ser más instrumentales que antes, pero también se les dirige para que sigan teniendo una serie de características de personalidad más de tipo expresivo o afectivo.

Palabras clave: Educación, Padres, Hijos, Adolescentes, Ética.


Abstract

The objective of the present investigation, was to know which are the instructions that the parents try to transmit to their adolescent children with the purpose that they have a good life. We worked with base in a non probabilístic sample of intentional type, composed by 174 participants, distributed equitably in parents and children by sex. As instrument of data collection were used the technique of natural semantic networks. The applications became of individual form. The results show that the parents orient fundamentally to their children so that they have a good life, through the education of values, of which they obtain a good personal overcoming, and the self-care, that basically are directed to try to cover the psicosociocultural objective for the human life, that is to try to get to be somebody in the life. Also, were observed that the tendency stays to form to the men with instrumental bases, in comparison with the instructions given to the women who take to develop personality characteristics which they can enter in a big conflict, because the parents teaches to the women to be more instrumental than before, but also goes to them so that they continue having a series of characteristics of personality more expressive or affective type.

Keywords: Education, Parents, Children, Adolescents, Ethics.


Resumo

Esta investigaçao teve por objetivo conhecer quais sao as instruçoes que os país procuram transmitir aos seus filhos adolescentes, com a finalidade de que tenham uma vida de qualidade. O trabalho se realizou com uma amostra nao probabilística de tipo intencional, composta por 174 participantes, distribuida equitativamente entre pais e filhos e por sexo. A técnica de redes semánticas naturais foi utilizada como instrumento de captura de dados. As aplicaçoes foram feitas de forma individual. Os resultados mostram que os país aconselham seus filhos para que tenham una vida boa, principalmente através da orientaçao sobre os valores, a fi m de que possam alcançar a superación e o cuidado pessoal, os quais estao particularmente dirigidos ao cumprimento do objetivo psicosociocultural da vida humana, que es o de tentar chegar a ser alguém na vida. Da mesma maneira se observou que se mantém a tendencia a formar aos homens com bases instrumentais, em comparaçao com as instruçoes que sao dadas para as mulheres as quais as conduzem a desenvolver características de personalidad que podem entrar em conflito, devido a que se lhes ensina para que sejam mais instrumentais que antes porém, igualmente, se lhes dirige para que sigam apresentando uma serie de características de personalidad mais expresivas ou afetivas.

Palavras chave: Instrução, Pais, Crianças, Adolescentes, Ethics.


 

 

Dentro de la teoría de la paz o equilibrio (Valdez Medina, 2009), se establece que la vida humana se fundamenta en dos objetivos centrales que dirigen a toda la conducta, uno, el biológico, mediante el cual se trata de sobrevivir y de ser atractivo para intentar llegar al apareamiento con fines reproductivos y de conservación de la especie, y dos, el psicosociocultural, a partir del cual cada uno de los seres humanos trata de sobrevivir y ser atractivo, para intentar conseguir jerarquía o estatus, que le permita tratar de llegar a ser alguien en la vida. Y es con base en estos objetivos que cada individuo y cada cultura van construyendo y desarrollando sus muy particulares instrucciones para tener una buena vida, y las formas y reglas de comportamiento que las sustentan.

Es por ello, que se puede decir, que una de las razones más fuertes tanto en el área biológica, como en la psicosociocultural, que promueven la conservación o permanencia de una pareja, es aquella que se refiere a la crianza, protección, formación y educación de los hijos (Díaz Guerrero, 1982; 2003; Davis y Keyser, 2001; Fisher, 2005; Morin, 2002; Morris, 2003; Buss, 2005), que aparentemente se concluye en el momento en que los hijos han recibido las armas, las herramientas, las técnicas y los ¿cómo?, los ¿por qué? y ¿para qué? de la vida, que les de la capacidad suficiente para lograr sobrevivir tanto biológica como psicosocioculturalmente, de manera independiente. Por ello, es altamente probable que no haya una preocupación más legítima en la vida del ser humano, que aquella de criar y formar los hijos.

En este intento de formar a los hijos, que básicamente se trata de integrarlos a una psicosociocultura, mediante el proceso de socialización, que implica la transmisión de las experiencias y estrategias propias para llevar a cabo una buena vida (Díaz Guerrero, 1982; Savater, 2007 ), es que los padres tratan de enseñar a sus hijos cuáles son las formas correctas e incorrectas o psicosocioculturalmente valoradas o no valoradas, de hacer, de ser, de pensar, e incluso de sentir, que prevalecen al interior de la psicosociocultura en la que van aprendiendo a vivir.

De esta manera, debido a que en la cultura al igual que en la biología, se da un proceso de evolución en el que todo aquello que funciona se queda, y todo aquello que no funciona se va desechando (Darwin, 2003, Attenbourough, 2005; Valdez, 2009), cada grupo cultural va construyendo y desarrollando sus propias estrategias e instrucciones de educación, que se van adecuando a la vida de cada uno de los miembros que la constituyen y que fundamentalmente son transmitidas de padres a hijos. Así, dentro de cada psicosociocultura se establecen los comportamientos normales o socialmente aceptados y los anormales o socialmente rechazados, que orientan a las personas, para que intenten alcanzar a cubrir los dos objetivos de la vida humana, que van variando, básicamente dependiendo de la etapa de vida, sexo, aspecto físico y ubicación psicosociocultural en la que se desenvuelven cada uno de sus integrantes (Valdez Medina, 2009). A partir de ello, entre otras cosas, de los niños pequeños se espera que muestren obediencia y buen comportamiento, de los adolescentes contención de sus impulsos y que no generen problemas, de los adultos, responsabilidad para cuidar y formar a los hijos, y de los ancianos sabiduría y comprensión.

Y al respecto, si pudiéramos preguntarle a una gran cantidad de padres y madres, acerca de ¿cuál es el periodo de vida, en el que es más difícil educar o controlar a los hijos?, seguramente, la mayor parte de ellos dirían que es la adolescencia, ya que, en este período todos los jóvenes, están inmersos en una etapa de evolución o de cambios muy importante, que los lleva a comenzar una búsqueda de identidad, de ubicación personal, de establecimiento más fi rme de sus características de personalidad, y por supuesto, en el pleno desarrollo sexual (Mussen, Conger y Kagan, 1990; Papalia y Wendkos, 2005; Pick y Vargas, 2003), donde lo que más les interesa no es precisamente el obedecer o el respetar las normas sociales, sino el tratar de ser libres y autónomos, para vivir su propia vida, y para ubicar su propio lugar o espacio en el contexto donde se desenvuelven, lo cual, generalmente provoca un enfrentamiento entre padres e hijos que altera el aparente estado de paz o equilibrio con el que se lleva a cabo la cotidianidad de la vida familiar.

Sin embargo, muchos padres con base en el miedo que les da el dejar en libertad a sus hijos adolescentes, porque siempre existe el riesgo de que no tomen un buen camino, frecuentemente se orientan a tratar de educarlos o controlarlos, a partir de estrategias de represión, de imposición, de obligación, de castigo y obediencia y sumisión (López, 2001), lo cual, en lugar de favorecer una relación agradable entre los padres y los adolescentes, la vuelve tensa y llena de conflictos, ya que, como lo propone Dolto (1997), al idealizar al hijo, se vuelve difícil aceptar sus fallas, puesto que si el hijo falla, es como si fallaran los propios padres.

En el mismo sentido, ya Freud (1943; citado en Nasio, 2000) dejaba ver que la obediencia proviene de un enamoramiento, de una identificación libidinosa con los padres, que le roba la identidad a los hijos, que los subordina ante sus progenitores. Y en el mismo sentido, Nasio (2000) comenta que el amor parental no es más que la resurrección del narcisismo de los padres, que los lleva a proyectarse en los hijos, que se convierten en los vehículos, mediante los cuales, por fin los padres podrán alcanzar a realizar todas las metas que ellos no pudieron lograr en su momento, o a las cuales tuvieron que renunciar por algún motivo. De esta manera, a través del hijo, los padres intentarán alcanzar todos los sueños que ellos no pudieron realizar, frecuentemente bajo el argumento de que los padres siempre quieren lo mejor para sus hijos, o bien, que quieren que vivan igual o mejor que como ellos vivieron, con lo cual, tienden a reproducir las mismas estrategias de educación que recibieron por parte de sus propios padres, bajo la convicción de que así es la vida, y por supuesto de que funciona.

Así, es como en el deseo de que todo vaya a la perfección, que cualquier conducta puede ser vivida o experimentada, con culpa, o exigencia por parte de los progenitores y de los hijos, lo que muchas veces les impide a los padres y a los hijos actuar con naturalidad (Dolto, 1997).

Por otro lado, en algunos estudios realizados por Díaz Guerrero (1982), Díaz Loving, Díaz Guerrero, Helmreich y Spence (1981) y Valdez (1994), se han ido encontrando algunas tendencias de personalidad propias de los mexicanos que se han mantenido a lo largo de muchas décadas, y que juegan el papel de directrices o guías de educación para promover que los hijos se orienten a tener una buena vida. Tales características de educación se fundamentan en la transmisión de valores como el respeto, la honestidad, la obediencia, la conservación de la vida familiar, el sometimiento a la normatividad, la tendencia a la afiliación y la expresión de los afectos, con una marcada tendencia por sexo, en la cual se promueve la instrumentalidad (acción) para los varones y la expresividad (afectos) para las mujeres, que son características de comportamiento, que destacan al interior de la psicosociocultura mexicana, ya que, mediante esa complementariedad que se promueve para la convivencia que se da entre los sexos, aparentemente se estaría dotando de herramientas a los hombres y a las mujeres, para que se diera entre ellos una favorable convivencia e interacción, que supuestamente estaría libre de conflictos y contradicciones.

Sin embargo, con el paso del tiempo y la evolución de la psicosocioculturalidad, los patrones de educación seguramente han ido cambiando y adaptándose a las nuevas circunstancias de vida, que han ido surgiendo a partir de los avances científicos y tecnológicos, y sobre todo del muy reciente cambio de estrategia de educación que se les da a las mujeres mexicanas (en la cual se les sugiere que estudien y trabajen, porque no saben quién les toque de marido, y si las deja, ya tienen de que vivir), que por supuesto ha tenido un peso fuerte en la nueva forma de vida que se plantea para los adolescentes y para las formas de interacción que han surgido entre los sexos (Valdez, Díaz Loving y Pérez Bada, 2005).

Ante esta situación psicosociocultural, el objetivo de la presente investigación fue el de tratar de encontrar cuáles son las instrucciones de educación que los padres le dan a sus hijos, y cuáles son las que los hijos reportan recibir de parte de sus padres, con el objetivo de conseguir tener una buena vida, en el contexto de la cultura mexicana contemporánea.

 

MÉTODO

Participantes

Debido a que en la presente investigación se pretendió observar las instrucciones que los padres les dan a los hijos para tratar de que lleguen a tener una buena vida, se decidió incluir como parte de la muestra, a padres e hijos adolescentes (no familiares), con la finalidad de evitar cualquier tipo de sesgo en las respuestas, y de verificar que las instrucciones dadas por los padres mexicanos fueran las mismas que los hijos reportan como recibidas por parte de los padres.

Por ello, se trabajó con una muestra no probabilística de tipo intencional, en la cual participaron 148 personas, divididos equitativamente en padres y madres (con una media de edad de 47 años), e hijos e hijas adolescentes (con una media de edad de 17 años), todos residentes de la ciudad de Toluca, Estado de México.

Instrumento

Para la obtención de la información, se utilizó la técnica de redes semánticas naturales, que trabaja con base en dos instrucciones centrales:

1.- Definir con la mayor precisión posible el estimulo en cuestión, mediante la utilización de un mínimo de cinco palabras sueltas o frases cortas.

2.- Una vez definido el estímulo, se pide que se jerarquicen todas las respuestas que se dieron como definidoras, en función con la relación, importancia o cercanía que considere que tiene cada una de ellas a partir del estimulo definido. De esta forma le asignará el número uno (1) a la palabra más cercana o relacionada con la palabra estimulo, el dos (2) a la que le sigue en importancia y así sucesivamente hasta terminar de jerarquizar a todas las palabras que se dieron como definidoras.

Los reactivos utilizados para obtener la información requerida para la presente investigación fueron dos, uno para los padres: ¿Qué consejos o instrucciones de educación les ha dado usted a sus hijos o cómo les ha dicho que se tienen que portar, para tratar de llegar a tener una buena vida?, y otro para los hijos ¿Qué consejos o instrucciones de educación te han dado tus padres acerca de cómo debes de ser, o cómo te debes portar para llegar a tener una buena vida?

Procedimiento

La aplicación de los reactivos, en todos los casos se hizo de manera individual. Para los adolescentes se realizó en los espacios académicos de las Escuelas Preparatorias de la UAEM, y en el de los padres se les aplicó en los domicilios particulares. En todos los casos, se pidió la mayor honestidad en las respuestas, y se ofreció confi dencialidad absoluta.

 

RESULTADOS

De acuerdo con los resultados obtenidos a través del uso de la técnica de redes semánticas naturales, mediante la cual se obtuvieron el valor J (total de palabras generadas por los participantes), el valor M (peso semántico obtenido por cada palabra definidora, que relaciona la frecuencia de aparición con la jerarquía asignada a cada una de ellas), y el conjunto SAM (las 15 palabras con mayor valor M, o peso semántico), se observó que hubo claras coincidencias dentro de los conjuntos SAM, respecto de las instrucciones que los padres dijeron darle a los hijos, y aquellas que los hijos dijeron recibir por parte de los padres para que logren llevar una buena vida. De esta manera, se encontró que en ambos casos se dijo que los padres instruyen a los hijos para que sean respetuosos, responsables, obedientes, honestos, estudiosos y que terminen una carrera (ver tablas 1 y 2).

 

 

Del mismo modo, se encontró que en las coincidencias obtenidas únicamente en las respuestas de los padres, éstos tratan de orientar a sus hijos para que sean trabajadores, perseverantes, honrados y educados (ver tabla 1).

Respecto de las diferencias encontradas en el caso de las instrucciones dadas por el padre o la madre (por sexo), se encontró que los padres orientan a sus hijos para que logren cumplir sus metas, que sean emprendedores, puntuales, que logren una superación personal, que sean competitivos, y que no tengan vicios, en comparación con las respuestas dadas por las madres, que orientan a los hijos para que sean sinceros, justos y tolerantes (ver tabla 1).

Tocante a los resultados obtenidos respecto de las instrucciones que dicen los hijos haber recibido por parte de sus padres para que tengan una buena vida, se encontró que tanto hombres como mujeres coinciden al decir que se les ha instruido para que estudien, que sean responsables, respetuosos, honestos, obedientes y que terminen sus estudios (ver tabla 2).

 

 

En cuanto a las diferencias observadas por sexo, se encontró que a los hombres se les sugiere que para que tengan una buena vida les conviene ser puntuales, que obtengan un trabajo, que no se emborrachen, que no hagan desastres, que sean justos, que no salgan a fiestas, que sean humildes y que no se droguen, en comparación con las mujeres, a las cuales se les orienta para que no tengan vicios, que sean tolerantes, dedicadas, que lleguen temprano, que tengan valores, que sean sencillas, amables, que asistan a clases y que sean disciplinadas (ver tabla 2).

Por otro lado, para no perder la demás información valiosa que se obtuvo con las redes semánticas naturales, todas las demás palabras definidoras que se obtuvieron y que no formaron parte de los conjuntos SAM, se agruparon con base en un análisis por jueces, dependiendo de su cercanía o relación de significado, en dimensiones semánticas.

Al respecto, se pudo observar que tanto los padres como las madres coincidieron, al decir que para tratar de que sus hijos tengan una buena vida ellos intentan enseñarles a que se guíen fundamentalmente por los valores y la búsqueda de su propio desarrollo personal (que tuvieron una mayor cantidad de definidoras o de riqueza semántica), y por los aspectos afectivos, de afiliación, de auto-cuidado, auto-control y hábitos (ver tabla 3).

 

 

En estos resultados, llama la atención que las madres, para guiar a sus hijos para que lleguen a tener una buena vida, tienden a dar algunas instrucciones orientadas de forma más sensible, afectiva o expresiva, ya que sugieren que los hijos confíen en sí mismos, amen la vida y que se den a respetar (ver tabla 3).

En cuanto a los resultados encontrados, respecto de lo que los hijos dicen que han recibido de parte de sus padres, como instrucciones para llegar a tener una buena vida, tanto los hijos como las hijas coinciden en todas las áreas mencionadas por los padres, aunque por la cantidad de términos obtenidos por sexo, se observa que prácticamente en todas las dimensiones semánticas, la cantidad de palabras siempre fue mayor para el caso de las mujeres (ver tabla 4).

 

 

 

Sin embargo, a partir de la riqueza semántica que tienen cada una de las dimensiones semánticas obtenidas, se pudo observar que a las mujeres se les orienta con mayor fuerza para que tengan hábitos, que logren un buen desarrollo personal y que sean afectuosas o expresivas (ver tabla 4).

De estos resultados, llama la atención que dentro de la dimensión semántica de auto-control, a los hombres se les sugiera no hacer desastre, ni daño a terceros, en comparación con lo sugerido a las mujeres, que se les orienta para tener un control mayor de sí mismas, de no perder la compostura y a no exaltarse con tanta facilidad (ver tabla 4).

 

DISCUSIÓN

De acuerdo con los resultados obtenidos, se encontró que de manera general, es decir, que tanto los padres como los hijos coincidieron en decir que las instrucciones que con mayor frecuencia les dan los padres y las madres a sus hijos para que lleguen a tener una buena vida, llevan la intención de orientarlos para que vivan una vida con valores, para que busquen tener un buen desarrollo personal, y para que tengan un buen nivel de auto-cuidado, lo cual, de alguna manera cumple con dotar a los hijos de las bases elementales para que puedan cubrir los dos objetivos de la vida humana, que Tabla 4 Dimensiones semánticas de las instrucciones recibidas por los hijos, analizadas por sexo son el biológico y el psicosociocultural (Valdez Medina, 2009). Sin embargo, al revisar la mayor parte de las respuestas obtenidas, se nota que los padres tienen una clara preferencia por instruir a sus hijos para que cubran fundamentalmente el objetivo psicosociocultural, que implica el darles la orientación requerida para que lleguen a ser competitivos, que adquieran jerarquía o estatus, que sean atractivos, que busquen ser aceptados y no rechazados, con la finalidad de poder llegar a ser alguien en la vida (Valdez , Antonio y Cruz, 2002), dejando un tanto de lado la parte biológica, que también es fundamental para llegar al mismo objetivo de tratar de llegar a tener una buena vida.

Al analizar los resultados obtenidos en la muestra de padres y madres, se encontró que los padres tienden a orientar a sus hijos para que logren sus metas, para que sean competentes, trabajadores y para que tengan logros, en comparación con las madres que los dirigen más hacia llevar una vida con valores, más afectiva, con respeto, tolerancia y prudencia, lo cual deja ver en los padres, la instrumentalidad masculina (acción y logros) y en las madres la expresividad femenina (afectos y valores), que forman parte importante de las características asignadas a los sexos dentro de la cultura mexicana (Díaz Guerrero, 1982; Díaz Loving, Helmreich y Spence, 1981; Valdez Medina, 1994; Valdez Medina, Díaz Loving y Pérez, 2005). En el mismo sentido, se observó que se continua dando una orientación para que los hijos cumplan adecuadamente con la normatividad social (Valdez Medina, 1994), lo cual, de alguna manera garantiza que se procure llevar un vida libre de problemas, basada en una buena convivencia con los demás, y la permanencia de las características psicosocioculturales que funcionan, que son valoradas y que le dan matiz a la psicosociocultura mexicana.

Sin embargo, los resultados obtenidos dejan ver que en México es altamente probable que se esté comenzando a gestar un cambio cultural importante, sobre todo en el terreno de la expresividad y los afectos, ya que, fue de llamar la atención, el hecho de que a pesar de que en múltiples estudios se ha reportado que la cultura mexicana es una cultura netamente afectiva y afiliativa (Díaz Guerrero, 1982; Valdez Medina, 1994), en la presente investigación no se encontró de forma notoria o abundante, ni dentro del conjunto SAM, ni de forma destacada en las dimensiones semánticas que fueron obtenidas. Al respecto, es importante mencionar que este tipo de términos, de corte afectivo y afiliativo, fueron mayormente utilizados para referirse a las instrucciones que les son dadas a las mujeres, con la finalidad de que lleguen a tener una buena vida.

Tales hallazgos dejan ver que, aún con los cambios culturales que se considera que se están presentando ante los embates de las fuerzas contraculturales, como son la ciencia y la tecnología (Díaz Guerrero, 1982), la instrucción de vida que actualmente reciben las mujeres, y algunos de los movimientos ideológicos como la llamada post-modernidad (Lipovetsky, 2007), se nota que en lo referente a la educación que reciben cada uno de los sexos en México, prevalece la tendencia a promover la instrumentalidad (orientación hacia la acción) en los hombres, y la expresividad (afectos) en las mujeres (Díaz Loving, Díaz Guerrero, Helmreich y Spence, 1981; Valdez Medina, 1994; Valdez Medina, Díaz Loving, y Pérez Bada, 2005), permitiendo probar con ello, que al igual que en la vida biológica, en la vida psicosociocultural, lo que funciona se queda, repitiendo continuamente los patrones de educación que se le imparte a los hijos, aunque a lo largo de la evolución psicosociocultural se vayan adaptando pequeñas modificaciones, pero que aparentemente todavía no logran dar el cambio definitivo, al menos dentro de la psicosociocultura mexicana.

De esta manera, al analizar más detalladamente los resultados obtenidos acerca de las instrucción que reciben las mujeres para que logren llegar a tener una buena vida, se observó que se trata de una instrucción que seguramente las puede llevar a experimentar un conflicto de rol, debido a que por un lado, se les prepara para tener una postura más individualista, autónoma, de mayor desarrollo personal, laboral y académico, que les puede dar una mayor seguridad para poder vivir de forma totalmente independiente (mayor instrumentalidad), pero que al mismo tiempo se contrapone con la instrucción orientada hacia la expresividad, mediante la cual se les trata de inculcar a las mujeres que se deben dar a respetar, que tienen que seguir siendo más afectivas, que deben seguir viviendo pendientes de su papel de madres, de esposas, de ser las que atienden al marido y a los hijos, de educadoras, y a ser amorosas, cariñosas, obedientes, sensibles y tolerantes no sólo con ellas mismas, sino con sus semejantes, pues no sólo dependen de sí mismas, sino sobre todo de los demás, dejando ver que a las mujeres se les está orientando para generar una independencia, pero sin llegar a perder la dependencia que tradicionalmente les ha sido inculcada como parte del rol que les corresponde desempeñar dentro de la psicosociocultura mexicana (Valdez Medina, Díaz Loving y Pérez, 2005).

Ahora bien, al observar los resultados que fueron más frecuentemente reportados tanto por los padres como por los hijos, se encontró que se insiste abundantemente en que los adolescentes tengan un buen desarrollo personal, que si bien no es un resultado que permita afi rmar de manera contundente que los padres se proyectan a través de los hijos (Nasio, 2000), con la finalidad de cumplir o realizar las metas que no pudieron alcanzar en su momento, si es un indicador importante que permite pensar que este fenómeno psicológico de la proyección se da frecuentemente en los padres. Y en este sentido, vale la pena apuntar que sería conveniente realizar un estudio, que intente probar este punto en particular.

Por otro lado, aunque los resultados muestran que los padres intentan transmitir a sus hijos una serie de hábitos (como de orden, disciplina y auto-cuidado), de sugerencias para lograr el control personal (en los hombres: no hacer desastres, y en las mujeres: que no pierdan el control de sí mismas, que no se alteren) y de prohibiciones como la de no salir a fiestas, no llegar tarde, no ver a la novia, las cuales aparentemente tienen una finalidad noble, como lo es el que tengan una buena preparación para la vida, habrá que tratar de probar, si los hijos las reciben de forma amable o bien como imposiciones, ya que, tal y como lo dejan ver Nasio (2000), y López (2001), con la finalidad de educar y controlar a los hijos (sobre todo a los adolescentes), muchas veces los padres recurren a la imposición, y es por eso que la obligación, la necesidad, el castigo y la venganza, como formas de vivir y educar a los hijos, toman un papel muy importante en la relación tan tirante que se da entre los padres y los adolescentes, en lugar de promover una vida que se viva con y por gusto, en la que predominen la confi anza, el fomento y desarrollo de la responsabilidad individual, y el respeto por las decisiones tomadas por los padres y los hijos adolescentes acerca de sus propias vidas (López, 2001; Valdez Medina, 2009).

Con estos resultados, se pude decir que a pesar de que los padres tienen las mejores intenciones para con sus hijos, con las expectativas que generan para ellos, les pueden llegar a afectar, más que a favorecer la vida a los adolescentes, porque es un hecho que cada persona es dueña de su propia vida, y que es imposible vivirla a partir de lo que los demás te dicen acerca de cómo vivirla. Por ello, una recomendación que surge a raíz del presente trabajo es que se confíe en los adolescentes, que se les oriente para que vivan con y por gusto, que así, automáticamente se volverán responsables de sí mismos, y seguramente la relación tirante que hay entre padres e hijos adolescentes se hará menor.

Finalmente, vale la pena decir que: todo el mundo tiene que cometer errores para aprender, y eso, los padres difícilmente lo entienden. Por eso, intentan imponer sus ideas, su voluntad, y su autoridad sobre los hijos, a quienes consideran inmaduros, tontos e inexpertos. Y cómo no van a serlo, si no los dejan aprender a vivir, experimentar y aprender desde temprana edad.

 

 

Referencias

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* José Luis Valdez Medina es doctor en Psicología Social por la UNAM. Profesor investigador de la Facultad de Ciencias de la Conducta de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM); autor de los libros: Las redes semánticas naturales: usos y aplicaciones en psicología social; Los hombres y las mujeres en México; Teoría de la paz o equilibrio. Correos: ochocedros@live.com.mx; jlvaldezm@uaemex. mx. Norma Ivonne González Arratia López Fuentes es doctora en Investigación Psicológica por la UIA y profesora investigadora de la Facultad de Ciencias de la Conducta de la UAEM; trabaja principalmente en temas de Resiliencia y Enfrentamiento. Sergio González Escobar es maestro en Psicología Clínica y profesor investigador de la Facultad de Ciencias de la Conducta, UAEM; trabaja fundamentalmente el tema de Depresión. Valeria Denisse Arce Valdez es alumna de la Licenciatura en Psicología de la Facultad de Ciencias de la Conducta, UAEM. Pedro Lechuga Farías es alumno de misma Licenciatura. Itzel Ayerín Mancilla Guerrero es alumna de misma Licenciatura. Lizbeth Morales Calderón es alumna de la misma Licenciatura. Alejandra Abigail San Juan Manjarrez es alumna de la misma Licenciatura.